3.Taeyong
Apagué el móvil inmediatamente después de enviarle la foto, era irónico que me diera tanta vergüenza hacerme fotos a mí mismo teniendo en cuenta que trabajaba como fotógrafo.
Me dirigí a la cocina para desayunar puesto que ya me había duchado y vestido con anterioridad. Una vez hube acabado, me miré al espejo del recibidor, siendo consciente de que hacía mucho que no me fijaba en mí mismo. Sabía que ese encuentro con Jaehyun iba a cambiar muchas cosas en mi vida y aún no sabía si estaba haciendo lo correcto dejándome llevar por mi corazón y no por mí consciencia.
Sacudí la cabeza intentando aclarar mi mente y salí de casa en dirección al set de la compañía en la que trabajaba. Llegué a la hora exacta para ver cómo mi jefe terminaba de arreglarle la ropa a uno de los modelos, a pesar de que ese no era su trabajo.
—Kun, creo que con un aspecto más rebelde y no tan arreglado se vería mejor.— Le dije en cuanto hube colgado mi chaqueta y me hube colocado tras la cámara principal, con la cual iba a fotografiar al chico que según recordaba Kun había llamado Hendery, puesto que ya me había hablado de lo importante que era ese chico para la nueva revista de la semana.
—No estoy seguro, quizá con un poco más de laca... — Contestó él, retocando el cabello del chico el cual lo miraba algo sonrojado por la cercanía que tenían ambos.
—¡Kun! Sicheng no encuentra el pedido de maquillaje que había llegado esta mañana.— Dijo una de mis compañeras, haciendo que él la mirara y fuera tras esta, haciéndome un gesto para que esperara.
Me acerqué a Hendery después de que Kun se hubiera ido y despeiné un poco su cabello para después volver a mi sitio.
—Hendery, me llamo Taeyong, vamos a hacer unas fotos de prueba antes de que vuelva Kun para arreglarte por quinta vez. Si no estás cómodo o crees que podemos hacer algún cambio me avisas. Tú solo relájate e intenta expresar una mezcla de poder y cierto hartazgo por este. ¿De acuerdo?— Él asintió en respuesta, viéndose un poco más relajado que antes y pronto nos pusimos manos a la obra.
Cogí la cámara con mis manos algo callosas por los años ejerciendo y capturando momentos con esta. Era un chico realmente apuesto y con talento, se notaba que sabía lo que hacía puesto que las fotos salieron bastante bien.
Cuando Kun regresó nos miró algo perplejo y le hice señas para que se acercara a los ordenadores que había en una esquina de la sala, a donde ya había enviado las fotos.
—Tengo unas cuantas más, creo que están bastante bien.— Dije mientras observaba como los dos chicos miraban con atención las fotografías.
—Son perfectas Tae, esta última la utilizaremos para la portada... Bueno, creo si le haces algunas más en el set que hemos preparado fuera ya estará todo por hoy. Después si puedes editarlas y enviármelas en cuanto puedas estaría genial. De verdad, no sé por qué sigo sorprendiéndome por tu talento.— Murmuró aquello último mientras se daba la vuelta y se iba con Xiaojun, jefe del departamento de redacción de la revista, para hablar sobre las próximas ediciones.
A la hora de comer regresé a mi apartamento para ponerme a editar las fotos tal y como me había pedido Kun, aunque realmente no le hacían falta muchos retoques. Cuando terminé el trabajo miré la hora y al ver que a penas eran las dos de la tarde me hice de comer y me senté en el sofá. Encendí la televisión para poder distraerme un poco mientras comía y se me ocurrió revisar el teléfono. Solía dejarlo apagado mientras trabajaba para que no molestara. Al encenderlo vi un mensaje de Jaehyun y uno de un número desconocido.
Mimi me ha pedido tu número y he terminado por dárselo, tendría que haberte pedido tu consentimiento primero, lo siento mucho, Tae.
12:11
12:14
Te mando esta foto como recompensa. Tengo que volver al trabajo, hoy hay mucha gente, hasta esta tarde.
12:15
Está bien, no te preocupes y gracias por la foto, supongo que me debías una.
12:17
Miré algo frustrado mi teléfono y lo dejé a un lado, ya le contestaría a Miyoung. Hacía tanto tiempo que no hablaba con alguien fuera de un ámbito completamente laboral que ya no sabía ni como coquetear con alguien y mucho menos con alguien aparentemente tan perfecto como Jaehyun. Solté un pequeño suspiro y me restregué los ojos. Tendría que decirle pronto la verdad a Jaehyun, no quería ilusionarlo sabiendo el daño que podría hacerle, ya no tanto emocional sino el físico.
Me deshice de mi ropa y me fui a acostar, algo cansado, puesto que la noche anterior me había quedado despierto hasta las tres de la mañana ya que unos hoyuelos y una sonrisa deslumbrante no me dejaban dormir.
Ese chico me perseguía de manera constante, en mi inconsciente, en mis pensamientos, en la flor que contenía el solitario jarrón del salón, en los libros que reposaban al lado de mi cama, apilados uno sobre el otro a falta de una estantería decente. Jaehyun aparecía por todas partes y de manera involuntaria una sonrisa venía con él, sonrisa que se colaba en mi rostro sin aviso, sin precaución. Aquello hacía que me preguntara si esto era ser feliz, estar enamorado de nuevo o si realmente lo estuve alguna vez antes de que él apareciera.
Con esos pensamientos y esas dudas me sumí en un profundo sueño donde su voz melodiosa me llamaba por mi nombre y donde sus labios acariciaban los míos, profanando un amor tan puro que me era imposible no derramar lágrimas de felicidad.
Horas más tarde me desperté algo desorientado y miré mi cama, sintiéndome repentinamente muy solo siendo que en mis sueños estaba él para cuidarme y protegerme. Me levanté con cierta desgana y observé que ya eran casi las siete de la tarde, así que rápidamente me vestí y decidí ponerme una chaqueta con estampado blanco y negro y las gafas que utilizaba muy de vez en cuando porque no me apetecía ponerme las lentillas.
Salí de casa y me encaminé hacia la tienda de Jaehyun con gesto nervioso. Una vez estuve en la calle indicada me detuve y crucé de acera para calmarme un poco, el ritmo de mi corazón estaba más acelerado que de costumbre. Al pasar por la floristería vi a un chico joven cambiando las macetas del escaparate de lugar, me extrañé un poco de no ver a Miyoung por ahí, pero supuse que solamente sería un empleado. Estaba observando las flores que el chico portaba cuando nuestras miradas se cruzaron. Salté del susto cuando, sin querer, el muchacho dejó caer al suelo la maceta que llevaba en sus manos. Me disculpé con la mirada, sintiéndome algo culpable por haberlo distraído y me dirigí a la cafetería de Jaehyun con el rostro rojo de vergüenza.
Empujé la puerta de cristal para entrar al establecimiento, haciendo sonar las campanitas que colgaban encima de estas e inspiré el olor a café y bollería que tenía el lugar que estaba algo lleno.
—Ahora te atiendo, Taeyong.— Dijo la voz que tanto había anhelado escuchar.
Me dedicó una de sus perladas sonrisas mientras preparaba un pedido para una de las mesas. Asentí a sus palabras y sonreí con timidez sin saber muy bien qué hacer. Decidí acercarme a una de las librerías, para ver si encontraba algo que me gustara. No entendía muy bien cómo estaban distribuidos los libros así que solamente me quedé mirando los títulos de estos algo perdido. Por suerte para mí un chico que había allí se acercó a mí para ayudarme.
—Perdona ¿Necesitas ayuda?— Preguntó él mientras se acercaba a mí.
—Es que no sé muy bien cómo buscar un libro que sea de mi agrado.— Contesté intentando no sonar frío ni borde.
—No te preocupes, a mí también me costaba al principio, pero ya llevo tiempo viniendo. Las estanterías negras son para tragedias, dramas, novelas policíacas y de misterio, las rosas para novelas juveniles, románticas, de fantasía y ciencia ficción y las marrones son para las históricas o clásicas. Me llamo Taeil, un placer conocerte.— Acotó el desconocido con una bonita sonrisa.
—Es interesante... Muchas gracias por ayudarme, me llamo Taeyong— Contesté en un susurro.— ¿Hay alguno que me recomiendes?
—Eso depende del tipo de literatura que te guste más.
—Suelo leer tragedias, dramas, obras del teatro isabelino como las de Shakespeare, Romeo y Julieta o Hamlet o sino obras del romanticismo. Son de mis favoritas.— Respondí mientras pasaba las yemas de mis dedos por los lomos de los libros.
—Pero todos esos traen cierto aire de desgracia, no digo que estén mal, para nada, son grandes obras de la literatura pero...— Se quedó unos segundos en silencio, haciendo que lo mirara con curiosidad por saber cuáles serían sus siguientes palabras.— Te ves algo alicaído, no sé si me entiendes. Quizá lo que necesitas leer es algo del Renacimiento, disfrutar de la paz y del amor, vivir el momento y no sumirte tanto en la negatividad de los sentimientos reprimidos. Carpe diem. Creo que eso te vendría mejor, al menos por probar.— Terminó encogiéndose de hombros sin dejar de sonreír afablemente en ningún momento.
No había explicación alguna para la paz que había embargado mi corazón, y aquello que suponía que era mi alma, en aquel momento. Le sonreí amablemente a aquel chico apuesto y estuvimos conversando un rato más, aconsejándome sobre novelas y obras que le habían gustado especialmente.
—Hola, Taeil, hacía una semana que no te veía ¿Va todo bien?— Dijo Jaehyun, interrumpiendo el cómodo silencio que se había instalado entre nosotros dos mientras buscábamos algún libro para llevarnos.
Ambos nos giramos hacia él, que se estaba secando las manos en el delantal a cuadros que llevaba puesto. Recoloqué mis gafas y le sonreí con timidez, a lo que él me devolvió el gesto.
—Hola, Jaehyun. Tan sólo me fui una semana de vacaciones, lamento no haberte avisado. ¿Os conocéis?— Preguntó Taeil al ver que nos estábamos mirando.
—Oh, bueno, algo así. Él me ayudó ayer debido al mal tiempo que hacía en la calle, había venido a darle las gracias, además de que quería ver el lugar mejor, la tienda es muy bonita.— Contesté mientras asentía para darle más veracidad y convencimiento a mis palabras, a pesar de saber que lo único que quería era volver a verlo a él.
—Comprendo...— Rió el chico pelirrojo haciendo que mis mejillas conjuntaran con el color de su cabello.
—Ahora vuelvo, chicos, no quiero que se me queme el pan.— Dijo rápidamente Jaehyun para después darse la vuelta e ir hasta el horno.
Justo en aquel momento las campanas de la entrada sonaron y el adorable chico de la floristería entró casi corriendo con un gran ramo de azaleas blancas en sus manos.
—¡Jaehyun, Jaehyun! No te lo vas a creer. ¡He visto un ángel!— Dijo el muchacho cuando halló con la vista al dueño de la cafetería.
—¿De verdad?— Contestó divertido él mientras ponía las barras de pan en su sitio. Taeil y yo nos miramos risueños y nos acercamos a ellos.
—¡En serio! Pasó por delante de la floristería, llevaba gafas y...— El muchacho de tez color canela se calló en cuanto nos vio y justo en aquel momento Taeil, Jaehyun y yo no pudimos evitar reírnos por lo tierno que se veía el chico completamente sonrojado por sus palabras.
Tanto Taeil como yo llevábamos gafas y estaba seguro de que él también había pasado por delante de la tienda en la que el chico trabajaba, así que el ángel podría ser cualquiera de nosotros dos en lo que a su definición refería.
—Espero que no sea mi ángel en quién te hayas fijado, Haechan, porque yo no lo pienso soltar.— Dijo Jaehyun mientras despeinaba al chico con dulzura.
Un capítulo más para vosotros, yo solo aviso que el drama empezará dentro de poco. Coged pañuelos. 😜 Pido perdón si hay alguna falta de ortografía o incoherencia, ya lo corregiré. 😅
Y una foto de cómo se ve nuestro hermoso Taeil en este capítulo. No olvidéis vuestra 🌟.
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