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Capítulo 5

Capítulo V

Estamos en Cheers. Definitivamente, Jason ama la carne, aparte de la pasta, claro. Él está vestido con unos jeans negros ajustados, lo que permite que se resalten muy bien sus prominentes glúteos. Una camisa color lila y zapatos sin medias. Es un restaurante un poco bullicioso, hay muchos niños correteando por el área al aire libre y los padres tratando de detenerlos.

-Sé que te sientes un poco extraña, pero tienes que probar las mejores hamburguesas de Boston, y sin lugar a dudas es aquí -todo esto lo dice, mientras nos hacemos espacio entre las mesas.

-No me siento extraña. No te preocupes por eso. Aunque gracias a Dios me puse mis jeans y no un vestido.

-Me hubieras gustado en vestido igual. Pero confieso que estás hermosa esta noche, te sientan muy bien los jeans -me guiña un ojo.

-Puedo decir lo mismo de ti -le respondo y una sonrisa está navegando en mis labios.

-¿Estás insinuándome que te gusta mi trasero?

-Tienes un excelente trasero. ¿Practicas béisbol?

-No. Supongo que fue pura suerte -sonríe.

Se acerca a nosotros una chica, vestida con una minifalda, que permite ver unos minipantalones, o bragas rojas por debajo y un top del mismo color con letras blancas muy grandes con la palabra "Cheers".

-¿En qué puedo ayudarlos? -nos pregunta, masticando chicle muy molestosamente, mientras apunta el lapicero a la libreta para tomar el pedido.

-Dos hamburguesas Cheers Especiales. Dos sodas con papas fritas y aros de cebolla.

-¿Algo más chicos? -el sonido del chicle hace eco en mis oídos.

-¿Quieres algo más? -me pregunta Jason.

-No. Lo que pediste está bien.

Ella se retira contoneando su trasero por todo el camino.

-Ella se quiere meter en tus calzoncillos -le susurro con una sonrisa.

-No es mi tipo, así que no tienes que temer.

-Tu autoestima está llegando a niveles que ya no puedes controlar.

Tomando mi mano dice:

-Es que cuando estoy contigo todo se eleva en mí.

Me sonrojo ante aquella expresión, que no sé si interpretarla como "doble sentido".

-Me alegra tener ese efecto en ti -le sonrío.

Se interrumpe nuestro momento íntimo con la llegada de la grosera chica masca chicles, con la bandeja de nuestros pedidos.

-Aquí tienen. Me llaman si necesitan algo más. Sobre todo tú, precioso -le guiña un ojo y pone un papel en sus manos.

Jason asiente y finge una sonrisa.

-¿Qué dice? -pregunto curiosa y molesta por su indecencia.

-Tiene su número de teléfono y un nombre. Dice: La muñeca del placer -dice con una mirada estupefacta en su rostro, llena de un claro horror-. Está disponible de 10 p.m. en adelante.

-Ya sabes, quizás ella aumente un poco más tu autoestima.

-Si aceptaría su "propuesta" en vez de subir, bajaría -él sonríe y toma su hamburguesa, la cual toma con un gran mordisco.

Lo imito y tomo mi hamburguesa para hacer lo mismo. Para mi mala suerte la salsa escapa por la parte de atrás de mi mordisco y mi barbilla se llena de Ketchup y Mayonesa.

-Espera -dice Jason mientras toma una servilleta y se acerca para limpiar donde está sucio-. Así está bien, deberías llevarla con calma. Dar un gran mordisco no es para principiantes precisamente -se ríe-. Lleva años y años de práctica.

-¡Dios santo! Tienes razón, es la mejor hamburguesa que he probado en toda mi vida -abro los ojos en apreciación, mientras todavía saboreo los restos de la hamburguesa en mi boca. Para nada como lo haría una señorita. ¿Qué pensaría mi madre? -tenemos que volver.

-¿No has dado tu segundo mordisco y ya quieres regresar? Pero la próxima vez, lo pediremos a domicilio, así no se me insinúan más chicas malas acá y no rompo más corazones -sonríe.

Continúo comiendo mi hamburguesa y tomando de los aros de cebolla. No debería tomar aros de cebolla, así no querrá besarte, pienso y pongo el aro de vuelta.

Llego a la mitad de mi hamburguesa y no cabe ni una pizca más de alimento en mi estómago. Jason ya terminó con la suya.

-También lleva años de práctica terminar la hamburguesa.

-Ya que lo creo, no me puedo mover.

Él hace unas señas y la chica de mal gusto llega con la cuenta en mano. Jason saca unos dólares y nos levantamos de la mesa.

-Tengo algo que mostrarte.

-¿De qué se trata?

-Impaciente como siempre, Kimberly. Es una sorpresa, y esta vez no habrá nada que pueda persuadirme para que me hagas revelarlo antes de llegar.

-Está bien. Tendré paciencia -le prometo.

-Lo que no sabes es, que tendré que vendarte los ojos para ir allí. No puedes saber dónde queda. Es un lugar secreto.

-No creo que haya un lugar muy oculto en Boston.

-Eso es lo que muchos piensan, cariño. Camina.

Me abre la puerta y subo al auto, mientras estoy sentada él busca en la guantera un pañuelo y venda mis ojos.

-¿Qué estoy haciendo?

-No tengo idea, no te puedo ver -sonrío ante la expectativa.

-Perfecto. Gracias a Dios no viste lo que hice.

Frunzo el ceño imaginando lo que pudo haber hecho.

Enciende el auto y tomamos un rumbo desconocido para mí, no veo nada y esto me pone más ansiosa de lo que estaría si estuviera viendo.

Al cabo de varios minutos, nos detenemos, si mi instinto no me falla, tardamos no menos de 15 minutos de trayecto. No estamos muy lejos de Cheers. Él apaga el auto y se desmonta para ayudarme a bajar. Siento el roce del césped en mis pies, gracias a las zapatillas planas que estoy usando.

-No te quites la venda todavía, aún no hemos llegado.

Camino junto a él unos metros más adelante. Él me quita la venda de los ojos y me encuentro con un hermoso paisaje. Es un lago, sus aguas están completamente iluminadas por las luces de todo Boston. Está rodeado de un bello pasto con una inmensidad de flores de varios tipos ordenadas por secciones de colores. Cerca hay un bote al que nos dirigimos. Veo que tiene la intención de que subamos.

-Esto es realmente impresionante, Jason. Jamás había visto algo igual -estoy prácticamente anonadada al no poder evitar mi asombro ante tan bello paisaje.

-Sí, es increíble -dice con media sonrisa en sus labios-. Pero no tienes idea de lo realmente alucinante que puede llegar a ser desde lejos. Ven, vamos al bote -me hala mientras camina rápido hacia la orilla del lago.

-Está bien. Pero, ¿Estás seguro de que sabes manejar esto? -pregunto con una cara de preocupación bastante sobre-actuada.

-No. Pero lo intentaré. Lo más que puede pasar es mojarnos... O tal vez morir -bufa-. No tengas miedo confía en mí. ¿Podrías?

-Está bien -tomo mi teléfono y simulo marcar un número de teléfono-. Mamá, te amo. Dona todo a la caridad y dale mi cuarto a Kathie. Los amo. Fue un place -cierro el teléfono.

-Si te despediste entonces no tengo que tener tanto cuidado ya -se burla. Me toma de la mano y corremos hasta la orilla.

-Quítate los zapatos, no querrás llegar descalza a tu casa -dice mientras se está sacando los suyos. Lo imito y ambos quedamos descalzos y remangamos nuestros pantalones para evitar que se mojen en la orilla. Él sube primero al bote y desde adentro me toma por la cintura y me levanta para subirme.

-Si quieres te ayudo a remar.

-¿Alguna vez has llevado un bote?

-No.

-Pues todavía tengo cosas que mostrarte antes de morir. Aún no tengo ideas suicidas.

Él empieza a remar a través del lago. Con un poco de temor entro mis manos en el agua. Está muy helada.

Después de unos minutos remando nos detenemos en medio del lago. Realmente estoy algo asustada. Estamos en pleno centro, lejos de la orilla. Es mucho si tendríamos que nadar y mucho más lejos si el agua está como en Alaska.

Al salir de mi preocupación, me encuentro con la hermosa vista que se ve desde acá. Todo es más hermoso desde este punto, las flores se ven grandiosas desde este punto, se encuentran ligeramente levantadas, ya que, al parecer el lago se encuentra en una ligera inclinación. Las luces están iluminándolas permitiendo que muestren toda su belleza, a pesar de ser de noche.

-Jason, esto es realmente hermoso. No había imaginado que algo así existiera.

-Te presento mi templo. Aquí es donde vengo cuando necesito estar solo y escribir algo realmente bueno. Hasta ahora, nunca me ha fallado. Solo mi madre y yo sabemos de este lugar, ella ama las flores y cuando se fue de Boston, me dejó a cargo. Cuando quiero pensar u olvidar algo, solo vengo aquí y es como si me depositaran un elixir de la tranquilidad.

-¿Por qué me trajiste aquí?

-Porque después de este paisaje, tú eres lo único que ha logrado que me olvide de las muchas cosas que me pasan. Cuando te dije que quería ser más que tu amigo, no pienses que es simplemente porque eres hermosa. Si eres hermosa y estás... buena. Pero, más allá de lo físico, es espiritual. No debería estar diciéndote esto, apenas nos conocemos, y entonces quizás pienses que estoy algo loco. Pero quiero que sepas que desde que te vi, mi vida y mis sentimientos cambiaron. Cuando me encontraste solo en el gimnasio, fue porque estaba molesto como el infierno, porque estaban a punto de despedirme, el editor quería un artículo "estrella" para la edición aniversario y las propuestas que le había hecho hasta el momento, él las había considerado como "basura". Cuando te encontré y hablé contigo, estaba tan feliz, tan aliviado, tan relajado, que hice el mejor artículo de la historia. Gracias a ese artículo, me ascendieron. Y ese artículo lo hice gracias a ti.

-No me des las gracias, no hice nada para eso, todo el mérito es tuyo. Nunca he leído algo tuyo, sin embargo, estoy segura que eres el mejor.

-Sí, te tengo que dar las gracias. Aunque no ha ti precisamente, sino a tus padres - sonríe.

-¿Mis padres? -pregunto algo confundida.

-Claro. Por traer al mundo a la chica más especial que he conocido en toda mi vida.

Me sonrojo. Él se va acercando lentamente a mí, y sé que tiene la seria intención de besarme. Y yo no tengo la más mínima intención de alejarme. Él acerca sus labios a los míos y me besa, lenta y profundamente. Él despacio me pide permiso con su lengua para introducirla en mi boca. Accedo, abriendo despacio acaricio la suya lentamente, pareciera que estuvieran bailando un bolero, despacio, sintiendo cada una de las sensaciones. Él está sujetando mi cara y yo pongo mis manos en su cuello, pasando algunos momentos mis dedos por su cabello. Siento como su corazón y mi corazón están al límite de los latidos, tocando las mismas notas, todas al unísono. Después de unos minutos, me falta la respiración y él se separa, mientras me da suaves besos en las comisuras de mis labios y en la mejilla.

-Sé que es apresurado, pero quería preguntarte si, ¿Estás dispuesta a seguir calmando mi vida? Porque realmente, quiero que formes parte de mi vida y yo formar parte de la tuya. Realmente quiero esto. Jamás había querido tanto algo, como estar contigo.

-No sé. Es que me prometí que "mi novio" sería alguien de quien este realmente enamorada.

-¿No soy un buen prospecto? -su mirada muestra su lado lleno de ternura.

-No es eso... -trato de buscar una excusa, para posponerlo, pero no logro encontrarla.

-¿No crees que es suficiente lo que sentimos en ese beso? Nuestros corazones jamás dejaron de latir juntos, ¿no crees que esas son razones suficientes para saber que ambos sentimos algo más que atracción, el uno por el otro?

-Acepto. Quiero que estés en mi vida. Y yo estar en la tuya. Solo prométeme que no serás un patán. Y que me darás muchos besos así.

-¿Contigo? Jamás. Yo te juro que mi tarea principal en este mundo, es hacerte la mujer más feliz de toda la tierra. Ya yo soy el hombre más feliz de este mundo con el solo hecho de estar aquí contigo -él se acerca a mí y nuevamente nuestros labios y lenguas comienzan su gloriosa danza.

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