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Capítulo 29

Esto es como si una chica de 14 años, toda hormonal estuviese frente al chico deportista más popular de último año. No sé si la idea de Tommy-Isabella sea la mejor, ya que él dice que siente algo por mí y la verdad es que no me agrada la idea de pensar, ni siquiera remotamente que ellos puedan estar juntos si él todavía está pensando en mí. Es incómodo. Tampoco creo mucho que ella esté realmente interesada, quizás solo lo encuentra simpático, después de todo, ella es vehementemente anti-chicos. No es que sea lesbiana pero, ella me ha llegado a decir que cree que es asexual. Pero, la pregunta es, ¿Qué porcentaje de la población mundial es asexual? Un 3 o 4 % y creo que es mucho, todos tenemos la necesidad de estar con alguien, entonces, estoy preocupada de que sea él quien aflore esos sentimientos en ella.

—Hola, Tom —ella le responde y le tiende su mano para saludarlo.

—Qué grata sorpresa verte aquí —dice él sin poder evitar sonar alegre.

—Sé que no estaba invitada pero, Kimberly insistió. Lo siento —ella se sonroja. La verdad esto es un poco incómodo, después de todo, llevo desde los 13 años sin ver a Isa flirtear con un chico. Si es que esto es considerado flirteo.

—Por mí no hay problema. Al contrario me alegra mucho volver a verte —dice todavía con sus manos sujetadas.

—Ahora sí. Hola —le digo, cuando veo que su pequeña conversación de dos ha terminado y sonrío.

—Kimberly. Gracias por venir. Pasen —él nos invita a pasar y tomamos asiento en el sofá grande, color marrón que está en la sala.

—Mi mamá está comprando unas cosas. Ella no debe tardar en venir —dice Tom observando su reloj.

—¿Y tu hermana? —le pregunto a Tommy al no verla en los alrededores.

—Está en Los Angeles. Recuerda que hay escuela.

—Cierto —chasqueo los dedos—. Entonces. Estoy muy contenta que estemos todos aquí como amigos después de todo.

—Claro, como amigos —es obvio el tono irónico con el que Jason ha dicho esta última frase.

—Jason, la verdad es que lo siento mucho. Estuvo mal que lo intentara pero, es que me sentí presionado. Creí que todo se iba a ir abajo y en su momento pensé que no haría mucho daño. Cuando decidí arrepentirme, ya era demasiado tarde, y cuando la llamé ya estaba saliendo de tu casa —dice con un tono de voz bajo pero firme.

—Descuida. Solo que para la próxima, no tengas miedo de hacer lo correcto. Los prudentes siempre ganan la batalla. Ese es mi consejo —dice sinceramente—. Creo que es hora de olvidar ese suceso y seguir como antes.

—Como antes no está bien —digo.

—Está bien. Estaba mejor que hace unos días, ¿o no?

—Claro. Creo que como antes es excelente —Tommy dice mientras lo atrapo mirar el cabello de Isa, mientras mira a través de la ventana que está detrás del espaldar del sofá.

—Y tú Isabella, ¿cómo estás? —pregunta Tommy interrumpiendo su espiada.

—Genial —ella dice nerviosa—. Aunque estoy un poco agobiada con tantas clases —eice con un suspiro exagerado.

—¿No estás en Harvard, cierto?

—No. Estoy en la Universidad de Massachussets. Estudio Psicología.

—Quería ser psicólogo —dice melancólico.

—¿Qué sucedió? —pregunta.

—Cambié de planes y me quedé con Odontología. Creo que va más conmigo.

—Si te gustaba más Psicología, debiste estudiarlo, no debemos quedarnos con lo que "va más conmigo" sino con lo que te haga feliz —le digo.

—Es cierto —dice Jason—. Dímelo a mí, terminé el college en Periodismo y aquí estoy en pleno college estudiando leyes. Nunca es tarde.

—No, es que realmente me gusta esto. Además, mi mamá siempre soñó que lo fuera. Quiero hacerle ese regalo —Tommy dice con una sonrisa en su rostro. La puerta de momento empieza a ser manipulada y siento como la mano de Jason está sujetándome fuerte. De verdad él está siendo muy paranoico.

La mamá de Tommy, Michelle, entra con varias bolsas de papel en sus brazos. Tommy se para para ayudarla. Ella le deja los paquetes y se acerca hasta nosotros.

—Es una alegría tenerlos de vuelta —dice mientras nos reparte besos a todos en las mejillas.

—Mamá. A ellos ya los conoces, Kimberly y Jason, y esta chica —dice señalando a Isa—. Es Isabella.

—Mucho gusto, Isabella. Mi nombre es Michelle —dice y le da la mano—. ¿Por qué no me habías dicho que tenías novia? —siento como el color se sube hasta los rostros de ambos, Isa quiere meter su cabeza dentro de una de las bolsas. Tommy camina hasta la cocina y regresa.

—Mamá, ella no es mi novia —pone los ojos en blanco—. Es una amiga. Ella es la mejor amiga de Kimberly.

—Qué problema. Traes chicas y chicas y ninguna resulta ser tu novia. ¿Cuándo será al fin? —dice ella con esa voz alta que la caracteriza.

—Algún día. Ya verás —dice.

—No hay mucho mercado la verdad —interrumpe Jason.

—Claro que hay mercado, si no, ¿dónde encontraste tú una chica linda?

—Suerte —él sonríe.

—Vas a tener que darle un poquito de esa suerte y presentarle un par de chicas este muchacho, salir, no sé.

—No tenemos que ir tan lejos —dice Jason a Michelle.

—Esperemos que no. Pueden ir tomando asiento en la mesa. Ya voy a servir la comida —Tommy nos va encaminando hasta el comedor y nos sentamos, él le deja el puesto del centro a su mamá a un lado nos sentamos Jason y yo. Isabella se sienta al otro extremo de la mesa y Tommy se sienta del lado junto a su madre frente a mí. La señora Michelle, va poniendo todos los platos sobre la mesa y toma asiento.

—Corazón pero, acércate más a nosotros, no te sientes tan lejos. Ven —dice ella invitando a Isa a sentarse al lado de Tommy. Ella sin protestar se pone de pie y se moviliza hasta el asiento junto a Tommy.

—Ya que estamos todos en nuestros puestos, podemos empezar. Creo que el turno de dar gracias es de Tommy esta vez —dice Michelle.

—Mamá... —él protesta.

—Vamos hijo, inicia que tenemos mucha hambre —ella aplaude para acarrearlo.

—Bien. Pues... Dios... Te pido que bendigas estos alimentos y que la cena nos siente bien a todos y sigamos en armonía... eh... Amén.

—¿Terminaste? A pero bueno. Qué breve. Ya entiendo por qué las chicas se aburren.

—Bueno pero, está bien, ¿no? en esencia eso es lo que queremos —dice Jason—. Así que, ¡A comer!

Durante la cena todos se muestran amigables. Tommy está en silencio, supongo que está algo molesto por cómo se comporta su mamá delante de sus amigos pero, él no debe preocuparse, muchas madres son así. Isabella apenas ha tocado bocado y veo como pone su mano encima de su muslo y lo molesta. Siento como sus nervios irradian a su alrededor. Al terminar la cena, vemos algunos capítulos en el sofá, de CSI: Miami, junto a la mamá de Tommy. Jason y ella comentan animadamente, mientras él le cuenta el final, ya que él se ha visto todas las temporadas.

A eso de las once de la noche decidimos que ya es hora de irnos.

—Tommy, ¿Puedes llamar a algún servicio de taxi? —le pregunto.

—Por supuesto —él toma su celular y marca.

—Oh, espera. Mira un taxi por acá —dice Jason mientras abre la puerta y lo detiene.

—Gracias, de verdad estuvo genial todo —me despido y ofrezco una sonrisa de agradecimiento.

—Para mí siempre será un placer tenerlos aquí —Tom sostiene mi mano y la acaricia.

—Michelle. Gracias por todo —dice Jason besando su mano.

—Tienes que volver para que me cuentes "La ley y el orden".

—Prometido. Si no, la llevo yo a mi casa y la vemos.

—Eso suena genial. Así cocinas tú para nosotros.

—Claro. Si les gusta el cereal con leche, pues están invitados a cenar.

—Séque puedes hacerlo mejor que eso.

—Tenga fe, es posible que pueda intentarlo —él ríe—. Hasta luego ha sido un placer.

—Tommy. Hasta pronto —él le da la mano y se despide para luego encaminarse hasta el taxi y abrirnos la puerta.

—Adiós, Kimberly. Nos vemos mañana —él me sonríe y me da un beso en la mejilla para luego despedirse por igual de Isa—. Adiós, Isabella.

—Hasta luego, Tommy —ella dice en voz baja y camina hasta la puerta del taxi junto a mí, dejándola pasar a ella primero.

El trayecto en taxi transcurre tranquilo. Jason tiene su cabeza sobre mi regazo y voy acariciando su pelo, mientras él está medio dormido. Supongo que Isabella agradece el silencio en el que estamos, sin embargo, nada la librará de la batería de preguntas que tengo para hacerle.

El taxi llega a mi casa y Jason se despierta al sentir que nos detenemos.

—¿Llegamos? —dice con la voz somnolienta.

—Sí —digo.

—Qué lástima. Estaba muy cómodo aquí —dice sonriendo con los ojos medios cerrados.

—Si quieres no tienes que bajar, ya mamá abrió la puerta.

—No, voy a bajar. Tengo que asegurarme que lleguen en una pieza a la puerta —él baja del auto y caminamos hasta la puerta. Ya Isabella debe estar en el cuarto, gracias al paso con el que corrió del auto.

—Jason. Me gusta tu pelo despeinado —dice mamá pasando su mano por el cabello de él.

—¿Viste? No solo yo lo pienso. ¿Verdad que es adorable? —le pregunto a mamá.

—Realmente —ella se ríe y él todavía tiene sus ojos pequeños, no sé si por el sueño, o porque no hemos estado burlando de su cabello.

—Bueno, pensaré si cambio mi look y lo dejo así. Me ahorraría tiempo en las mañanas. Señoritas las dejo. Mañana podremos vernos de nuevo. ¿Qué les parece?

—A mí genial —digo.

—Pues buenas noches —dice mamá mientras le da un beso en la mejilla a Jason y otro a mí y me guiña un ojo y se va al interior de la casa.

—Explícame, ¿qué fue eso que sucedió toda la noche?

—Te refieres a... ¿Isabella?

—Sí.

—No lo sé. Creo que se gustan.

—No lo creas, es así. Él casi se la come con los ojos. Y ella no estaba muy indiferente que digamos.

—Cierto. Tendré que someterla a un interrogatorio.

—Entonces, ¿nos vemos mañana?

—Si quieres, pues claro.

—Siempre voy a querer, todo lo que se trate de ti, siempre lo voy a desear.

—Yo también.

—Mañana, entonces —dice. Me acerco hasta él y le doy un breve beso y corro hasta la puerta sabiendo que lo deje con ganas de más.

Mi sonrisa se amplía, deseando que se guarde toda su intensidad para mañana. Me muerdo el labio ante la anticipación. Subo hasta mi habitación y encuentro a Isa arropada hasta las pestañas con la sábana.

—No te vas a librar de mí —le digo golpeándola con mi almohada.

—Me duele la cabeza, Kimberly. Déjame dormir —habla por debajo de la sábana con la cabeza cubierta.

—Pues más te va a doler si no me escuchas, porque no me detendré —digo mientras estoy encima de ella golpeándole la cabeza.

—No. No. No —ella protesta y la ignoro. Me rio a carcajadas.

—Está bien. Está bien. ¿Qué quieres? —dice descubriéndose la cara.

—Tienes que ponerte seria para que hablemos.

—Estoy seria. Dime.

—Dime la verdad. No iré con rodeos, será clara. ¿Te gusta Tommy?

—No, claro que no. ¿Por qué lo dices? —dice como si estuviera ofendida.

—Es obvio, no viste como te miraba. No dejaste de sonrojarte ni un minuto cuando estuvimos allá, sobre todo cuando estaban cerca. Y como se hablan, también —le digo.

—No me gusta. Fin de la historia —ella vuelve a arroparse hasta la cabeza.

—No me lo niegues a mí. No te voy a juzgar.

—Kimberly, no me puede gustar Tommy, porque Tommy es un hombre y odio a los hombres. ¿Entiendes?

—Toda regla tiene su excepción.

—No es mi caso. Y ya por favor deja ese tema, que sabes que no me gusta.

—Te voy a decir algo que me dijo Jason en su momento. No puedes culpar a todos por un par. La mayoría es la mayoría pero, en todo caso existen los casos increíbles. No te quites la oportunidad de confiar en alguien, o por lo menos de rechazar un sentimiento. Solo piensa eso que te digo. No es que vayan a ser novios. Pero podrían ser amigos.

—No lo sé —ella dice insegura.

—Solo piénsalo. Abraza tus sentimientos y piensa, ¿cómo lo veo?, dime, ¿cómo lo ves?

—Él parece un buen chico, y es muy guapo. Ya sabes el color de su pelo y sus ojos. Son hermosos.

—Sí. Tendrías bebés con ojos color café y castaños. Qué adorable —digo tocándome las mejillas.

—Estás loca. Ya piensas en bebés —ella rueda sus ojos y dice con ironía.

—El punto es el punto. ¿Crees que te gusta?

—Sí.Bueno... Eh... Creo que es    lindo —dice ella un poco insegura. El simple hecho de ponerlo en duda, me hace pensar en una respuesta afirmativa.

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