Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 1

Capítulo I

El sol esta mañana está muy brillante, los rayos de luz entran por mi ventana, despertándome y calentando tiernamente mi piel. Tomo el control remoto y termino de abrir las cortinas de mi habitación. ¡Qué hermoso está el día de hoy! Seguro traerá grandes noticias. Sonrío para mí, cuando menos crees que algo bueno puede suceder, es cuando tu mente tiene que esforzarse más en creer que sí será posible.

Me levanto de la cama y antes de dirigirme al baño, alcanzo mi iPod, presiono el botón de encendido, selecciono el modo aleatorio y lo pongo en las bocinas. De inmediato resuena en mi habitación la canción de Demi Lovato “Let it Go”. Muy buena manera de iniciar la mañana. Tomo una ducha relajante de agua caliente, al terminar, me dirijo al vestidor. Me decido por unos shorts color verde esmeralda y un top sin mangas blanco. Estaré todo el día en casa, así que con eso creo que estará bien.

Salgo de la habitación y tropiezo con un juguete de Katie, mi hermana menor de 4 años.

—Katie, amor, tienes que tener más cuidado cuando vayas a jugar, trata de no ponerte cerca de las puertas ni en la escalera, te pueden hacer daño o alguien puede caerse con alguno de tus juguetes y estropearlos —le sonrío a mihermana.

—Está bien —me da un abrazo en respuesta y yo le respondo con un beso en el cabello. Es tan dulce mi hermana, no sé qué haría sin sus ocurrencias, a veces extraño la inocencia de esos años, en el que solo existen villanos en la televisión y nuestra única preocupación es pensar en cuál juguete le pediremos Papá Noel en la siguiente Navidad.

Bajo las escaleras y me dirijo hacia la cocina, donde está servido el desayuno. Granola y yogur. Mis favoritos. Mamá va entrando por la puerta principal con la correspondencia, absorta en la revisión de los correos que han llegado el día de hoy.

La expresión de su rostro de transforma y veo que se dirige hacia las escaleras gritando:

—¡Kimberly, despierta, tengo buenas noticias! —mi madre va corriendo por las escaleras gritando mi nombre. Siento algo de emoción, sospecho qué es, pero prefiero no emocionarme y crearme expectativas. Voy corriendo detrás de ella y la alcanzo tocando la puerta de mi habitación.

—Mamá, aquí estoy, detrás de ti —le digo despacio para no asustarla. La conozco, es muy supersticiosa. No logro mi cometido y ella salta de un susto al verme detrás de ella.

—Me asustaste, no vuelvas a aparecerte así —sonríe—. Te tengo noticias, te han enviado una carta de Harvard University, debe ser la respuesta a la solicitud —dice. Parece mucho más emocionada de lo que luzco en este momento, pero prácticamente me escocen los dedos por arrancarle el sobre de la mano y salir de dudas. Mi corazón está hecho un motor de un auto deportivo en plena acción, es una mezcla de miedo y emoción, por un lado estoy a punto de infartarme por el hecho de que pude haber sido aceptada. Por el otro, miles de mariposas están haciendo una mala jugada en mí estómago, tumbando mis defensas y haciendo que mi mente divague y piense en el hecho de que es posible que no lo haya sido.

Tomo la carta en mis manos y no muy paciente rompo el sobre y saco su contenido. Dice lo siguiente:

Massachusetts Hall, Cambridge, Massachusetts

Junio, 2014

De: Departamento de Admisiones de la Universidad de Harvard.

Para: Señorita Kimberly Rose State Clarks.

Asunto: Estado de Solicitud de Admisión Escuela de Medicina Dental de Harvard.

En virtud de la solicitud presentada por la estudiante Kimberly Rose State Clarks y las investigaciones realizadas a su historial académico, policial y delincuencial, al dar como resultado que la misma está libre de tachas ante la sociedad, usted ha sido ADMITIDA para ingresar a College University Harvard, para optar por la carrera de Odontología Pediátrica, siempre que termine satisfactoriamente sus estudios de pre-grado.

Después de recibir la presente carta de admisión, debe dirigirse a nuestro campus universitario, para realizar los procesos sub-siguientes de inscripción y pago de cuota.

Se despide, muy atentamente

Amy Collins

Directora Académica College University Harvard.

—¡Oh por Dios! ¡Gracias por cumplir mi sueño! —repito como una letanía mi plegaria delante de mi madre, quien me abraza fuerte y me llena de besos cuando termino de leer en voz alta el contenido de la carta. En ese momento sale mi hermano Kelvin de su habitación, nada presentable para el público. Solo lleva puesto unos calzoncillos súper ajustados, su cabello castaño prolijamente despeinado.

—¿Qué sucede? ¿Congreso de brujas? —sonríe. Le golpeo el hombro y le muestro la carta, la cual toma en sus manos para leer detenidamente—. No era algo no esperábamos, mi hermanita es brillante. Felicidades, ahora tendré alguien quien me vigile.

Le saco la lengua y él me abraza desde atrás, dándome un beso en la mejilla.

—Es broma, será un placer que mis amigos conozcan a mi bella hermana, quien sabe si de amigos pasamos a cuñados.

—No inventes Kelvin, ve a molestar a otro lado, idiota —le hago un gesto de desaprobación.

Mi hermano siempre dice que soy un desperdicio andante, ya que andan un millón de hombres con mujeres, no tan hermosas, claro, desde su punto de vista, con algunos que merecen una con un cuerpo para morirse. Menciona siempre que alguien como yo (no sé a qué se refiere con eso de “alguien como yo”) no debe estar sola pero, solo pienso que lo hace porque soy su hermana. Aunque no puedo negar que cuando voy caminando o voy a un lugar público las miradas me arropan, es bastante incómodo. A veces desearía no ser como soy, porque si no fuera así, no habría sucedido lo que pasó hace años.

Es muy triste recordarlo, recordar sus palabras asquerosas cuando se refería a mi culo. Es repugnante, el simple hecho de recordarlo.

Saliendo de mis pensamientos, me dirijo a la habitación a cambiarme de ropa para ir a realizar el proceso de inscripción, la emoción de saber que ya estoy casi dentro no me permite esperar a mañana. Salgo dando pequeño brincos y Kelvin me está esperando abajo, con el carro ya encendido para irnos a Harvard University.

***

Está todo listo, en un par de meses empieza mi nueva vida de universitaria, solo tengo que ir previamente a tomar los cursos de orientación, una semana antes de que inicien las clases. Estoy tan emocionada, cuanto desearía que Isabella estuviera aquí conmigo e ir juntas a Harvard. Lástima que sus padres no puedan costear esa universidad, mi mamá ofreció ayudarle, pero ellos no aceptaron. Mi consuelo es que algún día ella podrá venir a vivir a Boston al terminar sus estudios o incluso sus padres podrían cambiar de opinión y enviarla a estudiar aquí en Boston.

***

La universidad está llena de estudiantes ansiosos. En el aire se respira el aliento agitado de los novatos que no saben a dónde dirigirse. Soy afortunada porque Kelvin se encargó de darme un tour bastante educativo por el campus. Desde las aulas de todas las facultades, hasta el baño de los gimnasios, los que dudo mucho que vaya a utilizar. Aunque algún día me servirá cuando vaya a los muchos partidos de mi hermanito adorado. Es un grandioso jugador de baloncesto y el jugador más valioso del equipo de la universidad. Los entrenadores dicen que no cabe duda de que será un jugador valioso de la NBA.

Entro al Salón de Conferencias que corresponde a los nuevos estudiantes de la Escuela de Medicina Dental y escucho las indicaciones de los orientadores, tomando de vez en cuando notas de lo que dicen. Las clases inician el próximo lunes. Estoy muy ansiosa de iniciar esta nueva etapa, sé que traerá grandes cosas consigo, nuevos amigos, nuevos aprendizajes y demás. La reunión termina alrededor de las seis de la tarde y de inmediato me encamino hasta el automóvil de Kelvin. Antes de llegar a casa me detengo a comprar unos helados para las niñas en casa.

—¡Kim! ¡Kimberly! —sale corriendo Katie cuando alcanza a ver el automóvil llegar. Al salir de allí, le doy un gran beso en su pelo.

—Mi amor, mira lo que les traje. Tu favorito, Chocolate Crisp con fresas —le digo mostrándole la bolsa que contiene los helados.

—Gracias, Kim —dice tomando la bolsa y dándome un suave y húmedo beso en mi mejilla.

Entro a casa. Mi madre me pide que le hable sobre las incidencias del curso de orientación.

—¿Conociste algún amigo nuevo? —pregunta mientras toma una cucharada de helado.

—No, realmente no hubo tiempo de hacer amigos. De hecho no conocí a mucha gente como de mi “tipo”.

—Kimberly, no debes de decir que nadie es de tu “tipo” si ni siquiera le has hablado unos minutos, créeme, con solo ver a una persona no nos damos cuenta cómo son y qué piensan, para eso es necesario entablar conversaciones.

—¿Acaso no dicen que la primera impresión es la que vale? —la cuestiono.

—Por supuesto, es así. Pero la primera impresión no es lo mismo que la primera “vista”.

—Si tú lo dices. Me voy a dormir. Estoy cansada, ha sido un día largo y recorrimos todo el campus —me despido de ella dándole un beso en la mejilla. Ella gira sus ojos y se despide—. Te quiero, buenas noches amor.

***

Hoy es lunes. De hecho, es un hermoso lunes a pesar de que estoy un poco nerviosa, pero hay que hacerlo, solo queda respirar y sonreír.

Entro al baño a darme una deliciosa ducha. Al salir con mi albornoz color lila y sus sandalias a juego me enfrento al espejo a secar metódicamente mi cabello, mechón por mechón, para finalizar con mi rizador y hacer bucles al final de los mechones, desde la mitad hasta las puntas. Perfecto.

Me dirijo al vestidor y elijo la ropa que dará inicio a mi nueva vida de estudiante universitaria de Harvard University. Me decido por un top color blanco sin mangas, unos jeans tradicionales y una chaqueta color coral con unos zapatos tipo balerinas del mismo color.

Bajo las escaleras. Están en la barra de desayuno Kelvin y mi mamá, tomando el desayuno.

—¡Wow! Muy buenos días. ¡Qué hermosa despertó mi hermana! Seguro serás la chica más bella del college, y cuidado si del campus. Espero que Karen no escuche esto —ronronea Kelvin mientras se toma algo de jugo de naranja.

Me acerco a mi madre a darle un beso de buenos días–despedida, mientras tomo un pretzel del gabinete.

—¿Ya te vas, no piensas que es un poco temprano? —pregunta mi hermano con la boca llena de cereal.

—Sé que es bastante temprano, pero no quiero llegar tarde, por si me pierdo, ya sabes, no se debe confiar de los novatos —me encojo de hombros.

—Es cierto. Después los ves como tontos mirando a todos lados —se carcajea y sigue comiendo su cereal—. ¿Quieres ir conmigo a comer a la hora del almuerzo? Hoy Karen no tiene clases y estaré solo.

—¿Quieres ir tú a tomar el almuerzo con una tonta novata? —lo miro con ironía e inmediatamente le respondo—. Por supuesto, en fin no me gustaría comer sola en mi primer día de clases —hago un puchero de tristeza.

—Ve a buscarme al gimnasio a las 12 del mediodía. Te estaré esperando.

—Te quiero. Imbécil —le doy un beso en el cuello.

—Yo también.

Voy camino a mi primer día de clases en el auto de mamá. Al llegar al campus parqueo el auto en el aparcamiento más cercano a las aulas que me tocan este día. Mi primera clase es de Química Avanzada con el maestro Mike Jackson. Hay asientos para dos estudiantes, con todos los elementos necesarios para hacer experimentos.

Tomo asiento. Todos los estudiantes se notan bastante tímidos, algo no muy anormal, ya que todos somos nuevos y no nos conocemos, a excepción de un par de amigas que están conversando muy animadamente en la parte de atrás. Al cabo de quince minutos entra el profesor. Es bastante joven, alto y con el cabello canoso.

Al ver que muchos estudiantes están solos en sus asientos dobles, él manda a los estudiantes solos a los asientos de los demás que están más adelante. Como era de esperarse, el profesor me asigna un compañero.

—Hola, disculpa, ¿Puedo sentarme aquí? —pregunta sonriente y encogiendo los hombros. Es un chico muy guapo, es alto, de más o menos un metro ochenta, su pelo es cobrizo, ojos café, está vestido con una camiseta color azul que deja ver sus musculosos brazos y jeans ajustados.

—Por supuesto, ¿Acaso podría negarme? —le sonrío de forma muy amable—. Mi nombre es Kimberly.

—Soy Tommy. Pero mis amigos me llaman Tom. Tú decides si quieres ser mi amiga. —sonríe.

—Mucho gusto Tom —el maestro carraspea la garganta y de inmediato detenemos nuestra conversación.

En el transcurso de la clase el profesor deja en claras unas cuantas pautas y nos dice que nos acostumbremos a los compañeros a nuestro lado, porque serán nuestro equipo durante el resto del semestre. Tom sonríe ante tal a afirmación. Suena el timbre que indica el fin de las clases. Son las once y treinta minutos de la mañana.

—¿Tienes alguna otra clase ahora? —pregunta Tom con la esperanza de que tengamos alguna clase más juntos.

—No, Química es mi única clase del día. Iré a almorzar con mi hermano en un rato.

—Tengo una clase más hoy hasta las una de la tarde —lamenta—. Pero nos vemos mañana —sonríe.

—Claro, nos vemos mañana Tom. Fue un placer conocerte, eres muy simpático.

—El placer es mío, corazón.

Me dirijo al complejo deportivo, específicamente al gimnasio de baloncesto a buscar a Kelvin para irnos a comer al mediodía. Cuando entro, veo todo vacío, y los grillos están tentados a silbar. Qué extraño, Kelvin me dijo que estaría aquí practicando. Saco mi teléfono para hacerle una llamada y resulta a ver que la batería está muerta. Decido ir a buscarlo a las duchas, debe estar solo allí, supongo.

Me acerco a las duchas y entro un poco más allá, donde están los casilleros de ropa y veo el casillero que lleva el nombre de Kelvin State Clarks. El casillero número uno. Qué orgullosa estoy. Hay algunas calcomanías pegadas en la puerta, me acerco y las observo. Escucho a alguien salir del baño.

—¿Kelvin? —volteo y me encuentro con un hombre saliendo de la ducha, desnudo y mojado. Alcanzo a ver sus nalgas y grito—. Disculpa, disculpa.

Me vuelvo nuevamente para no verlo y escucho como rebusca una toalla para cubrirse.

—Ya puedes voltear —su voz amable me dice mientras me toca el hombro invitándome a dar la vuelta. Mis ojos nunca habían visto tanta belleza. Es alto, muy alto, tiene el pelo alborotado y mojado, no puedo apreciar el color muy bien, ya que se ha oscurecido con el agua, tiene unos hermosos ojos color azul-verde que sonríen por sí solos. Es muy musculoso, tienes unos abdominales muy bien marcados y unos pectorales para morirse que están brillando gracias a las pequeñas gotas de agua que lo humedecen. Santa vaca, debiste cubrirte completo. Creo que me voy a desmayar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro