PRÓLOGO
Los sueños son algo que anhelas con el alma, que los deseas con lo más profundo del corazón.
"Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: El miedo a fracasar" — Paulo Coelho.
El fracaso.
El fracaso era algo que Riley Scott conocía muy bien.
La vida para Riley, siempre ha sido dura.
El destino le había puesto grandes pruebas a superar desde muy corta edad.
Comenzando desde que nació, pues había sido recibida al mundo en un colchón sucio, por unos padres adictos a la cocaína, quiénes vivían en una vecindad de mala muerte; Donde justamente siete años después de tener a Riley, fueron asesinados.
Cuando los niños comunes de siete años estaban asistiendo a la escuela, jugando con sus familias, y preocupandose solo por no perderse ningún episodio de sus caricaturas favoritas; Riley ha tenido que huír de casa, provocando que tuviera que andar por las calles mendigando un poco de comida a las personas que transitaban por las calles, incluso para sobrevivir robaba comida de los restaurantes.
Así fue como inició su vida en la delincuencia.
Siete años, Riley tenía siete años cuando perdió todo, siete años cuando tuvo que hacerle frente al mundo sola.
¿Parece algo irreal, verdad?
Lo cierto, es que es más usual de lo que se podría pensar.
Riley tenía tan solo siete años cuando su alma y su rumbo se perdieron.
Por malas decisiones y más pruebas del destino, Riley cometió graves errores que marcarían su vida para siempre, errores que pagó muy caro.
Sin embargo, Riley aún tenía esperanza de salvación.
El mayor sueño que tenía desde que tenía memoria era: ser boxeadora profesional.
Riley Scott no tenía un futuro asegurado, lo sabía cuando tuvo que huír de su hogar, lo sabía cuando tenía que mendigar comida por las calles, lo sabía cuando tenía que robar, lo sabía cuando cometió delitos más graves, lo sabía cuando fue sentenciada como culpable y fue trasladada a una correcional de menores, donde tendría que cumplir su sentencia hasta su mayoría de edad.
Esa había sido la mayor prueba del destino en la vida de Riley, pero el destino aún le tenía más pruebas preparadas. Pruebas que le harían pensar que nunca podría cumplir sus sueños.
La vida le dió una segunda oportunidad. La vida le mandó a un Ángel a sacarla de la oscuridad en la que se encontraba sumergida, un ángel que la inspiro y alentó a seguir su sueño, un ángel que no la dejaba caer aún cuando ella sentía que se derrumbaba, un ángel que logró que creyera en si misma y que viera todo el valor que ella tenía. Un Ángel que se convertiría en su familia.
La carrera de Riley en el mundo del boxeo nunca había sido sencilla. Las personas siempre la juzgaban por lo que había vivído, por su estatus social y los errores que había cometido. Lo que ellos no sabían, es que todo lo que Riley había hecho, era por supervivencia, pero ellos jámas lo entenderían porque nunca habían estado en las situaciones por los que ella tuvó que pasar.
Ellos creen que Riley no vale nada, se equivican. No tiene precio, pero le sobra el valor.
Creen que nunca podrá cumplir su sueño, que no puede con esto, sin saber que ha podido con más.
La pusieron en el papel de villana cuando ella siempre había soñado con ser la heroína.
Cada vez que se ha caído, diez veces se ha levantado. Cada golpe, cada herida, cada sufrimiento ha valido la pena. Le dicen que baje, que no pertenece ahí, pero es imposible bajar cuando ya naciste abajo.
Riley Scott, era la prueba perfecta de que cada caída te hace más fuerte.
Lo que Riley no sabía, era que la vida le tenía una prueba que podría ser más dura que la que pasó cuando la encerraron.
Riley ya no tenía nada por perder,
O gana todo o se va sin nada.
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