*❝ ִ ⁺ ✯ ¡CAPÍTULO 3!ׂ۪ 𐋃 𝆯*
Al otro día, todas las personas fueron llevadas a un centro de interrogación, ya que querían entender como era posible que todos los pasajeros estén en el lugar de la explosión.
Michaela no tardó mucho en salir, al igual que su hermana.
—¿Qué les dijeron? —preguntó Ben.
—Que no sé nada —respondió Michaela.
—Les dije que simplemente salí a caminar y decidí ir a ver el avión y luego ocurrió la explosión, que no tengo idea de porque se originó y que solo fue una casualidad estar ahí, pero lo raro es que más de 100 pasajeros, hayan estado ahí —contestó Zoe— es que lo que nos pasa es algo extraño, esas visiones y voces que tenemos, las seguimos pero no tenemos idea para que son y porque nos ocurren a nosotros o incluso si al resto de los pasajeros les pasa lo mismo, lo único que sé, es que esto nos va a causar problemas y posiblemente terminemos en un manicomio —dejo salir un suspiro hondo de su boca.
Nadie dijo nada, porque sabían que lo que la rubia dijo, era cierto. Habían logrado volver con la poca familia que les queda, ahora también tenían visiones y escuchaban voces, esto se estaba saliendo de control y Ben que siempre había controlado su vida, ahora no podía hacerlo.
—O sea, que ustedes también tienen visiones y escuchan voces —susurró el piloto que se encontraba detrás de ellos— me pasa lo mismo y simplemente me culpan por lo que ocurrió, pero no fuí yo.
—Le creo —susurró Zoe al girarse para verlo, tomando la mano del hombre en muestra de apoyo— pero hasta saber el por qué nos ocurre esto, hay que guardar silencio, no nos conviene convertirnos en ratas de laboratorio.
—Gracias por creerme —dijo el hombre y ella le sonrió, para luego darse nuevamente la vuelta y mirar hacia adelante.
La espera cada vez se hacía más larga y al parecer, los investigadores no iban a dejarlos volver pronto a su casa.
De la nada una joven apareció frente a los Stones, para luego presentarse.
—Hola, soy Saanvi Bahl, ¿eres el familiar de Cal? —preguntó a Ben, mientras le extendía la mano.
—Ben Stone, soy su padre y ellas son Michaela y Zoe, mis hermanas —tomó su mano con suavidad, en forma de saludo— ¿De dónde conoces a Cal?
—Soy doctora, hago investigaciones sobre cáncer, el tratamiento de Cal era lo que estaba haciendo en el avión antes de que desapareciera —informó la chica.
—¿Estabas en el vuelo? —preguntó él y ella asintió.
—Lo sé, que coincidencia ¿no? —dijo ella.
—Claro, fue una coincidencia —susurró para sí misma Zoe— lo que ocurrió, tiene algo que ver con Cal —pensó para ella.
—¿Estamos bajo arresto? —preguntó Michaela a un oficial.
—No, solo están detenidos —aclaró el hombre.
—De hecho, soy de la Policía, sé como funciona, le dijimos todo lo que sabemos y al no estar bajo arresto, debe dejarnos ir —lo miró fijamente.
Estaba a punto de irse el hombre, cuando el jefe apareció.
—Damas y caballeros, los que ya dieron su declaración pueden irse, sin embargo los eventos del vuelo 828 son material de Seguridad Nacional, se les pide que no hablen para nada con los medios, ni discutan sobre eso con nadie, eso incluye su círculo íntimo —dijo el hombre, mirando a todos los presentes.
Rápidamente las personas salieron del lugar, Zoe iba jugando con sus manos mientras caminaba y escuchaba lo que decían sus hermanos.
Estaban saliendo, cuando una invasión de reporteros apareció frente a ellos, empezando a atosigar.
—¿Qué ocurrió en el vuelo? Danos información —empezó diciendo una señora hacia Zoe, pero ella rápidamente se escabulló entre ellos para apartarse de ahí.
Ben no tardó mucho en hacer lo mismo e ir hasta su camioneta, adentro ya se encontraba Zoe, así que condujo hasta su casa.
Al llegar, el mayor fue con Grace y la rubia se quedó en la cocina con su sobrina, mientras comía unas masitas.
—Tía, hoy tengo entrenamiento, ¿te gustaría ir a verme? Es después de tu universidad, así que puedes ir —preguntó la menor.
—Me encantaría, cuenta conmigo, envíame por mensaje la dirección y hora, ¿va? —Olive asintió y ella le sonrió.
Cal no tardó mucho en bajar, al ver a ambos niños en la misma habitación, aprovecho a armar un plan con ellos.
—Hoy podríamos hacer una pijamada los tres, ¿qué les parece? Podemos comprar unos bocados o algo para picar —propuso Zoe y ellos rápidamente asintieron con una sonrisa.
—Y noche de pelis, porque debo ponerme al día —contestó Cal.
—Es un trato —le sonrió la rubia, mientras dejaba un beso en la sien de cada uno.
Zoe y Cal subieron las escaleras, ella fue inmediatamente hacia su habitación para buscar su mochila, ya debía irse a la universidad. Mientras bajaba las escaleras, empezó a escuchar una melodía.
—¿Qué es eso? Esa música, esa melodía —empezó diciendo Ben, mientras su hija lo miraba de forma extraña.
—¿Tú también la escuchas? —terminó por bajar las escaleras, para luego ponerse frente a su hermano.
—Tal vez Alexa se encendió en el estudio —dijo Olive.
—¿Quién es Alexa? —preguntó su padre.
Zoe no tardó mucho en reírse, agradecía haberte puesto al día con los descubrimientos y actualizaciones.
—Bueno familia, me retiro —dijo en voz alta, para luego tomar su mochila, su bici y salir de la casa.
No tardó mucho en llegar a la universidad, yendo directamente al aula y tomando asiento. Nuevamente empezó a escuchar la melodía, hasta que de la nada paró.
La clase comenzó y ella empezó a anotar sus apuntes, tomando atención, apenas empezaba tercer año y no pensaba perder más años de la carrera.
🖤
Al terminar, se dirigió al entrenamiento de su sobrina, le había prometido que asistiría y cumpliría. Dejó la bici reposada, para luego sentarse en uno de los asientos, mirando como Olive entrenaba y a la vez metía goles.
—Esa es mi sobrina —gritó con fuerza, parándose en su lugar.
Olive volteó a verla, dedicándole una sonrisa. El entrenamiento duró 2 horas y al terminar, ambas chicas regresaron a casa.
—Ve a bañarte y ponerte el pijama, yo iré a preparar las palomitas y si puedes, dile a Cal que esté listo para la pijamada —le dijo a la menor y ella asintió, subiendo las escaleras.
Se dirigió hacia la cocina, colocando los copos de maíz en la sartén, cuando sus hermanos ingresaron al lugar.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Michaela a su hermana.
—Palomitas, le prometí una pijamada a mis sobrinos —susurró— ¿Continuaste escuchando la melodía? —preguntó rápidamente.
—Lo hice hasta que decidí ayudar al pasajero que me pidió ayuda hoy temprano, creo que era una señal para buscarlo y ayudarlo —contestó su hermano.
—¿De qué están hablando? —preguntó Michaela.
—De la nada empezamos a escuchar música —dijo su hermana, viendo como las palomitas estaban listas— bueno, iré con los chicos —buscó refrescos en la heladera, tomó el tarro con las palomitas y subió las escaleras.
Se dirigió hacia la habitación de Olive, encontrándose a ambos hermanos recostados en la cama de ella. Se acercó a ellos, dejando el tarro en el medio y los refrescos en la mesa.
—Y bien, ¿qué película veremos? —preguntó la mayor a los chicos.
—Avengers, necesito ponerme al día con las pelis de superhéroes —dijo entusiasmado Cal.
—Tienes suerte que nos gusten a ambas —despeinó el cabello del niño, para luego sentarse en el medio de ambos y abrazarlos de lado.
Pusieron play a la película, mientras llevaban palomitas a su boca. La noche era larga y la pijamada apenas empezaba.
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