🔯PROLOGO II🔯
LA HISTORIA DE LA LUNA
-Soobin, ¿Quieres oír un cuento?
El cachorro dejó de llorar para mirar al pálido omega que aún mantiene la vista perdida en la ventana, era la primera vez que le hablaba, y aún que estuviera asustado no quería que él rubio dejara de hablarle.
-S-si hyung -aún temeroso tomó la mano de Yeonyun que estaba aferrado a sus piernas y llorando en silencio, ambos cachorros se acercaron lentamente para quedar frente al hombre que ni siquiera les prestaba atención.
-Cuenta una vieja leyenda -comenzó enfocando por primera vez la vista en los cachorros que le miraban atentamente y en silencio -Que hace mucho años, en la era de los emperadores existían hombres de raza pura, que tenían tratos con la luna para conectar con su animal interior, muchos dicen que los animales y los humanos eran uno solo y podían cambiar a sus formas sin problemas, vivían entre sí sin miedo ni mal que les molestase.
Pero por supuesto, se tenía que mantener un orden, y la luna creo a lo guardianes, lobos grandes, blancos y de ojos azules cual zafiro, se encargaban de mantener la paz y la armonía con los humanos y sus espíritus, y así era de generación en generación, hasta que un día, los lobos tuvieron una pelea, las manadas de todas las especies no estaban felices porque solo los lobos blancos reinarán.
Ellos quería poder sobre cada hombre y animal en la tierra, quería que su palabra tuviese peso sobre ellos y se inclinarán y veneraran como si de dioses se tratase, los guardianes por supuesto se negaron, ellos eran los elegidos por la luna, solo ellos podían gobernar y mantener la paz, pues la luna les había dado dones para cumplir su misión.
Tal fue la sed de poder que los lobos decidieron alejarse junto a otros animales los cuales se habían unido para desterrar y vencer a los lobos blancos, se enfrentaron a los guardianes, una guerra que llevaría cientos y cientos de años cazando y atrapando a cada lobo blanco que existiese sobre la tierra, hasta extinguirlos por completo.
La luna, enojada por la avaricia y la destrucción que los animales habían creado, mando nuevamente a sus hijos a recorrer el mundo, las almas de aquellos lobos blancos que le sirvieron hasta el último día de sus vidas fueron tomadas y enviadas nuevamente al mundo, a dar fin a esa destrucción.
La luna aún enojada con los animales, los castigo, a los lobos les bajo los rangos, creando así las jerarquías, alfas, betas y omegas, sus hijos, alfas puros vencían a cada lobo que encontrase y los castigaban.
Los animales no habían tenido más suerte, pues la luna los había castigado por su rebeldía, quitándoles sus almas humanas, y dejándolos como animales completos, sin la habilidad de volver a la normalidad, pero cuando sus hijos casi terminaban su misión, algo paso.
No hay libro o sabio que cuente la historia con verdad, pero se dice que una maldición cayó sobre los hijos de la luna, estos la desobedecieron, cansados de que su alma fuese usada simplemente para destrucción del mundo al que alguna vez pertenecieron, decidieron hablar con ella, y rogarle que perdonara a los animales y lobos que aún vivían aterrados y escondidos, pues ellos habían visto que no todos eran malos.
La Diosa enfureció por el atrevimiento de sus hijos, y culpó a los lobos del mundo por hacer que sus hijos se revelaran contra ella, y decidió ante tal rebeldía, abandonarlos en el mundo, ella prometió cegada por el dolor de la traición que jamás volvería a velar por ellos, y vería como lentamente la avaricia, el dolor y la incertidumbre derrumbaría y destruiría el mundo al cual una vez vio con amor.
Maldijo a sus hijos condenándolos a dejar de ser lobos, los hizo mitad humano mitad animal, una categoría incluso menor que la de un lobo, los maldijo para que no pudieran regresar a su forma real más que en las noches de luna de llena, los condenó a vagar sobre la tierra por años y sin descanso.
Cuenta la leyenda que la luna aún se encuentra de espectadora, pues sube todas las noches a su trono para mirar paciente, y los lobos recurren a ella para pedirle perdón.
Muchos creen que la luna aún está enojada, pero otros creen que ella nos perdonó y ayuda solo aquel que se la merece.
Existen muchas versiones de esta historia, cuentan los libros que la luna aún vela por sus hijos y que estos en cada noche de luna llena van a la piedra más alta a cantarle para hacerla dormir.
-Hyung, ¿Usted cree que la luna nos ayudará? Nosotros nos portamos muy bien.
-Sí, yo siempre obedezco a mis papás, y me escondo cuando mi papi me dice que lo haga.
-Yo me como todo mi tazón de comida siempre
- ¿La luna va a ayudarnos hyung?
-Claro -contestó simple el omega aunque fuera una respuesta vacía y sin promesa alguna.
Los niños se acercaron a acurrucarse contra el omega que aunque no les devolvió el abrazo, ellos estaban más tranquilos si estaban junto a él, su sola presencia era suficiente para ellos.
El omega miró a ambos cachorros que estaban dormidos encima suyo, liberando un poco de su olor sintió los cuerpos más pesados sobre si, habían caído en un sueño muy profundo, y con cuidado se los quitó de encima para dejarlos a su lado, sin duda esa noche sería víctima nuevamente del insomnio por lo que no podría pegar un solo ojo en toda la noche.
Mirado por la ventana, noto como la luna filtraba su tenue luz por el estrecho hueco en la pared, haciendo sonreír al rubio que miro receloso en su dirección.
-Dime, ¿Sigues enojada? -Susurró a la solitaria luna, con la vista aún clavada en ella - ¿No es suficiente dolor aun?
Ante aquella simple pregunta la luz cambió de dirección para reflejarse en el brazo que tapaba a los cachorros, al mínimo toque de la luz de la luna sus manos brillaron el largas y oscuras runas tatuadas en lo más profundo de su ser
-Supongo que ese es un no -Soltando una risa floja volvió su vista en dirección a la pequeña ventana hablándole por última vez.
- ¿Alguna vez nos perdonaras...Madre?
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