Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🌕ESCAPE 🌕



La fría noche se hacía presente cuando la luna se encontraba a pocos minutos de alcanzar su punto, despidiendo con alegría al sol, aquel hermoso círculo blanco y efímero se colocó en lo más alto de la montaña.

Casi parecía que llegaba a besar la punta llena de blanca nieve.

Brillante y hermosa, resplandecía e iluminaba la penumbra de la noche y librando a todo aquel ser de su cruel oscuridad.

Miles de estrellas a su alrededor haciéndole compañía y brillando con igual esmero.

El cielo se mostraba despejado, sin ninguna nube que pudiera ocultar el resplandor de la bella luna y sus brillantes acompañantes.

Bajo tan bello brillo un pequeño lobo blanco corría con todas las fuerzas que le quedaban a sus delgadas patas.

La luna sonrió mirando aquel hermoso hijo suyo correr bajo su brillo, pensando ingenuamente que este iría a visitarla al igual que sus hermanos.

Sin embargo aquel lobo siguió su camino dejando la montaña atrás, la luna confundida, miró aún más atenta al pequeño lobo que corría con gran velocidad y apenas notando que también desesperación.

La luna miró que no era sólo un lobo, sino casi una docena de lobos grises que se encontraban persiguiendo al pequeño lobo blanco.

Angustiada, la luna siguió al pequeño lobo que parecía tan ajeno en su mundo que ni siquiera le notó.

Y no lo culpaba, pero si se hallaba preocupada.

El lobo de pelaje blanco aunque manchado de suciedad se encontraba corriendo en dirección incierta intentando escapar de su antiguo hogar.

Si es que a eso se le podía llamar hogar.

Sintiendo la tierra arrancada por la fuerza de sus patas, el lobo blanco continuo corriendo a pesar de que se sentía desfallecer, su piel ardía, su cuerpo dolía y sabía que sus patas le fallarían en cualquier momento y todo acabaría.

Pero él no dejaría que eso pasara, había luchado mucho para ser detenido ahora, no los dejaría, no lo permitiría.

Aun cuando sus pulmones pareciesen a punto de reventarse y pudiera sentir su sangre caliente recorrerle todo el cuerpo y su corazón pareciese querer salir de su pecho.

A pesar de todo siguió corriendo, porque irónicamente, su vida si dependía de ello.

El lobo ignoro las ramas que raspaban aún más su blanco pelaje causándole finas líneas que no tardaban en desbordar espesas gotas de sangre, manchando la piel y dejando un rastro aún más accesible a sus cazadores.

Porque eso hacía, lo cazaban.

Pero él se había prometido a si mismo que él no sería una presa, sobre su cadáver.

Vamos saco de huesos ¿Eso es todo lo que puedes correr?

Jimin rodó los ojos al escuchar la clara burla de su lobo, como él no era quien corría por su vida.

Lo dices como si fuera tan fácil -gruñó a su lobo

Debido a la espesa capa de nieve el lobo no vio una raíz sobresaliente y su pata quedó trabada en está logrando que el lobo rodará colina abajo golpeándose el cuerpo al chocar con los árboles.

Oye mocoso, arriba, sigue corriendo.

¿Ahora eres motivacional?

Joder, solo corre.

Descuida, no vamos a volver a ese lugar -renegó en protesta -Al menos, no con vida.

Decidido, logró ponerse de pie y seguir corriendo, el lobo pensó que había perdido a los cazadores y no pudo estar más equivocado cuando unos colmillos se hincaron con fuerza sobre su lomo arrancándole un sollozo lastimero.

A como pudo, logró zafarse de los colmillos del lobo para seguir corriendo.

A lo lejos pudo divisar el rio, sabía que como era invierno debería estar congelado, esperaba que así fuera o sería su fin.

Debido a la adrenalina o quizá el frio ya había entumido todo sus músculos que no sentía dolor alguno, solo estaba concentrado en una cosa, correr.

Correr por su vida.

Sabía que los lobos que le seguían, trataban de hacer el mínimo ruido posible para no alertar a otras manadas.

Esa era su salida.

Al llegar a la cima de una colina se detuvo unos segundo tomando aire antes de soltar el aullido más profundo que alguna vez haya hecho, él tenía prohibido hacerlo por lo que era uno de los pocos que había hecho en su corta vida, esperaba que fuera suficiente.

No tardo mucho para que más aullidos se escucharan del otro lado del rio.

Lo había logrado.

Feliz por su mérito descendió la colina a toda prisa hasta llegar a las rocas que se hallaban al inicio del rio.

Y como si su suerte se hubiera esfumado, miró el rio que estaba en movimiento.

¿No se suponía que esta porquería tenía que estar congelada?

Se suponía.

Escuchó el gruñido de odio de uno de los lobos, logrando hacerlo estremecer al entender que estaban cerca.

Ni siquiera lo pienses -se quejó su lobo al ver como este tenía intenciones de saltar al rio -Mi pelaje es delicado y se esponja.

¡¿Eso es lo que te importa?!

Si sobrevivimos pareceremos una pelusa -refunfuñó -No digas que no te lo advertí.

Ignorando olímpicamente a su lobo saltó sin muchas esperanzas de sobrevivir, de cualquier forma le daría fin a su infierno.

Soltó un gruñido al sentir el impacto con la helada agua contra su piel, no podía cambiar o moriría más rápido.

Sentía como la corriente alada lo arrastraba a quien sabe dónde.

Sal de una vez que se me congela el culo.

A como sus patas le permitieron logró salir del agua hasta esconderse entre las rocas.

¡Estamos vivos! -Celebró su lobo -Mojados y próximamente esponjados, ¡Pero estamos vivos!

Aun no cantes victoria -le cortó el humano -Te recuerdo que aún nos falta sobrevivir de este lado.

Aguafiestas -refunfuñó.

Antes de que pudiera protestar un gruñido lo hizo encogerse en su lugar.

Se quedó quieto en espera de que nadie se acercara, ni siquiera estaba respirando por temor a ser descubierto.

- ¿Qué creen que están haciendo? -Se escuchó una voz acompañada de varios gruñidos -Este es el final del territorio norte.

El pequeño lobito blanco sintió su estómago encogerse de sobre manera cuando sintió una presencia demasiado conocida para él.

Por inercia escondió su empapada colita entre sus patas traseras, colocando su cabeza sobre el suelo girándola un poco para dejar su cuello al descubierto en signo de sumisión.

Se odio así mismo por reaccionar de esa manera ante aquella persona, pero sabía bien que no era culpa de su lobo actuar así, era un reflejo involuntario al que había sido adiestrado.

-Descuida, Kim, lo último que mis lobos quieren es causar problemas -se escuchó otra voz, una que le hizo estremecerse aún más - ¿No es así, muchachos?

Un largo silencio se extendió por todo el bosque, tan denso e incómodo que el de pelaje blanco pudo imaginar que los lobos del norte se encontraban con la cabeza gacha sin atreverse a encarar al alfa.

-Alfa Lee, que sorpresa verte -Interrumpió una profunda voz que rompió la densa tensión -Debe ser algo importante si vienes en persona a buscarlo, ¿No es así?

Un lobo de pelaje cobrizo se hizo presente al escalar una de las rocas altas que se hallaban cerca del rio, si el lobo se descuidaba un poco podría caer al agua congelada, sin embargo a este parecía no importarle ese hecho ya que ni siquiera se preocupó por ello, tan solo se sentó en sus patas traseras mirando a los lobos del otro lado del rio con el rostro serio, los lobos de su manada hicieron una reverencia ante él en signo de respeto.

-Jung -escupió el alfa del norte con sequedad - ¿Sigues vivo?, Pensé que no volvería ver tu cara después de tantos años.

-Lo mismo digo -respondió el lobo cambiando su tono a uno un tanto burlón -Veo que los años te han cobrado factura.

Me cae bien este tipo -escuchó a su lobo.

Por su puesto su parte humana lo ignoro mientras se concentraba en secar su pelaje con su lengua.

-Lo dices como si tu cara no estuviera igual de arrugada -respondió el lobo con total tranquilidad.

Una calma que hacía temblar al pequeño lobito aún más de lo que lo hacía temblar el frio.

-Desgraciadamente el volver a verte no es un gusto, peor aún, si es porque intentas invadir territorio sur.

-Descuida, puedes quedarte con tu territorio, no es por eso que me hallo aquí.

-Ilumíname entonces -demandó el lobo cobrizo, recostando su cuerpo en la roca sin preocupación alguna, en cambio sus lobos se mantenían en su posición completamente alertas a cualquier movimiento - ¿Qué puede ser tan importante como para que vengas al límite?

-Mi cachorro.

El pequeño lobito casi vomitó lo que no había comido en días al escuchar eso.

¡¿Se atrevió a llamarme su cachorro ese grandísimo hijo de las re mil putas?!

Hoseok casi se cae de la roca al escuchar la respuesta, llevó su vista al alfa sorprendido y desconcertado puesto que aquello lo tomó bastante desprevenido.

-Creo que no escuche bien, ¿Dijiste cachorro? -preguntó aun anonado poniéndose de pie en sus cuatro patas aunque levantando su pata izquierda delantera debido a la punzada de dolor que le atravesó - ¿Viniste aquí... por un cachorro?

- ¿Por qué te sorprende?, Es mi hijo después de todo -respondió el lobo aun conservando la calma.

-Tu hijo cruzó -No lo pregunto, lo afirmo.

El lobo del norte no tuvo más opción que asentir fríamente.

-Lastima, ten otro hijo -esa fue la respuesta que Hoseok soltó frente a él sin remordimiento alguno -Si cruzó, está muerto.

Olvida lo que dije, ya no me cae bien.

El pequeño lobito, que se había esmerado en peinar su pelaje inútilmente ya que casi era una pelusa viviente de lo esponjado que estaba, levanto sus orejitas al escuchar aquello.

Claro que sabía las consecuencias de cruzar un territorio, no era estúpido, pero ciertamente temió un poco cuando aquel lobo cobrizo dijo esas palabras con tanta simpleza como si hablara de la hora en vez de una muerte.

No es que te esté apurando, pero me gustaría comentarte que esta es nuestra oportunidad de irnos, están distraídos-habló su lobo -No, ¿Sabes qué?, Si te estoy apurando, levanta el culo y sácanos de aquí, idiota.

Esta vez no ignoró el pedido de su lobo y se puso de pie, devolviéndose arrepentido casi de inmediato al suelo al ver que estaba prácticamente rodeado de lobos.

Ay...joder.

-Hoseok -volvió a llamar el lobo dejando ver un poco su impaciencia -No es algo que quiero hablar contigo, ni es una decisión que tú debas tomar.

-Por el momento, claro que puedo hacerlo, el alfa esta en celo y por eso soy el que está a cargo de todo -cortó el cobrizo con más brusquedad de la necesaria, mandando su sonrisa burlona muy lejos -No conseguirás nada con el alfa, son las reglas, si cruza es nuestro, tal vez te deje llevarte el cadáver si dejas de joder.

-No me retes, Jung.

- ¿O qué? -Le retó con burla el lobo obrizo -No creo que quieras provocar una nueva guerra sabiendo que tu clan fue el que más perdió en aquel entonces.

-No quiero una guerra, quiero a mi cachorro.

Al escuchar eso el pequeño lobito soltó un "¡Ja!" demasiado alto, logrando llamar la atención de uno de los lobos

¿Bueno, tú eres estúpido o qué? -gruñó su lobo.

El de pelaje blanco se hizo pequeñito, deseando con todas sus fuerzas que el alfa lo dejara pasar pues este parecía estar buscándolo con la mirada pero sin mucho interés.

Para su buena suerte el lobo desvío la mirada nuevamente a los lobos del norte.

¿Por qué no te pones una falda y les haces un baile ya que estas tan generoso?

Fue un accidente, supéralo.

-No pensé que te importara algo tan trivial como tu hijo -se burló nuevamente Hoseok.

-Claro que me importa -mintió el lobo -Solo quiero pedir un favor, no es para tanto.

- ¿Nos viste cara de beneficencia?

Mientras ambos lobos seguían en discusión una idea cruzó nuevamente por la cabeza del de pelaje blanco.

Intenta pecho tierra -aconsejó el lobo.

Aunque lo odiara era una buena idea, ahora que los lobos se hallaban distraídos en una discusión de indirectas entre ellos, el pequeño comenzó a moverse empujándose con sus patitas traseras por la tierra.

Seguía escuchando uno que otro gruñido a la distancia hasta que escucho la tierra crujir muy cerca de él.

Aun con el pecho pegado a la tierra el pequeño lobito se quedó hecho de piedra esperando no ser visto.

Si no me muevo no me ve, si no me muevo no me ve.

¿Qué tal si enseñamos la pancita? -Propuso su lobo -Podría funcionar.

Déjalo, si muero, será con mi dignidad intacta.

Fue un honor haberte conocido entonces.

El chico rodó los ojos al escuchar el falso llanto de su lobo y alzó un poco la cabeza para estudiar el terreno, había tres lobos cerca suyo, pero si seguía entre las rocas posiblemente no sería visto, aunque si hacía un ruido seria atrapado sin la más mínima oportunidad de huir.

Si logramos llegar al bosque será más fácil correr por que nuestro pelaje se confunde con la nieve.

Es todo o nada -le respondió su lobo -Aun tenemos la opción e mostrar la pancita.

Y eso fue suficiente para que el pequeño se armara de valor y comenzara a empujarse nuevamente sobre la tierra.

No le preocupaba su olor, después de todo el collar que tenía sobre su cuello impedía que sus feromonas salieran y también impedía que recibiera una marca, algo que por el momento le era de mucha utilidad.



El alfa de pelaje grisáceo se encontraba revolcándose en la nieve en un intento casi inútil de aliviar el calor que invadía su cuerpo en esos momentos.

Tenía la inmensa necesidad de aliviar el fuego que le recorría las venas pero simplemente no podía ir y tomar a un omega como si nada, al no tener pareja tenía que pasar sus celos por su cuenta, y era mejor así o al menos para él.

-Por la mierda -siseó con enfado volviendo a revolcarse en la nieve sin éxito alguno.

Gruñó con enfado al sentir nuevamente esa punzada de dolor arremeter contra su estómago como si le hubieran dado una patada.

Era una necesidad insaciable que parecía que se le caerían las piernas por el dolor.

Hasta que un intenso olor a frambuesa llegó a sus fosas nasales, lentamente se puso de pie buscando con la mirada de donde provenía aquel exquisito dolor.

Y para su sorpresa la encontró justo sobre él, acotado encima la cueva donde solía ocultarse para sus celos.

Nadie iba a ese lugar, estaba prohibido y bien cuidado por sus lobos, lo que lo hizo gruñir con amenaza hacia el intruso, aunque su lobo no le apoyo en que lo alejara.

Se sintió desconcertado al ver que el pequeño lobo de pelaje blanco ni siquiera se inmuto ante su amenaza, en cambio este movió su colita con ánimo y coquetería.

El lobo volvió a gruñir pero se sintió atacado cuando el pequeño lobo bajo con gracia de la roca a estar casi llegar a él.

¿Cómo se atreve?

Tiene agallas, debo reconocerlo -escuchó a su lobo y el alfa concordó con él.

¿Quién era ese chiquillo y por qué se acercaba a él con tanta confianza?

El pequeño lobito llegó hasta él aunque no se acercó más de lo necesario, a pesar de que no le tenía miedo no retaría al alfa.

- ¿Quién eres? -cuestionó al no reconocerlo como alguien de su manada.

- ¿Necesita saberlo? -Preguntó en cambio -Solo quiero ayudarlo, alfa.

El pequeño lobo comenzó a caminar alrededor del de pelaje gris sin perderlo de vista ni un segundo, sabía que el mayor no podía sentir su olor por lo que se las tendría que arreglar para que el alfa lo aceptara.

Con sigilo, comenzó a acercarse más de la cuenta consiguiendo que el alfa le gruñera en amenaza.

Uy, lo hiciste enojar -se burló el lobo del menor.

¿Y culpa de quién es? -reprendió el omega.

El alfa comenzó a caminar hacia el pequeño lobo que retrocedía por precaución, fueron unos cuantos pasos hasta que sus patas traseras golpearon con la entrada de la cueva.

Te atrapó -soltó cantarín su lobo.

¿Y por qué te gusta esto? ¡Enfermo!

Es excitante, a ti también te gusta no te hagas.

El alfa continúo acercándose aun gruñéndole al pequeño omega que se sentía acorralado.

¿Y ahora?

Sabes que hacer, no te hagas el inocente -respondió su lobo.

Si, sabía que hacer pero le gustaba fingir ser inocente, después de todo le funcionaba.

Sin ningún apiste de miedo o temor se cercó al cuello del alfa que aún le gruñía para olfatearlo, aspirando el delicioso aroma a madera de sándalo, su lobo se sintió flaquear en ese momento.

Todo lo que quería era mostrar su cuello y ser sumiso para el alfa.

¿Y qué te detiene? -Se burló su lobo.

Comenzó a lamer la mandíbula del de pelaje gris que se sorprendió de tal acto por parte del omega. El pequeño termino de acercarse restregando su rostro contra el cuello del alfa, empapándose de su aroma.

El alfa se mantuvo quieto, dejando que el omega hiciera lo que quisiera. Y no se sorprendió mucho cuando el omega se echó en el suelo dándole permiso al alfa de tomarlo.

Olfateo con cuidado el cuello del omega esperando sentir más de aquel delicioso olor a frambuesa y se sorprendió de encontrar un collar en el cuello del de pelaje blanco, eso en definitiva no se lo esperaba, además, si tenía un collar entonces, ¿Por qué podía sentir su olor?

Que tuviera collar significaba algo bueno por decirlo así, gracias eso no tendría problemas en tener que controlarse para no marcarlo.

Pasar tu celo en su forma animal significaba una cosa: control, un control que se le es entregado a su lobo para evitar accidentes aunque eso significara el doble de dolor que estar en su parte humana.

-Entre más espere, más dolor tendrá -Canturreó el omega mirándolo con algo que el alfa pudo descifrar era burla.

- ¿Y te divierte?

-Me gusta ver cómo se rompe hasta aceptar, yo tengo tiempo y puedo esperar.

-Que descarado -acusó el alfa.

El omega no respondió tan solo mordió juguetón una de las grisáceas orejas del alfa.

-Descarado e irrespetuoso -volvió a acusar.

El omega tan solo volvió a tirar de la otra oreja.

-Eres un mocoso, como puedes pedirme que te tome, ¿Siquiera eres mayor de edad?

-Descuide, no haré de usted un pedófilo.

-Eso no responde lo que te pregunte, eres muy pequeño para ser un lobo adulto.

-21.

-No esperaras que me crea eso ¿O sí?

-Si lo cree o no, ya no es mi problema, además, lo creerá quiera o no.

- ¿Cómo estas tan seguro?

-Porque ya lo está considerando -tarareó -Es cuestión de tiempo para que el dolor lo obligue.

El alfa le miro con severidad ante el tono tan relajado que utilizo, era verdad, tarde o temprano iba a ceder. Y el pequeño tan solo tenía que esperar.

Fue cuestión de minutos en los que el alfa se mantenía en silencio peleando contra su lobo por no ceder ante el omega.

Solo espera -prometió el lobo del menor.

Esto es ridículo.

El omega intentó levantarse pensado que había sido rechazado pero en un segundo tenia al alfa sobre él, mordiendo su cuerdo por encima del collar devolviéndolo al suelo.

Miró por el rabillo del ojo a los ojos del alfa, sus pupilas estaban dilatadas y brillantes en un fuerte dorado intenso, se encontraba gruñéndole mientras seguía intentando someterlo.

Tragó en seco al ver la forma tan dominante en que estaba siendo tomado. En ese momento, el alfa ya no era una persona cuerda.

Te lo dije -pronunció cantarín su lobo -Suerte para caminar en después.

¿Control? ¿Qué era eso?



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro