🍰 DULCE 🍰
CAPITULO IV
Jimin giró su cuerpo por cuarta vez esa noche, no había podido conciliar el sueño en ningún momento y ya había comenzado a sentir el malestar en sus heridas de tanto moverse.
En cuanto terminó de cenar lo que el alfa le había preparado este le entregó un cepillo de dientes y le mostró la habitación donde dormiría, después de eso no volvió a verlo y se había dispuesto a dormir.
Claro que en realidad no había pegado el ojo en toda la noche.
— ¡Agh! ¡¿Por qué?! —enterró la cara en la almohada, haciendo una pataleta de la cual se arrepintió ya que sus heridas comenzaron a doler.
Se puso de pie en dirección a una de las puertas de lo que supuso era un armario y por supuesto, ahí no había nada más que unas sábanas.
Eso no era suficiente para lo que necesitaba hacer.
— ¿Ya se habrá dormido? —preguntó al aire.
Después de pensárselo por un rato en el que rebotó su piecito contra el suelo, decidió ir a visitar al alfa.
Y apenas abrió la puerta se lo encontró recargado en la pared mirándole con inexpresividad.
— ¿Uh? —Murmuró el rubio al verle ahí — ¿Iba a entrar?
—Estaba esperando a que salieras —respondió como si nada —No sabía si lo harías en realidad... pero sé que los Zorros son nocturnos así que pensé que estarías inquieto.
—Lo siento —jugó con los cordones que caían en sus hombros —No me pasa mucho, pero hoy...
—Tu zorrito esta intranquilo —comprendió el mayor recibiendo un asentimiento —Sígueme.
Jimin se sorprendió cuando acató la orden sin pensárselo dos veces, siguiéndolo escaleras abajo.
Yoongi le indicó que se sentara en uno de los sillones que adornaban su sala mientras desaparecía por una puerta, Jimin no sabía a donde había ido puesto que lo único que alcanzó a recorrer fue la habitación en la que dormía y la cocina.
Poco después Yoongi salió con una caja blanca en sus manos.
—Déjame ver —señaló con la barbilla el menudo cuerpo sentado frente a él.
El omega le miró un tanto inquieto ante la petición, quedándose inmóvil en su lugar, solo mirándole con confusión.
—Jimin —llamó nuevamente con expresión severa.
Dado que el menor se sintió intimidado por el tono en el que le había hablado, llevó sus manos al final de la sudadera haciendo un par de muecas por el rose de la tela contra el vendaje y se la quitó, quedando con el torso al descubierto.
Sintiendo que comenzaría a temblar en cualquier momento.
Yoongi contempló con atención la lechosa piel del menor, unas rojizas marcas se asomaban por encima de la venda que cubría todo su abdomen.
—Se ve mal —comentó serio, acercando su mano y rozando la venda ligeramente.
El mayor tomó con delicadeza el pequeño cuerpo, colocando una de sus manos en la nuca y la otra en la espalda baja del menor, acostándolo sobre el sillón.
Jimin se contrajo cuando sintió los fríos dedos contra su piel, y se dejó hacer, mirando atento como el alfa colocaba algunos cojines en su espalda baja para que estuviera cómodo.
— ¿Muy mal? —preguntó en un murmuro puesto que el alfa no le había soltado todavía.
—Eres un inquieto —regañó, o al menos esa fue su intención dado que el tono monótono en el que hablaba lo hacía ver más como un comentario simple —Debe doler.
No es como si no lo hubiera sentido antes.
—No en realidad —rectificó Jimin, atrapando entre sus manos los cordones de la sudadera del mayor —Se ven peor de lo que se sienten.
Yoongi asintió, sin mostrar alguna expresión en especial y solo se alejó para sentarse en la mesa de centro, y quedar frente al omega.
—Ayer estabas ardiendo en fiebre y hoy no tuviste la atención medica más adecuada —Acusó entre cerrando los ojos, Jimin soltó una risita inocente intentando nuevamente de atrapar los cordones que colgaban de su ropa —Me preocupa que si se infectan se formara pus y la fiebre volverá.
El peliblanco miró atento las manos del alfa, como estas se estiraban hasta alcanzar la cajita blanca donde traía alcohol etílico y gasas limpias.
—Antes solo lo cambiaste la gasa pero ahora necesito limpiar la herida nuevamente, así que ahora te dolerá un poco —advirtió tomando un algodón y lo baño de alcohol.
— ¿Qué tanto va-AAAAAAAH!! —Gritó a pulmón cuando el mayor bañó la primera sutura — ¡PODRIA AVISAR!
—Te avise —continuó con otra herida, completamente concentrado en su trabajo —Quédate quieto.
El menor lloriqueó tomando el brazo del alfa con fuerza, claro que Yoongi ni se inmutó.
— ¡UGH! —Volvió a gritar, haciendo todo lo posible para no retorcerse, deteniéndose cuando escucho una pequeña risita escapar de los labios del alfa —¿Por qué siento que lo esta disfrutando? —Acusó con los ojos entre cerrados en su dirección y sus orejitas acostadas hacia atrás como si fuera a morderlo en cualquier momento —Alfa malo.
—Alucinas —se defendió Yoongi, tomando otra de las botellitas del botiquín —Este es yodo, no dolerá tanto.
El omega iba a protestar pero ni tuvo tiempo de hacerlo para cuando el alfa vertió unas gotitas alrededor de la herida.
— ¿Ves? —le mostró que no dolía, batiendo el yodo con un algodón.
El dolor no era como el alcohol, quizá si un pequeño ardor pero más soportable, el omega dejó caer la cabeza nuevamente en la almohada dejándose hacer.
—Ya está, ya paso lo peor —tranquilizó el alfa pasando otro algodón esta vez con agua —Quédate aquí un momento, espera a que el yodo seque, iré por algo.
Jimin esperó paciente al alfa que había entrado nuevamente a la habitación de donde había sacado el botiquín y salió con un nuevo frasquito en la mano.
— ¿Qué es eso? —Preguntó con desconfianza, pasando su esponjosa colita por entre sus piernas para cubrir su herida con recelo — ¿También va a doler?
El alfa curvó sus labios ante la pequeña e infantil acción, Jimin creía que se veía amenazante pero en realidad solo era un bollito de ternura andante.
—Es una crema cicatrizante, esto evitará que te queden marcas después —Aseguró con calma, mostrando el contenido con sus dedos.
Jimin entonces observó curioso la cremita roja y bajó lentamente su colita para darle acceso al mayor.
Yoongi comenzó a esparcir la crema haciendo círculos con sus dedos, cuidando de no lastimarlo.
El de ojitos bicolor comenzó a relajarse después de tanto ajetreo, sintiendo a su zorrito interior y a su lobo revolcarse de felicidad por las caricias del peligris, sintió como su cuerpo se relajó a medida que las caricias eran esparcidas por su pancita.
El alfa tenía cuidado de no hacer demasiada presión o acercarse al vientre bajo del omega, porque tenía la leve sospecha que si llegaba a tocar ese lugar su mano se convertiría en un juguete masticable, así que solo continuó pasado solo la yema de sus dedos, después de todo lo que había vivido en los últimos días el pequeño omega se sentía como en una nube cómoda y tibia.
Hasta que las caricias terminaron.
Soltó un quejido, abriendo los ojos para encontrarse con la mirada cansada del alfa, inexpresiva claro, pero que de alguna forma expresaba que estaba cansado.
Con cuidado, fue nuevamente tomado entre los brazos del mayor para ayudarlo a quedar sentado y se pudiera colocar la sudadera.
—Estás listo, zorrito —le revolvió el pelo —Sé que es difícil no moverte porque eres inquieto pero en serio trata de no hacerlo mucho.
Jimin solo asintió despacio.
—Bien, ¿Crees que ahora si puedas dormir?
—Lo intentare.
Conforme con la respuesta, el alfa lo ayudó a subir las escaleras y lo dejó frente a la habitación.
— ¿No ira a dormir? —Cuestionó al mayor cuando notó que este no se movió de la puerta, y solo entonces notó que el alfa no estaba vestido con su ropa de dormir — ¿Va a salir?
—Tengo algo que hacer.
— ¿Ahora? —Se interesó el omega —Pero si es más de media noche.
—Es algo importante que no puede esperar a mañana —respondió sin importancia, dejando claro que no diría nada más —Pero volveré en la mañana.
—Uh, claro...—realmente él no tenía algo que decir por lo que un silencio se formó entre los dos —Supongo que amm... ¿Tenga cuidado?
El alfa asintió sin mucha reacción —Lo tendré —Aseguró mirándolo antes de irse —Buenas noches, cachorro.
A Jimin realmente no le gustaba ese apodo, de hecho, por razones personales lo detestaba con todo su ser, pero por alguna razón, cuando el alfa lo decía, su corazón se aceleraba y sus mejillas se cubrían de una fina capa de rubor, se sentía bien si era él quien se lo decía.
—Buenas noches, alfa.
Y con eso se alejó de la puerta, yendo escaleras abajo y dejando al menor en la soledad de su casa.
Jimin por su parte se adentró a la habitación y se acurrucó con lentitud y cuidado de sus heridas, haciéndose una bolita entre sabanas y almohadas, su lobo estaba inconforme por la falta de olor del alfa pero de todas formas se convenció de aquel pequeño hilo que apenas podía sentir era suficiente para quedarse dormido.
Y así fue, se quedó dormido en medio del desastre que había hecho con las sabanas.
Era la primera vez que dormía en una cama.
El alfa atravesaba el bosque como si lo conociera de memoria, lo cual era así, no había árbol, roca o cueva que él no conociera.
Sin necesidad de un guía o de alguno de los sentidos de su lobo para guiarse, caminó con total tranquilidad hasta que vio la pequeña lumbrera de una fogata que se asomaba por entre los árboles.
Y a medida que caminaba sintió la sensación de ser visto o encontrado, por lo que no se sorprendió cuando un lobo negro se atravesó en su camino mostrando los dientes.
El alfa no se molestó en lo absoluto puesto que la razón por la cual sus hombres se mostraban tan a la defensiva era porque no podían sentir su olor y por ende no podían reconocerlo.
Para ellos, era un extraño caminando por donde no debe.
Hasta que el alfa se mostró en uno de los rayos de la luz de la luna y el lobo frente a él pudo verle la cara, solo entonces cambio su posición mostrando respeto.
— ¿Siwon está aquí? —preguntó ignorando la posición tan sumisa que tenía el lobo, puesto que tenía la cola entre las patas con miedo de haber ofendido a su alfa, solo asintió con la cabeza en respuesta —Llévame con él.
Y así fue como terminó de llegar al campamento, donde todos hicieron una reverencia a él.
La persona que estaba buscando salió de entre los arboles con leña entre los brazos, como líder de la tropa le correspondía quedarse en su forma humana y marcar los puntos de encuentro además de estar al pendiente de las rotaciones.
—Alfa —saludó hombre, dejando pedazos de madera en el suelo y echando unos cuantos a la fogata — ¿Sucedió algo?
—Eso me pregunto —respondió, guardando sus manos entre los bolsillos de su abrigo por el frio, Siwon no paso por alto aquella acción mas no dijo nada —Vi a uno de tu tropa rondar rio abajo.
—Solo lo envié a revisar, al parecer "castores" habían comenzado a formar una presa —respondió el hombre.
—Que conveniente —frunció el ceño —En especial ahora
— ¿Cómo podrían obligar a los castores a hacer una presa? —se confundió el hombre.
Porque no son animales
—Pon vigilancia por si acaso —pidió el Min —Aunque sea casualidad la presa puede usarse como puente.
— ¿Lo incluyo a las rondas?
—No, esa parte del rio está más cerca de la manada, deja que la tropa Marshall se encargue de eso, no los quiero fuera del bosque o lejos de las fronteras por ahora.
El alfa asintió a su petición, sin rechistar.
— ¿Sabes en que tropa esta Hoseok ahora? —preguntó con calma.
—Estaba con los cachorros en el área de los lobeznos la última vez que lo vi —el alfa pereció querer suprimir una sonrisa y añadió un comentario más —Molestando a las nodrizas.
Yoongi blanqueó los ojos ante el último comentario, su amigo terminaría sin garganta si seguía molestando a las alfas encargadas de cuidar a los cachorros.
Esa era la tropa canguro, según los niños, conformada solo por mujeres alfas y omegas, ya que el aroma de los hombres podía ser demasiado para los cachorros que apenas estaban desarrollándose, las omegas eran las encargadas de cuidar a los niños mientras que las alfas eran las encargadas de protegerlos a ambos, teniendo el mínimo de interacción con los cachorros ya que podían desarrollar algún apego.
Con un ligero —Gracias —salió del bosque en busca de su amigo.
La luna parecía querer seguirle en todo momento pues tenía la sensación de que así era.
Se obligó a si mismo a no pensar en nada mientras caminaba de camino a la guardería.
El alfa llevó su mano al frente cuando un árbol apareció de pronto, quiso soltar un gruñido cuando su visión comenzó a fallar como de costumbre.
Y aunque sabía el camino de memoria y estaba seguro de que podía cruzar el bosque a ojos cerrados, el que su lobo se presentara y se fuera en el mismo minuto lo desorientaba y confundía.
Sentía que iba bien y de pronto había tomado el camino equivocado.
—Solo un poco más —suplicó frustrado y sintió a su lobo aruñar su pecho en queja.
Tomó una gran bocanada de aire y continuó su camino, deseando encontrar rápido a su amigo para poder volver a su casa y prepararle el desayuno al zorrito antes de dormir un año si era posible.
No pasaron ni 20 minutos para cuando llegó a la guardería, obviamente esta estaba cerrada pero la luz de una de las oficinas estaba encendida.
Solo espero no encontrarte haciendo lo que creo que estás haciendo.
Decidido a no arriesgarse, tocó la puerta de la oficina hasta que escuchó un delante de su amigo.
— ¿Qué haces aquí tan tarde? —cuestionó el cobrizo apenas lo vio.
—Necesito pedirte un favor —respondió monótono tomando asiento frente a su escritorio.
— ¿Para que soy bueno? No me contestes —Le cortó rápidamente cuando vio la expresión maliciosa en su cara, Yoongi soltó una risa nasal al verse descubierto — ¿Qué necesitas?
—Necesito que esto quede entre tú y yo, nadie más —declaró el alfa adoptando su expresión seria.
Hoseok la odiaba porque a pesar de que él también era un alfa de rango como Yoongi, se sentía profundamente intimidado cuando el mayor se comportaba así.
—Claro, no diré nada —Puso su mano en el pecho con una sonrisa que inmediatamente borró cuando Yoongi le miró amanzánate, se aclaró la garganta enderezándose en su asiento —Descuida, cualquier cosa que necesites, estoy a tu servicio, lo sabes.
—Lo que sé es que si alguien se entera de esto te voy a desterrar —soltó como si nada, más como un comentario que como una amenaza.
— ¿Qué? ¿Mataste a alguien?
—Es muy personal —Reveló el mayor sabiendo que su amigo era un chismoso, y que si pedía este favor estaría jugando con un cuchillo de doble filo —Quiero que encuentres algo por mí.
—Ya veo que es muy personal si no se lo pediste a la tropa de búsqueda.
—Lo es —afirmó el mayor, esta vez dejando su pose relajada atrás para mirarle inexpresivo como siempre —Necesito que busques algo en la casa de la luna.
Hoseok casi se cae de su silla cuando escuchó sus palabras, y le miró como si le hubiera salido otra cabeza.
— ¿Te volviste loco acaso? —Estalló el cobrizo, en susurros puesto que valoraba su vida como para cometer tal falta de respeto al gritarle a su alfa —Es decir, ¿Estás seguro?
—Quiero que me traigas los libros de mi padre —Reveló como si no le estuviera sobre exigiendo a la cabeza de su amigo —De hecho, preferiría que me trajeras todo lo que hay ahí.
— ¿Tienes idea de lo que me harán si alguien me ve? —Expresó mostrando su pánico y terror.
—Por eso lo harás sin que nadie te vea —respondió obvio —Los libros deben de estar en el sótano, tráelo todo si es posible.
—No sé porque soy tu amigo —lloriqueó, derrumbándose sobre el escritorio para hacer drama, cosa que obviamente no le importó al mayor ya que solo se puso de pie para irse —¿A dónde vas?
—Deje algo en la casa —respondió abriendo la puerta.
—Y una mierda, si quieres que te consiga los libros tendrás que ayudarme con esto —señaló el montón de papeles que estaban apilados sobre el escritorio —No quiero a los viejos del consejo detrás de mi recriminándome de no hacer mi trabajo después.
—Ese ni siquiera es tu trabajo —renegó Yoongi —Solo haces el papeleo de la guardería para poder revolcarte con las cuidadoras.
— ¡Claro que no! —Chilló ofendido por tal acusación, Yoongi enarcó una ceja con incredulidad —Esta bien, hago eso a veces pero esta vez Wendy me lo pidió de favor y no pude negarme, además, son las peticiones y algunos informes de toda la manda, y los preparativos para el festival del invierno me tienen hasta el cu-
—Bien, te ayudaré, pero cállate de una vez —se quejó el mayor volviendo a tomar asiento —Solo porque en serio necesito esos libros.
— ¿Puedo saber para que los quieres?
—No.
— ¡Oh vamos!, voy a arriesgar mi trasero por esos libros, mínimo quiero saber para qué son —refunfuñó cual niño pequeño.
—No.
— ¿Por qué?
—Porque no.
— ¡Yoongiiii! —El nombrado le miró con asco cuando hizo un mohín —No me mires así, no dejare de fastidiar hasta que me digas.
—Cotilla.
—Sí, sí, cotilla y todo lo que quieras pero dimeee —le zarandeó.
—Solo necesito leer algo que mi padre me conto de niño, y esos libros me darán la respuesta —respondió con voz calma, ignorando la mueca de su amigo.
—Eso no me dice nada —reprochó, cruzándose de brazos.
—Lastima.
—Eres un pésimo amigo ¿Lo sabias?
—De sobra —respondió monótono — ¿Quieres que te ayude o no?
El cobrizo no lo pensó dos veces antes de darle la mitad de los papeles que había en la pileta.
—Entonces, ¿Puedo saber porque Jin volvió de tu casa hecho una bola de fuego? —preguntó de la nada.
—Peleó conmigo —respondió sin mucha importancia.
—Dirás con la pared, porque discutir contigo es como pelear con una maceta —rodó los ojos —De hecho, es más probable que la maceta hable a que tú sigas una discusión.
—Él tiene razón ¿Qué caso tiene discutir?
—Nunca te comprenderé —Bufó, recargando su espalda en el respaldo de la silla.
—No espero que lo hagas —Murmuró, sin dejar que su amigo escuchará.
Entre más pláticas y comentarios radicales de parte del cobrizo, la maña había tocado a su puerta dándole la bienvenida a un nuevo día, en el cual Yoongi ya deseaba que terminara para poder dormir.
— ¿Ya es todo? —cuestionó, tallándose sus ojitos cansados.
—Así es, por fin es todo —celebró alzando sus brazos y estirándose hasta hacer crujir sus huesos —Recuérdame por favor no volver a dejar el papeleo a lo último.
—Lo harás de todas formas —rectificó el mayor tomando su abrigo para salir de la oficina.
—Pero tu deber como mi mejor amigo es recordármelo —reprochó el menor siguiéndolo.
—También es mi deber como alfa regañarte por hacerlo y tampoco lo hago —contra atacó con simpleza, comenzando una caminata ligera.
—Odio que todo lo tengas que decir con esa cara —Bufó con mal humor.
—No tengo otra.
— ¡Claro que sí! —Reprochó con brazos cruzados —Todos tenemos diferentes caras para expresar lo que decimos.
—Creo que a eso se le llama expresiones —Se burló, guardando sus manos en su abrigo.
— ¡ES LO MISMO! —Blanqueó los ojos —Debes decir las cosas con expresiones, no eres una pared.
Ojala lo fuera.
—Como sea, me voy —se despidió con la mano.
—Espero volverte a ver —dijo el cobrizo como si se fuera a la guerra.
Por alguna razón Yoongi se preocupó por aquel comentario, y se giró para encarar a su amigo.
— ¿Por qué lo dices? —cuestionó con recelo.
Hoseok le miró extrañado por el tono que utilizo, completamente confundido por el cambio tan brusco de temperamento y antes de que pudiera responder, unas vocecitas infantiles lo interrumpieron.
— ¡Afa! —Gritaron los cachorros apenas vieron al peligris, soltándose de las manos de sus cuidadoras para ir a su encuentro — ¡Afa!, ¡Afa!
— ¡Hola! —el mayor se puso de cuchillas para atrapar a los pequeños cuerpecitos que se lanzaron sobre el sin cuidado alguno — ¡Pero mira que grandes están!
El alfa cargó a uno de los cachorros en cada brazo para ponerse de pie.
— ¡Afa malo! —chilló la niña poniendo un pucherito en su labios, su hermano le imitó poniendo un pucherito también e intentando cruzar sus brazos.
— ¿Soy un alfa malo? —Preguntó con una sonrisa por los tiernos gestos — ¿Por qué soy un alfa malo? ¿Hmm?
—poque alfa dijo que compaliamos gagueta —se quejó la niña.
—Galleta —corrigió con ternura.
—y afa no pompo gagueta —terminó el niño
— ¡Hyunjin, Yeji! —Llamó su cuidador —Lo siento, alfa, se soltaron de mis manos.
—Está bien, ¿Puedo llevarlos un momento fuera de la guardería? —Preguntó al omega encargado de cuidarlos —Seré un mal alfa si no cumplo mis promesas.
— ¿Uh?, Pero tienen clases ahora...—El cuidador soltó un suspiro cuando ambos cachorros pusieron ojitos grandes para intentar convencerlo.
—Será rápido —insistió el alfa.
—Bien... pero tendrán que regresar rápido para tomar sus clases —concedió el omega.
—No tardaremos —tranquilizó bajando a los niños y tomando de la mano a cada uno — ¿A dónde debo llevarlos cuando regresemos?
—Ellos pertenecen la camada ardilla, mi nombre es Han Jisung, soy su encargado —se presentó con una reverencia —Su salón es el rojo.
—Los traeré rápido —comentó el mayor despidiéndose, Han hizo otra reverencia.
—Cuídelos mucho por favor —pidió el omega —Y ustedes dos, pórtense bien.
— ¡Si, Hannie hyung! —respondieron los mellizos al unísono, poniendo su manita en su frente como un soldado y luego la agitaron para despedirse de su cuidador.
Yoongi se dio la vuelta para invitar a Hoseok a acompañarlos pero se sorprendió cuando vio al alfa completamente hipnotizado con una bonita omega castaña que le hablaba animadamente.
Yoongi solo podía burlarse de la sonrisa boba que el cobrizo tenía en la cara, escuchándola y dándole toda su atención.
Sin duda su amigo estaba perdido por la cuidadora aunque quisiera aparentar que no. Quizá Wendy lograba ponerlo en cintura.
—Vamos, cachorros —llamó Yoongi, interrumpiendo una infantil discusión de quien comería más galletas.
El mayor sonrió y se encaminó con ellos hacia el pueblo. Su mente trajo un viejo recuerdo suyo de cuando era adolescente, aunque más que un recuerdo había sido un deja vu, se recordó así mismo llevando a su primer día de escuela a uno de sus primos.
En ese entonces no le tomó mucha importancia, pero aquella vez había fantaseado con su futuro, uno donde el iría a dejar a la escuela a un cachorro propio, nunca visualizo a su pareja porque tenía esa idea de que no sería el quien la escogería, sino un montón de personas que los llevarían a debate para saber si era apto o no.
Y a pesar de saber eso, había sido tan iluso como para pensar en un futuro donde fuera feliz.
Que equivocado estaba.
—Afa —llamó Hyunjin tirando de la manga de su abrigo, sacándolo de sus amargos pensamientos — ¿Gagueta de cocate?
—ño, vanila—interrumpió Yeji.
—Podemos comprar las dos —tranquilizó el mayor.
Ambos cachorros comenzaron a contarle su día y lo que habían aprendido en la escuela.
Yoongi hacia su mejor esfuerzo por traducir todo en su mente a palabras normales ya que muchas de sus palabras eran inentendibles para él.
No tardaron mucho para llegar a la panadería preferida del alfa, era un lugar muy poco concurrido y algo alejado pero sus galletas y panes eran deliciosos, a Yoongi le encantaba ir ahí ya que no solía ser visto por la gente.
— ¡Oh, pero miren que tenemos aquí! —Exclamó una voz del otro lado del mostrador —Pero si es mi pequeño come galletas.
El peligris sonrió al escuchar a su Nana, solía llamarle así desde que tenía cuatro años, dado que desde que tenía memoria iba a su tienda a atiborrarse de galletas hasta casi caer en un coma alimenticio.
Siempre se sentía un poco nostálgico cuando la visitaba puesto que esa mujer joven que conoció cuando niño ahora era una mujer adulta con rasgos más marcados, signos de la edad.
Su cabello lacio y largo hasta sus hombros, con una que otra cana asomándose por entre el brillante castaño, su sonrisa seguía siendo la misma a pesar de los años, cálida, reconfortante, como si te dijera que todo estaba bien, que no había nada de qué preocuparse, solo sonreír, sus ojos adorados con una que otra arruga casi invisible.
Shin Hana seguía siendo la mujer más hermosa que alguna vez conoció a pesar de las manchas de harina sobre sus mejillas y su ropa.
—Buenos días, Nana —Saludó el alfa dándole un pequeño abrazo — ¿Cómo has estado?
—Más vieja, tú qué crees —refunfuñó la señora correspondiendo el abrazo y dándole un empujón cuando vio a los mellizos detrás de él —Ay, pero mira que hermosura de cachorros, ¿Vienen por galletas de la tía Hana?
—Chi —chillaron los menores dejándose abrazar por la mujer con olor a galletas y pastel.
—Queremos una orden de galletas de chocolate y...
—vanila —completó la cachorra.
—Vainilla —repitió el mayor recibiendo una sonrisa de su Nana —Para llevar.
La mujer rodó los ojos mirándole con reproche.
—Claro, porque ya no tienes tiempo de quedarte a comer un pastel con tu Nana ahora que eres el alfa —dramatizó la mujer, metiendo sus galletas a unas coloridas bolsas bajo la atenta mirada de dos cachorros que planeaban asaltar el estante de panquesitos rellenos —Aun recuerdo los días en que un pequeño cachorro rechonchito solía visitar mi tienda a escondidas de sus padres para comer un pastelito conmigo —La mujer soltó un dramático suspiro —Todos son iguales, te buscan, dicen que te aman, que siempre te van a visitar y cuando les das tus pasteles se van para nunca volver.
Yoongi hizo una mueca —Yo no estaba rechonchito —se quejó.
— ¡¿Eso es lo único que escuchaste?! —Chilló indignada la mujer, dejando que los cachorros "robaran" los panquesitos —Mira que eres descarado hombre. Yo que pensaba que me amabas
El alfa soltó una risita por la indignación de la mujer que fingía secarse una lagrima falsa, la beta podría hacer feliz el día de cualquiera con sus locuras.
— ¿No crees que ya estas bastante grandecita para estar haciendo berrinches? —se burló.
Claro que la mujer se hizo la ofendida ante tal comentario y le sacó la lengua antes de girarse con "elegancia" casi tropezando con sus tacones y empezar a corretear a los cachorros.
Su mirada recorrió la tienda dándose cuenta de alguno que otro detalle que había cambiado desde la última vez que había estado ahí, se distrajo en la sección de pasteles, más bien con un pastel en especial.
— ¿Es de frambuesa? —preguntó tomando el pequeño pastelito en forma de rollo muy bien decorado, recibió un asentimiento por parte de la beta.
Inmediatamente su mente trajo el recuerdo de un inquieto zorrito, se preguntó si le gustaría el pastel.
Esto no cuenta como canibalismo, ¿Verdad?
Decidió no pensarlo mucho y lo dejo sobre el mostrador junto a los dos paquetes de galletas.
—Sabes lo ocupado que estoy con todo esto —suspiró, tomando a Yeji en brazos.
—Y por eso tienes que tomarte un respiro y venir a comer una rebanada de pastel con tu Nana como en los viejos tiempos —insistió la mujer, tomando a un Hyunjin lleno de crema pastelera —Y de paso, pasar tiempo antes de que esta vieja estire la pata.
Yoongi recibió al menor con su brazo libre después de pagar las galletas y los "robados" panquesitos.
—Bien, prometo venir más seguido, pero es tu culpa si me pongo rechonchito —aceptó con una sonrisa, fingiendo que no le afecto el ultimo comentario de la mujer.
—Eso, ves que no es tan difícil —sonrió la beta, acariciando su mejilla con una mirada melancólica y nostálgica —Lo estás haciendo muy bien, cariño.
Y esas palabras significaban más de lo que creía, sintió sus ojos picar por un momento pero se negó a mostrar sus emociones.
—Nos vemos Nana, cuídate por favor.
—Tú también, cariño —despidió la mujer —Eres el alfa pero también eres humano, y como tal, está bien sentirse cansado y necesitar estar solo un tiempo, pero hijo, no trates de enfrentarlo todo tu solo, no lo estas.
—Lo sé, cuidare mejor de mí —respondió y no sabía porque sus palabras le sonaron a mentiras —Debo irme, tengo que dejar a los cachorros en la guardería.
La mujer asintió dejándolo ir y deseándole un buen día.
Soltó un suspiro cuando lo vio abandonar la tienda con los cachorros, y es que sabía que el alfa no cumpliría lo que dijo, por eso no lo prometió.
Siempre había sido así, dejaba que todo el peso recayera sobre él, haciéndose cargo de lo que un niño no debería, un niño debería estar jugando con otros cachorros y comiendo dulces a escondidas, no escribiendo papeleo ni encerrado en una oficina aprendiendo y repitiendo todo lo que su padre le decía para que fuera un excelente líder.
Dándole más preocupaciones de las que un cachorro debería tener y haciéndolo la persona que es hoy.
Alguien solitario, arisco y que prefería hundirse en su miseria y soledad antes que mostrarse débil frente a alguien.
Era solo un niño.
— ¿Mamá? —llamó Suran detrás de ella —Acabo de dejar una orden de panquesitos y ya no están ¿Ya los vendiste?
— ¿Hmm? Nou, no, ¿Ya no están? —se hizo la desentendida, aunque su hija tan solo le mando una mirada incrédula porque conocía a su madre.
Por su parte Yoongi no entendía de donde los mellizos sacaban panquesitos uno tras otros cuando él solo les compró uno.
Pero no necesitó pensarlo mucho para descubrirlo.
Su Nana también lo hacía cuando la visitaba de niño, dándole más pastelitos de los que compraba.
Llegó a la guardería para dejar a los cachorros, encontrándose con Namjoon cuando regresaba.
—Hola, estas vivo —bromeó el mayor llegando a su lado.
— ¿Por qué no lo estaría? —cuestionó el mayor.
—Bueno, Jin estaba muy enojado cuando fue hablar contigo pero es bueno que todo saliera bien.
— ¿De qué hablas? —Se detuvo —Yo no he hablado con Jin.
Namjoon frunció el ceño —Ayer se la paso quejándose todo el día de ti pero terminó diciendo que son hermanos y que no deberían de pelear, así que iría a arreglar las cosas contigo —explicó el castaño —Fue a tu casa esta mañana.
Y por alguna razón su lobo se molestó por eso, entrando en pánico de que fuera a encontrar a Jimin o que el zorrito se espantara y hullera, no debía moverse o sus heridas se abrirían.
—Ah, mierda —Y con eso salió corriendo en dirección a su casa, dejando a un confundido Namjoon atrás.
Jimin ni se hubiera despertado de no haber sido por sus heridas, él era inquieto incluso para dormir y el vendaje en el estómago no le permitía moverse como quería.
Se volvió a acomodar de lado intentando volver a dormir pero el pinchazo de dolor hizo que soltara una queja.
Si sigues moviéndote te abrirás los puntos —riñó su lobo.
Así nunca terminare de sanar.
Hay una forma más rápida de hacerlo.
Jimin sabía a lo qué se refería su lobo, pero no estaba seguro de estar lo suficientemente estable para hacerlo.
Pero valía la pena intentarlo si con eso podía volver a dormir.
Se hizo bolita ignorando el dolor que le produjo aquella acción.
Pronto de entre todo el montón de sabanas un pequeño cuerpecito peludo luchaba por salir al exterior, soltando uno que otro lloriqueo cuando no lo conseguía.
Hasta que finalmente logro sacar la pequeña cabecita blanca, seguida de todo su cuerpo.
Soltó un chillido de alegría siendo finalmente libre, las vendas habían caído de su cuerpo dejando las heridas expuestas.
Comenzó a lamerlas iniciando con el proceso de curación, siendo un shifter, tenía la capacidad de sanar más rápido en su forma animal.
En este caso, un pequeño zorro blanco o al menos más pequeño de lo que comúnmente es un zorro adulto.
Cuando terminó su tarea de limpiar todas sus heridas con su lengua se dispuso a volver a dormir y dejar que sus heridas reposaran.
Habría sido un buen plan si no fuera por el estridente ruido que provino del primer piso, había sonado como si hubieran azotado la puerta.
¿Sera el alfa? ¿Ya habría vuelto?
Entusiasmado con la idea de volver a ver al peligris, el zorrito intentó bajar de la cama yéndose de bruces contra el piso.
Jamás entenderé como es que sigues vivo, siendo tan...tú.
La voz de su zorro se hizo presente en su cabeza cuando logro incorporarse, no le gustaba hablar con él, principalmente porque este tenía toda la personalidad que un zorro podría tener.
Vanidoso, soberbio, quisquilloso, apático y sobre todo mentiroso.
Era tan parecido a él mismo que no lo soportaba.
Tanto tiempo.
Sé que me extrañaste.
Aja.
Me dueles.
Ignorando al zorro igual que como hacía con su lobo se aproximó hasta la puerta dándose cuenta de que no podría abrirla estando en su forma animal.
Insisto, ¿Cómo es que sigues vivo?
El pequeño omega salto y atrapo la manija de la puerta con los dientes, logrando abrirla.
Así es que sigo vivo —respondió altanero, maneando la cola de lado a lado con gracia.
Salió de la habitación rumbo a las escaleras esperando encontrar al alfa, pero su sorpresa fue cuando un olor a omega se presentó, y aunque le pareció levemente familiar aun así no lo reconoció.
¿Quién era?
Ni siquiera pudo detenerse a husmear al intruso cuando este apareció en su vista, recorriendo toda la sala de estar como si estuviera en su casa.
—Min idiota Yoongi, soy tu hermano mayor y debería tenerme respeto por eso, pero nooo, el señor cree que puede tener todo en orden el solo y sin la ayuda de nadie —escuchó sus quejas, el zorrito se asomó por entre las barandas de la escalera para no ser visto —Alfa sin cerebro, idiota que no sabe pedir ayuda.
Jimin no tenía ni la menor idea de quien era ese omega y del porque estaba vociferando miles de insultos en contra del alfa mientras acomodaba un montón de cajas llenas de dios sabe qué.
—Pero eso me pasa por intentar ser un buen hermano y ayudarlo —continuo quejándose —Él no me pide ayuda y no quiere que meta en sus asuntos, ¿Pero cómo podría abandonarlo? ¿Cómo puede pedirme que le dé la espalda? Idiota, idiota, idiota y mil veces idiota.
Jimin ya estaba comenzado a impacientarse, no era alguien que metiera sus narices donde no debía pero esta vez su paciencia se estaba yendo por el caño ¿Quién se creía que era?
¿Y a ti que te importa eso? —habló la voz burlona del zorro.
Me enoja que hablan a las espaldas de los demás —intentó excusarse.
No es cierto, jamás te han importado los demás.
Claro que sí, que no hiciera nada para evitarlo es diferente.
Y no era porque fuera poco empático, más bien era porque sabía que no podía hacer nada, contra nadie, el lugar de donde provenía era un lugar muy oscuro y lúgubre, un lugar con el que tendría pesadillas hasta el fin de sus días.
Era más una cuestión de sobrevivir, defender a alguien era cavar su propia tumba.
¿Qué es diferente ahora? Sigue siendo un extraño.
Un extraño que me aceptó en su casa sin preguntarme nada de mi pasado o del porque escape.
Eres iluso Jimin —canturreó el zorro meneando su cola — ¿Por qué crees que el alfa te mantiene aquí? ¿Crees que lo hace porque es un buen samaritano?
¿Dime algún motivo por el cual temerle?
Porque le sirves, eres un shifter, si ya tiene conocimiento de lo que eres, no me sorprendería que también sepa de lo que eres capaz de hacer.
Estoy seguro que si lo supusiera o si tuviera la más mínima idea como SeungRi ya estuviera encerrado en alguna jaula o encadenado.
Estas dando el beneficio de la duda demasiado rápido. No digas que no te lo advertí.
Y con esas palabras su lobo se fue, dejándolo con cierta duda en su interior, porque era cierto, no conocía nada de ese alfa, y puede que si este haciendo una buena acción, o simplemente lo use para su beneficio.
— ¿Dónde mierda estas Min? —Gruñó el castaño frente a él con los brazos en jarra.
Una idea maliciosa cruzó por su mente cuando el mayor se distrajo, bajó rápidamente las escaleras cuando el omega le dio la espalda pasando desapercibido, logró llegar hasta una de las estanterías llenas de libros y escurrirse por detrás para esconderse.
Asomó la cabeza viendo al mayor aun refunfuñar cientos de balbuceos inentendible.
Su vista cayó en el arreglo de velas que se encontraba justo frente al omega mayor.
Bastó solo un momento en el que su ojito color miel se iluminara en un fuerte naranja para que las velas se encendieran de la nada, sacándole un susto de muerte al castaño.
El omega retrocedió unos pasos por el susto, tropezándose con la mesita y cayéndose de espaldas al suelo.
El zorrito rio y apagó las velas cuando escuchó que abrían la puerta.
Para su tranquilidad, el pequeño zorrito salió de su escondite al encuentro del alfa.
Yoongi miró extrañado al pequeño animal de pelaje blanco que llegaba hasta sus pies con aspecto animado, y no lo pensó mucho para tomarlo entre sus brazos como a un bebe.
no necesito saber mas cuando vio los ojitos bicolor del omega.
— ¿Qué haces en el suelo? —preguntó a su hermano, acunando el pequeño cuerpecito peludo.
—Saludándolo ¿Tú qué crees? —gruñó poniéndose de pie para mirar las velas, confundiéndose del porque ahora estaban apagados como si no hubiera pasado nada —Esas cosas se encendieron de repente.
Yoongi miró sin mucho interés a donde su hermano le señalaba el arreglo de velas completamente inexpresivo, este se encontraba apagado por lo que le regresó la mirada con incredulidad.
—Claro —contestó como si nada, dejándose lamer por el zorrito entre sus brazos, fue entonces cuando Jin notó la existencia del animalito.
— ¿Eso es un zorro?
—No, es un elefante, ¿Qué no ves?
—Para el sarcasmo si tienes animo ¿No?
—Así es.
— ¿Qué haces con un zorro en brazos? —Cuestionó acercándose, pero se lo pensó mejor cuando el pequeño zorrito le gruñó — ¿Domesticaste a un zorro salvaje?
—Lo encontré y lo cure, no lo domestique, solo es mansito —Jimin le mordió la mano ante el ultimo comentario, claro que el peligris ni se inmutó por la acción.
— ¿Y porque le pusiste un collar? —señaló el pequeño anillo de metal que rodeaba el cuerpo peludo.
—Lo encontré así, quizá alguien lo intentó domesticar y escapó —Y Yoongi no sabía cuanta verdad había en sus palabras, pero si sospechaba de cierta teoría — ¿Qué haces aquí?
El mayor se sintió profundamente avergonzado por alguna razón, siempre era él quien iniciaba las discusiones y era el quien siempre se terminaba disculpando. El peligris ni siquiera participaba en sus peleas así que no le importaban mucho.
—Sabes porque —murmuró ruborizado, bajando un poco la cabeza, apenado —Sé que no debí reaccionar así pero, ¿Podrías culparme?, Como podría permitir que lo dejaras ir así como así.
— ¿Por qué te importa tanto? —cuestionó el alfa, dejando al pequeño zorrito en el sillón, aunque en cuanto se sentó este volvió a subírsele encima.
Porque siento que es lo único que puede ayudarte —pensó Jin.
—Sufrió mucho para que termine muriendo sólo entre la nieve —suspiró en cambio —Estuve curándolo todos los días, tú mismo estuviste al pendiente de él tanto tiempo que pensé que reaccionarias, no sé, ¿Cómo si te importara?
Jimin sintió un cálido sentimiento recorrerle todo la espalda ente esa declaración, y las caricias del alfa sobre su pelaje lo estaban tentando a darse la vuelta para que le rascara la pancita.
Compórtate, no seas patético —recrimino el zorro, indignado por tal comportamiento sumiso del omega.
Jodete.
—Me importa —afirmó el alfa y Jimin comenzó a retorcerse de placer cuando le rasco las orejas.
—Pues no lo parece —reprochó el castaño, tentado a querer acariciar al peludo animal, pero le tenía mucho aprecio a sus manos como para arriesgarse —Ni siquiera mandaste a buscarlo.
—Jin, si alguien de la manada se entera quien es y de donde viene ¿Qué crees que harán? —Explicó el mayor con calma, acariciando el lomo del pequeño animal que se tensó en sus piernas — ¿Crees que lo recibirán con los brazos abiertos?
—Lo mataran —soltó el omega y Jimin no pudo evitar soltar un chillido antes de salir corriendo a la cocina.
—Nadie sabe que escapó, y si Chanyeol o Jackson dicen algo les cortaré la lengua —amenazó con una mueca —Conozco mejor que nadie el bosque, lo buscare personalmente.
—Podemos ayudarte.
—Prefiero que no —Cortó bastamente.
—No hagas eso —se quejó su hermano —Deja de excluirnos.
—No los excluyo, pero sería más sospechoso que todas mis personas de confianza empiezan a dar "paseos" por el bosque de la nada.
Y Jin no pudo refutar nada contra esa lógica.
—Por lo menos deja que uno de nosotros te ayude.
—Tú eres doctor, Namjoon dirige las tropas y Hoseok se encarga de hacer mi trabajo y de atender al consejo por mí, no confió en nadie más —rectificó poniéndose de pie —Puedo encargarme sólo, descuida.
Jin no se sintió satisfecho por esa respuesta, mas no dijo nada, porque si él era el príncipe de la terquedad, Min Yoongi era el rey y gobernante.
No podía contra su hermano, así como nunca le podría ganar en cualquier discusión, aunque tuviera la razón, Yoongi tenía sus métodos de persuasión para creyera que se equivocaba.
No pelearía contra eso.
—Bien, pero no dudes en decirnos si necesitas ayuda —concedió el mayor, recibiendo solo un ligero asentimiento —Hablo en serio.
—Dije que lo hare —repitió monótono.
—Promételo —insistió su hermano.
Yoongi suspiró pero levanto su mano haciendo una media luna sobre su pecho a la altura del corazón —Lo prometo.
—Estoy más satisfecho ahora —admitió con una sonrisa —Acabo de cambiar la alacena y tu nevera.
—Gracias, los últimos vegetales se acabaron ayer.
—Lo cual me sorprende —se burló — ¿Piensas adoptar al zorro?
—Puede irse cuando quiera, pero algo me dice que vendrá a comer seguido, tal vez le haga un espacio.
—Puedo conseguirte las cosas, no hay muchos zorros en el sur sino es que ya no hay, por eso me sorprende, si es el único sería mejor que lo mantuviera en el bosque como cautiverio.
—Lo pensare.
—Bien, te dejo, tengo que atender la clínica.
—Adiós, Seok.
Su hermano se despidió con su mano mientas salía por la puerta, por su parte el alfa soltó un gran suspiro cansado, no había podido dormir nada y se encontraba realmente agotado.
Antes de quedarsedormido en el sillón se puso de pie para caminar en hacia la cocina, aún teníaque atender un problemita del tamaño de un zorrito.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro