🐺 CACHORRO 🐺
Una fuerte punzada en su estómago fue lo que lo trajo a la realidad, despertándolo del profundo sueño en el que estaba sumergido hace apenas unos segundos.
Maldiciendo, intentó ponerse de pie soltando un gemido adolorido cuando su cuerpo dolió aún más.
¿Quieres que te escuchen, idiota?
¿Sigues vivo? Que sorpresa.
Claro que sigo vivo, si no fuera por mi estaría muerto, se agradecido.
¡Mira como dejaste mi cuerpo! -Gruñó señalando sus piernas y abdomen, dándose cuentas de que estaba desnudo - ¡Parezco carne molida!
No exageres.
El menor se levantó a como pudo, mordiendo su labio inferior con fuerza para no gritar de dolor.
No sabía la hora ni el lugar donde se encontraba, pero por la ventana pudo notar el sol empezando a descender, era más de medio día, la noche estaba a nada de caer.
Se dispuso a ignorar a su lobo caminando con dificultad al baño, al entrar se encontró con un gran espejo que le mostraba el cuerpo y la desnudez que nunca se había visto con tanta atención.
Su piel era de un tono pálido aunque no exagerado, la delgadez si estaba muy marcada al igual que las ojeras y las marcas en su cuerpo, marcas viejas y nuevas, miro su cuerpo manchado de su propia sangre seca que le causaba comezón y el olor llegaba a asquearlo un poco.
No le gustaba mirarse en espejos, tenía malos recuerdos de ello, ahora miso no veía solo su reflejo, se veía a él llorando y gritándole al hombre detrás de él que parara, que le dolía, que se detuviera porque creía iba a morir, pero eso nunca pasaba, para su desgracia.
Agitó su rostro pero no pudo despegar la mirada de su cuerpo, ignorando los recuerdos amargos que le abordaron.
Miro por encima de su cabeza aquello que lo condenaba, bien escondidas entre su cabello blanco, giró un poco su cuerpo para mirar su espalda baja encontrándose nuevamente con algo a lo que estaba atado y era solo la firma final de su condena a ser un ser inferior para siempre, teniéndose que arrastrar y humillar ante los demás.
Porque no tomas un baño, estas asqueroso -intentó bromear su lobo, pero el chico seguía con la mirada sumergida en el pasado.
El pequeño animal llevó sus orejitas hacia atrás bajando la cabeza al ver que el chico no le prestaba atención, su miraba reflejaba dolor y pánico.
Oye, Jimin...
El humano pareció salir de su ensoñación para prestar atención a su lobo nuevamente.
Miró la tina llena de agua escuchando la insistencia de su lobo, sabía que debía tomar un baño, el rastro de sangre era muy notorio y ya se estaba asqueando aún más.
Con su mano, revisó la temperatura del agua y sonrió al sentir que esta estaba en su punto, no estaba helada pero tampoco tibia, metió una de sus piernas con extrema delicadeza y luego la otras, una vez se había logrado sentar en la tina se sumergió completamente, dejando que el agua entumiera sus heridas, era una sensación rara pero de cierta manera quitaba un poco el dolor.
A pesar de que deseó con todas sus fuerzas quedarse dentro del agua no pudo, una vez se aseguró de que había quitado toda la sangre seca de su cuerpo tomó una de las toallas cuidando de no haberse abierto nuevamente alguna de las heridas.
Se sorprendió cuando notó que tenía una sutura en el abdomen y otra en la espalada, los moretones habían sido curados también ya que a pesar de que seguían teniendo esa coloración verdosa y amoratada ya no le dolían como debería hacerlo.
¿Cuánto llevo dormido?
Tres días.
El peliblanco ahogó una maldición, había pasado mucho tiempo.
No recuerdo nada.
Te quedaste dormido cuando estabas con el alfa, alguien vino a buscarlo y aproveche de irme, ya teníamos su olor de todos modos.
Sí, ese había sido el motivo por el cual había buscado al alfa, si tenía su olor no podrían rastrearlo, si tenía el olor del norte tarde o temprano encontrarían su rastro, además, necesitaba curarse, se sintió a salvo esos dos días junto al alfa en la cueva.
Tanto que su parte humana se quedó dormida, confiando plenamente en el alfa, dándole todo el control a su lobo, y que mal habían resultado las cosas, ya no quería verse en un espejo jamás.
Creo que hay ropa en la habitación.
El menor obedeció saliendo del baño, y tal como su lobo dijo había un conjunto de ropa en la esquina de la cama donde había despertado.
¿Alguien ha venido?
Un doctor viene seguido -respondió,
El lobo de ahorró de decir que el alfa también venía a verlo seguido o más bien solo le preguntaba al doctor su mejoría y luego se iba, parecía un hombre ocupado.
El menor intentó colocarse la sudadera con el mayor cuidado posible de no abrirse las puntadas, procedió a hacer lo mismo con la ropa interior y el pantalón pero en cuanto lo soltó, en vez de quedarse en su cintura este cayó al suelo de nuevo.
Sin pantalón será.
Hay dos personas cuidando la puerta -avisó su lobo.
¡Pudiste haberlo dicho desde el principio!
¿Para qué o qué?
Dispuesto a ignorar a su lobo el omega se acercó a la ventana notando que su intento por salir por ella era inútil ya que tenía el pestillo puesto desde afuera.
¿Por qué mi vida es tan miserable?
Lo mismo me he preguntado.
Ahogó un gruñido de molestia para no llamar la atención, se dirigió a la puerta pegando su oreja en a la madera, esperando poder escuchar algo del otro lado.
Par su sorpresa no escuchó absolutamente nada, todo era silencio.
Con todo el cuidado del mundo entre abrió la puerta esperando ver a alguien parado frente a él, pero nuevamente se sorprendió cundo todo el pasillo precia estar completamente vacío.
No hay nadie...
¿En serio? Yo pensaba que me fallaban los ojos.
Sin prestar ningún tipo de atención a las quejas de su lobo decidió asomar su cabeza asegurándose de que no hubiera nadie en el pasillo.
Paso a paso logró salir completamente, se encontraba en el segundo piso por lo que notó que había una escalera al final, del otro lado había un balcón así que su única salida seria esa escalera.
El pánico volvió a invadirlo cuando escuchó un par de voces acercarse antes de que pudiera llegar a la escalera, con pánico, notó frente a él otra habitación a la que corrió a esconderse.
¿Considerarías la idea de la pancita?
Cállate, animal.
Pudo divisar por la línea de la puerta entre abierta dos cuerpos pasar frente a él, y a pesar de que no sintió olor alguno en ambos cuerpos, lo que le pareció extraño, no tenía la menor duda de que se trataban de alfas.
Y ya era la décima vez que agradecía el tener ese maldito collar que anulaba su olor.
Notó que los dos hombres entraron a la habitación en la que había estado recientemente y tomó eso como su oportunidad.
¡Correee, perra, correee!
Y lo hizo, corrió escaleras abajo como si su vida dependiera de ello, porque a decir verdad no sabía si lo hacía, pero era mejor no arriesgarse.
Apenas llegó a la planta baja no encontró ningún rastro de olor en la casa, lo que le pareció aún más extraño, ¿Dónde diablos estaba?
Pronto el ruido del primer piso lo alarmó y entró a la primera puerta que encontró. Que aparentemente era la cocina, no notó mucha atención al lugar, se veía lujoso eso sí, pero dispuso su atención en buscar un lugar donde esconderse.
Gran decisión -Felicitó su lobo, moviendo la colita con euforia -Me muero de hambre.
¿No notas la posición en la que estamos?
Siempre hay tiempo para un bocadito.
Nuevamente, se dispuso a ignorar a su lobo y se metió dentro de una de las gavetas de madera cuando escuchó pasos.
Y si no fuera porque estaba escondiéndose y se suponía que no debía de hacer ruido, hubiera soltado un chillido de felicidad cuando notó que estaba en la alacena de comida.
Porque si, se moría de hambre, pero su angustia podía más.
Rápidamente llevó sus manos a la bolsa de panes como si hubiera encontrado una mina de oro.
Y probar el primero le había sabido a gloria.
Pego una de sus orejitas a la puerta de madera escuchando a personas discutir afuera.
-Me va a matar, me va a matar, me va a matar -se escucharon los lloriqueos de alguien - ¡NOS va a matar!, ¡DIOS NOO!, soy muy joven y guapo para morir, no puedo morir a los 24, soy demasiado apuesto, ni siquiera he cortejado a Mark como es debido, ya casi nota que existo, ¿Cómo voy a conquistar al amor de mi vida si me muero?, le dejare una carta con mi confesión de amor antes de cortarme las venas ¿O debería lanzarme por la ventana para no sufrir?, si eso hare, moriré sin dolor.
El dramático alfa se acercó a la venta y comenzó a sacar una de sus piernas, siendo interrumpido por su compañero que lo tomó y tiró al suelo para proceder a cerrar la ventana.
- ¿Quieres calmarte de una puta vez, Jackson? -Gruñó otro -No me dejas pensar.
- ¿Y qué mierda vas a pensar? -Gritó a quien identifico como Jackson -El alfa nos arrancara los ojos y se los dará de comer a los patos.
- ¿Por qué los patos comerían ojos?
-Más importante aún, ¿Por qué Min tendría que arrancarles los ojos? -se escuchó una tercera voz y todo fue silencio después de eso.
-J-jin hyung...
- ¿Debo repetir la pregunta? -Interrumpió su tartamudeo, dejando la bolsa donde traía las gasas para curar al pequeño omega - ¿Qué hicieron?
-Bueno... técnicamente, no hicimos nada.
-Les doy cinco segundos y ya voy en tres.
-Seescapo -Soltó Jackson más rápido de lo que podía respirar.
- ¿Sé qué? -Pregunto confundido Jin, frunciendo el ceño en dirección al otro alfa - ¿Chanyeol?
-Se escapó -respondió el nombrado, presionando ligeramente sus cienes.
Jimin casi se atragantó con un pan cuando una punzada de dolor le atravesó el abdomen.
- ¡¿Y cómo mierda se va a escapar?! -Se exasperó Jin, sabiendo perfectamente lo furioso que su hermano se pondría por eso -Esta en un estado muy delicado, sus suturas se pueden abrir, ¡Ni siquiera debería de poder caminar!, ¡Se supone que Hoseok los puso a ambos para evitar esto!
-En mi defensa -habló Chanyeol levantado sus manos -A mí me tocaba ir a dejar al reporte al alfa, cuando llegue ya se había ido.
- ¡SOLO FUI AL BAÑO! -Chilló Jackson tentado a volver a lanzarse por la ventana -Solo fue un segundo, lo juro. ¡Sentía que se me reventaba la vejiga!
Jimin no podía ver nada de lo que las personas hacían, tan solo estaba esperando a que dejara de escuchar voces para salir.
Al parecer las suturas de su abdomen se habían movido y habían empezado a doler y sangrar, empapando su camisa.
-Solo, no dejen que Yoongi se entere.
- ¿Enterarme de qué?
Jackson casi se desmayó cuando escuchó la voz del alfa detrás de él. Chanyeol por su parte soltó un suspiró resignado a que iba a morir antes de conocer a su primer hijo.
-Alfa -saludó Chan con una inclinación, fingiendo que no pasaba nada -Creí que estaría con el consejo.
Yoongi ignoró la presencia de ambos alfas, dirigiendo su vista a su hermano -¿Enterarme de qué?
La mirada del doctor fue a dar en los dos alfas que ya estaban asumiendo su muerte lenta y su muy, muy, MUY, dolorosa ejecución. Solo le quedo desearles una buena vida después de esto, o una buena muerte.
-El "cachorro" escapó -soltó sin más.
Mentiría si dijera que se esperaba una reacción fuerte por parte del Alfa, a pesar de que su temperamento siempre era calmado y muy reservado, solía ser muy estricto y cruel, se atrevía a decir que sádico en su forma de dar castigos o dirigir a sus hombres.
Con esto, él realmente se esperaba que el mayor le diera más importancia que las veces anteriores.
Pero el alfa tan solo arrugó la nariz.
-Bien -respondió simple.
Jin casi se cae de donde estaba sentado, Jackson pensó que ya estaba muerto y solo estaba alucinando, y Chan... Chan solo tenía la boca completamente abierta, incapaz de creer aquella respuesta.
-Si eso es todo, ya pueden irse -se dirigió a los alfas -Ya no tiene nada que hacer aquí.
- ¡¿Eso es todo?! -Riñó Jin indignado - ¡¿Es todo lo que vas a decir?!
-Gracias por la ayuda, Jin hyung -expresó Chanyeol con los dientes tan apretados que Jin se sorprendió que no se los rompiera.
-Bueno, obviamente Hoseok se encargara de su castigo por dejarlo escapar -sentenció con tono monótono que siempre usaba y por el cual daba más miedo.
- ¡No me refiero a eso! -volvió a quejarse el doctor.
Ante los gritos de su hermano, el alfa hizo una mueca disconforme, mas no dijo nada, tan solo miró a sus hombres que se habían quedado callados atentos a lo que pudiera pasar, o si su alfa decidía que era mejor sacarles los ojos ahí mismo.
-Largo -Fue la simple orden que dio Yoongi y ambos alfas no lo pesaron dos veces para salir corriendo por sus vidas.
- ¿Enserio no harás nada?
El hermano menor solo rodó los ojos -Jin, no puedo poner volantes a las personas cuando ni siquiera saben de su existencia, si esto se alarga, el consejo se me vendrá encima con toda la manada, dejar que se vaya es lo mejor por ahora.
- ¿Y eso es todo?
- ¿Qué más quieres que haga? -Le enfrentó con desinterés, como todo en su vida -Por si no te has dado cuenta tengo muchos más problemas que un cachorro perdido.
-Eres increíble -bufó incrédulo -Siquiera podrías mandar a una tropa a buscarlo.
-Tengo a mis tropas ocupadas, Seok, ese cachorro representa la posibilidad de que SeungRi intente hacer una estupidez, tuve que duplicar la vigilancia en la frontera.
Jimin sintió un malestar en su estómago al escuchar ese nombre, su garganta se secó y las ganas de vomitar se hicieron presentes.
- ¿Sabes? -Pronunció Jin poniéndose de pie para encararlo -Pensé que esto cambiaria algo en ti, que por una mísera vez en tu vida palearías por algo, pero veo que me equivoque.
Yoongi no dijo nada, tan solo se quedó en silencio, completamente inmóvil e inexpresivo ante las palabras de su hermano.
-Desconozco a la persona que tengo frente a mí.
Y con esas palabras abandonó la casa, dejando a su hermano con la palabra en la boca. Min tan solo soltó un suspiro antes de abandonar la cocina, aparentemente.
Cuando Jimin ya no escuchó ningún ruido ni voz en la cocina, entre abrió la puertecita de madera para echar un vistazo al exterior.
Fue sacando la cabeza poco a poco a medida que comprobaba que no había nadie más que él en la cocina, gateó hasta que la mitad de su cuerpo estuvo fuera de la alacena.
Levantó la cabeza hacia el techo cuando sintió algo soplar en su cabello, topándose casi enseguida con el rostro del Alfa apareciendo frente a él.
-Hola, cachorro -lo saludó con una sonrisa ligera, una que no llegó a sus ojos, se encontraba sentado encima de la tabla de la cocina con los bazos entre sus piernas.
Jimin parpadeó, sin mucha reacción.
Y tan solo un microsegundo después la puerta de la alacena se cerró con el peliblanco dentro nuevamente.
Yoongi parpadeo un par de veces, incapaz de recordar en que maldito momento el omega se había metido tan rápidamente en su guarida.
¡PERO SI SOLO PARPADEE! -pensó el alfa.
-Oye, que grosero -refunfuñó el mayor, pero soltando una suave risa - ¿No te enseñaron modales en tu casa?
No tengo una casa -respondió inconscientemente su cabeza, aunque sabía que el alfa no podría leer su mente.
- ¿Quieres quedarte encerrado ahí por siempre? -preguntó con tono suave, bajando de la encimera para sentarse en el suelo a un lado de la puerta -Me parece un buen plan, ¿Pero ya pensaste en que harás cuando quieras ir al baño? Y te recuerdo que la comida de mi alacena no es infinita, tendré que llenarla en algún momento, ¿Ya sabes que harás entonces?
No recibió respuesta.
- ¿O ya pensaste en como lidiaras con esa herida?
Jimin se sorprendió de la última pregunta, apenas y lo había visto por medio segundo, ¿Cómo sabía que tenía una herida?
-Puedo oler la sangre -respondió al aire, como si le hubiera podido leer la mente - ¿Qué harás?
Fueron largos segundos en los que siguió sin tener una respuesta, el simple silencio reinando en su casa como de costumbre.
Sintiendo ese ligero olor a frambuesa picar su nariz y calmando a su lobo como si le estuviera cantando una canción de cuna, sintió su pecho calentarse como hacia tanto no ocurría.
Por un momento se sintió vivo de nuevo.
Hoy había sido uno de sus días negros, la mayoría eran grises, nunca blancos, solo grises.
Días en los cuales el dolor y vacío estaba ahí, pero era soportable, y podía ignorarlo como siempre, solo podía fingir que todo estaba bien y seguir como si nada estuviera ocurriendo, como si su mundo no se estuviera cayendo a pedazos.
Esos días en los que no hacia ni el más mínimo esfuerzo en ocultar que no se encontraba bien, solo existía como cualquier otro día, y sabia de sobra que nadie lo notaria, porque todos pensaban que así era su carácter, severo, reservado e inexpresivo.
Y estaba bien con eso, porque no necesitaba que lo hostigaran más de lo que ya lo hacían, ni que pusieran en duda su jerarquía y poder de liderazgo solo porque se encontraba cansado.
Por eso a veces solo necesitaba dormir y todo seguiría igual al día siguiente, como si nada.
Y así como había de esos días grises, había días negros, días en los que no quería ver ni a su propio hermano, donde solo quería quedarse encerrado entre sus sábanas, intentando recibir un poco de calor al menos de ellas.
De tratar de convencer a su lobo de ponerse de pie una vez más, de insistirle a vivir un nuevo días a pesar de que ni él quería eso.
El solo quería dormir, y quizá nunca despertar.
-No pienses que me fui -murmuró el mayor al notar como la puerta volvía a abrirse después de largos minutos en los que todo había sido silencio -Soy bueno para dormir en todas partes sabes, así que puedo esperar mucho aquí sentado.
Tenía miedo de que si se levantaba cometería una locura, esos días en especial solía invadirlo la ansiedad y el pánico de caer en alguno de sus pensamientos llenos de trampas.
- ¿Duele mucho? -Volvió a hablar, sintiéndose tonto puesto que el omega no estaba contestando ninguna de sus preguntas - ¿Si te paso unas gasas y alcohol, sabrías curarte tu solo?
Ninguna respuesta llegó, y pronto comenzó a sentir miedo en que no le hubiera pasado algo, o si se había desmayado por perder mucha sangre o por el dolor.
-Esto no está funcionando, necesito saber por lo menos si estas vivo, así que si no quieres que entre tendrás que responder -intentó amenazar, pero su tono de voz había salido tan bajo que en vez de sonar a amenaza había sonado más a una súplica desesperada -Bien, te propongo algo, golpea la madera, uno sí, dos no, ¿Te parece?
Apretó los labios cuando no volvió a recibir nada, soltó un suspiro pesado y dejó descansar su cabeza y espalda contra unos de los cajones de la cocina.
-Voy a abrir si no es cucho un toque en uno, dos-
Un toque.
El mayor soltó un suspiro involuntario, sintiéndose aliviado de recibir esa respuesta, por un momento sintió esa pequeña chispa de emoción creciendo en su pecho, pero murió tan pronto se había hecho presente.
-Bueno, al menos sigues vivo -respondió con calma - ¿Estás sangrando mucho?
Dos toques.
- ¿Algún punto se soltó?
Nuevamente dos toques.
-Bien, eso es bueno -el mayor miró la bolsa que Seokjin había dejado sobre la isla de la cocina -Te pasare la bolsa con una venda nueva, ¿Sabrás curarte bien?
Dudó un poco pero al final recibió un toque. Yoongi por su puesto no se convenció de aquella afirmación.
- ¿Seguro?, Si no lo haces correctamente puedes atrapar una infección y tal vez duela más -advirtió con tono tranquilo pero a la vez dureza para que el menor entendiera que no se trataba de cosa pequeña.
Suspiró rendido cuando no volvió a recibir una respuesta, sabía que no podía presionar al omega, debía darle su espacio y tiempo para que quisiera acercarse por sí mismo o podría sentirse atacado.
-Te diré que debes hacer pero debes tratar de limpiar muy bien la herida -murmuró.
Se puso de pie para tomar la bolsa y volver a sentarse en el mismo lugar, alargó su mano en dirección a la puerta, dando un toquecito y dejando la bolsa a la vista.
La puerta se medió abrió, lo suficiente para que la delgada mano del omega tomara la bolsa y volviera a esconderse.
- ¿Sabes leer? -cuestionó el mayor de pronto.
Recibió un toque, quizá este con más fuerza de la necesaria, tratando de mostrar su indignación, Yoongi curvó sus labios hacia arriba con una sonrisa ligera.
-Okey, no te enojes, solo preguntaba -rio el mayor -Antes que nada necesito que tengas las manos limpias, hay unos guantes quirúrgicos y toallitas antibacteriales, límpiate y colócate los guantes -recibió un toque cuando el omega había terminado de hacer lo que se le indico -No limpies directamente los puntos, hay un paquete de toallas que dicen lima, ¿Lo ves?
Un toque.
-Bien, trata de limpiar la sangre pero no frotes la toalla sobre la sutura porque puedes abrir algún punto.
Espero un momento y escuchó otro toque en la puerta.
-Ahora, ¿Puedes quitarte el vendaje?
Jimin se ahorró de decir que él ya se había desecho de las vendas apenas se despertó, así que simplemente golpeo otra vez la puerta.
-Una vez que te lo quites tendrás que colocarte el vendaje nuevo, se te hará más difícil por el lugar en el que estas pero trata de ponerlo lo mejor posible.
Después de un rato recibió un toque. Yoongi se sintió mejor por eso, al menos ahora ya no estaría preocupado por si se desangraba o algo.
-Hay un botecito azul que dice antibióticos, toma una si duele mucho, hay botellas de agua adentro -Yoongi recordó un pequeño detalle - ¿Comiste algo?
Jimin no sabía responder a eso, si había estado comiendo pan, de hecho se había comido toda la bolsa, pero no era su culpa que hubiera sido el pan más delicioso que hubiera probado, hacía mucho tiempo que no comía pan o algo a lo que pudiera llamar comida decente.
No sabía si el alfa se enojaría por comerse su comida sin su permiso.
Yoongi pareció a adivinar de lo que se trataba ese silencio y hacia donde iban los pensamientos del menor.
-No estoy enojado, pero si vas a tomar el medicamento, primero debes comer o puede darte dolor -explicó con tranquilidad, intentando usar un tono dulce pero fracaso miserablemente, sonando igual de monótono que siempre - ¿Comiste algo?
Recibió un toque.
-Está bien, tómalo si las heridas te duelen mucho.
Nuevamente el silencio reinó en aquel lugar, pero él ya estaba satisfecho por lo logrado, quizá el omega aún estaba herido pero era un avance el que tuviera gasas limpias, si tenía suerte lo lograría convencer para que le dejara curarle él mismo.
Pero al parecer algo dentro de él no estaba en sintonía con sus pensamientos optimistas, pues sintió un pinchazo en el pecho cuando uno que otro pensamiento malo llegó a él como un golpe seco.
Él había sentido cuando el peliblanco había despertado, o al menos él quiso creer en ello, fue la razón por la que suspendió la dichosa junta con el consejo y salió corriendo en dirección al lugar donde vivía.
Apenas habían cruzado la puerta, sintió el aroma de las frambuesas chocar contra su cara con euforia, pero algo en él se sintió retorcerse cuando el olor a pánico y miedo también llegó.
Y cuando entró a la cocina, supo de sobra donde estaba escondido el menor, de alguna forma su lobo solo quería sacar a patadas a todo aquel que representara una amenaza para el omega, eso incluyendo a su hermano, aunque la discusión con Seokjin no estuvo planeada no pudo importarle menos.
No porque no le importaba su hermano, de hecho era una de las pocas cosas que aún le importaban, pero no quiso pelear con él porque sabía que tenía razón, ni el mismo se conocía cuando se miraba al espejo, y en segundo porque las discusiones o las peleas ya habían dejado de afectarle mucho tiempo atrás, antes de que todo fuera perdiendo valor para él.
Sintió en el pecho un dolor indescriptible pero también ya muy conocido para él, uno que traía consigo un remolino de sentimiento y sensaciones amargas, miles de pensamientos que lo ahogaban y encerraban en el desastre que creaban en su propia mente, preso de sus propios pensamientos que luchaban por salir y consumirlo.
Y solo lo hizo, dejo que los pensamientos que había estado evitando lo atacaran, dejándolos venir a él como una ola que lo arrastraría al mar de sus problemas y lo ahogarían en las profundidades de su oscuridad.
No lucho con el sin fin de palabras, recuerdos y pensamientos que cargaba consigo, escuchado atentamente los crueles susurros de su alma pidiendo ayuda, los sollozos y lamentos de su lobo, suplicando libertad y redención de sus demonios.
Los aullidos de dolor se habían vuelto tan fuertes que de pronto su cuerpo estaba frio, y su respiración se detuvo.
No se movió, ya no podía, sentía que sus brazos y piernas estaban congeladas, su cuerpo cubierto de su sudor frio, ahí sólo, inmóvil e indefenso, sintió el pánico acorralarle cuando sus pulmones comenzaron a quemarle por la falta de aire.
Su corazón latiendo más rápido, casi luchando por salir disparado de su pecho y la hormigueante sensación de los temblores que atacaron sus brazos.
La fuerte necesidad de tomar aire pero sin llegar a conseguirlo, era desesperante, aun cuando ya lo había vivido cientos de veces la sensación volvía a ser tan única y dolorosa como la primera vez.
Sintió los parpados pesados y la boca seca, cerrando inevitablemente los ojos al ya no tener ningún control sobre su cuerpo, suplicó con todas sus fuerzas que se acabara pronto y cuando estuvo a punto de caer desmayado por la falta de aire.
Alguien lo tocó.
Con lentitud sus parpados se levantaron para dejarle ver una pequeña manita aferrada a su brazo, recorrió con la mirada todo lo largo de ese delgado brazo hasta dar con una carita redondita.
Mentiría si dijera que no estaba profundamente impresionado por la belleza tan irrealista que el menor poseía, y a pesar de ya haberle visto por primera vez cuando salió de su escondite pensado que no había nadie, no contaba, porque solo había podido apreciarlo como por tres segundos y no pudo detallarlo correctamente.
Pero ahora sí, ahora nada le impedía poder observarle el tiempo que quisiese, no sabía si el omega volvería a huir y esconderse de nuevo en la alacena pero pensó que sería lo más probable.
Así que decidió detallar de pies a cabezas todo el cuerpecito menudo que tenía frente a él.
Ni siquiera había notado en que momento había salido de la alacena hasta colocarse a su lado.
Lo primero que notó fueron esos labios esponjosos aunque un poco maltratados puesto que tenía cortadas y herida de sus propios dientes, una linda y pequeña naricita de botón y sus ojos...
No sabía cuánto tiempo se había quedado prendido de ellos pero le pareció corto y a la vez eterno, como si supieras que el tiempo se detenía solo para apreciar aquellos ojos de distinto color, el izquierdo era azul mientras que el derecho era de un color miel claro.
Y para la cereza del pastel...
No.
Simplemente lo último lo tomó más como un efecto de su reciente ataque de pánico, aquello no podía ser posible.
Así que ignorando su alucinación levantó con mucho cuidado y lentitud su mano derecha hacia la frente del menor para poner su dorso contra ella.
El menor se alejó por instinto cuando lo vio moverse, apretando los labios, Yoongi volvió a bajar su mano y en vez de eso, acercó su cara a la del menor y pegó su frente con la ajena.
El omega se quedó hecho de piedra ante tal acción.
-Parece que no hay fiebre, ayer tenías mucha y me preocupe de que empeorara -murmuró con voz ronca, sintiendo un poco adormecida la lengua -Eres precioso, cachorro.
Un leve color carmín se apodero de las mejillas del omega ante el repentino alago.
-G-gracias
Lo había dicho tan, pero tan bajo que Yoongi casi lo daba por otra alucinación.
Su voz era preciosa y tan suave que todos sus pensamientos fueron borrados de su cabeza para darle su total atención al omega.
-De nada -respondió igual de bajo, ambos podían escucharse el uno al otro por lo cerca que se encontraban -Parece que te animaste a salir de tu escondite.
-No respiraba -fue su respuesta.
Yoongi tan inexpresivo como solo él podía ser, tan solo suspiró por la nariz, sin inmutarse en lo más mínimo.
-Solo estaba quedándome dormido -Mintió, escondiendo su cuello entre sus hombros tratando de quitarle importancia -Te dije que me es fácil dormir en cualquier lugar.
- ¿Entonces por qué temblaba?
- ¿Lo hacía? -Pregunto cerrando sus ojos -No lo recuerdo.
-Tuvo un ataque de pánico -acertó el menor, que en ningún momento había dejado de mirarlo a la cara.
El alfa volvió abrir los ojos sin colocar ninguna expresión en particular en su rostro al verse descubierto.
- ¿Cómo podría tenerlo? -Insistió en mentir -Solo me quede dormido.
-Me miente a mí pero no puede mentirse a usted.
Yoongi curvo sus labios, era eso, una curva, mas no una sonrisa, aquello no podía ser tomado como una sonrisa, no cuando sus ojos ni siquiera se movieron.
-Está bien mientras le pueda mentir a los demás -respondió monótono, y sin poder evitarlo su mirada fue a dar con aquellos precioso ojitos bicolor - ¿Qué piensas hacer?
La pregunta le tomó por sorpresa, más porque ni él conocía la respuesta.
- ¿Qué puedo hacer?
- ¿No volver a esconderte en mi alacena? -intentó bromear, pero su falta de sentimiento o tono de expresión alguna en su cara se la ponían difícil.
-Es que ahí hay comida -Jimin le siguió el juego, para su sorpresa.
-Ya veo -soltó una suave risa nasal -Entiendo el punto.
Yoongi ya no tenía esa sensación de falta de aire como si alguien le estuviera haciendo presión en el pecho, pero aun así no se alejó, porque estaba hipnotizado por el olor a frambuesa del menor.
- ¿Yo, podría, Amm... me podría, usted, es decir, cómo se? -Tartamudeó el peliblanco con nerviosismo -Solo... olvídelo.
-Yoongi -prenunció despacio -Min Yoongi.
Jimin le brindó una pequeña sonrisa a labios cerrados.
-Jimin, solo Jimin -se presentó el menor.
-Me gusta más cachorro -respondió el alfa, y ni siquiera intento corresponderle la sonrisa porque sabía que acabaría en un horrible e inminente fracaso.
-Pero no soy un cachorro -refunfuñó.
-Pero lo pareces -lo molestó, maravillado cuando el omega arrugó su naricita de botón con indignación -Eres chiquito.
-Ustedes son los que tiene complejos de osos, no es mi culpa ser de tamaño normal -le sacó la lengua.
Jimin se arrepintió de ese voto de confianza, no sabía que reacción podría tener el alfa ante la falta de respeto.
Para su sorpresa este rio.
Era la primera vez que lo escuchaba reír, claro, no era una gran carcajada pero si una risa suave, que hizo que su lobo se derritiera por el sonido, simplemente se quedó tan prendido de su risa que no se sorprendería de que le salieran corazones por los ojos en cualquier momento, ya era un fenómeno después de todo.
Eso le recordaba...
- ¿Por qué actúa tan normal?
Yoongi se confundió por su pregunta, por lo que le miró con el ceño ligeramente fruncido.
- ¿A qué te refieres?
-A esto -Jimin se señaló la cabeza, apuntando con su dedo las orejitas que sobresalían de entre su cabello - ¿Por qué actúa como si nada?
Yoongi no respondió, tan solo mira a donde el omega apuntaba.
- ¿Yoon- Alfa? -Se corrigió rápidamente, con cierto miedo de que el mayor se molestara por usar su nombre tan informalmente.
-No me jodas que son de verdad -fue lo único que salió de su boca, y esas palabras habían salido sin pedir permiso, tan solo había sido lo primero que le había llegado a la cabeza - ¡¿Son reales?!
Jimin le miró completamente confundido, ya ni sabía si el mayor bromeaba con él o en verdad las había pasado por alto.
Pero supo que en verdad el alfa estaba sorprendido puesto que había abierto sus ojos en demasía y su boca casi había tocado el suelo, era lo más expresivo que lo había visto hasta ahora.
Y no sabía si celebrar eso o preocuparse por su próxima reacción, aunque no pudo evitar sonreír cuando el mayor comenzó a boquear como si su lengua se le hubiera perdido y él intentara encontrarla.
-Y-yo, es decir yo, pensé que era imaginación mía -tartamudeó, mas no se movió, dentro de él algo le decía que cualquier movimiento asustaría al menor y él no quería eso -Ya sabes, por el ataque de pánico, suelo tener alucinaciones por la falta de aire, y pensé, es decir, ¿Cómo podía pensar que eran reales?, digo ¿De verdad lo son?, como no lo van a ser si se están moviendo , digo, son lindas, pero no pensé que fueran reales, ayuda, no, yo-
Su boca fue tapada por una de las manos del menor, que le miraba con gracia, y no paso ni medio segundo para cuando Jimin soltó a reír.
-Respire, alfa, respire -pidió Jimin, a pesar de que aún continuaba riendo.
- ¿Son-
- ¿De verdad? -Se adelantó el menor, el alfa solo asintió -Así es, lo son.
Para comprobárselo el menor comenzó a moverlas y a bajarlas una y otra vez a voluntad.
-Eres un shifter -susurró Yoongi cuando encontró su lengua
Ante aquellas pequeñas palabras, Jimin abrió sus ojos grandemente y se le fue encima literalmente, importándole muy poco el espacio del alfa o su temor de hace unos minutos.
- ¡¿Sabe lo que soy?! -cuestionó acercando mucho su rostro al contrario, su asombro fue tanto que llevó sus manos a las mejillas del alfa y las abultó.
El alfo solo asintió con lentitud, sin molestarse por la repentina invasión de su espacio, ni por tener sus mejillas abultadas de esa manera por el menor.
-Mi abueda me contada puentos de elos -Sus palabras habían sonado a balbuceos por la forma en la que sus mejillas apretaban sus labios, Jimin rio un poco y separó sus manos de las pálidas mejillas para dejarlas en el pecho del mayor a quien pareció no importarle en lo absoluto -Me dijo que los shifter eran los espíritus de los hijos de la luna que reencarnaban en animales de bajo rango como castigo por traicionarla.
- ¿Sabe algo más?
-Según los cuentos, a pesar de seguir que eran inferiores seguían poseyendo la fuerza de cuando eran guardianes y continuaban con su tarea de matar a los lobos que se rebelaban contra la luna y seguían poseyendo avaricia y egoísmo -hizo una mueca -La leyendas dicen que se comen sus corazones, no te comerás mi corazón ¿Verdad?
-No sabía que comíamos carne humana -pronunció pensativo, poniéndose una mano en la barbilla -Lo más cercano que he comido a la carne son ratas.
-Iugh -expresó el mayor, no se imaginaba el asqueroso sabor de una rata -Mi abuela me relataba que los guardianes eran seres benévolos que ayudaban a los lobos y sus manadas antes de la guerra de la luna, pero cuando los lobos traicionaron a los hijos de la luna se convirtieron en seres malvados en busca de sangre y venganza, pero pensé que me las contaba para que no saliera al bosque solo.
- ¿Nada más?
- ¿Además de que se suponía estaban extintos? No, nada.
Jimin apretó sus labios por la respuesta, él no sabía mucho de sus orígenes y le daba miedo contar lo que sabía, no sabía en quien confiar o si el alfa frente a él no se aprovecharía de su condición como SeungRi.
Su vista fue a dar con la del alfa, que se había mantenido curioso en todo momento por el movimiento de sus orejitas, se le veía concentrado en todo lo que estas hicieran y hacia donde se movían, completamente encantado y fascinado con ellas.
- ¿Quiere tocarlas? -preguntó en un susurro tan bajito que dudó si había sido escuchado.
Pero recibió un pequeño asentimiento.
- ¿Seguro?, Bueno, no es que no quiera pero me refiero a... ¿No te incomoda?, porque son curiosas y muy bonitas pero no sé si deba-
-Adelante -fue su simple respuesta.
Era la primera persona que le preguntaba si podía hacerlo, o si se sentía cómodo con ello, el mayor en ningún momento había tomado el atrevimiento de tocarlas sin su permiso por muy curioso que le parecieran, y eso para el omega había significado mucho.
Miró atentamente como la mano del alfa se levantaba en dirección a su cabeza, se movió con cierta lentitud, como si temiera asustarlo o incomodarlo en cualquier momento.
Acaricio con la yema de sus dedos todo el largo de la esponjosa orejita hasta la punta, había sido apenas un roce suave y delicado, como si estuviera acariciando un delgado cristal, que se rompería con la más mínima presión.
Jimin no podía estar más encantado con el trato que recibía por primera vez en toda su vida, nadie lo había tocado de aquella manera y podía admitir sin miedo alguno que se sentía muy bien.
Su lobo opinaba lo mismo, parecía estarse revolcando en un prado de flores en ese momento.
El alfa no maltrataba sus orejitas, al contraria hacia que la sensación fuera adictiva, cualquiera que las hubiera vista antes, hubiera tirado de ellas sin el menor cuidado, pues no le importaba si le dolían o no, o a la colita que tenía resguardada al redor de su vientre, no es que no quisiera mostrarla, es solo que no sabía cómo reaccionaría el mayor a ella.
Pronto, las caricias continuaron con la otra oreja, siendo roces suaves y cariñosos, Yoongi sentía curiosidad por saber si al omega le gustaría cierta acción que había llegado a su cabella y la ejecuto.
Rascó detrás de unas de las esponjositas orejas.
Y casi sufre de un ataque al corazón cuando escuchó al menor ronronear.
Jimin cerros los ojos ante la repentina acción, maravillo por la sensación tan deliciosa que lo invadió cuando el alfa rascó detrás de su oreja, dejó salir los ronroneos que golpeaban su pecho pidiendo libertad.
Y sin poder evitarlo inclinó su cabeza en busca de más de ese delicioso tacto, Yoongi continúo con sus caricias, maravillado por el comportamiento del menor, el omega rascó su naricita en una de las clavículas del alfa en busca de su olor.
Que para su sorpresa este era muy tenue a comparación de cuando lo visito en su celo, él sabía que le olor se intensificaba por el celo pero eso ya era extremo, casi tuvo que pegar por completo su nariz en su cuello para poder percibir el olor, y este fue muy poco para él y para su lobo.
Inconscientemente soltó un gruñido frustrado e inconforme por eso.
Él quería revolcarse en su olor de ser posible.
Separó su cara del cuello del mayor cuando escuchó la risa que este había soltado por su pequeño gruñido.
-Lamento eso -se disculpó en un susurro -Me topaste en un mal día, es todo.
Jimin se tensó por la respuesta.
Solo había una explicación al porque el olor de alguien comenzaba a desaparecer.
Cambio de tema, cuando vio las intenciones del menor -Tengo una duda, leí algo acerca de que pueden cambiar a una forma lobuna durante las noches de luna llena, pero después de eso supongo que tu forma normal sería...
-Un zorro -murmuró bajando la cabeza con pena, no es que le avergonzara su naturaleza pero no era muy buena la fama que estos poseían.
El alfa pareció leerle la mente cuando colocó uno de sus dedos en su barbilla para que le mirase a los ojos.
- ¿Sabes lo que representa el zorro? -preguntó con tranquilidad.
- ¿Ser mentiroso? -respondió, jugando con sus deditos.
El alfa negó en silencio y le acaricio la mejilla con suavidad.
-El zorro posee de mucha astucia para engañar o para evitar el engaño. Un don o una maldición, dependiendo de lo que creas y de cómo lo usas.
Jimin no pareció muy convencido de ello, el no usó su "don" para cosas buenas, y aunque fuera por obligación no quitaba las cosas malas que hizo a gente que no lo merecía.
No se sentía alguien bueno, porque él no era alguien bueno.
-Mi abuela me decía que los nativos del norte creían que el zorro era un tramposo al que le gustaba gastar bromas de mal gusto, o que incluso atraían la muerte -El alfa le miró -Así escomo te ves tú.
El menor intentó volver a bajar la cabeza pero Yoongi se lo impidió.
-Sin embargo en muchas culturas el zorro era símbolo no sólo la astucia dada por la inteligencia, sino también la capacidad de hallar soluciones a problemas nuevos que se te presenten. Si ningún animal halla cómo cruzar el río, el zorro encontrará un tronco y lo empujará, o hallará un atajo -relató el mayor, dejando una caricia inconsciente sobre la regordeta mejilla -Existen también los alquimistas, en esa creencia tan antigua se decía que los zorros cultivaban el elixir de la vida.
Jimin le miraba con ojitos brillantes, atento a cada una de sus palabras.
Eso hizo que el pecho de alfa se sintiera cálido por dentro, hacía mucho que no hablaba con alguien que buscara en él consuelo.
-Para la cultura celta, el zorro era un guía y protector, reconocido sobre todo por su gran sabiduría. En otros lugares, el zorro también es considerado un gran protector contra los males, así como un símbolo de longevidad -el mayor se animó a dejar un toquecito sobre sonrojada naricita, y se sintió desfallecer cuando el omega la movió tiernamente como un conejito -Mi abuela era una Wiccana Celta y solía contarme todo sobre su cultura, ella me dijo que los zorros son los guías, y que si un día encontraba un zorro este querría mostrarme el camino a donde debería ir y el lugar donde debería estar, lo curioso es que en el sur ya no hay zorros desde hace muchos años, mucho antes de que ella naciera a decir verdad.
- ¿Ella te conto de los shifter?
El alfa asintió -Decía que en su juventud se enamoró de un shifter de águila pero que tuvo que dejarlo para casarse con un alfa y poder darle un líder a la manada.
-Eso es injusto -reprochó el menor con enfado.
-Lo es -concordó Yoongi, dando un pequeño asentimiento pues él solía decirle lo mismo a su abuela cada vez que le contaba la historia -Pero lo hizo para cumplir su deber.
-Deber mi cola, ella merecía ser feliz con quien ella amara -Jimin abrió los ojos cuando se dio cuenta de lo que estaba insinuando -Lo siento, se supone que lo dejó para casarse con su abuelo.
Yoongi solo acaricio nuevamente el par de orejitas, peinándolas hacia atrás suavemente.
-No me llevé muy bien con mi abuelo, con nadie en realidad, tan solo mi abuela -reveló como si no tuviera importancia, porque para él no la tenía -Mi familia no era de lo más afectuosa pero mi abuela no entraba en ese estándar aparentemente, es por eso que ella fue separada de la manada después de tener a mi padre.
- ¿Fue desterrada? -preguntó preocupado, pues él había visto lo que les hacían a los lobos desterrados en el norte.
-No, por respeto a ella y mi familia, pero si fue rechazada -Yoongi pasó su pulgar por la frente del menor en un intento de borrar la pequeña arruguita que se había formado por su ceño fruncido -Y a ella no pudo importarle menos ya que fue exonerada de todos los deberes que debía cumplir como pareja de mi abuelo, esta casa era de ella, por eso esta tan alejada del pueblo.
- ¿Y no fue por el Águila?
-Lo hizo, no hubo día en que no la acompañara al bosque a buscarlo, era nuestra misión secreta, encontrar al agente plumas -levantó uno de su dedo índice como si fuera un dato de vital importancia, Jimin solo rio por lo infantil que sonaba aquello.
- ¿Agente plumas? -preguntó risueño.
-Tenía ocho años -reveló el mayor y se odio por no poder ni poner una sonrisa en sus labios para el omega, su mirada seguía tan inexpresiva como de costumbre -Yo me ponía triste porque ella decía que si lo encontrábamos se iría con él, y dentro de mí, suplicaba porque no apareciera, sin darme cuanta solo estaba deseándole la infelicidad eterna a la única persona que tenía.
-Eras un niño -consoló el menor animándose a barrer los platinados mechones de cabello que tapaban su frente y ojos.
-Sí, desde niño ya era egoísta -murmuró cerrando los ojos cuando su cabeza comenzaba a doler.
Cuando Jimin iba a refutar por eso, alguien tocó la puerta poniéndolo alerta.
Su mirada cayó en Yoongi que seguía en la misma tranquila posición.
Antes de que Jimin pudiera siquiera levantarse para correr y esconderse una mano acarició su cabeza con calma.
-No va a entrar, nadie puede entrar sin mi permiso -aseguró aun a ojos cerrados - ¿Puedes distinguir que es?
El menor se confundió por eso pero de todas formas asintió y elevó su naricita intentando sentir el aroma de la persona al otro lado de la puerta.
Alfas y omegas poseían dos aromas, el primero era el aroma natural y por el que se le caracterizaba.
Y el segundo más que un olor era una esencia, aquello que exponía tu jerarquía, ya fueras un alfa o un omega, ya que los betas no poseían ninguno de los dos aromas.
-Es un alfa, pero no puedo sentir su olor -susurró con temor.
Yoongi se ahorró de decir él porque era eso y se puso de pie con lentitud de no alarmar al pequeño zorrito que se aferraba a su camisa.
-Solo veré que quiere y volveré -aseguró para tranquilidad del omega -No te vallas de aquí.
Y con eso salió de la cocina en dirección a la puerta, el alfa sabía que debía de tratarse de uno de sus hombres puesto que eran los únicos que tenían autorización de entrar al bosque y visitar su casa, nadie más de la manada lo tenía permitido, además de Jin.
Y así fue, Siwon, el líder de la tropa de exploración se encontraba frente a él con la expresión seria que siempre poseía, casi igual a la suya, solo que la del alfa frente a él la poseía por respeto y la suya era porque no sentía nada.
-Alfa -saludó con una reverencia que Yoongi correspondió con la cabeza.
- ¿Paso algo? -A pesar de que su tono fue severo, no podía estar menos interesado, como siempre.
-El anciano Choi me pidió informarle que la reunión de hoy se postergo para mañana al mediodía en el claro de luna.
Yoongi se tragó el vómito verbal que quiso escupirle en ese momento, en cambio volvió a asentir con inexpresión.
- ¿Algo del norte?
-Nada, aparentemente todo bien, las rotaciones han seguida tal y como lo ordenó -informó -No ha habido movimiento alguno del otro lado.
-Muy bien, no bajen la guardia y mantenme informado de todo -recibió un asentimiento en respuesta -Si eso es todo ya puedes retirarte.
El alfa hizo una reverencia y retiró, Yoongi por su parte volvió a dentro en busca del pequeño omega sin sorprenderse cuando no lo encontró en la cocina.
Se puso de cuchillas frente a la alacena y dio dos toquecitos suaves, suspirando cuando recibió uno en respuesta.
- ¿Quieres cenar? -propuso apenas lo vio gatear hacia él.
-Pero ya comí...uh... ¿Pan?
-Eso no es comida -le revolvió el pelo ayudándole a ponerse de pie -Te preparare la cena y podrás usar la habitación de invitados.
Los ojitos del zorrito brillaron en un fuerte dorado y azul cuando escucho esas palabras.
- ¿Entonces puedo quedarme? -preguntó en un gritito que casi no fue escuchado.
- ¿Adónde pensabas ir si no?
El menor no supo responder a aquello, porque no tenía ni la menor idea de a dónde podía ir.
-No lo sé -confesó con desanimo, rascando una de sus orejitas -Siendo sincero, no pensé que lo lograría, supongo que improvisaría.
-Bien, ahora improvisaras la posición en la que vas a dormir para no lastimarte -animó el alfa, y comenzó a sacar comida de la nevera.
A decir verdad el no solía tener gran apetito, comía por costumbre o porque Jin venía a obligarlo a hacerlo ya que él nunca tenia ánimos, así que su alacena y nevera siempre estaban llenas de comida que terminaba regalando para que no se desperdiciara, Jin era el encargado de limpiarlas y de meter comida nueva cada fin de semana.
Quizá ahora ocuparía más comida.
- ¿Puedo hacerlo? -preguntó repentinamente el zorrito.
- ¿Cocinar? -Asintió - ¿Sabes hacerlo? -Negó -Entonces ¿Qué planeas hacer?
-No me siento cómodo sin hacer nada -jugó con sus dedos, y solo entonces Yoongi notó la vestimenta del menor.
-Estoy seguro que deje un conjunto de ropa en la habitación -mencionó repasando descaradamente las torneadas piernas, las mejillas de Jimin quisieron imitar a un tomate maduro en ese momento.
-Yo, amm, yo...la encontré, pero no, yo -el menor se mordió la lengua cuando el alfa enarcó una ceja.
Era raro ya que esos gestos usualmente tendrían que venir acompañados de una expresión pero el alfa solo tenía esa mirada inexpresiva que le hacía dudar entre saber si estaba enojado, curioso o si se estaba burlando de él.
-No me quedaron -soltó finalmente -Apenas me los puse, se cayeron.
Yoongi solo asintió y salió de la cocina sin decir palabra, dejando al omega muy confundido.
Un segundo después Yoongi entro nuevamente con un pantalón y una de sus sudaderas de pijama en la mano.
-Tendré que conseguirte ropa de tu tamaño después, pero por ahora adaptaremos la ropa a ti.
El mayor se acercó ayudándolo a colocarse el pantalón, con cuidado de no hacer mucho esfuerzo por sus heridas.
Jimin levantó la camisa que traía puesta y dejo libre la esponjosa colita blanca que había estado enrollada en su cintura.
- ¿Por qué no me sorprende? -bufó Yoongi.
El omega se sitio tranquilo de que le alfa no hubiera reaccionado de otra forma.
El peligris tiró de los cordones del pantalón de tela negro para que se ajustara a la estrecha cintura del menor, pero sin llegar a ser demasiada presión para no lastimarlo.
-Quítate la camisa -pidió con suavidad, ya que el omega se había puesto muy rosadito acatando su orden.
Pronto, la camisa de tela delgada que había estado usando fue suplantada por una sudadera se tela gruesa y calientita que le llego hasta la mitad de sus muslos.
Pronto, el alfa había hecho rollito de sushi de zorrito.
- ¿Estas cómodo?
-Mucho -aceptó con una sonrisita traviesa, tapando su boca con sus manitas que era cubiertas complemente por las mangas de la sudadera.
-Bien -fue su simple respuesta, pasando de largo.
Jimin sintió un vacío en su estómago cuando miró al alfa dándole la espalda mientras comenzaba a cocinar.
No pensó que conocería a una persona que estaría viviendo un infierno peor que del que había escapado.
Y era peor porque de ese infierno no se podía escapar, porque no se podía escapar de uno mismo.
Se abrazó así mismo buscando reconocer el aroma del alfa y lo único que consiguió fue una ligera esencia del mismo, apenas perceptible y era mucho decir ya que el poseía un gran olfato por su condición hibrida.
Una persona común ya no sería capaz de distinguir su aroma.
-Puedes ayudarme a lavar las verduras -propuso el alfa aun de espaldas, llamando su atención.
-Claro -avanzó con entusiasmo.
Aunque su cara no lo demostrara el alfa estaba feliz de que cenaría acompañado después mucho tiempo.
Esa noche su día negro, se volvió gris.
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