Segundas Oportunidades
La cabeza de Kagami dolía, hace unos pocos minutos que despertó, y no sabía en donde se encontraba.
Trato de caminar, pero cayó. Observó sus pies, estaban con varios vendajes. Se dedicó a mirar el lugar donde se encontraba. Parecía una vieja casa.
Tocó su cuello, tenía miedo de que su Miraculous no estuviera, para su suerte ahí estaba.
—Veo que ya despertaste. —musito un joven subiendo unas escaleras.
—¿Dónde estoy? —lo miro de arriba abajo
—Estamos en Nantes. —Kagami solo lo miró sorprendida. —¿Acaso no recuerdas cómo llegaste aquí, belleza? —ella solo lo miro confundida. Y el dio un pequeño suspiro. —Estabas muy herida cuando llegaste, lo único que dijiste antes de desmayarte fue… ayudame… necesito escapar de París... Después de eso te traje aquí y cubrí tus heridas.
—¿Qué más pasó? —lo miro con sospecha.
—No pasó nada entre nosotros, sí eso crees belleza.
Kagami solo se limitó a verlo y un cosquilleo paso por su espalda.
—¿Cómo llegue a Nantes? —pregunto con el ceño fruncido.
El sólo dio un suspiro y continuo. —Estabas en las a fueras de París, te veías cansada y herida… después de que te desmayaste, te traje a Nantes, aquí suelo venir.
—¿Qué pasó en París?
—¿No recuerdas? —Kagami solo respondió con su cabeza. —Los héroes de París, cometieron traición, una gran batalla se dio entre los 7 miembros del equipo y How Month. La ciudad estuvo a favor de How Month y con lo que podían atacaban al equipo de traidores.
Kagami solo lo miro sorprendida. —¿Y qué hay de los héroes? ¿Saben en dónde están? —pregunto con cierto nerviosismo, que por suerte el joven no pudo notar.
—Solo se sabe que todos escaparon y se dispersaron, la catarina, el dragón y el gato sacaron a sus compañeros… —dio una pausa. —pero el gato fue capturado y trasladado a una cárcel de máxima seguridad.
—¿Y… el resto?
—¿Por qué te importan tanto? Después de todo son traidores, cariño. —dijo con cierto tono cínico.
—No… —Kagami pensó bien en sus palabras, debía de tener cuidado. —¿Por qué me trajiste aquí?
—Porque te veías herida, mientras salía de París… veía como la gente moría y lloraba por la gran pelea, cuando te ví, sabía que debía de hacer algo.
Kagami soltó una sonrisa sincera y volvió a preguntar. —Me gustaría saber acerca de los héroes… ¿Tienen pistas de alguno?
—¿A caso te interesan mucho? —ella dijo sí, con la cabeza. Aquel joven solo soltó un suspiro y continuo. —La mariquita, se dice que sigue en París… el dragón, la serpiente y la abeja, fueron al mismo lado… pero luego desaparecieron, el zorro y la tortuga… fueron vistos por última vez en la torre Eiffel y luego desaparecieron. —dio una pausa. —Escucha, si quieres ir a buscarlos, olvídalo. Lo más probable es que estén muertos o huyan lejos, son unos cobardes. —dijo en tono de odio y con un nudo en su garganta.
—Gracias, gracias por todo. —se levantó con poca fuerza. —Lamento lo que te paso… pero tengo que irme.
—¿Por qué? —hablo viéndola caminar con dificultad.
—Tengo que salir de aquí, perdón por las molestias… pero tengo que buscar a mi familia. —mintió de la mejor forma que pudo.
—Adiós guapa. —dijo con una sonrisa.
Kagami empezó a caminar, para su suerte vió que estaban en las afueras de Nantes, se dirigió a un bosque y poco a poco se adentró en el.
Cuando sintió que ya estaba segura y que la noche la cubría, saco a su kwami.
—Long, puedes salir amiguito. —dijo en tono bajo Kagami.
—Sube a ese árbol. —dijo el pequeño kwami escondido en su bolso.
Kagami subió el árbol que estaba enfrente de ella, llegó a la mitad y luego el pequeño kwami salió.
—¡No puedo creer que nos haya llamado cobardes! Después de todo lo que hemos hecho y así nos pagan. —exclamo el pequeño kwami que se veía sumamente furioso.
—Tranquilo Long, aquí están tus ciruelas. —le entrego unas 3 ciruelas, que poco a poco iba comiendo el kwami y se iba tranquilizando. —Pero… no recuerdo, ¿Qué pasó?
—Bien… —seguia masticando. —nos dijo traicioneros… pero no cometimos traición. —se quedo pensando.
—Sí, hay algo muy extraño Long. —puso su mano sobre su barbilla —hay que contactarnos con Ladybug…
—Eso va hacer difícil… sí Francia nos considera enemigos y a Hawk Moth su aliado nos empezarán a cazar. —puso cara de preocupación. —es un riesgo transformarte, además… no sabemos quién es ladybug y si lo que dijo el greñudo ese, es cierto, ella a de seguir en París.
—Mmm… ya se. —exclamo por lo bajo. —¿Puedes sentir a algún kwami?
—Para eso tengo que concentrarme… trataré de sentir al más cercano. —suspiro —pero tú tendrás que pensar en cómo pasó todo esto.
Kagami asintió.
{—}
Habían pasado unas horas desde que Kagami y Long se adentraron en el bosque.
Ambos habían intentado recordar y comunicarse con los otros portadores, pero parecía ser inútil.
Los dos estaban cansados, así que, sin previo aviso ambos se durmieron en aquel árbol.
[Era una mañana soleada en París, un 27 de Abril, para ser exactos.
Un día que se veía como el más hermoso del mes, un día divino. ¿Quién diría que tanta belleza esconde tristeza?
Ese día, Kagami había despertado con los rayos el sol, habían pasado dos meses desde que llegó a Francia, en especial, París.
El día de hoy iría al Colegio Franco-Dupoin, a unirse a clases de esgrima y estaba emocionada.
Al llegar al colegio, ella pidió ir con el mejor esgrimista de esa clase.
Adrien Agreste.
Un chico rubio de ojos verdes.
Un oponente digno, su batalla duró 5 minutos, ninguno se rendía, hasta que llegaron a la biblioteca.
Las espadas de ambos chicos, chocaron al mismo tiempo.
¿Quién era el ganador?
Aquella desición iba hacer tomada por una joven inexperta del esgrima.
Marinett Dupain-Cheng. Sí, recordaba su nombre, su cabello azabache y sus ojos azules. Aquella joven, que la única razón por la que decidió entrar al deporte, era solo por él, Adrien Agreste.
Recordaba como estaba nerviosa y como no sabía quién elegir… pudo a ver dicho *fue un empate* pero no, eligió a su amado Adrien Agreste.
En su familia, no existían las segundas oportunidades, o ganabas a la primera… o eras un fracasado.
Dejo el esgrima, salió de ese lugar y se fue al auto familiar.
Mientras el auto la llevaba a casa, ella llamaba a su madre, le decía que no lo había logrado.
En su mente, ella ya sabía lo que diría su madre, para ella era *todo… o nada* y en este caso Kagami quedó en nada.
Vió su anillo, su madre y su abuelo habían sido grandes esgrimistas, ella ya no lo sería.
Su trayecto fue aburrido, apesar de que en las calles había una pelea entre el dúo de héroes y un akumatizado.
Justo cuando estaba a unas pocas cuadras de llegar a su casa, la batalla interrumpió su transcurso.
Salió del vehículo, por seguridad se dirigió al museo del Louvre.
Un día que creyó ser el mejor de todos, termino siendo el peor y por si fuera poco ni siquiera había llegado a casa.
Bueno, ¿Qué más mal podría ocurrir?
Mala pregunta Kagami.
En cuestión de segundos Kagami, había sido ren del akuma.
Después de un rato, todo había vuelto a la normalidad. Había ayudado a los héroes de París, pues quería ya irse a su casa, para poder dormir.
Justo cuando estaba por salir del museo del Louvre, vió a una persona mayor de edad en problemas, ella pudo haberlo ignorado, pero una sensación de justicia, hizo que se moviera.
Ayudar a las personas era algo que la hacía sentir bien, aunque en este día… no le servía mucho, apesar de que a aquel viejito de rasgos asiáticos le diera las gracias.
Estaba ya en la salida del Louvre, esperaba su auto para que la llevará a casa.
En eso, el mismo joven de aquella escuela la detuvo, le pidió que siguiera y que no se rendirá. Apesar de que no sentía nada hacía aquel joven, sintió sus palabras sinceras y decidió romper con aquella cadena de cero segundas oportunidades que tenía su familia.
Al llegar a casa, hablo con su madre y se enfrentó a ella.
Su madre después de un rato, se enorgulleció de su hija, al fin le hacía frente y no aceptaba todo lo que ella decía.
Después de un día muy agetreado, fue a su cuarto y justo en el tocador, encontró una cajita hexagonal con detalles rojos.
No estaba segura de abrirla, pero al final lo hizo, en ella estaba un collar negro con una piedra roja y no solo estaba el collar. Una pequeña criatura roja con cuernos de color rojo con negro salió de ella.
Su nombre era Long, le explicó acerca de su Miraculous y que su identidad debía ser secreta, para su familia y amigos. Eso sería fácil, no tenía amigos y su única familia era su madre.
Aunque… se sentía extrañada… y algo no le cuadraba en todo eso…
Decidió no usar el Miraculous, Al menos hasta que ella se sintiera segura de usarlo.
Habían pasado los días y ya tenía a Adrien Agreste de amigo, se sentía feliz, su primer amigo al fin.
Con el paso de los meses le empezó a gustar aquel hijo de papi.
Un día decidió meterse en un juego por el, una competencia sana y sin problemas, pero su madre no lo permitiría. A pesar del *no* de su madre, ella decidió jugar.
Su madre termino enterándose y fue akumatizada. Por suerte, su compañera del juego, Marinett Dupain-Cheng, aquella chica de la que quería hacer su amiga, la ayudo.
Al estar fuera de ahí, podía ver como el dúo de héroes no podía con su madre, así que tomo una desición.
*Long, tormenta a mi* en cuestión de segundos ella poseía un traje negro con rojo, con detalles dorados y un círculo en su pecho con el signo de la tormenta, el agua y el viento.
Ayudó al grupo de héroes y no reveló su identidad.
Esta vez, París fue salvada por el trío de héroes.
¡Chat Noir, Ladybug y Ryuko!
En ese día no solo salvo a su madre o se convirtió en una super heroína, si no que también obtuvo una amiga.
Esa misma chica que un principio le cayó mal, ahora era su mejor amiga.]
Kagami apesar de seguir dormida sonrió.
Habían pasado 6 años desde que obtuvo su Miraculous.
Habían pasado 5 años y medio desde su amistad con Adrien.
Habían pasado 4 años y medio, desde su primera aparición como superheroína y desde su amistad con Marinett.
[Día nublado, mal día para el equipo de héroes.
—¡Nos necesitan equipo! —exclamo ladybug, dejando un mensaje a sus compañeros.
Después de ese mensaje, cada uno acudió al llamado en la torre Eiffel.
—Dinos my lady, ¿Qué ocurre? —pregunto Chat Noir.
—El alcalde nos necesita a todos. —exclamo sería.
—Vaya… debe de ser grande, sí nos quiere a todos. —hablo Viperion.
—Así es. —repitió Ladybug. —esten atentos.
Todos asintieron y fueron a ver al alcalde.
Pero… aquí no estaba nadie. Un cosquilleo paso por la espalda de cada héroe.
—Es una trampa. —susurro Queen Bee.
—¿Por qué lo dices abejita? —exclamo Rena Rouge.
—No hay nadie… —Queen Bee, empezó a ponerse nerviosa. —Hay que irnos, confíen en mí. —dijo suplicante.
Ladybug la analizó por unos segundos. —Vamonos de aquí, Bee, espero que tengas una buena explicación.
—Sí… solo vámonos. —las salidas se empezaron a cerrar. —¡No! —grito.
El equipo de héroes no sabía que hacer. Estaban encarcelados.
De las paredes empezó a salir un gas.
—No puedo… respirar. —exclamo Rena.
—Viperion, tú segunda oportunidad. ¡Ya! —ordeno Ladybug.
—Segunda oportunidad.
—Es una trampa. —dijo Queen Bee asustada.
—¿Por… —Rena fue interrumpida.
—Bee, tiene razón, es una trampa, vámonos. —dijo Viperion. —Use mi segunda oportunidad.
—Vamonos equipo. —dijo Ladybug.
Todo el equipo de héroes salió de ahí, pero no sé esperaban que a fuera estuviera peor que adentró.
Personas disparaban de muchas direcciones.
—No lo entiendo. —dijo Chat Noir, no era el único, nadie entendía que pasaba.
Todos corrieron a la torre Eiffel y se quedaron ahí, para luego mirar abajo.
—¡Ladybug, Chat Noir, Rena Rouge, Capace, Queen Bee, Viperion y Ryuko! Están arrestados por el secuestro de Clohe Bourgeois y posible asesinato del alcalde Bourgeois.
—¡Eso es falso! —grito Queen Bee, Ella sabía que pasaba, pero terminó callando se, sí hablaba de más terminaría revelando su identidad.
—Tranquila Bee. —dijo Carapace. —Escuchen gente de París, nosotros no tenemos a Clohe Bourgeois, no hemos asesinado al alcalde. —termino de decir.
Una niebla morada en la parte de abajo se hizo presente.
—Hawt Moth. —susurro Ladybug. —escuchen, tendremos que separarnos.
—¿Qué? ¿Por qué? ¿A… —Rena fue interrumpida por la mano de Queen Bee.
—Es obvio que esto es una trampa… tendremos que irnos… solo hasta que encontremos una manera de arreglar esto. —dijo sería.
—¿Pero cómo sabremos en quién confiar? —dijo Ryuko.
Ladybug de quedó pensando. —Dejare un mensaje, cuando se transformen en héroes deben tener cuidado de que nadie los vea. —dijo sería. —Esten preparados, Ryuko, Rena, ustedes más. —todos asintieron y prepararon sus poderes.
—¿Qué les pasa? ¿Les comió la lengua el ratón? —dijo Hawt Moth entre risas —rindanse, ahora París es toda mía. —dijo sonriendo.
—¡Jamas! —exclamaron todos.
—Bien, ¡Ataquen! —personas que no estaban akumatizadas y personas que sí, empezaron a pelear con el equipo de héroes.
—¡Chat! ¡Ahora! —dijo ladybug.
Chat Noir provocó un cataclismo en la parte de abajo, dónde se encontraban los héroes.
Siguió y siguió con su cataclismo, hasta que llegaron a una estación del metro abandonada.
—Bien, Bee prepárate para paralizar. —Queen asintió. —Rena, ilusiones de cada uno por distintos lados. —Rena asintió preparada. —Ryuko, lo que pediré será difícil.
—Cuento con ello Ladybug.
—Bien, ¡Amuleto encantado! —en eso apareció un disfraz. —Ryuko, necesito que nos des tiempo para sacar a todos…
—Lo intentaré.—dijo determinada. —suerte equipo. —y sin más que decir Ryuko salió a la acción.
—Chat Noir y yo los detendremos hasta que ustedes se vayan. Rena, cuando estén seguros lanza una ilusión de nosotros por París. —todos asintieron.
Mientras que Rena Rouge, Queen Bee, Viperion y Carapace escapaban de ahí, los otros peleaban por darles tiempo.
Cuando aquellos 4 héroes ya se encontraban a fuera de París, Rena lanzó una gran ilusión de los superhéroes para confundir a Hawt Moth.
{—}
Ryuko, Ladybug y Chat Noir, se veían cansados más no derrotados.
Chat Noir, ya había llegado a su límite y pronto acabaría.
A ladybug, se le acababan las opciones.
Y Ryuko, ya había usado la mayoría de sus trucos.
Al ver las ilusiones de sus amigos héroes sonrieron.
—Ryuko, vete. —dijo ladybug.
Ryuko no hizo caso y siguió ayudándolos. —No, sin ustedes no me voy.
—Confía en nosotros —dijo Chat Noir, que se veía sumamente herido.
Ryuko con su poca fuerza asintió. —Bye.
Con las pocas fuerzas que le quedaban, saco su último truco, todos sus poderes juntos. Una gran tormenta con rayos y un gran viento.
Su pequeño truco duro 5 minutos, tiempo suficiente para que ella pudiera escapar y tiempo suficiente para ayudar al dúo de héroes.]
Kagami despertó, sentía su pecho subir y bajar. Miro a su alrededor, todavía era de noche.
Vió a su pequeño kwami, ambos se veían sumamente preocupados.
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