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┆ chapter four ᵎᵎ

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en casa de los necrodopolis se daba una noche de películas, pero mientras tanto, ahí en los límites del bosque prohibido, por aquel espacio entre la verja que el autobús había dejado gracias a su percance, un chico de ojos color marrón con uniforme de la planta de seabrook se abría paso hasta adentrarse en la naturaleza.

—ya regresó...— susurró para sí misma la alfa al ver llegar a su hermano. —¡lobos!— llamó al resto de su manada para ir a su encuentro, y así lo hicieron, todos se reunieron fuera de la entrada de la guarida recibiendo a su beta, quien venía regresado de su breve exploración a seabrook.

el beta se quitó el traje azul pastel quedándose con su vestuario morado y oscuro que ocultó todo el tiempo debajo del uniforme, se acercó a la miembro de su manada que se encargó de cuidar el collar que tuvo que quitarse para su exploración y esta se lo devolvió colocándolo en su cuello justo después de que la piedra del collar brillara de un color azul intenso.

luego, el beta se acercó a otro integrante para que este volviera a pintarle aquella marca en su mejilla izquierda que tuvo que quitarse para pasar desapercibido.

una vez devuelto a su usual apariencia se colocó de pie frente a su alfa y soltó un gruñido mostrando sus colmillos al mismo tiempo que su collar se iluminaba en azul y sus pupilas se tornaban amarillas.

—¿qué averiguaste?— le preguntó la alfa frente a él cuando su collar y sus ojos volvieron a su color habitual.

—te vieron aullando, willa— le contestó.

—¿y?

—¡nos expusiste!— exclamó el beta no pudiendo creer que su alfa no se tomara el asunto en serio.

le extendió el papel que había arrancado de la entrada de la casa de los necrodopolis.

"se busca lobo amigo" se leía en el encabezado con una caligrafía dispareja, debajo estaba el dibujo de un hombre lobo con ropa y zapatos y un globo de diálogo a la altura de su cabeza que decía "awoo". los trazos eran imprecisos y estaba coloreado de forma irregular. estaba firmado a nombre de zoey necrodopolis en una letra igualmente desprolija.

la alfa soltó una carcajada al ver el dibujo hecho con crayones y lo tomó entre sus manos.

—nosotros no somos así, wyatt, nuestro cabello es mucho mejor. deja de preocuparte, hermano, sólo dije...— soltó un aullido antes de continuar. —es como decir "ciao" o "aloha" o "te cortaré la garganta"— eso último lo dijo en un tono de voz tan serio que podía aterrar a cualquiera. —¿qué más da lo que crean? es una ciudad horrible.

—debemos encontrar a la gran alfa— replicó wyatt.

—si es que en verdad existe una gran alfa.

—willa, dijiste que la vieron en el bosque, que tenía el cabello blanco.

—dije que vimos a una porrista de cabello blanco, no dije que fuera la gran alfa.

—tiene que ser ella— sentenció wyatt. —va a guiarnos a la piedra lunar y sabes que no hay mucho tiempo, muchos de la manada se están enfermando; nuestros collares ya casi no tienen energía, necesitamos la piedra lunar.

—y al encontrarla cargaremos nuestros collares y seguiremos siendo lobos fuertes durante otros cien años— una de las mujeres lobo intervino en la conversación, tenía la misma edad que wyatt y willa pero era un poquito más baja que ellos.

—aunque la chica sea la gran alfa, ¿cómo encontrarla?— willa retomó la conversación.

—en la preparatoria seabrook— contestó automáticamente wyatt.

willa frunció el ceño hacia su hermano antes de responder.

—¿cómo sabes eso? tú no estabas ahí y nosotros no nos acercamos tanto a ella y el chico con el que estaba como para poder leer la inscripción en los uniformes de ambos.

wyatt sólo se sonrojó en respuesta.

—¿ya me vas a decir dónde estabas cuando nosotros encontramos a la porrista peliblanca?— le cuestionó willa a su hermano.

—solamente... digamos que me encontré con otra porrista y deduzco que deben de ser de la misma escuela.

—espera, ¿te acercaste a uno de ellos? ¿y así tienes el descaro de decirme que fui yo quien nos expuso?

—¡tú nos expusiste willa! sí, yo me acerqué mucho a una de las porristas, pero no dejé que vea mis garras ni mis colmillos y no aulle como tú.

—¿y entonces qué hiciste? ¿te paraste frente a ella y la admiraste en silencio?

nuevamente wyatt sólo se sonrojó en respuesta. eso es exactamente lo que había hecho.

—ya hablaremos sobre eso...— repuso willa con seriedad mirando a su hermano a los ojos, luego se dirigió a toda la manada y anunció: —¡bien, lobos! buscaremos a la porrista peliblanca y si ella es la gran alfa nos dirá en dónde está la piedra lunar.

—iremos en la mañana— anunció wyatt para todos.

—¡no! iremos esta noche— lo contradijo willa

—o esta noche puede ser— asintió wyatt con una mueca de labios sellados, incómodo de que su hermana contradijera su instrucción frente a todos.

la manada de hombres lobo soltó un aullido al unísono confirmando que habían escuchado las instrucciones fuerte y claro.

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we own the night
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la manada de hombres lobo corría por los pasillos de la ahora vacía preparatoria seabrook, en la parte baja de una pared encontraron un ducto de ventilación y willa abrió la puerta de este dando las siguientes instrucciones con los miembros de la manada entrando de uno en uno.

—nos esconderemos, conseguiremos la piedra lunar y nos iremos de este horrible lugar— afirmó.

—yo no lo llamaría horrible...— murmuró wyatt para sí mismo, recordando con fascinación a la chica de negro cabello y piel clara con la que se había encontrado en el bosque y que más tarde volvió a encontrarse durante su exploración a seabrook.

aquella mirada en su rostro no pasó desapercibida por su hermana.

—como dije, ya hablaremos sobre eso— repitió y sin más se adentró en el ducto de ventilación como ya lo había hecho toda su manada.

wyatt soltó un suspiro enamorado antes de hacer lo mismo y cerrar la puerta tras de sí.