ELECTION DAY PT II 🌈🌙 ELEVEN
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┆ chapter eleven ᵎᵎ
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el sonido de la alarma z se hizo escuchar en todos los rincones de seabrook, incluso en la preparatoria. era similar al de las sirenas de policía.
—¿es la alarma z?— preguntó rainbow a zed, separándose del abrazo con preocupación.
pero antes de que zed pudiera responderle a su amiga, el mismo aviso de alarma hizo la confirmación.
—atención, atención, actividad de monstruos en la planta seabrook— repetía una y otra vez una voz por los parlantes esparcidos en toda la ciudad.
—¡son los hombros lobo!— atinó a decir rainbow, preocupándose por la manada y llegando a la conclusión de que, si activaron la alarma, eso significaba que los habían capturado en el medio de su misión. —hay que ayudarlos, ¿me ayudas zed?
—por supuesto— pronunció zed igual de preocupado, recordando cómo el año anterior él mismo había sido arrestado por la patrulla z.
—no podemos solos. iré a por bucky, le pediré que me ayude a convencer a los animadores, tu convence al equipo de fútbol— instruyó la pelinegra.
—a la orden, capitana— murmuró zed, haciendo un saludo militar, y sin más, ambos pusieron en marcha el plan de la chica para ayudar a los lobos.
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de vuelta en la planta seabrook, el señor necrodopolis preparaba el control que daría inicio a la detonación para demoler la planta.
willa se dio cuenta de aquello y se dirigió a su manada.
—les fallé, destruirán la piedra lunar y a nosotros con ella— pronunció preocupada.
—¡no!— se escuchó a alguien gritar de repente.
la dueña de la voz se colocó frente a dale wells, el señor necrodopolis y el resto de los trabajadores de la planta, dándole la espalda a los lobos.
la dueña de la voz y quien estaba haciendo frente a los adultos era rainbow buchanan.
pero no venía sola, sus compañeros zombies y humanos de la preparatoria seabrook venían con ella y se arremolinaron detrás suyo, también haciéndole frente a los adultos.
—si activan la detonación, van a matarlos— murmuró rainbow en voz alta para que todos los trabajadores la escucharan. —ellos sólo quieren recuperar su piedra lunar que está oculta aquí: sus vidas dependen de ello— explicó.
los adultos compartieron miradas dudosas preguntándose si aquella adolescente estaría hablando en serio.
rainbow, al ver que no recibía una respuesta positiva, siguió hablando.
—¿no se dan cuenta que si activan la detonación serán responsables de sus muertes?— soltó con dolor en su voz, incapaz de imaginarse aquel doloroso desenlace. —miren a su alrededor, a esto hemos llegado por el camino de los prejuicios.
los adultos dieron un vistazo a los lobos que estaban de pie, inmóviles por las esposas, contra la pared del fondo. los adultos se sintieron repentinamente culpables de sus acciones.
—la aceptación es el camino que yo elijo— pronunció rainbow con decisión. —¿cuál elegirán ustedes?— preguntó a los trabajadores.
los trabajadores parecían estar reflexionando las palabras de la pelinegra y zed aprovechó para avanzar a pasos decididos hacia su padre.
—debes detener la demolición, papá— le pidió zed a su padre, sabiendo que de este dependía aquello. —sé cuánto luchaste por este trabajo, pero si daña a los hombres lobo, debes detenerla.
el padre de zed intercambió miradas con su equipo de trabajo, todos ya teniendo una respuesta a la pregunta de rainbow.
—tienes razón, rainbow— mirando a la mejor amiga de su hijo, el señor necrodopolis pronunció en voz alta lo que todos los adultos estaban pensando. —¡cancelen la detonación!— ordenó a su equipo. —mañana, cuando sea seguro, buscaremos lo que necesitan— pronunció aquello para los hombres lobo. —¡por ahora, todos a sus casas!
rainbow suspiró de alivio por la decisión que tomó el señor necrodopolis, sintiendo un gran peso sobre sus hombros quitársele de encima y a continuación, una sonrisa contenta surcó sus labios.
todos los estudiantes humanos y zombies comenzaron a soltar gritos de emoción, festejando que el plan de la chica dorada para detener la demolición y rescatar a los lobos había funcionado.
la manada tenía sonrisas gigantescas en sus rostros mientras los oficiales les retiraban las esposas de las manos, liberándolos.
rainbow sentía que no le cabía tanta felicidad en el cuerpo, no esperó ni un segundo más y corrió hasta donde estaba la manada, saltando a los brazos de su lobo favorito. wyatt la recibió igual de contento, levantó un poco a la chica del suelo y dio un par de vueltas con ella aún sumergidos en el abrazo.
—eres increíble— pronunció wyatt al fin dejando a la chica en suelo y llevando sus manos a las mejillas de ella. dejó un beso en su frente y luego la abrazó fuertemente por la cintura.
—sí sí, muy lindo, ¿ya me dejarás a mí abrazarla?— interrumpió la voz de willa acercándose a su hermano y a bow.
a wyatt no le quedó de otra que soltar a su chica.
—gracias, rainbow— murmuró la morena en medio de su abrazo con la melliza buchanan.
—no tienes nada que agradecer, willa— contestó ella.
—¡abrazo grupal!— se escuchó la voz de wynter emocionada antes de unirse al abrazo de sus dos amigas.
wyatt soltó una carcajada divertido y se unió también al abrazo.
segundos más tarde, toda la manada y rainbow estaban sumidos en el abrazo grupal más grande que la chica había tenido alguna vez.
y se sentía tremendamente contenta.
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los humanos, zombies y hombres lobo atravesaban las puertas de salida de la planta seabrook para dirigirse cada uno a sus hogares.
rainbow iba con la manada, específicamente al lado de wyatt, quien sostenía su mano mientras caminaban.
—¿qué pasa?— preguntó addison a zed.
rainbow y los lobos podían escuchar la conversación de la pareja, pues esta estaba sólo un par de pasos por delante de todos ellos.
—addison...— el rostro de zed se tornó serio y detuvo sus pasos, haciendo que su novia hiciera lo mismo y rainbow y la manada también. —voy a perder la elección, o sea que no te llevaré al baile.
—está bien, zed— addison negó con la cabeza restándole importancia. —podemos faltar al baile juntos— ofreció alegremente.
zed miró a la manada de hombres lobo y luego a rainbow. el peliverde sabía que él mismo había hecho algo incorrecto y también sabía que su pelinegra amiga lo había descubierto.
él no podía ocultarle la verdad a addison; si se la ocultaba, rainbow se encargaría decírsela. además, era una verdad que involucraba a los hombres lobo y él tenía que enmendar su error.
sin más, metió la mano en el bolsillo de sus jeans y de este sacó el collar de la gran alfa que los lobos habían entregado a addison la noche anterior. se lo extendió a su novia.
—¡lo recuperó!— exclamó addison emocionada, avisándole a la manada. —¡gracias!— agradeció a su novio, abrazándolo por el cuello.
al separarse del abrazo, zed suspiró desanimado.
—¿qué?— le preguntó addison confundida por su actitud.
—te lo quité— le confesó el peliverde. —lo tomé sin que te dieras cuenta.
al instante, el ambiente se volvió tenso.
la actitud encantada de addison de repente se volvió una de confusión y al instante siguiente, en una de indignación mezclada con enfado.
—lo creía perdido... ¡me preguntaba cómo...!
—¡addison!— la interrumpió zed apresuradamente para justificarse. —temía que si te convertías en lobo te iba a perder.
—¡tú no puedes decidir eso por mí!— replicó ella alterada.
—¿pero una mujer lobo?— el tono de zed sugería incredulidad.
—¡al fin encontré a donde pertenezco! ¿y tú quieres quitármelo? ¿cómo podría ir al baile contigo después de lo que hiciste?— le contestó addison enfurecida.
sin más, la peliblanca avanzó un par de pasos lejos de él, dándole la espalda, se colocó el collar y se quedó ahí de pie unos segundos. los lobos esperando expectantes a que se diera vuelta, queriendo comprobar si ella en realidad era su gran alfa.
—¿soy un lobo?— preguntó esperanzada a los presentes, dándose vuelta, dando una sonrisa mostrando sus dientes, y levantando las manos enseñando sus uñas.
pero los dientes de addison no se transformaron en colmillos y sus uñas no se convirtieron en garras afiladas.
rainbow soltó la mano de wyatt y se colocó de pie frente a su prima.
—eres hermosa, addi— le aseguró con voz suave y una sonrisa alentadora. —pero... tan hermosa como siempre lo has sido.
addison hizo una mueca, aunque agradeció el tacto que tuvo bow para darle la noticia.
—no es de los nuestros— murmuró wyatt a su hermana, quien al escucharlo decir eso, se volteó a mirarlo con una expresión sarcástica de "no me digas"
wyatt decidió no agregar nada más.
—¡no puede ser! ¡jefe, jefe!— un trabajador de la planta se abrió paso apresurado para llegar hasta el señor necrodopolis.
—¿qué?— espetó el zombie con voz cansina.
—¡el control se averió y la detonación está en curso!— explicó alterado enseñándole el artefacto.
—pues detenla— respondió el jefe con obviedad.
—no puedo.
preocupados, los trabajadores y los estudiantes se apresuraron a llegar a una parte del camino desde la que podía visualizarse la planta.
las cargas comenzaron a detonar desde dentro del edificio, generando explosiones lo suficientemente fuertes para ir destruyendo aquel lugar poco a poco, y sin duda alguna, la piedra lunar consigo.
todos observaban la escena boquiabiertos.
—¿qué fue lo que hicieron?— murmuró willa.
en seguida, todos los hombres lobo comenzaron a toser de forma incontrolable, sintiéndose repentinamente enfermos.
rainbow dejó de mirar el edificio en ruinas para mirar a sus nuevos amigos lobos y una sensación de impotencia la invadió.
al final, no había podido salvarlos.
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