
31.- Andres II.
—¿Abby? —tocó la puerta.
—No quiero tener nada que respire o se mueva cerca de mí, Nate. Vuelve a hacer lo que sea que vayas a hacer y déjame aquí con mi dolor —dije recostada en la cama con la cabeza al aire.
—Traje algo para ti —habló entrando de todas maneras.
—Claro, pasa. No hay problema —lo miré y volví a dejar mi cabeza colgar.
—Tu madre me ha enviado a comprarte esta pastilla. Y tu abuela hizo esto —señaló una taza humeante.
—¿Y por qué lo traes tú?
—Yo me ofrecí. Estoy acostumbrado a tus constantes maltratos, pero tu familia no merece eso —dramatizó haciéndome reír y sentándose en mi cama.
—Gracias Nate —dije tomando la pastilla y el extraño líquido que llevaba la taza.
—No hay de qué, Chispita. Además hoy tu padre me ha llamado muchacho. Es un gran logro, ¿sabes? Hasta hace unos días me decía insurrecto y ni siquiera sabía que era eso.
—Me alegro por ti —sonreí dejando la taza en la mesa de noche.
—¿Sabes? Estos días con tu familia me han hecho pensar mucho sobre lo genial que será tener mis propios hijos. Claramente no seré como mi padre, siempre que estén en el camino correcto los apoyaré en todo.
—Yo creo que serás un gran papá. Si es que encuentras a una chica que te soporte, claro —él río y me empujó.
—Oye, seré un administrador de empresas. Todas las chicas estarán detrás de mí —chocó su puño con su mentón y yo reí negando.
—Podrías ser el administrador de mi hotel, ¿qué dices?
—No sé si tener una socia rubia sería bueno para mí, eh.
—Ey, que no todas las rubias son tontas. Ese es un estereotipo más.
—No, no. Si tu eres así desde antes de ser rubia, eso lo sé —agitó la mano con desdén y le pegué en el brazo.
—¡Qué tonto, Collins! —me eché para atrás y él hizo lo mismo— Cuando volvamos a Counterville daré el examen de ingreso a la UOC.
—Eso es genial, también tengo una propuesta ahí.
—¿En serio? —pregunté girando a verlo, notando que estaba más cerca de lo que pensaba.
—Sí —susurró mirándome.
—¿E-entonces ya no quieres estudiar leyes? —pregunté. Oh, estaba tan cerca.
—No, haré lo que yo quiero —afirmó con una respiración ligeramente irregular.
—¿Y qué es lo que quieres? —pasé saliva con dificultad.
Nate se estaba acercando. Se estaba acercando mucho.
—Yo... Esto.
CÓDIGO ROJO.
¡Se atormenta la vecina!
¿Qué? ¡No!
¡Se avecina la atormenta!
CÓDIGO ROJO.
Pues bésalo, ¿qué si no?
Y no me opuse. ¿Por qué no me opuse?
Debo dejar de hacer preguntas tontas.
En principio recordé el pequeño beso que me había robado una vez y era completamente diferente a esto. Cerré los ojos y me permití no evitar el momento.
Si tanto decían que nos gustábamos, quería averiguarlo por mi misma.
Nate pasó una mano por mi mejilla y sonrió. ¿Qué era eso?
Estaba sintiendo cosas que no había sentido antes y pensaba que tal vez era la regla.
Claro que sí. Es la regla.
Sería raro detallar el beso, pero vamos. Estaba besando a Nate Collins. ¿O él a mí?
No lo sé, pero no me desagradaba y era preocupante.
Y por causas naturales y falta de oxigeno tuvimos que separarnos ligeramente.
—Wow —soltó él mirando el techo.
—Sí... Eh. Eso —respondí. ¿Realmente esto había sucedido?
—T-tú...
—Y tú...
—Sí —dijimos al mismo tiempo.
—¡Nate, amigo! —gritó Mateo desde su habitación.
—Eh, ¡voy! —respondió el chico levantándose y caminando a la salida.
—Abby, mamá está enoj... Tú —señaló a Nate y luego me miró sonriendo como tonta— Tú y...
—Adiós —repitió Nate saliendo. Dejándome con Zoe mientras esta cerraba la puerta.
—Ustedes dos se han besado —dijo saltando hasta mi cama.
—¿Quién dice? —fingí riendo.
—Ya te dije que no intentes engañarme. Además Nate tenía los labios hinchados, y tú también. ¡Sí se gustan, lo sabía!
—Zoe no. Solo quería saber si me gustaba de verdad.
—¿Qué más quieres? ¡Ha venido hasta aquí! Nos ha conocido y no huyó. ¿Sabes qué es eso?
—Yo...
—¿Entonces te gusta? —preguntó mirándome y yo asentí sin mirarla.
—Tal vez un poco —mordí mi labio inferior y la miré. Tenía una sonrisa pícara. De las sonrisas que tenía que esconderme porque me metían en problemas —¿Se puede saber por qué rayos me enviaste a Sparkie?
—¿Quién? —me miró confundida y me recosté de nuevo.
—El hurón, le puse Sparkie. ¿Por qué?
—Me desperté feliz ese día y decidí llevar regalos a todos. Me faltabas tú y necesitaba sorprenderte.
—Sí que me sorprendiste —reí negando— gracias.
—No hay de qué hermani —sonrió abrazándome y me alejé empujándola.
—No me digas hermani y no me toques, tengo dolores.
—Qué gruñona estás, en serio estás en tus días —dijo mi hermana saliendo de la habitación— Hola tú, besucón —rio diciéndole a alguien mientras cerraba la puerta, abrí los ojos y corrí a poner seguro a la puerta.
No podía verle a la cara. Me sentía como una niña que acababa de tener su primer beso y era incomodo. Principalmente porque lo tenía que ver en mi casa todos los días.
Y eso es lo que pasaba cuando "me dejaba llevar".
Tonta, tonta, tonta.
¡Tonta!
Nate's POV.
Segundo día después del beso, Abby sigue sin hablarme. Mateo dijo que el tinte le hizo daño en la cabeza y Bianca y Zoe dijeron que le de tiempo.
¿Tiempo?
¿Tiempo para qué?
No sé qué hacer o decir. Todo ha cambiado completamente, todos insinúan que me gusta y viceversa.
Tal vez por eso no quería venir en un principio.
—Dice mamá que alistes una maleta, nos vamos unos días a la finca —la oí decir por primera vez luego de días. Dicho esto se fue sin dejar que respondiera.
—¿Qué finca? —pregunté a la nada.
Toqué la puerta y espere a que abriera.
—Hola.
—¿Qué pasó viejo?
—Necesito ayuda.
—Y vienes con papá, muy bien hijo —Mateo rodeó mi hombro y sonrió— ¿Qué pasa?
—¿Como que nos vamos a la finca?
—Oh, es eso —rio soltándome y caminó a su habitación— El nonno tiene una finca que heredó de su padre, a partir de octubre empezamos las vacaciones allá. Está fuera del pueblo y hay chicas buenas.
—Claro, sí. ¿Y qué se supone que debo poner en la maleta? Tu hermana me aviso y se fue.
—Tienes que hablar con ella, tiene un honor de perros y es tu culpa. No sé qué le hiciste y no quiero saberlo. Pero arreglalo y trae a la dulce Abby de nuevo.
—Collins, Zoe te hizo esto —me dio un papel que contenía una "lista súper fab de cositas para llevar a la finca del noni"— no soy responsable de lo que dice ahí, nos vamos mañana en la mañana.
Y se fue.
—Amigo, Zoe puede ser un poco lerda, pero sus listas son buenas —asintió mirándome.
—¡Te oí! Eres un tonto. Y gracias —sonrió la rubia y se fue a la habitación de Bianca.
—Te dije —me señaló y yo sonreí yendo a "mi habitación".
Preparé la mochila según la -súper- lista de Zoe y me eché a dormir.
Tenía dos opciones jugar algún videojuego con los hermanos de Abby, o hablarle. Así que decidí ir por la segunda opción y preguntarle de una vez por todas por qué me evitaba.
—¿Te parece que te evito? No lo creo —dijo ella caminando de un lado a otro mientras metía cosas a su maleta.
—Sí, lo estás haciendo.
—¿Por qué lo dices? —sonrió mordiéndose el labio inferior y soltó la mirada metiendo su cabeza al armario— Creo que debo limpiar un poco aquí. Será mejor que te vayas a alistar tu maleta —me movió un poco y me detuve.
—Ya está lista, Abby. Me estás evitando. Tú no te ofreces a limpiar... Algo te pasa y, oh.
—¿Oh? No hay "oh", ¿por qué, oh?
—¿Es por el beso? —me acerqué a ella y sola retrocedió.
—¿Beso? —bufó haciendo un exagerado "pft" con la boca lanzándome el aire a la cara— Eso ya pasó, ¿qué dices? —rio empujándome y nuevamente no me moví. Incluso avancé un poco más y ella chocó con su propia puerta— Nate, voy a limpiar el arm...
—Ay ya cállate —hablé jalándolo del cuello y abrazándola de la cintura.
—Nate, estás un poquito... Muy cerca. Invades mi espacio personal, ¿sabes? Y no quiero que confundas las... —reí mientras hablaba y la besé.
Mis labios se movían en un único compás hasta que se rindió y sonreí al notar que correspondía.
No sabía si estaba bien o mal, pero desde la primera vez que la besé había querido hacer esto.
Abby alzó los brazos y los enredó sobre mi cuello y la pegué más a mí en un intento de no volver a soltarla.
Lo sabía.
Me gustaba Abril Rizzo.
Qué horror.
Abby's POV.
Me volvió a besar.
¡Me volvió a besar!
Y yo había vuelto a caer, tonta. Tonta. Tonta ¡Tonta!
—No —me alejé cerrando los ojos.
—¿No? —preguntó mirándome y yo negué.
—No. No podemos hacer esto Nate.
—¿Por qué?
—Po-porque no sé. No sé —alcé las manos y me toqué la cabeza. Aunque Nate no me había soltado la cintura.
—No te entiendo. Me besaste.
—Yo tampoco me entiendo. Y tú me besaste a mí.
—Sí, pero tú respondiste. Lo querías también.
—¿También? ¿O sea que tú querías?
—Sí —asintió sonriendo.
Estúpida sinceridad.
Estúpido nerviosismo.
¿Cuándo me había quedado callada? ¿Cuándo?
—Nate, suéltame por favor.
—No lo haré hasta que admitas que querías besarme también.
—No me molestes, Nate. No quiero hablar contigo. No puedo creer que te haya besado.
—Porque te gusto —abrí la boca mirándolo absorta y me solté.
—¡San Pepe grillo, qué egocéntrico!
—¿Cuándo canonizaron a Pepe grillo?
—Largo de aquí, Nate. Anda a ver si ya puso la marrana o algo —y esta vez logré sacarlo de mi habitación y cerré la puerta para deslizarme y acabar sentada en el piso.
Oh, no puedo creer que me gusta ese.
¡Totalmente absurdo!
Debe ser la regla.
Estúpido Andrés.
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¡HOLIIIIIII!
GOSH, ¡cómo las quiero!
Gracias de verdad por todo su apoyo.
Por sus palabras y por todo sjsvksjsz.
¡Ya son más de 63k visitas y 4k votos! Casi pongo kudos kick me plz.
Bueh, ¿qué pasó? ¿Se lo esperaban?
Sí, sí. Ya lo admitieron, muchas me lo pidieron y ahí está.
Y decían que Nate era el difícil, ya vieron hijas. ¡Cómo es el mundo! Sksbjsjdjdkf.
NO TENGO MÁS QUE DECIR.
KAHSVAJAJHDJSAKSJAJKSHDD.
Ah.
Ya me acordé.
Solo han dejado dos chicas preguntas para Abby.
Explico nuevamente por si se distrajeron con mi discurso presidencial sobre la igualdad.
Me han hecho una entrevista y también le harán una a Abby, la chica que entrevista verás sus preguntas y escogerá entre todas, algunas para poder hacer la entrevista.
ASÍ QUE PREGUNTENLE COSAS A ABBY.
Aquí, ¿bien? Aquí en los comentarios también pueden dejar sus preguntas. (O en mi ask)
Y mi pregunta de hoy:
¿Tienen hermanos?
Yo tres. Soy la mayor.
Ahora sí.
Baaai<3
ME HABÍA OLVIDADO.
¡YA ESTÁ LA ENTREVISTA A NATE!
Dejaré el link en un comentario.
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