Anaheim.
Más conocido como «la ciudad donde queda Disney» en el condado de Orange.
Teníamos ya, un par de días en Los Angeles y nos faltaba tiempo para visitar todo, era gigante.
El plan era pasar de Los Angeles al bulevar donde quedaba el paseo de la fama en Hollywood.
Así que a las seis de la mañana estábamos levantados -una más feliz que el otro- y listos para desayunar y empezar el día con energía.
—Amo los desayunos de este hotel —suspiré comiendo dentro de mi sola felicidad.
—Detesto que me despierten temprano —se quejaba Gargamel frente a mí mientras yo reía tomando del te que había pedido.
—Debes relajarte, hombre. Será así durante los próximos meses —reí viéndolo rodar los ojos. Entonces tomé un poco de crema de avellanas y la pasé por su rostro.
—¿Por qué hiciste eso? —preguntó sin moverse.
—Porque es divertido —encogí los hombros y seguí comiendo. Entonces el asintió y volvió a comer.
Cuanto silencio.
—No me subiré a esa cosa, en serio —se volvió a quejar Nate mirando la moto.
—No seas niñita y sube, no pienso volver a tener esta conversación, date prisa que tenemos mucho por hacer. Sube por la izquierda, cuidado con el tubo de escape. Vamos —ordené poniéndole el casco y sentándome. Entonces bufó y subió a la moto.
Y como gracias al Señor, no todo es como en las películas, la persona que va detrás debe sostenerse de la parte de atrás del asiento y no sujetándose del conductor.
Esto solo podría provocar un accidente, y Nate ya estaba instruido sobre el tema.
En Disney habían atracciones para todas las edades y afloraban mi niña interior.
Obligué a Nate tomarnos fotos con todos los personajes que encontrábamos.
Cuando llegó la tarde, decidimos ir al «Hollywood blvd» y yo volví a mi trabajo de fotografiar cada cosa que me interesaba, estaba sacando buenas fotos para mi blog.
El paseo de la fama saco mi lado adolescente, escandaloso, fangirl.
Cada estrella que veía me hacia volver a gritar y Nate estaba considerando sedarme y botarme en algún basurero.
Él mismo me lo había dicho.
Entonces imitadores de Michael Jackson, payasos, mimos me hicieron jalar a Nate hacia ellos.
Pero Nate seguía sin mostrar emociones gratas.
—¿Me puedes decir que podemos hacer para no verte con esa cara de pocos amigos? —pregunté cruzando los brazos.
—Lo siento, hago lo mejor que puedo —me miró cabizbajo y ladeó el labio.
—¿Vamos a comer? —pregunté enpujándolo con la cintura y el asintió sonriendo ligeramente.
Y fuimos a un restaurant cercano al hotel donde hacían las mejores hamburguesas que había probado.
Era una especie de Pinkberry, pero con hamburguesas. Elegías los ingredientes y luego pesaban tu hamburguesa.
El paraíso.
—No puedo creer que te gusten los pepinillos —me quejé mientras caminábamos por las calles con nuestras hamburguesas.
—Pues a ti te gusta el repollo y no me quejo —encogió los hombros dándole un gran mordisco a la suya.
—Pues los pepinillos solo engañan a las personas, yo pensé toda mi vida que eran pepinos pequeños, y no —me quejé dramáticamente haciéndolo reír.
—Estás loca, ¿te lo dije antes?
—Sí, pero no estoy loca. Aún no he hecho topless en Brasil gritando que amo Alemania, por ejemplo.
Mencioné haciendo que casi se atragantara con la hamburguesa.
—¿Cómo que "aún"? Tú no vas a hacer topless en ningún lado —exclamó horrorizado— ¿Tú qué sabes cuantos viejos verdes hay por ahí?
—Ay que gruñón que me saliste eh —reí dándole otra mordida a mi hamburguesa— Es broma, no haré topless en ningún lado, aunque en Brasil es normal, por si no lo sabes.
—Pequeña demente —rio negando con la cabeza.
—¿Y tú? ¡Ni mi abuela me da esos sermones!
—Solo te cuido... Como dijo mamá.
—Me cuidas porque te preocupas —lo codeé y él río negándose.
—Claro que no, en lo absoluto.
—Como diga usted, señor Collins.
Y el silencio volvió a reinar de camino al hotel.
En el ascensor, y al entrar a la habitación.
—¿Quieres ir un rato a la piscina? —pregunté buscando algo que hacer. Entonces el asintió.
—Suena bien.
—Bien, iré a cambiarme.
Y me puse un bikini y encima el short y la camiseta a tirantes que llevaba.
Tome un bolso con mi celular, gafas de sol, bloqueador solar, mi laptop y la tarjeta que abría la puerta.
Nate había estado esperando sentado escuchando musica y salio detrás de mí en cuanto me vio, el sol aún no se ocultaba aunque eran las siete de la noche.
El área de la piscina estaba ligeramente vacío, solo había una familia con dos niños pequeños y un grupo pequeño de amigos que tomaban el sol.
Así que me quité la ropa y me dirigí a una de las sillas dejando mi bolso y sentándome para aplicarme el bloqueador.
Nate caminó y se sentó a mi lado sacando también un bloqueador.
Y el silencio seguía, al menos por unos diez minutos más, hasta que hablé.
—Iré al agua —avisé levantándome y caminando hacia a la piscina, tomé un poco de aire y luego de estirarme me lancé al agua en un perfecto volantín.
Nadé por unos segundos dejando que mi cuerpo se relajara para luego sacar la cabeza por algo de aire.
—¿Por qué no entras al agua? Te vas a rostizar como un camarón —reí lanzándole un poco de agua.
—No sé nadar.
—No me mientas, Rose dijo que hiciste natación por el asma.
Entonces me miró y río caminando hacia mí.
—Me caes mal —gruñó entrando al agua haciendo que me caiga mucho en la cara.
—¡Nate! —reí lanzándole agua y el respondió el gesto.
—¡Abby! —me imitó echándome más agua.
Yo empecé a nadar huyendo del chico y llegué a la superficie corriendo hasta la silla. Ahí estaba a salvo.
El sol empezaba a ocultarse y la familia se retiraba dejándonos al grupo de amigos, Nate y yo.
Estábamos tranquilos hasta que empecé a molestar a Nate por su cara amargada.
—Vamos, si sonríes no sigo con los chistes.
—No lo voy a hacer, Abby. ¡Tus chistes son horribles!
—Ay eso no es cierto —reí tomando mi laptop— Ey, mira Nate, mi laptop pesa cinco kilos.
—¿Por qué lo dices?
—Porque la "PC" —lo miré, pestañeo y empecé a carcajearme, sola— ¿entiendes, verdad? ¡La pese! ¡La "PC"! —y volví a mi única y escandalosa risa incluso golpeando su brazo mientras me reía— Vamos, ha sido buenísimo.
—No entiendo como es tu vida tan triste que eso te da risa —bufó volviendo la vista a su celular.
—¡No seas aburrido! Eso que no oíste mi chiste las naranjas. ¿Por qué las naranjas no tienen cuernos? ¡Espera, no! ¡Nate suéltame ya! —le grité mientras me cargaba sobre los hombros.
—Lo siento Abby, pero no te soporto —y me soltó en la piscina haciéndome salir por aire rápidamente.
—¿Por qué hiciste eso? —me quejé enojada quitando cabello de mi rostro.
—Porque es divertido —sonrió inocentemente.
—¿Te estás vengando por lo de la nutella de la mañana? —entrecerré los ojos riendo. Él asintió sonriendo orgulloso.
Y yo tomé su pierna y se resbalo cayendo de trasero, para luego caer a la piscina.
Él salio a la superficie por aire como yo lo había hecho y sonrió.
Abrí los ojos y salí nadando rápidamente, pero en cuestión de segundos me atrapó.
—¡Déjame! ¡Quita tus sucias manos de mí! Deja de sonreír mostrando tus insinuaciones libidinosas, ¡tu cerebro está carcomido por el gusano de la lujuria! —gritaba rápidamente sin siquiera respirar.
Nate pasó una mano por mi cintura y me pegó a él riendo. Yo estaba gritando cosas sin sentido hasta que me percate de lo cerca que estábamos y me quedé callada. Lo miré por unos segundos y solo pude distinguir el bonito color de sus ojos.
«Dicen que los ojos son la puerta del alma de aquella persona» Pues este tenía la puerta del alma cerrada, porque no veía nada.
Nada más que un brillo peculiar, algo que indicaba que quería hacer algo, pero no se atrevía.
Su mano pasó por mi mejilla sin dejar de mirarme a los ojos y sospeché de alguna intención de acercarse.
Lo vi venir, y casi llegaba. Se acercó ligeramente acomodando un cabello que estaba en mi cara y se acercó aún más.
Alcé un poco la vista y divisé al grupo de amigos que habían dejado de parlotear para mirarnos a ambos.
Pero yo me alejé tosiendo y nadé a la superficie de nuevo.
Yo no era el espectáculo de nadie, y peor aún.
Estuve a punto de besar a Nate Collins. Si no hubiera sido por ese grupo de amigos.
—Eh, chicos —habló una chica del grupo. Yo giré a verlos y sonreí de lado— ¿Vienen solos?
—Sí, de vacaciones —sonreí sacando mi celular del bolso.
—¿Quieren venir a la fiesta hawaiana del hotel con nosotros?
—¿Cuál fiesta? —pregunté mirando a Nate que inmediatamente encogió los hombros.
—Dejaron invitaciones en cada habitación hoy, ¿no las vieron?
—Estuvimos fuera toda la mañana y tarde —expliqué ladeando el labio. La chica sonrió.
—¿Entonces se unen a nosotros?
—Claro —acepté sin esperar una respuesta de Nate. Ni siquiera quería verle a los ojos.
Así que nos unimos al grupo y caminamos al área donde habían montado la fiesta.
Nate se veía raro, aún más de lo normal. Se sentó y no quiso bailar, así que se quedó con algunos chicos del grupo, Daniel y Luke si mal no recuerdo.
Y yo fui a bailar.
—¿Abby? —giré al oír mi nombre y empezamos a gritar, saltando.
—¡Liz! —la abracé al ver a mi amiga.
—Oh dios, ¿cuánto tiempo estuviste aquí? ¡Estás bronceada! ¿Estás más alta? —reí en cuanto empezó a hablar.
—Cállate, no te veo desde hace meses. ¿Dejaste New York?
—Sí, demasiado glamuroso para mí —hizo cara de asco y yo sonreí— ¿Estás aquí sola? No me digas que estás viajando sola de nuevo, Abs.
—No, de hecho vengo con... Él —señalé a Nate en cuanto lo vi. Que ahora se reía animado con un vaso en la mano.
Liz me miró y alzó una ceja.
—¿Dónde conseguiste a ese niño rico? ¿En Beverly Hills? —se burló mirándome.
—No, trabajé cuidando a sus hermanos, y ahora lo cuido a él, o algo así.
—¿Es tu novio? Porque no está mal —rio codeándome, yo la miré y negué.
—No es mi novio y que ni se te ocurra. Es algo grosero con otras personas a veces.
—¿Por qué?
—Larga historia —reí y al ver a mi amiga confundida agité la mano con desdén— no me hagas caso, es algo que no entenderías.
—Bien... Estás loca. ¿Cuánto tiempo te vas a quedar aquí?
—Dos días más, nos vamos a México luego, viajáremos por gran parte de sudamérica y luego a algunos países de Europa.
—Tú y tus viajes mujer, ¿no tendrá tu amigo algún hermano o primo? —entonces la miré y empecé a reír.
—Hay un niño de cinco años como hermano y dos pelirrojos de su edad como primos.
—Los pelirrojos me van bien —asintió señalándome. Tendrás que presentarme a alguno.
—¿Irás a Counterville?
—Tal vez, cuando estés allá me avisas.
—MAZEL TOV —gritó alguien haciéndome girar de repente, era Nate. Y estaba sobre la mesa.
Por favor, ¿lo dejaba un segundo y ya estaba borracho?
—Liz, debo irme. Te llamo mañana —me despedí y corrí hacia Nate tratando de que baje de la mesa.
—¡Holaaaaa, Abby! —sonrió alargando las palabras, casi como si hablara en cetáceo— ¿Qué estuviste haciendo? Aquí mi amigo... ¿Cómo te llamas? —preguntó abrazando al chico borracho que susurró algo en su oído y Nate reaccionó lazando un puñete directo a su cara.
—¡Nate, no! —grité jalandolo mientras los amigos del rubio los levantaban— Perdón chicos, está borracho. Me lo llevo.
—Abby, déjame hablarle a ese teñido cuatro cosas —se movió soltando todo su aliento a alcohol a mi cara.
—Tú no sabes decir cuatro cosas, comportate y camina. Pareces un niño, no puede ser.
Le grité caminando junto a él en pleno pasillo del hotel.
¿Qué tal raro se vería a una chica casi cargando a un chico borracho por el pasillo de un hotel?
Mal.
—Tú no quisiste besarme —se paró y se cruzó de brazos —intenté jalarlo pero no se movía.
—¿Qué? Nate estás borracho, ¡camina ya! —pero el chico no se movía.
—Si me das un beso me muevo.
¿En serio? ¿EN SERIO?
—No, Nate. Camina.
—Si no hay beso me quedo aquí.
Esto era imposible, increíble, improbable. ¿Cómo rayos es que el alcohol podía producir ese efecto en él?
Me tapé la cara, caminé de un lado a otro y finalmente solté el aire dramáticamente. No podía estar pasándome algo así.
Me acerqué y deposité un pequeño beso en su mejilla jalándolo para poder avanzar, pero no se movió.
—Ahí no es —me miró como un pequeño niño y se señaló los labios. Mi cara se desencajó y empecé a reírme en su cara.
¡De ninguna manera besaría a Nate Collins!
No de nuevo.
-----
¡HOOOOOOOOOOOOOOLI!
Antes de que me manden amenazas y todo eso que saben hacer tan bien... Quiero que sepan que NO PODRÁN HACERLO. JAJAHSHAJAJAJHS bueno, no.
A ver.
Tengos varios anuncios. Varias de ustedes ya lo notaron, pero para las que no, he dejado ya las respuestas a lo de las preguntas a los personajes, está en mi biblioteca, así que pasen a verlo.
(Lo he juntado con las anteriores preguntas porque hay datos que no están en la novela, o no están tan detallados).
También quiero que pasen por el nuevo fanfic de lxsedreams aka angel se llama Mystical love. Es sobre Calum Hood. La verdad es que no sé mucho de Calum, o algún otro miembro de 5sos, pero la historia es buena, así que pasen.
(Link en el primer comentario).
Otra cosa que me tiene loca OOOOMAAAAIGOOOOOSH
YA LLEGAMOS A LOS 5K Y HAY MÁS DE 600 VOTOS Y AKAGSJCAJSHSHS TC ha vuelto a ser el mismo. Alshgqjagsjd que boneto, gracias de verdad
Ya no me acuerdo que otra cosa iba a decir.
Rayos, lo olvidé.
Bueno, espero que les haya gustado el capítulo. Nos leemos pronto. Las quiero.
Próximo destino: México.
Baaaaai
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro