Capitulo uno
Chanyeol había quedado completamente cautivado con el pequeño felino, el gato parecía mirarle y maullaba estrepitosamente haciéndose escuchar en la pequeña tienda, de pronto toda su soledad había sido olvidada y arrojada en un baúl dentro del mar, casi nunca sonreía pero el gato daba vueltas en su propio eje y la sonrisa llego sin aviso.
Su vida que parecía haber parado cuando se mudo solo, comenzaba de nuevo a trabajar, el pelo blanquecino del felpudo animal estaba crispado y el gato alzándole una patita lo invito a acercarse. Chanyeol se había puesto nervioso pues ahora se llevaría un minino a casa y comenzaría lo que seria su nueva vida junto a su mascota.
Estaba acostumbrado a ver gatos en las casas de sus amigos, familiares y uno que otro ligue temporal. Estaba familiarizado con el pequeño animal deambulante puesto a que a sus veintisiete años había vivido rodeado de ellos, de sus diminutos pelos y ágil cola.
Nunca había sufrido problemas con su gata desde el momento en que tomo total control sobre ella, no hacia popo en lugares inadecuados y tomaba su leche con tal delicadeza que no derramaba sobre el suelo, dormía junto a él en la cama y realmente era una mascota tranquila y obediente.
Ciertamente pudo notar el cambio después de dos semanas, luego del trabajo ya tenia quien lo esperara puesto a que la gatita había parecido aprenderse su horario y lo esperaba puntualmente en la puerta, daba vueltas alrededor de su pierna y deslizaba su cabeza de arriba hacia bajo rozándose con la tela del pantalón, él siempre la tomaba entre manos, acariciaba la piel detrás de sus puntiagudas orejas y la llevaba hasta la cocina para servirle de cena, leche y pescado.
La gata se alimentaba plácidamente, meneando su cola voluminosa tras el compás de sus latidos, su rostro giraba lentamente de un lado al otro para facilitar su trabajo y la lengua tomaba la leche en pequeñas cantidades. Si la mirabas detenidamente su animal era preciosa y se sentía afortunado de haberse dejado llevar del maullido agudo que lo desconcertó aquel día en la tienda.
Sin embargo tenia que aceptar que era un animal de gran carácter, bastaba con mirar de soslayo a la pequeña gata para captar lo suspicaz que se volvía cuando su amigo JongDae iba a casa con su gran gato callejero. Personalmente tampoco le gusta cuando lleva a su mascota gorda, ya que este solía dejar sorpresas en los pasillos y molestaba de más a su pequeña bola blanca.
─ ¿Estas viendo lo mismo que yo Chanyeol? ─ su amigo había preguntado con cierta diversión en su voz y él ciertamente no estaba dispuesto a aguantar de nuevo sus bromas carentes de sentido ─ tu gata quiere que la llenen de crías.
─ Basta Jongdae ─ Chanyeol cortó el hilo ─ no pienso mezclar la raza de mi masita con un gato oloroso.
Para empezar, ningún gato era lo suficientemente bueno para su gata, él no había adoptado al pequeño animal para que lo tomen, ella era una simple acompañante que había decidido tomar para acabar con todo deje de soledad y oscuridad que albergaba su casa.
─ Mejor gato que Loky no encontraras Chanyeol ─ Jongdae estaba desparramado en el sofá, se notaba terriblemente concentrado y algo peor que ver a su amigo constipado en sus pensamientos, son las palabras sin sentido que dice segundos después ─ piensa en esto, mezclamos a tu gata con el mío y las crías las vendemos, no puedes rechazar una fuente de dinero como esa hermano.
Sin embargo antes de siquiera lanzar un golpe detrás de la casi plana cabeza de Jongdae, la felina se hizo notar de entre los sillones pareciendo haber entendido el delirio de su amigo, saltó sobre las piernas de su dueño y maulló ferozmente hacia Jongdae, como si le estuviera reprochando la conversación sin sentido que estaban teniendo, pudo sentir como había sacado las garritas gracias a la diminuta opresión que estaba sintiendo en la pierna, la cola de su gata estaba levantada en una sola dirección, firme y crispada. El bigote se movía sin fin, y los maullidos cada vez eran mas fuertes.
Chanyeol tomó a la felina y la miró, sus grandes ojos zafiro parecían hablarle y regañarle al mismo tiempo, hace segundos estaban realmente angostos pero ahora se encontraban ensanchados como dos gotas de agua sobre madera, el sufrimiento estaba ahí, el no querer estar con un gato feo como loky ni el de querer abandonar el papel de gata soltera y dispuesta a acompañar a su dueño.
─ Quiere que te vayas ─ Chanyeol soltó como una bomba y Jongdae se exaltó por lo detonante que era ─ y yo también quiero lo mismo.
─ ¿Qué mierda estas diciendo? ─ Jongdae preguntó desconcertado, su amigo estaba siendo grosero y finalmente lo estaba abandonando a su suerte.
─ Tú y tu asqueroso gato tienen que dejar mi casa ahora, ─ el dueño había murmurado pero Jongdae era lo suficientemente inteligente como para darse cuenta que su estadía no era bien recibida y que el problema era su gato ─ tu gato incómoda a la mía y tus palabras la molestan.
─ Amigo no me trates así, es solo un simple animal ─ Atacó Jongdae.
─ No es solo un simple animal, es mi mascota y la única que puede imponer en su cuerpo ─ Chanyeol había contraatacado con voz firme y gruesa, incluso sintió como la menuda piel de su gata se colocó rígida ante el vibrato ─ ella será la que decidirá con quien tener crías, lárgate.
─ Estas loco ─ Jongdae quedó estupefacto pues su cara larga y los sonidos de su boca lo demostraban, abruptamente se puso de pie y abandono el hogar seguido por los pasos de su gato rechoncho.
La casa había adoptado el mismo ambiente que tenia antes de la interrupción de su amigo, algo como un silencio agradable sin pizca de densidad.
Él y Jongdae se habían conocido en la universidad ya hace algunos años, el tipo era simpático y siempre mantenía un espacio divertido con cualquier persona, era firmemente leal y sincero, pero pese a ello, en algunos casos lograba desquiciarlo pues no pensaba antes de hablar y se tomaba todo a la ligera.
Su gata volteo a mirarlo y para él fue imposible no ver el destello blanco que irradiaban sus ojos, su boquita estaba roja y su cuerpo temblaba entre sus manos, sus orejas parecían colgantes y la cola estaba metida entre las patitas traseras, las garritas ya no era un problema pues estas habían sido escondidas nuevamente.
Chanyeol nunca había sido protector con sus parejas anteriores, no le nacía un buen cuidado hacia el otro cuando estaba en compañía, no lo veía necesario puesto a que cada quien podía servirse como gustase, quizás ese descuido y desinterés era el principal problema de las discusiones y rupturas que había tenido a lo largo de su juventud, pero él ahora no era ningún adolescente estúpido y una de las razones por la cual decidió adoptar un gato fue el hecho de que prácticamente los felinos son independientes, no necesitan de ningún cuidado especial y eran bastante ágiles.
La gatita gruñó en dirección a su rostro, lo cual interpretó como señal de que tenia hambre, el oloroso gato de Jongdae había acabado con la comida servida de su masita y ahora el suelo era un caos de leche y huellas de patitas gruesas.
─ Ese grosero gato gordo es un problema ─ Chanyeol tomó el trapo de la cocina para limpiar el desastre bajo los apreciativos ojos de su gata.
Chanyeol también había dejado ese escuálido cuerpo de leche en el pasado para pasar a uno bien dotado de músculos en los lugares adecuados, no era ningún fisicoculturista pero tampoco era palillo plano y sin forma, poseía anchos hombros, un par de piernas que agradecidamente estando rodeadas por un pantalón ajustado, lucían extremadamente bien, un pecho que escondido bajo la tela de una increíble camisa hacian maquinar pensamientos elevados, pero que incluso sin está podía calmar la sequía de un desierto completo, su rostro una firme obra de cejas pobladas y labios gruesos, su cabello siempre tiraba para atrás y sus expresiones eran realmente sexys cuando estaba concentrado. Su voz rotaba según su ánimo y ni hablar de su paciencia casi nula.
Él podía tener a cualquier persona que quisiera pues era bueno escuchando, entablando conversación y manteniendola, también era un galán cortejando y vestía realmente elegante, incluso sus pijamas destilaban glamour y su aroma era sin duda uno muy exótico.
Cualquiera que conoce a Chanyeol no pensaría en que realmente pierde la cabeza por su gatita blanca y se vuelve un padre protector cuando detecta que su mascota está incómoda.
Su trabajo tampoco quedaba demasiado lejos de su departamento, no era necesario usar un medio de transporte puesto a que las oficinas quedaban a dos cuadras de su hogar y el plus que absolutamente podía convencerlo a usar una vía peatonal era Luhan, el pequeño cajero de una cafetería local.
─ Cariño, lo de siempre ─ el chino alzó la mirada ante la prominente voz ya conocida, Chanyeol llevaba un poco más de un mes frecuentando el local por una muy obvia razón y Luhan ya lo sabía ─ un americano, un beso y una cita.
─ El Americano como siempre está listo para llevar ─ el chico sacó una bolsa marrón que contenía el mismo pedido soso que llevaba empacando desde hace unas semanas, un envase de cartón lleno de café, una pipeta biodegradable y una servilleta grisácea ─ en cuanto a la cita ─ Chanyeol vio como el chico sonreía frente a él.
─ Vendré por ti luego del trabajo ─ el chino asintió y cuando Yeol se iba a inclinar para besarlo el chico lo impidió alejándose, barriendo un poco a su alrededor y negando.
─ Evitemos que me regañen ─ Luhan escondió su rostro bajando la mirada hasta la pantalla del computador, a Chanyeol simplemente le dio un arrancón de tomarlo ahí mismo ─ me han pillado varias veces en esto.
─ Debemos ser cuidadosos entonces precioso ─ el alto le guiñó un ojo y se despidió con un apretón de manos, simulando ser muy buenos amigos.
Luhan era un chico demasiado pulcro, poseía una piel extrañamente transparente, un cabello castaño y ojos claros, era un poco más bajito que él y sus piernas las más hermosas que había visto de momento, era un poco más flaco de lo que frecuentaba pero tenía igual lo suyo, después de todo lo que le había llamado la atención había sido esa sonrisa grande y nariz perfecta. Lo conoció el año anterior cuando se vio obligado a comprarle rosas a su hermana en una famosa floristería de Seúl por su cumpleaños, sin embargo perdió el rastro cuando se mudó de Gangnam a Hongdae.
Sin embargo había vuelto a ver al chico entrando en la cafetería retro cerca de su casa, no pudo evitar saludarlo y preguntarle su nombre. Habían compartido un café, miradas y además una muy agradable conversación.
Desde ese día había optado por dejar de desayunar en su departamento, así de este modo tener el estómago vacío cuando pidiera el café americano, pero incluso por mucho que amará compartir tiempo con Luhan, últimamente simplemente no podía darse puesto a que demoraba mucho más en casa aprovechando cada segundo para jugar y acariciar el delicado pelaje de su gata.
Porque la felina sin importar que su dueño no estaba tampoco hacia algo que pudiera enojar a Chanyeol, cuando él se iba por la puerta ella simplemente alzaba la pata, giraba en el mismo puesto y se acostaba, durmiendo o descansando quizás, levantándose después de muchas horas cuando volvía a escuchar la puerta y su dueño entraba con una sonrisa.
Sin embargo ese día era diferente, las risas de Chanyeol no eran provocadas por su pelaje blanco ni sus largos bigotes, y por ello la gata escondida detrás de la puerta giró la cabeza un poco, su voz venía mezclada con otra más aguda y antes de que el dueño del hogar abriera la puerta corrió con sus cortas patitas debajo del sofá para esconderse.
Chanyeol había entrado acompañado de un pequeño enemigo en ojos un poco más animales, el alto miraba a su alrededor como si estuviera perdido y Luhan no era ningún bobo como para no darse cuenta, no era normal no ver a la gata postrada a los pies de la puerta, incluso si solo han pasado tres semanas la pequeña presencia era notoria y nunca había faltado en la entrada caída la tarde.
─ ¿Pasa algo? ─ el chico preguntó sonriente ─ ¿No me encuentras?
─ No te busco a ti ─ Chanyeol se agachó y hizo tronar sus dedos, dio una mirada rápida en la habitación y cuando fijó su vista en la pequeña masita blanca se colocó de pie, caminando hasta el sofá y estirando el brazo para tomar el cuerpo del gato ─ la busco a ella.
─ Es muy pequeño ─ Luhan tocó su cabeza, sin embargo la gata le había gruñido y había sacado los dientes de forma extraordinaria ─ pero es gruñón y no le caigo bien.
─ Realmente es una gata testaruda ─ Chanyeol intervino, no quería que su acompañante se llevara una mala impresión de un animalito dulce como su bolita blanca ─ pero no es mala, solo no ha entrado en confianza.
Guiñó un ojo en su dirección y Luhan sonrió bajo la mirada fija de la gata, quien no parecía estar contenta pues de la nada comenzó a moverse furiosamente y sacar las garras para apuntarlas al rostro del ladrón de amos, algo que nunca había hecho, ni siquiera con el molesto de Jongdae.
Decidió dejarla en el suelo por si el problema no era Luhan sino la posición en que la llevaba en brazos, quizás quería hacer la rutina de girar en torno a su pie y deslizar su cara por el pantalón, pero por muy sorprendente que fuera la minina simplemente corrió de vuelta a su escondite con la cola arrastrando y las orejas apuntando hacia abajo, por mucho que su actitud fuera un poco anormal comparándolo con actitudes pasadas, Chanyeol no le tomo mucha importancia, quizás estaba cansada de tanto jugar o le temía al desconocido, Luhan.
─ No te preocupes, puedes tomar asiento ─ Chanyeol le sonrió ─ yo haré la comida.
─ Yo te puedo ayudar, ─ le respondió Luhan aún de pie ─ sería incómodo si me quedo sin hacer nada.
Chanyeol asintió recostado en la pared e invito a su acompañante a la cocina con un movimiento de cabeza. Nunca había compartido ese lugar con alguien que no fuera su gata, pues le parecía un poco íntimo ya que el espacio era limitado. Y el hecho de que su mascota fuera casi diminuta facilitaba los movimientos fluidos.
─ Y dime ¿por qué un gato? ─ Luhan lo había tomado por sorpresa ya que no pensó que quisiera hablar de su gata y mucho menos luego del rechazo que había sufrido, sin embargo esto le alegro y el chico se dio cuenta ─ debes amarlo mucho.
─ Lo hago, ─ Chanyeol asomó la cabeza por la isla para tratar de detectar a la masita debajo del sofá, sin embargo la gata allí ya no se encontraba ─ en realidad ella me eligió a mi, cuando entre en el local maulló tan fuerte que fue imposible no notarla ─ Chanyeol comenzó a cortar el tomate y la cebolla con un cuchillo flotante ─ era tan pequeña e hiperactiva que no dude en traerla, nunca había tomado tan buena decisión como esa.
─ ¿Es hembra? ─ Luhan notó en todo momento el modo en que Chanyeol se dirigía hacia su mascota, aún cuando el gato parecía macho y sus bolitas colgando por debajo lo dejaban en claro ─ no soy experto en animales realmente pero no parece.
─ Es hembra, estas suelen ser más celosas ─ Chanyeol explicó aunque claramente su lógica dejaba que desear, en realidad toma la actitud de su gata como femenino cuando los gatos machos también son un poco envidiosos, y más en los primeros meses de interacción entre un dueño y su mascota.
─ Yo soy celoso ─ Chanyeol dirigió su mirada hasta Luhan y este le sonrió con aquella sonrisa que absolutamente era encantadora ─ y no soy mujer ─ Chanyeol de repente sintió que aquel lugar con olor a vegetal podía ser un excelente escenario para dar un show de besos y manosear, pues tomó el cuerpo de Luhan con tanta libertad aún sin medir en la presencia de su gatita.
─ Yo también soy celoso ─ Chanyeol mordió la nariz de Luhan delicadamente y cuando estaba dispuesto a besarlo sintió un peso colgando del pantalón, seguido de maullidos y largas agujas enterándose en su piel, nada realmente grave o doloroso.
En esas tres semanas nunca su gata había adoptado esa posición de berrinchuda, sin embargo pensó que esa podia ser su primera vez, no estaba enojado por eso solo se limitó en agacharse y tomarla en brazos. Se preguntó si realmente sabía lo que estaba haciendo con Luhan, no tomaba a su mascota como tonta pero tampoco creía que era lo suficientemente madura como para saber que trataba de tomar a Luhan en la cocina.
─ Realmente celoso ─ Luhan dejó escapar un suspiro mientras el dueño dejaba a su gata en la sala ─ Chanyeol es tonto.
─ Lamento eso ─ lavó sus manos con jabón y volvió a tomar el cuchillo ─ últimamente se ha sulfurado bastante seguido.
─ Deberías llevarla al veterinario,─ el alto lo miró con mucha obviedad mal, no creía que su gata estuviera enferma y no veía necesario el pedir una cita, quizás todo era temporal y en realidad a su gata le estaba floreciendo sentimientos de propiedad, recelo y un poco de irá, pero debía estar tranquila nuevamente en unos días ─ es normal Chanyeol, los gatos también necesitan ser atendidos, míralo como un chequeo mensual, tu gata es cachorro y es muy frecuente el contraer enfermedades en está etapa tan juvenil.
─ No es necesario, pero trataré de tomarlo en cuenta.
Luhan giró sus ojos, sabía que Chanyeol era obstinado pero no pensó que lo era tanto. Optó por freír las papas mientras que el alto condimentaba la ternera, desde que conoció a Chanyeol supo de inmediato que realmente era un tipo cálido, la mayoría del tiempo era amable y con lo que respecta con él nunca le había faltado el respeto, pero nunca creyó que era del tipo que prefería a los animales chiquitos y peludos en lugar de un perro de raza grande.
La cena en un chasquido ya estaba lista, el Bulgogi con papas decorado en la mesa lucía exquisito, junto a un acompañante caliente que parecía estar feliz. Por poco y olvida el tema de su mascota hasta que ve que las sillas tenían una pequeña capa de pelo blanco, su gata no había vuelto a aparecer y esperó no haber sido muy cruel a la hora de regañarla en la sala puesto a que lo último que quería era tener una relación difícil con su masita.
─ Tome asiento señor Lu ─ Chanyeol desabotono los primeros tres botones de su camisa y ayudo a Luhan a sentarse en la cara silla de madera ─ espero sea de su agrado.
─ Que galán Yeol, ya ni pareces mi cliente.
Chanyeol sonrió con sorna, realmente no tomaba los momentos con Luhan demasiado afectivos puesto a que cuando tenía sexo no era del tipo sentimental ni tampoco de los que adoraban el cuerpo contrario y se decían cosas lindas, sin embargo el chico siempre había sido comprensivo así que si incluso el tipo se convertía en su pareja estaría agradecido, pues tiene un inmenso corazón y lo ha ayudado incontables veces.
─ Las mejores personas merecen los mejores momentos ─ Chanyeol soltó para luego tomar rumbo hasta su propio asiento.
─ No se que habré hecho en mi vida pasada pero lo agradezco ─ Luhan respondió aún sin fijarse en el pequeño cuerpo que lo observaba desde abajo de un mueble de madera, sin embargo no demoró mucho antes de hacerlo, el gato estaba mirándolo y un escalofrío recorrió su columna ─ la gata.
Luhan se inclinó y tomó a la minina, le sorprendió el hecho de que no se hubiera enojado y que le permitiera acariciarlo sin rechistar o sacarle los ojos de las cuencas, que por cierto se encontraban muy angostos, lucía tranquila y no se descontrolaba con movimientos bruscos como hace un par de minutos donde lo efusivo era muy notable.
Acercó su cuerpo un poco más cerca de el suyo, Chanyeol veía la escena con una sonrisa genuina, las dos seres a los que más tiempo les había invertido decoraban un retrato digno de enmascarar y colgar en su habitación, Luhan le sonrió de vuelta moviendo de más al animal que colgaba de sus manos, acto del cual se arrepintió segundos después, cuando el gato sin previo aviso había expulsado de su ano un liquido marrón no supo exactamente que hacer o como reaccionar, el olor rápidamente había allanado sus fosas nasales y simplemente no pudo ocultarlo en su rostro, simplemente su cara se había deformado de repugnancia.
─ Chanyeol, tu gata hizo popo ─ Luhan miró al dueño quien tenía un rostro sereno y parecía no prestarle mucha atención a lo que habia dicho.
─ Es normal, los gatos también hacen popo Luhan.
─ Tu gata hizo popo en mis pantalones Chanyeol.
Estoy tratando de corregir las
tildes y una que otra falta muy obvia
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