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Especial 300k: El inicio [1/2]



ANUNCIO: Este capítulo no es continuación del anterior. Este Especial es celebración de las 300k lecturas y por ello decidí darles un vistazo al pasado antes de continuar con nuestro futuro. Aquí podemos ver gran parte de lo que pasó entre Carlos y Adora en 2021 antes de que Troublemaker dé lugar. Espero que lo disfruten y acierten sus teorías.

Gracias a las que me desearon suertes en mis examenes, ¡pasé con muy buenas notas!

P. D: (Próximo capítulo queda para la próxima semana ya que esto ya está largo de por sí)

Las quiero <3

No se olviden de votar y comentar,

Se despide,

Val

𝐓𝐫𝐨𝐮𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐤𝐞𝐫



TESTINGS DE BAHRAIN

VIERNES 12 DE MARZO DE 2021

Cuando Carlos entró aquel día en el paddock estaba listo para iniciar una nueva temporada. Comenzaba una era con el equipo de sus sueños, llevando una camisa color rojo con el logo de su escudería; el famoso equipo del caballo con el que muchos fantaseaban en pertenecer, y sin embargo, era una realidad para Carlos ese año.

Todavía no podía creer lo afortunado que era.

Había tenido una fuerte temporada con McLaren el año pasado, y esperaba poder continuarla con Ferrari.

En realidad, aunque llevaba todas las vacaciones en contacto y yendo a la fábrica en Maranello para involucrarse con el proceso de la F1-75, no terminaba de procesar todo lo que le estaba sucediendo hasta que finalmente estuvo sentado en su monoplaza rojo, con el 55 grabado en él. Su número y ahora el de su equipo también.

Pasó la mañana hablando con sus nuevos ingenieros y mecánicos, reforzando el vínculo que iría creciendo a medida del tiempo. Era importante para él tener una buena relación con quienes serían sus compañeros de trabajo porque entre sus planes estaba quedarse un rato largo.

Charles –su amigo y ahora compañero de equipo— había hecho el turno de la mañana con el carro; probando nuevos settings y obteniendo datos para el análisis que se realizaría posteriormente. El monegasco se bajó del carro, se retiró su casco y cuando Carlos estaba pasando hacia el suyo, le llamó la atención con una palmada en el hombro.

—Suerte, mate —comentó sacudiendo su cabello para seguido ir a hablar con Xavi, su ingeniero.

Mientras se preparaba para lo que serían varias vueltas, se sorprendió de manera considerable al ver el nombre de Lando Norris, uno de sus amigos más cercanos, segundo en tiempos detrás de Max Verstappen. McLaren al parecer estaba bastante fuerte esta temporada.

O al menos su carro. Faltaba ver qué tal el nuevo piloto.

Había escuchado murmullos acerca de un nuevo talento en el paddock. Cuando le quiso preguntar a Lando en la mañana solo obtuvo risitas de su parte junto con un "Espera y verás".

McLaren había hecho un gran trabajo en mantener a su nuevo piloto secreto por algún motivo. Tan solo sabía que sería introducido a todos ese día, ya siendo aprobado por la FIA y con una súper licencia apta para competir.

En sus ojos tenía que ser alguien como Daniil Kyvat, experimentado y capaz. O tal vez le darían al fin una oportunidad a Nyck De Vries para traer un nuevo rostro al paddock. También podría ser el regreso de Alex Albon, después de haber recibido la bota la temporada pasada y sido reemplazado por Sergio Pérez.

En sí, no podía esperar a ver quien sería su reemplazo y ver si podría llenar sus zapatos.

Se montó en su monoplaza y dio inicio a su sesión de testings, probando las configuraciones que le iban pidiendo y aportando feedback.

A su lado, se encontró varias ocasiones lado a lado con aquel McLaren perteneciente al nuevo piloto.

Siendo honesto, quería sacarle un poco el cuerpo. Demostrarle a él y a sí mismo que ahora estaba en un equipo mejor; uno que lo llevaría a la zona de puntos. No tenía nada que envidiarle al nuevo.

Aunque un poco sí... Sentía que había construido una familia en McLaren.

Ya no tendría a Charlotte y a Kath encima de él. O iría a jugar golf con Zak. O podría pasarse durmiendo en el cuarto de piloto de Lando.

Eso sí extrañaría.

Más que el equipo, a las personas dentro de él.

Y no era que nunca más las fuera a ver, pero todo sería diferente ahora que se fue con la competencia.

Ese nuevo piloto era afortunado.

Acabando el primer día de testing salió de su coche queriendo saber su resultado.

5to.

Lando 7mo, y su nuevo compañero, un tal Torres, de 2do.

Tenía este presentimiento de que había escuchado ese apellido antes, pero no recuerda de donde.

Se sintió un poco envidioso de que alguien, que a juzgar por su apellido desconocido, siendo nuevo a Fórmula Uno y a McLaren, estuviera teniendo tan buenos resultados. A tan solo 0.2 segundos del tiempo de Max. Ojalá él fuera el de los buenos resultados y no aquel rookie.

Se tendría que conformar con estar seis lugares por arriba de Charles en las tablas.

Porque siendo la nueva adición, estar por encima de su compañero le daba algo de satisfacción.

Asistió a la reunión con el equipo, el briefing, para hablar de todos los problemas que notaron Charles y él en el carro, con la esperanza que pudieran ser resueltos y no se les agotaría el presupuesto.

Cuando salió, se sorprendió al ver que el monoplaza de McLaren seguía estando afuera. Era el único que quedaba en la pista.

Sin poder evitarlo, se quedó viendo algo embelesado la manera en que aquel carro tomaba las curvas con una facilidad que parecía ser automática.

Aunque su sorpresa aumentó cuando dos vueltas después de que haya empezado a ver, logró superar el tiempo de Max.

Decir que Carlos estaba impresionado le quedaba corto.

¿Quién era este chico?

Tenía que admitir que admiraba un poco su determinación para quedarse hasta los límites de tiempo designados por la FIA, a minutos de recibir una sanción solo por tratar de mejorar sus vueltas. Lo veía como una amenaza; en definitiva la temporada estaría más reñida.

El carro entró a los pits y sin saber bien el porqué, Carlos se quedó. Esperaba poder obtener un vistazo del piloto cuando este se bajó del monoplaza, se retiró su casco, y seguido de eso su baclava.

Vaya, tiene el cabello largo este nuevo piloto. Interesante.

Sin embargo, cuando se sacó la coleta y se volteó a hablar con Tom, su anterior ingeniero, supo que no era un piloto cualquiera.

Era una mujer.

Y no cualquier mujer, no; si no la mujer más hermosa que había visto en su vida.

La piloto se sacudió el cabello y Carlos podría jurar con su vida que vio aquello como en cámara lenta, disfrutando su sonrisa emocionada y la manera en que sus ojos brillaban de manera pícara mientras conversaba. Le robó el aliento.

¿Era real o tan solo algún producto de sus más grandes fantasías?

Hermosa... y una piloto...

Bajando su vista por el mono que se había amarrado a la cintura no pudo evitar recorrerla de pies a cabeza apreciando sus curvas. Era endemoniadamente atractiva. Pechos erguidos y que estaba seguro que encajaban perfectamente en sus manos, cintura definida, caderas más anchas y cuando le dio la espalda pudo observar un redondo trasero.

Estaba seguro que a ojos externos parecería un depravado, pero siendo honesto, no le importaba.

Debía hacer a esa chica suya, sea como sea.

No veía la hora de poseer esos bonitos labios cerezas con los suyos y tener esas largas piernas alrededor de él.

No sabe cuanto tiempo estuvo en sus pensamientos, solo que fue una melodiosa voz con un acento el que lo despertó.

—¿Vienes a ver el carro ganador? —observó a la castaña, quien lo veía divertida después de atraparlo observándola.

Debió haber desconectado del mundo por un largo rato porque ahora ella se encontraba cambiada con un crop top negro que dejaba su marcado abdomen descubierto junto con unos pantalones sueltos color vinotinto y botas blancas.

Sus miradas conectaron y ambos pudieron sentir una corriente de electricidad pasar por todo su cuerpo, más decidieron ignorarla.

—No podía perderme la oportunidad de verte en acción, hermosa —respondió juguetón, metiéndose las manos en los bolsillos y amando la manera en que las mejillas de la piloto tomaron un color parecido al de sus pantalones.

—Carlos Sainz, ¿no? —ladeó la cabeza dándole una repasada con la mirada que hizo que Carlos inflara el pecho con egocentrismo.

Cualquiera con dos ojos de frente debía admitir que el español era guapo. Tenía un aura que transmitía masculinidad y confianza. Con su camisa que marcaba sus músculos, aquella barba recién afeitada, sus brazos venosos y con vellos, la cabellera desordenada que a su vez tenía la apariencia de estar perfectamente planeada, y esos ojos marrones que parecían verle hasta el alma, era un completo infarto para la vista.

—Él mismo —sonrió —. Ya que sabes mi nombre creo que es justo que yo sepa el tuyo, ¿no crees?

Ella rió y le extendió su mano con una mirada coqueta—Adora Torres, mucho gusto.

Carlos la tomó entre las suyas y la usó para acercarla más a él y darle dos besos en las mejillas como acostumbraban a hacer en Europa. Claro que de manera lenta, al punto que su perfume intoxicante quedó suspendido en el aire mareando la cabeza de la venezolana.

—Un gusto, hermosa —susurró en su oreja y se alejó con una picardía en sus ojos que la dejó débil en las piernas —. No sé si me equivoco, pero creo que el inglés no es tu primer idioma, ¿o sí?

Cuestionó, debido a que sentía que estaban comunicándose así por las personas que los rodeaban y sentía que eso no encajaba para ellos.

—No, en realidad no. Soy venezolana —exclamó cambiando el idioma, algo avergonzada de que estuviera hablando con un español en Inglés cuando ambos manejaban otro idioma.

—Mucho mejor. Creo que prefiero escucharte hablar español —o escucharte gimiendolo, pensó para sí mismo.

Adora sonrió y Carlos pudo jurar que su corazón se detuvo con tal imagen—Bien, no más inglés en ese caso. ¿Qué tal? ¿Sorprendido? —ladeó la cabeza hacia su dirección, no pasó desapercibido para ella el que el español se quedó como un curioso a esperar que terminara su sesión.

—Algo —admitió Carlos y la venezolana alzó una ceja en su dirección.

—¿Por? —intentó que no se escuchara tanto a la defensiva, pero no le resultó. Ambos tenían la pregunta en el aire: ¿Por qué? ¿Por ser mujer?

Carlos entendió lo que quiso decir sin intercambiar muchas palabras.

—No no, no me refiero a eso... Bueno, en parte sí. Solo me parece... me parece alucinante el que tengamos a una mujer como piloto al fin. Conozco a alguien que le habría gustado tener esa oportunidad —dijo un poco ido, recordando a su mentora y amiga, María de Villota.

Al menos alguien podría continuar con su legado y ser una figura para todas las demás con ese sueño.

Adora asintió, un poco más calmada de que no era otro caso de sexismo. Había sido cuestionada en toda su trayectoria. Apenas al siguiente día sería lanzada a los medios luego de tratar el equipo de posponerlo, pero sabía que no sería exactamente recibida con los brazos abiertos habiendo tantos otros con talento. Estaba segura que los fans querrían ver a muchos otros en un asiento de Fórmula Uno antes que ella.

—Entiendo. La verdad es un honor estar acá. Lamento que tu amiga no tuviera la oportunidad.

—No, está bien. Creo que después de ver este primer día de testing ella querría que tú lo tengas —ambos sonrieron.

—Gracias, en ese caso —repiqueteó sus manos sobre sus piernas en silencio, sin saber muy bien qué decir. Se aclaró la garganta—. ¿Extrañas al equipo?

Carlos miró por una fracción de segundo por encima de la piloto hacia el garaje donde se encontraban todavía en movimiento—Sí, la verdad sí. Aunque creo que quedaron en muy buenas manos —le guiñó el ojo y Adora asintió con un leve sonrojo.

—Creo que te extrañan también. Más que todo Charlotte.

—Uy, suerte con ella, te dará unas buenas jaladas de oreja.

Adora rió y Carlos pudo jurar que era de las risas más bonitas que había escuchado.

—Estoy acostumbrada a eso —viendo la hora, Adora decidió que ya debería ir saliendo. Lele debía estarla esperando afuera—. Em, oye, creo que ya debería...

—¿Irte? Oh, yo también ya voy de salida. Te puedo acompañar —se ofreció y Adora aceptó—. ¿Quién soy yo para privarte de la oportunidad de caminar junto a tu ídolo? —la molestó, y Adora lo volteó a ver divertida.

—¿Ídolo?

—Sí, ¿acaso no es obvio? —dijo con un tono egocéntrico.

Y Adora no sabía porqué, pero el que fuera tan seguro de sí mismo la volvía loca. Solo lo hacía diez veces más atractivo a sus ojos, si eso era posible.

Nada más le faltaba un traje y juraría que caería de rodillas ahí mismo, aunque con tal hombre ¿quién no?

Claro que eso nunca se lo haría saber. Lo peor que podía hacer es admitirle a un hombre el efecto que tenía sobre ella.

—Creo que piensas muy alto de ti mismo si crees que eres mi... ¿Qué dijiste? ¿Ídolo? —Carlos sintió que su ego se hirió cuando una risa burlona brotó de los labios de la venezolana.

—Pues las miraditas, el que te supieras mi nombre...

—¿Quién eras? —soltó bromeando y Carlos disfrutó del brillo travieso en los ojos de la piloto.

—Venga, bonita, no puedes jugar con el ego de un hombre de esa manera... —Carlos se llevó una mano al pecho fingiendo estar herido, hablando con tono juguetón.

—¿Y quién dijo que eras un hombre? —se relamió los labios con ojos coquetos, el español siguió aquel movimiento con la mirada.

Dios, llevaba poco minutos de conocerla y ya lo traía fascinado.

—Auch. Justo en el orgullo, Torres.

Adora rodó los ojos sin borrar su expresión entretenida—Solo déjame recordarte que son 20 pilotos en la parrilla, Sainz, 19 si no me cuentas. Así que creo que puedo aprenderme 19 nombres, no sé tú. Aparte que eras el anterior piloto de McLaren.

—Entonces me acosas —la acusó Carlos con una sonrisa danzando en sus labios.

Adora soltó una carcajada sin poder creerse el nivel de ego que tenía este hombre.

—¡Por dios! ¿Estás en Fórmula Uno y esperas que no sepa quién eres?

—Uff, menos puntos para ti, princesa, acabas de admitir que me acosas —se burló.

—No me digas así.

—¿Cómo? ¿Princesa?

—Sí, lo siento como burla.

—Eso no es burla. Burla sería si te dijera algo como... como... —Carlos se quedó pensando en un apodo creativo—: princesa papaya.

Adora quiso aguantar una risa, soltando un pequeño sonido nasal—¿Qué?

—¡Claro! Ahora eres la princesa de McLaren, los fans de McLaren se llaman la papaya army, así que: princesa papaya —dijo Carlos muy orgulloso con su lógica.

—Dios, menos mal te dedicas a conducir y no a ser creativo —negó Adora y Carlos se hizo el ofendido. Ya estaban a pocos metros de la entrada. Fans con gorras naranjas con el número 55 por todos lados, algunos pocos con el de Ferrari. Ni una sola gorra del número 95. Tan solo se escuchaba "¡Carlos! ¡Carlos!" Ser repetido como un mantra—. ¿Quieres ver cómo es la vida de la princesa?

Lo observó y por un momento Carlos creyó ver un brillo de tristeza cruzar sus ojos.

—Adelante, su alteza —le siguió el juego.

Adora siguió caminando sin esperarlo y cruzó aquellas puertas para pasar entre la barricada de fans como un fantasma, Carlos la siguió con la mirada. Ni una mirada de más, autógrafo o foto fue pedido. Fue ignorada de manera olímpica hasta que llegó al final de la multitud, haciéndole una pequeña reverencia a Carlos de manera burlona, imitando a la realeza.

Y más que causarle gracia al español, le pareció un poco desgarrador su sarcasmo.

La piloto se metió en una van oscura y se fue.

Mientras tanto, Carlos quedó atrapado con aquellos fans que lo esperaban. Su mente todavía circulando alrededor de la piloto castaña que tomaría su lugar.




[***]




Apenas Adora entró en el carro notó la mirada que le dedicaba su hermana mayor.

—Ay, ya vi con quien andabas hablando, picarona —la molestó desde el asiento de copiloto con una sonrisa burlona.

Adora rodó los ojos con un sonrojo. Podía ser que ya conocía al español desde su entrada a Fórmula Uno, el último factor siendo más influyente en aquello. Sin embargo, desde que inició en la categoría había albergado un pequeño crush en Carlos Sainz. Uno que no le permitió pasar por desapercibido la oportunidad de hablar con él luego de las prácticas. Y oh, si no la tenía con cosquillas en el estómago con sus coqueteos y su cercanía.

—Pues es guapo, pero esos son los más peligrosos, Dora —habló Mila con desinterés mientras se revisaba su maquillaje en el espejo de su polvo.

—No todos —quiso defenderla Lele. Su hermana se veía tan ilusionada que no quería que Mila se lo arruinara. El año pasado Adora había terminado con una relación que creía que iba en serio y Lele consideraba que ya era momento de volver a abrir sus horizontes.

Y si esos venían de la mano de un español, pues bienvenido sea.

—Creo que eres la peor persona para decir eso. Sin ofender, Alejandra —murmuró sin verla, todavía con aquel tono monótono que ponía a rabiar a la mayor de las Torres.

Adora la codeó mirándola con mala cara.

—¿Qué? Chama, es verdad. Siempre se elige a unos guapotes, y termina siendo uno peor que el otro —dijo tan casual como si hablara del clima.

Lele se cruzó de brazos queriendo contenerse de alguna forma de iniciar otra discusión con la mejor amiga de su hermana. No valía la pena, se intentó convencer.

—Estábamos hablando de mí —le recordó Adora queriendo alejar a su hermana de esa discusión.

—Bueno, lo sé, pero es que tenemos al claro ejemplo enfrente de que una cara bonita no significa que sea bueno, marica —se intentó excusar. Adora pudo ver el perfil de su hermana mientras esta rodaba los ojos—. Los que saben que están buenos son peligrosos; punto y fin, porque lo saben y lo usan para tirarse a quien quieran.

—No creo que él sea así —Adora le quería dar el beneficio de la duda.

—Eso dijiste de Paulo Dybala, y recuérdame, ¿cómo terminó aquello? —cerró su espejo de golpe y se volteó a verla con una ceja alzada.

—Pero a Carlos lo voy a ver más que a él. Y pues no creo que quiera crear un ambiente de trabajo incómodo, vamos a estar juntos casi todo el año —Adora no sabía porqué lo estaba defendiendo, o tal vez sí, y era porque su instinto le decía que había algo que no había sentido las otras veces.

—Mhmmm, bueno, como tú digas, hermana. No digas luego que no te lo advertí —se cruzó de piernas mirando por la ventana.

Y tan solo por un momento, hizo que Adora dudara.

¿De verdad Carlos era diferente?




[***]




SÁBADO 13 DE MARZO DE 2021

Comenzaba un nuevo día de testing y con ello un nuevo desafío: la prensa.

Adora estaba nerviosa, por algún motivo no sentía que ninguna de la ropa que trajo le convencía y que cualquier comida que pusiera en su boca la iba a devolver enseguida.

Sabía que su fuerte no era la prensa. Y al ser el primer día que se revelaría de manera oficial a una piloto en Fórmula uno después de mucho tiempo no ayudaba a sus nervios.

—¿Y si es muy revelador? —volvió a mostrar la prenda a su hermana y a su mejor amiga.

—Por Dios, yo uso ese escote todos los días. Estás fina —le quitó importancia Mila con un gesto de su mano.

—Pero tú no estás entrando a un deporte de solo hombres donde un poco de escote puede significar que soy una regalada o una zorra —le recordó Adora agitando un poco la prenda.

—No le hace falta el deporte para eso —murmuró Lele con calma, oculta detrás de su taza de café. Mila le dedicó una mirada fulminante.

En sí, Lele nunca fue de despreciar a una mujer o rebajarla con esa clase de insultos, pero con Mila era diferente porque sabía que de haber sido los roles opuestos la chica no perdería la oportunidad de insultarla. Así era su "relación"; lleno de comentarios pasivos agresivos enfrente de Adora y luego pelearse cuando la susodicha no estaba. ¿Inmaduro? Tal vez, aunque Lele nunca se iba a dejar por una niñata malcriada.

Adora no escuchó su comentario, muy ocupada con su propio estrés.

—Ya, pero en serio, chicas. Necesito algo que diga que no soy una zorra, pero tampoco soy una mojigata. Solo... yo —las miró ansiosa mientras se mordía los labios.

Lele le dio una de sus famosas miradas de advertencia y Adora se detuvo. No quería que se apareciera en el paddock con los labios todos mordidos y posiblemente sangrando.

—Te propongo algo. ¿Qué tal... —Lele alargó la vocal haciéndose la pensativa, observando detalladamente cada conjunto que estaba tirado en la cama— la camisa del equipo que estás obligada a usar?

Apenas terminó la pregunta le llegó una almohada a la cara, apartándola entre risas para encontrarse con la cara seria de Adora—¡Maldita! ¡Me viste sufrir durante media hora y te quedaste callada! —la miró con ojos entrecerrados.

—Es que estaba aburrida y era divertido ver como te volvías loca —se excusó bajo la mirada irritada de su hermana.

—Tú serás el fin de mí.

—¿Yo? Mira quién habla, si me salen canas es por culpa tuya.

—Pff, no es mi culpa que estés vieja.

—¡¿Vieja?! ¡Ya quisieras verte así cuando estés "vieja"!

—Eso diría una vieja.

—Pues vete preparando porque no estás tan lejos de ser "vieja".

—Al menos no me llaman señora —se encogió de hombros queriendo molestar a su hermana mayor. Lele se había quejado todo el viaje porque un niño la había llamado así en el avión.

—Perra —la miró fastidiada por recordarle ese suceso.

—Zorra.

—Ya vístete antes de que te dé un estate quieto por bocona.

—¿O qué? —la desafió.

Lele alzó su chancla—O te daré el chancletazo que nunca te he dado, malcriada.

La menor miró la chancla y luego a su hermana. Tal vez canalizando sus nervios en pelearse con Lele.

—No te creo.

—Yo tampoco —se metió Mila a echarle leña al fuego. Había estado entretenida viendo la pelea diaria de las hermanas. Suponía que eso ocurría cuando pasaban la mayoría de su tiempo juntas.

—Tú calladita —soltó Lele.

—No la mandes a callar.

—¡Ya vístete, carajita del coño! —dijo empezándose a molestar en serio debido a que Adora iba a llegar tarde por intentar posponer lo inevitable y se estaban metiendo ambas con sus nervios.

—Pero no quiero —quiso seguirle tocando los botones, bien ladilla. Con su hermana y amigos era con quien se podía permitir ser tan inmadura como quisiera, total que la mayor era suficientemente madura por ambas.

—No me importa, vístete ya —le lanzó su camisa de manera brusca, y la menor la atrapó con una mueca.

—¿Y si nos quedamos? —preguntó Mila ignorando la creciente molestia de la mayor.

—Podríamos ir al spa.

—La verdad sí me urge hacerme las uñas —Mila se levantó y se colocó sus zapatos, ambas dándole la espalda a la mayor mientras iban a la salida.

—Bueno, ya sabes como dicen, "una reina jamás se atrasa, los demás siempre llegan antes" —le siguió la corriente su mejor amiga, dejándose influenciar.

—Adora —alargó la vocal la mayor con tono de advertencia, pero la ignoraron.

—¿De qué color me las hago? —Estaban a punto de salir cuando escucharon un ¡plaf! Y les quedó a ambas un ardor en la nalga.

Las mejores amigas se voltearon a ver a la mayor perplejas mientras se sobaban sus traseros adoloridos.

—¡Maldita!

—¡Auch! —dijo con tono obvio Adora—. ¡¿Qué carajos fue eso?!

—Me obligaste a darte el chancletazo que nunca te había dado —Lele se cruzó de brazos—. Ahora déjame la malcriadez y metete a cambiar YA —dijo con una mirada tan seria que pondría a temblar hasta a Hitler, algo que había heredado de su propia madre.

Y Adora no era alguien muy dócil, pero hasta ella había aprendido a obedecerle a esa mirada, no por nada estaba donde estaba.

Rodó los ojos por reflejo mientras volvía a cerrar la puerta de la habitación.

—Y no me andes rodando los ojos —amenazó la mayor a lo que Adora lo volvió a hacer a sus espaldas e imitó por lo bajo "y ni mi indis ridindi lis ijis"—. ¿Qué dijiste? —se levantó y la menor se encerró de golpe en el baño—. Eso creí.

Luego se volteó a ver a Mila—Y tú. ¿Acaso estás aquí para volverme la vida más difícil o qué?

—Ay, relaja la raja, Lele —rodó los ojos.

—Vuelve a tirarme uno de tus famosos comentarios y te quito tu permiso al paddock diciéndole a seguridad que eres una fan obsesionada —le sonrió falsamente y Mila inhaló profundo dedicándole una mirada irritada para luego tirarse a ver su teléfono con molestia. No dudaba de la habilidad de la mayor de hacer aquello, no cuando no era su persona favorita del mundo y ella se seguía metiendo en su camino. Así que le tocó resignarse—. Alejandra 1, Mila 0 —murmuró con satisfacción ante el silencio mientras escribía en su propio aparato.




[***]




Adora entró al paddock siendo igual de invisible que antes, pero sabía que eso al final del día no se quedaría así. Debía disfrutar de esos cortos momentos de paz donde nadie sabía quién era, porque luego iba a extrañarlo.

No sabía cómo reaccionarían las multitudes, aunque según investigaciones que ha ido realizando su equipo de relaciones públicas a través de encuestas y entrevistas; no tan bien. Sin embargo, tenían fé de que con el tiempo aquello podría cambiar y dejarían que los resultados de Adora hablaran por sí mismos.

Pues era hasta más rápida que Hamilton en el simulador.

McLaren desde el inicio tenía claro que sería un acoplamiento duro, y se lo hicieron saber. A pesar de eso igual aceptó. El equipo estaba en una posición donde sentía que podían permitírselo, habiendo quedado el año pasado de terceros en el campeonato de constructores tenían la posibilidad de ser los primeros en introducir a una mujer en la competencia después de décadas. De poder hacer historia, para bien o para mal.

Y eso era lo que harían aquel día.

Primero entró de manera discreta a su garaje, donde esperó con impaciencia a que fuera la hora del anuncio que habían programado para las redes sociales. Alex Peralta, la encargada de las redes, esperaba a su lado. Cuando terminara el conteo, subirían la foto de Adora con su traje de McLaren, el cual luego repostearían la cuenta oficial de Fórmula Uno y la de ESPN, rompiendo las redes sociales en un día. A partir de ahí, el plan era subir un video al canal de Youtube de McLaren, de Adora presentándose para que conozcan más de ella, y finalmente un video para reels que grabaron hace unos minutos en donde se ve a una Adora más orgánica hablarle a la cámara y expresar su emoción y gratitud por estar en el equipo de McLaren este año y que esperaba contar con el apoyo de la papaya army en estos meses cruciales como rookie a la categoría.

Cuando las agujas del reloj marcaron las doce, el dedo de Alex se deslizó por la pantalla y se vio un "Publicado" que le provocó un revuelo en el estómago a Adora.

A partir de ese momento, su vida no volvería a ser la misma.

Ya habían hecho una limpieza de sus redes sociales, revisando a quienes seguía y dándoles unfollow si tenían una noticia controversial de la que Adora no estaba enterada detrás de ellos. Asimismo, cambiaron fotos mediocres de sus inicios en Instagram y renovaron toda su imagen. Nunca practicó ballet por un breve momento de su vida, ni tiene quotes nostálgicos en su feed. En definitiva no presume de comer hamburguesas y sushi ni disfruta de comer de manera grotesca. Tampoco mostraba la cantidad de ropa acumulada en su cuarto. Era ordenada y pulcra.

Todo eso y más querían vender en su nueva imagen, la nueva y desconocida Adora.

No pasaron ni diez segundos cuando el teléfono de Adora comenzó a sonar, notificación tras notificación llegando. Observó a Alex con indecisión, sin saber qué le esperaba al abrir su teléfono, cuando la chica la alentó a hacerlo.

Y de todos los escenarios, le tocó el peor.

Su página se refrescaba cada tanto, pero entre los mensajes que podía alcanzar a leer, no eran positivos.

"Vuelve a la cocina"

"Nadie quiere a una mujer en el deporte, dejen de forzar la inclusión 🥱"

"Y cuando se ponga a llorar por cualquier cosa ¿qué?"

"Lo peligroso que se acaba de volver el deporte"

"Seguro se terminará acostando con la mitad del grid, tiene cara de zorra"

"Para mí que será un Pastor Maldonado 2.0, otro carrito chocón"

"Seguros que sabe manejar? 😂"

"Cualquier otro se merecía aquel asiento. A esta la conocerán en su casa nada más"

"Hamilton puede empezar 20 vueltas detrás de ella y aun así ganar 😂"

"Puro marketing 🤮 en qué se ha vuelto el deporte?"

"Es muy caderona, cómo va a entrar al auto??"

"Prepárense para el choque 🤡"

Y más y más comentarios así fueron llegando en cuestión de segundos hasta que con un nudo en la garganta Adora no quiso leer más.

Había lidiado con no sentirse suficiente desde que la echaron de su casa, años atrás. Desde entonces cuestionaba su lugar en el mundo, pero peor que hacerlo ella misma era que otros lo hicieran también. Traía un malestar en el pecho.

Kath le dio un tímido toque en el hombro que la sobresaltó un poco—Lo siento, Adora... Te están esperando en la rueda de prensa.

Adora sentía como si tuviera rocas en el estómago. Lo que antes había iniciado con ilusión, se volvía una pesadilla; pero debía mantenerse fuerte. No quería darle la satisfacción a ninguno de ellos de que la afecten. Así que se tragó el nudo que tenía en la garganta y enderezando su espalda asintió hacia Kath, siguiéndola con el mentón en alto.

Ella podía con esto. Tan solo era una barrera para lograr sus sueños. No saldría el arcoíris sin primero pasar la lluvia, ¿no?

Cuando llegó al lugar notó como todas las miradas iban a ella, sintiendo como la recorrían con escrutinio. De repente tenía la boca seca y las manos sudorosas que se trató de limpiar en su falda negra.

¿Y si creían que era inapropiada la falda? No pudo evitar pensar con ansiedad.

Le pasaron el micrófono mientras Kath permaneció a su lado, grabando una nota de audio. A lo lejos, su hermana Lele alzó sus pulgares queriendo darle ánimo. Miró al presentador enfrente queriendo mantener una expresión amistosa en su rostro aunque por dentro sentía como si quisiera vomitar.

—Adora, mucho gusto, soy Will Buxton —le estrechó su mano y Adora aceptó nerviosa con un bajo y cortés "encantada"—. Se acaba de anunciar hace unos momentos tu ingreso a la categoría junto al equipo de McLaren, tomando el lugar que antes era de Carlos Sainz, ¿cómo te sientes?

Adora inhaló, se sacudió los nervios y empezó a hablar con una sonrisa—Pues eh, la verdad, se siente irreal... He anhelado y soñado con esto desde los ocho años y estar aquí, se siente increíble, en serio —Suspiró—. Aunque ya sabía de esta noticia hace algún tiempo, no terminaba de sentirse real hasta que hace un momento anunciaron de forma oficial mi ingreso y... siéndote honesta estoy algo en shock —soltó una risa que sería criticada como falsa, tonta, o muy risueña por algunos.

—Te entendemos, esta noticia nos sorprende a todos de manera positiva, diría que tu ingreso a la categoría será la noticia del año —sonrió amable el periodista—. ¿Qué nos puedes contar para quienes no te conocen?

—Bueno, me llamo Adora Torres, tengo veinticuatro años y soy venezolana... —se balanceó un poco sobre los talones de sus pies hasta que vio una señal de su hermana diciéndole que se detuviera y lo hizo—. Llevo desde los ocho años practicando karting y pues subí por las categorías hasta obtener esta oportunidad. Fui campeona de Fórmula 3, Fórmula Renault, Fórmula 2 y W Series antes de entrar a Fórmula 1, lo que me permitió tener los super puntos que necesitaba para mi licencia. Y... nada, espero que mi ingreso venga acompañado de buenos resultados —dijo algo nerviosa.

Había crecido siendo apuntada por cámaras. No era desconocido para ella, pero estaba consciente que en Fórmula Uno la verían millones de personas más de las cien que podían llegar a ver sus entrevistas antes. Y siendo honesta, no sabía qué tan preparada para los medios estaba, a pesar de su entrenamiento.

Se obligó a enfocarse.

—Esperamos verte correr con ansias, Adora, gracias. Ahora abriremos el panel para quienes tengan preguntas —se volteó, tenía el encargo de realizar esta primera rueda de prensa y hacer de mediador con los medios si se ponían algo pesados.

Un señor alzó la mano, y por la forma en que parecía estar sonriendo para sí mismo, Adora se dijo que esto no sería bueno.

—Ralph, adelante.

Le pasaron un micrófono y se volteó a verla—Adora, un placer tenerte aquí. Sabemos que con la categoría reina vienen muchos desafíos tanto físicos como mentales. El carro tiene cierto límite de peso, y pues comparado a cómo estabas antes se puede notar un cambio, felicidades. Cuando te dieron luz verde para McLaren ¿sentiste mucha presión de ponerte en forma y bajar de peso para competir?

Ella quiso boquear como pez fuera del agua. No se esperaba esa pregunta.

Sí, había bajado de peso, se notaba más que todo en su rostro afinado. Sin embargo, nunca tuvo problemas con su cuerpo anterior, sólo quería asegurarse de traer la versión más ejercitada de sí misma a la pista y le tocó ponerse rígida con su alimentación y entrenamiento.

Pero nunca pensó que alguien la haría sentirse mal por cómo estaba antes. Eso no estaba en sus planes y se odió por un momento por dejar que le afectara.

Se aclaró la garganta sin querer seguir prolongando su respuesta—No, en realidad nadie me presionó a nada, desde el inicio estaba debajo del límite de peso de la FIA. Sin embargo, como atleta cuando aceptas un nuevo desafío quieres poder dar la mejor versión de ti, y aunque ese no era mi objetivo, bajé un poco de peso, lo que creo que es normal si consideramos que aumenté mis entrenamientos y cambié mis hábitos alimenticios.

—Entonces admites que antes no estabas en los estándares.

Ella se obligó a inhalar profundamente—No, no es eso lo que digo. Podría volver a cómo estaba antes sin problemas, cualquier día que quisiera y seguiría sin pasar los límites de peso de la FIA.

Buxton viendo cómo se estaba comportando aquel periodista le hizo gestos disimulados a la persona encargada para que le retirara el micrófono.

—Eso era todo. Gracias de nuevo y suerte esta temporada —soltó algo reacio antes de entregar su micrófono, que fue concedido a otro con la mano alzada.

—Un honor tenerte con nosotros, Adora. Esta incorporación es tan repentina para ti como lo es para nosotros, pero no podemos evitar ser curiosos de lo que sucede en un traje de una piloto. ¿Si usarás ropa interior? ¿O dejarás que fluya para estar más cómoda?

Lele no pudo evitar rodar los ojos desde donde estaba, queriendo más que nada el ir a partirles las caras. Había sido advertida desde el inicio que podrían haber preguntas así, Adora también, pero no lo volvía más digerible de ver. Los periodistas tan solo estaban tratando de buscar una noticia jugosa, ¿y cómo la obtendrían? A través de ridículas preguntas que le quitarían la compostura a su hermana. Era sucio, y lo sabían, pero así jugaban algunos.

—¿Usted usa ropa interior? —preguntó ella tratando de mantener un tono fresco y ligero, pero no tomaba a un genio para darse cuenta que se le iba agotando la paciencia.

—Sí.

—¿Entonces por qué espera que yo no?

—Pido disculpas si se escuchó mal, tan solo quería saber si había alguna diferencia con los pilotos hombres.

Adora quiso reír—Pues aparte de la anatomía, no. Le sugeriría que dejara de intentar encontrar las diferencias, pues si no le haría esa clase de preguntas a ellos ¿por qué hacérmelas a mí?

El señor asintió—Correcto, nuevamente pido disculpas —se sentó y Adora no sabía sí podía ir peor, pero así fue.

Y esta vez por una propia mujer.

—Adora, mucho gusto, soy Tiffany de SkySPORTS, tenía curiosidad de cómo planeas celebrar en el lejano caso de que llegaras a obtener una victoria. Sabemos que Sebastian Vettel hace un gesto con la mano, Fernando Alonso hace bailes, y algunos hasta cantan. ¿Tú cómo planeas celebrar? Pues aparte del trofeo suponemos que tendrás tu propio séquito de hombres para llevar a casa, ¿no? —soltó una risita—. No es desconocido para nadie tu historial de relaciones.

Comentario que tan solo incrementó la molestia en la piloto—No es que sea tu problema eso, pero no, nada de hombres. Cuando gane, porque no hay dudas en mi mente de que obtendré una victoria, lo que haré será acostarme a dormir. Perdón si eso no satisface tu necesidad de una primicia.

La periodista se veía irritada, pero igual murmuró un "gracias" antes de sentarse.

Después de ella las preguntas tan solo fueron escalando.

"¿Se te podría considerar una chica del pit lane?"

"¿Te parecen guapos los pilotos? ¿Le has puesto el ojo a alguno?"

"¿Qué te trajo al mundo del motor? ¿Por qué estás aquí?"

"¿No te preocupa ser madre después de esto? ¿Las altas velocidades no podrían afectar tu útero?"

"¿Si vas a poder manejar cuando menstrues o habrá un piloto de reserva? ¿Lo podremos notar a primera vista? ¿Te pondrás agresiva en la pista?"

"¿Cuál es tu dieta?"

"¿Planeas tener de patrocinadores a Victoria Secret? Habrá más de uno que te querrá ver en lencería..." Acompañado por risas.

No fue extraño que Buxton tuviera que pedir cancelar la rueda de prensa, se estaban sobrepasando con Adora y era muy incómodo de ver, no imaginaba lo que debía ser de responder.

Para la venezolana mientras tanto fue como si la estuvieran sofocando. Los periodistas habían sido unos buitres, alimentándose del notorio enojo de la piloto para seguir preguntando algo peor que lo anterior. Lo más pesado del caso era que muchos mostraban genuina curiosidad, como si en verdad creyeran las babosadas que salían de sus labios.

Apenas salió de aquel espacio pensó que se sentiría mejor, pero tan solo se encontró con más prensa intentando conseguir la entrevista exclusiva con la primera piloto que había visto el deporte en décadas. La acorralaron entre todos, el flash no la dejaba ver ni por donde avanzaba. Le pisaron los zapatos, la empujaron, le gritaron en el oído, y en algún punto estaba segura de que le jalaron el cabello para tratar de llamar su atención.

Adora era muy fuerte, sin embargo, se sintió como un pollito indefenso ante la falta de seguridad.

Y su hermana no podía quedarse de brazos cruzados a ver eso.

Lele trató de abrirse paso hacia Adora con pasos firmes, pero no había manera de pasar. Los fotógrafos y periodistas tan solo la empujaron, cayendo sentada en el piso con cara desconcertada debido al caos que estaban presenciando sus ojos. No quería más que volverse gigante en esos momentos y llevarse a su hermana en la mano. Se prometió a sí misma protegerla desde el momento en que nació, y ahora estaba viendo cómo la maltrataban sin poder hacer mayor cosa. Su corazón se hundió de angustia.

Con la dignidad que le quedaba se apoyó en sus rodillas para levantarse, sacudiéndose el sucio de su falda mientras avanzaba hacia Kath con una mirada mortal—No sé cómo le vas a hacer, pero necesito que saquen a mi hermana de ahí ahora —demandó.

Kath asintió con los ojos muy abiertos, en realidad Lele le intimidaba.

Los de McLaren se habían quedado de piedra al ver tal espectáculo. Nunca habían presenciado algo tan extremo como en esos momentos. Apenas salieron de sus trances cuando Kath los retó, indicándoles que fueran por Adora. Todavía anonadados avanzaron en grupo hasta ella, logrando sacarla con esfuerzo para dejarla en las oficinas de McLaren. Segura en los brazos de su hermana, por el momento.

Todo esto había sucedido bajo los ojos de cierto español, quien sin saber por qué, quiso entrar a asegurarse de que la piloto estuviera bien.

Carlos avanzó hasta las oficinas de McLaren pasando desapercibido por los periodistas, muy distraídos en tratar de hablar con Kath para coordinar entrevistas que estaba seguro que nunca ocurrirían.

Conocía ese lugar como la palma de su mano, y siendo aún amigo de su anterior jefe sentía que podía meterse sin muchos problemas. Abrió una por una las puertas de las oficinas para buscar a la castaña. Pizarras en blanco y mesas vacías recibiéndolo. Hasta que llegó a la última.

Abrió la puerta, pero ninguna de las dos hermanas reparó en su presencia. Adora estaba soltando suspiros temblorosos mientras se sostenía el pecho.

—Respira, Adora, respira —repetía su hermana abanicándole la cara.

—No... puedo... —Negó con la cabeza, cabizbaja y jadeante. Se podía notar en su cara que se estaba desesperando, lágrimas cayendo de sus ojos mientras sentía este gran hueco en su pecho que por más que respirara no podía llenar.

Y a su hermana le sucedía lo mismo, pues no soportaba la angustia de verla mal.

Entre más lloraba la piloto, más sentía que se le cerraba la garganta y no podía ingresar oxígeno a sus pulmones.

Su mente solo podía pensar "Voy a morir".

Nunca le había sucedido esto antes. Bueno, creía que tal vez sí, en un concierto hace algunos años donde igual se encontraba en medio de una multitud. Pero no sabía lo que era en ese momento y tampoco lo sabía en el presente.

¿Y si no sabes lo que tienes cómo puedes buscarle una cura?

—Solo... trata de controlar tu respiración —le indicó Lele, también sin saber cómo ayudarla.

—¡Eso intento! —soltó con frustración. No debía desquitarse con ella, pero era desesperante para ambas.

Trató de dar bocanadas de aire, y tan solo sintió como eso incrementó la presión que tenía por dentro.

Dios, ¿cuándo se detendría ese sufrimiento?

¿Siquiera le estaba entrando oxígeno?

A Carlos no le gustaba la imagen que estaba viendo, no creía que Adora mereciera todo aquel criticismo que recibió, y debido a aquello ahora la piloto se encontraba en medio de un ataque de pánico. O al menos así creía que se llamaban. Sabía que existían, pero hasta ahí.

Sin embargo, a pesar de que detestaba verla así, no entró. Llevaba apenas un día de conocerla y no creía que lo querría en un momento tan íntimo ahí.

Tan solo se quedó observando, y planteándose la idea de buscar ayuda, pero no quería hacerle saber a ninguna de las dos de su presencia. Así que esperó.

Lele estaba entrando en pánico también, no tenía ni idea de qué hacer en esta situación. ¿Iba por ayuda? Pero y si lo hacía ¿qué pasaría si a Adora le ocurría algo mientras no estaba?

Pensó en hacer ejercicios de respiración. La meditación siempre ayudaba, valía la pena el intento.

—Mírame —le indicó insistente, pero Adora la ignoró.

Tan solo escuchar sus propios jadeos le daba más ansiedad, cada vez haciéndose más fuertes en volumen. Su corazón palpitaba con fuerza en su pecho. Era una horrible combinación—. ¡Hey! —Lele la tomó de las mejillas y la obligó a que la mirara. Debía mostrarse fuerte por su hermana, aunque ella también estaba mal —. Adora, respira conmigo, por favor —Adora asintió un poco más enfocada mientras se sorbía la nariz—. Bien, inhala profundo —hicieron lo mismo ambas al mismo tiempo, Adora con la respiración temblorosa —. Exhala —de nuevo.

—Inhala... y exhala... bien, muy bien —y así estuvieron un rato hasta que la respiración de la menor se calmó. Sus latidos volviendo a la normalidad.

Adora no sabía qué había sido eso, pero debía ser categorizada como una de las peores experiencias de su vida.

Lele la envolvió en sus brazos apretándola contra ella. Su corazón no estaba para nada relajado. Fue el peor susto que había experimentado.

La impotencia. El no saber qué hacer.

Ella estaba consciente de que no era la madre de Adora y de que su hermana era suficientemente grande, pero eso no evitaba que a veces la viera como su polluelo. Tampoco era de extrañar, pues a pesar de que siempre había sido protectora con Adora, a sus 23 años le había caído el rol gigante sobre sus hombros de ser la guía de su hermana de 18 cuando la echaron de la casa, casi su madre prácticamente. La terminó de criar, poniendo toda su vida en pausa para darle prioridad a ella, que la necesitaba más que a nadie.

Y lo volvería a hacer mil veces más sin parpadear.

Lele se ofreció a ir a buscarle una taza de té caliente y salió, pasándole por al lado a Carlos, quien viendo la ventana de oportunidad abrirse, entró.

La venezolana se encontraba secándose sus lágrimas cuando sintió pasos acercarse hacia ella—Kath, ¿ya es hora de mis pruebas...? —las palabras murieron en sus labios en cuanto alzó la vista y se topó con la mirada achocolatada de Carlos.

Dios, qué vergüenza que la viera así.

—Vaya, no sabía que las habitaciones de pilotos ahora se veían así —bromeó él mirando alrededor, pretendiendo que no había visto nada de la anterior escena.

Adora rogó internamente que no dijera nada de su cara roja e hinchada, ¿se habría notado mucho que lloró?

—Pues sí, ¿no me digas que la tuya no tiene una gran mesa de reuniones con sillas vacías? —dijo divertida mientras fingía lástima, acomodándose inconscientemente su cabello. Lo mejor sería pretender que no había pasado nada. Culparía las alergias.

—Nope, creo que habrán cortado el presupuesto esta temporada. Qué conveniente, justo cuando me cambio de equipo —se sentó en la silla a su lado mientras miraba alrededor.

—De lo que te pierdes... —Se quedaron en silencio y lo observó interrogante—. ¿Llegaste hace mucho aquí o...?

—No, acababa de llegar —mintió dando vueltas en su asiento y ella asintió un poco más aliviada.

—¿Entonces...?

—Quería verte —ella alzó las cejas de la impresión. Vaya, qué directo—. Bueno, es que llegó a mis oídos lo que pasó en la rueda de prensa y...

Adora soltó un quejido mientras se pasaba las manos por la cara. Genial, ahora todo el paddock debía saber lo que pasó también.

Una muy buena primera impresión.

—¿Tan mal? —su primer instinto fue deslizarse en su asiento, pero con Carlos ahí no quería relajar su postura erguida.

—Mal sí, pero no de tu parte, sino de ellos —aseguró e hicieron contacto visual. Ella apartó la mirada como una niña penosa que no le podía mantener la mirada al niño que le gustaba.

No determinaba aún si Carlos le gustaba, pero sí que tenía un crush con él, y le fascinaba sentirse así de nuevo.

—¿Tú crees?

—Oh, estoy seguro. Son todos unos chupa sangre dispuestos a buscar su primicia como sea. Solo lamento que hayas tenido que experimentar aquello sola.

—Bueno, dicen que uno no muere acompañado —reflexionó la venezolana en voz alta.

—Tal vez no, pero cuando necesites ayuda, no dudes en pedírmela... —Carlos se cohibió un poco y rápidamente cambió sus palabras —O a cualquiera de los chicos, estoy seguro que cualquiera de nosotros estará dispuesto a ayudarte.

Adora asintió viendo al madrileño rascarse la nuca evadiendo su mirada.

—En verdad aprecio la intención, solo que creo que ya soy una niña grande y me toca defenderme sola.

Carlos hizo una mueca, tamborileando con sus dedos sobre la mesa, ¿la había cagado? No quería hacerla sentir incompetente, así que buscó la forma de arreglarlo.

—Claro, entiendo lo que quieres decir, eres una adulta, sabes lo que haces.

—Y no es solo eso, no quiero arrastrar a nadie más a este circo —Adora sonrió por obligación—. Es solo que, si alguien comienza a defenderme no dudo que comiencen a armar rumores de cómo estamos saliendo o nos estamos acostando y es lo ÚLTIMO que necesito en estos momentos. Suficiente tengo con sus preguntas estúpidas.

—¿Entonces siquiera me dejas darte un consejo?

—Dispara —Adora se alzó de hombros indiferente, escuchar un consejo no iba a matarla, además no significa que iba a hacerle caso.

—No les hagas caso, llevo años en esto y solo hacen esas preguntas para obtener una reacción de ti. Mientras no lo hagas te aseguro que se van a frustrar y es diez mil veces más divertido ver cómo se traban y ponen malas caras que decir todos esos insultos que seguro tenías pensados —soltó sin verla a la cara.

—¿Y qué haces cuando no lo puedes controlar y solo... se te sale? —Adora hablaba de las respuestas que salen como vómito verbal, imposible de detenerlas.

Carlos se quedó en silencio unos segundos, no debía de reírse, pero es que su pregunta sonaba a otra cosa.

Después de intentar conservar la calma, Carlos soltó una carcajada y Adora se dio cuenta de lo mal que sonó —¡No me refería a eso! —dijo con un sonrojo.

Genial, ahora pensaría que estaba haciendo chistes de pedos. Agh, maldito hombre que la ponía nerviosa.

—Oh claro que no, para nadaaa —Carlos le aseguraba con sarcasmo.

—¡Lo juro! No fue lo que quería decir —Adora en verdad buscaba corregirse.

—Te creo, de verdad —Nuevamente ahí estaba el sarcasmo.

—Como sea —rodó los ojos harta, déjenselo a ella avergonzarse enfrente de su crush.

—Solo digo, puede suceder, Danny una vez pidió permiso en medio de una entrevista antes de que se le saliera —se burló el español entre risas.

—Basta, no me refería a eso y lo sabes —lo señaló seria, pero no pudo evitar contagiarse de Carlos cuando éste empezó a reír más fuerte—. ¡Ya! En serio, no era... no era lo que quería decir —Carlos tenía una risa muy contagiosa, y pronto los dos se estaban doblando en sus asientos mientras lágrimas les bajaban por los ojos.

—Cuidado y se te sale de nuevo —añadió al chiste y las risas aumentaron—. Digo, yo lo entiendo, son necesidades fisiológicas que a veces no podemos controlar.

—Es que... es que se me salió, perdón —se sostuvieron sus estómagos ya con dolor de panza.

—Recomiendo que a la próxima lo controles.

Se secaron las lágrimas, y cuando volvieron a hacer contacto visual explotaron en risas de nuevo.

Al principio Carlos se arrepintió de haberse quedado y hacer las cosas incómodas, pero la conexión que sentía le decía que tomó la decisión correcta.

Por lo que la próxima vez que vio a Adora a los ojos, no se fijó tan solo en su buen cuerpo y bonito rostro, ni pensó en lo mucho que le gustaría tener a esa castaña en su cama. En cambio, sus pensamientos no podían parar de crear escenarios como estos en donde tan solo conversaban y pasaban tiempo juntos.

Eso no le había sucedido durante mucho tiempo.

Le gustaba.

Poco tiempo después de que se calmara su sesión de risas vino Kath para llevarse a Adora a hacer las pruebas de su carro.

Y Carlos tan solo contaba los minutos para poder seguir hablando con ella.




[***]




Por otro lado, Mila miraba con algo de aburrimiento los tableros de tiempos. Había logrado un revolcón con un chico de Aston Martin y ahora volvía a hallarse sin ninguna clase de entretenimiento en aquel paddock.

¿Qué tan aburrido podía ser?

Esperaba que las carreras fueran más entretenidas que esto porque sin adelantamientos eran un somnífero natural.

Se decidió a pasear un poco por el paddock cuando escuchó una conversación que despertó su interés.

—...Es que Carlos no busca nada serio, ese solo quiere a alguien que le mantenga su cama caliente por la noche y luego se busca a otra.

—Ajá, ni idea de con cuantas del paddock ha dormido.

—La verdad a veces estoy tentada de contarle a algún medio, pero con el poder que tiene su familia tengo miedo de que me ubiquen.

—¿Y cómo sabrían quién de tantas fue? —bromeó una y todas rieron.

—Buen punto. Igual no lo haré, pero sí debería advertirle a la nueva que está viendo.

—¿Nueva?

—Ajá, por lo visto se trae algo con la nueva piloto que anunciaron hoy. De ella se dice que tiene más exes que victorias —se escucharon risitas y Mila rodó los ojos, qué gran mentira.

—Bueno, entonces le deseo suerte. Si ha tenido tantas parejas es porque no cree en todo ese rollo de un revolcón y eso es lo único que Carlos busca.

—¿Y si ha cambiado?

Hubo un momento de silencio y luego se carcajearon con ganas.

—¡Dios! Claro. Debe tener hasta alguna enfermedad de tanto que coge.

—Ay, por favor que no. Quiero ver si lo convenzo de un round dos... —los pasos se alejaron, pero a Mila le quedó claro una cosa: Carlos no podía estar con su mejor amiga.

Sin saber porqué recurrió a ella se acercó a Lele, quien al verla rodó los ojos—¿Qué? ¿Se te quedó tu escoba?

Mila imitó su gesto—Ja ja, de hecho no. Debe estar en tu culo. Explicaría lo estirada.

—No tengo tiempo para tus bromitas, niñata. ¿Qué quieres? Mejor dicho, ¿a quién te cogiste ahora? Te mataré si es de McLaren, Adora no necesita esos dramas —le advirtió con molestia.

—A nadie —mintió, pero la mayor alzó una ceja sin creerle —. Bien, a uno de Aston Martin.

—Lo sabía.

—Pero no vengo por eso.

—Agh, ¿cuántos quieres para dejarme trabajar en paz? —sacó su billetera de su bolso y empezó a contar el dinero como si no fuera nada—. ¿Doscientos? ¿Quinientos?

Mila vio los billetes con algo de tentación, pero no se dejó distraer—No puedes dejar que Adora salga con Carlos —soltó.

Detuvo su conteo frunciendo el ceño—¿Qué?

—Eso. No dejes que esa relación suceda.

La mayor analizó su rostro tratando de descifrar el porqué de aquello—Te gusta Carlos —no preguntó, afirmó, creyendo que estaba celosa y que era un caso de esos que como cuando eran menores siempre quería tener las muñecas que Adora tenía.

—¿Qué? ¡No! Pero escuché una conversación de unas chicas hablando de él y decían que no busca nada serio, tan solo revolcones.

—Y tú decidiste creerles sin más —se cruzó de brazos.

—Mira, sé reconocer a un hombre perro cuando lo veo y Carlos entra en esa categoría.

—Qué conveniente. Supongamos que Adora deja de hablar con este piloto soltero, millonario y famoso —enumeró con los dedos—. A las... ¿qué? ¿Una? ¿Dos semanas? ¿Estarías saliendo tú con él?

La otra rodó los ojos—No planeo eso.

—¿Ah, no?

—No, y aparte, pensé que si alguien podía detectar a un hombre que no quiere nada serio serías tú, ¿no? Parece caer en tu área de experiencia —se cruzó de piernas mirándola desafiante.

Oh, había tocado un botón sensible. Y Lele no se quedaría a presenciarlo.

—Olvídalo, sabía que me harías perder el tiempo —recogió sus cosas y se dirigió adentro.

Mila bufó—¡Gracias por nada!

—¡De nada! —le sacó el dedo y cerró la puerta detrás suyo.

Rodó los ojos. Genial, ahí se iba su opción garantizada con Adora.

Le tocaría hablar con ella.




[***]




Adora había terminado su segundo día de testings con su carro en el tercer puesto, un gran logro considerando lo competitivo que había estado la clasificación aquel día.

Los testings no es que servían de mucho. Apenas era un leve indicador de cómo podrían verse las diferencias en velocidades, nada confirmado. Como el nombre lo decía, eran pruebas de los diferentes settings del carro para obtener más feedback que podrían usar luego para determinar las fortalezas y debilidades del carro.

La venezolana se encontraba reposando un rato en un sillón de su motorhome mientras Lando le hablaba, aunque según ella lo que hacía era balbucear porque no le entendía nada y su traductor de inglés a español parecía haberse apagado. El británico tan solo trataba de aligerar un poco el humor de la mayor, y ella lo apreciaba.

Ambos trataban de pasar el rato hasta que se fueran los medios, quienes desde el anuncio estaban pegados a Adora como moscas a la basura.

—Adora, te buscan en la entrada —informó Kath.

—Diles que no estoy —se cubrió con su brazo queriendo desaparecer.

—¡Pero es importante! Te prometo que no son los medios —aquello despertó el interés de Adora.

—¿No?

—Nope.

—¿Y entonces quién?

—Pues te toca salir para averiguarlo —insertó aquella pizca de curiosidad en la cabeza de Adora y se fue.

—Ay... como odio cuando hace eso —suspiró ella. Se había vuelto una regla en McLaren que si querías que Adora hiciera algo que no quería debías despertar su intriga.

—Vamos, te acompaño —se levantó Lando para luego estirarse.

Adora miró la puerta con pereza.

—Heyy, párate, que una piloto no puede ser perezosa —se acercó a ella y pateó ligeramente el mueble donde estaba, a lo que ella soltó un quejido sin querer levantarse.

—No.

—Bien, me obligas a hacer algo que no quiero...

Advirtió, pero ella no movió ni un músculo, Lando no sería capaz de hacerle na...

¡Dios! ¡La estaba cargando!

Soltó un pequeño chillido sujetándose del menor mientras él se reía avanzando por el pasillo con ella en brazos como si no pesara nada.

—¡Te voy a matar!

—Uy, creo que no tengo espacio en mi calendario para eso, tendrás que consultarle a Charlotte —bromeó ignorando sus amenazas. Cuando llegaron afuera la dejó en el suelo y Adora pudo escuchar pequeñas risitas detrás suyo por lo que se volteó. Y pues menos mal que estaba Lando detrás de ella porque casi se iba para atrás de la impresión.

—Hellooo —la saludó con una sonrisa Hamilton mientras estiraba los brazos y ella se dejaba envolver por él y su olor a perfume caro en un abrazo—. Welcome to Formula One, Adora —la sujetó por los hombros sin borrar la sonrisa de su rostro.

Adora no se podía creer lo que estaba pasando. ¿Lewis Hamilton la acababa de abrazar?

Atrás de él estaban los restantes 17 pilotos, Sebastian Vettel sostenía una torta que decía "Welcome to Formula One!" Y había una cámara apuntándolos, seguro para subir este momento a las redes.

—¡Gracias! I mean, ¡thank you so much! —se quiso golpear a sí misma por olvidar la clara diferencia de idiomas.

Todos sonrieron divertidos. Así como pasó Hamilton, uno a uno se acercaron a darle la bienvenida y felicitarla, excepto por uno. En definitiva sería un momento que Adora jamás olvidaría porque el sentimiento que le provocaba tener el apoyo de la parrilla y de algunos de sus ídolos, como Vettel y Hamilton, era muy especial.

—Qué perdedora —soltó Charles cuando llegó enfrente suyo y los demás lo voltearon a ver con molestia, pero él siguió—. ¿Por qué no me avisaste que entraste a Fórmula Uno? —sonrió divertido mientras la envolvía en un abrazo y se quedaron confundidos.

—Lo conozco, tranquilos. Y la respuesta es que te quería sorprender, bobo, ¿te sorprendí?

—Oh, más que eso.

—¡Yo también estoy indignado! —empujó Max a Charles—. Entiendo porqué no le dirías a él, pero ¿a mí?

—¡A mí tampoco me dijo! —añadió George.

—¡Ni a mí! —dijo Charles indignado.

—Yo pensé que nos querías —siguió el juego Lando, tan solo queriendo avivar las llamas del juego, pero en cambio lo que obtuvo fueron protestas.

—¡Tú cállate!

—¡Tú sabías y no nos dijiste nada!

—¡¿Por qué no nos dijiste?!

—¡Quería toda la atención de Ada para él al igual que en Fórmula 2!

Pronto el grupo de amigos de Adora rodearon a Lando para seguir discutiendo con él, muy indignados.

—Creo que te quieren mucho —señaló Hamilton con sus manos detrás de su espalda.

Adora sonrió un poco, todavía sin creerse que estuviera hablando con Hamilton—Eso parece, ¿no?

Hamilton hizo un sonido afirmativo.

Parecía ser alguien de pocas palabras, muy calculador con lo que decía enfrente de todos, como si tuviera una imagen que debía seguir.

—¿Puedo preguntar quién organizó todo esto? —de repente preguntó Adora viendo como unos trabajadores de McLaren se llevaban la torta para cortarla.

—Yo —replicó con simpleza Lewis. Ella lo volteó a ver—. Creo que mereces ser celebrada, Adora, y sentir que tienes nuestro apoyo.

Adora asintió, algo conmovida, pero sin saber qué decir.

—Supe lo que pasó en la rueda de prensa hoy —habló sin mirarla, ambos viendo a los chicos pelearse—. No es justo lo que tuviste que vivir, y temo decir que vendrán cosas peores y por mucho que queramos, no podremos defenderte.

Ella lo interrumpió—No necesito ser salvada —sintió cómo la miraba y conectó sus miradas—. Digo, con todo respeto, ¿no? Pero no necesito que sean mis caballeros en armadura. Llegué sola y puedo defenderme sola también.

Él asintió con una ligera sonrisa. Le gustaba su espíritu—No tengo dudas de eso, pero lo que quería decir es que en realidad nunca estarás sola. Habrán seguramente conflictos con nuestros patrocinadores si nos metemos en líos con la prensa, pero que sepas que aunque no digamos nada en el momento; estamos contigo.

Adora sonrió, oír a uno de sus ídolos decir eso era demasiado—Gracias, señor Hamilton.

Hamilton soltó una carcajada—Dios, por favor dime Lewis, señor Hamilton es mi padre.

La venezolana se sonrojó un poco, avergonzada—Claro. Gracias, Lewis.

—No hay de qué... ¡Ah! Antes de que se me olvide —se volteó hacia Carlos Sainz, que estaba casi al fondo y le hizo señas de que se acercara. Cuando lo hizo Adora notó que tenía un casco en sus manos, pero si lo veía de cerca podía ver que no era tan solo un casco, sino que estaba firmado por todos los pilotos con mensajes de apoyo—. Te quisimos dar un regalo de bienvenida —lo tomó de las manos de Carlos y se lo ofreció en sus manos—. Para que no olvides que no estás sola —se lo entregó y antes de alejarse por completo susurró de manera que tan solo ellos dos escucharon—. Entre minorías nos apoyamos, ¿no? —le guiñó el ojo con complicidad.

No tuvo tiempo de reaccionar cuando empezaron a ofrecer la torta, y eso pareció ser lo que espantó a la mayoría con sus dietas. Tan solo Lando, Charles, Max, George, Hamilton y Vettel se quedaron a comer una rebanada. Creía que tan solo era por educación para no quedar mal con ella, pero igual apreció el gesto.

—Bienvenida a Fórmula Uno, princesa papaya —murmuró alguien a sus espaldas, su caliente aliento golpeando su cuello y haciendo que escalofríos la recorrieran.

Volteó a verlo para encontrarse con el apuesto español que le encantaba portando una juguetona sonrisa—Ah, con que ahora sí me vienes a saludar.

—No podía privarte de la oportunidad de hablar con tu ídolo, aunque admito que me vi tentado...

—Pues acabo de hablar con mi ídolo, y déjame decirte que no eres —se cruzó de brazos.

Y cómo le encantaba a Carlos que se hiciera la dura. Le volaba la cabeza.

—Hmm, no sé porqué no me creo eso —lo sintió pararse a su lado.

—Pues créelo.

—¿Qué me darás para que me lo crea, bonita?

—¿Qué tal nada? No necesito que me creas.

—Entonces dices que soy tu ídolo. Así funciona.

—No, así no funciona, Sainz.

—Según las reglas, sí.

—¿Y quién creó esas reglas? Quiero tener una conversación con esa persona.

—Lo estás viendo, cariño —le lanzó un guiño.

—Ja, no sé quién te habrá dado tanto poder.

—¿No lo sabías? Soy el presidente de la junta de pilotos.

—Vaya título —dijo con sarcasmo.

Ignoró su comentario sacando su teléfono de su bolsillo—Y como tal, tengo la responsabilidad de hacerte completar esta encuesta —le ofreció el dispositivo y Adora observó el objeto confundida.

—¿Y por qué en tu celular y no en el mío...? —bajó la mirada y se encontró que estaba en la pantalla para agregar un nuevo número, una risa saliendo de sus labios—. Oh...

—Sí, oh —la imitó Carlos divertido viendo como ella pareció pensárselo por un segundo antes de anotar su número en su teléfono, agregándose como "Adora 🧡".

—Tome, señor "presidente de la junta de pilotos" —se burló extendiéndole su teléfono de vuelta y el español lo tomó.

—Gracias, ahora te puedo agregar al grupo.

Ambos sabían que era una mentira, tan solo fue una excusa barata para poder obtener el número de la venezolana, pero había sido tan casual con ello que aceptó.

—O pasarle el número a George, el verdadero administrador —Carlos sonrió viendo que lo había atrapado en su mentira.

—O eso. ¿Quieres ir a dar una vuelta? Creo que los demás están entretenidos —señaló a los chicos, aún discutiendo.

—Hmm, ¿cómo rechazarle una vuelta al presidente de la junta de pilotos? —se burló empezando a caminar.

—¡Me voy con la princesa papaya! ¡Ya volvemos! —anunció Carlos mientras se alejaban.

Los chicos se quedaron pensativos—¿Princesa papaya?

Carlos y Adora empezaron a caminar por el vacío paddock muy cerca el uno del otro. Ambos sentían un cosquilleo en el estómago por la presencia del otro.

—¿Qué carrera te emociona más este año? —rompió él el silencio.

—Creo que Spa o Singapore. Spa por la historia y eso, y Singapore por lo estratégico. ¿Y tú?

—Monza va a ser interesante este año —declaró y Adora se quedó pensativa.

—¿Por? —apenas lo dijo se le vino la respuesta a la mente—. Oh, lo dices por lo de Ferrari y que es tu primer año con el equipo.

—Correcto. Alonso y Vettel me han dicho que no hay nada como ser un piloto de Ferrari en Monza. Los fans son muy apasionados y se siente el apoyo por todos lados.

—Claro. ¿Aplicaría lo mismo en Silverstone con McLaren? —tenía curiosidad.

—Creo que sí, pero no creo que llegan al mismo nivel —Adora asintió—. Igual también me emociona Barcelona, siempre es bueno sentir el apoyo en casa.

Notó de inmediato como el semblante de ella cambió.

—¿Y tú de dónde eras?

—Venezuela —dijo con una mueca y Carlos comprendió al instante por qué esa cara. Estaban hablando de carreras y él tenía una en su país mientras que ella no.

—No sé porqué pensé colombiana.

—¿Te decepcioné?

—Nunca —negó con la cabeza y la miró de reojo—. Si no te importa que pregunte: ¿cómo...?

No tenía que terminar la pregunta. Adora sabía a lo que se refería.

—Pues nos mudamos y viví creo que ocho o nueve años en Estados Unidos y ahí fue que pude desarrollar mejor mi carrera. En Venezuela no tenía oportunidades. ¿Y siendo mujer? Mucho menos.

Carlos asintió—Entiendo.

De nuevo se quedaron en silencio.

—¿No crees que te vayas a arrepentir de cambiar de equipo? —preguntó Adora algo que tenía rondando en su cabeza.

—¿Por qué lo dices?

—Pues no sé, amo Ferrari, no me malinterpretes, si tuviera la oportunidad la hubiera tomado, pero siento que no tratan muy bien a sus pilotos.

—¿Te parece?

—Sí, tal vez me equivoque. Solo es un presentimiento que tengo —se encogió de hombros—. Es como si siempre le tuvieran que dar el protagonismo a uno y al otro dejarlo en el polvo.

—Supongo que es lo que pasa cuando quieres que el equipo funcione. En los equipos del medio no importa quien quede de primero, pero si tienes a alguien como Ferrari, RedBull o Mercedes deben priorizar a alguno. Igual Charles y yo sabemos que la prioridad siempre va a ser Ferrari —dijo seguro.

Adora no lo estaba tanto—¿Y Charles sabe de eso?

Él se le quedó viendo confundido, pero no vendría a entenderlo hasta mucho más tarde.

Cuando quiso replicar el teléfono de Adora empezó a sonar.

—Disculpa —le pidió permiso y se alejó para conversar con su hermana unos momentos.

Al volver, Carlos estaba igual de desorientado con lo que dijo la venezolana que antes.

—Me tengo que ir, ya me están esperando.

Él asintió sacudiendo el teléfono en su mano—No olvides eh... responderle al presidente de la junta de pilotos.

—No creo que se me pase, luego... ¿quién sabe? Hace que me multen o algo —bromeó y ambos rieron—. Gracias por todo.

—El de la idea fue Lewis, pero me alegra que te haya gustado.

Ella sonrió—Mucho. En serio. Nos vemos luego, Sainz.

—Adiós, princesa papaya.

Adora volvió por su regalo y ya subida en una van camino al hotel con su mejor amiga y su hermana, se dedicó a leer los mensajes escritos en el casco. Su atención se dirigió a uno en particular justo en el medio.

"Suerte futura campeona de Fórmula Uno, aunque estoy seguro que no la necesitas"

—C.S




[***]




Apenas llegaron al hotel, Mila estaba pensando en cómo decirle a Adora. Ella estaba consciente de que no sería fácil, y sin el apoyo de Lele aún menos.

Dejaron sus cosas en la habitación y decidió tratar de alejarla de su hermana mayor.

—Oye, Dora, ¿por qué no vamos a comer al restaurante? Me estoy cansando de comer en la habitación —hizo todo un show, y Adora, que estaba mensajeando con Carlos, se detuvo.

—¿Mm?

Mila rodó los ojos—Tú. Yo. Ir a cenar. ¿Qué opinas?

—Pero dijimos que hoy sería noche de películas —quiso protestar.

—Y lo será, pero necesito una buena comida primero porque no me gustó la del hospitality. Vamooos, por favor —juntó sus manos, suplicante.

Adora se lo pensó antes de voltearse con un suspiro hacia su hermana—Lele, ¿tú no quieres venir?

—Vayan ustedes, tengo que responder unos correos —replicó concentrada en su laptop. Desde que Adora había sido introducida a los medios le habían llegado correo tras correo. Algunos interesados en trabajar con Adora, y como buena manager tenía la obligación de responder.

—Ya, bueno. Tú ganas, Mils —se giró hacia su amiga—. Vamos entonces.

Ella celebró por dentro cuando finalmente lograron estar a solas cenando en el restaurante de abajo.

Ya habían ordenado, pero no podía evitar notar que Adora no estaba ahí al 100%, riéndose sola y sonriéndole a la pantalla como boba mientras respondía mensajes en su teléfono.

—¿Con quién hablas? —decidió hacerse la que no sabía.

—Con Carlos, ya sabes, del que te hablé ayer —no la miraba.

—¿Ya hasta con número y todo, picarona? —la molestó.

—Bueno, no veo porqué no —encogió los hombros.

—No pierdes el tiempo, eh.

—De quién lo habré aprendido —bromeó. Mila era unos meses mayor que Adora.

—¿Mío? No creo —empezó a romper con los dedos un pedazo de pan que les habían puesto como cortesía de la casa sin mirar a Adora a la cara.

—Ajá, claro, porque me salió tan inocente la niña —dijo con sarcasmo.

—Tal vez no, pero sabes que siempre te he dicho que con los perros no te metas porque no terminará bien —se notaba que hablaba de experiencias propias.

—¿Perro? Nah, creo que te equivocas. Carlos no es así.

Mila hizo una mueca—Hermana, si te lo digo es por algo.

Adora se le quedó viendo dejando su teléfono en la mesa—¿Por qué? ¿Qué escuchaste?

Sabía que su amiga era bien chismosa y no tenía idea de cómo lo lograba, pero donde sea que estuviera se enteraba de todo.

—Que pareces ser una más de una larga lista, Dora. Esto —señaló su teléfono—. Es apenas el inicio, ¿pero apenas le abras las piernas? olvídate. No se acordará ni de tu nombre.

Su mejor amiga se rascó el brazo, sintiéndose un tanto insegura—No creo...

—Marica, te lo digo porque me importas, ¿ya? Sé que te estás encariñando con él y no quiero que te topes con una sorpresa.

—¿Es porque quieres con él? ¿Es eso?

—No, no es eso. Está guapo, sí, pero creo que me gusta más el amigo tuyo ese de ojitos verdes... Aunque ese no es el punto —se obligó a concentrarse.

La interrumpió—Porque no quiero repetir lo de Ronan, eh. Con tus resentimientos y malas caras.

Mila rodó los ojos—No me podría importar menos Ronan en estos momentos. En serio. Te lo digo por eso que me dijiste de que no querías volver a sentirte juguete de nadie.

—¿Segura?

—Que sí, coño.

Adora asintió pensativa—Entiendes que me cuesta creerte, ¿no?

—Pero lo estoy intentando, Ada, ¿cuándo te he mentido en estos meses?

—Hasta ahora ninguna, que yo sepa —quiso recalcar.

—¿Ves?

—Bien...

—¿Y entonces? ¿Qué vas a hacer? —la miró expectante.

Se quedó unos segundos en silencio cuando de repente escuchó—Nada.

—¿Qué?

—Mira, entiendo que quieras protegerme, Mils, pero la verdad no siento que con Carlos las cosas sean así. Me hace sentir bien... o sea, no sé cómo explicarlo, pero creo que conectamos. Y no espero que lo entiendas, solo que al menos lo respetes. Si me equivoco pues me llevaré mi trancazo yo solita y podrás decirme "te lo dije", ¿bien?

Mila la observó, pero Adora había vuelto a ver su teléfono, riéndose de un mensaje que Carlos le había enviado.

Pues nadie podía decir que no lo intentó, ¿no?




[***]





DOMINGO 14 DE MARZO

—Pero miren lo que trajo la pista —bromeó Carlos cuando se encontraron por casualidad en la entrada—. ¿Viste el video que te mandé? —pasó su tarjeta y la máquina le dio el acceso.

—¿De las chicas chillando por mi ingreso a la categoría? —sonrió pasando la suya para luego caminar lado a lado manteniendo una distancia prudente entre ambos—. Lo hice. Gracias, creo que lo necesitaba después de ayer.

—No hay de qué, princesa papaya.

—Ay, basta con ese apodo.

—¿Por qué? —sonrió travieso.

—Porque desde que los chicos te lo escucharon ayer no dejan de molestarme con él —se quejó.

—Pues porque es original, ¿qué quieres que haga? —se rió cuando Adora le pegó en el brazo. Apenas las risas se calmaron siguió—. No, pero en serio. ¿Quieres que les diga que paren?

—No, tranquilo. Sobreviviré. Solo es fastidioso, es todo.

Carlos asintió, comprendiendo lo muy irritantes que podían llegar a ser.

—Bien entonces. Y dime, ¿qué tiempo crees que vayas a marcar hoy? —se metió las manos en los bolsillos.

—Mmm todavía no me he puesto una meta, pero lo que sí estoy segura es que te voy a vencer.

—¿Ah, sí? —se relamió los labios mirándola de reojo, y Adora amó su tono desafiante.

Si algo les gustaba a ambos era una competencia.

—Oh, sí, absolutamente. Vas a quedar destrozado.

—¿Tú crees? —Carlos detuvo sus pasos y ambos quedaron en medio del paddock.

—Sí, mejor vas aceptando tu destino —le dio una palmadita en el hombro y no anticipó que Carlos la tomaría de la muñeca, atrayendo su mano con la suya bajo su mirada desorientada, el español la llevó a una zona apartada de ojos curiosos.

Cuando se detuvo, quedó enfrente suyo. Una sonrisa se dibujó en sus labios al ver su confusión—¿Y si no quiero?

—Pues muy triste para ti, te vas a amargar —Adora miró sus labios, lo que tan solo aumentó la arrogancia de él.

—No creo.

—Yo sí.

—Yo creo que la que se va a amargar será otra cuando le gane —analizó su rostro de cerca. Dios, qué hermosas pestañas tenía.

—Te oigo muy seguro.

—Lo estoy, porque quiero lo que vendrá cuando gane.

—¿Y qué será eso? Si gustas compartir con la clase... —no había notado lo cerca que estaban, un poco más y podía romper la distancia entre esos gruesos labios y ella.

Sentía la respiración de Carlos en su rostro.

—Una cita contigo —Adora soltó una risita y la sonrisa de Carlos se ensanchó—. ¿Qué? ¡Lo digo en serio!

—Lo sé, es tierno —se burló.

—¿No me crees? Espera a que terminemos los testings de hoy, te aseguro que te gano.

Le encantaba tener la mirada de la venezolana en él. Lo ponía nervioso.

—No sé...

—¿Qué? ¿Tienes miedo a perder?

—No.

—No sabía que Adora Torres fuera una cobarde...

Eso tocó un botón en ella:—Olvídalo, tienes un trato.

—Un trato tiene dos lados, cariño, ¿qué quieres tú si ganas?

—Mmm, ¿qué tal si te lo digo cuando gane?

—Nono, así no funciona.

—No sabía que Carlos Sainz fuera un cobarde —usó sus propias palabras en su contra y Carlos se odió porque al igual que con ella, funcionó.

—No lo soy. ¿Sabes qué? Lánzame lo que quieras, estoy seguro que voy a ganar —dijo aún más determinado.

—Pues entonces que el mejor gane hoy —Adora le ofreció su mano y Carlos la tomó.

—Trato hecho, princesa.

—Nos vemos luego —Adora se despidió y se fue a su motorhome con el español viendo cómo se alejaba.




[***]




—...¡0.006 segundos! —protestó Adora mientras Carlos se reía.

—No importa, igual te gané —canturreó victorioso. Había clasificado de tercero, con Adora de cuarta a tan solo 0.006 segundos de distancia.

—No es justo.

—Los números no mienten —la molestó.

—Agh, odio perder.

—¿Y quién dijo que perdiste? —la miró Carlos mientras tomaba su mano entre la suya de manera delicada, depositando un suave beso en sus nudillos que hizo que Adora se sonrojara.

—Basta.

—¿Qué? No hice nada —sonrió divertido.

—Sabes que sí.

—Bueno, bueno, te dejo —soltó su mano y Adora se le quedó viendo—. ¿Ahora qué?

—Me soltaste la mano —dijo con un quejido y Carlos sonrió volviendo a tomarla entre las suyas.

—Entonces no te quejes.

—Ya no —negó con la cabeza complacida.

Ambos siguieron caminando. El paddock estaba prácticamente vacío.

—¿Cuándo vas a cumplir tu parte del trato?

—Pues no sé, dime tú.

Carlos se lo pensó antes de asentir para sí mismo—Bien, yo te aviso.

—No voy a irme, por cierto. No pienso ir a Mónaco o Londres en este tiempo, vamos a esperar el inicio de temporada aquí.

—Bueno saberlo en ese caso.

El telefono de Adora empezó a sonar.

"Lele 💘"

—Creo que me tengo que ir. Me debe estar esperando afuera.

—No te pierdas. Seguiremos en contacto.

Adora sonrió—Seguiremos en contacto —confirmó inclinándose para darle un beso en la mejilla—. Nos vemos.

—Adiós —agradeció que se había dado la vuelta para que no viera la manera en que lo afectaba. Sus mejillas rojas eran prueba de aquello.

Mientras Carlos observaba a Adora alejarse, otra castaña se dirigió con pasos determinados hasta él, tocándole el hombro.

Carlos se volteó a verla—Hola, ¿te puedo ayudar en algo?

La observó creyendo que era una fan, pero no veía ninguna libreta para autografiar ni un teléfono listo para capturar una foto.

—De hecho, sí —extendió su mano y Carlos la tomó confundido—. Mila Ortega, mucho gusto. Soy la mejor amiga de Adora.

Carlos asintió creyendo haberla visto antes en el garaje de McLaren—Carlos Sainz. Disculpa que pregunte, pero Adora cambió de opinión ¿o...?

Dejó la pregunta en el aire, cómo diciendo "¿o qué haces aquí?"

Y ella no lo dejaría esperando. Era bastante franca cuando quería serlo—No, pero yo vine a decirte que no creo que esa cita sea una buena idea.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste. He oído muchas cosas de ti de varias mujeres del paddock, Carlos. No creo que seas lo que Adora busca ni que ella sea lo que tú buscas.

—¿Y cómo sabes qué es lo que yo busco? —dijo con clara molestia. ¿Cómo venía esta chica aquí a creer que lo tenía descifrado?

Ella rodó los ojos—Tú claramente buscas diversión. Adora no es de esas. Y si no estás dispuesto a estar ahí para ella, lo mejor es que ni te aparezcas y le hagas perder el tiempo.

—¿Y qué te hace creer que me conoces o sabes lo que quiero?

—Mira, en los minutos que llevamos aquí, ya noté que tus ojos se fueron directo a mi escote antes de siquiera hablarme. Te vi observar la falda de esa chica y parece que te quieres coger a aquella —señaló sus observaciones. Todas las cuales eran verdad, pero Carlos no lo admitiría en voz alta.

—Eso no significa que no pueda querer algo serio —trató de defenderse, pero en realidad estaba calándole profundo todo lo que le decía.

—Oh, de querer puedes. Ahora de que si lo logres, no sé, porque al menos con Adora no será. Ella necesita a alguien que le acompañe en sus malos momentos, que la abrace aún cuando se hace la fuerte, y más aún en estos meses que serán cruciales para su carrera. ¿Tú de verdad crees que puedes hacer eso, Carlos? Tú dímelo. Porque Adora acaba de salir hace poco de una relación que le dolió mucho, y como esa han habido otras. Odiaría ser tú y arriesgar mi lugar en el deporte tan solo por una revolcada con mi mejor amiga.

—No es solo una revolcada —negó Carlos con la cabeza mientras apretaba la mandíbula, y sintió que decía la verdad. Sin embargo, a pesar de decir que no lo era, no podía imaginarse tampoco estando en una relación formal con la piloto por mucho que le gustara.

Tan solo el pensamiento le daba pánico. No era amigo del compromiso. Pero eso nunca se lo diría a esta chica, se negaba a darle la razón.

—Como tú digas.

—Lo digo en serio —insistió. Creía que si podía convencerla a ella podía convencerse a sí mismo.

—Pues no te creo. Entiendo que te sientas en la cima del mundo, eres un joven apuesto, famoso, con dinero y estoy segura que tu ego de macho te hace querer ser el primero en estar con la nueva piloto en fórmula 1, pero seamos sinceros; no eres un hombre de relaciones largas por más que quieras venir a mirarme a los ojos y decir que sí eres. No necesito conocerte para saber cómo es que operas, ¿por qué no vas y buscas a otra? Estoy segura que alguna querrá repetir sin necesidad de que hagas este acto de la primera cita "perfecta" y del caballero de la armadura.

Él se quedó callado, algo aturdido por su atrevimiento y ella siguió:—De verdad no es nada en contra tuyo, pero lo que menos necesita Adora son distracciones y que le rompan el corazón estando a punto de empezar la temporada. Así que prefiero decírtelo antes de que sea muy tarde y se encariñe contigo.

—¿Y qué pasa si no cancelo la cita? —alzó una ceja, desafiante. Toda esta situación se sentía como si lo estuviera amenazando de alguna forma.

—Nada. ¿O qué? ¿Esperabas que hubieran francotiradores en tu puerta? —quiso reír—. Es decisión tuya, guapo. Yo tan solo velo por el bienestar de Adora y creo que si te importa tanto como dices, tomarás la decisión correcta.

Empezó a sonar el teléfono de Mila y cuando ambos voltearon a ver decía claramente "Adora ❣️".

—Uy, y hablando de la reina de Roma —sonrió divertida y se alejó unos pasos para contestar—. Sí, creo que me perdí, ya voy... Ajá, voy a ir a pedirle ayuda a algún guardia...

Mientras ella conversaba los pensamientos de Carlos se fueron a otra parte.

En estos días había aprendido a ver más allá de lo que mostraba Adora en el exterior; aparte de sus capas de belleza, era graciosa, humilde, sensible y talentosa. No dudaba que McLaren tenía a una futura campeona en sus manos.

No quería ser él el que arruinara eso, a pesar de que desconcentrar a la competencia podía ser beneficioso.

Pero al mismo tiempo ¿quién se creía que era ella para decirle lo que podía o no hacer? Ahora con más ganas quería ir.

Mila volvió guardando su teléfono en su bolso—Bueno, creeré que pensarás en lo que te dije, ¿no?

Carlos chasqueó la lengua, y sorprendiéndola se hizo el pensativo y soltó un:—De hecho, no.

—¿Disculpa?

Él avanzó hasta ella bajo sus ojos desconcertados—No sé quien te crees que eres. Escuchas unos rumores sobre mí en el paddock y ya crees que me conoces y puedes juzgarme —Ella fue a hablar y Carlos la silenció con su mano—. No, no me conoces. Y creo que Adora ya no es una niña como para no poder diferenciar qué es lo que hace, te guste o no, es una adulta, y planeo salir con ella y pasar una buena noche. Así que anda dejando de meterte en lo que no te importa.

—Justo porque me importa me meto —se defendió con molestia en su tono.

Y Carlos tan solo sonrió burlón—Pero a Adora claramente no le importa lo que tú pienses, porque si vienes conmigo es porque le habrás dicho a ella y decidió no hacerte caso, ¿o me equivoco?

Ella quedó fija en su lugar, por un momento se le fueron las palabras. ¿Será verdad que no le importa?

—Entonces creeré que tan "mejores amigas" no deben ser.

Mila no se quedaría a escuchar esto, por lo que empujándolo con su hombro se abrió paso hasta la salida.

—Dile a Adora que nos vemos a las ocho el viernes, muñeca —dijo con tono divertido y ella rodó los ojos. Patán.

Había hecho el intento de proteger a Adora, pero llegaba un punto donde se le escapaba la situación de sus manos.

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