Crossover [2/5]: El garaje
Cuando Carlos A abrió los ojos al día siguiente notó una melena castaña acostada en su pecho, su respiración lenta e imperturbable indicando que todavía no estaba despierta porque de estarlo no se encontrarían en esa posición para empezar.
Solo por unos minutos se permitió tomar ventaja de la posición en la que se encontraban: Adora con su cabeza recostada en su pecho, su brazo rodeando su torso en un abrazo con una de sus piernas entre las de él. Mientras que él la rodeaba por los hombros acostado boca arriba.
Él ya tenía resuelto el misterio de cómo es que amanecían siempre abrazados, pues por su parte, él nunca se movió de su lado. Sin embargo, decidió no decirle nada a la venezolana porque era probable que ni le creyera.
Luego de disfrutar de esos momentos de paz consideró que debería levantarse, pues se estaba empezando a sentir inquieto. A primera hora del día solía ir a correr y eso era lo que quería hacer para no perder su rutina, así sea que no iba a ser piloto por quien sabe cuanto tiempo, pero más vale estar preparado.
Se apartó con pesar de Adora y se levantó. Pocos minutos después ya se encontraba bajando las escaleras vestido con ropa deportiva para salir a correr.
A su vez, Carlos V también se había despertado con la misma inquietud de él, pero cuando iba bajando las escaleras y vio aquella copia suya con el mismo conjunto exacto que el que traía él puesto negó con la cabeza y se apresuró de vuelta a su habitación murmurando un—Tienes que estar jodiéndome.
No necesitaba luego las burlas y los comentarios de Vic y Adora diciendo que decidieron coordinarse los gemelitos, no, gracias.
Cuando volvió a bajar observó por el ventanal al otro Carlos ya corriendo por el gran patio de la casa. Él decidió esperar a que pasara por enfrente para irlo siguiendo por detrás porque de verlo seguro se pondría a hacer sus preguntas y era lo suficientemente temprano para no querer eso.
Carlos V estaba disfrutando su "entrenamiento" mañanero, le gustaba saber que no le dolía nada después de que lo último que recordaba era que los doctores le habían tenido que dar algunas pastillas para que pudiera dormir ya que el dolor no se lo permitía, por ende, había llegado a la conclusión de que estaba más que claro que estaba en un sueño.
Luego de la trotada de la mañana Carlos A se encontraba tomando un vaso con agua creyendo que estaba totalmente solo hasta que habló una voz por detrás—Corres más lento que mi abuela —se burló Carlos V sirviéndose un vaso con agua también.
—Eh, eh, deja a nuestra abuela fuera de esto, imbécil —lo miró con ojos entrecerrados.
—Mi abuela. No sé cómo será la tuya —se negaba a no tener algo de individualidad. Imposible que sus familias fueran iguales también.
Carlos A rodó los ojos—Pues yo de rápido no te veo un pelo. Lo único que haces rápido es decir idioteces.
—¿Ah, sí? ¿Quieres probar qué tan rápido soy? —lo retó Carlos V divertido. Era entretenido molestar a su otro yo, ahora entendía porque Victoria lo molestaba todo el tiempo.
Si en verdad eran idénticos, su cara de molestia era tan divertida que entendía completamente a la rubia. El otro Carlos fruncía el ceño además de que su boca parecía hacer una mueca de asco, fue momentánea, pero suficiente para que él entendiera a la rubia.
—Pues dime qué piensas y veré si acepto —dijo Carlos A con desinterés.
—Te daré la oportunidad de redimirte, pero no tan fácil —alzó un dedo—: Una carrera de autos —sonrió complacido con su idea.
—¿Y eso qué coñas tiene que ver con quién corre más rápido? —frunció el ceño Carlos A.
—No me vas a decir que no se te ha pasado por la cabeza cuál de los dos es más rápido en el carro. Si eres yo, e igual de competitivo, pues entonces estoy seguro de que es así.
Carlos A se quedó en silencio, sabía que lo estaba provocando para caer en una competencia, pero mentiría si no dijera que sonaba tentador, una carrera era lo que necesitaban para terminar con todos esos debates sobre quién era más alto o más guapo, era la decisión definitiva.
—Estoy dentro —Carlos A se acercó hasta donde estaba Carlos V y estiró su mano para cerrar el trato como caballeros —La cosa es, ¿cómo vamos a correr si ni siquiera podemos salir de esta puta casa? ¿Y cómo encontraremos unos autos?
—Eso déjamelo a mí, creo que tengo una idea —Carlos V sonrió engreído porque ayer había descubierto algo de la casa que si tenía razón podría ayudarles, Carlos A solo rodó sus ojos al ver la sonrisa engreída en la cara de su clon.
Después de eso los dos Carlos se quedaron en silencio tomando agua, recuperándose y disfrutando del silencio con la mirada perdida, cada quien en sus pensamientos, les agradaba que no tuvieran que estar hablando todo el tiempo entre ellos.
—¿Quieres desayunar algo? —Carlos A preguntó moviéndose por la cocina y yendo directo al refrigerador.
—Por favor —Carlos V comenzó a recibir los alimentos que Carlos A le pasaba y los iba poniendo en la barra.
Por otro lado Victoria había despertado, cuando lo hizo encontró a su gato dormido entre la montaña de ropa que tenía en el suelo, decidió no despertarlo pues se veía completamente tranquilo.
La rubia había dormido como nunca antes, amaba dormir en esa cama, su cama. La casa parecía ser perfecta excepto por una cosa, se moría por unos cigarros y gomitas agridulces de víboras. ¿No había forma de que en ese universo hubiera una tienda? Probablemente no.
Rendida por ese pensamiento se puso de pie y sintió como su pisaba una bolsa de plástico, al bajar la mirada en el suelo había una bolsa de sus gomitas y una cajetilla de cigarros nueva.
—¡Joder! Debí haberlas dejado aquí antes de irme de Nueva York y el cuarto me las trajo —Victoria se agachó y sonrió para sus adentros.
Luego, agarró una de sus sudaderas enormes donde metió su cajetilla y salió para ver si alguien ya había despertado.
Fue hasta la puerta del cuarto que Adora había seleccionado y después de tocar unas tres veces y no obtener respuesta, abrió la puerta, pero la sorpresa se la llevó ella al ver que la cama estaba vacía y tendida, como si nadie hubiera dormido ahí. Claro que Victoria no pensó eso, tal vez Adora era una persona mañanera como Carlos, al ser piloto de Fórmula 1 tenía sentido que como él tuviera una rutina que seguir.
Cerró la puerta e iba bajando las escaleras cuando escuchó ruido proveniente de la cocina, sabiendo que solo eran los 4 en esa casa no sintió miedo de ir a investigar.
Sonrió en cuanto vio a los dos Carlos riendo y lanzándose uvas a la cara para que el otro la atrapara con la boca.
Carlos V no pudo atrapar la que le estaban lanzando por distraerse con la rubia que acababa de llegar con su bolsa de gomitas en las manos.
Iba a saludarla cuando Carlos A decidió interrumpirlos —¿Esos son mis bóxers? — Su tono era de sorpresa.
¿Cuándo le había robado su ropa Victoria? ¿Y tenía que preocuparse de que se volviera algo constante?
El piloto señaló a la cantante que estaba de pie frente a ellos usando boxers de hombre, una playera blanca y una sudadera enorme, como parecía que le gustaba usar todas sus chamarras.
—No, esos son míos —Carlos V respondió por Victoria con ella asintiendo mientras se metía más gomitas a la boca.
Carlos A asintió comprendiendo lo que pasaba, tenía sentido que los dos Carlos tuvieran el mismo gusto en ropa, se sintió tranquilo de inmediato, por alguna razón le preocupaba lo que Adora pudiera pensar si la veía así.
—¿Así que durmieron juntos? —Carlos A preguntó juguetón y coqueto, pero en realidad quería saber si era cierto para saber si la parejita los juzgaría a él y a Adora si se enteraban sobre ellos.
—No, Victoria solo es cleptómana y le gusta robar ropa que no es de ella —Carlos V de nuevo respondió por ella y la verdad es que a Victoria no le importaba, estaba feliz tragando sus gomitas o eso era hasta que Carlos la molestó —¿Podrías al menos esperar hasta después de desayunar algo sano?
—No.
—A todo esto ¿de dónde sacaste las gomitas? No había en la alacena.
—Estaban en mi cuarto, supongo que no me acordaba de ellas —Victoria ignoró la petición de Carlos sobre dejar de comerlas y fue a sentarse a uno de los bancos de la isla.
—Y para responder tu pregunta —Victoria señaló a Carlos A —Solo robo ropa de gente que molesta a mi gato, así que a lo mejor me doy vuelta por tu clóset.
Victoria estaba mintiendo, ella robaba la ropa de la gente que quería, por ende, robaba la ropa de Carlos V, pero eso no iba admitirlo frente a nadie, aunque estaba segura que Carlos V sabía.
—Por cierto. ¿Qué hacen?
—Desayuno —Carlos A respondió comenzando a poner una cafetera para todos.
—Correcto. ¿Tienen planes para hoy?
—Haremos una carrera —Carlos V estaba lavando algunas verduras y lo comentaba como si fuera lo más común del mundo.
Victoria asintió, no entendía cómo podría funcionar eso si no había autos, pero decidió dejarlos en paz, ellos solitos sabían como meterse en problemas.
Y luego comenzó a voltear para todos lados esperando encontrar un indicio de Adora. ¿Dónde estaba esa castaña? ¿Y por qué la había dejado sola con esos idiotas?
—Chicos, ¿saben dónde está Adora? Fui a buscarla, pero no está en su habitación.
Victoria los observó, ninguno de los dos la volteó a ver, cada quien seguía concentrándose en sus actividades dentro de la cocina.
—Nope. —Carlos V estaba terminando de lavar y con sigilo volteó a ver a Carlos A.
Estaba claro que Carlos A no quería voltear a ver a ninguno de ellos, fingía que no había escuchado la pregunta. Porque la parejita de Carlos V y Victoria no dormían juntos como pensó que lo harían por sus interacciones, lo cual significaba que podrían burlarse de ellos y no quería más burlas.
No era así como quería empezar su mañana.
—¿Carlos A? —Victoria siguió presionando por esa respuesta.
—Ehh... ¿segura que no estaba en el baño? —preguntó aunque se podía imaginar la respuesta.
En esos momentos solo rogaba que la respuesta fuera negativa y pudieran cambiar de tema.
—Pues ya se tardó ¿no? —Victoria se estaba quedando sin gomitas. —¿Y si algo le pasó?
El tono de la cantante había cambiado por completo, ahora estaba preocupada por su amiga, después de todo seguían sin saber dónde carajos estaban.
—Carlos V, vamos a buscarla —El piloto dejó sus verduras porque sabía que Victoria no iba a dejar de molestar hasta que encontrara a Adora, aunque algo le decía que Carlos A sabía bien donde estaba la castaña —Busca en las puertas que no hemos abierto, quién sabe qué puede haber detrás de ellas. Carlos A, tú el jardín.
Carlos V volteó a ver a su otro yo con una mirada que decía "ya dile dónde está, no quiero recorrer esta casa"
Carlos A no tuvo otra opción que ceder —Está dormida en mi cuarto.
Victoria se detuvo en seco al escuchar eso volteando a ver a Carlos A.
—Oh.
—Pasó mala noche, ¿okay? —No quería hablar de lo que Adora le había confiado y esperaba que Victoria aceptara esa respuesta.
—Correcto, en ese caso, sírveme una taza de ese café, por favor. Voy a fumar —La rubia sabía cuando Carlos no quería hablar y bueno, no iba a juzgarlos, así que prefirió cambiar el tema.
Carlos A agradeció que ninguno hiciera más preguntas y le sirvió su taza.
En cuanto se la entregó, Victoria sonrió —Gracias.
—No te tardes, que el desayuno estará pronto —Victoria asintió mientras salía de la cocina —¡Y no fumes dentro de la casa!
Victoria rodó sus ojos harta, estaba claro que ese era su Carlos.
—Entonces, ¿en qué estábamos? —Carlos V regresó su atención a Carlos A —¿Qué prepararás tú? Para hacer otra cosa.
—Bueno, yo pensaba hacer panqueques. ¿Qué tal si lo acompañas con unas tortillas de huevo? —propuso. Solo la mención de los huevos le hizo acordarse de la vez que Adora trató de hacer huevos en su casa y se le quemaron y los tuvo que botar a la basura e improvisar un desayuno él.
—Vale, ¿sencillas o le agrego algo más?
—Me da igual, lo que quieras.
—Está bien —Carlos V ya había lavado algunas verduras, así que las usaría solo para no quedar como estúpido.
Luego de unos minutos de cada uno cortando o midiendo los ingredientes que necesitaría para cada plato escucharon a alguien soltando un bostezo.
Adora entró a la cocina y parpadeó mirándolos todavía medio dormida—Joder, creo que nunca me acostumbraré a esto —hace como si le dieran escalofríos. Ver doble Carlos a primeras horas de la mañana era demasiado.
Traía puesto sus shorts negros de pijama junto con un suéter vinotinto que Carlos A reconoció al instante.
—¿Qué haces con mi ropa? —sonrió divertido, no le quedaba nada mal, pero la venezolana no podía agarrar su ropa así como así. No sin darle un pequeño infarto.
Se le veía adorable como le quedaba de grande, y pues nunca antes lo había hecho. Y ahora que la veía con ella quería regalarle todo su armario para que no se pusiera nada más.
Ella se rascó el ojo sentándose en uno de los bancos—Me dio pereza entrar a mi habitación así que me puse lo primero que vi en tu closet —apoyó su cabeza sobre sus manos—. Si te molesta me la puedo qui...
—¡No! —se sorprendió a sí mismo Carlos A con la rapidez que lo dijo. Miró de reojo como Carlos V trataba de aguantarse una carcajada—. Quedatela, no importa.
Adora asintió dejando su cabeza caer con todavía algo de sueño en la encimera. Había dormido bien, pero no sentía que las horas suficientes.
Carlos V miró de la venezolana a su clon sintiendo como éste lo retaba con la mirada de que no dijera nada, solo que era muy tentador.
—¿Y qué tal dormiste, Adora? —preguntó rompiendo el silencio. Carlos A entrecerró los ojos hacia él.
—Pues en realidad bien —asintió.
—Me imagino —sonrió para sí mismo. Mientras tanto conforme pasaban los segundos a Carlos A le daban más y más ganas de pegarle un golpe a su clon.
—¿Qué? —Adora frunció el ceño.
—Que si te gusta el vino.
—Ehh, ¿sí? —dijo dudosa. Qué raro era ese Carlos.
Carlos V solo esperaba que Victoria regresara pronto, odiaba tener que estar de mal tercio con la parejita, trataba de concentrarse, pero al mismo tiempo quería salir corriendo a buscar a la rubia.
—Ahorita vengo, voy por algo a la alacena —Fue lo que dijo para respirar un poco y dejarlos solos con su jodida tensión sexual.
Sin esperar respuesta salió de ahí dejando lo que estaba preparando.
—¿Descansaste? —preguntó su Carlos mientras batía la mezcla de los panqueques.
—Sí, creo que sí —Adora sonrió ligeramente—. Gracias.
—No hay de qué —se encogió de hombros correspondiéndole la sonrisa.
Adora miró alrededor—¿Sabes qué es lo que se trae el otro Carlos? Estaba raro.
Carlos se obligó a mantener la expresión neutral—Nada, me dijo que se cayó de pequeño. Ignoralo.
Adora rió—¿Y no ha vuelto a aparecer el gato malvado? —se burló. La verdad cuando despertó lo primero que hizo fue revisar la cama por si ese gato estaba ahí listo para pegarle un susto también, pero eso no se lo diría.
—Ja ja —rodó los ojos—. En realidad no, supongo que ser malvado ha de cansarle mucho. Lo que me recuerda... A mí me parece que Carlos V debería pagar por sus pecados, ¿no crees?
Dijo recordando como Carlos V había enviado el gato a asustarlo anoche.
—Uy, ¿y qué se te ocurre, querido Dr. Doofenshmirtz? —Adora alzó las cejas intrigada.
—Observa y aprende, cariño —se arremangó las mangas de su camisa y observando lo que llevaba Carlos hecho cogió el bote de la sal. Si había algo que no se podía arreglar fácil era pasarse de sal en la comida. Algo desabrido, okay, se le podría añadir, pero de ahí a reparar algo con exceso de sal lo veía complicado.
—Vaya, por Dios, te van a llamar de malvados anónimos —soltó la venezolana con sarcasmo.
—Eh, si vas a hacer una broma lo mejor es que no te descubran.
Adora no sabe mucho, si es que nulo, de cocina, así que igual preguntó—¿Y en serio crees que no se va a dar cuenta que le arruinaste la comida?
—Nope, muy seguro.
—¿Qué tan seguro?
—¿Apostamos? —sonrió Carlos entretenido.
—Mmm, te escucho —se inclinó sobre la mesa, intrigada con su propuesta.
—Vale, si yo gano, tú intentas cocinar algo de nuevo —Adora fue a refutar, pero él siguió hablando—. Y considero que tomando en cuenta lo mágica de la casa, no la puedes incendiar así que creo que estamos a salvo.
—Exagerado —rodó los ojos, no llegó a quemar su casa esa vez. Bueno, casi—. Pero bien, si no se da cuenta yo cocino, y si se da cuenta... —se queda pensativa hasta que encuentra algo y sonríe complacida—Tú tienes que dormir con Bodoque.
—Eso no es justo, yo no estoy poniendo tu vida en riesgo.
—Pero sí la de los demás —respondió Adora—. Si no se muere ninguno por intoxicación será un milagro.
Lo peor era que Carlos no lo veía tan lejos de la verdad.
—Bueno, pero seguro la casa lo arregla —le quitó importancia—. ¿Trato?
—Bien, trato hecho —estrecharon las manos. Y justo a tiempo porque ya se escuchaban los pasos de Carlos V acercarse de nuevo, Carlos A sacudiendo furiosamente la sal en los huevos para luego dejarla rápidamente en el lugar donde estaba antes de que Carlos V entre, pretendiendo que no había hecho nada, pero Adora se estaba aguantando una carcajada. Solo de imaginarse la cara de asco del otro Carlos al morder su comida valía oro.
Carlos V había regresado a su lado de la cocina ignorando por completo las miradas cómplices entre Adora y Carlos A, se dijo que era mejor no meterse en sus asuntos y continuó cocinando.
Ya solo le faltaba ponerlo al fuego, después de todo, no tenía que probarlo pues ya lo había sazonado.
Adora, quien seguía tratando de no reírse decidió servirse una taza de café y ofrecerse a poner la mesa para no arruinar la broma.
Los dos Carlos estuvieron de acuerdo y continuaron cada quien en lo suyo. Vic no tardó en regresar con otra bolsa de gomitas en la mano.
—¿En serio? —Carlos V le reclamó en cuanto la vio entrar
—La encontré en el jardín, es como si la casa quisiera que fuera feliz —La rubia extendió su bolsa a los dos pilotos —¿Gomita?
—No, gracias —Fue la respuesta de Carlos V, ella ya sabía que Carlos nunca se las aceptaba.
—Yo sí te acepto una —La rubia sonrió y le acercó más la bolsa al otro Carlos.
Carlos V se sorprendió al ver a Carlos A aceptar la gomita sin problemas y solo les dedicó una mala mirada para después regresar a su cocina. Después de eso, Vic fue al comedor a encontrarse con la castaña, ya había visto doble por mucho tiempo.
—Adora —Habló fuerte y con un tono de alegría —¿Cómo amaneciste?
La rubia no quería meterse donde no le correspondía, solo quería saber que la venezolana estaba bien.
—Todavía en un mundo con las gemelas Olsen, ¿tú cómo crees? —dijo algo resignada mientras observaba a los dos clones trabajar casi que al unísono. Cuando era solo su Carlos estaba bien, pero cuando se unía a la mezcla Carlos V se acordaba de lo extraño de todo.
—Entiendo. La verdad siento que podría estar como tú, pero encontré unos cigarros y unas gomitas, así que puedo sobrevivir a los hermanitos unas cuantas horas más.
—Que bendición, ojalá pudiera decir lo mismo —soltó un bostezo y volvió a tomar de su taza de café.
Victoria iba a responder algo cuando de la cocina salieron los Carlos con la comida en sus manos.
—¡El desayuno está servido! —De nuevo su jodida conexión.
Adora y Vic se voltearon a ver sabiendo que la otra detestaba cuando los dos hablaban al mismo tiempo.
Carlos A y Carlos V se dedicaron a acomodar la comida en medio de la mesa de forma que todos pudieran acceder a ella. Victoria moría por probar el sazón de Carlos A. ¿Sería igual que el de Carlos V?
—¿Quién preparó qué? —La rubia preguntó al observar las tortitas de huevo y los panqueques.
—Lo que esté mejor es lo mío —guiñó un ojo Carlos A sentándose en la mesa. Solo Adora entendió qué quiso decir en realidad con eso, por lo que se apresuró a servirse de los panqueques con muy poco de huevos, solo para no verse sospechosa ni parecer odiosa o malagradecida con lo que hizo Carlos V.
Victoria asintió tomando su plato y sirviéndose un poco de todo, Carlos V también se sirvió de todo.
La rubia se apresuró a probar el huevo, los panqueques los dejaría al último como "postre", grave error. En el momento que se metió un bocado de los huevos sintió como su boca se secaba y sus ojos estaban a punto de llorarle. Carlos A y Adora estaban muy al pendiente de la reacción de la cantante aguantando la risa.
¡Eran asquerosos!
La rubia se acercó a Carlos V discretamente y preguntó en un susurró —¿Quién preparó el huevo?
—Pues yo, duh. —Fue la respuesta de Carlos V mientras él preparaba su café, era por eso que no entendía la razón de la pregunta de Victoria.
No había forma de que Carlos V hubiera cocinado esta monstruosidad, aunque si él lo decía era porque lo había hecho.
Victoria no quería hacerlo sentir mal así que siguió comiendo sin masticar, solo tragaba mientras deseaba que el sabor a cigarro permaneciera en su boca para siempre o que al menos hubiera destruido sus papilas gustativas.
Adora volteó a ver a Carlos A para ver si estaba viendo lo misma que ella, ninguno de los dos entendía porqué Victoria seguía comiendo eso, estaba claro que era una porquería. Pero Vic era tan convincente que por un momento hasta los hizo dudar de si había sido suficiente sal.
Continuaron comiendo sus desayunos todavía mirándose confundidos.
Carlos A terminó de preparar su café y comenzó a comer, al primer bocado de sus huevos entendió la pregunta de Victoria.
—¿Qué putas le hiciste a mi comida? —Carlos V soltó el tenedor con agresividad para después señalar a Carlos A.
Vic soltó el tenedor y se quedó viendo la escena.
—¿De qué estás hablando?
—Yo no le puse tanta sal.
—Tal vez no te acuerdas.
—Jodido cabrón —Carlos soltó sumamente molesto.
Victoria en ese momento tomó una servilleta de papel y discretamente escupió lo que tenía en la boca, ahora que sabía que Carlos A se había metido con la comida de Carlos V podía dejar de comer sin culpa.
Los dos Carlos seguían discutiendo cuando las arcadas de Victoria los distrajeron.
—¡Vic! —Adora fue la primera en preocuparse por ella al ver que la pobre apenas y podía mantener la comida.
Sin decir nada, Victoria empujó la silla y se fue corriendo al baño más cercano.
—Esto no se queda así —Carlos V amenazó a Carlos A poniéndose de pie y siguiendo a la rubia tras él.
Carlos A volteó a ver a Adora.
—No era lo planeado... pero te dije que no se iba a dar cuenta. Espero una cena deliciosa de tu parte, Torres.
—Bien, sándwiches será —no podía evitar mirar por encima del hombro de Carlos a ver si veía a Vic. Estaba tan entretenida con su apuesta que se le pasó por completo advertirle que no comiera los huevos. Y luego se encontró sorprendida al ver que no paraba de comerlos, tan buena actriz había sido que por un momento hasta se planteó el que le gustaron.
—Oh, ni se te ocurra. Ve pensando en algo y mientras tanto acompáñame a cocinar algo decente para poder completar el desayuno —Carlos A se puso de pie en parte satisfecho por haber ganado y por otro sintiéndose mal porque la broma le había caído a Vic. No tenía nada en contra de ella.
Solo esperaba que se recuperara pronto para que el desayuno continuara con tranquilidad y su conciencia quedara limpia.
Por otro lado, Victoria estaba terminando de sacar los horribles y asquerosos huevos de Carlos dentro de la taza del baño.
Carlos se recargó en la puerta del baño, sabía que tenía que ayudarla después de lo que ella había hecho por él.
El madrileño soltó un suspiro cansado y fue hasta la cantante, con cuidado, comenzó a agarrar el cabello de Victoria con una mano para que este no se llenara de vómito y con la otra la pasaba delicadamente acariciando su espalda.
Después de un rato, Victoria terminó y Carlos le pasó un poco de papel para que se limpiara la cara.
—Lo siento —La rubia se disculpó por su aspecto, nunca había vomitado frente a Carlos V y eso que sufría de vómito nervioso.
—¿De qué te disculpas, preciosa? La culpa la tiene ese cabrón —Carlos seguía molesto con su clon.
Victoria fue hasta el lavabo y comenzó a echarse agua en su cara, de nuevo, Carlos le pasó una toalla para manos.
No sabía que era peor, que ahora su boca tenía ese horrible sabor a vómito o que seguía teniendo el sabor a sal de los huevos.
Una vez que se sintió bien, la rubia se recargó en una pared del baño y se fue bajando poco a poco hasta quedarse sentada en el suelo, Carlos V la imitó y Vic le regresó la toalla.
—¿Estás bien?
—Sí, solo fue demasiado —Los dos se miraron a los ojos en silencio.
—¿Por qué te los seguías comiendo si sabías que estaban horribles? —Carlos V preguntó con suma curiosidad, Victoria no comía comida que no le gustara, era muy exigente con eso.
Ella podía probar de todo, pero en el momento que no le gustaba algo, lo dejaba a un lado.
—Porque sé lo mucho que te está costando estar con este Carlos y no quería que te sintieras humillado —Carlos V sonrió conmovido por su respuesta.
Los dos seguían viéndose a los ojos entendiendo completamente al otro, después de un rato en silencio ambos soltaron una carcajada que solo se escuchó más fuerte por el eco del baño.
Una vez que se calmaron, Carlos V volvió a hablar.
—Ay preciosa, no tenías que hacerlo —Por primera vez en mucho tiempo, Carlos V se atrevió a tocarla y estiró su mano para pasar un mechón de su cabello detrás de su oreja.
Victoria no se movió, porque amaba esos pequeños gestos.
—Mis competencias con Carlos A son inofensivas, claro que quiero ganarle, pero eso no significa que quiero que te sacrifiques por ellas —Victoria sonrió asintiendo.
—Entendido, prometo no comer más comida asquerosa que prepares —Carlos le lanzó la toalla que tenía en las manos justo en su cara.
Victoria rió al sentir la tela sobre su cara, le gustaba volver a estar así de relajada con Carlos V después de todo lo que habían vivido.
—¿Te duele? —Era una pregunta que no había podido hacerle porque no habían tenido la privacidad que a ella le hubiera gustado.
—¿Hablas del accidente? —Ella asintió seria —No, no siento dolor.
—Eso es bueno ¿no?
—Supongo —Victoria entendió que Carlos no estaba listo para hablar del accidente así que prefirió cambiar el tema.
—Vamos, espero que al menos esos panqueques sepan decentes —La rubia se puso de pie y extendió sus manos para ayudar a Carlos V a ponerse de pie.
—Más le vale porque no quiero volver a cocinar con ese idiota.
Victoria se rió bajito al ver como Carlos A sacaba de sus casillas a su Carlos.
Los dos salieron del baño tomados de las manos, era algo tan natural para ellos pues siempre caminaban así frente a las cámaras, pero ahora que no había nadie para verlos, bueno, aún así se sentía natural.
Victoria vio a Carlos A y Adora platicando esperando por ellos.
—Hola chicos —Vic habló llamando su atención, no estaba molesta con Carlos A, entendía que había sido una buena broma.
La mirada de ambos se dirigió a las manos entrelazadas de la pareja, pero decidieron no decir nada.
—Vic, joder, lo siento mucho. No pretendía que la broma fuera para ti —dijo Carlos A algo arrepentido.
—Y yo lamento no decirte lo que tramaba este imbécil —soltó Adora y Carlos A la miró ofendido, si alguno era un imbécil debía ser Carlos V por llevar a Bodoque a su cuarto para que lo despertara de un susto—. En realidad nos tuviste convencidos de que estaban bien por mucho rato.
—Sí bueno no se preocupen fue una buena broma. Además, me han dicho que puedo ser muy buena mentirosa —Carlos V estaba detrás de ella fulminando a Carlos A y negando con la cabeza. Luego, fue a ayudar a Vic con la silla —¿Cuánta sal usaste?
Carlos A fue a responder, pero Adora lo interrumpió—Le echó casi que todo el envase.
—Se notó —Victoria respondió riendo —¿Alguna razón en particular por la cual hiciste eso?
Carlos A no sabía si decirle la razón a la rubia, aunque si le decía lo que Carlos había hecho con su gato, tal vez Carlos V no tendría otra opción que detenerse, aún así odiaba acusarlo, pero odiaba más que alguien interrumpiera su sueño.
—Sí bueno, tal vez no hubiera hecho eso si alguieeeen no hubiera metido al gato a mi cuarto en la madrugada —Carlos A soltó poniéndose énfasis en ese alguien y luego viendo a Carlos V solo para después bajar su mirada a sus uñas.
Victoria volteó a ver a Carlos V para verificar si lo que decía Carlos A era cierto, de ser así, tenía más que merecido la broma. Carlos volteó a verla y con la mirada le dijo "ni de joda hice eso"
Y luego, ambas estrellas cayeron en cuenta que no había sido Carlos V, Bodoque había abierto la puerta, ninguno dijo nada.
—No te preocupes Carlos A, no dejaré que Carlos V vuelva a llevar a Bodoque a tu cuarto —Victoria habló sabiendo que cumpliría su parte del trato.
Claro que eso no significaba que Bodoque no volviera a meterse al cuarto del piloto.
—Veremos si es cierto —Carlos A murmuró con molestia y Carlos V sonrió.
Al parecer Bodoque había comenzando su plan de venganza por el pisotón
—Hicimos más de comer, por si todavía tienen hambre —Adora informó a los recién llegados
—¿Hicimos? Torres, yo hice todo.
—Sí, eso, como sea, ¿ahora podemos superar el tema del gato malvado y comer? Muero de hambre.
Los 4 estuvieron de acuerdo en eso y continuaron con el desayuno en silencio.
—¿Y ustedes cómo se conocieron? —preguntó Vic.
—Bueno, nos conocimos en los testings de Bahrain porque cuando Carlos se fue a Mclaren me contrataron a mí para ser su reemplazo. Entonces congeniamos bien al inicio y se le ocurrió invitarme a una cita...
—Aquí vamos —suspiró Carlos A sabiendo por donde se iba.
—Y pues qué mejor idea de Carlos que no aparecerse y no dejar, no sé, un mensaje de texto o hacer una llamada. Algo, ¿no? Lo correcto por hacer. Entonces ya resignada me fui de ahí para una discoteca que me invitó el duende. ¿Y a quién creen que me encuentro metiéndole la lengua hasta la garganta a una pelirroja? —sonríe Adora con ironía.
Carlos A en esos momentos solo quiere que se lo trague la tierra al sentir las miradas juzgándolo de Vic y Carlos V. No puede ser el peor Carlos, ¿no?
—Pobre diablo con razón lo tratas tan mal —exclamó Vic.
Carlos V la observó—Tú me tratas mal y jamás te he dejado plantada
—Llora pues —dijo Vic divertida.
—No se compadezcan, me sacó de la primera carrera apenas tuvo la oportunidad. Creo que estamos a mano.
Adora le rodó los ojos.
—¿Qué? ¡Estamos a mano! —insistió Carlos A.
—Ajá, lo que tú digas, Sainz —suspiró Adora y volteó a ver a Vic—. ¿Y ustedes? Dime que fue mejor que yo. Al menos así sabré que hay un Carlos no patán allá afuera.
—¡Torres!
Vic y Carlos V se voltearon a ver sabiendo que desde su primer interacción había sido planeada y que no tenían una historia divertida que contar.
—Nuestros agentes se conocieron en un bar de mala muerte y decidieron emparejarnos.
—¿Agentes? ¿En tu universo Caco sigue siendo tu agente?
Carlos V asintió.
—¿Entonces eso significa que Caco te metió en esto?
—Así es. —Carlos V respondió.
—Ese jodido cabrón, me hizo lo mismo... en parte. —Carlos A respondió para luego compartir una risa con Carlos V.
—¿Y ya? —Adora esperaba saber más sobre ellos. Se veían como una explosiva combinación, ¿eso no equivalía a historias interesantes?
—Pues sí. —Vic respondió sin ver que había de malo.
—¿O sea que su primera interacción fue planeada? —La pareja frente a ellos asintió—. Oh... —se limitó a decir, algo decepcionada. La verdad no sabía porqué esperaba mucho más. Tal vez por el carisma de Vic, que se podía prestar para situaciones curiosas, o podía ser su propia manera de comparar constantemente situaciones reales con películas y esperar que lo real alcance esas expectativas.
—De hecho, tuvimos que inventar una historia para la gente, ya saben, un meet cute como en las comedias románticas. —Vic habló recordando la historia que se había sacado prácticamente del culo para engañar a Reyes y que habían decidido utilizar para todos.
—¿Y cuál es? —Carlos A preguntó ansioso y expectante.
—A Victoria se le ocurrió que nos habíamos conocido en la farmacia, ya saben, nada fuera de lo común —Adora y Carlos A abrieron sus ojos con sorpresa —. Y que ninguno de los dos sabía quién era el otro y solamente la conexión fue instantánea que fue suficiente para volvernos a buscar.
¡Dios! Que mala historia.
—¿Y han tenido citas?
—Nuestra primera cita fue en un supermercado. —Victoria sonrió esperando que eso dejara a Adora y Carlos A más contentos.
Sin embargo, solo se iban confundiendo más y más.
—Me estás jodiendo, ¿no? —preguntó Adora creyendo que le estaban tomando el pelo. ¿Cómo funcionaba una primera cita en el supermercado en primer lugar? ¿Hacían compras?
—Lo juro —Vic habló esperando que le creyeran y que no se viera tan malo como en verdad parecía, pero a ella no le parecían malas "citas" —La segunda fue en un restaurante elegante porque Lucía quería que nos vieran oficialmente juntos.
—¿Y esa también fue planeada por...? —Vic asintió con cara neutra—. Oh.
—Ya sabemos que es aburrido, pero ¿qué les decimos? Toda nuestra relación ha sido planeada desde el inicio. —Carlos decidió meterse, no dejaría que hicieran sentir mal a Vic y por cómo la veía comenzar a pellizcar la cutícula de sus uñas por debajo de la mesa, sabía que la mujer se estaba estresando.
—Qué mierda —Carlos A habló específicamente para molestar a Carlos V.
Parecía ser que él era mejor novio para Adora que Carlos V para la rubia.
—Sí, bueno, al menos yo jamás la he dejado plantada. —Uff, golpe bajo por parte de Carlos V.
Carlos A comprendió rápido que no debía de meterse con la pareja, y mucho menos hacer sentir mal a la joven rubia a un lado del otro Carlos. Sabía que de ser los papeles invertidos tampoco le gustaría que hostiguen a Adora.
—No escuchen a Carlos, tampoco somos quienes para hablar —sintió a Carlos verla con advertencia, le estaba divirtiendo demasiado ser el "mejor" Carlos, pero Adora tampoco pretendía hacer sentir mal a Vic así que lo ignoró—. Nuestra primera "cita" fue con Lando y Charles y el duende ese se inventó que estábamos viviendo juntos.
Carlos V supo que Adora les estaba dando una salida y una oportunidad para cambiar de tema así que la aprovechó, después de todo, parecía que Victoria no sabía que decir al respecto.
—Sí bueno, esta última vez fue Vic la que tuvo una "cita" con Yuki y terminó embriagándose con él, Lando, Pierre y Charles.
—¿En serio? —preguntó Carlos A mirando a su Adora de reojo. Ella la última vez se había emborrachado con Danny Ric, Lando y Charles. Adora pretendió que no lo vio.
—Es que ellos creyeron que podían tomar lo mismo que yo y pronto se dieron cuenta que tengo años de práctica. —Vic sonrió esperando dejar el tema de sus relaciones de lado. —Pero por favor cuéntenos más sobre porqué se inventó eso Lando.
—La verdad es que a Zak y a Mattias se les ocurrió la maravillosa idea de incluir a Lando y Charles en la relación falsa, porque siendo nuestros compañeros de equipo consideraban que debían ayudarnos y saber lo que estaba pasando pues si ellos no están convencidos de que salimos nadie lo estaría. Pero Lando es Lando, y pues le encanta molestarme, así que decidió que era buena idea sacarnos el último nervio sabiendo que no nos llevábamos bien.
Carlos V soltó una risa porque de alguna forma le agrada saber que en otro universo Lando seguía siendo Lando.
—Aquí mis ojos se agarró a golpes con mi ex en el paddock, por suerte nadie lo vio, pero Charles ya estaba listo para meterse —Vic recordó esa increíble historia, al menos ellos también podían contar historias divertidas.
—Suena a algo muy Charles —sonrió Adora, en sus ojos era un amigo muy leal—. Una vez en un after que hicimos por mi victoria en Miami Charles se emborrachó tanto que andaba abrazado a una lámpara y no la quiso soltar en toda la noche. Su pobre novia no era competencia.
La expresión de Carlos A se resintió un poco recordando también cómo los había interrumpido el monegasco esa vez.
—¡Dios! Charles es muy chistoso cuando toma —Vic soltó riendo
—¡Ja! Vamos, diles lo que hiciste en Monza —Carlos V se metió en la conversación sin dejar de ver la cara seria de Carlos A.
Por alguna razón sentía que ambos tenían que hablar. ¿Sonaba estúpido? Tal vez, pero al final del día se conocía como nadie más.
—En Monza, Charles y yo nos embriagamos tanto que terminamos en una fuente y llegó la policía por nosotros —Vic admitió derrotada.
—¿Qué? —Adora rió a carcajadas—. ¿Y cómo carajos terminaron en una fuente?
—A Charles se le ocurrió aventar su celular a la fuente y a Victoria se le hizo buena idea meterse con él a buscarlo.
—Pero no pasó nada malo —Victoria seguía excusándose.
—¡¿Nada malo?! Pasamos la madrugada en la cárcel.
—Trivialidades —Vic minimizó el problema.
—¿Qué tal les fue con eso en la prensa? ¿Todo un escándalo? —Adora hizo una mueca. Si algo odiaba de su trabajo era tener que lidiar con los medios, si fuera por ella respondería tan poco o cortante como Kimi, pero no se lo permitían.
—En realidad Lucía, mi agente, logró sacarnos sin que nadie se enterara. Sin embargo, hemos tenido algunos escándalos. Hay gente que todavía cree que somos pareja por contrato —Vic entendió cómo podían sonar sus palabras y se apresuró a corregirlo —O sea, si somos, solo que no deberían pensar eso.
Victoria trataba de ocultar su sonrojo.
Carlos A se sorprendió con esta información. No estaba enterado de que su situación era la misma, pero todavía no sabía qué tanto confiaba en Carlos V para comentarle.
—Vaya, han vivido de todo un poco —Adora se rascó el mentón y Carlos se quedó observando. Bien, eso era nuevo en los patrones de Adora, ¿qué significaba?
—Definitivamente hemos vivido bastantes aventuras —Carlos V sonrió mirando a Victoria quien seguía apenada por su comentario —Pero han sido buenas. ¿No?
Esa pregunta era para Victoria. Ella solo asintió diciendo —Ujum.
—Creo que lo mejor será ir alzando todo esto —Carlos A se metió en la conversación, solo quería que todo se calmara porque el ambiente se estaba poniendo pesado —Además, tenemos que averiguar una forma de resolver lo de la carrera.
—Ya te dije que tengo una idea —Carlos V respondió tajante, odiaba que no le creyeran.
—¿Qué carrera? —Adora preguntó viendo a los dos Carlos con ceño fruncido.
—Los gemelitos quieren hacer una carrera para ver quien es el mejor de los dos —Victoria respondió por ellos.
—¿Y cómo por qué no fui invitada? —se cruzó de brazos viéndolos de brazos cruzados—. ¿Tanto miedo tienen de que les gane?
Carlos V sonrió al ver salir el lado competitivo de Adora, luego volteó a ver a Carlos A diciendo "tú decides"
—Yo no tengo problema con que corras con nosotros —Carlos V habló esperando la reacción de Carlos A.
—Pues yo menos, Torres. Así te gano el doble —dijo engreído.
—En ese caso, vayan a cambiarse, en unos minutos nos vemos en la puerta que está a un lado del baño de abajo —Carlos V les informó y los dos pilotos asintieron.
Después de que el tema se hubiera terminado y ellos se hubieran dispersado, Victoria fue a lavar trastes para desestresarse un poco. Carlos V iba a cambiarse para después ir a encontrarse con los otros dos y ver lo de la carrera, pero primero debía de ver que Victoria estuviera bien.
—¿Si sabes que no tienes que hacer eso? La casa se limpia por sí sola. —Carlos V entró y se puso a un lado de ella.
El madrileño se recargó y se cruzó de brazos esperando que todo estuviera bien después de esa pequeña plática.
—Lo sé, es solo que quiero hacerlo.
—En ese caso, te ayudo a secar. —Carlos tomó una toalla y comenzó con los platos, era una tarea a la que ya estaban acostumbrados por todas las veces que cocinaban juntos.
Estuvieron así durante un rato, sin emitir una sola palabra entre ellos hasta que Victoria rompió el silencio.
—¿Crees que nos hubiéramos conocido de no haber sido por Lucía y Caco? —Carlos volteó a verla mientras dejaba un plato seco en la barra.
El piloto respiró mientras pensaba en su respuesta, luego se colocó la toalla en el hombro y soltó con suma dificultad:
—No.
—Sí, pensé lo mismo —A pesar de que ambos tenían la misma respuesta, admitirlo en voz alta era diferente.
—Nuestros mundos eran muy diferentes.
Ninguno de los dos podía verse a los ojos.
—La verdad es que no sabía quien eras tú hasta que Lucía me dijo tu nombre —Vic soltó mientras Carlos se hacía el ofendido dramáticamente colocando una mano en su pecho esperando que con humor pudiera hacer sentir mejor a Victoria.
—Yo sí sabía quien eras, a mis hermanas les gustaba tu música desde antes. —Victoria sonrió satisfecha pero no del todo tranquila —Tampoco te aceleres, preciosa.
—Ya que estamos confesando esto. Yo te ví una vez y me pareciste muy atractivo simplemente no sabía quien eras.
—¿¡Qué?! ¿Por qué apenas me estoy enterando de esto? —La rubia soltó una risa al escuchar la sorpresa en la voz de Carlos.
—Fue una vez, estaba de compras y vi tu bonita cara en un anuncio de Ray Ban.
—¿Qué te digo? Mi cara es hermosa y todos merecen verla, fue un placer haber bendecido tus ojos con mi belleza.
Victoria le dió un golpe en el brazo para que se calmara mientras ambos reían.
—¿Sigues pensando en lo que ellos nos contaron? —Carlos preguntó sobre lo que realmente le había molestado a Victoria.
—Es solo que... ellos tienen las carreras en común ¿Sabes? De una u otra forma iban a encontrarse y está claro que funcionan bien juntos.
—Sí, cuando no se quieren matar —Carlos dijo con burla y Vic sonrió.
—Pero escuchándolos hablar me puse a pensar eso, que tú y yo no tenemos nada real, no nos conocimos porque estuviéramos destinados o mínimo nos cayéramos bien o tuviéramos algo en común.
Ese comentario de Victoria lo hizo sentir molesto, ¿de qué hablaba la rubia? Este pensamiento no era de ahorita, estaba claro que lo había estado reteniendo desde hace tiempo.
—¡No todo entre nosotros ha sido falso! —El madrileño se sentía ofendido por lo que Victoria estaba insinuando —Esto es real.
—Estamos en una casa de la cual no podemos salir, con un Carlos igualito a ti de otro universo. ¿Y dices que es real?
—Me refiero a esto —Carlos señaló a ambos agresivamente.
—¿Lavar platos? ¡Dios! Sí somos unos aburridos como ellos dijeron —Victoria se cubrió la cara harta.
—Victoria Ellis, déjame decirte algo y quiero que lo escuches muy bien —Carlos la miró de una forma tan penetrante y con una sonrisa juguetona en su cara que ella por instinto se hizo para atrás.
No porque le tuviera miedo, más bien porque las veces que Carlos la había visto de esa manera, los dos habían terminado en la cama y esto no podía ocurrir de nuevo.
—Mírame —Carlos ordenó como pocas veces lo hacía pero Victoria obedeció sin rechistar —Tú y yo jamás hemos sido aburridos y más vale que te quede claro. ¿Entendiste?
El piloto se había acercado a ella con cada palabra que decía, en algún momento Victoria chocó con la barra pero eso no hizo que Carlos mantuviera su distancia.
Sus caras estaban juntas de una manera que sus narices casi rozaban y sus respiraciones casi se mezclaban. Victoria estaba comenzando a escuchar su corazón en sus oídos mientras sentía calor por todo su cuerpo.
Tenía que alejarse de él o lo besaría.
—Sí papá —Respondió fingiendo su tono de burla y molestia esperando que no se notara lo nerviosa que Carlos la seguía poniendo después de todo ese tiempo.
Carlos se dio cuenta que no le había quedado claro a la rubia o aunque lo hubiera hecho, era tan obstinada que no se le iba a quitar la idea de la cabeza. El castaño se alejó de ella haciendo que el aire regresara a sus pulmones.
Estar cerca de ella le seguía afectando de manera que lo dejaban con la cabeza dando vueltas y el corazón desbocado.
¡Al diablo con la carrera!
Carlos se odiaba porque lo único que quería hacer en esos momentos era tomarla entre sus brazos y llevarla arriba para hacerle saber con besos y caricias que todas esas noches que pasaron juntos habían sido reales para él y que habían significado algo.
Pero no, no podía hacerlo, tenía que controlar su impulsividad.
—Me voy. Tengo que hablar con el otro Carlos sobre la carrera, pero yo sé que no todo entre nosotros ha sido falso y me gustaría que pudieras entenderlo y superarlo —Sin esperar la respuesta de Victoria salió de la cocina con urgencia para no cometer una estupidez.
Por otro lado, Victoria lo vio marcharse y cuando trató de regresar a su tarea de lavar los trastes, el resto de ellos ya estaban limpios y guardados donde siempre.
—¡Puta casa de mierda! —Victoria soltó mientras tiraba una taza que estaba por ahí y esta se rompía en miles de pedazos.
Salió de la cocina dejando los pedazos de cerámica por todo el suelo, sabía que en un rato esa taza volvería a su estante y sería como si nunca hubiera sucedido.
La rubia necesitaba fumar, y tenía un poco de tiempo en lo que los demás se cambiaban para su carrera.
Unos minutos después ya bajaban todos cambiados. Los gemelitos por suerte no con el mismo outfit.
Carlos V había sido el último en llegar a la puerta que les había dicho, la verdad es que se había quedado dando vueltas en su habitación tratando de calmarse después de la pelea con Victoria.
—Disculpen la tardanza —Carlos V llegó apresurado esperando que nadie le preguntara por su impuntualidad, si odiaba algo, era llegar tarde.
Adora y Carlos A estaban emocionados, pero un poco incrédulos de la idea de Carlos para conseguir autos.
Victoria se mantenía alejada de todos, claramente molesta. Estaba recargada en una pared mordiendo sus uñas. Estaba molesta con ella y con Carlos, con su situación ¿Cómo era posible que ni siquiera en su sueño podía estar sin pelear con él?
—¿Ya nos puedes iluminar con tu brillante idea? —Carlos A preguntó ignorando el claro mal humor que la parejita tenía.
—Sí, ya voy.
Carlos respondió tajante regalándole una mirada rápida a cierta rubia malhumorada, la cual no fue correspondida.
—A ver —Carlos V tomó la manija de la puerta y esperó 5 segundos en silencio.
Adora y Carlos A se voltearon a ver sin entender lo que estaba sucediendo. Carlos V estaba tan concentrado que para los demás tenía cara de estar estreñido. Adora y Carlos A teniendo que aguantarse una carcajada, pero Vic ni lo miraba.
Carlos V esperaba que funcionara su idea o iba a quedar como un estúpido frente a todos y ahorita no estaba para chistes.
Carlos V abrió la puerta con precaución y sonrió satisfecho al ver que su idea había funcionado.
—Excelente —Una vez que se aseguró de haber logrado su objetivo, abrió la puerta y se movió dejando ver a los demás lo que había detrás de esa puerta.
Una enorme cochera con tres autos listos para ser usados. Todos eran un Chevrolet Camaro de diferentes colores: blanco, rojo y negro. Cuando Carlos V estaba pidiendo los autos no estaba pensando en su monoplaza pues quería hacer todo equitativo y los monoplazas de Fórmula Uno no es que se podrían llamar así.
—¡Este es mío! —Adora corrió emocionada hacia el modelo en blanco.
—¡Yo quiero este! —Carlos A corrió hacia el rojo.
Carlos V se quedó afuera viendo a Vic, al parecer la había sorprendido, pero no iba a aceptarlo, sin decirle nada con un gesto en la mano le indicó que podía pasar primero, después de todo, ya no había caso correr, ya le habían ganado los demás autos.
—Gracias —Victoria respondió tratando de sonar amable, después de todo, no era culpa de Carlos el cómo se sentía ella.
—De nada.
—¿Cómo carajo hiciste eso? —Carlos A trató de no sonar tan impresionado, pero no pudo ocultarlo.
—No revelaré mis secretos —Carlos V sonrió engreído haciendo que Carlos A se arrepintiera de ser amable con él. Claro que tenía que mantenerse sus secretos bajo la manga.
Después de eso, los tres pilotos comenzaron a hablar al mismo tiempo para ponerse de acuerdo sobre las reglas de la carrera.
—¿Donde correremos? —Adora preguntó tratando de no perder la cabeza por unos autos, después de todo no podían salir de la casa.
En ese momento, el portón de la cochera se abrió dejando a la vista una pista que simulaba ser la del Autodromo Nazionale de Monza rodeada con la vegetación falsa que rodeaba la casa.
—Bueno, parece que la casa nos quiere dejar correr —Adora volvió a hablar satisfecha.
—¿Y yo qué hago mientras ustedes corren? ¿Agitar la bandera a cuadros? —Vic preguntó sintiéndose solo un poquito desplazada —Además, ¿por qué yo no tengo auto? Sé conducir.
—Vamos preciosa, hasta la casa sabe que conduces horrible —Carlos V habló riendo y ella solo miró mal —Puedes venir conmigo si quieres, solo usa casco ¿ok? —Carlos V le dijo tranquilo, pero Victoria no quería estar cerca del piloto por el momento, seguía recordando su plática en la cocina
—Voy con Adora —La cantante se puso a un lado de la castaña —Claro, si me aceptas.
—No veo porque no, es normal que quieras ir con la mejor piloto —La castaña sonrió orgullosa.
—Ja, en ese caso que venga conmigo —Carlos A habló burlón.
—¿Quién fue que ganó en Mónaco? —A Carlos A se le borró la sonrisa. —Sí, eso pensé.
Luego Vic se sintió un poco culpable por rechazar la oferta de Carlos V y se acercó a él.
—¿Está bien que vaya con Adora?
—Claro, además estoy acostumbrado a que hagas lo que quieras —Ouch, ese comentario le dolió a Vic y al escucharlo supo que lo había lastimado.
—¿Si sabes que aunque vaya con Adora estaré apoyándote? —Victoria estaba agitando una bandera blanca frente a él, Carlos V no pudo evitar soltar una pequeña sonrisa al escuchar eso —Somos un equipo.
Le dijo lo que él siempre le decía.
Carlos V suspiró derrotado sabiendo que no podía estar enojado con ella por mucho tiempo, Victoria Ellis seguía teniendo mucho poder sobre él.
—Ven acá. —El madrileño tomó su mano y la acercó hasta él hasta que quedaron a unos centímetros.
Luego tomó un casco y se lo colocó, Victoria se dejaba manejar como muñeca.
—Tengan cuidado ¿okay? —Carlos le dijo mientras abrochaba el casco y se aseguraba que estuviera bien puesto, una vez que estuvo listo le dio un golpe en él para molestarla —Ya quedó.
—¡Oye! —Victoria se quejó y fue hasta donde estaba Adora.
—Relación por contrato mis nalgas eh —dijo divertida en cuanto llegó a ella mirando de reojo a Carlos V para luego ver a Vic —Se nota que se preocupa por ti, no sé si podría decir eso de Ben Affleck y Ana de Armas.
Se refería al hecho de que Vic dijo que ese tipo de relaciones falsas en su industria eran más normales de lo que parecían.
—Pues Ben Affleck y Ana de Armas no saben fingir como yo —Victoria trató de fingir que no estaba super apenada por lo que Adora acaba de ver —Después de todo, ¿qué no fui nominada a un Oscar?
—Creo que si es tu otro tú no cuenta —rió subiéndose en su carro y segundos después bajó el vidrio, de modo que los dos Carlos en los carros a su lado la imitaron confundidos—Oigan, chicos, la pista tiene grava, ¿no hay problema? —se burló porque Carlos solía ser llamado "el gravas".
Carlos A rodó los ojos—Tú concéntrate en tu carrera, Torres.
—Con grava o no igual pienso ganarles —sonrió Carlos V engreído. La verdad no sabía qué esperar de la piloto, ganar en Mónaco era cuestión de obtener pole y contar con una buena estrategia. También de concentración, sí, pero aquí era cuestión de velocidad.
—Bueno, ya veremos dijo el ciejo —Adora se bajó los lentes de sol, sonriendo por dentro. Oh, pensaba darles una paliza a esos dos.
—¿Supongo que daremos una vuelta de reconocimiento antes de empezar? —miró Carlos A a los otros pilotos.
—Me parece bien, hay que asegurarse de que Carlos V no haya agregado trampas por ahí —lo molestó Adora y sin esperar respuesta de ninguno de los dos arrancó, Vic a su lado aferrándose a su cinturón.
Adora iba viendo cada curva de manera cuidadosa, hasta el momento no había notado nada fuera de lo común, era exactamente el mismo trazo que el circuito de Monza.
—Suerte con eso —señaló Carlos V con la cabeza refiriéndose a la venezolana y la imitó saliendo del garaje.
—¿Acaso ya no existe el salir al mismo tiempo? —se quejó Carlos A arrancando.
Adora tanteó por su carro a ciegas abriendo el reposabrazos. Vic observó todo confundida, ¡estaba equipado!
Traía unas toallitas húmedas para quitarse el maquillaje, rímel, labial, bálsamo de labios, estuche de sus lentes y una bolsa de Takis. La piloto cogió el bálsamo de labios de cereza, su favorito, y bajando el parasol abrió el espejo para aplicárselo de manera inconsciente, todo esto sin dejar de manejar.
—¿Desde cuándo tienes eso ahí? —revisó la guantera creyendo que podría encontrar unas gomitas o unos cigarrillos, pero nada.
—¿Ah? —Adora parpadeó mirando a su acompañante de manera breve, por un momento hasta se le olvidó que venía acompañada. Observó el bálsamo entre sus dedos confundida y lo volvió a poner en su lugar, cerrándolo —La verdad no sé, se me olvidó que no es mi carro y pensé en que tenía los labios resecos y tenía un bálsamo en el reposabrazos y... parece que ahí estaba —se encogió de hombros. Ya se estaban volviendo cada vez más comunes las cosas extrañas que sucedían en esa casa.
Se parqueó en donde quedaron que sería la línea de salida, estaba marcada con tiza como por una mano invisible. Y ahí ambas esperaron a que los otros Carlos aparecieran para darle inicio a la carrera.
—¿Has manejado uno de estos antes? —preguntó Vic, por la confianza de Adora pareciera que sí, pero si algo había aprendido de los pilotos es que podrían meterse a hacer lo que sea e igual tendrían esa actitud de que saben hacerlo desde que nacieron aunque no sea así.
—Noup —se encogió de hombros la venezolana con desinterés, apenas iba examinando a detalle la palanca de cambios, y eso no ayudó a los nervios de Victoria. Adora podía permitirse no preocuparse, acostumbrada a esa velocidad todos los días, pero Vic no lo estaba —. De hecho, sería mi primera carrera fuera de un monoplaza —le sonrió a Vic, ella por su parte estaba emocionada. Había hecho vueltas con un McLaren para las hot laps que organizaba su equipo donde llevaba a pasear a algún invitado, y una vez compitió con Lando para un comercial de McLaren, pero todo fue planeado a la perfección y el resultado fue un empate para ser justos. Sin embargo, esto era real... casi, pero era lo más cercano a una competencia callejera o fuera de un monoplaza que llegaría.
—Por favor no te preocupes por mí, tú dale recio y hazlos polvo —Victoria no quería que Adora fuera a reprimirse por llevarla a ella como pasajera, aunque para ser sincera, creía que no tenía que decirle ese comentario. Adora se veía lista para ganar.
Ambas escucharon el ronroneo del motor de los otros carros. Los Carlos se detuvieron en la designada línea de meta con los vidrios abajo.
—14 vueltas dijimos, ¿no? —preguntó Adora para asegurarse de que había escuchado bien, y los Carlos asintieron.
—A menos que quieres que te gane con menos —ofreció Carlos A con una sonrisa.
—No, gracias. Así estamos bien, son exactamente las vueltas que necesito —sonrió con falsedad y dirigió de nuevo su vista al frente mientras subía el vidrio de su carro sin darle oportunidad de responder. Un gran semáforo se alzaba encima de ellos con las luces empezándose a apagar. Se escuchó el ronroneo de los motores, Adora sujetando con una mano la palanca de cambios y la otra el volante sin mirar a los lados, necesitaba concentrarse. Podía escuchar como los Carlos pisaban su acelerador para tratar de intimidarla, pero su mirada estaba fija en aquel semáforo.
Tres... dos... ¡Uno!
Arrancó cambiando rápidamente de primera velocidad luego de lograr avanzar soltando con éxito el clutch para cambiar al acelerador, esa parte siempre se le complicaba, pero se encontró sonriendo con orgullo cuando logró hacerlo sin problemas. El carro rojo que reconocía como el de Carlos A había tenido sin embargo un mejor inicio, Carlos V siguiéndola de cerca por detrás.
Se acercó hasta quedar lado a lado con aquel rojo, queriendo sacarle el dedo del medio a Carlos como burla y rebasarlo, pero éste cambió de velocidades de nuevo y se alejó. No, no había manera de que dejara a Torres ganar esta vez o perder contra su otro yo.
Adora observó el carro de Carlos alejarse con el ceño fruncido. Ah, no. Apretó con fuerza la palanca de cambios preparándose para la curva 11, bastante acentuada, pero eso no aminoró su ritmo. Hizo un espléndido trabajo de drifting que tuvo a Vic sosteniéndose de su asiento mientras oraba por dentro.
Al menos la seguridad la tenía, logrando poder seguir sin mayores problemas. Estuvo así durante las primeras tres vueltas, sintiendo al Carlos que venía detrás empezar a inquietarse por lo que debía meterle presión a su Carlos.
Cuando estuvo suficientemente cerca para llegarle por atrás si ella aceleraba de más o él bajaba la velocidad, fue que empezó Carlos A a jugar sucio. Se alejó y empezó a hacer zigzag por la pista, nada dispuesto a dejarla pasar. Adora trató por algún lado de hacerse un hueco, pero era complicado, cualquier oportunidad que creía tener, Carlos A se la arrebataba. Y ella debía ceder para evitar una colisión porque con lo cerca que se encontraba Carlos V podrían valer mierda los tres.
Su momento de rebasar llegó unas cinco vueltas después cuando Carlos A se descuidó en un giro abriéndose mucho y ella aprovechó para acelerar y meterse por delante de las narices del carro del español, tomando la delantera bajo las porras de Vic.
Carlos A maldijo casi que golpeando el volante, según él, tenía la carrera asegurada, pero dentro de poco se encontró a Carlos V lado a lado con su carro, los dos paralelos al otro. Trató de acelerar más, solo que no había mucho más que pudiera hacer más que esperar un descuido del otro Carlos. Estaba en la última velocidad que ofrecía el carro. ¿Era posible que hubiera ido gastando potencia por tratar de mantener la delantera? Lo estaba empezando a considerar.
En cambio, Carlos V había sido listo, dejando que los otros dos se matasen entre ellos al inicio y cuidando los motores de potencia de su carro. Ahora solo quedaba empujar esas últimas seis vueltas que quedaban y rebasar a Adora.
Pero subestimó al otro Carlos, pues tres vueltas después todavía no lograba quitarselo de encima. Cada curva que hacían uno se arriesgaba de más y se abría, los dos cruzando al mismo tiempo con sus carros a centímetros de rozarse, aunque no les importaba. Aquí importaba saber quién era el mejor de los dos, y si no se iban a bajar los pantalones para comprobarlo, su otra opción era ahí, en la pista, sus carreras.
Carlos V trató de intimidar al otro con su carro, haciendo como si le pudiera llegar, pero apartándose con las justas. Le quedaba una velocidad, y apenas tuviera una oportunidad lo usaría, solo que rebasar a Carlos A también podía significar chocarle a Adora por lo cerca que estaban. Tenía que encontrar el momento adecuado, Vic también estaba en ese carro.
Giró por dentro y en esa curva logró cobrarse a los otros dos con una sola maniobra. Se encontró sonriendo para sí mismo.
Claro que con tres vueltas restantes no contaba con la amenaza que podía llegar a ser Adora Torres.
Los otros dos coches nunca se apartaron mucho, estaban tan cerca que creía que podía sentirse sudar.
Adora no apartaba sus ojos de la placa del carro negro enfrente suyo. Joder, se podía dejar ganar por su Carlos, era válido. ¿Pero que viniera otro Carlos a patearle el trasero? No había manera.
Iba a tratar algo, solo quedaba una vuelta y una oportunidad para hacer la maniobra que quería—Vic, te sugiero que te sujetes a algo porque me vas a querer matar por un breve momento.
—Solo no dejes que salga volando y te perdono todo.
La castaña ardiente, como la llamaba Vic, no tuvo tiempo de responder. El momento era ahora, a metros de la línea de meta. Tragó saliva e intentó girar por dentro sabiendo que Carlos V la vería y seguro la cubriría para no dejarla pasar. Adora no bajó la velocidad, casi rozando la parte trasera del Chevrolet Camaro negro cuando giró el volante para irse por afuera sin detenerse, aprovechando el último cambio de velocidad que le quedaba para acelerar en cuanto la pista volvió a ser recta, cruzando la línea de meta de primera.
Suspiró sintiendo como relajaba sus hombros, la tensión por fin saliendo de su sistema. Bajó la velocidad hasta lograr entrar al garaje y se estacionó apagando el motor. Todavía seguía en shock. ¿Acababa de hacer eso? ¿En serio le ganó a ambos Carlos?
Victoria estaba con la boca abierta sin creer lo que acababa de presenciar, podría sentir la adrenalina por todo su cuerpo y ella no había manejado.
—Creo que... ¿gané? —Adora vio a la rubia a su lado, todavía impresionada consigo misma mientras parpadeaba sintiendo todavía su cuerpo casi temblar de la emoción que acababa de vivir.
—Adora. Sí. Ganaste. —Victoria respondió saliendo de su trance y sintiéndose feliz por ella.
Sabía lo que le había dicho a Carlos V antes de subir, pero en verdad estaba feliz con este resultado. Es más, estaba más que feliz.
—Deberías salir a festejar ¿no?
—No me lo tienes que decir dos veces —sonrió, y mientras los carros de Carlos A y Carlos V entraban al garaje como perdedores resignados, se sintió como si la radio del carro le leyera la mente. Cuando bajó el vidrio empezó a sonar el coro de "We are the champions" a lo que la venezolana se sentó sobre la ventana para cantarles a sus contrincantes.
We are the champions, my friends
And we'll keep on fighting till the end
We are the champions
We are the champions
No time for losers
La venezolana cantaba con sentimiento llevándose la mano al pecho y haciendoles la L de perdedores en la frente mientras ambos Carlos se bajaban del carro resignados— 'Cause we are the champions of the Wooooorld —decía con burla al verlos como cachorritos regañados. Consideraba que era un castigo justo por tanta palabrería y mierda que hablaron tratando de subestimarla.
Victoria salió del auto para ver la escena desenvolverse, claro que se mantendría a una distancia segura en caso de que las cosas se salieran de control. Ahí estaba ella para disfrutar las peleas de los pilotos, no meterse en ellas.
—Torres, basta —se cruzó de brazos Carlos A mirándola irritado. Estaba contento de que fuera ella y no el otro Carlos, porque eso sí no podría soportar, pero había perdido contra Carlos V y no le dejaba un buen sabor en la boca.
—Shh, los perdedores no hablan —soltó divertida, para luego ya meterse en el carro, apagarlo y bajarse —. ¿Y mi trofeo?
—¡Yo soy tu trofeo, amor! —Vic soltó divertida corriendo hacia Adora y lanzándose a sus brazos. La venezolana la atrapó como si nada, pareciendo recién casadas.
Adora, supo de inmediato que era su forma de hacer enojar más a los Carlos, después de todo, ella había hecho su parte primero haciéndolos perder.
—Uy, creo que me gustas más tú que un trofeo obsoleto —siguió el juego sin soltar a la rubia. En realidad no pesaba nada.
Carlos V se mordió su mejilla, ya no sabía que le enfurecía más, no haber ganado la carrera o que Victoria se hubiera lanzado a los brazos de la castaña. Lo único que lo consolaba era no haber sido el peor de los Carlos.
—Sí, bueno, ese trofeo viene con una adicción a la nicotina y un gato mal educado —Carlos V miró sus uñas fingiendo que no estaba que le hervía la sangre.
Si Adora pudiera describir en una palabra a Carlos V en ese momento era "celos"—La envidia es mala, Carlitos —dijo con burla Adora llevándose a Vic en brazos fuera del garaje y sin dejarlo contestar.
Hija de... Carlos V pensó, pero no dijo nada. Lo mejor era dejarlas ser y mejor se decidió a molestar a alguien que sí podía.
—Creo que eso me hace el mejor de los Carlos —Carlos V sonrió engreído.
—Pero no el mejor de los pilotos. ¿Acaso no viste a Torres llevarse en brazos a tu chica? —Carlos A sabía que no había forma de defenderse después de esa humillación.
—Di lo que quieras. Te gané y eso te está consumiendo por dentro ¿Sabes cómo lo sé? —Carlos V fue hasta donde estaba el otro Carlos y se puso a centímetros de su cara —Porque soy tú.
—Quisieras, niño bonito. ¿Cómo sé que lo que sucedió fue legal? —Carlos A se cruzó de brazos —Después de todo, fuiste tú quien consiguió los autos y no nos dijiste como. Pudiste haber pedido tu auto diferente.
—Claro, como me dieron tiempo de elegir, corrí con el auto que ustedes dos me dejaron —Carlos V tenía un punto.
—¿Y qué me asegura que estando dentro de él no lo modificaste? Si te soy sincero, competir en una casa mágica que te da lo que deseas no favorece tu argumento mucho —le dio dos palmaditas en el hombro, dispuesto a irse para no terminar pegándole un puñetazo a su otro yo. Joder si no lo molestaba.
—¿Tanto te cuesta aceptar que fuiste el peor? —Carlos V rió burlón —No me respondas, ya sé la respuesta. Ahora si no te importa, iré a quitarle de sus brazos a Victoria a tu mujer.
—Suerte con eso, parece que ya se encariño —comentó Carlos A aunque Carlos V ya se había ido. Odiaba la idea de Adora con Vic, pero por otro el que sacara de quicio a su clon era un bono. No podía ser el único sufriendo. Miró el carro negro con sospecha. Ya luego volvería para ver qué tenía por dentro, declaró antes de salir del garaje también.
Después de la carrera, Victoria fue quien se ofreció a hacer la cena, no quería otro jodido incidente como en la mañana.
—Adora, ¿me ayudas? —Para este punto, Victoria quería pasar todo el tiempo que pudiera con la castaña.
Dejando su atracción de lado, en verdad la estaba considerando una amiga y después de Lucía (su agente), las hermanas de Carlos y Olive, Adora era una buena amiga para ella.
—Uy, mejor cocina sola Vic, será mejor para todos —Soltó Carlos A burlón y Adora lo fulminó con la mirada.
—Confío en que Adora puede cortar unas verduras sin incendiar la cocina.
Adora sabía perfectamente que eso no era cierto, pero le agrada tanto la confianza que deposita la rubia en ella que miró a Carlos con burla—Sí, Carlos, creo que puedo cortar unas simples verduras sin causar un incendio, muchas gracias por la confianza, ¿eh? —siguió a Vic a la cocina haciéndose la ofendida.
—¡Esto no cuenta como tu pago por perder la apuesta! —Carlos A le gritó siendo ignorado por ambas.
Sin embargo, apenas salieron de la vista de ojos ajenos soltó —No puedo cortar unas verduras sin probablemente quemar la cocina.
Vic se detuvo en seco al ver la cara de Adora y entendió que no bromeaba.
—Correcto, creo que puedes observar y beber algo mientras cocino —No quería reírse, pero se le escapó una risilla esperando que Adora no se ofendiera.
—No te rías —se quejó sacando una botella de agua de la refrigeradora—. Sé que soy una inútil en la cocina, pero no podía darle la satisfacción a Carlos, no me deja olvidar que quemé unos huevos en su casa.
—¿Huevos? ¿Huevos de gallina? —Victoria estaba incrédula de las pocas habilidades gastronómicas de la castaña, y ni siquiera era algo de género, más bien era por el simple hecho de que todo mundo necesita comer y no puedes vivir de cereal con leche y sopas instantáneas.
—Esos precisamente. Aunque en mi defensa no eran huevos crudos, los estaba cocinando en la sartén y se me quemaron.
De nuevo Victoria se rió bajito —Correcto, no te preocupes con tu compañía es más que suficiente para mí.
Victoria sonrió amigable, está vez no quería que confundiera su comentario con un coqueteo. Lo había dicho mil veces, le era muy difícil para ella hacer amigas, así que trataba de seguir actos, como ser amable, que sabía que funcionaban.
La rubia le iba pasando algunos ingredientes que encontraba en el refrigerador.
—¿Algo que se te antoje, reina? —Victoria preguntaba con la cara metida en el aparato, la verdad es que no se le ocurría nada —O algo que puedas comer si es que tienes una dieta, con Carlos siempre tratamos de encontrar un punto medio.
—De verdad lo que sea, ahorita no hay nadie que me regañe así que, como de todo, no soy tan disciplinada como tu Carlos —Victoria se rió cerrando el refri sacando unas verduras.
—La única vez que lo he visto soltarse, fue en Mallorca, ese hombre traga churros con chocolate como si no hubiera comido por días.
—Meh, Carlos A no es tan estricto, ayer nos comimos unas galletas —Adora sonrió recordando ese lindo momento entre ellos.
—En ese caso, pasta al pesto será.
La rubia comenzó a buscar todo lo que necesitaba, al final del día la comida era relativamente fácil de preparar, mientras cocinaba podría dedicarse a cocinar otras cosas.
—¿Qué tal están tus habilidades para lavar verduras? —La voz de Victoria la interrumpió de su nueva tarea —¿Qué buscas?
—Alcohol —Adora estaba abriendo las puertas de la cocina buscando algo con que disfrutar un trago.
—Excelente idea.
—Y respondiendo tu pregunta, claro que puedo lavar unas verduras —Vamos, era mala en la cocina, pero tampoco una inútil. De hecho, lavar los platos y verduras era lo único que consideraba que podía ayudar a su hermana en la cocina.
Adora desistió de su intento por buscar un trago y fue a lavar lo que Vic le había señalado.
—¿Son para la pasta?
—En parte, otras son para hacer una ensalada ligera, Carlos V necesita verduras, supongo —Victoria todavía no era muy buena para aprenderse sus planes de comida —Y estoy segura que los tres necesitan proteína. Iré a buscar al refri.
Por un momento Adora pensó que la rubia estaba hablando más con ella misma que con la piloto.
—¡Aja! Encontré pollo y una botella de vino barato —Victoria habló emocionada por encontrar justamente la marca de vino que ella tomaba, primero los cigarros y las gomitas y ahora esto, amaba el lugar.
—¿Crees que haya algo para mí ahí adentro?
—Tal vez sea como los cuartos.
—En ese caso abriré la puerta yo —La castaña terminó de lavar las verduras y fue hasta el refrigerador para encontrar un vino Roscato Rosé dulce, su favorito —¡Bingo!
Luego, Victoria abrió su botella y tomó un trago directo de ella, no le ofreció pues la castaña ya tenía su botella propia.
—¿Sabes de que he tenido antojo desde que llegamos aquí? —Victoria negó mientras abría un paquete de pasta y lo ponía en agua hirviendo —Quesillo.
La rubia se quedó en blanco, ¿Quesillo? En México se utilizaba para las quesadillas y su elaboración era complicada y tardada.
—Creo que en México le dicen flan napolitano —Adora de nuevo habló y la mente de Vic hizo click.
—¡Claro! Ya sé cual es. ¿Ya checaste si no hay en el refrigerador?
—Ya, aunque creo que vi los ingredientes. Voy por ellos —La venezolana ya había terminado su tarea así que fue a pasarle los ingredientes a Victoria.
—Déjame decirte que soy muy buena con los postres, mi especialidad son las galletas de mantequilla, pero esta vez podemos hacer flan.
Adora sonrió poniendo todo lo necesario en la isla, luego las dos estuvieron bebiendo en silencio por un rato. Vic ya había cocido la pasta, terminado de hacer el pesto, asado el pollo y picado todo para la ensalada.
En verdad esa mujer no mentía cuando decía que amaba cocinar y que era buena, ayer se había dado cuenta de eso con la comida que había preparado y ahora viéndola moverse en una cocina desconocida para ella como si fuera un pez bajo el agua, lo confirmaba.
Una vez que todo estuvo listo para la cena, Victoria comenzó con la preparación del quesillo.
Adora aprovechó para hablar con ella, ahora que la mujer no estaba tan ocupada y se veía tranquila haciendo el postre.
—Oye, ¿no piensas que Carlos tiene... —revuelve su botella de champaña esperando que la rubia no la juzgue por lo que iba a decir —como unos ojos muy distintivos? —preguntó yéndose por un lado que Victoria no se esperaba, en su mente esa pregunta iba a terminar muy diferente.
Victoria alzó su mirada de la mezcla y vio a la castaña frente a ella, los ojos de Carlos siempre le habían gustado mucho, eran muy expresivos —¿Distintivos? ¿En qué sentido?
—Pues no sé si te pasa, pero cuando te mira con esos grandes ojos de vaca que tiene es como que imposible decirle que no, ¿sabes? —y lo decía muy en serio. Vic no vio ni un rastro de diversión en su rostro cuando soltó con tanta naturalidad que pensaba que el piloto tenía ojos de vaca. Como si llevase tiempo con ese hecho aceptado.
La rubia se quedó procesando lo que acababa de escuchar —¿Ojos de vaca?
—Claro, ojos de vaca —Repitió como si Victoria no le hubiera entendido —no me digas que no has notado los ojazos que se trae. Tiene mejores pestañas que las mías.
Vic voltea a lo lejos, como si tratara de visualizar la cara de Carlos y por primera vez puede ver lo que dice Adora. ¡Carlos sí tiene ojos de vaca!
—Nunca lo había visto de esa manera, debo de admitir que amo sus ojos pero ahora que los comparaste con una vaca —Vic no pudo terminar la oración porque se soltó a reír.
—Es que tambíen me fascinan sus ojos, pero tiene ojos de vaca, ¿Que se le puede hacer? —Se encogió de hombros tomando un poco de su vino —. Me gusta con y sin ellos.
Victoria sonrió regresando a cocinar, estaba completamente de acuerdo con ella.
Después de precalentar el horno y comenzar a hacer el caramelo, la rubia vertió la mezcla y la colocó en un baño maría dentro del horno. Ahora podía sentarse a tomar tranquila y platicar con Adora.
—Y dime Adora. ¿Qué se siente ser un piloto de Fórmula 1? En mi mundo no hay ninguna mujer en la categoría —Victoria se moría por escuchar lo que Adora tuviera que contar de su empleo.
—No me extraña —resopló, pero notando la expresión confundida de Vic se sintió con la necesidad de corregirse —No lo digo en el sentido de que no hayan chicas talentosas, estoy segura de que es así. Solo que no es nada fácil —sonrió con algo de amargura—. Es un mundo de hombres, eso me han dicho toda mi carrera. Y pensé que yo cambiaría eso... pero a veces parece que me quieren más para ser esta clase de chica educada y perfecta. No puedo demostrar mis emociones porque me critican que soy muy emocional... no puedo equivocarme porque todos me señalan y dicen que es por mi género, que una mujer no debería estar en el deporte. Y a mí equipo a veces parece interesarle más mi imagen y el que sea la mujer idealizada, que el que gane carreras —después de desahogarse y soltar todo eso le dio un largo sorbo a su botella —Supongo que debes saber algo de eso. Si no eres lo suficientemente brillante y nueva, pierden el interés.
Victoria había escuchado todo lo que Adora le estaba comentando con suma atención, una parte de ella creía que tal vez en su mundo las cosas estaban un poco más avanzadas, pero no. Era la misma mierda.
La rubia se quedó en silencio unos segundo tomando su vino ¿Cómo le respondía a Adora sin soltarse a llorar de impotencia?
¿Querer cambiar al mundo? Dios, ella ya se había rendido hace mucho y se odiaba un poco al pensarlo.
—Claro que sé cómo es eso. Tengo 22 años y mi disquera está más interesada en la siguiente chica de 17. Yo misma fui parte de ese ciclo en su momento, ¿Y lo peor de todo? No recuerdo a quien fue que le quité el lugar. Tenía 15 años y mi vida era muy diferente a lo que es ahora.
De nuevo, le dio otro trago a su vino, comenzaba a saber amargo, aunque a lo mejor solo era ella.
—Muchas veces he descrito mi trabajo como ser una muñeca de aparador, me visten, me dicen que decir y cómo moverme, con quien salir, qué cantar. Creía que era este mundo de maravillas, sin embargo en cuanto firmé mi primer contrato fue como si yo misma me hubiera metido a una jaula de oro. Y tal vez suene estúpido considerando que soy exitosa y muchas matarían por mi lugar, pero estar en la cima es solitario. Nadie te dice que en realidad no se preocupan por ti.
Victoria respiró un segundo y volvió a tomar vuelo —Luego, te dan todas estas dietas líquidas de jugos y tés que saben a mierda para mantenerte delgada y si no puedes, pastillas. Te mantienen todo el día despierta ensayando o en el estudio y para eso, pastillas. ¿No puedes dormir? pastillas.
Victoria no había hablado con nadie que no fuera Lucía sobre su problemita, ni siquiera Carlos V sabía y no se había dado cuenta de lo importante que era lo que ella estaba contando, porque ella minimizaba mucho lo que había sucedido.
—Y cuando te vuelves adicta y tienes una sobredosis y despiertas, crees que se preocuparán por ti, pero ¡noooo! Te hacen firmar muchos papeles diciendo que no fue culpa de ellos y te hacen hablar con una periodista en tu cama del hospital solo para decirle que no fue una sobredosis, que fue un trastorno alimenticio y ahora, eres una chica problema y los padres te acusan de perpetuar ideas y dañan a la juventud.
Para ese entonces, Victoria estaba caminando por toda la cocina sin poder calmarse.
—Cada cosa que haces está bajo la lupa y no te vayas a equivocar porque no te lo perdonarán tan fácil —La rubia rió con coraje —¿Mi última gira? Fue criticada por unos imbéciles con 3.5/5 estrellas. ¿Cuánto le dieron al cabrón que solo canta hora y media con una guitarra acústica y unas coristas? 4/5 estrellas.
Adora la observaba con una mueca—Ya ves, dos carreras que no podrían ser más distintas y los mismos problemas —suspiró, pero en su mente sonaban alarmas —. Y todo eso que mencionaste... ¿estás mejor? No me puedo relacionar mucho porque solo he vivido en dietas y ejercicio, pero te escucho —ofreció, no había mucho más que pudiera hacer.
Fue en ese momento que Victoria entendió todo lo que había soltado y se calmó al ver la cara de preocupación de Adora.
—Sí —La rubia mencionó con una sonrisa, ahí estaba de nuevo el acto de niña buena —Lo de las pastillas fue hasta mis 17 años, luego conocí a Lucía, mi manager de ahorita y ella me sacó de todo ese mundo. Hasta se podría decir que le debo la vida.
Adora asintió aún viéndola con un poco de precaución, aunque debía de creerle, además de los cigarros y el vino no parecía una mujer que necesitara otro tipo de sustancias para estar ahí o se le notaría de inmediato la abstinencia.
—En ese caso me alegro. No triunfó el mal —trató de bromear —. O bueno, tu disquera, no sé, perdóname, hago chistes cuando vienen temas profundos —se disculpó.
—No te disculpes, yo hago lo mismo. Además no fue mi intención soltarte todo eso —Victoria sonrió esta vez con genuina alegría —Entiendo que puede ser complicado, pero sí, no triunfó mi disquera o más bien, hierba mala nunca muere.
La rubia supo que tenía que también soltar un chiste y estar a mano.
—Pero entonces. ¿Qué otras carreras has ganado? Sé que ganaste Mónaco.
—Miami y... hasta ahora ninguna otra —le ofreció una sonrisa —Estoy de segunda en el campeonato, pero ni eso los mantiene contentos —murmuró eso último creyendo que Vic no iba a escuchar.
—Y ni lo estarán, reina. Por eso espero que ganes el campeonato y te bañes en las lágrimas de todos los hombres enojados por eso —Vic ya iba para la mitad de su botella sin sentir algún cambio —Además, si apenas vas en Mónaco tienes mucho terreno para seguir ganando.
—Lo sé, pero lo peor es que a veces ni me preocupa el campeonato. Que debería, ¿no? Pero me la mantengo ocupada pensando en que si no logro hacer funcionar la relación con Sainz y sacarle provecho a esa publicidad, ni el campeonato hará que me quede otro año —resopló, estaba tan harta de todo y el vino comenzaba a hacerle algo de efecto—. No quieren renovarme el contrato aun y mi jefe me soltó que quería darle mi asiento a un carajito que se debe estar todavía sacando los mocos porque los directivos no estaban contentos conmigo y mi comportamiento. Pff —rodó los ojos —¿me ves cara de que tengo mucha paciencia? Porque la respuesta es no, no la tengo. E igual me muerdo la lengua todo lo que puedo para mantenerlos felices, pero llega un punto de que ya pues, no voy a estar dejando que hablen mierda y yo solo sonría y asienta. Pero como soy yo pues al diablo, hay que reemplazarla porque no podemos tener a una primer piloto mujer en años que no sepa controlar su boca y nos dé mala imagen, pero joder que si fuera cualquier otro le aplauden y le besan los pies y le tiran las porras por callar a los críticos, mientras tanto a mí me abuchean y critican —se llevó las manos al cabello. Eso fue bastante para ella, nunca le ha hablado a nadie de lo duro que era. Ni siquiera a Carlos, pero él sabía. El piloto de Ferrari había vivido gran parte de este año a través de los ojos de Adora.
Ahora quien hablaba con coraje y resentimiento era Adora, los papeles se habían invertido y la mujer tenía todo el derecho del mundo de sentirse de esa forma. Joder, mientras ella hablaba de su situación a Vic le dieron ganas de aventar un banco por la ventana.
—¿Y supongo que el asiento de Lando no viene con los mismos términos que el tuyo? —Victoria preguntó meramente por protocolo, sabía la respuesta, de todos modos esperó la confirmación de Adora.
—Le extendieron el contrato por tres años y ni siquiera está compitiendo entre los primeros —dijo resignada. Tanto habían hablado que ya hasta se le acabó gran parte del vino. Adora amaba a Lando, pero no era mentira que seguía siendo hombre y le aplaudían lo más mínimo mientras de ella siempre exigían más.
—¡¿Qué?! Tiene que ser una puta broma. No, olvídalo, claro que no es una broma, es típico, típico de todos ellos. Alabar el mínimo esfuerzo siempre y cuando venga de parte de uno de ellos —La rubia se estaba riendo de coraje al escuchar todo eso —Su estúpido club de machos.
Victoria quería salir de esa casa e ir al mundo de Adora para incendiarlos a todos, a la mierda con todos ellos.
—Amén, hermana. Así son, no hay mucho que te pueda decir. No les tiembla la mano para pedirme más, pero Lando es como el protegido de McLaren. Que pues lo amo como un hermano, solo... es injusto. Y el tener que pasarlo sola y sentir todas las expectativas de todas las niñitas que me admiran es... bueno, tú debes saber. Ser estrella de pop no suena nada fácil, menos mal no nací con ese don porque no aguantaría todo lo que tú sin capaz decir algunas cuantas verdades y quedar vetada de la industria —rió, no le quedaba más que reír para no llorar.
—Mira, si tu Lando es como el Lando de mi mundo, no es nada contra él. Quiero que entiendas que todo lo que dije no es por él —Adora lo entendía —Pero que coraje es escuchar eso, me perdiste cuando dijiste que le habían renovado el contrato sin ser contendiente al campeonato.
Victoria de nuevo tomó su botella y le dio un trago largo, necesitaba calmarse —¿Y sobre las niñas que te admiran? Lo entiendo, quiero ser un ejemplo para ellas, pero ninguna de mis fans sabe el puto desastre de persona que soy. Si supieran la realidad de mi vida estoy segura que estarían decepcionada de mí, pero es que solamente soy solo una persona.
Luego rió.
—No lo creo —Adora dijo sincera —. Tal vez no eres lo que se esperaban, pero si supieran la realidad solo te volvería más real, ¿sabes? No alguien prefabricada por la industria con sus brillos y colores pasteles —recordó algo divertida de que su teoría era correcta —. A veces creo que a las personas les gustaría ver más esto —las señaló —tipo personas orgánicas, siendo vulnerables y que se puedan relacionar. No las chicas que dan discursos y entrevistas planificadas por sus representantes y pretenden vivir la vida perfecta.
—Creéme que eso quiero más que nada, pero siempre que lo intento me cierran el hocico y la puerta en la cara. Y las medidas solamente se han puesto más estrictas desde mi último escándalo. —Victoria sonrió con tristeza —Por eso salgo con Carlos. ¿Y sabes qué? Ni siquiera funcionó, o al menos no para mí. A Carlos ya le dieron su extensión de contrato y a mí me mandaron a la basura. No quieren que saque mi tercer disco y mi contrato con ellos no termina sin que les entregue ese álbum, así que es un círculo vicioso donde no puedo salir a menos que alguien pague por mí. 150 millones. Es por eso que ando buscando nueva disquera que esté dispuesta a darme esa cantidad.
—¡¿Vales 150 millones?! —casi que gritó la venezolana del asombro —Yo creo que yo debo valer un pedazo de pan —dijo en tono bajito.
La risa que salió de la boca de la cantante fue la primera risa sin coraje en toda la plática.
—Así es, y eso que soy una estrella pop "veterana" —Victoria comentó con burla el apodo que no dejaban de llamarle —Además estoy segura que no vales un pedazo de pan, en todo caso vales dos pedazos.
Adora soltó una risa—Bien, entonces dos pedazos de pan —dijo divertida —. Pero sabes a lo que me refiero, con razón creíste que estábamos secuestradas, mujer, si le hiciera al crimen ¡yo también te secuestro!
Victoria sonrió sintiendo como esta plática podría ir cambiando de rumbo gracias al alcohol, ya estaba comenzando a estar en el punto donde se relajaba y se reía de todo sin estar ebria.
—Adora, mi amor, ni siquiera tienes que secuestrarme que yo me subo a tu camioneta roba chicas solita.
—Una secuestrada cooperativa, me gusta —asintió Adora con burla, en definitiva estaba subestimando el poder del vino.
—Suena a un gran plan, tú di rana y yo salto. Hasta te dejaré amarrarme —Victoria le regaló un guiño a la piloto de nuevo regresando al coqueteo.
—Uy, no sabía que le hacías a eso, Vic —sonrió divertida—. ¿Eso dejabas que te hiciera tu Carlos? ¿Debería ponerme celosa?
Victoria soltó una carcajada.
—En realidad no, pero yo siempre digo: "Tienes que probar todo una vez en tu vida" —Vic aclaró, no quería que pensara que era una depravada, aunque no se burlaba de los fetiches de los demás, cada quien su vida.
—Me parece, tú dime fecha y voy. No me importaría mostrarte algo nuevo —le guiñó el ojo en plan broma. En circunstancias normales no estaría revelando eso, pero lo había hecho una vez y no le molestaba seguirle el rollo a la cantante.
Victoria abrió la boca sin poder controlar su sorpresa, pronto comenzó a sentir como sus mejillas se calentaban y no necesitaba un espejo para saber que estaban coloradas.
Si había algo que le gustaba era que le dieran órdenes y que le hablaran con autoridad, culpaba a sus daddy issues.
—Ya sabes dónde está mi cuarto, tal vez en está ocasión no busques refugio en Carlos A —Victoria sabía que no iba a suceder, era como si ella le dijera lo mismo y no podría hacerlo.
—Mmm tentadora oferta —Adora la miró a los ojos —. Lástima que tenemos ya nuestros embrollos con los Carlos. En otro universo habríamos sido divertidas juntas, rubia.
Victoria sonrió entendiendo a la perfección esas palabras —Tal vez haya otra Victoria Ellis que estudió repostería y una Adora Torres que terminó leyes. Tal vez se encontraron cuando la venezolana fuera a su panadería a comprar galletas.
Y hablando de postres.
—¡Mierda! ¡El flan! —Victoria se paró de golpe y fue hasta el horno.
Con un cuchillo revisó la cocción. Era perfecta, como todo en esa casa. Después de eso, apagó el horno y dejó al flan reposar.
Después de asegurarse que todo estuviera listo para la cena, Victoria quería ya cerrar el tema de sus carreras, no quería que lo último que se quedara Adora fuera su mal intento de coqueteo.
—De verdad que es una mierda que tengas que pasar por eso tu sola, me refiero, que no haya otra piloto con quien juntarte y molerlos todos a golpes.
Victoria dejó su botella en la barra —Dios, sé que no estoy en tu mundo, pero estoy segura que eres una gran piloto. Después de todo, vi lo buena que eres hoy. Destrozaste a los dos Carlos.
—Gracias y pienso lo mismo sobre tu situación, pero hey, cuando regresemos a nuestras vidas me sentiré un poco mejor al saber que estás allá afuera luchando por tus sueños de la misma forma que lo hago yo.
Victoria asintió sintiéndose conmovida por las palabras de la castaña.
Después de un rato en silencio, Victoria se acercó con discreción a Adora y le dijo —Carlos no sabe todo lo que te comenté, por favor no digas nada.
Quería hacerle saber que no bromeaba con eso y que ese tema era muy importante y delicado para ella.
—Lo prometo, jamás le diría.
—Gracias.
Y con eso se pusieron a hablar de otras cosas más casuales, como sus gustos en películas, series y libros.
Y mientras todo eso se desarrollaba con las chicas, el panorama con los Carlos era... diferente.
Carlos V entró al garaje de la casa buscando a Bodoque solo para encontrar que Carlos A estaba ahí trabajando en su auto con la música a todo volumen.
Carlos V fue hasta la bocina y bajó el volumen drásticamente para hacerse notar.
—Quien quiera que haya tocado mi bocina morirá, no me importa quien de los tres fue —Carlos V ignoró la amenaza.
—¡Qué mierda! ¿Qué haces desarmando mi auto, imbécil? —Carlos V no esperaba encontrarse ahí a su otro yo destruyendo el coche que la casa le había dado.
—Quiero saber qué le hiciste —Carlos A soltó con determinación desde abajo del cofre una vez que supo que era el otro Carlos.
—¿Qué le hice? ¿Quién crees que soy? ¿Un villano de telenovela? —Carlos V se burló de su otro yo.
—No hay manera de que Adora y tú me hayan ganado en esa carrera —Carlos V rodó sus ojos —Aunque bueno, puedo entender a Adora, pero ¿tú?
Joder, ¿así se comportaba él? La respuesta era sí, por eso, por más que Carlos A lo estresara, sabía que eran iguales y trataba de tenerle paciencia.
—Debe de ser una broma. ¿Acaso no puedes aceptar que tal vez eres el peor Carlos?
—No, eso es imposible.
—Bueno, pero sí eres el peor piloto de los tres —Carlos V soltó con una risa burlona.
Carlos A salió debajo de su auto para confrontar a Carlos V que lo veía con una sonrisa triunfante.
—A todo esto ¿Qué haces aquí? ¿No tienes una novia falsa a la cual seguir como perrito enamorado por toda la casa?
—Estoy buscando a Bodoque.
—Ah, ya veo. Tu chica te lo pidió. Mismo punto sobre ser su perrito enamorado.
—En realidad lo busco para hacer que se cague en tu cama y tú, mejor que nadie, sabe que eres la peor persona para decirme perrito enamorado cuando no puedes dejar en paz a Adora.
—¿Me ves con ella ahora? —soltó volviéndose a meter debajo del auto para seguir averiguando qué trampa Carlos V había hecho para ganarle.
—No, pero no es necesario hacerlo. Ahora deja mi auto en paz y será mejor que vuelvas a armarlo como estaba —Carlos V le ordenó.
—No hasta que sepa que hiciste.
Ok, ahí se iba su plan de buscar a Bodoque, ahora no podría abandonar a este Carlos o destruiría su auto.
—Quítate, estás haciendo todo mal —Carlos V pateó las piernas de Carlos A para molestarlo.
—¡Ja! Hasta crees que lo hago mal.
Carlos A volvió a salir solo para poder burlarse en la cara del otro Carlos. Estaba claro que ninguno de los dos iba a ceder así que sin decir nada comenzaron a trabajar, cada quien se dedicaba a una parte del auto.
Carlos A fue hasta la bocina que tenía y que Carlos V había apagado sin consideración y volvió a encenderla de nuevo al antiguo volumen, no tan alto para escuchar si Carlos V trataba de esconder su trampa. No le importaba si a Carlos V no le gustaba su música o no, él tenía prioridad por haber llegado antes.
Carlos V regresó a su lugar de trabajo y después de estar un rato averiguando sintió como algo caminaba entre sus pies.
—Creo que ya encontré a tu jodido gato —Carlos A sabía que podía insultar a Bodoque frente a su otro yo, él lo hacía.
—¿Dónde está?
—¡Entre mis piernas! Quítalo, quítalo.
Carlos V dejó sus herramientas sobre una mesa y fue hasta donde Bodoque estaba enredándose en las piernas de Carlos A.
—Gordo, déjalo en paz —Ese comentario fue para Bodoque mientras lo tomaba en sus manos y lo alejaba de ellos —Anda, vete de aquí
Bodoque obedeció alejándose de Carlos A, sin embargo, no salió de la cochera, él se sentía conflictuado al ver a los dos Carlos y quería averiguar qué era lo que sucedía para tener que ver a dos muñecos.
—¿Ahora sí le dices eso? ¿Y cuando lo metes a mi cuarto qué le dices?
—¿De qué hablas? Yo no he metido a Bodoque a tu cuarto.
—No me vengas con estupideces, siempre me despierta subiéndose sobre mi pecho y mirándome sin parpadear.
Carlos V sabía perfectamente a qué se refería Carlos, Bodoque lo había despertado varias veces así, y lo supo desde el momento en el que Carlos A lo había mencionado.
—Bodoque sabe abrir puertas —Carlo V confesó sintiendo pena por el otro Carlos.
—Vamos Carlos, no me quieras ver la cara. Es lo más estúpido que he escuchado —dijo como si no fuera exactamente lo que Adora le dijo a él cuando soltó esa teoría.
—¡No miento! ¡Ese jodido gato sabe abrir puertas! Y da gracias a Dios que no hay otros animales aquí o ya hubiera dejado una lagartija muerta en tu almohada.
Carlos A supo entonces que Carlos V no estaba mintiéndole.
—¿Y desde cuando sabes ese pequeño detalle? —Carlos A preguntó con una fingida calma.
Carlos V trató de no reírse —Desde que me acusaste de haberlo metido a tu cuarto.
—Todo este tiempo supieron, porque no hay forma de que la rubia no supiera de esto —Carlos V asintió con una sonrisa en su rostro — ¡Lo sabía! Adora no me quería creer, pero yo sabía que ese gato era el diablo.
—¿Ya te disculpaste? —Carlos V ya no quería perder más tiempo y regresó a su trabajo.
—¿Disculparme? ¿Con quién? ¿Contigo por haberte acusado de meter al gato a mi cuarto? Ni de coña, puedes seguir esperando esa disculpa sentado porque nunca llegará —Carlos A también había regresado a trabajar.
—No. Con Bodoque.
—¿Con el condenado ese? Tampoco lo haré.
—Si quieres que los ataques se detengan tendrás que hacerlo —Carlos V soltaba sus mejores consejos para vivir con el gato.
—No lo haré.
—Como tú quieras —Carlos V se alzó de hombros indiferente, él había soltado la información ya no importaba si la usaba o no.
Después de eso, los dos continuaron con su trabajo en silencio. Carlos V no iba a admitirlo en voz alta, pero le agradaba trabajar con Carlos A en silencio y escuchando su música, que como el gusto en ropa, era muy parecido.
Estuvieron así un rato, trabajando y hablando solo para cosas mínimas y entonces, su canción comenzó.
La reconoció en el momento en que escuchó las trompetas. Era "El Rey" de Vicente Fernández.
Yo sé bien que estoy afuera
Pero el día que yo me muera
Los dos Carlos se congelaron por un segundo sin que el otro lo notara, era la canción favorita de ambos y el otro no tenía la menor idea
Bueno, nada pasaría si comenzaban a tararearla, ¿o sí? No creían que el otro Carlos fuera a burlarse, se habían escuchado tararear mientras cocinaban.
Siguieron trabajando mientras tarareaban, pero poco a poco se comenzaron a olvidar de que el otro Carlos estaba ahí y comenzaron a cantar a todo pulmón, para cuando se dieron cuenta, no importaba, pues los dos estaban disfrutando la canción sin pensar en nada más.
Habían dejado de trabajar y con sus herramientas fingían que eran micrófonos.
Bodoque solo se les quedaba viendo sin entender lo que pasaba.
Lo que no se acordaban, era que no estaban solos en esa casa y desde la cocina, Adora creía haber escuchado algo.
—Vic —La rubia estaba concentrada dándole los últimos detalles a su comida como para percatarse de lo que Adora estaba oyendo —¡Victoria!
—¿Qué pasó?
—¿Escuchas eso? —Adora guardó silencio y señaló sin ninguna dirección aparente. Victoria comenzó a prestar atención a su entorno.
Fue entonces que se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. ¿Seguían ebrias? No, el efecto se les había pasado rápido por la tolerancia al alcohol de ambas.
—¿Están...? —Victoria no pudo terminar la pregunta porque Adora asintió soltando una risita.
Las dos se quedaron en silencio escuchando la "hermosa" interpretación de los Carlos.
Victoria seguía moviendo lo que estaba calentando en la olla cuando volvió a hablar —Amo escuchar a Carlos cantar.
Adora la volteó a ver como si hubiera perdido la cabeza, ella sabía que el amor te hacía ciego, pero no sabía que también sordo.
—¿No se supone que eres una gran artista en tu mundo?
—¿Y eso qué tiene que ver?
—¿Es que no tienes oído? —Adora preguntó de nuevo señalando al aire.
Vic se rió al entender a lo que se refería la castaña, ambos Carlos cantaban muy mal.
—Lo sé, lo sé. En mi defensa yo dije ese comentario porque mi Carlos solo canta cuando en verdad se siente en confianza con alguien —Adora asintió —¿Sabes lo que me costó para que se soltara conmigo y poder hacerlo cantar en el auto? Lo siento, pero no puedo evitar disfrutar escucharlo cantar.
—Hermana, con toda la honestidad y respeto que te tengo: te traen partida —comentó divertida. Era demasiado claro.
—Como sea, sigamos —Victoria ni siquiera podía negarlo.
—Creo que tengo un mejor plan —A Victoria le agradó ver ese brillo rebelde y divertido en los bellos ojos de la venezolana.
—Soy toda oídos.
—Vamos a espantarlos —Y la sonrisa de ambas se ensanchó.
—Adora Torres es una mente criminal maestra y yo te seguiré a todos lados —Victoria apagó la estufa, no dejaría que su comida se viera arruinada una vez que ya la tenía toda lista.
Una vez que Adora vio que Victoria había dejado todo fuera de peligro, asintió y con sigilo comenzó a caminar hasta la cochera, Victoria venía detrás de ella caminando de la misma forma.
Las dos trataban de no reírse, pero el solo pensar en sus reacciones las hacía querer estallar en carcajadas.
Adora fue la primera en llegar a la puerta y lo que vio fue mejor de lo que había imaginado. Los dos Carlos estaban en medio de la cochera, llenos de grasa y con herramientas en las manos cantando como si estuvieran en American Idol.
—Apresurate, tienes que ver esto —Adora le susurró a Victoria temiendo que pudiera perdérselo.
—Ya voy, ya voy.
La cantante se detuvo de golpe como un venado frente a las luces de un auto al ver la escena que Adora le compartía. Sentía que si se movía, las iban a descubrir y todo ese show terminaría.
Victoria se cubrió la boca para no hacer ruido y por unos segundos, las dos disfrutaron del espectáculo.
Los dos Carlos no tenían ni idea de la presencia de las chicas, ellos estaban dando todo de sí en la canción.
Pronto, la canción terminó y los dos Carlos se voltearon a ver con una sonrisa en la cara, pero ese momento fue interrumpido por un carraspeo de garganta que venía de la puerta.
El instinto de voltear fue casi de inmediato.
Y en cuanto las chicas tuvieron las miradas asustadas de los Carlos fue que soltaron a reírse sin control alguno.
—Oye, Sainz, creo que vas a dejar a Victoria sin carrera —se burló Adora sosteniéndose el estómago, la escena valía oro, de solo recordarla volvían las carcajadas al punto que Victoria y ella tenían que sujetarse entre ellas para no terminar en el piso.
Victoria sentía como sus ojos se llenaban de lágrimas y su estómago comenzaba a dolerle —¿No quieren ser mis teloneros para la siguiente gira? Estoy segura que todo mundo se moriría al escucharlos, digo, por escucharlos.
Adora se tuvo que sostener el pecho para intentar calmarse y respirar, pero apenas Vic soltó ese comentario los intentos quedaron desplazados a lo que sus ojos lagrimeaban de la risa y seguía carcajeándose.
Carlos A se miró con Carlos V, los dos rojitos de la vergüenza, pero Carlos A no se dejaría humillar.
—No creo que podrían pagar nuestra tarifa —se aclaró la garganta tratando de recuperar un poco de su dignidad perdida.
—Y aunque pudieran, nosotros no queremos cantar para ti y tu gira —Carlos V trataba de ayudar a su clon de alguna manera.
—Correcto, somos mucho para ellos —se limpió Carlos A un poco de la grasa con un trapo.
Cuando ya las risas de Adora y Vic cesaron, los roles de los burlones se intercambiaron pues era imposible no fijarse en los Carlos sudados, llenos de grasa, con la camisa remarcando sus abdominales y músculos y no pensar en lo endemoniadamente atractivos que se veían. Adora esperaba que diosito le perdonara los pecados porque no eran cosas santas lo que estaba pensando con su Carlos, por lo que carraspeó tratando de apartar la mirada con mejillas sonrojadas.
—Oigan, sé que no hay nadie más acá, pero eso no los excusa para que estén prácticamente en pelotas —habló la venezolana mirando a cualquier otro punto en la habitación que no sea su Carlos, o quien creía que era su Carlos porque en ese momento no los diferenciaba.
Victoria gracias al comentario de Adora se dio cuenta del aspecto de los dos Carlos, y sus ojos se fueron directo a ellos, sabía que eran iguales, pero ella solo podía ver a uno y quería creer que estaba viendo al correcto, de no ser así, esperaba que Adora la perdonara por ver a su hombre, pero con la cabeza caliente no estaba pensando correctamente.
Después de su pequeña escena en la cocina se había sentido acalorada y muerta por recordar viejos tiempos entre ellos, ahora todo eso se potenciaba al doble. La grasa, el sudor, los músculos de sus brazos y como su playera remarcaba su espalda. Victoria sentía como su corazón se quería salir de su pecho y estaba segura que si no se controlaba comenzaría a babear como un perro, se regañó por no controlar sus pensamientos.
¡Ah! Moría por recorrer su cabello con sus manos.
—¿Por qué tan calladas, chicas? —Carlos V preguntó al sentir la mirada de Victoria sobre él, conocía esa mirada y la rubia estaba siendo descuidada, pues la había descubierto de inmediato.
—¿Les gusta lo que ven? —Carlos A ahora era quien ayudaba a Carlos V, sonriendo juguetón. No eran desconocidas para él esas miradas de Adora, su castaña no sabía ser nada disimulada y la había atrapado viéndolo más veces de las que a la venezolana le hubiera gustado.
Fue en ese momento, que un click hizo en el cerebro de ambas.
¡Tenían que salir de ahí, pero ya!
—Bueno, ya nos vamos, la cena puede quemarse —Adora sabía que Victoria había dejado todo apagado justo para evitar eso, pero era un buen pretexto.
—¡Claro! ¡La cena! —soltó Adora nerviosa, cuando se ponía así su voz solía salir más aguda, y su Carlos lo sabía.
Con Vic quisieron irse al mismo tiempo haciendo que chocaran entre ellas, los Carlos se aguantaron la risa de verlas salir como venados recién nacidos con sus piernas temblando y sin saber a donde caminar.
El estafador resultó estafado.
Después de que las chicas salieran, o mejor dicho, huyeran. Los Carlos se miraron entre sí luego de unos segundos de silencio.
—¿Ahora sí quieres explicar cuál es tu asunto con la rubia? —preguntó Carlos A todavía sacándose la grasa.
Carlos V se rascó la nuca sabiendo que el tema tarde o temprano tendría que ser discutido, pero después de un rato con Carlos A sabía que podía confiar en él. Era eso y el hecho de que parecía que también tenía cola que le pisen.
—Lo que ella dijo en el desayuno es verdad —Carlos V se estiró por un trapo para limpiarse la grasa. —Sí es una relación por contrato, la cosa es que, lo arruinamos todo y nos acostamos.
Antes de que Carlos A hablara, Carlos V lo interrumpió —No me mal entiendas, no me arrepiento de nada y hasta lo volvería hacer, es solo que todo se tornó más complicado de lo que yo esperaba. Se suponía que era sexo sin sentimientos. Y bueno, el contrato sigue en pie hasta fin de temporada, ella y yo ya no nos acostamos más y yo salgo con alguien. Así que al final del día somos amigos, creo.
Carlos A asintió. Por dentro no podía evitar verse reflejado en ellos, sabía que había deseo en ambos lados de su relación, pero él fue el que decidió ponerle un paro para que no pasara lo mismo que decía el otro Carlos: que se complicara todo. Y ahora eran técnicamente amigos por condiciones de Adora, aunque no podía evitar pensar qué pasaría si tirara todo por la ventana y satisfacieran las necesidades de ambos. Aunque escuchando a Carlos V no parecía ser sensato.
—Yuju —Carlos V movió su mano frente a la mirada perdida del otro Carlos —Te fuiste, cabrón.
—Lo siento. ¿Decías algo?
—Creo que es justo que me cuentes lo tuyo con Adora, después de que develé mis asuntos contigo.
—Pues... también estamos en una relación falsa —se rascó el cuello —Y no hemos tenido relaciones por eso de que complicaría todo así que... amigos —dijo resignado.
Carlos V no quiso abrir sus ojos tanto por la sorpresa, pero ese comentario lo tomó desapercibido —¿No han tenido sexo? Con razón toda esa tensión. Puta madre, Victoria tenía razón, ella me dijo que no había forma de que hubieran cogido y yo le dije que estaba mal.
—¡Hey! Después de contarme tus pendejadas una parte de mí se alegra que no lo hayamos hecho —Carlos A se defendió mintiendo con todos sus dientes. Deseaba a esa castaña como no tenía idea.
Golpe bajo, pensó Carlos V.
—Sí, pero tú estás soltero ¿no? —Carlos A asintió —De todos modos si no es con ella, deberías de sacar esa energía de otra forma. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste sexo con alguien?
—Eso no importa. No necesito un escándalo de que le estoy siendo infiel —apretó los labios Carlos A. En realidad no lo había ni considerado.
Carlos V asintió serio, tenía mucho sentido lo que Carlos A mencionaba, solo que Carlos recordaba a Vic acostándose con Cleo un día antes de la qualy de Monza y como Lucía siempre cuidaba su espalda para que nadie se enterara de sus aventuras, o en todo caso, las de él llevando a Isa al GP de Japón.
Lucía era un genio, esos dos necesitaban una Lucía.
—Bueno, en ese caso te tocará aprender a usar las manos, ya sabes, como en nuestra adolescencia.
Carlos A se rió ante aquel comentario mientras le lanzaba su trapo de grasa —Eres un cabrón.
Carlos V lo esquivó haciendo que el trapo cayera sobre Bodoque y este se lo quitara de inmediato maullando enojado.
—Carajo, lo que me faltaba —Carlos V se burló de él y Carlos A lo acompañó con risas.
Una vez que se detuvieron, Carlos V terminó de cerrar el cofre del auto y habló, era ahora o nunca y sabía que probablemente no podría compartir con nadie más lo que pensaba.
—¿Sabes? Entiendo que la gente nos ve y puede creer que somos una pareja de cuento de hadas. Después de todo ella me ha enseñado todo lo que sé de relaciones falsas, pero no tienes la menor idea de lo mucho que me saca de quicio.
Carlos A lo volteó a ver a Carlos V y notó el estrés y frustración detrás de sus palabras, al parecer su otro yo estaba confesando más secretos.
—¡Todo el tiempo fumando! ¡Todo el tiempo retándome! Haciendo comentarios para hacerme enojar, volviéndose la favorita de mi padre... ¿Nuestro padre? —Carlos A se alzó de hombros sin saber la respuesta a esa pregunta —MI padre.
Esa frustración y desesperación en la voz de Carlos V la reconocería hasta con los ojos cerrados, porque en parte él se sentía de la misma manera.
—Torres no fuma, pero te entiendo con lo de los comentarios. Adora ama pelear, o llevarme la contraria —Carlos A se permitió desahogarse también —Siempre haciendo lo contrario de lo que uno le dice ¡aunque el que esté bien sea yo!
—Y ni hablar de ir conmigo a correr o al gimnasio, no tiene una vena deportista. Lo detesta, pero no fuera mi padre quien se lo pide, porque va corriendo con él.
—La mía odia el cardio, corre como Bambi atropellado, y se queja por todo. Y cuidado e intentas corregirle algo en boxeo porque uff —Carlos A recuerda el desquite que tuvo Adora con él esa vez.
—Maneja como si no hubiera nadie más en la calle. ¡Y ese jodido gato dejó un pájaro muerto en mi cama! —Carlos V señaló agresivamente a Bodoque, quien iba saliendo de la cochera a buscar a su dueña, ya había pasado suficiente tiempo con esos dos.
—¡Adora siempre quiere manejar y me hace ver como un acosador! ¡Y su papá me odia! —se quejó Carlos A, en realidad no había hecho nada mal, pero el suegro lo odiaba por existir.
Después de que los dos Carlos se hubieran desahogado y sacado todo lo que les molestaba, se vieron a los ojos resignados y sonrieron sin decirse nada. Ambos entendieron lo que el otro sentía respecto a su respectiva novia falsa.
—Al final del día, siempre la dejo ganar, la dejo poner su música en el auto o robarse mi ropa. —Carlos V se alzó de hombros como diciendo "no hay nada que hacer."
—Yo siempre la dejo tomarme de la mano cuando está nerviosa, le doy los asientos derechos porque es zurda y la ayudo con la prensa. Hasta dejo que gane todas nuestras discusiones —suspiró, ¿qué no hacía por esa castaña?
Los dos Carlos Sainz asintieron entendiendo que la plática se había terminado y que ninguno de los dos hablaría de eso frente a nadie, era un secreto que se llevarían a la tumba.
—Aun así estoy harto de ser su juguete. Desde el primer día que esas dos se juntaron han estado molestándonos más de lo normal —Carlos A habló decidido.
—Oh hermano, estoy contigo. ¿Victoria coqueteando con Adora? Prefiero mil veces tragarme el huevo con sal a volver a escuchar a Victoria llamar "amor" a Adora —Carlos V hizo comillas y caso de asco al pronunciar la palabra amor.
—¿Quieres venganza? —Carlos A siempre lo acusaba de ser un villano de telenovela, pero si tan solo viera su cara en ese momento sabría que quien tenía cara de villano era otro y no él —Tengo una idea.
—Te escucho.
—Cierra la puerta, tenemos poco tiempo antes de que la cena esté lista.
Carlos V obedeció y después de cerrar regresó con Carlos A con una sonrisa cómplice en el rostro.
Victoria le había pedido de favor a Adora que fuera por Hallie y Annie para comenzar con la cena, después de todo, su presencia era lo único que faltaba.
—¡Hey! Corran o esto se va a enfriar —Adora les gritó desde afuera de la cochera, no quería estar sola con esos dos después de su patética salida con Victoria.
—Llegó la hora —Carlos A habló tratando de ocultar su sonrisa malvada de su rostro.
—Recuerda, yo solo la llamo preciosa o Vic, nada de Vicky, lo detesta —Carlos V le recordaba todo lo que habían discutido.
—Y no le digas Ada, yo no lo hago. Con Torres o cariño es suficiente —Carlos V asintió.
—Que Dios se apiade de nosotros cuando se enteren.
—Mientras tanto disfrutemos de esto. Venga, que sí podemos engañarlas un rato.
Los dos Carlos salieron de la cochera listos para comenzar con su plan, era simple. Intercambiarse de lugar y hacerlas perder la cabeza con sus coqueteos para nada discretos.
En cuanto llegaron Adora y Victoria estaban sentadas compartiendo una plática sin importancia. Los dos Carlos se miraron sin decirse nada y fueron hasta sus "lugares"
—Hasta que llegan, la comida se está enfriando —Victoria les dijo en cuanto los vio llegar.
Carlos A fue hasta donde estaba la cantante y sacó la silla que estaba a un lado de ella de su lugar para luego tomar asiento —Lo siento preciosa, tenía que asegurarme de que Carlos A no arruinara mi auto.
—¿Aún no superan que gané? —Adora preguntó burlona
—No es eso, Torres. Simplemente tenía que encontrar la trampa de Carlos V —Carlos V era quien decía eso pensando en cómo hablaría el Carlos de Adora.
—Como sea —Victoria rodó los ojos sin querer escuchar otra de sus estúpidas peleas —Hay pasta al pesto con pollo, una ensalada para ti —Señaló a Carlos A creyendo que era su Carlos —Y de postre...
—¡Quesillo! Vic en verdad se lució con la cena.
—¿Quesillo? —Los dos Carlos hablaron al mismo tiempo.
—¿Flan? —La rubia habló, tal vez conocían el nombre mexicano.
De nuevo, los dobles negaron.
—Como sea, es un postre delicioso —Adora no iba a dejar que sus diferencias culturales detuvieran más la cena.
Los dos Carlos asintieron y comenzaron a servirse de comer.
—¿Ya no vas a poner más verduras en tu plato? —Carlos V le habló a Carlos A con burla. Sabía que el plan era molestarlas, pero no pudo evitar recordarle que debía actuar como él.
¡Claro! Por un segundo se le olvidaba lo estricto que su clon era con su dieta.
—¿Me permites? Apenas estoy comenzando —Pero en el fondo Carlos A estaba agradecido de que le recordaran aquello.
Las chicas estaban hablando entre ellas sobre porqué su película de Rocky favorita era la mejor, Victoria decía que Rocky IV era superior, mientras que Adora seguía peleando por Rocky III.
En ese momento de descuido fue que los Carlos se miraron entre ellos y asintieron discretamente. Debían actuar.
—¡Muere Apollo Creed! Creo que eso zanja por completo de que Rocky III es mejor, ¿acaso no viste el montaje de los besties entrenando? ¿y me quieres hacer creer que un güero lo mata de un golpe? NO.
—Rocky va a pelear a Rusia. Literalmente tiene a todo un país en su contra y con su estilo de pelea logra poner a todos los rusos de su parte. ¡Eso es icónico! —Victoria estaba completamente metida en su argumento —Además, en la tres hay esta ridícula escena con Hulk Hogan.
—Preciosa —Carlos A llamó la atención de la rubia sabiendo que si no las detenían ellas nunca dejarian de discutir y sus planes de molestarlas se iría al caño
—¿Qué? —Victoria lo volteó a ver algo molesta por interrumpirla.
—Tu pasta está deliciosa —Carlos V casi se golpea la frente ¿Con eso la distrae?
—Gracias.
Victoria iba a regresar a su debate con Adora cuando sintió una mano colocarse en su espalda baja, eso hizo que desistiera de sus planes. ¿Qué estaba pasando?
Por otra parte Carlos A trataba de hacer lo que Carlos V le comentó que podía intentar, sin propasarse de más. Trataba de recordar lo que le había dicho sobre la rubia: "Le gusta que le digan que hacer por más que se niegue"
Carlos A se acercó hasta ella y comenzó a susurrar en su oreja —Después de la cena deberíamos perdernos un rato por el jardín.
Los ojos de Victoria casi se salen de su cara —¿Perdón?
—Ya me escuchaste, vámonos de aquí. Te quiero cerca. —Seguía susurrando cerca de ella poniendo los pequeños cabellos de su cuello de punta.
La rubia tomó la mano de Carlos A y la empujó —Déjame comer.
Vale, al parecer Carlos V tenía razón, Victoria se iba a resistir, pero también supo que había funcionado porque la cantante se había sonrojado.
Adora vió la escena sin entender qué había sucedido, después de todo no había escuchado nada.
—Volviendo al tema, okay, icónico, sí, tal vez. Pero muere Apollo, y fue mi personaje favorito de toda la saga porque admite que Rocky es como un pollo sin sal, lo que lo hace entretenido es cuando lo mezclas con Apollo, y verlo caer de esa manera tan idiota le bajó menos mil puntos en mi libro —señaló Adora tomando de su vaso con agua.
Aunque no se esperaba para nada la mano que aterrizó en su muslo, por lo que casi se ahoga con su bebida. Se sujetó el pecho para luego mirar confundida a Carlos. ¿Qué estaba haciendo? No tenían que fingir aquí frente a nadie así que ¿por qué la tocaba?
Carlos V creía que podía hacer un mejor trabajo con la castaña de lo que le estaba yendo a Carlos A con Vic, su espíritu de competencia sin irse.
—¿Todo bien, Torres? ¿El agua te sabe mal? —Carlos V estaba preguntando burlón mientras comenzaba a hacer círculos con un solo dedo sobre la rodilla de la venezolana. Joder si no la volvía loca cuando Carlos se ponía burlón luego de hacer algo que le revolucionara las hormonas. Le dedicó una mirada que Carlos V sólo podía clasificar como mortal. Si Carlos A le había explicado bien, por dentro le gustaba lo que estaba haciendo, pero trataría de ignorarlo y él debía impedir eso. El inicio de un sonrojo en las mejillas de la piloto le indicó que estaba haciendo su trabajo bien.
Victoria les regaló una mirada curiosa ¿qué mierda estaba pasando con estos tontos? Volteó a ver a su Carlos y este le sonrió amable, bueno, al menos así pensó que se había calmado después de ese raro comentario que le había hecho.
—Bueno, ¿qué te parece que estemos de acuerdo a estar en desacuerdo? —Victoria comenzó a remover su pasta con un tenedor —Lo que sí puedo estar segura es que Rocky V es una basura.
—Hay que aprender a detenerse antes de cagar una saga tan buena como esa y no supieron hacerlo. Por mi lado pretendo que no existe —se encogió de hombros Adora tratando de ignorar al Carlos a su lado.
Victoria asintió sin hablar, pues en ese momento estaba con un bocado y de la nada sintió como alguien, o más bien, como Carlos A jalaba su silla sin previo aviso acercándola lo más posible a él.
La cantante seguía sin poder hablar.
—Te dije que te quiero tener cerca —Carlos A de nuevo le susurró haciendo que Victoria comenzara a ahogarse con lo que le quedaba de pasta.
Carlos V no supo lo que Carlos A le había dicho a Vic, pero supo que había sido bueno, lo suficiente para provocar esa reacción.
—¿Qué, preciosa? —Carlos A habló de nuevo con tono normal mientras le pasaba una servilleta fingiendo que no le había dicho aquello —¿Otra vez ese cabrón le puso mucha sal a la comida?
¿Sal? ¿Qué sal? Su cabeza no podía pensar en otra cosa.
Victoria volteó a verlo mientras tomaba agua para dejar de ahogarse. ¡Odiaba que estuviera actuando como si nada cuando ella sentía que iba a hacer combustión interna!
¡La estaba provocando y ella era solo una mujer! No era justo. ¡Y enfrente de los demás! ¿Qué clase de juego previo tan malvado era ese? ¿Lo peor de todo? Le encantaba.
Carlos A volteó a ver discretamente a Carlos V diciendo "es tu turno". Estaba seguro de que sería difícil superarlo.
Bueno, Carlos V sabía que el otro Carlos le había dicho que a la venezolana le ponía nerviosa su toque, así que comiendo con una mano dejó que la otra se aventurara un poco más abajo, sin llegar a tocar nada que no debería, pero el avance fue suficiente para ponerla nerviosa.
Adora lo miró de reojo sintiendo cómo se iba poniendo más acalorada. Coño, que se quede quieto antes de que se lo coma a besos.
Carlos V se inclinó para susurrarle—¿Qué pasó, Torres? Te noto algo roja... —dijo juguetón.
Mientras tanto Adora se estaba medio muriendo por dentro porque no podía negar que pensamientos que no deberían estar ahí habían vuelto a atormentarla desde que había visto a Carlos sudado en el garaje.
—Sainz, como no te quedes quieto y me dejes comer, no la cuentas —replicó a la defensiva. Necesitaba que se detuviera o no sabía si podría resistirse más.
—Uy, ¿por qué tan a la defensiva? Juraría que te me habías quedado viendo en el garaje, cariño —dijo sabiendo que la había atrapado ahí mismo. De solo recordar la vergüenza y como habían salido ella y Vic disparadas Adora tuvo que tomarse otro trago de agua para calmarse, pero sus mejillas la delataban.
—Cállate —murmuró la venezolana, solo que no había mucho que pudiera hacer.
Ambas chicas estaban rojas, y Adora no quiso más que encontrar refugio en Vic para que la salvara, así que continuó hablando esperando que Carlos suelte el tema:—¿Y qué piensas de las nuevas? Las del hijo de Apollo con Rocky como entrenador.
Si tan solo Victoria le estuviera poniendo atención, lo cierto es que la rubia ni siquiera se había percatado de lo que estaba sucediendo con Adora y Carlos V, porque estaba ocupada tratando de liberarse del agarre que Carlos A tenía en su cintura.
—¿Podrías parar? —Lo único bueno de esa cercanía es que podía hablarse con él sin necesidad de hacer más escándalo —¡Adora y Carlos A están justo frente a nosotros!
—No te hagas la santa —Carlos A la señaló con su dedo índice libre y con sus ojos perforando su cordura, además que la mezcla de sus alientos comenzaban a embriagarla —Tú eres quien me está obligando a esto ¿No te acuerdas como me estabas viendo en el garaje? Además, te voy a pedir que no vuelvas a mencionarlos cuando estoy hablando contigo.
Si Carlos A creía que Victoria no podía sonrojarse más, estaba en lo incorrecto, después de su última oración, la cara de la cantante se había puesto completamente roja, casi como su monoplaza.
La autoridad en su voz fue todo lo que él necesitaba para hacerla perder la cabeza.
Eso era su fin, ya no había más defensas que poner para Carlos. Victoria estaba perdida, su cerebro estaba frito, no había forma de que se negara a lo que él le dijera o más bien, lo que le ordenara.
No estaba orgullosa, pero por un lado, este era su sueño... ¡Ella estaba creando todo esto!
—Nos vemos en el jardín después de la cena —Victoria aceptó sin más y Carlos A sonrió ganador y engreído, pero no por lo que Victoria creía.
Por otro lado, cuando Adora fue ignorada olímpicamente por Vic le pidió a Diosito que la ayude porque Carlos se la estaba poniendo difícil.
El español se había acercado hasta rozar su mejilla con su nariz y hablarle al oído sin perder de vista a los otros—Yo digo que olvidemos a Carlos V y a Vic y recreemos en privado lo del jet en Miami, ¿no crees? Solo que sin Charles de por medio, ni nadie que nos interrumpa... —susurraba sin quitar su mano de su muslo, todavía dejando que hiciera trazos imaginarios con su dedo. No había hecho más avances, pero no era necesario. El sentir el aliento de Carlos cerca había sido suficiente para que Adora se estremeciera, teniendo que apretar las piernas para contenerse un poco.
—Sainz... basta... —dijo con la poca fuerza de voluntad que le quedaba.
—Tu cuerpo me dice otra cosa —murmuró sin apartarse.
Y ahí Adora se terminó de poner de los mil colores. ¡Al carajo! Se iba a besar a ese hombre como su cuerpo se lo pedía.
Se volteó hacia él y enfrentó su mirada con la suya rozando sus narices. Solo que había algo... mal. No sabía cómo explicarlo sin que la tachen de loca. Hasta cuando bajó su mirada a los labios de Carlos seguido de sus ojos se encontró arrepintiéndose un poco, se tuvo que obligar a apartar. Era como si algo le faltaba y su cabeza se hizo un lío. ¿Dónde estaba esa chispa desafiante que la volvía loca?
Carlos A estaba impresionado con el trabajo que Carlos V había hecho con Adora, y estaba seguro que Carlos V estaría extasiado con el tono de rojo en la cara de Victoria, supo en ese momento que era hora de intervenir.
—Torres, ¿Todo bien?
Carlos A soltó al mismo tiempo que Carlos V decía:
—Preciosa, ¿me pasas una servilleta?
Las dos mujeres salieron de su trance.
—¿Preciosa? —Victoria preguntó al escuchar a "Carlos A" decirle de esa forma.
—¿Torres? —Al mismo tiempo, Adora volteó a ver al Carlos a un lado de la rubia, ahí estaba esa mirada desafiante que había estado buscando.
Las dos mujeres se voltearon a ver entendiendo lo que acaba de suceder, pero antes de que ellas pudieran decir algo, los dos gemelitos se pusieron de pie de sus sillas y comenzaron a reírse como dementes.
Al borde de las lágrimas, era su típica risa que parecía más mono que persona, los dos estaban doblados sosteniéndose como podían de las sillas y tratando de no dejarse caer al suelo.
Victoria corrió hasta donde estaba su Carlos completamente furiosa.
—¡Eres un bastardo! Bien sabes que no he tenido sexo en semanas y hacer que Carlos A hiciera todas esas cosas fingiendo que eras tú —La rubia había comenzando a darle unos golpes mientras Carlos V seguía riéndose, los golpes no le dolían para nada.
—¡¿Y tú?! ¿Qué carajos, Sainz? ¡Casi me beso a Carlos V! —Soltó Adora ahora un poco asqueada con la idea. Se sentía como si le besara al hermano de Carlos.
—Yo puedo hacerle relieve —dijo Carlos A acercándose aún riéndose.
—¡No! —lo señaló con un dedo en el pecho evitando que avanzara más—. ¡No quiero que me toques más! ¡Y hoy duermes en el piso, por maldito! —dijo súper resentida. No era justo que pusiera a su clon a tentarla así y ahora esperase llevarse su crédito.
—No me digas que no sabes apreciar una buena broma, Torres —se burló viéndola toda enojada, era de sus cosas favoritas.
—¡Pues mírame! ¿Me ves cara de que me gustó tu puto chiste? —estaba furiosa con él.
—Mmm no, pero hace rato te vi cara de que querías comerme la boca, así que... —soltó algo coqueto.
—¡Joder! ¡Espero que Bodoque se cague en tu almohada! —se cruzó de brazos sintiendose idiota, ¿cómo carajos iba a creer que quería estar de verdad con ella cuando él mismo detuvo todo para no complicarse?
—¿Esperas en verdad eso o solo estás molesta porque de verdad querías que lo del otro Carlos pasara? —alzó las cejas hacia ella, solo tenía que decir la palabra y terminaba con el sufrimiento de ambos en ese momento.
—¿Tú qué crees, Sainz? —lo miró fijamente y sin decir más nada Carlos comprendió que estaba molesta molesta, y más que todo, decepcionada.
—¿Que... si te doy unos besitos se te quita? —ofreció sabiendo muy bien la respuesta.
—Jodete.
Carlos V ya se había enderezado y había comenzado a calmarse mientras que con su mano se limpiaba las lágrimas que no le permitían disfrutar de la imagen de la cantante completamente enojada con él.
—¡Además! Estoy casi segura que estoy ovulando, eso no me ayuda para nada —Victoria golpeó a Carlos V en el pecho con su dedo índice —Eres un maldito sádico.
De nuevo los golpes de Victoria habían comenzado, ahora en el pecho.
Carlos V sólo se acercó hasta ella y aún riendo la apresó entre sus brazos evitando que la mujer siguiera atacándolo —Ya preciosa, solo fue una broma.
—¡Pues qué puta broma se aventaron! —Victoria no podía moverse, Carlos V había restringido todos sus movimientos —¡Suéltame! ¡Que me sueltes!
Victoria trataba de sacudirse pero con Carlos abrazándola de esa forma no había manera de liberarse.
—Eso no me decías hace rato, bueno, no le decías eso a Carlos A —Victoria de nuevo se sacudió violentamente.
—¡Duerme con un ojo abierto, Carlos! —La amenaza de Victoria se sentía muy real, en verdad quería matarlo, ahora más que nunca deseaba tener su cuchillo del primer día.
—Eso te pasa por andarle diciendo "mi amor" a la castaña y brincando a sus brazos —Carlos V le susurró aún apresándola entre sus brazos, tal vez antes de enterarse de la broma, esto también le hubiera afectado, pero ahora solo la hacía enojar más.
Después de eso, la soltó y Victoria sólo podía fulminarlo con la mirada.
—Entonces ¿qué? —Carlos V preguntó de nuevo en tono juguetón —¿Nos vemos en el jardín en un rato?
—¡Ni en un millón de años! ¡Ya me voy a dormir! —Victoria no tenía ni ganas de terminar su cena.
Se alejó del comedor dando pasos furiosos, fue hasta la cocina donde tomó el flan en sus manos y luego pasó de largo hacia las escaleras.
—¿Adora, quieres flan? No pienso compartir el postre con estos imbéciles.
—Eso no se pregunta —La castaña ya no quería saber de los Carlos por el resto de la noche.
—¡Primero date un baño frío, preciosa! —Carlos V le gritó mientras Victoria se iba de ahí con el flan en la mano y alzando su dedo medio sin voltearlo a ver.
—¡Bodoque! Ven acá.
El gato que estaba muy feliz acostado en la sala, escuchó a su dueña y fue con ella, los pilotos no tenían nada que ofrecer al felino.
Carlos A llegó hasta él viendo partir a la castaña y recargó un brazo sobre el hombro de su otro yo.
—¡Adora, no cierres la puerta del cuarto con seguro, nos vemos en un rato! —se escuchó un portazo como respuesta.
Y una vez que ambos estaban seguros que las dos no iban a bajar, se voltearon a ver y rompieron en carcajadas una vez más.
—¿Viste su cara? Dios, desearía tener mi celular —Carlos V decía entre risas.
—Ojalá hubiera podido grabar —respondió Carlos A de igual manera.
Una vez que se dieron cuenta de lo que habían hecho y de que tenían el resto de la noche para ellos, decidieron poner a prueba la casa.
—¿Quiéres ir a lanzar pelotas de golf al vacío desde el jardín? —Carlos V le ofreció a su clon y después de la broma, amigo.
—¿De dónde sacarás pelotas de golf? ¿Sabes qué? No me digas, vamos. Solo espero que haya cervezas en esta casa.
—Creo que tomaré una cerveza contigo, es digno de celebrar lo que hemos logrado hoy.
***
N/A: ¡LLEGAMOS A 200K LECTURAS!
Gracias, las amo un montón. Me estoy divirtiendo mucho con este maratón y espero que las que lo han venido siguiendo también.
Perdonen el atraso, chicas. Nos inspiramos un poco de más jsjs
Las quiero muuucho, son las mejores lectoras
Me divierto mucho con sus comentarios, nunca paren porfa, no puedo responderlos todos, pero sepan que las leo y me río con ustedes
Voten y comenten!
Siganme en Instagram donde estoy hablando de todo lo que tiene que ver con la maratón en vals.keeper
Se despide,
Val
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro