20 | ¿Premio o castigo?
𝐓𝐫𝐨𝐮𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐤𝐞𝐫
PODÍA JURAR que la sonrisa que portaba Sainz era la más grande que le había visto desde que lo conozco. Viéndolo desde abajo del podio quería sentirme mal. Después de todo, había pérdido. Quería obligarme a resentirlo, a compadecerme un poco a mí misma.
Sin embargo, no podía. Me resultaba imposible no contentarme con el español.
Su sonrisa, la energía que transmitía, estaba tan feliz, que era inevitable contagiarse de su felicidad. Y siendo honesta, me asustaba un poco.
Estaba empezando a empatizar con él, a preocuparme, a entrometerme de más en su vida privada de lo que debería, y me preocupaba las líneas entre lo que era real y no porque si no aprendía a diferenciar esto, que era únicamente trabajo, a lo que es de verdad, sentía que iba a salir perdiendo. Mi cabeza se perdería con esta relación falsa. Y no era mi objetivo.
Muchos me juzgarán si vieran mis pensamientos. ¿Por qué se quiere sentir mal por sí misma? ¿Por qué se enoja de no poder? Y era una respuesta tan sencilla como un pan con mantequilla: porque es lo que se espera. Cuando miramos a todas las figuras importantes del deporte, joder, no nos vayamos ni tan atrás, analicemos la temporada de 2016 de Fórmula Uno. Dos mejores amigos en la misma maquinaria compitiendo en el mismo equipo. ¿Y cómo terminó aquello? Como una masacre. Los antes besties se separaron por rivalidad y competencia. Admiro a Hamilton como leyenda en el deporte, pero era muy obvio para ese entonces lo enojado que estaba a pesar de ser su ex mejor amigo, alguien con quien creció desde las carreras de karting cuando eran niños. ¿Y a qué estoy llegando con esto? Con que los mejores deportistas son egoístas. Y si quería este campeonato necesitaba serlo. Usar este momento, en el que una persona que detestaba hace un año estaba de pie en mi puesto en el podio, para motivarme. Que alimente mi hambre de victoria y me impulse a través de lo que quedaba del año para poder ser la campeona mundial. Esa era la clave de muchas leyendas: el enojo. No había mayor motor para un piloto que el que tener que probar algo. Y a pesar de todo esto donde digo porqué debería usarlo como recurso motivador, no podía.
¿Momento en el que Leclerc me pasó a último momento en Arabia Saudita? Check. ¿Charles sacándome de la carrera en Imola? Check. ¿Verstappen colisionando conmigo esta carrera? Check.
¿Pero por qué carajos ya no podía pensar en los de Sainz sin que se me entumezcan las mejillas de la emoción? No lo sé.
Pero planeaba averiguarlo...
***
—Vamos, fiera. Guarda esas garras para los medios —me indicó mi hermana mientras caminábamos por el estrecho y abarrotado Paddock, camino a las entrevistas post carrera luego del muy emotivo podio.
No podía ocultarlo, no estaba de buen humor y lo que menos necesitaba era otro rumor de la prensa, pero sabía que era parte del trabajo y que de no hacerlo podría recibir alguna penalización de la FIA.
Tomaba de mi botella de agua con aburrimiento mientras caminaba fingiendo una sonrisa amable cada vez que se me acercaba una fan para tomarse una foto y tratando de que su experiencia fuera lo más agradable posible. Después de todo, ellos eran lo que hacían todo esto posible y no era con ellos mi enojo.
A mi lado pasaban hombres desinteresados en pedirme autógrafos, más enfocados en el neerlandés que caminaba a unos pasos detrás de mí. No era nada desconocido para mí. No recibía mucha atención o apoyo masculino más que el de ser constantemente sexualizada en sus tweets o recibir críticas como si ellos hubieran conducido algún Fórmula Uno en un momento de sus vidas.
Tampoco era nuevo, había incluso un grupo que borraba mis resultados y pretendían que no existiera. Cuando gané en Miami hicieron un edit como si hubiera ganado Charles y se creó una gran confusión en las redes.
Borraban mi existencia porque le perturbaba a sus pequeños egos que una mujer estuviera obteniendo mejores resultados que muchos de los pilotos que idolatraban.
Cuestión por la que la mayoría de mis fans eran mujeres y estaba agradecida por ello pues era como estar protegida por una hermandad.
Llegamos a un tumulto de gente que estaba bloqueando el Paddock, todos reunidos alrededor de alguien que no reconocía ni poniéndome de puntillas. Maldita sea yo y mi estatura comparada con estas jirafas de Europa.
Lele me tomó del brazo intentando abrirnos paso entre tantos gorilas, más de uno bajando sus ojos a su leve escote mientras yo los juzgaba con la mirada de manera severa a lo que apartaban la vista avergonzados. Son unos descarados.
Mientras continuamos avanzando escuché una voz que accionaba ese instinto de lucha o huida en mí más que cualquier persona en este mundo del motor—...¿Max? No, no fue su culpa, solo seguía órdenes —no logré captar la siguiente pregunta, pero debido al micrófono, sí la respuesta—. No, no le ordenamos que empujara a Torres de la pista, eso sería ridículo. Solo le dijimos "ataca" y eso fue lo que hizo. Ahora, si Torres no está lista para afrontar ese tipo de desafíos o le preocupa que se le formen arrugas por el estrés creo que este no es el deporte para ella —se ríe—. Los hombres pueden ser brutales y no es un patio de juego para niñas.
Cuando termino de escuchar las palabras de Horner no quiero hacer más nada que retroceder en ese momento y decirle sus verdades en la cara. Mis pies detienen sus pasos unos momentos en lo que Lele se voltea a verme con advertencia, sus ojos preocupados buscando los míos en lo que gesticulaba para que siguiéramos avanzando, pero ¿esa rabia que estaba buscando anteriormente? La había encontrado.
Y oh, qué ganas tenía de desquitarme con ese desubicado misógino machista.
Me solté del agarre de Lele para abrirme paso entre las personas llegando a estar al lado del periodista, al cual se le iluminaron los ojos como niño en juguetería sabiendo que prometía algo jugoso. Horner parecía pálido. Sonreí con malicia.
Me agarró en un mal día.
—¡Adora! qué honor que nos acompañes en esta entrevista. ¿Tienes algún comentario al respecto de lo dicho por el señor Horner?
¿Qué papel quiero hacer esta vez? La última lo humillé, pero esta... esta quiero que le duela. Quiero que lo cancelen tan duramente en Internet que hasta su bolsillo quede afectado.
Papel de la víctima mejor.
Suspiré con pesar—Pues me apena mucho estos comentarios y comportamientos de un director de equipo que he admirado durante tantos años.
Tremenda mentira.
—¿Algo que quieras decirle a la cara que hable por ti y las demás mujeres en el deporte?
Asentí y tomé el micrófono para luego mirar a Horner y dirigirme a él con la mayor lástima que pude generar— Entiendo que puedas tener ciertos estereotipos en mente, pero quiero asegurarte de que mi género no define mi habilidad o competencia en la pista. Mi trabajo habla por sí mismo y tres podios en cinco carreras no creo que deba ser tomado a la ligera. Y créeme que estoy lista para cualquier ataque que quieras tirar a mi camino, pero ahora solo quiero ir a celebrar la victoria de mi novio. Sí, otro piloto, aunque todavía tengo mensajes de uno de los tuyos si quieres revisar... —me alejé guiñandole el ojo.
—¡Ah! y tengo una gran crema para las arrugas, te la podría prestar porque... bueno, tú sabes —lo miré con una mueca, devolviéndole el micrófono al periodista en lo que me iba dejando a un Horner frunciendo el ceño mientras se sobaba la frente.
Toma esa, viejo desabrido.
—No sé porqué parece que disfrutas hacer imposible mi trabajo —se quejó Lele caminando a mi lado.
—Esa parte no la disfruto, pero sí que lo hago poner a ridículos como Horner en su lugar. Como si no hubiera vuelto un infierno mi vida el año pasado tiene que volver a hacer lo mismo este y la FIA ni pestañea a menos que el equipo se queje. Estoy harta de que tenga a todos donde quiere y me haga quedar como una incompetente una y otra vez —resoplé frustrada.
Por ese idiota había tenido que tener un guardaespaldas el año pasado. Y ni siquiera fue contratado por mí, sino por McLaren pues estaban muy preocupados por mi bienestar debido al nivel de amenazas de muerte que había llegado a recibir. Cuestión que no quería tener que repetir porque si probaba ser mucha inversión sin traer a cambio dinero al equipo que lo recompensase; no venía manera de que ni Dios hiciera que me quedara un próximo año en el deporte.
Sentí una sombra que me tapó del sol. Cuando me volteé me encontré de frente con una camisa de Mercedes—Tengo el presentimiento de que no es buen momento para ofrecerte apoyo por el contacto y desearte un mejor fin de semana para la siguiente, ¿no?
Habló ese acento austríaco pronunciado de alguien que apreciaba mucho en este deporte—No, pero puedes acompañarme a quejarme de Horner. ¿Sabes qué dijo ese imbécil?
Toto me observó con el ceño fruncido, negando con la cabeza—¿Qué dijo ahora?
—Dijo que no estoy lista para afrontar ataques, y que, cito "Los hombres pueden ser brutales y no es un patio de juego para niñas" ¡¿Puedes creerlo?! Parece un bebé de tanto que chilla y chilla y mantiene mi maldito nombre en su boca como si no tuviera un carajo más que hablar. ¿No tiene mejores cosas que hacer? Como no sé, conseguir una vida, por ejemplo —hablé rápido.
Tanto Lele como Toto se me quedaron viendo algo anonadados. Creo que no captaron bien ni la mitad de lo que dije.
—Perdón, solo... me frustran los patanes —suspiré frustrada a lo que llegamos enfrente de las oficinas de McLaren. Lele gesticuló de que siguiera caminando, pero ahí me quedé. Quería hacer algo antes de las entrevistas.
—Creéme que si alguien sabe de lo insufrible que puede llegar a ser Horner soy yo —rodó los ojos el director de equipo a mi lado, irritado—. Solo no te dejes llevar, es lo que quiere. Ignóralo porque parece estar buscando cualquier cosa para atraer tu atención y que lo ataques. Seguro me preguntarán sobre ello más tarde, pero no te preocupes, estoy de tu lado —me dio unas palmaditas en el hombro y ambos miramos el motorhome de McLaren—. Tomo que intentarás hablar con Zak al respecto...
—La palabra clave es intentar. Seguro me mandará a dar mis entrevistas, pero entre más rápido lo reporte, mejor.
—Entonces suerte, pequeña terremoto. Hablamos luego —me despeinó con su mano el cabello causando que mirase a aquel gigante con molestia. Toto se rió mientras se iba en aquella patineta suya.
—Tenemos que ir al área de entrevistas —insistió Lele.
—Dame cinco... máximo diez minutos y soy toda tuya.
—Va, pero rápido por favor —señala su reloj.
—Ese es mi trabajo, hermana —sonreí burlona, mi hermana me rodó los ojos con molestia y yo entré sin ninguna invitación a la oficina de Zak. Teníamos mucho que conversar y no tomaría un no por respuesta.
***
Perdóname
Si al escucharte
Dirigiré a otra parte la mirada
Háblame
Sin tantas vueltas
No utilices nuestras fallas como excusas
¿A quién crees tú que dolerá este fin?
A ti
Que alguien más te espera ya, después de mí...
¿A quién...?
—¡Adora, no te puedes encerrar toda la noche a escuchar a Karina! —seguía tocando mi hermana la puerta.
No hice más que subirle el volumen a la canción. No quería hablar, no quería lidiar, no quería nada.
¿Sabían esa escena en Lilo y Stitch donde Lilo se deprime y se pone a escuchar a Elvis? Pues esa era yo en estos momentos, exceptuando el Elvis. No quería tener que abrir esa puerta y hacerle frente a mis problemas.
La reunión con Zak no había resultado para nada como quería. De hecho tomó un giro inesperado que me descolocó tanto que no sé ni qué babosadas dije en las entrevistas. Solo que no quise esperar a que Sainz terminase de celebrar con su equipo y me devolví con Lando al hotel ignorando a mi hermana.
Estaba mal, y lo sabía, era terrible para hacerle frente a las adversidades. Sainz tenía razón; yo huía.
Y era consciente de ello, pero no conocía otra manera. Y en estos momentos lo que menos quería era ser acribillada de preguntas por mi hermana; necesitaba procesar todo por mí misma primero.
Se escucharon unos toques en la puerta—¿Torres? Agradecería si pudiera entrar a la habitación a bañarme.
No sabía si estaba gritando o qué, pero lo escuché claro como el agua por encima de la música.
Ahí estaba otro problema que no quería afrontar. A Don besos en el podio y "somos novios" sin un pequeño aviso siquiera.
Los ignoré a ambos, y no sé cuánto tiempo pasó, pero de repente se abrió la puerta de la entrada y yo solo alcé un poco mi cabeza del mueble para ver a Lele y Sainz entrar a la habitación. Suspiré queriendo entrar a mi cuarto, cuando la entrada se vio bloqueada por cierto español.
—No me intimidas. ¿Cuánto pesas? ¿68? Levanto más que eso con las piernas, vamos —lo desafié y él se limitó a alzar las cejas en respuesta. Si se vio sorprendido o irritado, no lo dejó notar.
—Torres, ¿qué pasó en la reunión? —se cruzó de brazos.
—No quiero amargarte el podio ni el día, pero esto no te incumbe, Romeo.
—¿Romeo?
—Sí, ya sabes. Por lo romántico y el estar inclinándome para atrás cual Barbie. Que por cierto, déjame decirte que tan flexible no soy y menos luego de estar tiesa en un carro manejando por casi dos horas.
—Te saliste a la primera hora.
—¡Ese no es el punto! El punto es que... —suspiré frustrada. No discutas, no discutas, no discutas... Es su primera victoria, Adora, eso es como pelear con alguien en su cumpleaños—. No quiero discutir, seguro debes arreglarte para tu celebración.
Murmuré queriendo que me abra paso a mi habitación y poder tirarme en la cama a seguir escuchando a Karina.
—Torres... —su mirada se conectó con la mía—. Háblalo, joder. Siquiera con Alejandra, se muere por saber cómo ayudar a que no te sientas así.
No me gustaba esto, que se creyera que con una mirada ya me tenía descifrada o haré lo que me dice.
—Yo veré a quién le cuento y en qué términos, ¿bueno? Ahora deja de fingir estar interesado en mi vida y vete —logré empujarlo con mi cadera, y no sé si fue el shock o el que no había sido así de cruel con él hace tiempo, pero no me costó mucho pararme enfrente de mi puerta sin llegar a cerrarla—. Felicidades por tu victoria, por cierto.
Terminé de cerrarla.
Por unos segundos es como si se hubiera mantenido ahí, su sombra por debajo de la puerta sin moverse mientras terminaba de procesar todo. Me senté en la cama rogando por dentro que se fuera. Mucho autocontrol no me quedaba y quería partirme un poco la cabeza con lo sucedido en la reunión antes de hacerle frente a alguno de los dos y terminar diciendo más cosas hirientes. Unos segundos después escuché sus pasos alejarse. Bien.
Mi cabeza no estaba ahí. Seguía en la oficina de Zak procesando todo una y otra vez. Y me detestaba un poco por actuar así cuando solo se estaba preocupando, pero así somos a veces. Tratamos mal a quienes menos lo merecen. Mi problema era con McLaren, no con ninguno de los dos allá afuera y no debían ser mi saco de boxeo.
Suspiré pasándome una mano por la frente para tratar de aliviar un poco la tensión que sentía. Enfrentaría todo eventualmente. Siempre me tocaba. Sin embargo, en esos momentos lo que más quería era lavarme la mala carrera del sistema y dejar que la ducha se llevara todas mis frustraciones.
***
Cuando salí hacia la sala ya limpia y con una ropa cómoda me encontré con la imagen de mi hermana y Sainz conversando con tazas de café y galletas en mano. Ambos voltearon a verme a lo que me agachaba para tomar una galleta y sentarme en el mueble individual. La sala se sumergió en un silencio incómodo en el que ninguno sabía qué decir, el único sonido siendo el de la galleta masticada, y yo solo tenía una duda en mi mente.
—¿No deberías estar saliendo a celebrar? —cuestioné a Sainz con una ceja alzada, mis piernas cruzadas sobre el mueble.
Su mirada bajó a mis piernas desnudas por un segundo en lo que se aclaraba la garganta—No, aún es temprano. Quedamos con el equipo para tragos en dos horas.
—Ah.
Sentí a Lele observarme atenta.
—¿Y tú? —me volteé hacia ella.
—No quiero estar en ningún otro lado, She ra. Estoy aquí para ti, para que te desahogues en el rol que tú quieras. Si me necesitas como hermana, eso seré, y si necesitas a tu manager, igual.
Sostuve la mirada por unos segundos para luego asentir.
—Quiero hablarlo, pero... no sé qué tienes que ver con esto —se entendía muy bien a quién me estaba dirigiendo.
—Pues... novio falso, ¿no? Tengo que saber cómo ayudarte para facilitar esto —hizo un gesto entre nosotros y me sumí en silencio.
Tenía algo de sentido.
Suspiré, ya me sentía un poco más lista para afrontar todo—Bien, lo que pasó fue que...
Hace casi dos horas
—...Vamos a reportarlo, ¿no? Mira todo lo que dijo. Es un ataque directo a mi persona, y no solo me está insultando a mí sino a todas las mujeres capaces que trabajan en este deporte, ¿cómo crees que se han de sentir? Esto tiene que ser por todas, ¿cómo se le ocurre decir que...?
—Adora.
—...Esto es un ambiente muy rudo y no un patio de juegos para niñas? Faltaba nada más que dijera que regresara a jugar con mis barbies —bufé—. ¡Como si el deporte no estuviera suficientemente lleno de testosterona!
—Adora.
—Pero claroooo, no piensa en eso. Ni piensa en las fans de Redbull a las que se les caerá un ídolo por estar diciendo tanta mierda en una sola...
—¡Adora!
Ahí parpadeé y volteé mi atención hacia Zak.
—No podemos. Mejor dicho; no lo recomiendo —me mira con una mueca tensa.
—¿Qué? ¿Por qué? —me sentí desconcertada.
—La junta directiva no lo considera óptimo, Adora. Horner dice que tiene pruebas de que trataste de obtener información el año pasado de uno de los mecánicos de Max...
Caí sentada mientras lo miraba un poco boquiabierta. De todas las noticias la que menos me esperaba era esa.
—Zak, pero fuiste tú quien me dijo que...
—Lo sé, lo sé, lo siento —suspiró cruzándose de brazos—. No pensé que fuera a decir nada, todos saben lo encantado que lo traías pero desde que empezó lo de Carlos cambiaron las cosas.
—Entonces debe ser cierto, lo obtuvieron de él... —me pasé una mano por el cabello—. ¿Y qué? ¿Nos está amenazando con contarle a la FIA?
—Puede ser. Por eso no creemos que debamos hacerlo, podemos salir muy perjudicados y tú en especial —ahí lo miré con el ceño fruncido—. Sabes que te quiero aquí, Adora. Traes buenos resultados, eres consistente y ganas más lugares de los que pierdes, pero toda esta pelea con Horner y los medios no está trayendo una buena imagen; no lo suficiente para los patrocinadores. No quieren arriesgarse con un personaje "problemático" —suspiró—. Eso, mezclado con los daños en el carro en los choques de Imola y acá están metiendo ideas en la cabeza de nuestros inversionistas. Si me preguntas a mí, creería que están buscando excusas para que no sigas otro año, pero no nos han dado luz verde para ofrecerte un contrato para el próximo año y... quieren que le demos tu asiento a Piastri.
Ahí sentí como el alma se me caía a los pies, mi cuerpo quedándose petrificado en su asiento.
Me quedé viendo a Zak como si en cualquier momento me diría "jaja bromita bromita. Te la creíste, ¿no?". Y sin embargo su expresión nunca cambió.
—¿Piastri? ¿El piloto de reserva de Alpine? Vamos seis carreras... —dije con incredulidad.
Seis putas carreras y ya me querían reemplazar con un novato. Nada contra el chico, pero empezar en un Fórmula Uno no venía sin cierta dificultad al inicio y ¿de verdad estaban dispuestos a pagar todo eso solo por no extender mi contrato?.
Zak se inclinó hacia mí—Lo sé, no te estoy diciendo que será lo que haremos, pero si quería advertirte de lo que se ha estado hablando. Si de aquí a las vacaciones de verano no ven cambios; que traigas patrocinadores, mejore tu imagen y se detengan tus conflictos con los medios, claro que acompañado de buenos resultados, no sé cómo lograr convencerlos de extender tu contrato.
—Pero... eres el jefe, Zak, ¿cómo no puedes hacerme quedar otro año? —repliqué con tono obvio.
—La realidad es que soy tan solo un voto en la junta directiva, Adora. Si los inversionistas y los demás directores no están de acuerdo, no hay nada que pueda hacer. El equipo depende de ellos.
Me dejé deslizar en mi asiento.
Primero perder la pole.
Luego un jodido DNF.
Un comentario estúpido de Horner.
Y como cereza del pastel, mis posibilidades de un asiento el próximo año iban en picada.
Y mis sueños del campeonato con él.
—Pero... creo que hay una luz al final del túnel.
Alcé mi vista de mis zapatos para conectarla con la suya.
—Les gusta la publicidad que están trayendo Carlos y tú. Dicen que lo controversial de dos pilotos saliendo vende. Así que ¿mi consejo? Aprovecha esa relación al máximo. Porque en estos momentos parece ser lo único que te dé posibilidades para que te quedes otro año...
Actualidad
Apreté los labios—Entonces... supongo que podemos hacer eso —hablé bajando la vista a mi teléfono.
—¿Qué propones? —sus ojos marrones se clavaron en mí.
—Esto —le mostré.
—Está bien que tomes en cuenta el consejo de Zak, Ada, pero no actúes como si nada —A veces podía odiar lo mucho que me conocía Lele.
El español no apartaba la vista de mi pantalla.
—¿Qué más quieres que haga? Ya pasé por la negación, enojo, tristeza... solo me queda aceptarlo porque parece que ya ni mis buenos resultados son suficientes. Me enoja, porque de ser Sebastian Vettel o Fernando Alonso me lo dejarían pasar, pero como soy yo pues prefieren ser más cautelosos. ¿Y por mí? Se pueden mamar una reverenda catedral.
Me crucé de brazos.
—Pues si esta es la única forma de que tengas un asiento el próximo año te apoyaré —habló el español a mi lado devolviéndome el teléfono.
No dejaba de causarme intriga—¿Por qué? Deshacerte de mí es deshacerte de la competencia.
—Supongo que es más divertido tenerte en la pista que fuera de ella —se encoge de hombros—. Además... ¿si no estás tú quién frustrará mis carreras? —bromeó.
Negué con la cabeza. A veces no lo comprendía. Podía llegar a ser el chico más dulce en ocasiones y luego salir con cuestiones como en casa de sus padres que me hacían replantearme todo. Y por último estaba esto.
—Supongo que eso es cierto —admití sin darme cuenta cuando una sonrisa se me coló en los labios.
—Y tengo el perfecto plan para empujar a esos inversionistas...
***
—¿En serio? ¿Tú plan es que nos vean en un club juntos? —rodé los ojos.
—No, mi plan es que salgamos como una pareja normal. Piensa en esto como en hacerle un favor a Kath. Ambos sabemos que debe tener mil cosas en la cabeza como para acordarse de decirnos que salgamos juntos así que aquí estamos nosotros actuando por nuestra cuenta, teniendo iniciativa —habla mientras nos acercamos a la entrada donde unos mecánicos e ingenieros de Carlos nos esperaban.
Charles, Lando, Alex, George y Max ya estando adentro.
—¡Carlos, hermano! Felicidades de nuevo —lo saluda alguno de su equipo cuando su mirada recae en mí, la expresión decayendo un poco—. No sabíamos que... que ibas a traer compañía.
Le escuché un tono nervioso pero decidí ignorarlo.
—Sí, quise traer a mi novia a conocer un poco de la vida nocturna de Barcelona. ¿No, amor? —me apretó a su lado por la cintura.
—Claro —ofrecí una sonrisa tensa. Ganas de celebrar no tenía. Mi mente revoloteaba entre tantas cosas; Carrera, campeonato, McLaren, Mila, Sainz, la amenaza de Redbull, Horner, mis padres, besos...
¿Cómo todavía no estaba en un manicomio? No tenía idea.
—Bueno, pero no digas que no te lo advertí, Carlos —le susurra el ingeniero a lo que Carlos y yo nos quedamos un poco confundidos.
Pasando la entrada mientras éramos guiados a la zona VIP, entendí rápidamente el porqué: el lugar estaba lleno de chicas.
Y no hablaba de chicas semi-desnudas, strippers, ni mucho menos. Solo que al menos 80% del lugar parecía estar compuesto por chicas, muy pocos hombres a la vista y lo que explica el porqué afuera en fila solo habían hombres y ninguna chica. Eran de esos clubes donde más que el alcohol o el ambiente, su producto, tal vez sin ellas saberlo, eran las mujeres.
No era técnicamente ilegal, pero sí me parecía asqueroso. Seguro hasta les ofrecían entrada gratis o más barata para que estos degenerados tuvieran de donde escoger y puro trago barato para que acaben la noche sin saberse ni sus nombres.
Miré a Carlos con molestia—¿Habías estado aquí antes? ¿Sabías que sería así? —susurré/grité en su oído mientras avanzábamos.
—Lo eligieron mis mecánicos, Torres —soltó mi cintura para tomarme de la mano cuando el espacio se empezó a hacer más estrecho. Él liderando el paso a lo que seguíamos los ingenieros a nuestra mesa.
Sin embargo, el lugar era bastante grande, con movimiento por todos lados. Me sentía algo claustrofóbica teniendo que empujar entre grupos de gente bailando o tomando para poder pasar.
Tenía pocos miedos registrados: 1. Fallar, 2. Las muñecas de porcelana (sus ojos parecen perseguirme), 3. Los hospitales, 4. Ahogarme (no sé nadar), y 5. Las multitudes. No tanto verlas, sino estar dentro de ellas como en estos momentos.
Intenté distraer mis pensamientos para otro lugar, pero mi cuerpo se encontraba tenso, en constante estado de alerta mientras mi corazón latía desenfrenado en mi pecho debido a la ansiedad. Hacía calor y sentía que hasta que no llegara a la mesa no podría respirar bien.
Claro que nadie reparó en ello.
Sainz siguió avanzando por el club infernal que decidió que sería buena idea colocar las mesas VIP al puto final de todo. Llegamos a una zona donde no sabía ni cómo se estaba abriendo paso, solo que a mí no me lo dieron.
Sus dedos que estaban sujetos firmemente entre los míos fueron separados por la marea de gente, el único rastro de ellos siendo el calor de su mano todavía presente en la mía. La música resonando en el pequeño espacio junto con las malditas luces que apuntaban cada tantos segundos a mis ojos y la gente forzándome a moverme, me llevaron a ser separada.
Joder, no me dejes aquí.
La cabellera oscura de Sainz se perdió de vista a lo que yo trataba en vano de seguirlo diciendo "permiso" a cada persona que iba pasando, pero era como ir contra la marea. Pronto entré un poco en pánico mientras sentía que las paredes del lugar se cerraban, cuerpos rozándose con el mío por todos lados dejándome atrapada entre ellos mientras yo quedaba paralizada y con la mirada pérdida.
Respira, respira...
...¿Por qué no entra aire a mis jodidos pulmones?
No tenía alcohol en mi sistema y sin embargo veía borroso. Sentía mi pulso aumentar mientras la ansiedad se sentaba cual elefante sobre mis pulmones impidiendo que respire con normalidad por mucho que intentara. Respirar dolía.
Coño de la madre, sabía que no era buena idea venir.
Me estaba desesperando conmigo misma. Necesitaba salir de aquí. Necesitaba irme.
No me di cuenta ni de cuando empecé a jadear, la música sin dejarme escuchar ni mis propios pensamientos.
Nunca me había sentido tan pequeña y frágil como en ese momento.
Podía empezar a escuchar algo o alguien por sobre la música, pero no reparé en ello. Seguía tomando bocanadas de aire creyendo que eso tal vez ayudaría.
De pronto, unas manos se posaron en mis hombros y esa persona me hablaba y yo no podía, no tenía la capacidad de responderle en ese momento.
Sentí como una mano se posó bajo mis rodillas y la otra en mi espalda para luego alzarme como recién casados mientras avanzaba de manera rápida a no sé donde. Una puerta se abrió y de repente fui depositada en una superficie, la puerta cerrándose con un click detrás nuestro y llevándose todo el ruido de afuera consigo.
Lo único que se escuchaba en ese espacio eran mis intentos de inhalar correctamente, mi respiración entrecortada mientras llevaba una mano a mi pecho donde me dolía.
—Adora, Adora, cálmate, respira —una mano acarició con su pulgar mi rodilla.
Apreté los ojos, una mueca de dolor apoderándose de mis facciones. Era desesperante, un sentimiento de angustia que te consumía por completo el no poder hacer algo tan sencillo como respirar.
—Shh.. solo imitame, cariño. Respira conmigo, vamos —sentí una mano en mi mejilla—. Abre los ojos, preciosa. Mírame, por favor.
Tragué saliva y con un tembloroso suspiro abrí los ojos topándome con aquellos orbes achocolatados mirándome con preocupación.
—Trata de imitarme, ¿sí? —apartó un mechón de mi cara y cuando mis ojos hicieron conexión con los suyos asintió como dándome ánimos. Inhaló y exhaló, y traté con mi mayor esfuerzo de seguirle como podía.
—Vas bien, buen trabajo. No pares —conforme pasaban los minutos y mi respiración se asemejaba a la suya pude sentir la presión en mi pecho disminuir como un globo que se iba desinflando, hasta que lo único que quedó fue la sensación de que en un momento estuvo ahí. De que en realidad todo ese susto sí había pasado.
Sin quererlo mis ojos derramaron unas inocentes lágrimas producto de toda la desesperación que había pasado. Por un momento de verdad pensé que me iba a desmayar en plena pista de baile y nadie se daría cuenta.
Con su pulgar limpió mis lágrimas y me sentí diminuta frente a él. ¿Un golpe al orgullo que me viera así? Por supuesto. No me gustaba parecer débil.
Suspiré apartando la mirada, su mano se alejó de mi mejilla en lo que me enfocaba en el espacio en el que nos encontrábamos: un baño. Estaba sentada encima del lavamanos con Sainz inclinado enfrente mío.
—Gracias... —murmuré viendo mis botines.
¿Cuándo me volví tímida?
—De nada —su mirada seguía clavada en mí, pero no se la devolvía—. Me preocupaste mucho, Torres... —su tono era sincero.
—¿Por qué te quedarías sin novia falsa? —intenté bromear y lo sentí suspirar profundo, la mano que se encontraba encima de mi rodilla deteniendo sus movimientos.
—No, porque me quedaría sin mi princesa papaya.
Ay, no me mires con esos grandes ojos de vaca, Carlos Sainz... que soy capaz de hacer cualquier cosa.
¿Cómo se respondía a eso?
Puse mis manos en el borde del lavamanos y me impulsé para bajarme del todo, Sainz extendiendo los brazos como previendo que no me fuera a caer.
—Creo que me voy a ir —hablé sin mirarlo.
—¿Te sientes mal? ¿Quieres que vayamos a un hospital?
—¡No! —solté apresurada. Odiaba con mi vida los hospitales—. Solo... yo me iré en un taxi y tú te quedarás a hacer lo que claramente viniste: celebrar.
—Podemos celebrar en el hotel, sé de algo que me gustaría más que el trofeo... —su tono coqueto no pasó desapercibido por mí.
Sacudí mi cabeza. No... no, absolutamente no.
—Es claro que viniste aquí por el tema del club —rodé los ojos.
—¿De qué hablas? —me observó confundido.
¿Acaso se lo tengo que deletrear?
—¿Tienes un club repleto de chicas que parecen modelos y de verdad me estás haciendo creer que no estás ni enterado de este hecho?
—Tal vez, pero vine contigo, no entiendo.
—Pues te estoy dando vía libre —puse mi mano en la manilla—. Si quieres ir y cogerte a alguna de ellas, no diré nada. Y con el nivel de gorilas que hay acá dudo que no puedan evitar que se filtren imágenes si se los pides.
Sentí una mano sobre la mía evitando que la abriera, sus labios rozando mi mejilla causando que inhale profundo—¿Y quién dijo que quiero estar con alguna de ellas? —murmuró en mi oído y su respiración me provocó cosquillas—. Vine contigo, y no pienso irme con nadie más, Torres. No te desharás de mí tan fácilmente —giró la manilla y me dejó pasar.
Mi mente todavía teniendo que recuperarse de sentir su cuerpo presionado con el mío sabiendo que en cualquier momento podría pasar algo. Si yo lo permitiera.
Y estaba encontrando eso muy fácil.
Mientras tanto en Twitter...
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N/A: Holis me gente querida 🥰
Llegamos a 10k votos!!! Estoy muy muy agradecida con ustedes porque me parece un gran logro siendo que es un libro relativamente corto por el momento y que llegue a 10k tan pronto me dejó asombrada, pero todo es gracias a ustedes ❤️ gracias por esperar los caps, gracias por ser pacientes y gracias por comprenderme cuando no puedo actualizar.
Quisiera decir que tenía una mega sorpresa planeada para los 10k pero la realidad es que llegó tan repentina que no he tenido tiempo de hacer nada. Sin embargo, como este cap está un poco más corto de lo habitual (hay varias cosas que quiero escribir y ps no me dio chance y no las quería dejar sin cap), prometo que este domingo me voy a comprometer a subirles otro para luego volver a nuestro horario de cada dos domingos.
Estoy trabajando en one shots, un posible libro de Mick 👀 si hay interesadas.
Y en Instagram nos divertimos mucho y reciben adelantos, por lo que no se olviden de seguirme por allá y pasarse a chillar del cap en mi cajita de preguntas 👉🏻 @vals.keeper
Estoy demasiado feliz porque nuestros Ferrari tuvieron un buen fin de semana ambos POR FIN
Y pues nada, espero que estén disfrutando el libro. Las adorooooo
No se olviden de votar, me ayuda mucho <3
Se despide,
Val
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