Parte Única
Do Kyungsoo dio un leve asentimiento a su compañero de viaje para continuar con la tercera etapa de inmersión; los dos hombres dentro de la nave, tomaron los controles haciendo una milimétrica rotación de los ejes, la inversión de masas estaba por...
—Parece que hay un escape de uno de los reactores. —Le informó su compañero, Kim JongIn.
Los dos viajeros miraron la pantalla del ordenador central, según los gráficos que arrojaba, había una perforación no mayor a los 5 cm de diámetro en la parte angular de la nave. Ellos estaban preparados para solucionar este tipo de percances; sin embargo, era extraño dado la naturaleza de la falla, era probable que algo haya impactado a la nave, pero ni ellos, ni los censores habían captado alguna actividad inusual.
—Intentaré repararlo —Indicó su compañero.
—Solo contaremos con el combustible para otras tres horas de exploración. —Musitó Kyungsoo, al tiempo que notaba los números descendiendo en la pantalla lateral.
Los dos viajeros se mantuvieron en calma pese a lo tenso de la situación.
—Lo que sea que vayas a hacer hazlo rápido. —agregó.
—No tienes qué decirlo, Do —respondió con arrogancia.
"¡Maldito fanfarrón!"
Do Kyungsoo prefirió no replicar, y vio a su compañero movilizarse ágilmente con el equipo para hacer la reparación, con una sonrisa de sabelotodo se despidió. Por otro lado, él debía mantener la nave en estacionario, el tiempo que su colega permaneciera fuera.
Apenas habían pasado escasos dos minutos, cuando empezaron a sonar las alertas tempranas dentro del módulo.
—¡Maldición! Entra ya —le indicó a su compañero por medio del micrófono del intercomunicador.
Kyungsoo hizo una lectura de la información que estaba recogiendo los sensores; frunció el ceño ante lo que se podía interpretar.
"¡No podía ser cierto! Tendría que ser una equivocación".
Definitivamente debían cancelar el resto de la exploración y regresar a su dimensión.
—¡JongIn entra inmediatamente! Nos la arreglaremos con un solo tanque. —Ordenó, sin poder borrar el rastro de ansiedad en su voz. Sin embargo, no obtuvo respuesta.
Llevó sus manos a su cabeza y siguió alertando a Kim.
—¡No lo vas a creer! el radar está captando algo a las "seis" de nuestra posición ¡se está moviendo demasiado rápido! En 50 segundos lo podremos tener en nuestras narices. ¡Entra ya, maldita sea!
—Qué-qué dices... No entien... q... sando.—escuchó la voz entrecortada de JongIn.
—¡Solo entra!
Kyungsoo no pudo hacer nada más, la nave aunque suspendida, quedó desprovista de energía, solo había una gran masa de oscuridad a su alrededor y sin energía la puerta no podía ser abierta. Con la mente fría, intentó algunos comandos en el ordenador central, pero nada parecía funcionar. De repente sintió un ligero temblor que fue acrecentándose, al punto de convertirse en una gran perturbación apoderándose de la nave haciendo que su cuerpo se propulsara verticalmente.
"Pero qué..."
A través de las ventanas del módulo surgió algo similar a un halo de luz, que por un par de segundos iluminó la oscura dimensión. No fue hasta que desapareció completamente, que la energía retornó y las alertas auditivas no se hicieron esperar, junto a la titilante luz roja alumbrando el interior de la nave.
Nuevamente intentó comunicarse con su compañero, al tiempo que observaba los radares, y como esperaba, ya no había nada allí; aquel extraño fenómeno luminoso era lo que había captado el módulo. Kyungsoo frunció el ceño al no obtener respuesta de JongIn; tentado estuvo de salir de la nave, pero las órdenes eran claras, al menos un explorador debía permanecer dentro de la nave, y si alguno de los dos viajeros "abandonaba" su posición era preciso que la otra persona retomara la misión, no podían darse el lujo de perder a sus dos hombres; esas eran las reglas del Proyecto.
Y aunque JongIn no le caía bien, ya que siempre intentaba molestarlo, o desprestigiaba su trabajo, cuando en realidad era un trabajo en conjunto, decidió esperar su regreso, confiado que el halo de luz no le haya hecho daño, ¡Sí! porque incluso siendo un descarado, un idiota... Kyungsoo se preocupaba por él.
—¿Pero qué? ¿JongIn?
Su colega sin musitar palabra ingresó con una marcha poco estable, sus ojos inyectados en sangre y un sudor copioso en su frente. Rápidamente con la nave en control, se desajustó de su cinturón y fue a su encuentro pero antes de llegar, colapsó.
Los censores en el traje que usaba, mostraban en la pantalla central, el descenso de su presión arterial, de igual forma, con el nivel de saturación de oxígeno. Intentando no perder la calma, le quitó el "casco" que había usado en el exterior, en seguida, con el equipo requerido, pudo estabilizar sus signos vitales, así que esperó que reaccionara.
—¡Maldición, JongIn despierta! —Kyungsoo estaba impacientándose, así que empezó a golpear su cara morena, pero no había reacción alguna.
No sabía cuánto llevaba, cuando vio un ligero pestañeo.
—JongIn ¿Estas b..?
Ni bien pudo terminar la frase, JongIn con una extraña expresión en su cara, tomó su muñeca y con la otra mano le propinó un golpe en su cara dejándolo perplejo y claramente enojado.
—¡Hijo de put@!
Kyungsoo miró con desconfianza a su compañero inconsciente, lo había dejado inmovilizado a su lado. Su cuerpo dolía especialmente sus nudillos y sentía su pómulo derecho palpitando dolorosamente tras el golpe recibido. Estaba más allá de lo molesto, cuando el idiota había intentado darle una paliza; para su suerte, siempre obtuvo las mejores calificaciones en combate cuerpo a cuerpo, así que con dos o tres golpes lo había dejado noqueado.
Regresó su mirada a la pantalla central de la nave, indicándole la cercanía al área de aterrizaje, sin Kim, debía hacer el doble de trabajo, así que como pudo logró aterrizar. Al apagar el último tablero, dio un gran suspiro, se quedó en su asiento por un momento intentando aclarar su mente de los últimos acontecimientos, cómo le explicaría al General, quien coordinaba el Proyecto y a los demás compañeros, de su precario regreso y lo más importante, el que Kim JongIn haya intentado atacarlo.
—Bienvenido de regreso.
—Gracias —dijo secamente saliendo de la nave.
—¿Dónde está Kim?—preguntó el General Lee, quien fue la primera persona en acercarse al módulo.
☄⭐☄⭐☄
Dos meses después
Kyungsoo se deslizó por las oficinas del corredor que lo llevaban a la del General y con una ligera sonrisa saludaba a sus compañeros.
Finalmente había llegado el tan esperado día, en el que oficialmente sus servicios en la Base ya no serían requeridos, podría tener una vida alejada de viajes a otras dimensiones y vivir como cualquier otro hombre ignorante a las exploraciones que secretamente el Gobierno realizaba en otros universos.
Kyungsoo tocó la puerta del General, líder del Proyecto por el que había estado trabajando los últimos cinco años.
—Sigue.
La recepción fría de su superior lo alertó; no fue hasta que se sentó, que el otro hombre luciendo inquieto, le informó sobre una nueva misión, relacionada con el estado en el que se encontraba Kim JongIn, del que no había tenido noticias desde que fue trasladado a una de las habitaciones altamente custodiadas de la Base Militar.
—Sé que dije que una vez finalizada el sexto viaje, estarías exento de tus funciones como militar altamente entrenado de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, dado los últimos acontecimientos, te necesito más que nunca para esta, la que será tu última misión.
Kyungsoo dio una mirada escéptica ante la propuesta de una nueva misión.
—No te lo estaría pidiendo sí no confiara en ti y en tu discreción —Insistió—, eres el único que puede llevarla a cabo.
—¿Por qué yo? Solo fui su compañero de viaje. De seguro debe haber alguien fuera de la Base que sea cercano a él ¿Por qué yo?
—Aunque te suene difícil de creer, a diferencia de ti, Kim JongIn no construyó una vida fuera del Proyecto, así que eres lo más remotamente cercano... Eso y que solo ha pronunciado tu nombre, cuando no se encuentra sedado. Debe significar algo ¿No es así?
—Por supuesto —afirmó—, significa que quiere matarme y ahora me pides que me convierta en su niñera. —Kyungsoo resopló, sintiéndose incómodo ante aquella misión ¿Vivir con JongIn? Definitivamente no estaba en su plan jubilación.
—Solo será por cuatro semanas... —El General parecía pensativo, y con una voz apagada continuó—. Él ha cambiado, Kyungsoo. Necesitamos saber qué le pasó, y confío en que te lo dirá a ti. Esto puede ser por lo que hemos trabajado. Todas las exploraciones en la Quinta Dimensión han arrojado que no puede haber vida, pero algo ¡Cambió a JongIn! Necesito indagar qué fue ese algo. Y para eso, necesito a mi hombre de confianza, te necesito soldado Do.
—Aún no me has dicho exactamente cuáles son esos cambios por los que Kim ha atravesado ¿Qué tan diferente es?
—Lo descubrirás en su momento.
El General Lee con una sonrisa enigmática, deslizó sobre la mesa una tarjeta de acceso, mirándolo significativamente, antes de levantarse de su silla.
—Sé qué harás lo correcto —Puso su mano en su hombro y se marchó de la oficina, dejándolo en una gran aprieto.
Kyungsoo se llevó su mano hacia su cara, le había prometido a su novio que finalmente podrían hacer ese viaje al Caribe que tanto quería ¿Y ahora? Tendría que custodiar a su antiguo compañero hasta que se recuperara de lo que sea que le haya pasado, a ese mismo Kim JongIn que en el pasado lo había tratado tan mal.
Tras pensarlo lo suficiente, tomó la tarjeta de acceso, pensando que solo lo hacía por la confianza depositada por su General, además era importante para el Proyecto recolectar la mayor información posible de la quinta dimensión. Él no le debía nada a Kim, con ese nuevo planteamiento abandonó la oficina y se dirigió al sitio donde mantenían en cautiverio a su antigua compañero.
Una vez llegó al área donde estaba recluido, el personal médico y militar lo recibió con una gran venia, que lo dejó confundido; solo pudo suponer que el General ya les había informado sobre su papel en esta "nueva misión".
Uno de los doctores, se adelantó a su marcha, y le informó generalidades de Kim JongIn, pero nada que realmente le diera luces de lo que iba a encontrar. Al final se detuvo junto a una puerta y con cierto recelo, le hizo entrega de un pequeño maletín de cuero negro.
—Solo úsalas en caso de emergencia, cuando tu vida o la de alguien más corra peligro.
La expresión temerosa del médico, por supuesto no ayudó a calmar su curiosidad sobre el misterio que rodeaba a Kim JongIn. Kyungsoo miró el maletín, abriendo grande los ojos al encontrar un set de jeringas listas para usar.
—¿Todo esto es necesario?—preguntó con un rastro de incredulidad.
—Y especialmente no dejes que él sepa que le tienes miedo ¡o peor! descubra las jeringas. —El médico permaneció hermético, mientras deslizaba la tarjeta de acceso a lo que él creía era la habitación de JongIn.
Kyungsoo se sintió aliviado al descubrir que habían ingresado a una cabina de monitoreo, donde podían ver la habitación contigua a través de una ventana, que solo permitía ver a través de esta, en una sola dirección.
Y del otro lado estaba... dio un grito ahogado al descubrir a la otra persona a través del cristal.
"¡Ese no podía ser Kim JongIn!".
Sin perderlo de vista, le dio la impresión de un león enjaulado paseándose por las cuatro paredes, con sus brazos sujetados por correas sobre su pecho, su cabello había cambiado drásticamente de tono, ahora lucía de un azul eléctrico, mechones de cabello desordenados se deslizaban por su frente; sus ojos... Kyungsoo miró a las demás personas en la habitación con una gran interrogante, solo encontró un silencio sepulcral.
Se acercó tanto como le fue posible, notando que el iris de su ojo derecho era azul, pero de un tono anormalmente claro. De repente se estremeció cuando en un movimiento rápido, JongIn se encontraba frente a él, era extraño pero le daba la impresión que lo estaba observando a través del cristal. Y en ese momento lo que era Kim JongIn lo miraba justo al nivel de sus ojos, una sonrisa maliciosa asomó entre sus labios antes de sacar su lengua y de una manera casi obscena, paseó su lengua sobre el vidrio por donde estaba su cara, antes de retirarse bruscamente y empezar a soltar una especie de bufido que sonaba como a una risa propia de un maníaco. Kyungsoo tragó grueso, sintiendo un extraño calor en su cara.
"¿Qué había sido todo aquello?"
Cerró los ojos por un momento, para alguien que se las había arreglado para viajar y conocer sitios inimaginables por el ser humano, esto era otro nivel de rareza. Y en ese momento la realidad llegó de golpe a su mente: Kim JongIn sería un problema.
☄⭐☄⭐☄
Kyungsoo luciendo enojado, colocó el hielo sobre su mano derecha esperando que dejara de palpitar, tomó otros cubos de hielo y los puso sobre su mejilla izquierda, en seguida empezó a maldecir a Kim JongIn, quien reposaba enrollado en su alfombra sobre el piso de su apartamento.
Hizo un gesto en negación viendo al cuerpo inconsciente, tan solo llevaban diez minutos desde que los militares dejaran su apartamento, cuando JongIn a espaldas suyas preparaba un ataque y lo mantenía contra la pared, lo que su antiguo colega había olvidado, era en lo escurridizo que podría llegar a ser y en tres movimientos lo tenía en posición horizontal arrojando todo su peso sobre la espalda de JongIn, quien gruñía en esta nueva posición.
Y eso era algo interesante, en esos diez minutos, después que los sedantes habían dejado de tener efecto, descubrió que su comunicación verbal constaba de gruñidos y graznidos, nuevamente pensó en un animal enjaulado.
A estas alturas, era irrisorio que esa bestia dijera anteriormente su nombre.
Había pasado ya tres días, ¡tres miserables días! En los que le había ocultado a su novio, la presencia de JongIn en su apartamento, siempre con la excusa que tenía un cuadro gripal altamente contagioso. Y no era como si fuera la primera vez que le mentía, dada la naturaleza de su trabajo, constantemente debía salir con alguna excusa por sus prolongadas ausencias, así que le decía que realizaría misiones de inteligencia militar en otros países; pero esta vez era diferente, se sentía mal tener que ocultarle la verdad.
Kyungsoo pasó su mano por su frente limpiando el sudor, miró el cuerpo abatido de JongIn quien se revolcaba en el suelo como un gusano.
—Ya debes de entender que no me vas a ganar, si intentas atacarme de nuevo —advirtió a la bestia de cabello azul, quien tomando uno de los cuchillos de la cocina, había intentado apuñalarlo; para alivio suyo, el cuchillo era de plástico.
JongIn se detuvo por un momento, gruñendo en respuesta como un animal herido. Y por primera vez, sus ojos con heterocromía lucían cansados, incluso tristes. Algo se removió en su interior, así que dejando su malhumor a un lado, decidió que si bien sería su niñera, al menos debería atender sus necesidades básicas.
—Uhm ¿Quieres comer? —le preguntó de mala gana. Obteniendo un gruñido como respuesta—. Tomaré eso como un sí.
No era como si antes no le hubiera ofrecido de comer, simplemente JongIn había estampado cada uno de los platos de comida en la pared. La primera vez que lo hizo, estaba dispuesto a asesinarlo allí mismo, su ojo derecho había empezado a palpitar cuando debió limpiar todo el desastre; no tuvo de otra que mantenerlo encadenado, en una de las sillas del comedor, y como pudo, sujetando su mandíbula, lo obligó a ingerir algo de agua; por lo menos no moriría deshidratado.
Kyungsoo se vio en la obligación de preparar su mejor plato: ¡espagueti con kimchi! todo esto bajo la atenta mirada de JongIn, quien encadenado en la silla del comedor, lo miraba sin disimulo, era una ventaja que no estuviera intentando matarlo, eso debía tranquilizarlo.
Quince minutos después, JongIn estaba chillando cuando una pequeña porción de espagueti llegó a su boca. ¡Lágrimas! Kyungsoo incrédulo, vio un par de lágrimas salir de su ojo azul y café, a lo que rodó los ojos, así que desistió.
—Ya entendí. Simplemente no te gusta mi comida ¿Verdad? —En ese momento vio la mano morena a través de las cadenas, intentando tomar el plato para, de seguro, tirárselo en la cara—. ¡Ni lo pienses!
Tras meditarlo por un momento, decidió hacer un viaje a la plazoleta de comidas, de seguro encontraría algo que le agradara, aunque la idea de dejarlo solo lo mortificaba; pero no tuvo de otra, así que aseguró las cadenas y de un golpe lo dejo inconsciente, y se prometió que no demoraría.
Cuando regresó a su apartamento, no pudo ver a JongIn, intentando mantenerse en calma, lo llamó pero no había respuesta, fue cuando notó manchas negras sobre el piso, incluso en el techo, se acercó a una de ellas, era tierra "¿Pero de dónde...?". Llevó su mirada hacia el pasillo y fue cuando vio sus preciadas materas destrozadas, y en medio de ellas, lo vio cubierto con una matera, sacando tierra con sus manos ¡Maldición! Su cara, sus dientes, estaban sucios cuando le sonrió maliciosamente.
"¿Qué carajos había pasado en su ausencia?"
En ese momento estaba dispuesto a llamar al General Lee para que viniera a recoger a la bestia que había preferido comer tierra de sus plantas antes que comer sus espaguetis. Respiró profundo, antes de tomar su celular, cuando vio a la bestia deteniéndose a olfatear el aire, incluso sus fosas nasales se había dilatado; de un brinco lo tenía a su lado, sintió el cálido aliento de JongIn en su cuello, estaba listo para golpearlo si intentaba herirlo, pero aguardó, observó cómo descendía y en un rápido movimiento arrebataba de sus manos la caja donde estaba el pollo frito que había comprado, corrió hasta esconderse debajo de la mesa del comedor y devorar cada presa de pollo haciendo ruidos extraños.
Kyungsoo no salía de su estado de estupefacción, cuando finalmente vio a JongIn tomar una siesta en el suelo del comedor encogiendo su cuerpo, quedó noqueado, esta vez sin necesidad de golpearlo.
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Pollo, Pollo Pollo, Poll... ¡Ahhj! ya estaba agotado, asqueado que todo lo que JongIn podía decir y comer era eso que empezaba con P y lo peor, era lo único que lo tenía de buen humor, al punto que ya no lo miraba como si quisiera acorralarlo y matarlo. Eso era un avance, suspiró profundamente antes de continuar con su tarea.
Kyungsoo estaba en su estudio escribiendo las memorias de su vida, cuando sintió una especie de escalofrío recorrer su nuca, descendiendo sobre su espalda; dio medio giró en su silla pero no había nada detrás, cuando regresó a su posición inicial vio a JongIn frente a él, sentado en el borde del escritorio, haciendo que diera un pequeño respingo y se reajustara el marco de sus gafas.
—¿Cómo hiciste eso? —Le preguntó consciente que no obtendría respuesta. No era la primera vez que JongIn lo sorprendía apareciendo y desapareciendo a su alrededor, era como un gato sigiloso que lo acechaba.
El ojo azul y café lo miraban con curiosidad, una media sonrisa apareció en sus labios, lo vio acercando su mano hacia su rostro, inmediatamente sus manos se cerraron, preparado para golpearlo sí intentaba atacarlo, pero lo único que hizo fue tocar el lente de sus gafas. De repente JongIn se había balanceado hacia adelante hasta quedar tumbado sobre su regazo; Kyungsoo abrió grande los ojos, tensionado todo su cuerpo al verlo acurrucarse en su pecho, pasando sus brazos por su cuello y descansando su cara sobre su hombro.
Tenía miedo de moverse y perturbar el estado sereno en el que estaba la bestia de cabello azul, ni siquiera sabía dónde dejar sus manos, no quería tocarlo, suficiente era con sentir su aliento cosquilleando cada que tomaba aire como si intentara robar su aroma. Escuchó una especie de ronroneo, JongIn movía su nariz por su cuello, parecía que el espíritu de un gato se había apoderado de él, aunque eso no sería del todo raro. Un minuto después pudo oír que susurraba su nombre una y otra vez con demasiado... entusiasmo. No podía mentir, había algo en su cuerpo que se sintió cálido al escuchar su nombre salir bajo un tono excitante...
Al día siguiente entrada la madrugada, Kyungsoo no sabía cómo había terminado al punto en el que no podía moverse de su cama sin sentir un gran peso muerto sobre su pecho. Empezó a negar con su cabeza, maldiciendo el día en el que había aceptado aquella absurda misión; descendió su mirada, encontrando bajo la tenue luz proyectada desde el exterior de su habitación, a un dormido JongIn acurrucado sobre su cuerpo, incluso cuando esta persona era un par de centímetros más alto que él, de alguna manera se las había arreglado para encajar casi perfectamente.
JongIn empezó a soltar una especie de quejidos, como un pequeño animal herido. Seguía sin entender cómo se había desajustado de su camisa de fuerza y de las cadenas que lo mantenían en su cama, ni siquiera comprendía que haya salido de su habitación sin que la alarma sonara. Pronto los murmullos de Jongin se hicieron más audibles, alertándolo de inmediato, como pudo logró sentarse apoyando su espalda sobre la cabecera de su cama, tocó la frente de su antiguo compañero notando que estaba ardiendo; ante aquel tacto, la bestia se removió empezando a decir su nombre en un tono lastimero, que lo hizo arrugar la frente, pensando que probablemente había pescado un resfriado.
Cerró los ojos, arrepintiéndose de haberlo bañado en el patio ese día cuando el clima estaba bastante frío; debía suponer que una dieta a base de pollo, no aumentaría sus defensas.
—Kyungsoo, Kyungsoo —lo llamó con voz ronca; antes de tomar su mano y dirigirla hacia su propia garganta y luego a su pecho.
Inmediatamente comprendió lo que intentaba comunicarle: estaba enfermo."La pobre e indefensa bestia no la estaba pasando bien". Así que no tuvo de otra que ser su enfermero desde esa misma madrugada. Un par de horas más tarde observó a JongIn en su cama que ya ni colores tenía en su cara y que a duras penas podía mantener los ojos abiertos, cuando intentaba que tomara el caldo... de pollo.
Kyungsoo llamó al General, explicándole la situación de JongIn; 30 minutos después tenía en su apartamento, un séquito de médicos quienes hicieron diferentes pruebas físicas, tomaron muestras de orina y de sangre, aprovechando que ya ni fuerzas tenía para pelear. Al final el médico líder le confirmó el diagnóstico que él ya sospechaba: "Tiene un resfriado" intentó no rodar los ojos cuándo el médico lo anunció como si fuera un secreto de estado y le hacía entrega de la receta médica.
Con un gran esfuerzo hizo que JongIn siguiera al pie de la letra las indicaciones médicas; incluso cuando se quejaba e hiciera pucheritos, lo obligó "amablemente".
Así que tres días después, JongIn ya se encontraba mejor, eso lo supo porque cada que tenía oportunidad, pasaba su lengua por su nuca; al principio se sintió asqueado luego ya se había acostumbrado, era preferible que lo "marcara" a que lo matara. Lo que sí, cada que lo lamía Kyungsoo lo devolvía a su habitación con un golpe y un jalón de orejas.
—Es hora del baño —intentó que su voz saliera lo más alegre que podía. Ahora ya no podía bañarlo con una manguera en el patio, tendría que hacerlo en su tina.
JongIn desvió la mirada concentrada del televisor; desde que estuvo enfermo, había encontrado en esa pantalla la oportunidad de entretener a JongIn, ¡Y lo mejor! había empezado a formular sus primeras frases, después de casi tres meses de un cerrado mutismo.
—No quiero. —refunfuñó y en seguida regresó su mirada al televisor.
Kyungsoo resopló, antes de apagar el televisor.
—Me importa si quieres o no. ¡Te vas a bañar! —le ordenó y esta vez no fue nada amable.
JongIn lo miró estrechando su mirada, Kyungsoo con sus brazos sobre su cintura, le devolvió el gesto; hasta que el de caballo azul luciendo derrotado, bajó su mirada negando con su cabeza; en seguida se quitó el pantalón de tela y la bata hospitalaria, allí en la sala.
Kyungsoo bufó, parecía una maldita escultura griega y él tenía ojos, no pudo evitar que sus mejillas se sonrojaran; así que intentó realmente no mirarlo, pero no podía apartar su mirada. Y lo peor, es que JongIn lo sabía, dado que su miembro había empezado...
—¡Al baño ya!—se alejó como pudo, esperando que lo siguiera y así lo hizo.
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Que JongIn se paseara semidesnudo en su apartamento debería parecerle extraño, sin embargo se había acostumbrado; ya había tenido suficiente gastando en camisetas, solo para encontrarlas estropeadas o que las usara como si fueran un maldito croptop; y qué decir de los pantalones, solo había podido convencerlo para que usara calzoncillos.
Era consciente que debía de dejar de normalizar todo lo que esta persona hacía y deshacía; y lo más importante tenía que detener su corazón, que parecía agitarse cada que JongIn lo miraba, o repetía su nombre dormido, o se encogía sobre su pecho cuando veía algún programa en la TV.
Kyungsoo tenía la mirada perdida sobre la pantalla, mientras la cabeza de JongIn descansaba sobre sus piernas, y se permitía acariciar rítmicamente los mechones azulados. Como pudo, esta persona se aferró a su cadera; y allí fue cuando se dio cuenta lo que estaba haciendo: permitiendo que JongIn se acercara tanto, haciendo que sus malas acciones se sintieran tan bien; sabía que estaba en problemas.
No podía ser la misma persona egocéntrica y mezquina que una vez le puso laxante a su comida y que ahora, le ofrecía una o dos presas de pollo, para que él también lo probara. El General Lee tenía razón, algo lo había cambiado, y en esas tres semanas no tenía idea. Incluso después del último viaje, él había explicado todos los pormenores, y no podía pensar qué había ocurrido con su compañero, que en este nuevo estado, a veces actuaba como un niño, y luego hacía cosas que no era las de alguien inocente, como pasear su lengua por sus tentadores labios mientras lo miraba. Kyungsoo sacudió su cabeza, esto no lo estaba ayudando, sin embargo, no se movió y permitió que JongIn explorara debajo de su suéter, hasta que sintió dientes deslizándose sobre su piel.
—Te juro que si me vuelves a morder voy a...
Un par de ojos de diferente color lo miraban intensamente, no sabía cómo interpretarlo.
—Hay muchas imágenes tuyas —habló antes de esconder su cara dentro de su suéter, como si estuviera avergonzado.
Kyungsoo detuvo cualquier pensamiento, mirándolo extrañado con su mano reposando tranquilamente sobre su espalda. Él no solía hablar demasiado, solo cuando le preguntaba algo directamente, él podía formular alguna oración, esto era diferente.
—¿Qué quieres decir?
—Cuando-cuando cierro los ojos, solo puedo verte, a veces pareces triste, otras veces furioso, y a veces sonríes. —agregó, manteniéndose en su posición.
Estaba casi seguro, que eran recuerdos, pero JongIn parecía no saberlo, no tenía sentido, era como si fuera otra persona la que se aferraba a su cintura.
—¿Quién eres?
Lentamente JongIn salió de su escondite.
—Tengo hambre. Ya no quiero más pollo.
Y así fue como JongIn se cerró, sin embargo a la mañana siguiente lo encontró en su cama, sus brazos y piernas, lo mantenían recluido; sonrió, acariciando su azulada cabellera hasta despejar los mechones rebeldes de su frente, él dormía tan pacífico, así que con mucho cuidado se desajustó de su agarre, tenía una llamada qué realizar.
La suerte ya estaba echada, o eso creía.
☄⭐☄⭐☄
Ya casi finalizaban las cuatro semanas que duraba esta misión, la que consideraba fue un fracaso. Kyungsoo había regresado con un viejo hábito de morderse las uñas; por otro lado JongIn se había vuelto demasiado cariñoso, no lo dejaba trabajar en sus memorias, era como un niño buscando atención y él a regañadientes se la daba.
En el fondo no quería separarse de él, quería más tiempo para conocer a esta nueva versión; igualmente su mente científica, quería indagar en lo que le había pasado, pero no se animaba a tocar el tema de los cruciales minutos en los que estuvo fuera de la nave; eso sí, cada día estaba más seguro, que algo lo había poseído, no se trataba que hubiera cambiado era que algo o alguien estaba usando su cuerpo; pero como dijo el General Lee, la quinta dimensión estaba desprovista de vida, no había materia, por lo tanto nada podía existir allí; excepto por ese inquietante halo de luz que vio momentáneamente; del cual su origen y desaparición era todavía un enigma.
Kyungsoo estaba en la sala recostado sobre las piernas de JongIn, manteniendo un debate mental, al tiempo que miraba una película a la que jamás llegó a prestarle la suficiente atención; cuando escuchó el timbre de su puerta. Inmediatamente su antiguo colega quien estaba paseando sus manos por su cadera se detuvo, gruñendo en dirección a la puerta.
Tras zafarse del agarre de JongIn, abrió la puerta, esperando encontrar al General Lee o alguno de los militares del Proyecto, pero no esperaba ver a su exnovio con una cara miserable.
—¿Sehun, qué haces aquí?
—¡Kyungsoo! —dijo y en seguida el más alto lo tomaba entre sus brazos—. Sé que nos dijimos cosas horribles, por eso estoy aquí porque he decidido perdonarte.
Finalmente Sehun lo soltaba, o eso creyó cuando se dio cuenta que fue JongIn quien bruscamente había apartado al más alto; luego enrolló sus brazos sobre su cintura, como si estuviera marcando territorio.
—Suéltame JongIn.
La escena ocurría bajo la mirada perpleja de su exnovio que señaló al de cabello azul con disgusto.
—Por este me dejaste...
Kyungsoo rodó los ojos, sus manos estaban en puño dispuesto a golpear al primero que se comportara como un idiota.
—Sehun, creo que fui muy sincero contigo. Yo en verdad lo siento. —Kyungsoo finalmente se desajustó del agarre de JongIn.
—Él —agregó señalándolo—, no está bien de la cabeza por eso actúa de esa forma, así que déjalo en paz. —indicó, no queriendo entrar en detalles.
—¡Y ahora lo defiendes! ¿No era este tu compañero de trabajo, del que te quejabas? y ahora verlos así... —Sehun hizo una cara de disgusto, señalándolos como si fueran dos aberraciones—. Yo vine para perdonarte, pero verte así con este...
—Yo no pedí tu perdón —Y por muy doloroso que sonara, era la verdad—. No sabes lo mucho que lo siento.
JongIn permanecía detrás de él y aunque no lo estuviera abrazando, su presencia era fuerte en el apartamento; incluso podía escuchar su respiración agitada.
—Es mejor que te vayas.
Sabía que estaba actuando como un canalla, Sehun era un buen hombre, que nunca cuestionó sus prolongadas ausencias y le hizo compañía cuando más solo se sentía en ese año en el que fueron novios y verlo así, no le hacía ningún bien.
—Está bien disfruten su...
JongIn dio un paso adelante, sujetando a Sehun por su cuello, antes de hacerlo volar por los aires y que cayera aparatosamente sobre la mesa del comedor.
Fueron en vano los intentos de Kyungsoo para que soltara el cuerpo de Sehun; JongIn no escuchaba, era más fuerte, se había convertido en un monstruo, las venas en su cuello sobresalían y cuando lo miró por un instante, su ojo azul había cambiado a un rojo carmesí.
Kyungsoo retrocedió por primera vez estaba con miedo; así que fue a buscar ese maldito maletín negro, que no había usado. Cuando encontró la jeringa, corrió hacia donde estaba esta persona golpeando al pobre Sehun, e inyectó su contenido en su cuello, dos minutos después JongIn caía inconsciente y la última mirada que le dio parecía mortificado.
Kyungsoo limpió de sus mejillas las lágrimas que solo hasta ese momento había notado. De inmediato llamó al General Lee y con voz agitada le informó lo sucedido.
—Deben llevárselo —insistió antes de colgar.
Cinco minutos después, dos grupos de militares médicos estaban allí, uno para llevarse a JongIn y el otro para atender a Sehun que seguía sin reaccionar, pese a sus intentos por estabilizarlo.
—Kyungsoo, ¿a quién vas a acompañar? —le preguntó el líder de la operación.
Ni siquiera tenía que pensarlo dos veces, así que en todo el trayecto de la ambulancia no se despegó del lado de Sehun, incluso en las horas que le siguieron a la operación de emergencia, pues según la cirujana, su expareja había presentado un trauma craneoencefálico y debían evitar una hemorragia interna. Kyungsoo estuvo allí esperando que saliera de cirugía, él no merecía lo que JongIn le hizo; el solo hecho de pensar en él hacía que su pecho se sintiera pesado, y aunque fue en un momento precipitado, quería creer que había tomado la mejor decisión, alejarse de él, ya no podría saber cuándo volvería a convertirse en ese monstruo. Kyungsoo había pensado que podía hacer que se adaptara, pero viendo como actuó con Sehun, sabía que no podía hacer nada por JongIn, o en lo que sea que se haya convertido.
Mientras caminaba de regreso a la sala de espera, después de ir al baño, su mente no abandonaba la idea que sus buenas acciones eran erróneas y no podía hacer desaparecer esa angustia.
—¿Familiares del señor Oh Sehun?
Kyungsoo caminó rápidamente hacia la médica que había preguntado por Sehun; para su sorpresa, alguien más se le adelantó, a lo que inmediatamente se detuvo confundido.
—Soy yo —anunció el desconocido de cabellera rubia, Kyungsoo se quedó en una sola pieza escuchando atentamente—. Soy su esposo.
Sentía que su mandíbula se podía desencajar en cualquier momento allí parado observando a ese señor recibir el estado general de Oh Sehun tras la cirugía.
Luego cerró su boca apretando fuertemente sus dientes, sentía la sangre en su cara en el momento en que escuchó que esta persona se lamentaba el hecho de no haber estado con su esposo cuando fue atracado por unos ladrones (debido a lo altamente secreto del Proyecto, no podían revelar la verdadera causa de su ingreso). Ese señor lucía bastante preocupado y por supuesto también lucía una argolla de matrimonio.
Necesitó de mucho para no taclearlo, golpearlo a él, y al maldito de Sehun; se le pasó por su mente ingresar a cuidados intensivos y desconectar todas las maquinas vitales de ese estúpido. Solo le faltaba echar humo por sus orejas, así que dio media vuelta y se marchó.
Cuando estaba ya en la salida, se sintió engañado, pasó sus brazos por su pecho, quería... quería
¡Matar a ese desgraciado! ¿Cómo se atrevía a engañarme? ¿Cómo se atrevía a hacerme sentir mal?
Después de pasearse por la entrada del hospital, llegó a pensar que el señor, tal vez desconocía que su ¡esposo! Lo engañaba.
Llevó sus manos a su boca, eso quería decir que se había convertido en el amante, en el otro... ¡Maldita sea, lo iba a matar! Dio media vuelta para ingresar pero terminó por chocar con alguien y de todas las personas debía ser con el esposo del idiota, quien apenas lo vio se puso nervioso; no obtenías esa reacción si simplemente tropiezas con un extraño, pensó Kyungsoo.
—¿Que-qué haces aquí? —quiso indagar el rubio.
Kyungsoo estrechó la mirada, debería ser el que preguntara eso.
—¿Nos conocemos? —le interrogó arqueando una de sus cejas, intentando como mucho no golpearlo.
El rubio miró hacia otro lado, llevando su palma a su frente.
—Qué torpe n-noo ¡Por supuesto que no! —añadió con una sonrisa todavía más falsa.
—De todas maneras, disculpe mi torpeza —dijo Kyungsoo en tono que esperaba fuera cordial—. Creo que soy yo el que se atravesó en su camino —agregó sin titubear antes de ingresar nuevamente al hospital con una sonrisa triunfante rayando en lo psicópata.
Kyungsoo conocía a mucha gente, servir a su país le había hecho merecedor de muchos favores que empezaría a cobrar ese mismo día en ese hospital, el primero sería a un viejo amigo, jefe de residencia, necesitaba que le hiciera creer al cretino de Sehun que tenía una enfermedad venérea ¡Vaya que se divertiría viéndolo sufrir!
☄⭐☄⭐☄
Kyungsoo cerró la nevera, suspirando pesadamente y ahora qué haría con todo ese pollo que compró.
Llevaba ya tres días ¡tres miserables días! En los que se sentía incompleto, había limpiado su apartamento, organizado su ropa por colores (una extensa gama de grises), adelantado sus memorias; pero algo no estaba bien, todo estaba demasiado en calma; dónde estaba la emoción sí siempre se sentía seguro en su apartamento. Sin más tomó las llaves de su auto, necesitaba salir, despejar su mente.
Miró los bloques de edificios que ya le eran familiares, estaba tan sumergido en sus pensamientos que hizo todo el viaje hacia las instalaciones de la base militar sin siquiera haberlo notado, solo hasta que recorrió el último tramo.
Quiso morderse sus uñas pero ¡Ya no tenía uñas qué comer! Así que respiró profundo antes de anunciarse ante su superior.
—Kyungsoo —lo saludó el General Lee animadamente—. Qué bueno verte por aquí. Pensé que tendría que llamarte para que te reunieras conmigo.
Saludó a su superior con una sonrisa tímida, la verdad es que estaba demasiado nervioso. Se había prometido no averiguar sobre JongIn, pero tres días después estaba allí, esperando que el mayor lo pusiera al tanto.
El General parecía que hubiese leído sus intenciones, le sonrío discretamente mientras tomaba asiento.
—Creo que no te he agradecido lo suficiente, por haber tomado esta misión, y en nombre de esta Institución, te ofrezco disculpas por todos los inconvenientes que el soldado Kim te haya causado a ti y a tus seres queridos. —Se lamentó el General Lee—. Fue muy irresponsable de mi parte pretender que esa situación no se presentaría.
—¿Cómo sigue tu pareja? —le preguntó después de disculparse.
Kyungsoo ajustó sus hombros sintiéndose incómodo ante la pregunta.
—En primer lugar no tienen que disculparse —Kyungsoo le aseguró pensando en todos los momentos que compartió con JongIn y sonrió al instante—. En segundo lugar, Sehun ya está mejor. —Para mí desgracia, pensó—. Escuché que ya se encuentra en una habitación y en un par de días le darán de alta.
Fue inevitable sonar disgustado al hablar de Sehun, el General Lee lo miró como si leyera entrelineas pero no dijo nada al respecto.
—JongIn ha estado estable tras su regreso, se le ve bastante tranquilo... leí tu informe, decías que ya entablaba conversaciones contigo... —Kyungsoo asintió viéndose más interesado, el mayor continuó esta vez lucía pensativo—. Me preocupa que ha estado demasiado silencioso, no es agresivo, pero tampoco se permite interactuar con los demás.
Se sintió bastante mal al escuchar esto último, su rostro debía ser un libro abierto, pues el mayor con ojos entendedores le ofreció media sonrisa como si intentara reconfortarlo.
—Me llamó la atención que pidió su diario —agregó extrañado—. Lo ha estado leyendo desde ayer.
Kyungsoo abrió los ojos, no sabía que JongIn fuera un chico de escribir, aunque él prácticamente estaba haciendo lo mismo. Su superior de seguro notando su sorpresa continuó esta vez en un tono más ligero.
—Te sorprenderías al descubrir lo que JongIn decía de ti
—¡General Lee! —exclamó. No había necesidad que le dijera, de seguro estaba lleno de insultos a su persona, no quería enterarse pero el mayor con un buen humor continuó.
—Soy un hombre preocupado por el bienestar de sus hombres y pueda que antes de entregarle su diario, lo haya ojeado. Ahhm cómo lo llaman los jóvenes en estos días —el General rascó su cabeza— tiene un ¿Crush contigo?
—¿Qué? —Él tampoco estaba muy familiarizado con el término; acaso le estaba diciendo que le gustaba a Jongin.
—No lo escuchaste de mí —El General lo miró con complicidad—, pueda que JongIn llevara un par de años enamorado de ti.
—¿Y eso lo descubrió leyendo su diario? —preguntó con desconfianza, no estaba muy seguro de creer esas afirmaciones.
—No tuve necesidad de hacerlo, la verdad salta a la luz. Y hablando de luz, pueda que hayamos descubierto la presencia de cinco fenómenos luminosos que surcaron la dimensión después que ustedes regresaran.
El cambio de tema le dio la oportunidad de no seguir hablando de su vida personal con su superior, era extraño porque nunca habían tenido ese nivel de confianza; así que se interesó en los temas que ¡Si! tenían en común y de inmediato su curiosidad científica quería saber más.
—Pero ¿cómo?
—Ah —hizo una expresión arrepentida—. Olvidé que ya no trabajas aquí.
Kyungsoo estrechó la mirada poco convencido que haya soltado esa información por equivocación.
—¡General! —Insistió manteniendo el ambiente ligero—. No me puede soltar esa bomba y después arrepentirse, quiero saber lo que han descubierto.
—Bueno, si tanto insistes —su superior pretendía sonar desinteresado—. Puedes Uhm no lo sé. ¿Regresar el lunes?
—¿Acaso me está proponiendo que regrese a la Base? —preguntó en un tono sereno, por dentro Kyungsoo estaba emocionado ante la oportunidad de regresar.
—Fuiste tú el que preguntaste —replicó pretendiendo sonar indiferente—. Y la información de lo que descubrimos es confidencial. Así que tú decides.
Kyungsoo sonrió antes de estrechar la mano con su superior.
—Que sea el próximo mes, disfrutaré en ese caso mis vacaciones
Adiós a su plan de jubilación temprana, después de todo no cumplía los 30, por qué tendría que dejar el mejor trabajo de todos.
—¿Qué hay de Kim JongIn? No quería decírtelo pero hay un virus en la Base —su superior le guiñó el ojo antes de continuar, Kyungsoo contuvo las ganas de reír—. Pueda que sea altamente contagioso, no quisiera que Kim se enfermara estando aquí.
—¿Por qué cree que le pedí un mes?
Kyungsoo salió de la oficina con una sonrisa radiante que no podía contener, ¿por qué? no lo sabía, o bueno, sí lo sabía. Y pueda que haya muchas cosas que resolver pero en ese momento solo quería...
—¡JongIn! —Lo saludó apenas lo vio sentado con sus piernas cruzadas sobre una de las bancas del parque interno de la Base, concentrado leyendo lo que supuso era su diario.
—He estado aprendiendo cosas de JongIn. — le dijo alegremente sosteniendo el diario, antes de bajar la mirada claramente apenado. Kyungsoo ignorando aquel extraño mensaje se fue acercando—. No quería lastimarte. —agregó avergonzado.
—Sé que no quisiste hacerlo —Le indicó sentándose a un lado en la misma banca, JongIn lucía ojeroso, su cabello azul estaba desordenado, su ojo azul y café estaban brillantes cuando levantó su cara, y le hacía puchero con sus labios.
Kyungsoo estaba enternecido ante aquella imagen, su corazón se agitaba, así que estrechando la distancia, cerró los ojos y besó a JongIn, como tanto había querido hacerlo; cuando se separaron JongIn estaba sonriendo en sintonía con sus emociones; así que lo besó nuevamente, esta vez fue un poco más necesitado; cuando finalmente se detuvieron, la mirada del otro hombre, era casi perversa.
No fue hasta que se sintió las manos de JongIn sobre su cadera imprimiendo un poco más de fuerza de la necesaria, que cayó en cuenta que deberían tener algo de privacidad.
—¿Qué dices, si regresamos a casa?
JongIn solo asintió, sus labios estaban repartiendo besos por su cuello, pasando su lengua como si fuera una clase de dulce. Se veía bastante complacido cuando bajó la mirada, pero tuvo que detenerlo, el soldado que había acompañado a JongIn los miraba entretenidos.
—Usted qué mira, soldado Park —inquirió, intentando sonar severo, pero sabía que no lo había logrado y este le respondía"Buen provecho".
Kyungsoo abandonó la Base Militar con JongIn a su lado. Sabía que tenía mucho que conocer a cerca de esta nueva versión de JongIn pero en ese momento no le importó porque nunca se había sentido tan feliz como si pudiera tocar el cielo con las manos, pero estando lo bastante cerca, cuando acarició el cabello de JongIn y este lo miraba con ternura mientras paseaba su lengua por sus labios... algo demasiado excitante.
☄⭐Fin⭐☄
Notas finales
No saben lo mucho que disfruté escribiendo esta historia. 😊😄😍 Desde ya les agradezco sus estrellas⭐ y si tienen alguna duda, sugerencia o simplemente quieren dar una opinión, pueden dejar sus comentarios aquí, los leeré atentamente.
De no ser por el concurso Teleforce Award, esta historia habría muerto en mi mente, así que Gracias por permitirme participar y compartir este fic :)
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