Park Jimin era el típico omega popular, envidia de cualquiera y deseado por todos en su instituto,  para él era satisfacción ver como los alfas buscaban de su atención, teniéndolos en la palma de su mano, como si de marionetas se tratase.

Pero había alguien el cual Jimin tenia comiendo de la tierra de sus zapatos, Jeon Jungkook,  aquel joven alfa el cual se destacaba por sus notas estaba enamorado de Jimin, hacia todo lo posible por enamorarlo, cartas, regalos e incluso hacerle las tareas a aquel Omega el cual lo humillaba por su forma de ser, tan blando o quizás muy sentimental para ser un alfa, pero la vida daba muchas vueltas.

Jimin luego de la universidad no era reconocido por nadie, sus tiempos de popularidad habían terminado, quizás era momento de conseguir un trabajo, vaya error, Nadie se esperaría que aquella empresa era manejada por nada más  ni nada menos que Jeon Jungkook, si, aquel alfa ahora no era ese joven indefenso.

Jimin comprobaría con sus propios ojos que el karma existía y que Jeon Jungkook se lo haría saber perfectamente, lo haría tragar cada una de sus palabras haciendo con lo que quisiera.