Country Troll
Espero que les guste~
Nota: Continuación del Au que escribí en el libro anterior que tiene el mismo nombre :3
Nota-2: Puede que escriba más de "Control Pop" más adelante pero por el momento, medio se me murió el cerebro xD
Nota-3: ¿Algo en especial que quieran de este Au?
Delta tarareo para si misma, mirando a su alrededor con ojos atentos, sintiéndose extraña de estar tanto tiempo quieta y sentada pero sin poder realmente moverse, acariciando de manera casi ausente la espalda del pequeño troll gris que había llorado contra su hombro durante un tiempo. Ahora estaba tranquilo, quizás dormido por el cansancio y quien sabe que más, las pequeñas manos aferradas ligeramente a su ropa y mejilla aplastada contra su hombro.
Nunca había pensando en si mismo como alguien maternal, tener hijos no era exactamente algo que se le hubiera venido alguna vez a la mente, mucho menos cuando llego al cargo de la alcaldesa y el cuidado de los trolls del pueblo estuvo bajo su responsabilidad pero en ese mismo instante, mientras abrazaba a ese pobre pequeño al que habían abandonado por una perdida tan grande que hizo desaparecer sus colores, sintió algo en ella encenderse.
No tenía muy en claro si era instinto maternal, instinto protector o quizás una mezcla de ambos pero al diablo con todo eso, mataría a quien intentara lastimar a ese pequeño alguna vez, sin sentir culpa.
-¿Dulzura?- llamo de manera tentativa, sin saber su nombre aun, siendo un poco más firme al acariciar su espalda y solo ganándose un murmullo torpe, el menor acurrucándose aun más entre sus brazos. Ella podía sentir la tela de hombro mojarse con algo más que lagrimas y bufo con diversión, un niño que babeaba, eso no era nada bueno. -Oh, cielos...- miro de reojo las cosas del menor, pensativa, no había nadie en el pueblo que fuera un ladrón pero los niños eran curiosos y estaba segura de que trolls curioseando entre sus cosas no era algo que al pequeño le gustara.
-¿Alcaldesa?- alguien se acerco, curioso, parpadeando ante el troll de dos piernas pero volviendo a mirarla a ella, como si decidiera no comentar sobre ese pequeño detalle. -¿Necesita un poco de ayuda?- esta sonriendo, divertido, y ella bufa, ajustando su agarre para enderezarse.
-Creo que llevar sus cosas a mi casa seria una buena idea...- el troll asiente, acomodando su sombrero antes de inclinarse para agarrar la cosas ajenas. -...y ya veo que tendré que empezar a limpiar ese cuarto extra que tengo- murmuro para si misma, pensativa, y el otro solo puede sonreír, extrañamente contento de verla actuar de esa forma.
Delta lo deja dormir por una hora o dos, sin siquiera cansarse de llevarlo porque pesa tan poco que es angustiante, y cuando el aroma del almuerzo siendo cocinado empieza a inundar su pueblo, decide que es hora de despertar.
-Arriba, arriba- canturreo, moviéndose para alejarlo, divertida ante las quejas adormiladas pero eso no la detiene, dejando suavemente al menor sentado sobre la mesada de su cocina, dejándolo orientarse mientras buscaba un trapo para humedecer. El rostro ajeno es un desastre, las mejillas manchadas con lagrimas y ahora, algo de saliva, junto al polvo que parecía tener desde antes.
-...babee tu ropa- hizo un pequeño puchero, avergonzado.
-Nha, no te preocupes, no eres el primer niño que llena de saliva mi hombro- se encogió de hombros, restándole importancia, escurriendo un poco la tela entre sus manos. -Muy quieto- el menor cerro los ojos, dejando que ella limpiara su rostro, parpadeando y luciendo un poco más despierto al terminar. -Dime, cariño, ¿Cómo te llamas?- un punto importante.
-Soy Branch- bostezo, agitando apenas las orejas en un gesto inconsciente, al parecer buscando algún sonido a su alrededor y relajándose al no encontrarlo. El niño esta alerta, incluso en ese momento.
-Bueno, Branch, bienvenido a Lonesome Flats- deja la tela a un lado y hace un gesto, antes de extender las manos hacia él. -Soy Delta Down, la alcaldesa-
-¿Y qué hace la alcaldesa?- Branch parece dudar un poco, mirando a su alrededor como si buscara a quien pudiera juzgarlo o algo así, pero cuando no ve a nadie, se inclina con cierta aprensión y ella lo vuelve a alzar. Se pregunta la razón tras esa duda y se preocupa por quienes pudieron haberlo molestar en el pasado, los golpeara en la cara si alguna vez los conoce, puede asegurarlo
-Es la líder, como una reina pero la gente del pueblo tiene derecho a votar por quien los va a liderar- lo acomoda y avanza, saliendo de su casa, sonriendo al ver a todo el pueblo reunido allí, las mesas acomodadas y con algunos sirviendo los platos. El menor llego justo a tiempo para una gran comilona en grupo, algo que hacen de vez en cuando. -A comer- lo sentó en una silla con algunos libros encima para darle altura y se acomodo a su lado.
-¿Qué es esto?- mira el plato con curiosidad, oliendo, sus orejas alzándose por unos segundos ante el rico aroma que hace rugir a su estomago.
-Estofado, una especialidad de los nuestros- hace un gesto y el menor toma la cuchara, un poco torpe, dudando solo un poco antes de llevarse algo a la boca, animándose ante el fuerte y delicioso sabor que llena su boca. Delta sonríe, satisfecha al verlo comer, haciendo ya un plan en su mente para lograr que él subiera algo de peso. -Dime, cariño, ¿tienes algún lugar en donde estar? ¿Familia que te busque?- pregunta cuando él luce lleno y satisfecho, bostezando en una clara señal de que lo que sigue es otra siesta.
-No- negó, sus ojos iluminándose cuando alguien se acerca para dejar un plato con un flan, dudando solo unos segundos antes de empezar a comer. -Los bertenos se comieron a la abuela...- parece disfrutar de su postre y muchos lo observan, contentos, y ella sabe que unos cuantos ya están medio encariñados a estas alturas. -...mis hermanos me dejaron...- la alcaldesa aprieta los puños pero mantiene su expresión tranquila y amable. Le fallaron a ese troll de tantas maneras que es casi como un milagro de algún tipo que siguiera con vida. -...y el pueblo ya no me quiere- miro de reojo a su alrededor, curioso, antes de volver su atención a ella. -¿Puedo quedarme aquí?- pregunta con cierta cautela. -No quiero volver a estar solo y me gustas-
-Eso justamente te estaba por decir- Delta acuna muy suavemente la mejillas gris, dando una ligera caricia, y él le muestra una pequeña pero muy sincera respuesta.
Branch solo tiene 6 años, a pocos meses de cumplir 7 según sus propias palabras, fue expulsado de su pueblo por ordenes de su rey debido a su estado gris a los 5 años y paso su tiempo vagando sin rumbo hasta que por pura causalidad, encontró su camino hasta donde están ellos. Además de ser todo un sobreviviente, porque alcanzo a ver algunos de los planos sobre trampas y demás en uno de sus cuadernos, es uno de los niños más raros que Delta a tenido el placer de conocer. Tiene costumbres extrañas. No duerme mucho de noche, Delta puede escucharlo murmurar más allá de la madrugada, pero se toma unas cuantas siestas durante el día si se descuidan, en donde sea que pueda encontrar y le sea cómodo. Si hay una sombra, es un buen lugar, y si hay alguna manta suelta, también pero por alguna razón, le gusta dormir cerca de Delta, en su lomo y a veces perdido entre su cabello rojizo. Ella lo deja, porque no hace gran daño, aunque anota mentalmente encontrar una manera de arreglar su loco horario de sueño y ajustarlo a sus costumbres lo mejor posible.
Tiene un pequeño problema de apego, algo que en realidad no le sorprende mucho.
-Sabes que puedes explorar, ¿cierto?- enarco una ceja hacia el menor que la sigue con cierta dificultad. Las piernas de niño son cortas y tiene que caminar rápido para poder mantener el paso, incluso con ella caminando más lento de lo normal. -Es un lugar seguro, lo más peligroso suelen ser los gusanos de tierra que aparecen de vez en cuando y algún animal loco- aunque su gente sabía como manejar cualquier de las dos cosas.
-Prefiero quedarme contigo- luce adorable con el enterito que alguien se había ofrecido a hacerle, con una camisa de patrón a cuadros y un sombrero que cubre la mayor parte de su cabello. Su pequeña mano este aferrada al pelaje de su cola verde azulado, decidido al parecer en mantenerse cerca. -Tu...me gustas- ella cree que puede ser la figura más amable y protectora con la que el chico a socializado desde la perdida de su abuela, algo que ablanda su corazón.
-También me gustas, cariño- muchos se burlan de como la alcaldesa se ablanda pero a ella no le importa mucho a estar alturas, no cuando nota que hay destellos azules en los ojos ajenos, su sonrisa tan dulce que espera ver más seguido.
Es un niño curioso, con sed de conocimiento, haciendo preguntas cada vez que podía y leyendo todo lo que tuviera cerca, mostrando ser muy inteligente. Le gusta aprender lo que estén dispuesto a enseñarle, tanto en construcción como en costumbres, luciendo emocionado y simplemente encantado de poder hacer lo que sea, en especial si lo invitaban.
No parece querer llorar, sin importar cuanto le duela.
-Uffff- hizo una mueca cuando el menor se tropezó, cayendo de cara al suelo, quejándose entre dientes mientras se sentaba. -Rayos, eso debió doler- fue rápida en acercarse, preocupada, una sensación que solo aumenta cuando ver que la nariz ajena sangra. Su sangre es grisea y él aprieta los labios para que eso no llegara a su boca.
-No dolió- Branch parpadea, un gesto que ella a visto muchos veces, en una señal de que esta aguantando las lagrimas y maldice en su mente a quien le dijo a ese pequeño que llorar esta mal.
-Oh, dulzura- tarareo suavemente, rebuscando entre su cabello hasta encontrar un pañuelo para ponerlo bajo la nariz sangrante. -Puedes llorar, ¿sabes?-
-...John Dory dijo que llorar es de bebés...- murmuro, su voz un poco ahogada, bajando un poco más de lo usual sus lagrimas. -...y se supone que ya no soy un bebé- Delta no puede verlo exactamente pero de alguna manera sabe que esta haciendo un puchero y ella anota el nombre en su mente, agregándolo a la lista negra que ya tiene al rey del pop en el primer lugar.
-Pues ese John lo que sea, es un real estúpido- soltó sin pensar, Branch luciendo sorprendido por un segundo antes de bufar, divertido al parecer. -Llorar es parte de la vida, dulzura- acuno con mucho cariño la mejilla gris, los grandes ojos mirándola con atención. -Es algo que usamos para mostrar muchos sentimientos, tanto buenos como malos. Felicidad, diversión, tristeza, dolor- acaricio su mejilla, esperando poder hacerlo entender en algún punto. -Aquí nadie va a juzgarte por llorar- los labios del menor tiemblan y sus ojos se brillan con lagrimas que no tardan mucho en salir, siendo difícil respirar debido a su nariz herida pero eso no lo detiene.
-Me duele, me duele- esta sollozando libremente por primera vez en quien sabe cuanto tiempo y Delta tiene la sensación que el dolor que él siente es mucho más que solo el del golpe reciente. Es triste y doloroso ver a alguien tan joven desmoronarse de esa manera pero cree que es saludable, que eso podría ser el comienzo de su sanación. -Duele mucho- extiende sus manos hacia la alcaldesa y ella no duda mucho en alzarlo con mucho cuidado.
-Lo sé, cariño. Lo sé- lo acuna contra su pecho, murmurando suaves palabras de consuelo mientras se endereza, caminando con el menor sollozante entre sus brazos.
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