Espero que les guste~

Branch corre entre los trolls, sabiendo que en realidad sus hermanos y la reina lo están siguiendo de cerca pero él tiene una cierta ventaja. Es pequeño, rápido, y conserva esa rapidez suya desarrollada con los años, así que a logrado una cierta distancia entre ellos.

Solo espera poder perderlos y tener algo de tiempo para buscar a Lownote, así puede esconderse en su nave mientras todo ese horrible efecto pasa por si solo.

Aunque, se encuentra con un par que no esperaba.

-¡Hey!- cae de sentón, distraído por un segundo y chocando contra alguien, su puchero ligero borrándose en cuanto levanta la vista. -¡Hickory! ¡Dickory!- se llena de felicidad repentina al verlos, sin poder recordar si le había avisado que estarían allí pero no le importa, ellos están allí y eso era todo en los que podía centrarse.

-¿Cariño?- el más alto parpadeo, acomodando como gesto nervioso su sombrero de vaquero, luciendo asombrado.

-¿Bunker Troll?- el más bajo se frota los ojos, como si intenta asegurarse de no tener problemas de vista, luciendo perdidos y sorprendido.

-¡Ese soy yo!- los apodos solo lo hacen sonreír, rápido en levantarse. -¡Están aquí!- hay una repentina y muy infantil emoción que lo llena de solo verlos, cediendo al impulso de acercarse. Dickory no es un abrazado, es tosco y algo brusco, mostrando cariño a su propia manera, pero aún así, cuando Branch se acerca con los brazos extendidos, este no duda en abrir los brazos para recibirlo. -Hey~- lo abraza, ignorando por el momento que son casi del mismo tamaño y pudiendo sentir la confusión del par.

-¿Qué te paso, cariño?- Hickory se agacho para verlo de cerca, acunando suavemente la mejilla del menor cuando este soltó al otro troll, los grandes ojos azules parpadeando por unos segundos antes de bufar.

-Un pequeño accidente con una planta rara...- confeso con un puchero, apoyándose en el toque ajeno y alzando las manos para poder aferrarse al brazo del más alto, sin poder luchar contra esa sensación de querer cariño. Era raro y nuevo, algo con lo que no sabía como lidiar y que solo parecía empeorar con cada segundo que pasaba. Un efecto secundario más. -...quiero helado- su mente esta dispersa, olvidándose de lo que había estado haciendo a favor de expresar su repentino antojo. Los hermanos parpadean, luciendo perdidos mientras comparten una mirada entre ellos.

-¿Quieres vainilla?- deciden seguirle el juego, porque se notaba que Branch estaba empezando a actuar más acorde a su estado actual.

-¿Con chispas?- los miro con ojos brillantes, esperanzado.

-Lo que quieras, Bunker Troll- asintió el más bajo, sonriendo antes de poder evitarlo al ver como el troll del pop festejaba, dando pequeños saltos con emoción notable, su color de piel aclarándose hasta tornarse en un tono cian brillante y bonito, digno de un niño feliz.

-¡Arriba!- extiende sus manos hacia Hickory en un gesto muy claro, el troll de cabello rojizo sonriendo con puro encanto al verlo. Conocía la historia de Branch, su infancia cortada por la necesidad de madurar y aprender a sobrevivir a todo debido a su soledad, así que verlo actuar algo infantil era simplemente encantado y adorable.

-Ven aquí, cariño~- lo rodea con sus brazos y ajustando su agarre, se endereza con facilidad, sin siquiera sentir el peso del troll cian que no tardo mucho en acomodarse y tararear una melodía al azar.

Ellos se alejan, ajenos al grupo de hermanos que busca con cierto pánico y preocupación a su hermano menor, la reina y su hermana ayudándolos de la mejor manera que pueden, más ocupados en buscar uno de los tantos lugares que sirven helado en Trollstopia y simplemente se sienta. Hickory consiguió chocolate, Dickory frutilla y Branch obtuvo su vainilla con chispas, este en un vaso infantil de plástico solo por seguridad.

-Helado~- el sobreviviente se lleva la cuchara llena de helado a la boca, saboreando con una gran sonrisa, arrodillado sobre una silla y con los brazos apoyados sobre la mesa, sin molestarle el dulce que manchaba un poco sus mejillas en su proceso de comer. El frio sabor lo hace feliz, disfrutando de cada cucharada, divertido ante cada chispa que logra morder de vez en cuando. Los hermanos solo pueden mirarlo, divertidos y encantados por igual, satisfechos de ver al troll cían disfrutar de algo tan simple como el helado. Mira a su alrededor de manera casi distraída, más ocupado en terminar su helado a pesar de que se le estaba congelando la lengua y la garganta, sus orejas levantándose por un segundo ante un rostro familiar. -¡Synth!- se levanta de repente, tirando su cuchara en su emoción y casi golpeando a uno de los hermanos pero su atención esta en su amigo. -¡Synth!- vuelve a llamar, sonriendo cuando logra llamar la atención que quiere, obligándose a no saltar porque estaba sobre una silla.

-¿Dupstep?- el tecno troll parpadeo, sin poder creer del todo lo que estaba viendo, dudando entre sentirse confundido y encantado, adorando simplemente la apariencia ajena. -¿Qué te sucedió?- sus manos flotan, sin saber que hacer primero.

-Un accidente~- lo dice con tanto orgullo que Dickory bufa con burla ligera, mientras Hickory ríe ligeramente y la confusión de Synth solo aumenta, aunque ya se imagina que tuvo algo que ver con las extrañas plantas que crecen en el Bosque Oscuro. -...mi cuchara- hizo un ligero puchero al darse cuenta de lo que le faltaba pero termino por agarrar el pequeño vaso para acercarlo y darle un gran bocado a su helado o a lo que le quedaba, haciendo un ligero desastre que decidió ignorar. Hay un sonido que se repite y logra que las orejas del troll cian se agiten apenas, notando los puntos brillantes en las muñecas de los demás trolls del pop a su alrededor, observándolos abrazarse. -Oh...- termina su helado lo mejor posible, dejando el vaso a un lado, limpiándose las manos y el rostro lo mejor posible con el montón de servilletas ahí disponibles, luciendo algo apurado para la curiosidad de los presentes. -Es hora de abrazar- extiende sus manos hacia el tecno troll que lo mira por unos segundos antes de que una gran y brillante sonrisa se dibujara en su rostro, riendo alegremente antes de envolver al más pequeño entre sus brazos y acercarlo. Es un abrazo entusiasta, girando y con sus colores brillantes, mientras Branch se aferra lo mejor que puede. El menor aun esta algo pegajoso por el helado y huele a vainilla pero al otro no le molesta en lo más mínimo y solo frota su mejilla contra la ajena, logrando hacer reír al más pequeño.