CAPÍTULO 9: Recordando...
Al terminar la jornada escolar, Toby y Clara se despidieron. La joven esperó un rato, hasta que vió llegar el auto de su padre.
-Hola, papá -saludó subiendo al coche.
-Hola, princesa -respondió su padre con una sonrisa y arrancando el auto-. Vamos a pasar a comprar un par de cosas y luego de eso vamos a casa.
Hubo un pequeño silencio.
-Oye, pa... -el hombre la miró por el espejo-, quería saber si podíamos ir al hospital.
Eso descolocó al señor Nuñez.
-¿Te sientes bien?
Clara levantó la cabeza y asintió fervientemente.
-Sí, es solo que... mi amigo, está en el hospital y quería ir a visitarlo.
Él hombre enarcó una ceja, un poco preocupado.
-¿Que le pasó?
La chica soltó un pequeño suspiro.
-No lo sabemos, esperemos nada grave.
Javier asintió.
-¿De dónde lo conoces?
Clara tragó saliva.
-Es... Romeo en la obra escolar.
-¿Y tu y...?
-No, no tenemos nada -lo cortó-, ¿Por qué si me habló con un chico, asumen que tenemos algo? -echó la cabeza hacia atrás y se pasó las manos por la cara, frustrada.
-Lo siento, lo siento -el hombre soltó una risita y luego se puso serio- ... ¿Hasta cuándo piensas quedarte?
-Probablemente toda la noche, ¿Te molesta? -La joven sonrió.
Se notaba que Clara tenía más afinidad con su padre que con su madre. Era algo innegable.
-Sabes que el problema no soy yo. Además, estoy seguro de que si te pasara lo mismo, tus amigos estarían para tí -sonrió de lado y soltó un pequeño suspiro-. Yo me encargo de tu madre.
Ella sonrió.
-Gracias, papá.
Los Nuñez llegaron al hospital, y la chica bajó del coche.
-Cuidado con ese muchacho -sentenció con los ojos entrecerrados y una sonrisa divertida en los labios.
Clara asintió, divertida y le plantó un beso en la mejilla.
-Adiós papá.
El señor Nuñez le guiñó un ojo y se marchó del lugar.
La chica entró y presentó su credencial en el mostrador, llamando la atención de la encargada.
-Hola, soy Clara Nuñez, vengo a visitar a James Lake.
La mujer tomó la credencial y luego miró su monitor.
-Hola, por supuesto -la mujer tecleó un momento y luego asintió-. Solo se permiten visitas de parte de la familia del paciente en este horario
Clara tragó saliva, pensando a toda velocidad, hasta que algo le hizo click en el cerebro.
-¿Pareja entra en ese grupo? -se encogió un poco en su lugar por la locura que iba a cometer.
La mujer dudó.
-Hmm, deja pregunto al director. Estamos actualizando las normas, y algunas no están establecidas por completo -le sonrió cordial y marcó un número por el teléfono-. ¿Señor Rodríguez?... Sí... Tengo una duda... ¿Las parejas entran en categoría familia?... Ajá... Bien... muchas gracias... adiós -la chica colgó el teléfono y asintió-. El señor Rodríguez dice que el paciente debe declararte como tal.
Clara asintió. Esto debía salir bien, o si no descubrirían su pequeña mentira. Jim debía seguirle el juego.
-Por favor, sígueme -la muchacha salió de detrás del mostrador y se encaminó por el pasillo que había tras unas puertas.
La joven las siguió a paso un poco lento y temeroso, pensando en todas las excusas posibles que existían para salir del aprieto. Sentía su pulso a toda velocidad y una sensación un poco rara en el cuerpo.
Finalmente, llegaron a la bendita habitación. La enfermera y recepcionista entró primero, dejando al margen a Clara, la cuál seguía muy tensa.
-Señor Lake -Jim, que ojeba un libro, miró a la enfermera-. Clara... emmmm... ¿Nieves?
-Nuñez -susurró Clara.
-Ah, eso, sí. Clara Nunes -Jim sonrió divertido-. Su novia, ¿Verdad?
Clara se asomó y simuló con los labios un: "díle que sí"
Jim soltó una risita y asintió. Aunque esas palabras le afectaron muchísimo más de lo que deberían.
Novia.
Sí, era su novia. Era. En pasado. Ahora, simplemente eran dos desconocidos que solamente creían conocerse.
Dos almas que creían haberse reencontrado.
Dos corazones que, aunque lo negaran, latían más fuerte cuando se tenían cerca.
-Sí, mi novia -enarcó una ceja, con muchos sentimientos encontrados-. Que pase, por favor -sonrió.
La mujer asintió y dió paso a la joven, que estaba roja por la vergüenza.
Por lo menos, Jim le había seguido el juego.
Lo único que pudo hacer Clara fué negar con la cabeza al verlo conectado a todos esos artefactos.
Jim vió su preocupación mientras se acercaba, por lo que decidió cortar el momento.
-Con que mi novia ¿Eh? -rió, sin saber que sentimiento transmitía esa risa.
Clara enrojeció aún más, si es que eso era posible.
-¡No! Ni lo menciones -exclamó.
Jim rió un poco más y luego, las palabras simplemente salieron:
-¿No vas a saludar a tu novio con un beso?
Oh, por dios. ¿Lo dijo o lo pensó?
Ahora fué turno de él para enrojecer. Ambos se miraron un segundo, y fué innegable el hecho de que sus miradas hacian que el otro sintiera descargas eléctricas, como si debieran acercarse pero no hubiera la suficiente confianza como para hacerlo.
-E-es decir... mmm... yo...
Clara se aclaró la garganta. Pero... no incómoda, si no, con una sensación rara en el cuerpo.
-Lo siento, no quise pasarme de la raya... -dijo finalmente el chico, haciendo que la chica lo mirara y asintiera.
La joven se sentó justo al lado de él. Tuvo el impulso, por razones que desconocía, de tomar su mano.
-¿Cómo te sientes? -preguntó finalmente, jugando con sus dedos.
-Como si me hubiera aplastado un camión...
Ella puso una mueca.
-¿Ya saben que puede ser?
-No... -agachó la cabeza-. Dicen que mi salud es perfecta, pero aún así, sigo teniendo síntomas. Mi madre los obligó a dejarme aquí -soltó una risita nerviosa.
-Algunas madres son así... -Clara se encogió de hombros.
-¿Algunas?
-Sí, y otras simplemente prefieres hacer como que no existes, y solo lo haces cuando necesitan algo de tí. Tiene que ver el calendario para saber mi día de cumpleaños...
-Ya me habías dicho eso -aseguró el jóven, intentando liberar la tensión del ambiente.
Clara, que hasta hace un momento tenía la cabeza agachada, lo miró.
-¿En serio?
-Si, bueno... En el pasado o ¿El futuro? No lo sé, es complicado -rió suavemente Jim. Aunque, no fué una risa sincera, si no, una de esas que ocultan algo.
En este caso, un corazón dolido.
Dolido por la perdida.
Dolido por haber tenido que abandonar a quienes quería. Aunque fuera por un buena causa.
Te mentiría si te dijera que se replanteó su decisión mil veces.
Te mentiría si te dijera que nunca pensó en como hubieran sido las cosas si no hubiera vuelto en el tiempo.
Clara le dedicó una sonrisa que no llegó a verse reflejada en sus ojos y se sumieron en un silencio por largo rato.
De la nada, las luces se apagaron, todo estaba oscuro y borroso, como si un manto de neblina inundara el lugar.
-¿Que fué eso? -preguntó Jim.
-Asumo que nada bueno -respondió Clara parándose y mirando a todos lados.
En ese momento se escuchó un silbido muy característico.
-Temp... -murmuraron ambos.
Jim intentó levantarse, pero estaba demasiado débil.
-¡No, no, no! Quédate ahí -ordenó Clara en un instinto de cuidar de el.
Jim no hizo caso, era terco el muy...
-¡No! -exclamó Clara, está vez de una forma más severa.
Jim hizo caso a la joven y se recostó, aunque por instinto estaba alerta en todo momento.
En lo que parecía el horizonte, muy a lo lejos, se llegaba a divisar una luz de color azul eléctrico, acercándose con una lentitud sorprendente.
-Puedes correr, cazatroles. Pero no puedes esconderte -rió de forma maquiavélica el ente.
-Clara, haste a un lado, esto es entre él y yo -sentenció el joven, intentando incorporarse nuevamente, pero Clara lo frenó.
-¿Enloqueciste? Estás débil, no puedes ni siquiera pararte, ¿y quieres enfrentarlo? Claro que no.
La cama; junto con Jim, Clara y el resto de cosas a las que Jim estaba conectado comenzaron a flotar por el vacío.
-Dejamelo a mí.
Jim quería hacer algo, pero no podía, estaba tan débil que el solo respirar lo agotaba.
-¿Dónde estamos? -preguntó Clara mirando a Temp.
-Fuera del espacio y tiempo - respondió la criatura, y luego tiró una especie de rayo color verde menta. Clara lo esquivó de milagro. Luego se concentró, y extendió las manos.
-¿Que haces, estúpida niña humana? -rió Temp.
Sin poder evitarlo, un rayo impactó contra la chica. El golpe le dió de lleno, y cayó, medio inconsciente.
-Recuerda quien eres, damita. Recuerda tus raíces.
Esa voz... la había oído antes.
Abrió los ojos de golpe, todavía un poco adolorida. Tem estaba frente de ella, con su báculo clavado justo en su garganta, impidiéndole moverse.
-¿Ahora que vas a hacer, niña tonta? ¿Usar magia? ¡Ja! La magia va más allá de la comprensión de los humanos. Por eso mismo, siempre terminan en aprietos, como tú amigo el Cazatroles.
Inconsciente, Clara se giró hacia Jim, el cual intentaba moverse, pero le era imposible, simplemente la miraba con lágrimas en los ojos.
-Pues, ¿Adivina que? Lamentablemente, hay humanos que nacen con dotes de magia -exclamó como pudo y pateó a Temp en la pierna. Este retrocedió, sorprendido, y la joven aprovechó para robar su bastón en un arrebato de fuerza.
-¿Que haces? No te atrevas -murmuró el guardián levantando las manos cautelosamente.
-¿Quien tiene el báculo ahora, eh? -dijo la chica con los ojos entrecerrados.
Temp gruñó algo incomprensibles, y luego sus manos comenzaron a brillar.
-Blekking sem kom, blekking sem fór, farou aftur til jaroar, ég skipa pér aftur.
Ninguno de los dos supo cómo, pero ambos aparecieron en la sala del hospital. Todo estaba como antes, perfectamente iluminado y el ruido de toda la gente pasando. Clara estaba sentada en la silla, al lado de Jim, que permanecía acostado.
-¿No lo soñé, verdad? -preguntó Clara.
-No... yo también lo ví...
En ese momento entró Bárbara, por lo que los dos se giraron en seco hacia la puerta, callándose de golpe.
-¿Cómo estás hijo? -preguntó sentándose en la cama, a los pies de Jim. El joven trató de calmarse antes de hablar.
-Bien, aún me siento débil, pero ya estoy casi recuperado -respondió- ¿Alguna novedad? ¿Ya saben que tengo? -preguntó sentándose.
-Lamentablemente no, jamás había visto algo así en todos mis años de carrera.
Eso preocupó más a Clara y a Jim.
-Entiendo...
Bárbara se giró hacia la joven y sonrió
-Bien, veo que estás en buenas manos -dijo, luego se dirigió a Jim-, estaré de guardia hasta las seis, luego iré a casa. Mi turno de mañana empieza a las cuatro. ¿Quieres que venga o prefieres que tú novia se quede aquí contigo? -acarició distraídamente el tobillo de su hijo.
Clara enrojeció.
-No soy su novia...
Bárbara paró sus caricias y miró a Clara.
-Oh...lo siento, no fué mi intención... -estaba avergonzada.
-No hay problema... -aseguró sonriendo, pero aún roja y desviando la mirada.
Jim sonrió en dirección a la joven.
-¿Vas a quedarte? Ya que mi madre no estará tranquila si me quedo solo -enarcó la ceja a su madre con una sonrisa en los labios.
-Claro, por eso vine -aseguró sonriendo.
Bárbara asintió.
-Bien, niños. Buenas noches... -sonrió parándose-. Cuídate, Jim, ¿Sí?
El joven asintió.
-Buenas noches, mamá.
-Buenas noches, Bárbara.
La mujer asintió.
El instinto de una madre nunca falla. Había una química innegable entre esos dos. Y era cuestión de tiempo para que ambos lo notaran... Aunque Jim, ya lo hubiera hecho hace rato.
Buenaaaaas. ¿Cómo andan?
Lamento haber tardado, pero aquí hay una nuevo capítulo corregido. Espero poder subir otro hoy
Saludosss :)
***
Todos los personajes aparecidos en este capitulos nos son de mi propiedad. Pertenecen a DreamWorks y Guillermo del Toro.
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