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CAPÍTULO 8: Jim.

A la mañana siguiente, Jim se despertó sin energía, no podía casi salir de la cama. No entendía demasiado que era lo que pasaba.

Cómo pudo y sin fuerzas, se levantó. No pudo ni preparar el desayuno, pese a que lo intentó, solo consiguió hacer un desastre. Rendido, tomó sus cosas y se encaminó a la cochera. Al abrir, la puerta del garaje, se encontró con Toby y Clara.

-Hola, Jimbo -saludó el primero.

Jim esbozó una sonrisa cansada y se acercó a ellos.

-Y bien, ¿cuál es el plan de hoy? -preguntó Clara con una sonrisa.

El joven comenzó a sentir un mareo, junto con una extraña sensación recorriéndole la espina dorsal. Si bien, sus amigos estaban en frente, no lograba centrarse, y oía sus voces como si estuvieran demasiado lejos como para escucharlos con claridad. Estaba pálido, y sintió como su estómago daba un vuelco.

Clara, que, aunque no lo supiera del todo, lo conocía, no pasó por alto su comportamiento.

-¿Jim? ¿E-estas... bien?- preguntó tomándole el hombro con suavidad.

El joven tardó un segundo en responder, sus sentidos estaban anulados y le costaba comprender su cuerpo.

-Si -murmuró finalmente-. Es hora de irnos -sentenció apoyando una mano en su estómago.

Clara, aunque poco convencida, no se quejó ante la petición de su amigo. Los tres subieron a sus bicis, y partieron.

Mientras pedaleaba fervientemente, Jim comenzó a tener una sensación extraña en el cuerpo. Cómo si no fuera el mismo. Su vista comenzó a nublarse y no tardó en desplomarse contra el suelo.

-¡JIM!

-¡JIMBO!

Sus amigos no tardaron en socorrerlo. Clara se arrodilló a su lado y tomó su cabeza, mientras Toby se cuestionaba que deberían hacer.

-Hay que subirlo a la acera -dijo finalmente.

La chica solo pudo asentir, y ambos, con su mayor esfuerzo, subieron a Jim a la acera.

Tobías estaba preso del pánico.

-¿Qué hacemos? -exclamó.

Clara cerró los ojos un momento y sacudió la cabeza.

-Pues lo obvio, ¡Llamar a una ambulancia! -sentenció luego.

Toby asintió fervientemente.

-Claro, Claro -el chico se dispuso a sacar su teléfono e intentar llamar a emergencias. Pero, lastimosamente y como mucha gente, no sirve bajo presión. Erró a todos los números, lo cual lo puso más nervioso.

-¡Dame eso! -exclamó Clara, y tomó bruscamente el celular de Toby.

A ver, no juzguen a Clara. Su preocupación por Jim es bastante grande, y no podían perder el tiempo.

Ella marcó rápidamente el número de la ambulancia y al primer pitido contestaron.

-¡Ayuda, por favor! Mi amigo... se cayó de su bicicleta. Está inconsciente en el puente que pasa por encima de los canales.

Hubo un corto silencio al otro lado de la línea, y luego se oyó un:

-Vamos de inmediato.

Clara soltó un suspiro y colgó, esperando pacientemente.

La ambulancia llegó en un tiempo récord, después de todo, en una municipalidad tan pequeña, todo está a pocos metros de distancia.

Subieron al chico al vehículo con una velocidad impresionante, y en pocos minutos habían llegado al lugar.

Para cuándo despertó, ya estaba acomodado en la habitación. Se agarró la cabeza, todo le daba vueltas, y recuerdos vagos de su transformación de rondaban la mente. Miró a su alrededor y notó las dos figuras de sus amigos sentados a su lado, dormitaban un poco.

-¿Q-que...? -murmuró abriendo mucho los ojos. Solo bastó ese simple tartamudeo para que ambos chicos despertarán y lo llenaran de abrazos.

La cortina de la pequeña habitación se abrió de golpe, dejando ver a Bárbara. Parecía muy tensa, y preocupada.

-¡Jim! -exclamó acercándose a pasos ligeros y acunando la cara de su hijo con las manos-, ¿Que pasó?

El joven se agarró la cabeza, un poco confuso por toda la situación.

-No lo sé -murmuró finalmente. Todo le daba vueltas por la cabeza, y sentía un nudo en el estómago-, lo último que recuerdo es estar de camino a la escuela.

Los amigos del chico se habían mantenido al margen, pero la curiosidad y preocupación de la joven fueron más grandes. Se mordió el labio inferior, pensando en si hablar, hasta que finalmente lo hizo:.

-¿Que es lo que le pasa, Señora Lake? -estaba alarmada, más de lo que se alarmaría con cualquiera.

Jim pudo sentir su preocupación, la conocía demasiado bien como para no ver lo mucho que le alteraba la situación. Por impulso, más que por cerebro, tomó la mano de Clara. Su tacto era cálido, lo cual hizo que ella se voltea al instante, y le dedicara una pequeña sonrisa, pero sin dejar de estar tensa.

-N-no lo sé... yo... estaba bien hasta ayer y... -no supo cómo seguir, así que tomó la mano desocupada de su hijo-. N-no sé... ¿Sientes algo, o...?

-Solo... cansancio, me duele un poco el estómago y tengo un malestar general. Oh, y la cabeza me da vueltas... con... recuerdos, o... al menos, eso es lo que parecen.

La mujer soltó la mano de su hijo y llevó la suya a su frente para tomar su temperatura.

-Que extraño -murmuró-, no parece que tengas fiebre -aclaró, extrañada-. Pero, solo por si acaso -de su bolsillo sacó un termómetro y tras comprobar que no tenía fiebre, puso una mueca de confusión-. Esto es muy raro. No tienes fiebre, y tú estado de salud parece perfecto. De hecho, te diría que estás en exelente estado, pero... si te desmayaste, dudo bastante que así sea.

-¿Tiene alguna teoría? -inquirió Toby.

La mujer negó con la cabeza.

-Voy a dejarlo en observación, ustedes deberían ir a la escuela.

Clara, más como excusa que como verdad, dijo lo siguiente:

-No nos dejarían entrar, ya es tarde.

Bárbara sonrió al ver las atenciones ocultas de la joven y sacó un anotador de doctor de su otro bolsillo, junto con un bolígrafo.

-No hay problema con eso, les haré un certificado, y también uno a Jim. Necesito que lo presenten, por favor -los miró un momento y luego comenzó a anotar.

Tobías asintió mientras que la joven agachó un poco la cabeza pensando a toda velocidad en otra excusa. Eso de dejar a Jim solo no le hacía ni una pizca de gracia.

-Muchas gracias, Doctora L -sonrió el primero.

-Y, solo por si acaso, les recuerdo que solo una persona puede visitar al paciente. Deberán turnarse, ¿Sí?

Ambos asintieron.

-Gracias por la aclaración, Doctora. Y por las molestias, en serio -sonrió Clara, tomando el papel que la mujer le extendía.

-Ay, por favor, dime Bárbara -sentenció sonriendo.

La joven sonrió, y tras echar una última ojeada a Jim, salió del cuarto junto con Toby. Ambos caminaron hasta el puente que habían dejado un rato atrás, para encontrarse con la grata sorpresa de que sus bicis ya no estaban.

Clara soltó un gruñido, y Toby un chillido.

-Tendremos que caminar -ella puso una mueca.

Toby asintió y emprendieron viaje. En la puerta, se encontraron con Strickler. Que maravilla.

-Srta. Nuñez, Sr. Domzalski, ¿Que son estas horas de llegar? -cuestionó enarcando una ceja-. No habrán estado cazando troles, ¿O sí? -ironizó el hombre.

La chica frunció y poco el ceño mientras que el soltó un gruñidito casi inaudible.

-Lo sentimos mucho --se disculpó Clara, y sacó los papelitos de su mochila, extendiéndolos hacia el hombre-. Tuvimos un pequeño incidente viniendo hacia aquí -explicó a la vez que Strickler tomaba los mismos.

El hombre los ojeó y luego miró a los dos chicos.

-¿Jim está bien? -preguntó al final.

-Si, está con Bárbara.

El hombre asintió.

-Muy bien, dadas las circunstancias, puedo permitirles pasar. Pero apúrense, ya es segundo período.

Ambos asintieron y entraron al instituto. Se aproximaron a los casilleros, y ahí fue cuando Clara se atrevió a a hablar:

-Oye..., Toby...

El chico la miró, algo extrañado por el tonó que usó.

-¿Sí?

-Quería saber si... podía ir a visitar a Jim después de clases -empezó-. Sé que eres su mejor amigo, y no quiero que te molestes, ustedes son el dúo dinámico y yo no podré cambiar eso. Pero siento la necesidad de verlo.

En sincronía, recordaron el día de la caja maldita. Sus miradas perdidas lo dijeron todo. Finalmente, se miraron otra vez.

-¿No me dijiste eso en algún otro momento? -preguntó él.

-No creo que haya sido en esta vida -asegura Clara-. Recuerdo una...

-¿...caja maldita?

La joven asintió.

-Sí...

El testimonio de Jim, era cada vez más creíble. Era imposible que tuvieran los mismos recuerdos con solo decir una palabra.

Finalmente, Tobías asintió.

-Está bien... puedes ir a visitar a Jim.

Clara sonrió y abrazó a Toby.

-Gracias...

¡¡Capítulo 8!! No puedo creer lo lejos que llegué. Y ver esto (aunque no se bien como funciona, soy bastante nueva en esto 😅) me puso muy feliz.

Estoy muy agradecida a la gente que leyó esto, y que está haciendo realidad mi sueño de escribir. Si pueden recomendarlo a algún amigo fan de la serie les agradecería muchísimo más.
Y como la anterior vez, los aliento a escribir su propio fanfic. Reitero mi agradecimiento y pronto acualizaré
--ILoveTOA--
💜✨

***

Todos los personajes aparecidos en este capitulos nos son de mi propiedad. Pertenecen a DreamWorks y Guillermo del Toro.

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