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CAPÍTULO 11: Buscando respuestas.

Algo iba mal con Jim, y si la medicina humana no podía averiguar que era, debería recurrir a algún otro método. Y sabía perfectamente cual.

—Hay que irnos... —dijo a Clara.

La chica lo ayudó a ponerse de pie y emprendieron viaje hacia Arcadia.

—¿A dónde vamos? —preguntó la joven al cabo de unos minutos. Jim iba apoyado en ella para mantenerse de pie.

—A Mercadotroll —respondió él.

Clara se mordió el labio inferior, preocupada.

—Pero... ya es tarde, Jim. No llegaremos a tiempo a casa.

Jim soltó un gruñido muy impropio de él.

—¡No importa! necesito averiguar que es lo que me pasa...

Siempre seré parte de tí.

Los ojos de Jim pasaron a ser de color rojo sangre y una punzada de dolor le invadió la cabeza. Clara, al notar esto, se detuvo y obligó a Jim a hacerlo también, después, lo envolvió en un abrazo.

—Tranquilo —le susurró—. Estoy aquí.

La respiración agitada de Jim, que había surgido segundos antes comenzó a disminuir y sus ojos volvieron a su color claro natural.

—Estoy muy feliz de tenerte —fué imposible no susurrarselo mientras se envolvían el uno al otro.

—Yo igual —murmuró con una sonrisa, la cual, aunque Jim no pudiera verla, sabía que estaba ahí.

Siguieron andando y cuando llegaron al lugar, bajaron por las extensas rampas de los canales y llegaron a la entrada de Mercadotroll. Ahí, se toparon con la tupida pared de concreto.

—¡Mierda! —gritó Jim golpeando con el puño la firme estructura.

Necesitaban un Horn Gazle.

Clara se aproximó y apoyó una mano en su hombro en señal de apoyo.

—¿Que te parece si volvemos a casa y mañana volvemos, eh? —le sonrió de manera reconfortante.

El joven, aunque no muy convencido, asintió lentamente y se separó del muro.

Mientras se alejaban, el característico ruido mágico del concreto abriéndose hizo que ambos se voltearan.

—¿Jimbo?

Era Toby. Había salido justo a tiempo.

—Que bueno que estás aquí —dijo Jim acercándose hacia su amigo, medio cojeando.

—¿Que sucede? —preguntó Toby escaneandolo de arriba abajo varias veces.

—Necesito ver a Vendel, es urgente —dijo en tono decidido.

Dudando, Toby asintió y ayudó a su amigo a acercarse al muro, donde la entrada a Mercadotroll seguía abierta.

—Vendel estaba ocupado cuando de me fuí, pero seguro te hará un espacio —aseguró pasando por la entrada. Jim se adelantó un poco a sus amigos, y Toby le frunció el ceño a Clara.

—¿Que pasó?

—Estábamos en el acantilado, y a Jim le dió uno de esos... ataques —la joven se pasó las manos por la cara, frustrada.

—Que extraño... —murmuró el chico y luego hizo una pausa— ¿El acantilado? ¿Que hacían ahí?

Clara sacó las manos de su cara y enarcó una ceja.

—¿Eso es importante ahora?

Jim rió desde más adelante, aunque no muy animadamente. Clara, que aunque no lo estuviera viendo, comenzaba a comprender su lenguaje corporal, se acercó y dió un apretón amistoso en su hombro.

—Tranquilo, todo va a estar bien... —murmuró.

—Lo sé —respondió, aunque las cosas estaban lejos de estar bien. Lo único que quería era reconfortar a Clara.

El temerario trío bajó por las escaleras de cristal y se dejaron llevar por los pasillos de Mercadotroll. Se encaminaron a la piedra corazón, dónde, según Tobías, estaba Vendel. Vaya que estaba, pero no estaba solo... Uzurna se encontraba hablando o, más bien, discutiendo con el anciano.

—¡Esto es inaceptable! —espetaba la reina.

Jim se aclaró la garganta y ambos trolls se giraron hacia el grupo que acababa de entrar.

—¿Que significa esto, Vendel? —exclamó Uzurna señalando al delgado chico.

Toby pasó al frente, como tomando las riendas del asunto.

—Hola, su majestad —saludó con una reverencia bastante ridícula de ver—. Soy Tobías Domzalski, el nuevo cazatroles.

La Reina se giró en seco hacia Vendel.

—¿Nuevo cazatroles? —enarcó una ceja— ¿Que pasó con Kanjigar? —espetó.

—Kanjigar ahora está en un lugar mejor... —murmuró Vendel, agachando la cabeza.

Desde que entraron en el lugar, Jim no había sacado su vista de Uzurna.

Oh, las iba a pagar...

Pero por ahora, su única preocupación era salvar la vida de Vendel.

—¿Quien es el de las piernas de pollo? —la infernal voz de la Krubera sacó a Jim de sus pensamientos.

Toby le echó una hojeada a su amigo y luego sonrió a la troll.

—El es mi mejor amigo; James.

La Reina enarcó una ceja y señaló a Clara.

—¿Y la jovencita? —preguntó observando a Clara, pero ella estaba muy ocupada mirando a Jim.

Definitivamente sentía algo más... No entendía que, pero era algo más... profundo, muchísimo más fuerte que con cualquier otra persona.

—Ella es la novia de James, su alteza —aclaró Tobías.

Clara estaba tan sumida en sus propios pensamientos y sentimientos que ni siquiera oyó lo que Uzurna decía. Simplemente, observaba a Jim.

Vendel miró más detenidamente a los tres jóvenes y se percató del problema en los ojos del joven.

—¿Que te sucede en los ojos, bolsa de carne? —preguntó avanzando un paso.

Eso hizo que Jim recordara por qué se encontraban ahí, con riesgo de que su madre lo castigara de por vida.

—No lo sé, es por eso que vine —dijo— ¿Crees que puedas examinarme?

El anciano asintió y con sumo cuidado guió al chico hacia la piedra donde se realizaban las curaciones.

En ningún momento Uzurna dejó de mirar a Jim y viceversa.

—Si tuviera el amuleto, ella ya estaría muerta —pensó.

El joven se sentó en la roca, con las piernas colgando.

Vendel salió del lugar para buscar a Blinkie, y Uzurna había decidió hacer lo mismo, dejando a Jim con la preocupación revoloteándole por todo el cuerpo.

—¿Crees que sepan por qué te pasa esto? —preguntó Clara, sacando a Jim de su estado de ensoñación.

—Estoy completamente seguro —dijo—. Si alguien puede saber que me pasa, ese es Vendel.

—¿Y tienes alguna teoría? —preguntó Toby, e hizo un gesto con la mano.

El joven negó con la cabeza.

—Aunque, a veces... escucho una voz... —murmuró.

Eso despertó la curiosidad en sus amigos (o lo que Clara fuera).

—¿Que te dice la voz? —preguntó ella.

«Siempre seré parte de tí» —decirlo le savía mal. Era como tener las palabras del enemigo en los labios.

—Que extraño... —murmuró Toby— ¿Que puede ser? —se llevó una mano al mentón, como pensando.

—No lo sé, pero si la medicina humana no puede con esto, seguramente la medicina troll; sí. Después de todo, en algún punto fuí uno.

Pasó algún tiempo hasta que Vendel volvió. Con él, vino Blinkie. Ambos se acercaron y miraron al chico de arriba abajo varias veces.

—¿Que síntomas tienes, bolsa de carne? —preguntó Blinkie con una mano en el mentón y sus seis ojos entrecerrados.

—Me llamo: Jim —aclaró—. Normalmente es cansancio, insomnio, falta de aire, dolor en el pecho o cabeza. Oh, y lo más raro de todo es que mis ojos se ponen rojos a veces.

—¿Cómo ahora? —preguntó Vendel.

Jim sacó su teléfono rápidamente y se miró en la cámara.

—Sí, justo así —respondió.

—Interesante... —murmuró Blinkous examinando de cerca al muchacho con mucho empeño— ¿Será cambilaxinus? —preguntó a Vendel.

—¿Camboli... que? —preguntó Tobías, que hasta ese momento se había mantenido al margen.

—Cambilaxinus. Es una condición nueva y, a la vez, muy vieja —explicó Vendel—. El prefijo Cambi viene de Cambio y el sufijo Laxinus viene de una enfermedad que no existe en la medicina humana. Es más bien... mágica. En este caso, ésta vez fué producida por un cambio.

—Usted nos había dicho que había cambiado de cuerpo en algún momento, ¿Verdad? —preguntó Blinkous.

Jim arrugó la nariz.

—Sí... —respondió Jim—. Fuí un semi-troll, luego me abatieron con un fragmento de magia oscura, y me corrompió, haciéndome troll completo, pero bajo el control del Caballero Verde y la... Orden Arcana.

Blinkie abrió mucho los ojos.

—¡Por la gracia de Deya! —exclamó el mismo.

—¿Que pasa? —preguntó preocupada Clara.

—Tu amigo debe tener un residuo de magia oscura incrustado en el corazón. Eso hace que posea las características de un troll corrompido, pero el cuerpo humano no es capaz de soportar tal velocidad, fuerza y capacidad. No es cambilaxinus. Simplemente, con el viaje en el tiempo, el fragmento comenzó a avanzar —explicó Blinkie.

—Eso no tiene sentido —dijo Jim, llevándose una mano al menton—. Cuando volvimos en el tiempo, a... la era medieval, el fragmento dejó de avanzar, ¿Por qué ahora sería diferente?

—En ese momento eras un troll, ¿Verdad? —preguntó Vendel enarcando una ceja.

Jim asintió.

—Es justo por eso: los troles o, en tu caso, semi-troles, son más compatibles y suseptibles a la magia. El fragmento se detuvo, como un mecanismo de defensa por parte de nuestra especie. No es que no nos afecte, simplemente, no nos afecta como a ustedes los humanos. El cuerpo humano no es compatible con la magia, salvo que la dotes por voluntad propia.

—¿Cómo Clara? —preguntó Jim.

Vendel asintió.

—Entonces... ¿Que hay de los cambiantes? Digo, sus capacidades están mezcladas.

—Los cambiantes, cambian en su totalidad. Coordinan su cuerpo con sus capacidades. Un cambiante en su forma humana no es ni la mitad de fuerte que uno convertido a su forma troll.

—Pero... cuando era troll; poseía las capacidades de uno, aunque no lo era del todo —dijo el joven, intentando incorporarse lo que estaba pasando.

—Pero tus capacidades estaban sincronizada con tu cuerpo. Ahora no es así —Blinkie estaba intentando suavizar el golpe, Jim lo sabía, lo conocía demasiado bien.

—¿Por qué se reactivó ahora? —preguntó nuevamente, ya con un tono de angustia.

—Solo un impulso mágico puede abatir otro impulso mágico —murmuró Blinkie.

El viaje en el tiempo...

—¿Hay alguna cura? —preguntó Toby, ahora más preocupado.

—Sí —Vendel asintió—, es un preparado que puede mezclarse con alguna comida. La cosa es... que los ingredientes son muy difíciles de conseguir.

—Pero Merlín me había dicho que no había cura —interrumpió Jim. No iba a dejar que sus amigos fueran a una misión suicida solo para que al final no sirviera de nada.

—Merlín estaba en lo correcto —dijo el anciano—. Cuando el fragmento está entero, es imposible curarlo, pero cuando es solo un residuo puede ser removido con estos ingredientes. Simplemente por alquimia mágica y... Espera, ¿Merlín? —el troll se quedó a medio camino de entregar la hoja de papel al joven, pasmado.

—Larga historia —Jim tomó la lista y leyó en voz alta—. Una taza de lodo del pantano de los waba bunga, tres orquídeas amarillas del monte de los merodeadores, una roca de la fortaleza de gato, una esmeralda del norte de Europa, el diente de una serpiente de cascabel y una concha de Antra-monstruo.

—¿De dónde sacaremos todo esto? —preguntó el nuevo cazatroles con una mueca.

—No lo sé —respondió Vendel—. Pero si quieren salvar a su amigo, deberán hallarlos pronto, el fragmento va a matarlo o, más bien, sus capacidades van a hacerlo. Le queda aproximadamente una semana de vida. Con suerte, tal vez dos —dijo y se giró hacia el otro troll—. Blinkous, ayuden a los chicos a encontrar todo.

—Por supuesto —respondió con un asentimiento de cabeza.

—Bien, propongo que salgamos mañana temprano —dijo Jim sin sacar su mirada del papel.

—No —dijo abruptamente Clara, y Jim volvió su mirada a ella.

—¿No?

—Esta vez no vas a hacerte el héroe, Jim —le dijo Clara, posando sus manos en sus caderas.

—No estaría bien mandar a mi equipo a hacer algo que yo debería hacer —replicó llevándose una mano al pecho, con el ceño algo fruncido.

—Va a ser peor si vienes —diji más suavemente la joven.

—Voy a ir. No voy a mandar a mis amigos a morir por una... maldita estupidez que pasó porque bajé la guardia.

—No —dijo nuevamente Clara—, no fué solo porque tú bajaras la guardia. Todos estábamos ahí. O bueno, la mayoría —miró de reojo a Toby—. Tienes que descansar. Por tu bien y por el nuestro —se acercó y tomó sus manos.

—La jovencita tiene razón —dijo Vendel de pronto—, la actividad física y los momentos de extremas emociones harán que el fragmento se active más rápido y tú capacidades no-humanas salgan a la luz.

—Pero...

—Pero nada, Jimbo —lo cortó Toby—. Tú te quedas, nosotros vamos.

Jim tuvo que aceptar, aunque no estuviera de acuerdo. No quedaba de otra... Ahora, solo quedaba confiar en su equipo.

***

Todos los personajes aparecidos en este capitulos nos son de mi propiedad. Pertenecen a DreamWorks y Guillermo del Toro.

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