Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2: perdón

"Good Omens es un libro propiedad de Terry Pratchett y Neil Gaiman, una serie de Amazon prime"

El olor a mantequilla inundaba la cafetería por completo, un té y un chocolate caliente fueron puestos en la mesa, junto con unos bollos de pan recién hechos, Gabriel observo al principiado deleitarse con el aroma para después engullir con gula uno de aquellos esponjosos alimentos.

Aziraphale era bueno en muchas cosas, era excelente en las matemáticas tanto como para engañar a los recaudadores de impuestos, un asiduo lector su colección era envidiada por colegas y seguía aumentando con el paso del tiempo, es un excelente estratega, Crowley le había reconocido ser un rival digno, pero, también era muy crédulo con las personas, esto lo llevó a confiar ciegamente en el cielo y desconfiar de manera mesurada con los demonios, así que no vio nada malo en la aparente e inocente petición de Gabriel para ir a comer a su cafetería favorita.

El arcángel no comía, de hecho, detestaba casi todo lo relacionado a los humanos, eran una bajeza de la creación divina, pero tenía que acostumbrarse a ser el mensajero de dios, solo le gustaba la moda masculina de la época humana, era muy asiduo a las casas de moda de alta costura europea, y visitaba de vez en cuando el mundo humano para ver que piezas habían inventado. Sin embargo, criticaba fuertemente al rubio por su enorme amor por los placeres mundanos, como eran la comida y la bebida, miro aquel trozo color café embadurnado en una sustancia amarilla, como no queriendo la cosa le dio un ligero mordisco a aquel alimento y sintió un cumulo de sensaciones nuevas, era lo equivalente a un ciego que ve la luz por primera vez.

— ¡Esto, es estupendo! — dijo convencido, de que aquello era mejor que el ejercicio, Aziraphale le dedico una sonrisa dulce, provocando que Gabriel mirara directo a la taza de té, intentando ignorar por completo al ser frente a él — ahora entiendo tu negativa en dejar ir a los humanos.

El rubio torció el gesto, en una amabilidad fingida, él sabia lo que había vivido Crowley en su propio cuerpo, el fuego infernal, la forma de callarlo por parte de Gabriel, sintió miedo de nuevo por ambos así que solo intento seguirle el juego a su exjefe

— Si los humanos son seres complejos y maravillosos, ¿Qué te trae aquí, Gabriel? — inquirió Aziraphale, tomando un sorbo de cocoa de su taza, adoraba el especiado del chocolate recién hecho de aquella cafetería, Gabriel tomó un poco de su té y observó el rostro del ángel frente a él, no quería ser honesto, pero debía de serlo, le llevó algo de tiempo encontrarlo después del Armagedón.

— Tú — soltó con simpleza, eso provoco que el rubio sintiera un nudo en la garganta, que diantres se traía Gabriel entre manos, lo miró con duda, la confianza en si mismo se hizo ovillo en su interior, los ojos purpura del arcángel no lo perdían de vista, se clavaban en él, como una daga.

— ¿Y-yo? — tartamudeo, dejó la taza en la mesa y levanto el mentón indignado — Aun nos están cazando, es inaudito, inconcebible.

Aziraphale se puso de pie, dejando unas cuantas libras en la mesa, Gabriel fue detrás de él, al ver que se disponía a irse, uso un milagro para que las miraras no se clavaran en ellos, afuera el clima era cálido, pero Aziraphale no se inmutaba con aquella ropa nada veraniega, el arcángel lo detuvo, sujetándolo del brazo.

— ¡Aziraphale! Espera, no malinterpretes mi presencia, si bien se que intente acabar con ambos por traidores, sabemos que las cosas cambiaron en el cielo, Dios quiere respuestas de lo que paso.

El ángel abrió los ojos, el creador del cielo ¿quería saber lo que sucedió?, pensaron que era parte de su plan, ¿y si se equivocaban?

— ¿Dios te envió? — pregunto nervioso, y Gabriel al ver el miedo, sintió ganas de ser sincero, mentir era un enorme pecado, pero, sin esa "pequeña" mentira, el rubio lo echaría.

— Si, tengo la misión de averiguar como es que ambos lograron aquella gloriosa hazaña que asusto a todos, así que querido Aziraphale, espero que puedas entender que esto es meramente por el bien del cielo.

Aziraphale estaba sorprendido, Dios había decidido espiarlo por medio de Gabriel quien tenía una sonrisa torcida en el rostro, se veía seguro de sus palabras, el rubio no observo que las manos del arcángel temblaban de los nervios, la mentira no era su fuerte.

— Vendré de nuevo a visitarte, te veo mañana a las ocho en punto, si no acudes, te buscare en tu cabaña — lo amenazó, el rubio se quedo en una pieza al verlo desaparecer frente a él a una enorme velocidad, mientras alrededor el tiempo volvía a su ritmo.

A kilómetros de distancia, Crowley se despertó con una sensación pesada en el cuerpo, como si se precipitara cuesta abajo, de nuevo; abrió los ojos alarmado observando como su ángel ya no estaba en la cama, se puso de pie y lo encontró en la cocina, haciendo una crema en la estufa, olía algo mal, Aziraphale no era bueno en la cocina y ya era muy tarde, había dormido de más.

— Eso luce espantoso, deja ahí y te llevó a cenar — se burlo abrazándolo por la espalda, y dándole un beso en la mejilla, Aziraphale estaba nervioso y había quemado aquella preparación, así que acepto la salida a cenar con el pelirrojo, quien le pidió que se dieran un baño juntos, el rubio sonrió con melancolía.

Y decidió guardarse en secreto aquella visita de Gabriel, tenía que resolver como lo abordaría con el pelirrojo.

Gabriel en cambio sentía una horrible sensación en el pecho, no era un hombre de mentiras, lo era de acciones, y aquello lo estaba poniendo mal, vio las fotos que Michael le había dado, las guardaba para recordarse su estupidez, y sin saber por qué, lagrimas gruesas rodaron por sus mejillas, por un perdón que no salía de su boca, una suplica de saber que por engreído tenía todo perdido.

A veces los castigos son los "hubiera", el hecho de no haber sido sincero consigo mismo, no hablar con el rubio cuando tuvo el momento.

Tenia la oportunidad en bandeja de plata, pero a que costo.

Después de la cena, Crowley miraba con el rabillo del ojo a su amado rubio, este parecía cavilar algo en su mente, durante la velada estuvo distraído, pero ahora parecía incluso preocupado, a pesar de que era terriblemente peligroso aquella acción cuando eras el dueño del volante, tomo la mano del rubio y la llevo a su boca, besando su dorso, esto provoco miles de sensaciones en Aziraphale.

— ¿Qué ocurre, ángel? — cuestionó, parando un poco la velocidad del vehículo, sabía que el rubio siempre se asustaba cuando no iba al cien por ciento enfocado en el camino, y sin más que hacer Aziraphale mintió como en el pasado.

— No es nada, solo estoy abrumado, n-no descanse lo suficiente — murmuro aun nervioso — volvamos a casa, querido.

El pelirrojo se tragó a medias esa excusa, pero entendía que el ángel aun tuviera sus reservas con él, eso le dolía, ambos llegaron a su hogar, el pelirrojo encendió con un milagro demoniaco las luces de la casa, y destapo una botella de vino de su reserva secreta.

— No estoy de humor, querido — contesto Aziraphale, bajando un poco la moral del demonio, quien no entendía que tenia su amado ángel, siempre estaba de humor para una copa de buen vino.

— Esta bien, ve a descansar, yo si quiero beber — le confesó, sirviéndose una copa y yendo al sillón de la cabaña, afuera el viento era húmedo, la primavera en Londres era caprichosa, de una mentira que crecía más entre ambos, Crowley no sabia que ocurría, pero su intuición le decía que nada bueno podría tener un Aziraphale preocupado, por algo que estaba intangible entre ellos.

El rubio subió a la recamara, y se recostó en la cama, sintiendo un nudo de miedo en su estómago, la mentira quemaba, pero no lo suficiente como para preocupar al demonio, no quería decirle que aun sus exjefes los buscaban, si supieran que aquella hazaña que era más que un engaño, uno muy bien elaborado gracias a las profecías de Agnes.

Crowley subió a la recamara encontrándolo dormido, lo cubrió con una manta y veló su sueño, su ángel lucia angustiado, no le gustaba aquella manera en que se borraba la sonrisa que le iluminaba los días, era preocupante el hecho de que algo angustiara a su amado Aziraphale, se dispuso a velar su sueño, era extraño, desde que vivían juntos Aziraphale podía descansar siempre que el pelirrojo estuviera en la cama junto con él, tendía a no dormir y sumergirse en libro tras libro, así que hallarlo dormido primero que él, fue una situación que no le agrado para nada al demonio.

La noche fue tranquila y a pesar de resistirse, se marcho a la cama a hacerle compañía a su pareja, quien descansaba intranquila, la lluvia primaveral en Londres caía en la ventana, mientras Crowley yacía abrazado a lado de Aziraphale.

***

Aziraphale despertó muy temprano en la mañana, la cabeza le dolía un horror, observo a Crowley vestido con la ropa del día anterior y dormido de una manera muy poco cómoda, de un chasquido lo acomodo en la cama, arropándolo para irse a su cita. Observo el reloj en la pared de la sala, ya estaba vestido con la ropa de siempre, su pajarita de tartán lo estaba asfixiando, no entendía si era la angustia, pero, en definitiva, estaba asustado de ir.

No aviso al demonio, solo dejo una nota en la mesa del comedor, se puso en marcha de un milagro, no estaba de humor para caminar; Llegó puntual, Gabriel estaba afuera de un restaurant nuevo, se le hizo extraño que volviera a querer desayunar con él, el arcángel siempre estaba en contra del alimento humano, pero la glotonería de Aziraphale se hacía presente, no necesitaba comer, pero era algo que le causaba tranquilidad y cierto placer, tal vez si era un Hedonista.

— Puntual como siempre — lo elogio, era casi un sello que adopto de los ingleses, pero omitió la alegría de su superior, así que entro a aquella rustica cabaña donde servían comida copiosa.

— ¡Huele muy bien! — declaró al sentir el aroma de las finas hierbas en el local, percibió un movimiento en su estomago que anunciaba la falta de desayuno, Gabriel aparto una mesa, causando que las mujeres de aquel negocio lo miraran, parecían soñadoras, debía de decir que el arcángel tenia un atractivo con los humanos.

Aziraphale se sentó frente a él, las damas tomaron su orden, el menú se veía costoso, pero en esta ocasión tomo algo de dinero de sus últimos sueldos, Crowley le regalo una tarjeta de crédito, pero él se rehusaba a usarla, se sentía un poco vividor, y que el demonio fuera tan "esplendido" no ayudaba, Gabriel ordeno un poco de todo, dejándolo sin objeción, las damas se alegraron, no había muchos comensales por la zona y se pusieron en marcha a preparar los diversos platillos.

— Eso es mucha comida — sentenció, algo turbado, Gabriel amable no era común, lo estaba empezando a asustar sus formas.

— Por supuesto que es mucho, necesitas estar alimentado, además eso te agrada — le explico, Aziraphale no quedo convencido de aquello e ignoro el sonrojo que lo estaba albergando, se sintió un poco temeroso, pero el arcángel intentaba ser amable ¿Por qué?

— Gabriel, no solo amo la comida humana, hay otras cosas de la tierra que disfruto — le dijo feliz, imaginando que este pensaba que los alimentos eran el único vinculo que lo unía a ese mundo — Ellos tiene cosas muy hermosas, la tierra es bella, aunque compleja.

— Claro, me imagino que te has dado vuelo con los placeres de por aquí — dijo fastidiado, imaginando al rubio compartiendo todo con aquel demonio que le caía terriblemente mal, Aziraphale calló, no sabía como contestar aquello que parecía una especie de reclamo.

— ¿Esto es parte de tu investigación con Dios? — se quejó, siendo interrumpido por la amable mujer de cuerpo rollizo que les dejo un par de huevos escalfados, con una taza de té recién hecho y bollos recién sacado del horno.

— Si, todo es fundamental para saber ¿Cómo lograron escapar de su castigo? — le dijo soberbio, mientras tomaba un sorbo de su té, Aziraphale tomo un poco del almuerzo, siendo observado por el arcángel quien desvío la mirada, ahí de nuevo esa extraña sensación de familiaridad.

Mientras tanto Crowley despertaba, le dolía la espalda por la pésima posición, se masajeo el cuello y se dio cuenta que su ángel había dejado la casa, de nuevo.

No había compras por hacer, no tenia un pendiente afuera, Aziraphale no era de dar paseos, no sin él, era más un hombre de gustos simples y hogareño, por que se habría marchado tan de repente. Camino y encontró la nota en la mesa, era su caligrafía perfecta y antigua, donde le mencionaba una salida rápida a una cafetería, la percepción de Crowley fue de alerta y usando sus sentidos demoniacos percibió en donde estaba su ángel, y se dio cuenta que una aura más fuerte estaba cerca de él, alarmado corrió a tomar las llaves de su Bentley, al menos estaba vestido y eso le daba cierta ventaja para salir rápido a subirse a su vehículo, no era muy lejos y podría llegar en unos 15 minutos a su modo de manejo.

Esperaba que no fuera tarde.

Aziraphale vio la cantidad obscena de comida frente a él, y decidió no dejarse caer en la gula, las señoras de aquel negocio no paraban de llevarles platillo, abrumándolo por aquella atención desmedida, cuando salía con su demonio prefería no llamar la atención, así que aquella atención hacia ellos era nueva y nada gratificante.

Gabriel tomaba pequeños bocados de algunas cosas y eso molestaba un poco al ángel, no le gustaba ver tal desperdicio de alimentos, de un chasquido detuvo todo, haciendo que su superior lo mirara extrañado.

— ¡Es suficiente, no me agrada esto! — reclamó, poniéndose de pie, Gabriel intento entender por qué estaba tan molesto, pero no conocía del todo al rubio como para discernir en su mente lo que ocurría, y porque su enfado.

— Aziraphale, vamos, esto es por el bien del cielo, la guerra volverá, y tu de ves elegir —lo presiono, pero el rubio estaba harto de aquello.

— No creo que Dios te haya pedido eso, no confió en ti — mascullo, dejando la mesa, una vez afuera del restaurant sintió el brazo de Gabriel sujetándolo.

— Aziraphale, espera... tienes razón, no he sido del todo sincero contigo, a decir verdad, estoy aquí por ti, no me quito de la cabeza varias cosas. Tu traición aun cala en nosotros — los ojos del rubio se abrieron al ver la cara de dolor de Gabriel — tú eres mi mayor fracaso, aun no sabemos como reaccionar, no se que hacer sin tu presencia, saber que no eres parte de las filas.

— Nunca fui bueno, sabes que mentía en mis reportes y fraternice con el enemigo — confeso el ángel pensando en la cantidad de mentiras que utilizo en sus seis mil años, era muy mal empleado.

— No es solo eso... yo te apreciaba, aun lo hago.

Eso si descoloco al rubio, la perfección angelical lo apreciaba, le tenía cariño, eso debía ser un truco nuevo, pero el gesto de dolor era palpable, casi sincero, no sabía si Gabriel fuera tan buen actor.

— Casi me asesinas, supongo que el aprecio era mínimo — respondió soltándose, era físicamente mas fuerte que Gabriel si se lo proponía podía ganar tiempo para huir, pero no para ver su expresión herida y de dolor genuino, una que solo había visto en una persona.

— Es más de lo que imaginas Aziraphale, no solo es tu trabajo...

Y dejo de ver al rubio, antes de decir algo de lo que se arrepintiera.

Aziraphale no entendía que ocurría, solo veía aun Gabriel muy mal, como si aquello le doliera más de lo que quería admitir, y eso lo descolocaba, ¿Qué pretendía?, ¿Por qué parecía que el hecho de la traición lo perturbara así?

Él sujeto la mano de Gabriel, abrió los ojos impresionado para ver una ligera sonrisa, una sincera, esto lleno de calidez al arcángel, necesitaba su perdón, pero a que costo.

— Puedo pedirte algo, es un ruego, uno que necesita un ser como yo arrepentido del daño que ha causado en ti — explico, haciendo que el rubio lo mirara atónito, los ojos violetas del arcángel se veían inyectados de una angustia terrible, esa sensación solo lo experimento una vez, y pudo darle nombre al sentimiento que albergaba a Gabriel, el de la resignación.

— Si, puedes pedirme algo, veré si acepto o no — le explico el rubio, Gabriel sintió algo cálido en su alma, ambos podían sentir el amor, esperaba no delatarse.

— ¿Puedes darme un beso en la mejilla? — le pidió, Aziraphale estaba algo descolocado, esa petición era por demás curiosa, pero no le vio la malicia, la mejilla era algo común en los franceses, y no era un lugar prohibido, así que al ver sus ojos anhelantes accedió.

— Supongo, no es algo muy grave — murmuró apenado, así que sigiloso acerco sus suaves labios al rostro de Gabriel, quien tuvo que bajar su altura para poder estar a la del ángel, y justo cuando sintió que el rostro cálido del rubio estaba muy cerca de su mejilla, hizo algo atrevido, giro su cara y estampo los labios con los ajenos.

Aziraphale sintió una boca húmeda en vez de una tersa mejilla e intento empujar al arcángel, su mente viajo con lentitud al ver en que embrollo estaba, pero su cuerpo entero se tensó en pánico al sentir un aura conocida, y un chirrido de neumáticos característico, seguido de un grito histérico que hizo que Gabriel lo soltara de su agarre.

— ¡Sssuelta tuss sssucias manos de mi ángel! — aquel siseo lo puso lívido, Crowley bajaba con cara de pocos amigos de su Bentley, y pudo percibir la energía angelical del mensajero de dios, quien dio un paso al frente, en ese momento Aziraphale supo que el infierno mismo se había desatado en la tierra. Y él era el culpable.

N.A. ¡Drama on! Le estoy empezando a agarrar gusto al drama de este fic, espero que les guste la lectura ligera del día de hoy, y aprecien la imagen en la que me base en este capítulo.

Pongan la canción de su preferencia, que no he encontrado una buena para esta lectura.

Les dejo también el precioso Fan art de Freedom_attack

Gracias por dejarme usarlo.

Siganla en sus cuentas de IG y patreon.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro