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Capítulo 5

Durante el camino hacia la oficina escuchando la radio, Adán pensaba en Dania y lo importante que se estaba volviendo para él.
Hasta ahora nadie había confiado en él, salvo  su madre y hermano.
Su padre siempre lo había tratado como un fracasado el cual nunca triunfaría en la vida. Entonces, ¿Por qué Dania sin apenas conocerlo había dejado descansar sus palabras alentadoras en él creyendo y animándole para poder abrazar el éxito?

Unos minutos después, llegaba a la empresa cruzando por entre medias de los empleados, los cuales sin cortarse ni un pelo,  murmuraban cosas referente de él. Entre esos murmureos se llegaba alcanzar adjetivos sentenciándolo con frases injustas. Pues nadie lo conocía del todo bien, tan sólo lo que ha querido demostrar con su actitud de hombre rebelde, aproximándose a la duda y la inseguridad dejando atrás su valentía.

Con paso firme, mirando y escuchando a los empleados de confianza que le seguían dando explicaciones de lo que trataría hoy su trabajo, por fin llegó hasta su oficina quedándose a solas con Mateo.

—Adán te noto algo inquieto, ¿Qué pasó después con tú padre referente a tu repentina boda con Dania?

—Admito que Dania es toda una gran mujer, no se deja dominar por mi padre, y mucho menos se rinde ante cualquier dificultad. Es extraordinaria Mateo, pienso que ha sido la mejor inversión que hecho en toda vida.

—Adán, debo recodarle que Dania no es un objeto. Ella es una mujer con unas ideas claras y según le expuso, su matrimonio no durará para toda la vida, al menos que exista entre ustedes el vínculo del amor.

Adán tomó asiento detrás de su escritorio puntualizando la conversación mantenida con Dania dejándole claro que no habrá sentimientos entre ellos. Como mucho amistad, y en unos meses dejará de existir su matrimonio.
En ese preciso instante todo le estaba pareciendo lógico. Sin embargo en estos momentos debía de admitir lo valiosa que era Dania. Fijando su vista en su amigo dejaba caer un suspiro fuerte.

—¿Qué hago Mateo para convencer a Dania que puedo llegar a quererla?

—Esa pregunta deberías cuestionártela tú mismo, pues nadie tiene la llave de los corazones de las personas. Para poder abrir un corazón hay que probar con muchas llaves demasiadas  veces si se puede abrir o no.

—De momento quiero cambiar y demostrarle a todo el mundo que no soy ese niño de papá y holgazán. Mi madre lleva razón, tengo mi carrera, juventud y ganas de demostrar que puedo conseguir lo que me proponga.

—Vaya veo que le matrimonio te ha sentado bien y te ha cambiado, para bien.

Mateo y Adán continuaron hablando un rato más, hasta que la secretaria de Adán le avisa que debe de asistir a una reunión importante.

Nada más entrar en la sala de juntas, todos los ejecutivos allí presentes miran con sorpresa a Adán, seguido a Rogelio el cual estaba sentado encabezando la mesa para dar comienzo a la reunión. Mirando a su hijo fijamente en silencio, Rogelio dio por comenzada la reunión. Había muchas cosas importantes que debatir.

Nada más terminar sus clases, Dania buscó a sus amigos Niko y Meri. Los dos estaban sentados en una mesa de la cafetería donde ella trabajaba algunas horas. Nada más ver de nuevo a sus amigos, Dania comenzó a contarles lo sucedido.
Eran amigos desde hacía muchos años, y no había secretos entre ellos.

— ¿Qué has hecho, qué?— Pasmada, con la boca abierta, Meri no se podía creer todo lo relativo a la boda exprés de su amiga.

— ¿Y cómo que no hemos sido avisados e invitados? Eso es una falta grave para nuestra amistad. —Añadió Niko extrañado también por la repentina boda de su amiga.

—No me digas que estás embarazada, porque hasta donde nosotros sabemos  tú siempre has sido muy religiosa con el tema de la virginidad.

—No, para nada estoy embarazada. Ya les he explicado, fue todo idea de mi padre encontrarme marido. Y según los médicos esta tan grave que quise hacer su última voluntad para que de algún modo  no me quede cargo de conciencia y así hacerle feliz antes de...

—Dania amiga, sabemos por el mal trago que estás viviendo. Pero no entiendo como tú padre se le pudo ocurrir una idea así. En fin, aquí nos tienes a nosotros para apoyarte y no te dejaremos sola. —Niko abrazó a su amiga animándola a comer. Meri también se unió a ese abrazo como tan buenos amigos eran los tres. Por nada del mundo  la dejarían sola aunque esté casada.

—Por favor, chicos, hacerme el favor de no decir nada a nadie de este asunto. No quiero que se sepa que estoy casada con el playboy de Adán Zubillaga. Al fin de cuentas, cuando lo vea oportuno, daré por finalizado esta falsa para continuar con mi vida.

— ¿Y si llegas a enamorarte de él? Mira Dania que te conozco y sé que eres muy romántica. Si sigue tratándote como una princesa, acabarás por exponer tú corazón.

—Lo sé, y también he pensado en ello. Por ello no puedo decir de esta agua no beberé. Todo se verá con el tiempo.

Seguidamente los tres amigos continuaron comiendo hasta que llegó el turno de Dania para trabajar.

Llevaba trabajando en aquella cafetería donde asistían todos los estudiantes desde hace un par de años.
A ella no le hacía falta dinero y mucho menos trabajar. Sin embargo quiso hacerlo para poder tener su mente ocupada y no terminar derrumbándose tras la pérdida de sus familiares. Aquel trabajo fue su terapia, conocía gente, se distraía, conoció algún chico con el que quedaba fuera del trabajo, relaciones cortas y sin dolor. Bastante le estaba castigando la vida de tener que llorar por la ausencia de sus familiares más queridos como para llorar por un hombre que apenas conocía.
El amor para Dania estaba lejos de su pensamiento. Había pasado por momentos muy duros y con el apoyo de su padre, estudiaba para ser algún día una gran periodista como lo fue su madre.
Con ese pensamiento comenzó otra etapa de su vida y hasta el momento no le estaba yendo tan mal. Hasta que conoció a Adán Zubillaga.
Un hombre que esconde muchos secretos y por una insólita explicación quiere ayudarlo extendiéndole su mano para que no se derrumbe. En cierta manera, sus vidas son muy parecidas. Nadie está libre de no sufrir, de soportar cosas injustas resistiendo cada golpe de la mejor manera posible o como puede lo sobrelleva.
De ese modo, anhela poder socorrerlo acordándose de cuando su mundo se hizo trizas al escuchar de boca de su padre dándole la mala noticia referente al accidente de sus familiares. No habido día que no se acuerde de ellos echándoles en falta.

A media tarde, Dania se despedía de su jefe comunicándole que ya no volvería a trabajar más. Con mucha tristeza, Paquiro, su jefe, tomó asiento enfrente de ella recordando el primer día que comenzó a trabajar. Eran recuerdos buenos y tristes el tener que dejar de ir a una buena empleada como lo era Dania. Por ello, lamentando lo que le sucedía, Paquiro entendió su situación y sin reproches, con gran afecto se despidieron con un gran abrazo y alguna lágrima cargada de emoción.
Afligida, y algo apenada por haber dejado su trabajo, Dania se marchó hacia el hospital, quería poder pasar un rato con su padre.

Después de haber hablado con los médicos, apenada lloraba mirando a través de un cristal a su padre. Los médicos no le habían dado noticias nuevas, tarde o temprano debía de asumir la triste despida. Nada podía hacer que su rostro se mojase en un momento tan crucial como era aquel.

Por los cristales de la gran ventana de su oficina, Adán estaba mirando los puntitos de colores de las luces de la ciudad. Se encontraba agotado después de haber pasado horas en las salas de reuniones. Cuando se disponía a marcharse, entró su padre con su habitual porte de dictador y tan absorbente provocando el enojo en su hijo.

—Vaya, debo de aplaudir a mi hijo por haber permanecido todo el día trabajando. —Con ironía tomó asiento en una de las butacas situadas enfrente de la mesa, con cinismo comenzó hablándole lanzándole puyas referente a su matrimonio.

—Qué quiere padre. ¿No era esto lo que quería? Pues ya estoy cumpliendo con la palabra de ser otro hombre.

—Al final me vas hacer de llorar hijo. Eres un holgazán, y no sabes nada sobre negocios, ¿Cómo piensas dirigir la empresa?

—Voy a trabajar duro, además tengo mi carrera.

—Eso espero, que ya que has dado el paso en contraer matrimonio con una don nadie y aprovechada por no hablar de lo desfachatada que es, creo que no te va aportar nada bueno. Por lo que he decido no hablar sobre ese tema para que nadie se entere. Quiero, no. Te exijo que cuanto antes te divorcies de ella para casarte con Arlet.

Apretando ligeramente sus manos formándolas un puño, Adán miró a su padre desafiándole con la mirada resistiendo las ganas de darle una respuesta. Definitivamente no valía la pena comenzar  una riña, por lo que guardó silencio al mismo tiempo que agarra sus cosas con la intención de marcharse cuanto antes de allí y así dejar de escuchar las estupideces salidas de la boca de su progenitor.

Sentado en su auto Adán conducía hacia el hospital, extrañaba a Dania por lo que pensó en ir para hacerle compañía.

Otra vez volvió a sentir agitarse su corazón dándole la impresión de no querer separarse de Dania. Le dolía verla tan triste sentada en una butaca con su cabeza apoyada en su hombro  siendo testigo de como sus gotas resbalaban su rostro pensando en su padre.

—Tranquila Dania, ahora debes de ser más fuerte que nunca, pienso que tú padre no quería verte así.

—Qué va ser de mí sin él, si él no está conmigo me siento desorientada sin saber qué camino debo escoger. Lo quiero tanto y verlo como día a día su vida se va acortando, siempre que el tiempo me ha robado muchos momentos por pasar juntos.

—Siento mucho todo esto. Aun así debes saber que no estás sola, yo estaré a tú lado secando tu rostro haciendo más llevadero este momento tan doloroso.

No había más que decir, el silencio hablaba por sí solo entre sus pensamientos. Para Adán, estar cerca de Dania lo llenaba de alegría extrañando poder pasar más tiempo junto a ella.
Una emoción comenzaba a fluir dentro de ella, recordando minuto a minuto a su padre, lloraba amargamente en los brazos de Adán liberando su lamento. Con cuidado y mimo limpió con delicadeza su rostro hablándole muy despacio intentando consolándola.

Al finalizar el horario de visitas, Dania y Adán se fueron hacia su casa.
Nada más entrar, Rogelio parado en mitad del vestíbulo miró con desaprobación a Dania dirigiéndose hacia su hijo advirtiéndile nuevamente del error del cual estaba cometiendo al llevar a esa mujer a hasta su casa.

— No le entiendo papá. Quiero que me deje en paz y déjeme que le demuestre que voy ha encontrar el camino indicado para ser ese hijo del cual se pueda sentir orgulloso. Y respecto a Dania, ella no le ha hecho nada malo para que tenga que dirigirse de ese modo a ella.

— Escúchame hijo. No entiendo lo que te sé pasó paso por tu loca cabeza cuando pagaste a esta señorita para intentar hacernos creer que estáis enamorados. Deja de jugar y rompe de una vez por todas con ella.

— ¿Para qué desea que de divorcie  Adán de mí? ¿Para que se case con Arlet? Qué patético me parece de verdad. Deje que sea su hijo quien escoja su felicidad, pienso que ya es demasiado grande para tomar sus propias decisiones.

— Así le va. Ve que hombre de provecho está hecho por  aprender afrontar los riesgos de la vida. Hágame un favor y no se meta en asuntos que no le incumbe.

— Siempre que se refiera a mí trataré de defenderme y estoy dispuesta a ayudar a su hijo.

— Oh, qué romántico. — Dando un paso al frente, Rogelio propuso a su hijo de llevarse a su mujer a otro lugar.

— Nos quedaremos aquí papá.

— Te recuerdo que tú has decidido casarte con una aprovechada, ahora debes saber cómo mantener tu matrimonio.

— Tranquilo señor Zubillaga, ahora mismo me marcho. Donde no soy bien recibida no pienso quedarme. — Con calma Dania habló a Rogelio respondiéndole con cinismo.
Acto seguido, Rogelio advirtió a su hijo de las consecuencias que tendría si se iba con Dania.

Al ser testigo como su padre lo estaba manipulando, Dania quería gritarle a ese hombre tan malvado que dejara en paz a su hijo. Sintiendo pena por Adán,y comprendiendo que la familia es lo más importante de dirigió hacia él diciéndole que podía quedarse en su casa. Mañana se verían.

— Dania no te vayas. Quédate, eres mi esposa.

— Adán, tú familia está por encima de mí, yo no quiero crear más conflictos, sabes que aquí estoy para lo que necesites. Yo tengo casa, no tienes de qué preocuparte. Gracias por todo.

Dania comenzó ha caminar escuchando por detrás suyo una carcajada. Rogelio le había ganado y eso le enfurecía demasiado como para llegar a plantearse si continuar con esa falsa de matrimonio.
Al fin de cuentas, no tenía porqué estar soportando las palabras tan hirientes de un hombre que no entiende lo que es el amor de la familia. Simplemente se limita ha ultrajar a las personas sin importarle en absoluto sus sentimientos.
Por eso sentía tanta lástima por Adán, no le guardaba rencor, pues al fin al cabo era una marioneta en manos de su propio padre.

— Ve tras ella, estoy seguro que estás deseando.

— ¿Porqué me haces todo esto? Te he dicho que voy a cambiar, seré más responsable, te haré caso en todo a cambio de que no te metas con Dania.

— ¿Seguro que estás dispuesto a sacrificarte por ella?

— Sí, haré lo que me pida con tal de que no la lastime.

— Te tomo la palabra. — Dándole un pequeño toque en su hombro Rogelio orgulloso por haberse salido con la suya de poder alejar a Dania de su hijo, subió las escaleras encendiéndose un puro como símbolo de su victoria.

Abajo, abatido culpándose por todo, Adán intentaba ignorar los gritos que le lanzaba su corazón, el cual le gritaba el nombre de Dania.
Sabiendo cómo se lo tomaría su padre cuando se entere, agarró sus cosas y se marchó echando un último vistazo a su hogar.
Había llegado el momento de tomar las riendas de su vida alejándose de las reglas impuestas por su padre.
Aquello no era una guerra. Se trataba de su vida, y él debía aceptar a su esposa aunque su matrimonio había comenzado falso, y esté sufriendo, debía sacar su valentía para ganar una contienda la cual lleva soportando por tantos años.
Llegó el momento de hacer caso a la experta que le roba los suspiros, los latidos van dirigidos hacia ella admitiendo que podría estar enamorándose de Dania. 

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