Capítulo 36
La idea de ir de excursión al zoo, hizo que los pequeños gemelos no dejasen de dormir a su madre y mucho menos a Meri, la cual había decidido quedarse más tiempo en la cama para descansar.
Los gemelos saltaban en encima de la cama tirando de su madre para que fuera a preparar sus mochilas.
Felices y encantados con la idea de ver animales, Pablo y Daniel se tomaron su desayuno ante la atenta mirada de pocos amigos de Meri.
-— De verdad, sois lo peor. Mira que tener que despertarme como si fuera a trabajar, cuando en realidad voy a ver cuatro monos.
-— Venga Meri, no te molestes por tener que madrugar, verás qué bien nos lo vamos a pasar viendo monos, jirafas, elefantes...
—- Para ver elefantes y monos ya los veo todos los días en mi trabajo no me hace falta ir al zoo.
Venga enanos, poneros las gorras y marchando que vamos a llegar tarde para ver a mi jefe vestido de fiesta.
Una hora después, los gemelos, no podían salir de su asombro al ver los animales a pocos metros de ellos.
Los niños disfrutaban viendo las distintas especies de animales echándose fotos.
Mientras Dania estaba distraída con sus hijos comprándoles unos globos, Meri, sentada en un banco se percata de la presencia de Jared agarrando la mano de una niña.
Inmediatamente, Meri sin aclarar lo que había visto se lleva a Dania y a los niños hacia otro lugar.
-— ¡Wuau! Qué cerca que ha estado.
—- Meri, ¿Me he perdido algo? -— Con sus brazos apoyados en su cadera en forma de jarra, Dania mira intuitiva a su amiga.
-— Escucha, acabo de ver a Jared con una niña. La cara perro no la he visto. Pienso que está solo con la niña y... ¿Porqué no aprovechas y le cuentas la verdad? -— Atónita, Dania mira a su amiga como si ésta tuviera dos cabezas.
-— ¿A tí te se ha ido el juicio?
-— A veces sí. Pero ahora mismo pienso que si le cuentas la verdad a Jared, hay demasiada gente como para que ponga el grito en el cielo.
-— Sí y también me arriesgo a que me lance a los leones. Anda camina hacia la derecha y deja de pensar en tonterías. Anda qué menuda ocurrencia.
Caminando con los niños de la mano, Dania se para ante unos animales de plástico para echar fotos a sus hijos cuando alguien toca su hombro.
Nerviosa se voltea despacio mirando al hombre que tiene ante ella.
—- ¿Dania? -— Nada más verla, Jared siente como nuevamente su corazón a cobrado vida. -— Sin poder articular palabra, Dania continúa perdiéndose en aquellos luceros oceánicos que tanto la atraen.
Aprovechando que Dania está en babia, Meri hace lo posible para llevarse a los gemelos hacia otro lugar.
—- Pablo, Daniel vamos a comprar unos ricos helados.
-— ¿Y mami?. -— Pregunta uno de los gemelos.
-— Ella está hablando con...un...señor...y ahora después se reunirá con nosotros. Venga Pablo dime qué helado quieres.
Meri compra los helados a los pequeños, acto seguido toma asiento en un banco dejando que los niños coman su helado para después irse a jugar a unas pequeñas atracciones en forma de animales.
Mientras tanto, Dania intenta poder articular palabra, la inesperada presencia de Jared ha conseguido dar en la diana de su corazón consiguiendo de algún modo que su fortaleza caiga como fichas de dominó.
Con detenimiento, él la mira esbozando una sonrisa cálida, aproximándose hasta ella para darle un beso en su mejilla, formando una oleada de fuego en su rostro y algunas zonas de cuerpo. Enfadada consigo misma, Dania desvía su mirada hacia donde minutos antes se encontraban jugando sus hijos. Al no verlos, ella comienza asustarse, hasta que recibe un mensaje en su teléfono de Meri explicándole donde están.
Respirando más aliviada, Dania alza su barbilla intentando ahuyentar esos hilos que azotan ligeramente su organismo llegando a provocar en ella un pequeño calor.
-— Mira Dania quería presentarte a mi hija. Ella es Anabel. —- Orgulloso porque Dania conozca a su hija, ésta se agacha para darle un beso a la niña.
—- ¡Qué guapa! —- Pronuncia Dania acariciando el cabello y la mejilla de la niña.
-— Ella es mi princesa, y soy tan feliz.
—- Me lo puedo llegar a imaginar.
-— Esto... Me preguntaba si querías comer con nosotros,y así puedes conocer a mi hija.
-— Esto...no creo que sea buena idea, pienso que a Minerva no le agradaría vernos juntos. Además tengo cosas que hacer.
-— Ella no ha venido con nosotros, y además no me importa lo que ella piense. Todo entre ella y yo ha terminado. De hecho, vamos a divorciarnos.
-— ¿En verdad vas a divorciarte de Minerva?
-— Sí. No la amo Dania. Nunca la he llegado a querer como te amo a tí.
Varias palabras de Jared transformadas en flechas fueron a parar directas al centro de su pecho. Al igual que Jared, Dania tampoco ha podido dejar de amarlo.
Había luchado contra ella misma mentalizándose que jamás las cosas con Jared volverán a ser como antes.
Estaba dolida por lo que le hizo. Sin embargo, no podía alejarse nuevamente de Jared, debía confesarle la verdad. Y aunque pareciera una locura debía hacerlo aunque fuera en un zoológico.
-— Jared tengo algo que decirte. —- Tapando sus labios con su dedo índice, Jared la obliga a guardar silencio.
Había pasado muchos días pensando en ella, culpándose por haberla dejado ir y no haber encontrado la suficiente valentía para expresarle que la ama mientras la abraza en la distancia.
—- Dejémoslo para después. Ahora ven a comer con nosotros. Por favor.
-— Es...que...no... puedo-— Titubeando y nerviosa a la vez que miraba para todos los lados buscando con la mirada a Meri y sus hijos, Dania quería refugiarse en algo que no fuera el hechizo de Jared.
Ante la insistencia de Jared por querer comer juntos, Dania marchó junto a ellos mientras le mandaba un mensaje a su amiga resumiendo en pocas palabras lo que le estaba sucediendo.
Meri entendió la preocupación de su amiga, por lo que tuvo que inventarse un plan para sacar a los gemelos del zoo y así poder llevarlos a otro lugar.
Algo intranquila, y al mismo tiempo feliz por poder estar comiendo en un restaurante junto a Jared dándole la oportunidad de conocer a su hija, Dania sentía como su preocupación aumenta al tener que mirar a los ojos a Jared y no poder confesarle la verdad. Decidió seguir jugando con la pequeña, la cual se había familiarizando con ella mostrándose atenta, cuidándola como si estuviera haciéndolo con sus hijos.
Impresionado por la manera tan amable de tratar a su hija, Jared se acerca hasta Dania, la cual mantiene sentada en su regazo.
Mirándola fijamente a los ojos, comienza a expresar lo que por tanto tiempo llevaba almacenado en su interior.
Poniéndose serio, acariciando ligeramente la mano de ella, Jared busca las palabras adecuadas para pedirle perdón.
-— Dania, siento mucho haber tardado demasiado tiempo en volver a reaparecer en tú vida. Entiendo que no quieras volver a iniciar el camino de nuevo a mi lado desde donde te dejé por no haber sabido encontrar la valentía de enfrentarme a mí mismo.
Pero esta niña que ahora sostienes en tú regazo, fue el motivo por el que emprendí mi camino sin ti. Ahora, asumiendo mi culpa, amándote como el primer día, quiero pedirte que volvamos a iniciar nuestro camino donde lo dejemos. —- Dania mira a la pequeña sonriendo para disfrazar su tristeza.
Cuando su bola acumulada en su garganta va desapareciendo, sus fuerzas se agrandan permitiéndose poder responderle.
-— Jared -— Con calma, mirándolo a sus ojos azules como el cielo empieza hablando —- Las cosas entre nosotros han cambiado en algunos aspectos, existe el perdón, el pasado el cual forma parte de quienes somos, incluso los errores y los sufrimientos también están ahí. Sin embargo, pienso que damos demasiada importancia al pasado y lo convertimos en nuestro eterno presente. He vivido con recortes de los momentos que pasemos juntos, esperando que de mi mente desaparezcan inútilmente. Y ahora tú me pides una segundad oportunidad, algo que me va costar ofrecerte.
-— Mírame Dania.
Es por eso que al igual que tú, yo también tengo todos los recuerdos que pasemos juntos guardado en mi corazón y aunque quieras negarlo. Tú también sigues queriendo estar conmigo, porque esos momentos al recordarlos son los que nos hacen sonreír en mitad de la tormenta.
-— Jared...-— Una pequeña lágrima resbala por el rostro de ella. Con delicadeza, él pasa su pulgar apartándola de su mejilla.
Clavando sus luceros en esos ojos claros, puede ver como al fin el rostro de la mujer que ama se ha iluminado y es por eso que Jared se atreve a decirle cuánta la ama.
En ese momento Dania guarda silencio emocionada. Las palabras de Jared le habían servido de inspiración, aquella que tanto ha estado estado buscando y a su pesar, ha estado siempre dentro de ella.
En ese momento, solo pudo quedase en silencio escuchando a Jared, sabiendo que lo que está destinado a suceder tarde o temprano va ocurrir, puesto que siempre habrá una forma mágica y maravillosa de poder manifestar sus sentimientos hacia un amor del cual pensó ya tener olvidado.
Pero no. A solas, ninguno de lo dos pudo aguantar más la tentación, volver a sentir esa sensación, acabó rompiendo aquel castillo que construyó con la intención de defenderse. Ni ella misma puedo resistirse ante el encanto de Jared terminando por fundirse en un beso cargado de recuerdos, tristezas y amor.
El ser un escritor famoso, hace que cualquier paparazzi vaya detrás de Jared acabando por publicar fotos personales.
No había pasado ni dos días desde que Jared y Dania se volvieron a encontrar, cuando una revista publicó varias fotos de ellos dos juntos tratándose de forma cariñosa.
Nada más mirar aquellas fotos, Minerva no tardó en ponerse en contacto con Jared.
Después de mantener una acalorada discusión, ella volvió amenazarlo con quitarle a su hija. Su plan no dió resultado. Las advertencias de Minerva no surtían el efecto que ella hubiera pretendido. Jared no estaba dispuesto a seguir a su lado e iba a pelear por la custodia de su hija.
Furiosa, entre lágrimas de frustración, Minerva culpa a Dania de sus problemas.
De nuevo llama al detective que contrató para que le dé información sobre ella, debía tener un as para crear una pelea entre Jared y Dania.
A la hora acordada, Minerva se encuentra en la oficina del detective leyendo el contenido del informe.
Una sonrisa de medio lado maléfica hizo que se replantearse contarle la verdad a Jared. Pero no sería ella quien lo hiciera.
-— Dania, ¿A qué esperas para contarle la verdad a Jared? -—Frunciendo su ceño Meri interroga a su amiga.
-— Hoy mismo le contaré la verdad sobre los gemelos. He quedado con él en vernos a la hora de la comida. Se lo diré. Y ya no me regañes más.
-— Dania, si has decidido darle una oportunidad a Jared y dártela a tí misma, debes tener en cuenta que amas a Jared, le estarás dando lo mejor de tí misma aceptado todo lo que provenga de él. Así que no te preocupes, verás que pase lo pase, has tomado la mejor decisión.
Agradeciendo la confianza de su amiga, Dania termina su trabajo para irse a reunir con Jared.
Mentalmente ensayaba la manera de confesarle a Jared sobre la existencia de sus gemelos.
Por un lado tenía miedo de que Jared vertiera su ira contra ella acabando por quitarle a sus hijos. Su lado comprensivo, le decía que debía ser fuerte para afrontar lo que suceda cuando Jared se entere de la verdad sobre sus hijos.
El primero en llegar al restaurante fue Jared. Tomando asiento en la mesa que le indicó el camarero consulta su hora, aún faltaban unos diez minutos para que llegase Dania. Por lo que decidió consultar las noticias en su teléfono.
Nada más ponerse a navegar por internet, una noticia lo dejó impactado.
Continuó leyendo la noticia en la cual menciona la relación que mantiene con la empresaria Dania Prato.
Lo que le dejó totalmente fuera de lugar fue ver unas fotos de los hijos de Dania.
Jared sintió su cuerpo frío al mismo tiempo que comenzaba a ponerse duro como el acero.
No cabía duda que aquellos niños eran sus hijos.
Pero quién debía de confirmarlo era Dania.
Nada más llegar al restaurante, Dania sintió algunas miradas de las personas que se encontraban en el lugar puestas en ella, incluso algunas mujeres murmuraban entre ellas.
Dania decidió hacer caso omiso y poder continuar con su plan.
Nada más encontrarse con Jared, Dania intuyó a través de su frialdad de como la observa y habla que algo raro estaba sucediendo.
Temblorosa bebió varios tragos de agua preguntando a Jared cómo le había ido el día.
Con frigerez, le responde de la mejor manera que le permite su estado.
Sin saber cómo actuar, Dania recibe un mensaje de Meri contándole lo referente a la noticia.
Sin salir de su asombro, Dania mira atónita a Jared, el cual sigue serio contemplándola.
-— Jared...-— Empieza hablando balbuceando -— Yo quería que supieras que...
-— Te escucho Dania. —- Su voz suena calmada a pesar de encontrarse algo inquieto.
-— Que...-— Retorciendo la servilleta entre sus dedos Dania intenta confesarle la verdad.
-— Dime qué es eso que quieres decirme.-— La paciencia de él estaba llegando a su límite.
-— Yo... quería confesarte... que de la relación que mantuvimos quedé embarazada de tí y tuve gemelos. -— Suelta de un tirón sintiéndose angustiada, libera el aire de sus pulmones pesadamente por haberle confesado de una vez por todas la verdad a Jared.
-—¿Y cómo es que se ha enterado millones de personas antes que yo?
— No lo sé. No tengo ni idea de quien haya podido publicar esa noticia, te juro que yo he mantenido a mi hijos fuera del foco mediático, llevando una vida discreta.
-— Y de mi vida también. ¿Sabes lo que has hecho Dania? Me has ocultado que tengo dos hijos, has consentido que yo viviera ajeno a esa noticia impidiendo que tomara la decisión sobre querer o no permanecer junto a mis hijos.
-— Antes de nada, yo no supe que estaba embarazada hasta que regresé de nuevo. Lo segundo, intenté decírtelo pero tú mismo me dijiste que tratase de olvidarte continuando con mi vida porque tú ya habías tomado una decisión. Ahora dime Jared. Si tú estabas casado con Minerva, ¿En qué lugar me hubiera quedado yo, cuando yo fui la primera en tú vida y me desplazaste como si lo que pasó entre nosotros no te hubiera importado en absoluto?
—- Para mí fuiste la primera en mi vida. Si me casé con Minerva fue por mí hija. Si yo hubiera sabido que íbamos a ser padres, con quién me hubiera casado era contigo. Porque te amo a tí.
-— ¿Y con tú hija, con Minerva que hubieras hecho?
-— Ya hubiera encontrado una solución, pero si algo tengo claro es que mis sentimientos hacia tí son los mismos. Dania, no debiste ocultarme algo así.
-— Estaba dolida, me sentía traicionada, quería vivir mi vida sin ti.
-— Te estabas equivocando, no puedes prohibir a un padre que no conozca a sus hijos, y a unos hijos a su padre si yo estoy dispuesto a hacerme cargo de ellos. No puedo creer que me hicieras algo así. Comprendo que al casarme con Minerva te causé mucho sufrimiento, y al igual que tú lloré amargamente por no tenerte a mi lado. Te juro Dania, que no hubo día que no me hubiera arrepentido de lo que hice y noche que no dejase de pensar en ti.
-— Jared...Lamento no haberte contando antes la verdad, siento tu furia sobre mí.
-— Escúchame Dania. No voy a negar que no esté dolido por haberme ocultado la existencia de mis hijos.
Sin embargo, no te culpo por haberlo hecho. Aún así quiero que nos mantengamos fuertes, pues todavía tenemos un montón de batallas que luchar, miles de obstáculos que debemos superar y a cual más difícil, muchas bocas que callar y mucho potencial que demostrar.
Quiero decirte que esto es el inicio.
Solo somos tú y yo contra el mundo.
Y ahora que sé que me diste dos hijos, deseo demostrarte que les amo, anhelo poder curarte el alma después de haber sido culpable de hayas podido llegar a perder la fe en el amor.
—- Jared te quiero tanto. —- Dania abraza emocionada a Jared.
Sentir de nuevo que han vuelto y el haberse enterado que la ama profundamente hace que Dania sea aún más fuerte y consciente de haber tomado la decisión correcta de darle una nueva oportunidad al hombre que nunca pudo olvidar. Porque Jared es el reflejo de amor que tiene de ella misma.
Sin separarse uno del otro, y tras haber aclarado sus diferencias dejando atrás los malos entendidos. Dania lleva a Jared hasta su casa donde le presenta a sus hijos.
-— Jared, este es Pablo y Daniel. Mis pequeños, este señor es vuestro padre. —- Los niños inocentes y algo tímidos se esconden detrás de su madre sin dejar de mirar aquel extraño.
-— Dania, no sabes lo feliz que me haces el haber podido conocer a mis hijos. -— Emocionado, Jared clava sus rodillas en el suelo extendiéndole a los niños unos dulces de chocolate que les había comprado en el camino.
El primero en aceptar aquellos chocolates fue Daniel. El niño tomó los chocolates que le ofrece Jared dándole un beso en su mejilla.
Pablo le sigue y hace lo mismo que su hermano.
Al final, los niños abrazan aquel extraño que ha resultado ser su padre.
Sin poder sujetar la emoción de haber sentido la cercanía de sus hijos, Jared le agradece a Dania todo el esfuerzo que ha hecho para criarlos, permitiéndole poder estar junto a ellos y formar una verdadera familia.
Mientras abraza a la mujer que ama, Jared piensa en quién ha podido publicar esa noticia para perjudicarles. La primera persona que se le viene en mente es Minerva. La conoce muy bien y sabe hasta donde puede llegar por querer lastimarlos.
Sin decirle nada a Dania, Jared se monta en su auto dispuesto ha enfrentarse a Minerva.
Pero antes hace unas llamas para asegurarse si sus sospechas son ciertas.
A continuación, y tras haber hablado con algunos contactos, Jared ha descubierto la verdad de quien es la persona que filtró la información sobre Dania y sus hijos a la prensa.
Por lo que no dudó en buscar a Minerva para pedirle explicaciones.
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