Capítulo 31
El otoño había llegado y se notaba por el cambio del tiempo.
El verano queda atrás y con él se lleva lo vivido.
Abrigada con un abrigo marrón y bufanda, Dania espera en la puerta del ayuntamiento al nuevo candidato hacia la alcaldía de la ciudad.
Junto a ella hay bastantes más periodistas esperando hasta que termine la reunión del nuevo político y pueda dirigirles unas palabras o al menos contestar a su pregunta.
Pasan unas horas, al fin los periodistas pudieron hacer sus preguntas para así publicarlas en los medios de comunicación.
Con el material suficiente para poder escribir su columna. Dania marchó hacia el periódico dispuesta a escribir su columna para poder publicarla
al instante.
Nada más terminar de escribir la columna, Dania llama a Jared expresando lo mucho que le echa de menos.
Habían pasado dos semanas desde que él tuvo que marcharse para promocionar su última novela.
Durante esos días que no veía a Jared, Dania había ido diariamente a visitar a Rogelio.
La enemistad que tenía hacia a ella, ahora se había vuelto en una cariñosa amistad.
Dania se quedaba a cenar con él contándole todo lo que había hecho durante el día.
Rogelio, el cual se sentía feliz porque alguien fuera a visitarlo, la escucha con atención dándole consejos.
Dania, siente que hablar con Rogelio es como lo hacía con su padre y aunque le parece mentira como las cosas entre ellos han cambiado de una manera más amable.
En los días anteriores, Rogelio de había reunido con su abogado para hacer algo que debió hacer tiempo atrás.
Devolverle a Dania la empresa de su padre.
Había hablado a través del consejero de Adán haciéndole ver sus intenciones. Adán, a pesar de no mantener ningún tipo de relación con su padre, aceptó devolver a Dania la empresa de su padre. Después de todo, él había fundado su propia empresa, convirtiéndose en un empresario fuerte y con ganas de levantar su propio imperio.
— Dania, toma este documento. — Extendiéndole una carpeta color marrón, Dania miró incrédula aquella carpeta. Sus manos temblaban conforme iba leyendo en aquellos papeles lo que había escrito.
Después de un largo tiempo, la empresa de su padre había vuelto a sus manos.
Sin poderlo evitar, sus gotas de emoción resbalaban con cuidado por sus mejillas.
Abrazó a Rogelio agradecida por haberle devuelto la empresa de su padre.
— ¿Porqué ahora Rogelio? ¿Porqué me devuelve lo que un día me quitó?
— Es tuyo Dania. En ese momento solo quise lastimarte sin tener tú culpa alguna. Aún así, he tenido que ver la cruda y triste realidad para darme cuenta que todo no lo hace el dinero, la buena vida...En verdad lo que debí valorar y proteger como una reliquia, es a mi familia. Porque si no estás con ellos, me siento muy solo,tanto que no puedo expresar lo mucho que los extraño y los quiero.
— Tenga paciencia Rogelio. No debe rendirse tan pronto. Estoy segura que mañana mismo, mirará hacia atrás y dirá; "Todo ya ha pasado" Y sabe ¿Porqué? Porque a pesar de todo, es un hombre fuerte, y no me diga que no lo es, porque si lo eres y estoy segura que pronto se verá rodeado de su familia de nuevo.
— Qué palabras más alentadoras. Pienso que ya es tarde para ver ese sueño hecho realidad. Pero sí
deseo que me prometas algo Dania.
—Dime. Lo haré.
— Prométeme que pase lo que pase, serás feliz con Jared, juntos iniciarán un camino de dificultades, y al mismo tiempo no podrán dejar de amarse. Su amor estará por encima de todo.
— Rogelio, no entiendo lo que me dice, pero sí lo haré puesto que amo profundamente a Jared.
— Me quedo tranquilo. Ahora vete ya es tarde mañana nos vemos.
Aunque no sabía con mucha exactitud a lo que se refería Rogelio con sus palabras referente al amor que siente por Jared. Dania estaba feliz por haber recuperado la empresa de su padre.
Dispuesta a marcharse, Dania escuchó un ruido. Inquieta entró gritando el nombre de Rogelio el cual se encontraba en el suelo tirado.
Llamó inmediatamente a una ambulancia mientras seguía de rodillas intentando darle los primeros auxilios a un anciano que lentamente iba bajando sus pulsaciones.
La ambulancia no tardó en llegar, y Rogelio fue trasladado al hospital atendido de urgencia por lo médicos que se encontraban de guardia.
Nerviosa, Dania intenta averiguar sobre el estado de salud de Rogelio, pero poco se sabe.
Los médicos aún no pueden dar un diagnóstico.
Debido al revuelo, Dania olvidó el teléfono en casa de Rogelio, por lo que no se sabía mas que el número de Jared.
Echó unas monedas a la cabina telefónica y llamó a Jared repetidas veces.
Al no obtener respuesta por parte de él, Dania se sentía cada vez más frustrada.
¿Cómo podía ser que no responda al teléfono? Consultó su reloj, pensando que podría tratarse por el cambio de hora.
Respiró hondo repetidas veces antes de volver a marcar el número de teléfono de él.
— Dígame. — Responde una voaaz femenina.
— Hola, ¿Este es el número de teléfono del señor Jared Zubillaga? — Su voz se entrecorta al igual que sus latidos al descubrir que ha sido Minerva quien a respondido el teléfono de Jared.
— ¡Oh vaya! Eres tú Dania.
— Minerva no estoy de humor, haz el favor de localizar a Jared, necesito hablar de inmediato con él.
— En estos momentos Jared está... ocupado... Llámalo más tarde.
— De acuerdo. — Apretando sus dientes intentando de alguna manera contenerse de la cólera mezclada con celos. Dania volvió a la sala de urgencias.
Entrada la madrugada, Dania llamó de nuevo a Jared dándole una mala noticia. Su padre está en estado muy crítico.
— ¿Qué ha pasado Dania? ¿Porqué mi padre está grave?
— Tú padre ha sufrido un derrame cerebral. Según los médicos vivirá el tiempo que su corazón siga latiendo.
— ¡Dios mío, qué horror! No temas ahora mismo busco un vuelo para ir a New York mientras le comunico la noticia a mi hermano y madre.
Y así fue, como con los primeros rayos del sol, Dania salía de U.C.I d
e despedirse de Rogelio para siempre.
Habían llegado Génesis, Adán y su esposa. Dania pensó que ya no tenía nada que hacer allí.
Ahora le tocaba a su familia despedirse de él.
La noticia referente a la muerte de Rogelio Zubillaga, no tardó en divulgarse por los medios de comunicación. De hecho, fue Dania quien quiso escribir a través de su columna una carta de despedida hacia un hombre que a pesar de los errores que cometió, le supo agradecer todo lo que hizo por él.
En el tanatorio, había mucha gente dándole el último adiós a Rogelio. Dania busca entre la gente a Jared.
Al verlo abrazado a su madre y hermano, decide no acercarse. Ella ha pasado dos veces por un momento tan lamentable como era el tener que despedirse de la persona que amas para siempre y no quiso molestar.
Tomó asiento en la primera silla que vió, de alguna manera quería acompañar a los familiares en el último adiós hacia Rogelio.
— Jared, mi amor, ¿Cómo te encuentras? — Pasados dos días, Dania y Jared pudieron verse.
Las lágrimas en forma de derrota hablaban por sí solas.
El malestar de no haber podido hacer más por su padre, hundía más a Jared.
Al verlo tan triste y decaído, Dani
a intenta consolarlo como puede.
— Jared, date tiempo para superar la partida de tú padre.
— Ojalá pudiera devolver el tiempo para poder verlo y darle un abrazo, o al menos para poder hacer esas cosas que me negué hacer cuando lo tenía delante mío. Puedo llegar a comprender que su tiempo se agotó y Dios lo ha llamado para estar a su lado. Pero jamás pensé que doliera tanto despedirme de mi padre para siempre.
—Jared no estás solo. Yo estoy aquí a tú lado. Comparte conmigo tú dolor, así lo podrás llevar mejor.
— Dania...— Dejándose vencer por su intenso dolor, Jared la abraza fuerte despojándose de su sufrimiento.
En ese momento, la cercanía de Dania era la mejor medicina para poder afrontar la pérdida de su padre.
Habían pasado varias semanas desde que Rogelio falleció.
Durante los días que había permanecido al lado de Jared, Dania no había mencionado nada respecto a la empresa de su padre, quería esperar para que Jared se sintiera algo mas repuesto y así poder compartir con él su felicidad.
Sin embargo, fue Jared precisamente quién a través de su abogado le comunicó los planes de su padre.
Aquella noticia, no le prestó en absoluto bien a Jared.
¿En verdad estaba utilizando Dania a su padre aprovechando su discapacidad para hacer que le devuelva la empresa de su padre?
Sin dejar que el abogado termine de hablar, Jared salió en busca de Dania notando como pequeñas descarga de cólera iban apoderándose de su sentido común.
Al terminar su trabajo, Dania fue directa hacia donde se encuentra Jared apoyado en su auto con los brazos cruzados intentando calmar esa ira que no le deja de pensar con claridad llegando a dudar de la mujer que ama.
— Jared, no esperaba que vinieras a buscarme.
— Monta, debemos de hablar. — Sin añadir nada más, Dania montó en silencio en el auto el cual maneja Jared revolviéndose su cabello algo inquieto.
Al llegar al apartamento de él, Dania quería saber cuál era el motivo por el que se encuentra Jared tan enojado.
— Jared...— Empezó hablando balbuceando bajo la mirada azul oscura de él.
— Dime una respuesta franca Dania. ¿Porqué ibas a visitar a mi padre todos los días?
— Porque quería agradecerle el haberme devuelto la vista y porque sentía pena por él.
— ¿Porqué sentías pena? ¿O porque querías recuperar la empresa de tu padre y aprovechaste su discapacidad para que te firmara el documento?
— Jared, ¿Cómo puedes acusarme de hacer algo así? Jamás se me hubiera pasado por la mente de hacer algo así. Además yo tengo mi trabajo y quiero ser feliz junto a tí. ¿Porqué me dices esto ahora?
— Porque sé que tienes de nuevo tu empresa. Aquella por la cual te divorciaste de Adán y por la que dejé de hablar ha mi padre.
— ¿Me estás acusando de que yo ocasioné todo? No me lo puedo creer Jared que me estes diciendo todo esto. Me culpas de algo que no he hecho.
— Es lo que pienso Dania. Porque me parece muy raro que anteriormente mi padre no te devolviera la empresa y justo se queda ciego y lo hace.
— ¿Acaso no existen los remordimientos y el perdón?
— Y la mentira y la venganza también.
— Entiendo por lo que estás pasando Jared. Si quieres seguir mi consejo: Llora, llora mucho, llora hasta que sientas que no te quedan lágrimas mientras gritas y golpeas la almohada intentando desahogarte. Porque para llenarse de nuevo de felicidad, antes debes vaciar ese odio y esas preguntas que te mal comen por dentro, si deseas ser de nuevo tú.
— Responde Dania. ¿Tienes la empresa de tu padre?
— Sí, y fue tú padre quien me la devolvió, yo no tuve que hacer nada salvo comparecerme de un hombre solitario y arrepentido ayudándole en lo que pude sin pedir nada a cambio.
— No te creo. — Entre dientes mirando fijamente a los ojos cargando su rabia en un puño, Jared sabía que no debía dudar de la palabra de Dania, sin embargo había muchas preguntas que lo atormentan impidiéndole escuchar su corazón y la voz de la mujer que ama.
Impactada por haber descubierto en el hombre que ama, la faceta de culparla por algo que no ha hecho. Dania prefirió guardar silencio y salir cuanto antes de aquella atmósfera recién había comenzando ha asfixiarla debido al contenido de las palabras hirientes de Jared.
Las primeras gotas acarician con cuidado su rostro mezclándose con sus lágrimas. Camina lentamente abrazada así misma mirando al suelo dándole vueltas a la conversación mantenida con Jared.
En ese momento una mano la sujeta firmemente por su codo.
Sobresaltada, mira aquellos oceánicos luceros observándola con tristeza.
— Dania, discúlpame por haber sido un estúpido. Siento mucho si mis palabras te hayan ofendido, no era mi intención. Yo...yo no sé qué decirte para obtener una disculpa tuya.
— No termino de entender porqué me has hablado así.
— Será porque aún siento mucho dolor y todo lo que tenga que ver con mi padre termina por afectarme.
— Jared, escúchame con atención, porque yo he pasado dos veces por lo mismo.
El proceso del duelo permite buscar para tu ser querido el lugar que merece entre los tesoros de tu corazón. Es importante que lo recuerdes con ternura y así puede que el tiempo que compartiste con él fue como un gran regalo. Debes entender, no con la cabeza, sino con el corazón en la mano, que el amor no se debe de terminar con la muerte debes seguir llevándolo contigo.
— Dania cómo lo haces para serenar mis lágrimas conmoviendo me con tus dulces palabras.
— Sabes que te quiero y aquí estoy a tú lado para lo que necesites. — Jared la abrazó tan fuerte como si con ello le fuera la vida.
La lluvia caía cada más fuerte llegando a mojar sus ropas. Y sin embargo, a ellos no le importaba estar empapados.
Podían sentir el calor de sus cuerpos, la melodía de sus corazones, como el viento susurraba lo mucho que se aman.
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