Capítulo 3
¿En verdad valía la pena estar arreglándose para lo que sería su boda?
Una ceremonia la cual estaba muy lejana la posibilidad de ser al menos acertada y feliz.
Con su vestido liso de color malva, Dania suspiraba mirándose al espejo pensando una y otra vez en la estúpidez que iba a cometer por tener que casarse con un hombre que ni siquiera ha visto en toda su vida. El único dato que la dejó conforme fue que era joven.
Un rato después, sonó el timbre de la puerta. Por última vez se echó un vistazo en el espejo rezando para que de aquella locura saliera al menos algo bueno.
Con paso firme con el ruido de sus tacones escuchándose en el piso fue a recibir a Mateo. Aquel, con voz tímida conmovido, contempló a la bella joven luciendo hermosa con unos ojos verdes claros tristes.
-Dania, está muy hermosa. -Mateo le entregó su brazo sin saber ni que decir a medida de lo que presenciaba.
-Para serle sincera Mateo, creo que algunas personas que están internas en el psiquiátrico están más cuerdos que yo. Voy a casarme con un hombre que ni siquiera lo conozco y tampoco él ha puesto mucho de su parte en querer conocerme. Esto sin duda es una tremenda chifladura.
-Con todos mis respetos. Lleva razón, el señor Zubillaga no ha mostrado mucho interés, por ello tras finalizar la ceremonia le dará las explicaciones correspondientes.
Dania hizo un mohín pensando para sus adentros si en verdad tenía algo qué explicar.
Era un matrimonio concertado, no existía amor, los dos eran unos totales extraños y en pocas horas serían marido mujer. Tan solo había un motivo para seguir adelante con toda esa locura. La llamada del hospital avisándole que su padre está cada vez peor.
La vida de su padre lentamente se va apagando y ella desea cumplir su última voluntad, aunque la pena le ahogue, lo llegue a extrañar, nadie la volverá a esperar en su casa a su regreso, su vida cambiará por completo.
-Ya hemos llegado señorita Prato. -Anunció Mateo ayudándole a bajarse del auto mostrándole el camino que la conduciría hasta la sala del juzgado donde al fin conocería al hombre que se convertirá en su marido.
Agarrando bocanas de aire, cerrando sus ojos por décimas de segundos buscando las energías necesarias para afrontar de la mejor manera posible toda aquella locura. Dania esbozó una triste y amarga sonrisa caminando hacia la sala.
En la sala no había nadie salvo Mateo y su mujer, los cuales serían los testigos de la boda. De pie hablando con la mujer de Mateo había un hombre trajeado, alto, castaño con una constitución delgada, físicamente atractivo.
Al voltearse para ver quién era la mujer que había aceptado casarse con él, Adán se quedó sin palabras. Era más hermosa de lo que hubiera imaginado. Su melena dorada estaba peinada en un recogido de trenza, lucía un sencillo vestido malva en un cuerpo delgado y no era muy alta. Al clavar sus ojos en los luceros verdes claros de ella hubo un instante que parecía haber perdido el sentido.
Con semblante serio casi sin prestar atención aquel hombre con ojos ladinos, carácter petulante, Dania caminó directa para saludar a Estefanía, seguido estrechó la mano al juez tomando asiento junto Adán.
El juez dio comienzo a la lectura del acta matrimonial. Acto seguido, los dos firmaron el documento en el cual el abogado de Adán le explicaba a Dania en qué consistía el convenio en caso de divorcio. Sin haber abierto la boca durante un rato causándole todo aquello náuseas, Dania siguió a Adán hasta un restaurante donde al fin podrían hablar.
-¿Qué quieres comer Dania? -Adán lanza la pregunta intentando ganar tiempo para poder darle las explicaciones necesarias a Dania sobre el motivo que le ha llevado casarse con ella.
-Lo mismo que tú. Pero no quiero que te andes con rodeos, dime ¿por qué demonios soy tú esposa? -Sugestivo, la observaba atrayendo más su interés.
Desde que se reunió con su padre, Adán había estado intentando evitar a Dania por miedo a su rechazo y no poder llevar su plan a cabo. Más bien pensaba que con ofrecerle algo de dinero y un regalo costoso ella se quedaría conforme interpretando el papel de esposa delante de su familia. Sin embargo, se había topado con una mujer con carácter muy segura de lo que quiere.
-De acuerdo iré al grano. Antes de nada, fue tu padre quien me llamó contándome lo sucedido. Al escuchar la petición de tú padre de que no te quedaras sola tras su fallecimiento, me ablandó el corazón y quise cumplir con su voluntad sacando provecho a mi favor. Resulta que mi padre, es un poco... bastante severo, muy estricto en lo que se trata en nuestra educación, siendo riguroso en sus acciones y poco flexible cuando yo trato de darle alguna excusa del porqué de mis acciones.
-Resumiendo, que eres la oveja negra de la familia, haces lo que te se pega la gana para llevarle la contraria a tú padre y ahora me estás utilizando porque diríamos que tú padre te habrá obligado a casarte con una mujer que no es de tú devoción y tú con este falso matrimonio quieres hacerle entender que no vas hacer lo que él te exponga. ¿Me equivoco?
Adán le pareció cada más interesante aquella chica que con su llamativa forma de ser y tan hermosa físicamente lo había calado.
-Exacto, veo que nos vamos a entender bien. Por ello quiero recompensarte por todas las molestias que te pueda producir con una cantidad de dinero. No quiero que lo tomes a mal, es mi manera de agradecerte que mi familia dejen de presionarme para hacer lo que ellos me exigen mientras yo continúo con mi vida de desvergüenza.
-Vaya, si qué eres directo y sincero además de un tremendo golfo. Pero mira yo no estoy aquí para juzgarte, simplemente si he accedido a ser tú...esposa, es porque quiero cumplir con la última voluntad de mi padre. Espero al menos que me respetes, y seas sincero, no te pido gran cosa. El dinero puedes guárdatelo, me imagino que irás a celebrar que ya eres un hombre casado y responsable, algo que al parecer no entra en tus planes.
-¿De verdad que no nos hemos conocido antes? Porque diría que me conoces mejor que yo mismo. Eres muy inteligente Dania y te prometo que seré sincero y trataré de cumplir con la palabra que le di a tu padre de cuidarte.
Adán y Dania continuaron hablando después de haber expuesto los motivos que lo han llevado a ser marido y mujer.
Montada en el coche deportivo de él, Dania miraba a través de la ventanilla pensando en su padre y lo que le espera cuando cruce la puerta de la gran mansión de los Zubillaga, cuestionándose como serían los miembros de su familia. Sobre todo, ¿qué le esperaría cuando se enterasen de la gran sorpresa, de qué manera se tomarían la noticia?
-Dania, no tengo palabras para agradecer lo que vas hacer por mí, te prometo que haré lo posible para protegerte de mi padre, por mi madre no va ver problema, y mi hermano se encuentra estudiando en el extranjero. Solo te pido que no te dejes de avasallar y cualquier cosa que te ocurra en esta casa, házmela saber de inmediato.
-Lo haré Superman, y tranquilo pienso cobrarme todo este calvario que tendré que soportar por interpretar el papelón de mujer cornuda.
-Sabes que yo no tengo ningún problema que tú también tengas otras aventuras. Al final este matrimonio es una falsa y no tenemos por qué hacernos daño.
-Es la primera cosa con más autenticidad que has dicho en toda la noche. -Dania tuvo que encubrir la forma que le había hecho mella las palabras de Adán.
Si lo pensaba bien, no era mal tipo, se veía un hombre a falta de cariño queriendo volar haciendo su voluntad sin ataduras. Pero tratándose de ella, nunca había mantenido una relación seria con ningún hombre. Había salido con algún chico, jamás les permitió pasar la barrera de su honra. Ella siempre ha querido tener a su lado un hombre tan romántico como su padre, que la hiciera tan feliz como sus padres lo fueron, anhelando un hogar con tanto cariño como el que ella ha vivido. Y por ello debía asegurarse que no le sucediera lo mismo que sus compañeras y amigas. Sólo ser una aventura de minutos de placer con distintos hombres, promesas de amor con chicos lo cuales conocían por meses y después la relación terminaba como si nada de lo vivido hubiera existido, quedando en insultos y dolor.
Y en esos momentos estaba casada legalmente con un hombre atractivo, algo sinvergüenza, sincero con ella, haciéndose prometer que no habrá sentimientos hacia su marido porque ese matrimonio es todo una falsa.
El primero en poner un pie en la gran mansión fue Adán vestido con su traje chaqueta negro. Detrás sintiéndose algo nerviosa estaba Dania quedándose a la vez con la boca abierta al presenciar cuanta gente había reunida en la casa vestida de gala.
En mitad del gran vestíbulo había extendida una alfombra roja y el lugar estaba adornado con detalles de fiesta y flores. Nada más percatarse de la presencia de Adán, todos los invitados guardaron silencio posando sus ojos en él.
Extrañado, Adán echó un vistazo a Dania agarrándola de su mano, intentando con ese gesto hacerle entender que estaba con ella pasara lo que pasase.
-Al fin llegas hijo, ven, tenemos una gran sorpresa para ti.-Génesis, se acercó hasta su hijo indicándole que la siguiera.
Inquieta Dania se deshizo de la mano de Adán, su instinto le decía que nada bueno iba suceder en ese momento. Adán ignoró su rechazo apretando la mano de ella tirando suavemente de ella hacia el salón donde había reunidas más personas todas ellas con sus copas en la mano alzándola brindando por el novio.
-Mamá ¿Qué está ocurriendo aquí?
-Es evidente hijo, hoy es tú compromiso con Arlet, fijaréis vuestra fecha de boda.
-Mamá esto es un error, yo no voy a casarme con mi prima. Esto es un error, además...
Sin darle tiempo de terminar la frase, Rogelio apareció muy sonriente con su copa en la mano dirigiéndose hacia su hijo rodeándole por sus hombros empujándole unos metros, feliz de que al fin contraiga matrimonio.
-Adán hijo mío, hoy debes sentirte un hombre muy afortunado por poder casarte con la bella Arlet. Mírala como luce de hermosa y lo radiante que se siente al saber que hoy será vuestro compromiso y pronto seréis marido y mujer.
Las palabras parecían no salir de su garganta. Daba igual a quien mirase, todos los allí presentes estaban esperando el momento para celebrar el compromiso de él con su prima. Algo que nunca él ha aceptado y era de esperar que su padre lo hubiera planeado todo para verlo casado con la mujer que él mismo le ha escogido.
Desde pequeños siempre han acordado tanto sus padres como sus tíos que ellos deberían contraer matrimonio. Adán pensó que todo aquello se trataba de viejas costumbres para que la fortuna no pasara a otras manos y quedase en la familia. Ese pensamiento quedó atrás en el mismo instante que se encontraba presenciando aquella fiesta.
Soltándose del brazo de su padre, Adán se sentía algo indispuesto, para nada se esperaba aquella encerrona.
-Papá...-Balbuceó él encontrando de alguna manera su estabilidad.
Arlet se acercó hasta Adán, sin ningún tipo de vergüenza lo rodeó por su nuca robándole un beso.
Dania, la cual se encontraba en un segundo plano observando toda aquella diversión, pensó que aunque había llegado a un acuerdo con Adán entendía que debía de hacer algo por él. Por su manera de comportarse, podría llegar a imaginarse que él no estaba al corriente de todo aquella situación. Hasta ahora él no le había mentido, ¿Por qué no socorrerlo? Después de todo, ante la ley era su esposa.
-Disculpe señorita, pero le agradecería que quitase las manos de mi marido. - El momento de actuar había comenzado y era preocupante como todos los invitados, incluido Rogelio y su familia fijaron sus ojos con odio sobre Dania.
-Adán explícame que está diciendo esta...-Tan sorprendida y aturdida como todos, Arlet se dirigió a Dania con desaprobación.
-Lo que ha oído señorita, soy la esposa de Adán, de hecho hoy mismo hemos contraído matrimonio y no permito que aunque sea su prima, que vaya educación le han dado para ir besando en los labios a su primo. En fin, que no le permito que actúe de esa manera, haga el favor de sacar su educación y respete lo que no es suyo. Adán es mi marido y si no me cree aquí tiene el documento donde lo confirma.
Agradecido por la intervención de Dania, Adán pudo prepararse para comenzar la batalla con su familia. Entendía perfectamente que había rebasado cualquier límite con casarse con una desconocida a la que juzgarían como una aprovechada, caza fortunas.
-Dania mi amor ve con Tili mi nana, después me reúno contigo. Ahora me toca enfrentarme con mi familia y no me gustaría que escucharás los adjetivos que te van a dedicar.
-¿Estás seguro que quieres hacerlo solo?
-Sí, por favor. Ve y descansa. Más tarde me reúno contigo. No lo tomes a mal, y gracias.
Dania asintió con su cabeza, empezó a caminar siguiendo a Tili hasta que una mano atrapó su muñeca haciendo que se parase en seco.
La mirada de malignidad caía sobre aquella joven que se estaba viendo en una situación nada fácil. Rogelio no dijo nada, hizo callar a su hijo con algunas amenazas llevándose con él a Dania.
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