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Capítulo 17

Al marcharse Dania, Jared miró los edificios altos de la ciudad.
Hacia mucho tiempo que fue traicionado por una mujer.
La cual le rompió el corazón en mil pedazos haciéndole mucho daño. Tanto sufrió, que se juró a sí mismo no volver a interesarse por otra mujer.
Y allí estaba, sentado pensando en la periodista.
Algo extraño comienza a revivir dentro de él, extraña emoción olvidada y ahora volvía de nuevo a notar su corazón palpitar intensamente. Sería sus ojos claros, en los cuales podía ver el reflejo de la bondad, su manera de ser tan amable o esa belleza que oculta.
No sabía exactamente lo que le ocurría, lo único que podía llegar a entender es que necesitaba volver a verla.

En ese momento su teléfono lo saca de sus pensamientos.

— Hola mamá. — La voz de su madre le arrancó una sonrisa.

— Hijo, ¿Cómo te va todo? Quiero saber cómo llevas la presentación de tú libro. No sabes lo orgullosa que me siento de tí.

— Muy bien mamá. De hecho, ahora mismo se acaba de ir una periodista, la cual me ha entrevistado. Mañana tengo otra presentación de mi libro y me esperan varias semanas de viajes para presentar mi libro.

— Me alegro mucho que todo te vaya bien.  No ha día que no te extrañe, Jared llevo tiempo sin verte, ven por favor hacerme una visita.

— Iré por ti mamá. Sabes que aún papá no da su brazo a torcer respecto a mi profesión.

— Jared, intenta hablar con tú padre. Hazlo al menos por mí. Me hacéis mucho daño este distanciamiento que tenéis.

— Te haré caso mamá. Lo que pase después no me hago responsable.

— Hijo...— Escuchar los sollozos de su madre lo lástima demasiado.
Años atrás, él se marchó de su casa para estudiar la carrera que le impuso su padre.
Desde muy pequeño siempre ha querido ser escritor y no un empresario.
Su oportunidad llegó cuando llegó a Cambridge para estudiar en la universidad de Harvard.
Allí fue donde pudo dar rienda suelta a su faceta como escritor.
Comenzó escribiendo poesía y su primera historia fue escrita a través de su blog. Miles de personas comenzaron a leer sus borradores de aquellas historias que le darían el éxito que tiene hoy.
A su pesar, su padre no estuvo de acuerdo con su profesión dejando de apoyarlo dándole la espalda. Aquel gesto le dolió demasiado a un joven emprendedor enamorado de la literatura.
Por ello, cuando alguien le pregunta por su familia, él trata de esquivar y mantenerla al margen de su vida profesional.
Hasta el momento, no desea desvelar  quién es su familia. Si de algo se siente orgulloso Jared, es que nunca ha dependido del apellido de su familia, cambió el de su padre por el de su madre, era una manera de poder despistar a las personas que no lo conocían y los medios de comunicación.
De momento es feliz con su profesión y el éxito que ha cosechado a base de su esfuerzo.
Tan sólo le queda poder enamorarse de una mujer que le haga sentir dichoso y feliz por haber roto las cadenas que lo tenían atado al desamor.

— Dania te llamo para saber si has leído el notición del siglo.

— Meri, soy periodista. Y aunque dije que no quería saber nada referente a la vida de Adán, me alegro de que vaya a casarse.

— Habla. Sé que estás celosa, o molesta.

— Meri, estoy bien. Ya dejé atrás el rencor hacia Adán y su familia. Los cuales no quiero volver a cruzarme en mi vida.
Sólo le deseo que le vaya  todo muy bien y que sea feliz con la hija del banquero que le ha buscado su padre.

— Dania. Dime qué tú también te enamorarás. Porqué te conozco demasiado bien como para saber qué seguías esperando a que Adán te buscase.

— No te lo voy a negar. Sin embargo, ya perdí esa esperanza. Además, sabes hoy he conocido al escritor de tus novelas favoritas. Jared Arocha. Le entrevistado, y no veas lo guapo y agradable que es.

— ¡No me lo puedo creer! ¿Y no le has pedido que te firme un libro para mí? Te mato. Sabes que me leído sus novelas unas treinta veces. Amo su manera de escribir, de cómo el romanticismo que pone me llega al corazón.

— Entonces si lo miras a esos ojos azules como el mar, su voz tan tranquila es como un susurro mientras duermes.

— Dania. No te permito que hables así de mi ídolo. — Dania y Meri comenzaron a reírse mientras ésta termina de escribir la columna referente a la entrevista.

Mientras trabajaba en una noticia referente a un tiroteo, Dania recibe una llamada.
Al principio se queda pensando de quien podría ser. Hasta que no escuchó su voz, no supo que se trata de Jared.

— Hola Dania. Quería felicitarte por la publicación de la entrevista que me hiciste y agradecer el detalle de no haber escrito demasiados detalles sobre mi vida privada.

— Pienso que si tú mismo la quieres mantener en el anonimato será por algo y aunque sea periodista, yo no me gano la vida sacando los trapos sucios de las personas.

— No me equivoqué cuando dije que eras una gran profesional.
Te llamaba por si querías acompañarme ha cenar ¿Qué dices? — Dania se quedó muda ante la petición de Jared.

— Es que no sé si voy a poder ir. Tengo trabajo. — En ese momento fue lo único que se le ocurrió.

— No pasa nada lo entiendo. Otra vez será. Deseo que tengas muchos éxitos.

— Espera, quizás pueda hacer un hueco. Dime dónde quedamos y la hora. Allí estaré. — Al otro lado del teléfono, Jared le indica la dirección del restaurante con una sonrisa de victoria. Si desea  poder tener una cena con ella se ha cumplido.
Tal vez en esa cita podría conocerla un poco más.

A las ocho y media, Dania llegaba al restaurante que le había indicado Jared. Por un momento tuvo el impulso de marcharse, pero algo dentro de ella le empuja para que vaya a cenar con el escritor.
Y allí estaba él, tan sólo lleva puesto unos pantalones tejanos marrones con una camisa blanca ajustada a su cuerpo atlético viéndose más guapo aún.
Su boca se reseca percibiendo un baile de mariposas dentro de su vientre.
Camina hacia dónde está él sentado en un taburete hablando por teléfono.
Nada más percatarse de su presencia y lo bella que se veía con su vestido color lila ajustado a sus curvas, Jared sonrió dándole un beso en su mejilla. Susurrándole despacio en su oído lo guapa que se veía.

Aquel piropo le hizo ruborizarse.
Con solo tenerla allí, era poder saber que le gustaba de verdad.

— Quieres algo de tomar Dania o prefieres que vayamos a cenar.

— Tomemos antes una copa. Después cenamos. — Al ser algo bajita, Dania tuvo algo de dificultad para subir al taburete, las hábiles manos de él posadas en su cadera hicieron que sus miradas se crucen quedando sus rostros muy cerca uno cerca del otro mirándose con veneración.
»Necesito tranquilad» pensó ella apartando la mirada.

Durante un rato, Jared y Dania hablaron de sus profesiones y aficiones hasta que fueron interrumpidos por una pareja amigos de Jared.

Dania tomó un sorbo de su copa guardando silencio manteniéndose al margen.
Ya había vivido esa misma experiencia anteriormente con Adán y no quería mortificarse de nuevo.

— Dania te presento a mis amigos. Ellos son Colín y Aya. Mis dos mejores amigos.
Ella es Dania una buena amiga. — Dicha presentación Dania se sintió más tranquila, incluso se fueron los cuatro a cenar.
La cena estuvo muy entretenida, Dania les había caído bien a Colin y Aya y Jared estaba todo el tiempo pendiente de ella.

Al despedirse de sus amigos, Jared se ofreció para acompañar a Dania a su casa. Entre otras cosas, no quería que la noche terminase.
Su compañía le hacía tanto bien, en lo único que podía pensar era en como podía parar el tiempo.

— Gracias por acompañarme hasta mi casa Jared. Me lo he pasado muy bien.

— Ha sido un placer. Yo también me lo pasado muy bien esta noche. Siento que no podamos vernos en un largo periodo de tiempo. Tengo mi agenda completa y debo comenzar a escribir la siguiente novela o en la editorial me van ha regañar como niño pequeño si no saco mi próximo libro.

— Tranquilo, lo entiendo. Solo te deseo que tengas mucho éxito. Y bueno, aprovecho para decirte que me firmes un autógrafo para mi amiga y me mandes la primera copia de tú libro. Lo leeré con mucho gusto.

Jared sintiéndose atraído cada vez por ella, le firmó un autógrafo aprovechando para escribir su número de teléfono. Algo dentro de él le decía de no dejarla escapar.
A pesar de sus compromisos no podía seguir con su plan de seguir conquistándola.

— Prometo llamarte. — En ese momento tan mágico parados uno enfrente del otro, viendo a través de los luceros añiles de su ángel comienza apreciarse en su interior unos fragmentos del compás de su corazón llegando a ponerse contenta. Era un momento para no olvidar, no podía aceptar que aquel hombre que tanto le gustaba no volvería a verlo. Aquello la entristece, sin embargo la tierna sonrisa de él acariciando sus manos le hizo dar un vuelco su corazón.
Se despidieron como los amigos que eran.
«Una amistad corta», pensó ella mientras abría la puerta de su casa.

Mientras tanto, Jared tenía que ponerse nuevamente a preparar su equipaje para volver a viajar hasta California donde le esperan varios eventos.
En otro momento se hubiera sentido feliz de viajar. Algo que le apasiona.
Sin embargo, en esos instantes lamenta no haber conocido antes a Dania. Ella tenía algo inexplicable, su magia lo había hechizado y su mente no dejaba de pensar en ella. Tanto era así, que esa misma noche comenzó a escribir su nueva novela sintiéndose inspirado por la mujer que recién ha conocido y no desea separarse de ella.

Alrededor del medio día, Dania fue hacia la oficina de Irma. La cual seguía pegada al teléfono buscando soluciones.
Al parecer alguien debía de cubrir una noticia y todos los reporteros estaban de viaje o cubriendo otra noticia.
Desesperada, sin saber a quién recurrir, a Irma no le quedó de otra más que llamar a Dania para que fuera ella quien se encargue de cubrir la noticia.

— Dania lamento mucho tener que decirte que debes de viajar hasta California para cubrir la noticia. Si no fuera de mucho interés no estaría pidiéndote este favor.

— Tranquila Irma, no es la primera vez que salgo de la ciudad para cubrir otra noticia o hacer un reportaje.
Sabes que puedes contar conmigo.

— No veas como me alegro que estés disponible. Ahora ven voy a darte los detalles de la noticia y algunas recomendaciones.

Pasada una media hora, Dania se fue directa hacia su apartamento donde dejando una nota a Vanessa avisándole que debía de volar para California, preparó un maleta con lo más imprescindible, sólo debía de estar unos días.
Consultó la hora, apenas tenía tres horas para ir hasta el aeropuerto.
Llamó a un taxi y se marchó hacia el aeropuerto.

Al parecer las cosas no le estaban saliendo demasiado bien a Dania. Estaba parada en el mostrador intentando comprar un billete de turista. Al parecer todo estaba reservado, tan sólo quedaba pasajes de primera clase.
Sin quedarle de otra, tuvo que comprarlo.
Con su billete en mano se fue a comprar algo para comer y un refresco antes de ponerse en fila para entrar al avión.

Una vez dentro del avión, Dania se quedó fascinada por la elegancia de ir en primera clase.
Despistada por ser la primera vez que vuela en primera, se sentó en aquel sillón cómodo. Al lado suyo había una señora algo antipática.
El vuelo era largo, duraba demasiadas horas, por lo que Dania se puso cómoda esperando que el avión se pusiera en marcha.

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