Amor de fantasía.
En un mundo, más antiguo que el nuestro, los humanos dudaban de la existencia de los dioses, y los dioses se esforzaban para no ser reconocidos por los humanos. Pero esta barrera siempre gozaba de ser traspasada por un Dios travieso.
En una lejana ciudad conservadora y religiosa, donde las costumbres y la tranquilidad reinaba día con día, un hombre duerme ahora, mientras en su interior todo despierta.
Sueños sin variante cada noche. Aquellos hermosos ojos verdes, la misma sonrisa encantadora, ese rostro tan angelical; todo puesto en la más bella criatura. Esa criatura que aparece en los sueños del hombre desde hace tanto tiempo.
La mujer más hermosa que jamás haya podido ver. Su belleza y encanto era tal, que el hombre no había podido evitar caer loco de amor por ella desde el primer momento en que se cruzó por sus sueños.
Cada día esperaba con ansias la noche para poder ver a ese ser que tanto amaba.
Enamorado de una persona que solo puede existir en sus sueños: un peso doloroso sobre su corazón. Un dolor punzante, que solo esa dulce mirada podía calmar.
Una noche más: el hombre duerme con una sonrisa.
Mientras tanto, en otro lugar no muy lejano, en una ciudad rebosante de energía y actividad nocturna: un poeta, tan hermoso como una virgen, con rasgos tan hermosos que harían suspirar a más de uno, plasma sus más profundos pensamientos sobre blanco papel. Dulces palabras salidas de su imaginación, versos que ahora morirán junto con ese papel que los han traído a la realidad. Pero, existía un poema que el poeta guardaba celosamente, tan celosamente que ni siquiera el papel era digno de saberlo.
"Tus ojos, tan oscuros como la noche que acompaña mi soledad cada día. Ese brillo presente en ellos, tal como las estrellas, iluminando mi oscura realidad"
Tan solo unas cuantas palabras conformaban ese poema que describía a alguien tan perfecto como un Dios. Un ser descrito tan perfectamente dejaría loco de amor a cualquiera, y el poeta no sería la excepción. Enamorado de su propia creación, de un ser sin voz, pero que es plasmado en la fantasía como lo más hermoso de la humanidad.
Suspiros provenientes de dos hogares en lugares distintos. Queriéndose en la imaginación, amándose sin saber quienes son, adorándose sin conocerse; dos objetivos perfectos para el aburrido Dios de las tinieblas.
Hacer pecar a dos humanos es tan dulce como el aroma de las flores en la primavera ¿verdad?
La tierra es su teatro, los humanos los protagonistas, y él, el maestro detrás del show.
En una hoja en blanco yaciente sobre el escritorio del bello poeta, se escribe una pregunta:
"¿Qué estarías dispuesto a hacer por amor?"
En los dulces sueños del hombre, una voz le menciona:
"¿Qué estarías dispuesto a hacer por amor?"
Renunciar a Dios: un precio bajo a pagar por realizar tu amor ¿o no?
La tentación pudo más que la fé. El amor pudo más que el amor a sus almas. Pobres seres...
Pero, el Dios de las tinieblas gana o empata, mas no pierde. Estaba en primera fila, para ver el espectáculo que acababa de crear.
Un solitario hombre sale de su sueño y un solitario poeta sale de su mente, ambos para caminar sin rumbo por aquella desolada playa nocturna, con la promesa de cumplir su sueño más preciado.
A la distancia pueden ver una fantasía... o tal vez, no lo es.
Ambos corren, sus miradas se encuentran, no hay palabras, no las necesitan, se han amado tantas veces que se conocen completamente... o tal vez no.
Las facciones tan finas y hermosas de aquella mujer que el hombre vio tantas veces en sus sueños, comienzan a modificarse por una masculina voz.
El hombre borra su sonrisa de aquel rostro de Dios; su mujer soñada ha desaparecido. El poeta aprecia los ojos de confusión de la persona a quien más ama y siente su alma destrozarse.
El hombre ha descubierto que su mujer amada, es un hombre.
El Dios del inframundo ríe sin cesar; su noche ha sido un completo éxito.
Pero, el amor no conoce géneros ¿verdad?
Las lágrimas del hermoso poeta se esfuman cuando el hombre lo toma del rostro, y después de dar la caricia más suave y llena de amor sobre su húmeda mejilla, le dedica un beso en aquellos engañosos labios.
La mujer de sus sueños ha desaparecido, para darle lugar ahora a "el hombre de sus sueños"
Un desierto océano, reflejando en él a la opaca luna llena, ambos son testigos del amor que hubo entre dos personas que hicieron todo por estar juntos. Entregándose por completo el uno al otro, se demostraron lo mucho que se amaban por primera... y última vez.
Un terrible pecado cometido. ¿Ser hombres? No. Confiar en el Dios de las tinieblas. Sus almas están desamparadas ahora, su falta pagarán.
Una ciudad común, con gente conservadora, incapaz de aceptar al "pecado", ambos dan su ultimo suspiro de vida, uniendo sus miradas al igual que sus manos, mientras el humo del ardiente fuego y los gritos de justicia de los soldados de Dios, los llevan a su destino eterno.
¿Qué estarías dispuesto a hacer por amor? Ellos lo hicieron todo, renunciaron a la gloria eterna para poder amarse: el Dios Celestial no puede hacer nada por ellos.
Dos almas que se amaron, en una noche que capturó su amor por la eternidad.
Él es como el mar, ella... él, es como la luna.
El Dios del inframundo ahora goza de sus nuevos adornos: un océano tan hermoso como un hombre de poema y una luna tan hermosa como "una mujer" sacada de un sueño.
Siempre amándose, necesitándose el uno al otro, pero destinados a permanecer separados. Los dos en el mismo espacio, pero distantes.
En las noches de luna llena, cuando la luna llegue hasta el reflejo del mar, ellos podrán volver a amarse hasta el amanecer, y destinados a separarse de nuevo.
El autor pone punto final a su escrito; su obra a terminado.
Se separa de aquella mesa color roble que aloja su cuaderno abierto, donde ha depositado ahora a las personas que habitaban en su mente.
Despeja de su rostro sus plateados cabellos, observa con sus azules ojos opacos sus escritos, su propia creación. Da un suspiro y su mirada llega a la nada, reflexionando sobre el futuro inexistente de esos dos seres incapaces de poder amarse.
Las fantasías nunca pueden unirse, los separa una barrera llamada "realidad" tan imponente como un Dios de las tinieblas.
Cada vez que veas al océano nocturno, y a la gran luna llena reflejándose en él, piensa, que en la mente de un autor solitario, ambos se aman a la distancia.
Dos personajes creados en la imaginación, nacidos únicamente para darle vida, a esta triste historia de amor.
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