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Prólogo: El Nacimiento de la Society of Nightmares


Y el Señor tomó una copa, y habiendo dado gracias, se la dio a sus discípulos diciendo: Bebed todos de ella; porque esto es la sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de vuestros pecados.

Mateo 26:27-28

Era una hermosa noche de verano, la luna brillaba en lo alto del cielo junto con las estrellas a la vez que un ligero viento soplaba en el ambiente llevándose los granos de trigo que las espigas habían producido durante todo el año; estos granos fueron arrastrados por el aire hasta finalmente llegar a las praderas del Condado de Cornwall, lugar donde se levantaban las majestuosas ruinas del Castillo de Tintagel, una edificación que llevaba siglos abandonada y la cual había sido destruida por los vikingos durante las incursiones a Inglaterra que estos hicieron entre los Siglos VIII y XI.

Sin embargo, este lugar no se encontraba del todo deshabitado, pues cerca de sus gruesos muros estaban apostados varios hombres y mujeres que pertenecían a los distintos reinos y a las distintas etnias de la Tierra; todos ellos portaban finas armaduras de hierro y estaban armados con lanzas, arcos y espadas a la vez que eran auxiliados por varias criaturas mágicas, las cuales parecían provenir de otros lugares del cosmos, pero que habían venido al Mundo de los Hombres para ayudarlos a enfrentar a un poderoso enemigo que amenazaba con destruir el equilibrio del Universo, un equilibrio que, para todos ellos, era sagrado y en torno al cual giraban los destinos tanto de los seres de luz como de los seres de oscuridad.

No obstante, ellos no habían llegado a aquel sitio por iniciativa propia, sino que habían sido convocados por un mago poderoso llamado Star Swirl El Barbado, el cual era un anciano de piel grisácea, cabellera y barba blanca de quien se contaban varias anécdotas maravillosas; algunos decían que, al ser un gran alquimista, había logrado crear la piedra filosofal mientras que unos pocos aseguraban que este conocía los secretos de la magia ancestral y que gracias a ello sabía cómo transportarse entre varios mundos y realidades.

Sea como fuere el caso, lo cierto es que aquel hombre poseía la capacidad de pronosticar los acontecimientos del futuro y fue gracias a esta habilidad que pudo enterarse de los planes malignos de aquellas fuerzas malvadas, las cuales deseaban provocar la caída del Universo y de todo el cosmos para reconstruirlo nuevamente, solo que esta vez a su imagen y semejanza.

Por ello, Star Swirl El Barbado se dispuso a actuar rápidamente y comenzó a reclutar a los mejores guerreros y gobernantes que había en la Tierra, pero al notar que estos no tenían la fuerza suficiente para detener a aquellas huestes infernales decidió traer con su magia a algunas criaturas y seres provenientes de otros mundos tales como el Rey Shadow Knight del Reino de Gloom, los Emperadores Itzmin y Xochiquétzal del Imperio de Tonatiuhtlán, la Princesa Juliette del Reino de Sungland, la Hechicera Diamond Shimmer del Reino de Trottingham, entre muchos otros más.

El mago y sus aliados estaban decididos a luchar hasta morir o vencer, pues todos ellos estaban conscientes de que eran el único obstáculo que sus enemigos necesitaban vencer para así lograr su cometido; por ende, acordaron reunirse en aquellas ruinas no solo para alejar a las huestes infernales de la población civil, sino también para proteger una antigua y poderosa reliquia que yacía enterrada en uno de los salones del Castillo de Tintagel, la cual había pertenecido al Rey Arturo, quien decidió ocultarla debido al enorme poder mágico que contenía aquel objeto.

Sin embargo, las horas habían pasado y hasta el momento no había señales de que las huestes fueran a atacar al Ejército de Star Swirl El Barbado, lo cual provocó de cierta manera la molestia de algunos de sus aliados, quienes consideraban que habían sido engañados por el mago, pero este les insistió en quedarse al menos unas horas más bajo la promesa de que si no sucedía nada, él mismo los teletransportaría de nuevo a sus hogares.

- ¿Dónde estará ese demonio?, ¿Acaso no piensa venir a atacarnos? -se preguntaba a sí mismo un anciano que vestía una túnica azul marino con bordados en forma de estrellas y lunas y que portaba en su cabeza un sombrero puntiagudo decorado con cascabeles -Será mejor que mantengamos la guardia, ese infeliz de Grogar podría estar cerca de aquí.

-Yo creo que lo hemos asustado, Star Swirl -dijo un hombre de piel color café claro y cabello negro, quien se encontraba sentado en una roca afilando su espada -Yo insisto en que la mejor opción es retirarnos, probablemente tu amiguito Grogar se asustó y ha decidido volver a su madriguera junto con sus perros infernales.

- ¡No seáis ingenuo, Sir Silver Sword! -gritó molesto un hombre de piel gris, cabello y barba negra que se encontraba parado al lado derecho del mago -Esa cosa no se va a rendir tan fácilmente hasta obtener lo que quiere, pero si vos tenéis miedo de pelear, pues entonces... ¡Vos podéis regresar por donde vinisteis!

-No alimentemos la discordia entre nosotros, Rey Shadow Knight -dijo una joven mujer de piel blanca y cabello largo color café, la cual, al escuchar la discusión, se había acercado para apaciguar los ánimos de los dos guerreros, aunque para ello tuvo que dirigirles una mirada intimidante a ambos -Estamos aquí para evitar que este mundo y el resto del Universo caigan en el abismo, pelear entre nosotros podría llevar al fracaso nuestra encomienda.

-No necesitáis recordármelo, Princesa Juliette -dijo el hombre de piel gris soltando un suspiro para después darse la vuelta y ver a la Gobernante de Sungland diciendo -Sé muy bien cuál es mi papel en esta misión, es solo que a mí no me agradan los cobardes y mucho menos aquellos que son arrogantes y que quieren salir corriendo en cuanto no ven alguna señal del enemigo.

-Yo no soy ningún cobarde, es solo que me aburro de estar aquí sin hacer nada -dijo Sir Silver Sword esbozando una sonrisa burlona que hizo enojar aún más al Rey de Gloom.

-Tranquilo, Rey Shadow Knight -dijo una mujer de piel color verde claro y cabello largo color negro, quien, con su mano derecha, detuvo al hombre de barba negra para evitar que este le lanzara un puñal a su compañero de armas -Él no vale la pena y vos debéis usar vuestra fuerza para combatir a Grogar, no a vuestros compañeros.

-Ah... Tiene razón, Emperatriz Xochiquétzal -respondió el Rey Shadow Knight tomando un suspiro para luego voltear a ver a la mujer diciendo -Agradezco que vos hayáis evitado una tragedia, aunque... espero que esa fuerza sea suficiente para acabar con ese monstruo.

-No sintáis preocupación por eso, Rey Shadow Knight -dijo una adolescente alada de piel color ámbar y cabello largo color rojo, la cual se encontraba flotando sobre los presentes junto con seis seres humanos más, los cuales también poseían alas como ella -Todos nosotros estamos aquí para usar nuestras habilidades contra ese engendro y si hemos de caer... ¡Caeremos con honor!

-No, no caeremos, Diamond Shimmer -respondió Star Swirl El Barbado al tiempo que hacía aparecer con su magia un extraño báculo mágico hecho de madera y el cual tenía insertado en uno de sus extremos una punta de lanza dorada que desprendía un poderoso brillo que cegó a todos los presentes -Esta noche ganaremos y desterraremos a Grogar a su mundo.

En ese momento, todos los soldados y guerreros que componían el Ejército de Star Swirl se pusieron de pie para lanzar vivas y aplausos al mago, quien se sintió orgulloso de ver como sus palabras le habían dado nuevamente fuerza a sus aliados, cuyo animo estaba por los suelos apenas unas horas antes.

No obstante, aquella celebración nocturna terminó siendo interrumpida por el sonido de una trompeta, la cual hizo que todos dirigieran su mirada hacia las praderas cercanas solo para observar cómo al lugar arribaba otro numeroso ejército, solo que este no estaba compuesto por humanos o criaturas mágicas, sino por demonios, criaturas y monstruos que parecían haber sido reclutados desde el mismísimo Infierno.

Este ejército infernal era comandado por el Rey Grogar, un hombre de piel color azul oscuro y cabellera blanca, quien montaba un extraño carruaje negro y vestía una elegante armadura plateada cuyo casco de combate tenía una forma similar a los cuernos que poseían los machos cabríos, un detalle que fue interpretado por los combatientes humanos como una señal de que aquel líder era un demonio o, en el peor de los casos, el Rey del Infierno.

Star Swirl El Barbado alzó los brazos y cerró los ojos, después comenzó a pronunciar unas extrañas palabras en latín, las cuales hicieron que varios relámpagos comenzaran a caer sobre el lugar para posteriormente crear un escudo mágico que protegió cada una de las posiciones que tenían los guerreros y aliados del mago.

- ¡HAHAHAHAHA! ¡¿Es en serio, Star Swirl?!, ¡¿Esto es lo mejor que pudo crear tu magia?! -preguntó el Rey Grogar esbozando una sonrisa burlona al tiempo que cruzaba su mirada con la del mago, luego se desvaneció para después volver a aparecer, solo que esta vez se encontraba justo frente al escudo del mago -Supongo que ya sabes a que he venido aquí, ¿No es así, Star Swirl?

-Sí, lo sé -respondió el mago acercándose al escudo y dirigiéndole una mirada desafiante al extraño ser -No pienso permitir que vos hagáis esto, el equilibrio es vital para la existencia no solo de este mundo, sino de toda la Creación.

-Yo también he visto el futuro, Star Swirl -dijo el Rey Grogar -Y sé que este mundo no tiene salvación al igual que el resto del Universo, por lo que he considerado que lo mejor es reconstruirlo desde el principio para así garantizarle una mejor vida a las futuras generaciones.

- ¡¿Futuras generaciones?!, ¡Estáis completamente loco! -gritó Star Swirl molesto y golpeando contra el suelo su báculo -A vos nunca le ha interesado la humanidad y mucho menos la vida, vos sois solo una criatura horrible que busca la destrucción y la muerte por puro placer personal.

-Es curioso que digáis eso, puesto que tanto vos como vuestros aliados no sois ni siquiera parte de este mundo -respondió Grogar sonriendo maliciosamente y soltando algunas risas que hicieron enojar aún más al mago y al resto de sus aliados -En fin, si vos sois un obstáculo para mis planes, pues entonces... os exterminare... ¡Como moscas!

Tras decir aquellas palabras, el Rey Grogar se desvaneció lentamente en el aire al tiempo que una jauría de criaturas cuadrúpedas con forma de lobo y que estaban hechas con la madera de los bosques se abalanzaba contra el escudo mágico intentando romperlo para así asesinar tanto al mago como a sus aliados.

Sin embargo, las criaturas eran incapaces de cruzar el escudo debido a que la magia de este terminaba por destruirlos, pero, para sorpresa del mago y sus aliados, poco a poco comenzaron a traspasarlo hasta conseguir entrar en las ruinas del Castillo de Tintagel, lo cual obligó a Star Swirl a desaparecer el escudo para después lanzar una serie de hechizos que destruyeron a varios monstruos, dando inicio a la batalla entre sus fuerzas y las fuerzas del Rey Grogar.

El Rey Shadow Knight iluminó sus manos y con la ayuda de una extraña gema de color azul arrasó con varios demonios que pretendían entrar a las ruinas para robar la reliquia que yacía enterrada en sus cimientos; por otra parte, la Princesa Juliette y sus caballeros realizaron una carga de caballería que destruyo a varios monstruos, aunque en el ataque también perecieron algunos de sus compañeros y compañeras de armas; los Emperadores Itzmin y Xochiquétzal del Imperio de Tonatiuhtlán utilizaron el poder de la Magia Ancestral para envolver sus cuerpos en llamas y así poder dañar la caballería del Rey Grogar; Diamond Shimmer y el resto de los miembros de su grupo hicieron uso de sus habilidades de controlar la Fuerza de la Luz para neutralizar a las bestias aladas que intentaban atacar al Ejército de Star Swirl desde los cielos; finalmente, los humanos, encabezados por Sir Silver Sword, luchaban ferozmente en tierra intentando acabar con aquellas hordas de enemigos que parecían interminables.

- ¡Por el Mundo y por el Reino de Dios! -gritaba Sir Silver Sword al tiempo que levantaba su espada para rebanar por la mitad a uno de los sirvientes del Rey Grogar.

- ¡Caeréis aquí al igual que vuestro Rey!, ¡Larga vida a Yahvé! -exclamó con furia el Rey Shadow Knight iluminando sus manos y lanzando un poderoso hechizo que termino destruyendo varios carruajes armados del Ejército Infernal.

- ¡Vamos Hermanos y Hermanas!, ¡El Cielo está de nuestro lado! -gritó la Princesa Juliette para arengar a sus tropas, las cuales terminaron arrasando un batallón completo de las huestes del Rey Grogar.

El tiempo fue pasando y las bajas en ambos bandos comenzaron a hacerse evidentes, sobretodo para el Rey Grogar, quien pudo notar que, a pesar de la superioridad numérica de sus tropas, las fuerzas de Star Swirl El Barbado estaban diezmando poco a poco a sus soldados, muchos de los cuales terminaron por replegarse o huir del campo de batalla para sobrevivir a los ataques que los aliados del mago les estaban lanzando.

- ¡¿Qué hacéis cobardes?!, ¡Volved allá y matadlos! -le ordenó el Rey Grogar a un grupo de soldados que huían despavoridos para ocultarse en unas montañas cercanas - ¡Volved!, ¡Aún tenemos oportunidad de ganar!

- ¡¿Ganar?!, ¡Nos estan masacrando! -respondió asustado uno de los soldados al tiempo que esquivaba una flecha que había sido disparada por uno de los caballeros de la Princesa Juliette - ¡Yo me largo!, ¡Arrégleselas como pueda!

- ¡Espera!, ¡Vuelve! -gritó con furia el Rey Grogar al observar como aquel soldado se alejaba volando del lugar hasta desaparecer en el horizonte - ¡Maldito cobarde!, ¡Malditos todos!

De repente, uno de los soldados de Star Swirl cayó muerto justo frente al carruaje del Rey Infernal, el cual volteó rápidamente a verlo solo para notar como la piel de este pasaba de tener un color naranja claro a un color negro grisáceo; un detalle poco perceptible para la mayoría de los presentes, pero que hizo enojar bastante al Líder del Ejército Infernal debido a que aquello era un indicio de que había sido traicionado por uno de sus aliados, o más bien, por una de sus aliadas.

-Ahora lo entiendo todo, esa maldita... ¡Nos traicionó! -murmuró en voz baja el Rey Grogar para después voltear a ver a un hombre de piel color durazno, cabellera y barba blanca que se encontraba a su lado dándole instrucciones a un batallón de arqueros -Lord Tirek, ¿Tiene usted un momento?

-Claro, Rey Grogar -respondió el hombre dándose la vuelta y viendo con seriedad a su Comandante - ¿Qué es lo que desea?, ¿Acaso quiere que cambiemos de estrategia?

-En parte, tengo pensado ordenar la retirada -respondió el Rey Infernal -Sin embargo, quiero encargarte una pequeña misión.

- ¿Esta seguro, mi Señor? Todavía podemos ganar -dijo Lord Tirek señalando con su mano derecha el campo de batalla.

-Nuestra posición ya estaba perdida desde el principio, General -respondió el Rey Grogar -Por ello es que quiero que vos seáis el elegido de llevar a cabo mi venganza contra la única persona que nos ha traicionado, la única persona que nos engañó y mintió para que perdiéramos esta noche.

-Espere, ¿Acaso usted piensa que...?

-Sí, la Reina Agatha de los Changelings nos ha traicionado y hay pruebas para confirmarlo -dijo el Rey Infernal decapitando el cadáver del soldado que había muerto frente a su carruaje para luego mostrarle la cabeza a su General diciendo - ¿Lo ve, Lord Tirek? Quiero que esa maldita y toda su estirpe pague por esto, no deje a nadie con vida... ¡A nadie!

-Sus órdenes serán cumplidas, mi Señor -respondió Lord Tirek haciendo una pequeña reverencia para después voltear a ver a sus arqueros y hacerles una seña con su cabeza indicándoles que debían retirarse del lugar para encargarse de la nueva orden de su Rey.

Lord Tirek y sus arqueros abandonaron el campo de batalla dejando a Sir Grogar solo, el cual al ver el avance de las fuerzas de Star Swirl optó por reunir a los pocos soldados que le quedaban en un punto específico del lugar; ahí invocó un hechizo que los hizo teletransportarse nuevamente al Infierno dejando para siempre aquel mundo que lo había logrado vencer y detener.

Por su parte, Star Swirl El Barbado y el resto de sus aliados lanzaron un fuerte grito de victoria que se escuchó en varias partes de aquel sitio; todos estaban felices y emocionados, pues habían logrado vencer a las huestes del Infierno que pretendían destruir el Universo y eso era algo digno de celebrarse, sobretodo para Sir Silver Sword, quien nunca pensó que, después de tanto tiempo, formaría parte de un acontecimiento de tales dimensiones.

-No puedo esperar a contárselo a mi amada Agatha, estoy seguro que esta noticia le alegrara bastante -pensó Sir Silver Sword esbozando una sonrisa y clavando su espada en el suelo para luego correr hacia sus compañeros y unírseles en la celebración de la victoria.

Al mismo tiempo en la plaza principal de una pequeña aldea, ubicada a pocos kilómetros del Castillo de Tintagel, Lord Tirek y sus soldados se encontraban saqueando y destruyendo las casas de los habitantes del lugar, los cuales eran asesinados a sangre fría por las huestes del General Infernal, quien parecía sentir nula o poca compasión por aquellos infortunados habitantes, habitantes cuya característica principal era su piel color negro grisáceo y su cabello color azul opaco, además de su extraordinaria habilidad para adquirir la forma de otros seres humanos, lo que les había hecho ganarse el nombre de Changelings o Cambiantes en el idioma castellano.

Estos seres extraños habían decidido fundar su pequeña aldea en aquel lugar para evitar los ataques de los humanos que los veían como una amenaza para sus hijos, pero ninguno de ellos llegó a pensar que un supuesto "aliado" como lo era Lord Tirek fuera capaz de acabar con ella junto con todos sus habitantes, quienes antes de morir veían con coraje e impotencia como las huestes del General Infernal arrojaban a sus hijos al fuego para que fueran consumidos por las llamas, pero más triste para ellos fue observar como los soldados rompían los capullos que contenían a las próximas generaciones de Changelings, generaciones que nunca abrirían los ojos para conocer el mundo en el que vivirían.

Todo aquel horrible espectáculo era presenciado de cerca por una hermosa joven de piel color negro grisáceo y cabellos largos color azul opaco llamada Agatha, la Reina de los Changelings, quien yacía desnuda y atada a un árbol ubicado cerca de una enorme casa de piedra donde era torturada por tres arqueros que calentaban la punta de sus espadas para quemar su piel intentando con ello sacarle alguna confesión inventada, pero esta no decía nada y hasta parecía no inmutarse ante la crueldad de sus captores.

- ¡Vamos!, ¡Confiesa! -le ordenaba un soldado a la Reina de los Changelings al tiempo que colocaba la punta ardiente de su espada cerca de sus partes íntimas - ¡¿Acaso no piensas gritar?!, ¡Confiesa y todo terminará!

-N-No... ¡Nunca te diré nada! -respondió Agatha levantando la mirada para después escupirle en la cara a su captor diciendo - ¡No importa cuánto me tortures o me humilles!, ¡No voy a dejarme intimidar por sujetos como tú!

- ¡Eres una...!

-Tranquilo Iron, a esta zorra no le queda mucho tiempo -dijo Lord Tirek colocando su mano sobre el hombro izquierdo del soldado para evitar que este la asesinara, luego se acercó a Agatha diciendo -Lamento que esto haya tenido que acabar así, pero vos sabíais lo que pasaría si nos traicionabas.

-L-Los Changelings... n-no somos monstruos como ustedes, Lord Tirek -respondió la joven mujer agachando la cabeza para observar las quemaduras que los soldados habían hecho en su cuerpo -M-Mi pueblo solo era incomprendido por los humanos... y ninguna raza puede prosperar sobre el cadáver de otra... h-hay otras formas y otros caminos para conseguir la paz entre los seres mágicos como nosotros y el... hombre.

- ¡AHAHAHAHA! ¡¿Otros caminos y otras formas?! -preguntó Lord Tirek soltando una carcajada para luego darle una bofetada a la joven mujer diciendo - ¡No seáis ingenua! El Humano es el peor monstruo que existe, ellos son malvados y siempre lo serán... ¡Nosotros debemos gobernar este Universo!, ¡Solo nosotros podemos salvarlo de su corrupción!

-Esas son las palabras del demonio al que tú sirves como un perro rastrero, no son palabras tuyas -respondió la Reina Agatha levantando nuevamente la mirada para después esbozar una sonrisa diciendo -Yo no voy a arrodillarme... ni mucho menos a suplicarte piedad... p-prefiero morir con la conciencia tranquila de que hice lo correcto al traicionarte a ti y a tu Rey Grogar... ¡Moriré con dignidad por mi gente!

- ¿Así que queréis ser venerada como una mártir por los soldados de Star Swirl? Bueno, pues entonces os voy a hacer el favor -dijo Lord Tirek frotándose las manos de alegría al escuchar las palabras de la joven gobernante, luego le hizo una seña a un grupo de arqueros, quienes se apostaron frente al árbol apuntando sus flechas hacia el cuerpo de Agatha -Los mártires siempre son recordados por la forma en que murieron, espero que tus amiguitos humanos puedan retratar este momento a través de su imaginación.

-Ellos lo recordaran y lo llevaran consigo en sus corazones, mi sacrificio los motivará a luchar contra ti y contra tu Rey -respondió Agatha sonriendo al tiempo que su verdugo le vendaba los ojos -Ah... Fue un honor haber compartido tu lucha, Star Swirl -se dijo a sí misma la Reina de los Changelings mientras una lágrima corría por sus mejillas -Y... fue un honor haber sido tu más grande amor... mi hermoso Silver Sword.

-Quiero que la flechen lenta y dolorosamente, estoy ansioso de escuchar sus gritos y suplicas de dolor -le ordenó Lord Tirek a sus soldados para después sentarse sobre una roca que se encontraba cerca desde donde presenció la ejecución de su antigua aliada.

El primer arquero disparó su flecha contra el estómago de la joven, la cual escupió un poco de sangre en el piso, aunque sin soltar un solo grito de dolor; el segundo disparó dos flechas que impactaron en los senos de la Reina de los Changelings, la cual soltó un leve gemido de dolor, pero sin borrar una sonrisa burlona que hizo enojar bastante a sus verdugos; los siguientes arqueros dispararon varias flechas que terminaron impactando en los brazos, piernas y en el cuello de Agatha, la cual aún respiraba a pesar de que su cuerpo estaba desangrándose.

-Esta chica es una menuda decepción, acabad con su miseria -le ordenó Lord Tirek a uno de sus soldados, quien, con su espada, atravesó el pecho de la Reina de los Changelings dándole fin a su existencia - ¡HAHAHAHA! ¡Vámonos! Estoy ansioso por llegar a casa y tomar algo.

Tras pronunciar aquellas palabras, el General Infernal y sus huestes se retiraron de aquel lugar a toda velocidad, pero ninguno de ellos se percató que justo cuando se alejaban del lugar, Star Swirl El Barbado, Sir Silver Sword y varios soldados humanos más llegaban a la aldea con el fin de celebrar la victoria que habían conseguido.

Sin embargo, la felicidad y la alegría que sentían aquellos guerreros pronto se convirtió en dolor y tristeza, especialmente para Sir Silver Sword, quien corrió rápidamente hacia el árbol solo para caer de rodillas frente a él y llorar amargamente la muerte de Agatha, la Reina de los Changelings y quien meses antes de la batalla se había convertido en la dueña de su corazón.

-No es justo... ¡No es justo! -gritó con rabia Sir Silver Sword alzando la vista al cielo para luego voltear a ver a Star Swirl El Barbado diciendo -Tú... ¡Tú prometiste que nada le pasaría!, ¡Me mentisteis!

-Yo jamás os he mentido, Sir Silver Sword -respondió el mago viendo con seriedad al caballero y sin sentirse intimidado por este -Agatha fue quien me pidió jamás deciros lo que pasaría esta noche, ella fue quien eligió este doloroso destino y el de vuestra hija.

- ¿M-Mi hija?, ¿De qué estáis hablando? -preguntó Sir Silver Sword sintiéndose confundido por las palabras del mago.

-Mientras vos estabais fuera reclutando hombres para mi ejército, yo ayude a vuestra amada a dar a luz a una hermosa niña -respondió Star Swirl El Barbado -Sin embargo, la Reina Agatha temía que esta época fuera demasiado hostil para ella, por lo que me pidió enviarla a un tiempo en el que la situación no fuera tan peligrosa.

- ¿Q-Qué?, ¿E-Estáis diciendo que enviasteis a mi hija a otra época de vuestra historia? -preguntó Sir Silver Sword sintiéndose aún más molesto por la revelación del mago - ¡¿Por qué?!, ¡Llevadme con ella ahora mismo!

-Lo siento, Sir Silver Sword -respondió Star Swirl El Barbado al tiempo que una extraña aura mágica color blanca comenzaba a envolver su cuerpo -Las cosas tienen que ser así para garantizar el futuro de vuestro mundo, pero os aseguro que vuestra hija crecerá y se volverá una parte importante del equilibrio del Universo.

- ¡Esperad!, ¡¿A dónde vais?! -gritó Sir Silver Sword desesperado mientras veía como el mago se desvanecía en medio de un brillante resplandor dorado - ¡¿Y mi Hija?!, ¡Hija!

Continuara...

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