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Libro Tres; Nicole Cunningham

17 de marzo de 2023

Debía ir a clases, y por vivir algo lejos debía salir muy temprano, aun ni siquiera salía el sol todavía.

Estaba enviándome mensajes con una amiga, que al igual que yo, vivía lejos de su escuela.

Estaba tan atenta a la conversación que no noté que una furgoneta blanca se había detenido a mi lado. Me di cuenta hasta que alguien salió de ella y me arrastró dentro de ella, haciendo que mi mochila se cayera allí en la calle.

—¿Q-qué es lo que quieres? —pregunté.

Pero no respondió, simplemente me golpeó en la cara, noqueándome.

...

Al despertar, estaba atada con una cuerda en los pies y brazos. Al mirar al frente, él estaba delante de mí, sentado.

—¿No te han dicho que debes prestar atención cuando andas por la calle? —sonrió tétricamente.

—¿Qué quieres?

—El dinero de tus padres —dijo con obviedad.

—M-mis padres no están bien económicamente desde la muerte de mi hermano —respondí.

—Es una pena, perderán a sus dos hijos —hizo una mueca de tristeza falsa, levantándose y tomando el celular, llamando a alguien.

Luego de que sonase el tono, atendieron.

—No soy su querida Nicole —dijo—. No les importa quién soy, solo les importará saber que si no pagan, no la liberaré.

Miré a mi costado, donde había un gran agujero hecho a puño limpio. Parece que es violento, será mejor no hacerle enfadar.

—Tranquila señora, solo deben pagar unos diez mil dólares —sonrió—. ¿Que no tienen el dinero? Es una pena, su dulce Nicole es muy linda —me miró con enfado —. Puede estar segura que no le haré nada por veinticuatro horas. Si no consiguen el dinero hasta esa fecha, vayan buscando otro ataúd —rió, cortando al instante.

—Por favor no me hagas nada —sollocé.

—Si como sigas llorando juro que terminarás bajo dos metros de tierra.

Acto seguido, se fue hacia otra habitación.

—¿Qué se supone que deba hacer? —murmuré.

Luego de un largo rato, casi horas, él volvió.

—¿Sabes? Estuve pensándolo, y creo que contigo no conseguiré absolutamente nada.

—Entonces déjame ir por favor, te lo suplico.

—No, no soy idiota. Me delatarás.

—No lo hare.

—Sí claro, no lo harás —bufó—. Será mejor que te calles al menos que quieras terminar con moretones.

—D-de acuerdo, pero por favor, no me hagas nada.

—Sigue suplicando y te golpearé.

Eso hizo que cierre la boca. Definitivamente debo salir de aquí.

Cuando él se fue a otra habitación, decidí intentar desatarme.

Mientras lo intentaba, me di cuenta que había atado mal el nudo de mi brazo derecho. Cuando lo desaté, intenté tomar el cuchillo que estaba en uno de los estantes, lográndolo por suerte.

Al cortar los tres nudos restantes, era casi libre.

Pero justo él volvió, me vio obviamente.

—¿Pero qué mier...? —Lo apunté con el cuchillo sin pensarlo.

Él se acercó al mueble y sacó un arma.

—Deja el cuchillo en el suelo y no te disparo.

Al ver el arma me asusté un poco, haciendo que le haga caso.

—Buena chica —sonrió—. Por ser tan lista y poder librarte, te llevaré a tu casa, solo con la condición de que me hagas caso y no huyas ni grites por ayuda.

Dudé por un segundo.

—¿No me crees? Normal, yo tampoco lo haría. Mira, toma tu celular, ¿bien?

Me tendió el teléfono, que al tomarlo lo guardé en mi bolsillo izquierdo.

—¿Ahora me crees? —asentí levemente—. Bien, dame la mano, te llevaré a casa, ¿sí?

Le tendí la mano, haciendo que me lleve a la planta baja por las escaleras del departamento.

Debo aclarar que no le creo, solo estoy fingiendo. Gracias por haber estado en el club de teatro por casi seis años, digamos que aprendí bastante. Mi profesora de Teatro dice que tengo talento, espero que la profesora tenga razón.

Al llegar a la planta baja, estábamos por salir al estacionamiento, pero una señora nos detuvo, puesto que estaba entrando.

—Hola Jones —saludo la señora.

—Hola señora Smith, ¿qué hace despierta tan temprano?

—Oh, estaba volviendo del hospital para ver a mi marido —dijo con tristeza.

—Qué mal, espero que se mejore —dijo, poniendo una mueca de tristeza, la cual no pude detectar si era genuina o falsa.

—¿Y ella quién es? —preguntó.

—Es mi sobrina, justo la estaba por llevar al colegio —sonrió, mintiendo.

—Un gusto pequeña —sonrió la señora.

Luego de eso, salimos al estacionamiento del departamento. Él me metió dentro de la furgoneta, metiéndose luego de piloto.

Él comenzó a conducir, yo no podía ver donde me llevaba, pero sabía perfectamente que a mi casa no estaba dirigiéndose.

Luego de conducir por mucho rato, se detuvo, bajando y abriendo la puerta de la furgoneta.

Cuando la abrió pude ver un frondoso bosque. Era muy obvio que no me iba a llevar a mi casa.

—P-ero dijiste que me ibas a llevar a casa —dije, fingiendo que creía en él.

—Tu solo camina.

Me obligó a caminar por muchos minutos, hasta llegar a un pozo natural de unos pocos metros de profundidad.

Él me tiró allí dentro, para luego sacar el arma, apuntándome.

—¡Alto! —grité.

—Lo lamento, pero no puedo permitir que sigas con vida.

Y disparó, pero falló gracias a la oscuridad, la bala solo rozó mi bolsillo izquierdo, pero fingí que me había dado.

—¿Por q-qué? —pregunté con falso dolor.

—Viste demasiado —respondió, yéndose.

Esperé varios minutos. Mucho tiempo, hasta ya casi había salido el sol, aunque aún no hay mucha luz.

Tome mi celular, el cual por suerte sobrevivió al balazo, y prendí la linterna. Gracias a la luz pude notar un cuerpo en descomposición.

—¿¡Pero qué mierda es esto!? —intenté alejarme de él, pero por la caída me había doblado el tobillo, así que Igualmente terminé muy cerca de él.

Estaba lleno de bichos, lo cual hizo que vomite.

—P-parece una chica —dije—, otra víctima de Jones creo... solo que ella no lo logró. Mierda, pobre mujer.

Me acosté lo más lejos posible de ella, aunque mucho espacio no había.

—Mi mama me dijo que si me quedo quieta me encontrarán más rápido, aunque no sé qué tan rápido será —murmuré.

Me pregunto si habrán animales, aunque teniendo en cuenta que ella está bien... supongo que al menos carroñeros no hay.

24 de marzo de 2023

Ya perdí la cuenta de cuanto tiempo llevo aquí. Aun no sé ni cómo sobreviví. Estoy hambrienta y sedienta, y no pienso comerme la carne de ella. Ya sufrió mucho, merece descanso. Al menos tuvo compañía después de no sé cuantos meses.

De la nada, unas voces llaman mi atención. Esta es mi oportunidad.

—¡Estoy aquí, ayuda por favor!

Grité una y otra y otra vez, hasta que alguien se asomó, una agente de policía.

—Gr-gracias a dios que alguien vino.

—¿Nicole Cunningham?

—S-sí.

—¿Estás viva? Genial —sonrió—. Ya vuelvo, iré a por los demás... oh por dios —supongo que se acaba de percatar del cadáver a mi lado.

—No sé hace cuánto está aquí —dije.

—Joder... iré para que te saquen de aquí.

—Por favor, muero de hambre y sed y me duele demasiado el tobillo.

—Claro —sonrió—. ¡Chicos, aquí están Heather McInston y Nicole Cunningham!

—¿Heather? —murmuré mirando al cadáver—. Mierda, recuerdo haber visto tus carteles de desaparecida —susurré, algo triste por ella, pues estuvo aquí todo este tiempo, pero nunca la encontraron.

Luego de un rato, volvieron.

—Bien, te sacaremos a ti primero Nicole...

—No, primero a Heather. Ella estaba hace más tiempo aquí que yo, ella merece que la saquen primero.

—Pero... claro, la sacaremos a ella primero —sonrió la agente.

Luego que la sacaran, con una manta tapándola de pies a cabeza, me sacaron a mí.

—¿Cómo me encontraron?

—Su secuestrador, Richard Jones, secuestró a otra chica poco tiempo después de ti, Callie Adams —comenzó a contar—, ella logró tomar las coordenadas donde ustedes dos estaban escritas en una hoja antes de lograr escapar con éxito.

—¿Él está preso ya?

—Lamentablemente no, se suicidó poco tiempo después que ella escapara.

—Bueno, al menos no vendrá a por nosotras —sonreí.

—Eres fuerte Nicole, lo sé. Con el tiempo ya no recordarás casi nada de esto.

—Dudo que pase... pero gracias —sonreí.

—Ven, te llevaremos al hospital, donde tu familia te esperará, ¿sí? —asentí.

Bien, mi historia parecía terminar mal, pero no lo hizo. Sobreviví para contarlo. Lamentablemente esto definitivamente afectará a mi vida. Pero bueno, estoy feliz de estar con vida y poder ver a mis padres una vez más.

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