Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 2

Mentiría si dijera que estaba tranquila. No pude dormir en toda la noche. De repente colocaban en mis hombros un peso demasiado fuerte; cargar con el futuro de todos. La última esperanza estaba puesta en mí.

Sentía angustia de fallarles, la vida de las personas que amaba dependían de ello. Sólo me quedaba pedirle a Dios que me diera la fuerza suficiente para poder lograr el objetivo. Que me quitara el miedo que me invadía de sólo pensar en poner un pie afuera de Rick Vaill.

Me pidieron que guardará silencio, y que no hablará de la operación renacer con nadie; ni siquiera con mi familia. Me dejaron verlos, como despedida, por si no volvía, por si moría allí.

Mí padre no sabia lo que iba a hacer, tenia conocimiento de toda la operación, pero desconocía el nombre de las personas que iban a ir. Si el se enteraba de lo que iba a hacer, se opondría rotundamente.

—Sargento Osiris —me llamó el Teniente Jeff colocando sobre la mesa unos papeles—. Ya que usted es la líder de la operación renacer, es mi deber ponerla al tanto de cada detalle. Ayer omitimos algunos por prudencia, sin embargo es necesario que usted tenga conocimiento de cada cosa.

—Como mandé mi teniente —contesté dirigiéndome hacia las mesa en la cual descansaban todos los documentos.

—Deje los formalismos sargento, dígame Jeff. Además sí logras el objetivo serás ascendida y seremos iguales —añadió el teniente regalándome una sonrisa—. Estamos solos así que considérame tu igual y toma asiento.

Asentí con la cabeza y me senté cerca de Jeff. Necesitaba tener la mente fría para captar cada cosa que me dijera. Aunque en ese caso era imposible.

—Osiris, tenemos dos objetivos: en la reunión de ayer te hablamos de sólo uno, necesitamos información eso es verdad, pero tenemos una cosa adicional; los micrófonos que llevas son en realidad bombas —me informó el teniente.

Trague saliva, esto era demasiado complicado, y lo peor era que ya me había comprometido a hacerlo. No había marcha atrás.

—Es una arma biológica nueva. Las celdas estar cargadas con un veneno letal que una vez puesta, tendrás una hora para alejarte un kilómetro o morirás con ellos.

—¿Una hora? ¿No se supone que íbamos a espiarles con los micrófonos? —cuestione, esto cada vez se enredaba más.

—Si, y es lo que haremos. Tu tendrás el detonador y debes quedarte dentro de la base enemiga sin ser vista un día —el teniente hizo una pausa y continuo—. Su tecnología es avanzada y sólo podemos mantener la señal de los micrófonos oculta 24 horas. Luego de eso la descubrirán, es allí cuando tienes que activarlos. Es peligroso que ellos interfieran esa señal, por eso debemos matarlos. El virus renacer los matará en segundos, pero sólo saldrá de las celdas una hora después de que las actives.

—Entonces, usted me está queriendo decir que debo entrar allí; instalar los micrófonos, permanecer oculta 23 horas, activar las celdas y salir de allí en menos de una hora, ¡ Y todo eso sin que ellos se den cuenta! —exclame levantándome de la mesa—. Y como están seguros de que en esas 24 horas recaudaran la información que necesitan. Por lo que veo me envían a cavar mi propia tumba.

No podía dejar de removerme intranquila, eso era demasiado complicado y tenía mucho miedo. No quería morir tan joven.

—Osiris cálmate —repuso el teniente Jeff moviendo sus manos—. Todavía tengo que explicarte más cosas. Ese día será Luna llena, una nave asciende cada Luna llena a la base. Tenemos unos hombres que han logrado sobrevivir sin ser vistos y nos han informado. Alguien importante viene allí, y se queda todo ese día, al anochecer vuelve a el cielo. Cuando esa nave desciende la señal de los Shiyloper pierde fuerza, por eso no podrán encontrar los micrófonos. No hay más días, no hay más oportunidad, quien venga en esa nave trae o lleva información, y nosotros debemos saber que es, cual es el siguiente paso, para poder adelantárnosle y al fin darles un golpe certero.

—Parece que están seguros de que ese día sucederá todo eso —replique cruzándome de brazos—. ¿Teniente usted cree que yo pueda hacer cada cosa que usted acaba de decir?

Empezaron a asaltarme las dudas; eso era demasiado para mi. No creía llevar a cabalidad tal misión tan compleja.

—Me lo dice la mujer que camino en medio de una tormenta con un proyectil en su pierna, o la que se enfrentó a un río crecido. O aquella que vio morir a su hermano y siguió adelante, o la que se hizo invisible cubriéndose de lodo. O la que renunció a una vida llena de comodidades sólo para servirle a su patria y proteger a su familia —respondió firmemente el teniente.

Al parecer el sabía todo de mi, hasta los detalles más íntimos. Trague saliva, a parte de ser inteligente el teniente Jeff era adivino.

—Yo se quien eres, la hija del Presidente. Pero a mi me gusta más el apelativo de la mujer sin miedo. Si yo, que acabó de conocerte creo en ti, no pudo creer que tu no lo hagas. Tienes todo lo que se necesita para sacar adelante esta operación. ¡Tu eres la única digna!

—No me llene de apelativos y de halagos que no merezco —contesté mirando al teniente—. Lo único que le puedo asegurar es que daré todo de mi para cumplir con el objetivo.

—Eso es mas que suficiente, Osiris. A mi me basta y me sobra —comentó el teniente volviendo la vista a los papeles—. Estos son los mapas que nuestros centinelas han hecho. Aquí están las rutas de escape, no tenemos más información. Una vez adentro todo depende de ti —agregó el hombre guardando los papeles en un maletín bastante grande—. Aquí está todo, y estos son los micrófonos que contienen las celdas con el virus —afirmó el teniente Jeff mostrándome una pequeña caja metálica—. Son pequeños pero altamente letales. Será un golpe que los Shiyloper no esperan, creen que ya estamos derrotados.

—Ahora por favor explícame como funcionan. Necesito saber cada detalle, no puedo cometer errores —le dije al teniente Jeff.
Ya me había metido de lleno en eso, ahora ya nada podría librarme. Mi único deber era hacerle frente a la decisión que había tomado y hacer las cosas lo mejor posible.

—Todo esta en este cuadernillo, estúdialo hoy en la noche, porque mañana mismo el grupo saldrá de Rick Vaill —añadió el teniente mostrándome un librillo rojo—. En cuanto a los micrófonos, son 15 en total. Tendrás que colocarlos en sitios estratégicos de la base, te los señale en este mapa, es una escala de como es el campamento enemigo. Recuerda que no tenemos mucha información, así que hay puntos que pueden ser incorrectos. Luego tenemos esto que es muy importante, es el detonador —continuó señalando un pequeño aparato parecido a un reloj—. Lo activas y colocas la contraseña que es renacer, y después pasará una hora antes del que virus sea liberado. Recuerda sólo es una hora y todo lo vivo que este a menos de un kilómetro morirá.

Esa era demasiada información para un cerebro tan pequeño como el mío.

—Lo entiendo.

—Todo esta en esta maleta, recuerda que tu eres la única que sabe y que puede manipular lo que hay aquí. Nadie más puede tener acceso a los micrófonos y las celdas, es demasiado peligroso. Esta noche dormirás aquí, ya tu familia viene en camino. Te deseo mucha suerte, y creo firmemente que vas a lograrlo. Recuerda que parte de nuestro futuro esta en tus manos.

Antes de darse la vuelta el teniente se giró y me miró con detenimiento.

—Por tu equipo no te preocupes; he escogido a un par de personas que te van a ayudar mucho. En ellos podrás confiar libremente y te mantendrán a salvo.

El teniente salió del lugar dejándome con un lío horrible en la cabeza. Tenía miedo, y no me gustaba tenerlo. Ellos creían en mi y de verdad no quería fallarles.

Me dejaron más de una hora en ese cuarto debatiéndome con mis demonios internos. Unos me empujaban a seguir y otros a desistir. Tan sólo debía ir a buscar a mi padre y el se encargaría de que no me enviaran a esa misión. Más sin embargo algo dentro de mi me guiaba; me decía que podía y que ahora menos que nunca debía rendirme.

La puerta se abrió y lo primero que vi asomarse fue la barriga de Lena. Jordán venía acompañándola, traía su mirada clara de siempre. Últimamente le estaba yendo muy bien, lo habían escogido para que entrenará a un pequeño grupo de soldados.

Aparte tenía una muy buena relación con Cebrián y mi Padre, quien le tenía muchísimo aprecio. Mi papá decía que siempre le iba agradecer que me hubiese cuidado con tanto esmero.

—Hola —saludé a mis hermanos llegando a su lado.

Acaricie la barriga de mi hermana, en parte todo lo que hacia era por ellos, para que tuvieran un futuro.

—Que bueno que pudieron venir.

—Isi ¿Qué pasa? ¿ Porqué todo esta tan raro? —pregunto Lena, había engordado un poco pero no mucho—. Nos hicieron venir aquí y dijeron que no podíamos demorarnos.

— Mañana salgo a una misión en una de las fronteras de Rick Vaill —mentí.

Odiaba hacerlo, pero no quería preocuparlos. Aparte de que me habían prohibido contar algo de la operación renacer.

—Me tendrán allí unos días, así que lo más posible es que no nos veamos en un largo tiempo.

—Isi, ¿Estás segura que es eso?, puedes confiar en nosotros —inquirió Jordán mirándome a los ojos, desvíe la mirada, no quería que descubriera que le ocultaba algo—. Somos tu familia, estamos para ayudarte.

Sentí deseos de contarlo todo, pero me contuve. Era mejor que las cosas siguieran así, no quería que sufrieran por mi culpa.

—No pasa nada, es sólo que me da tristeza separarme de ustedes —murmure abrazándolos —. No quería irme lejos, ni mucho menos dejarlos solos.

—Pero son sólo unos días, de todos modos aquí no nos podemos ver a diario —replicó Lena arreglando mi cabello—. Oye no te preocupes, yo estoy segura que tu sobrino va a esperar a que tu vuelvas para nacer.

El embarazo era complicado. Lo más probable era que naciera antes de tiempo ya que mi hermana tenía un problema grave de tensión alta. Ese era un riesgo inminente en el estado en que estaba.

—Si yo se que el niño va a esperar a que la tía vuelva —susurre sonriendo.

Coloque mi oído izquierdo en la barriguita de Lena para ver si podía oír algo.

—Yo solo quiero que estés tranquila. No te preocupes por mi, volveré en un abrir y cerrar de ojos.

—Claro que si —añadió Jordán con alegría—. Y aquí te vamos a esperar, pequeña.

—Yo lo sé —murmure abrazándolos de nuevo.

No pude evitar que se me llenarán los ojos de lágrimas. Tal vez era la última vez que los veía. Sólo podia pedirle a Dios que me diera la oportunidad de verlos una vez más.

—Los amo, y todo esto es por ustedes...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro