Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 25

—Ofir ya despertó —le dije a Jordán apenas llegue a su lado—. Con ayuda de alguien podrá caminar y rápidamente llegaremos a Rick Vaill.

—Me alegra que Ofir se haya despertado. ¿Te pasa algo? —preguntó mi hermano enarcando una ceja—. ¿Porqué ese tono de voz?

Jordán debió de ser adivino en vez de soldado. Parecía una bruja con uniforme.

—No tengo nada es sólo que me preocupa Ofir. Estamos en un sitio muy peligroso y el aún está muy débil —añadí haciéndome la desentendida—. Quiero que hoy lleguemos todos a Rick Vaill.

—Y así será, pero ¿Qué te dijo el niño bonito cuando se despertó? —cuestiono mi hermano pasándome uno de sus mapas—. ¿Acaso se te declaró?

Lo dicho era una bruja infiltrada en el ejército.

—Claro que… no. No digas tonterías, y lo mejor será que nos pongamos en marcha no hay que perder ni un sólo segundo.

Mi hermano en vez de un soldado parecía un Psíquico. Tenía una capacidad increíble para intuir cosas que no le importaban.

—Como quieras, ¿Tú llevaras a Ofir? —investigó Jordán con su sonrisa burlona—. El chico se sentirá muy cómodo contigo a su lado.

—No lo haré; no tengo fuerza suficiente para sostenerlo —conteste.

Eso era cierto, no era una excusa inventada.

—Yo creo que Ian lo hará. De todos modos estaré cerca por si se le ofrece algo.

***

Decidí caminar en silencio. Sin embargo podía sentir la mirada de Ofir en mi espalda.  Supongo que el se merecía una explicación. Había arriesgado su vida por mi y lo menos que podía hacer era explicarle porque no podía corresponder a sus sentimientos.

No podía pero si quería.

Y mucho.

Iba tan ensimismada en mis pensamientos que no escuche el primer disparo. Pero luego el sonido de más disparos hicieron que todos nos pusiéramos alertas. Eran en una parte alejada.

Nuestra llegada coincidía con la del vicepresidente LatHot. Ese ataque debía ser para ellos.

—¡Todos busquen un refugio y escóndanse! —grito mi hermano haciéndose a un lado—. ¡rápido!

Junto con Ian y Ofir nos escondimos detrás de una gran roca. Debíamos ser muy precavidos; teníamos una gran ventaja y era que las Sloper estaban detrás del vicepresidente y no de nosotros. Así que por hoy no éramos su objetivo.

—¿Falta mucho? —pregunto Ofir haciendo un gesto de dolor.

Tenía su mano alrededor de su herida. Se estaba esforzando mucho y eso podía ser perjudicial para su salud.

—Como 2 kilómetros —contesté acercándome a él.

Había revisado los mapas y Jordán me hizo aprender varias rutas por si llegaba a perderme durante un ataque.

—Déjame revisar tú herida.

—Estoy bien… no te preocupes, sólo me duele un poco —respondió pero su cara decía todo lo contrario—. Además no quiero retrasarlos.

—No importa voy a revisarte…

—¡Silencio! creo que viene alguien —intervino Ian llamando la atención de los dos—. Es del lado del ataque. Voy a ver que pasa quédense aquí.

Ofir respiro de manera pesada. Su dolor iba en aumento. Podía sentirlo por la forma en la que su expresión se desfiguraba.

—¿Te duele mucho? —investigue mientras quitaba la mano de Ofir de su herida.

Levante un poco su camisa y note algo que no me gusto.

—Esta sangrando un poco. Estas haciendo demasiada fuerza.

El seguía con esa expresión tan dura.

—No pasa nada. Hay heridas que duelen más que esta.

—Ofir yo se que debería...

—No digas nada por favor —me cortó abruptamente.

Ni siquiera me miro a los ojos. Era como si estuviera avergonzado, o quizás enojado.

—¿Estás enojado conmigo? —susurre en voz baja.

Ofir esbozó su sonrisa característica. Sentí que el corazón me volvía a latir con normalidad.

—Claro que no. Jamás me podría enojar contigo y menos cuando me miras de la forma en la que lo estás haciendo. Se que te debo una disculpa por haberme sobrepasado hace rato.

Ahora su mirada había vuelto a ser la misma. Como podía disculparse si el no había hecho nada malo.

—Yo te debo una explicación. Sobre porque reaccione así —mi voz apenas y salió de entre mis labios.

—No tienes que explicarme nada.

Lo dijo con tanta tristeza que percibí parte de esa tristeza aflorándose en mi.

—Se lo que vas a decirme; que me quieres como un amigo y que no puedes ofrecerme nada más. Eso yo ya lo sabía. Lo escuche cuando se lo contaste a tu hermano. Sólo que guardaba la esperanza de que las cosas hubieran cambiado.

Se quedó en silencio. Mismo silencio que yo debia romper confesándole lo que sentía.

¿Porqué tenía que ser tan tímida y no podía expresar mis sentimientos?
 
—No te preocupes yo te entiendo, no puedes enamorarte de mi de la noche a la mañana. Yo no he hecho nada para conquistarte, es normal que me rechaces. Eres una mujer difícil y eso hace que te quiera aun más. Me tienes totalmente enamorado y no voy a renunciar a ti por nada en el mundo.

Era sincero podía sentirlo. El corazón me dio un vuelco y no supe porque (o si lo sabia), pero sus palabras lograron emocionarme hasta el punto que se me erizo la piel. Sentía que las manos me hormigueaban y esa misma sensación la tenía en el pecho.

¿Así que eso se sentía?

Estuve a punto de lanzármele encima para no soltarlo nunca.

Sin embargo ahí estaba de nuevo esa miedo latiendo de la misma forma que lo hacia la felicidad.

Me daba miedo amar a Ofir y que los Shiyloper lo asesinaran tal como hicieron con mi padre y con Tobi. Mi alma rota no aguantaría una pérdida más.

—Ofir yo no se que me pasa. Es que siempre he tenido otras prioridades y así va a seguir siendo —tuve la fuerza suficiente para levantar la cara y mirarlo a los ojos—. Y eso tu no puedes cambiarlo.

—Te aseguró que yo —clavo sus ojos azules en los míos—. No me daré por vencido, y si sólo tienes cabeza para tus prioridades; yo seré entonces una de ellas.

Su perseverancia era suficiente para vencer cualquier temor.

—En estos momentos tu ya eres una de mis prioridades; eres muy importante para mi y te quiero —confesé en voz baja.

Ofir se volvió a acercar a mi. Esta vez no lo iba a rechazar. No quiera hacerlo y además quería que el me besara.

Coloque ambas manos sobre su pecho y el me tomo de la cintura con delicadeza. Estábamos a pocos centímetros mirándonos como dos locos enamorados. Me perdí en la paz que me daba el azul de sus ojos; podría jurar que eran iguales al cielo y hasta habían en ellos pequeñas sombras blancas que simulaban las nubes. El parpadeaba con lentitud mirándome a través de esas pestañas negras perfectamente rizadas hacia arriba.

El me apretó un poco la cintura, invitándome a dar el primer paso. Sabía que el no intentaría nada para que yo no saliera huyendo de nuevo.

Me incline un poco para poder alcanzarlo. Era más alto que yo así que necesitaba que se agachara un poquito.

—Será que el par de tortolitos puede dejar sus demostraciones amorosas para otro momento —nos interrumpió Ian mirándonos de reojo.

Ni siquiera me di cuenta a que horas había vuelto. Solté a Ofir y el hizo lo mismo. No quería besarlo con Ian mirándome como un espectador viendo una película. Necesitaba privacidad para poder hacerlo a mi manera y a gusto.

—Acaban de llegar un grupo de cinco soldados y creo que el vicepresidente LatHot viene con ellos.

—¿El vicepresidente? ¿Cómo lo sabes? —interrogo Ofir.

Era evidente que estaba enojado por la interrupción de Ian.

—¿Qué haría el aquí?

—Reconozco a el vicepresidente por la televisión —respondió Ian—. Quédense aquí voy a volver a ir a ver que sucede.

Ayude a Ofir a mantenerse de pie. Debía reconocer que tenerlo tan cerca me emocionaba mucho más de lo que pretendía. Me daban ganas de acariciarlo y de que el hiciera lo mismo.

Yo sólo había tenido un encuentro amoroso: Fue una vez con un muchacho, pero no paso de un simple beso, es más ni siquiera llegue a sentir algo.

No obstante Ofir era un chico demasiado guapo y tendría que ser de piedra para no sentir nada.

Coloque mi brazo alrededor de su abdomen, a la vez que el colocaba su brazo alrededor de mis hombros. Apoyado en mi, dimos un par de pasos hacia donde se encontraba mi hermano y la comitiva que acababa de llegar.

Ofir era muy curioso, en los últimos días había aprendido que los hombres pueden llegar a ser más chismosos que las mujeres.

Los hombres estaban sucios y maltratados. El único intacto era el vicepresidente. Recordaba su cara, siempre como trasfondo en las alocuciones presidenciales.

Era un sujeto de unos 40 a 45 años. Mucho más joven que el presidente. Se decía que no tenia mayor relevancia en el Gobierno, sin embargo ahora al parecer todo dependía de el.

A pesar de verlo sólo en la televisión siempre me pareció un hombre correcto y noble. Había algo en el que hacia que me cayera bien sin siquiera conocerlo.

Lo acompañaba una señorita elegante y bonita. Ella llevaba una ropa muy fina, y a pesar de la situación estaba perfectamente arreglada. Supuse que debería ser su hija, ya que la muchacha no se soltaba de la mano del hombre y era muy joven para ser su esposa.

—¿Qué crees que haya pasado? —inquirió Lena apareciendo junto a Jerjes.

Iban tomados de la mano. No entendía porque seguía insistiendo en que no lo amaba.

—Supongo que los atacaron y tuvieron que huir, en pequeños grupos —contestó Ofir.

Cada vez me costaba más sostenerlo. Yo no era Ian, yo no tenía su fuerza.

—Jerjes puedes ayudarme por favor, no puedo sostenerlo muy bien.

—Si claro —respondió Jerjes agarrando a Ofir—. Jummm, estas muy pesado y eso que estamos a dieta.

—¿Quien será la muchacha bonita? —interrogo mi hermana, estirándose para ver mejor—.  La ropa que trae vale una fortuna.

—Es Indira LatHot. La hija del vicepresidente, le encanta estar a la moda —espetó Ofir.

Me sorprendió que conociera a la hija del vicepresidente de nuestro país; al ver mi cara de desconcierto, aclaro mis dudas.

—La conocí hace unos meses en un evento que realizó el Gobierno.

—Bueno, sólo espero que su llegada no nos traiga más problemas —agregó Jerjes suspirando con fuerza—. Las Sloper  los están cazando y roguemos para que no los encuentren.

Jordán se acerco a nosotros, venía muy apurado. Los nuevos miembros del equipo emprendieron la marcha, y mi hermano dio la orden de que los demás los siguiéramos.

—Hay que seguir. Estamos demasiado cerca de la frontera, una hora a mucho —soltó mi hermano. Su voz era rígida y grave—. Debemos movernos. No quedan más soldados, los demás ya cayeron. Además el coronel Cebrián no quiere exponer la vida del vicepresidente.

—El nos pone en riesgo a todos —bufó Lena alzando los hombros—. Las Sloper no descansarán hasta asesinarlo.

—Lo se, pero el vicepresidente LatHot es la única persona con la capacidad de dirigir una nación —repuso Jordán.

Observe a el hombre, debía de ser un sujeto muy inteligente.

—Y lo más probable es que el sea la única opción de sobrevivir que nos queda.

—Entonces debemos procurar que no le pase nada, hay que seguir —añadí tomando a Lena de la mano, la mire a los ojos—. Mantente cerca de mi, no quiero que te alejes.

Mi hermano siguió a la cabeza del grupo. Jerjes continuo ayudando a Ofir. Unos cuantos metros más adelante iba el vicepresidente y su hija, rodeados de soldados.

Se veían tan unidos. Me acordé de mi padre. Intente que la congoja no se me notará mucho. Ojalá y mi papá estuviera vivo.

Deseaba que estuviera allí con nosotros. Pero no era así; mi padre había muerto de la forma más ruin. Ni siquiera tuvo una tumba, un lugar en el cual pudiera llorarlo, y que decir de Tobi. El murió y no pude ver su cuerpo, era tan pequeño, era un niño.

Las Sloper habían acabado con mi familia en un segundo. Se habían llevado a las niñas y empezaba a creer que ellas también habían corrido con la misma suerte de mi padre y Tobías.

No era justo, el mundo era maravilloso antes del ataque de los Shiyloper. Ahora sólo nos habían dejado cenizas, un mundo en ruinas, un mundo sin futuro.

Todos habíamos perdido algo. Pero aún teníamos nuestra libertad.

—Haz un esfuerzo, ya vamos a llegar  —murmuro Jerjes.

Mire hacia atrás y vi los gestos de dolor que hacia Ofir. Estaba sudando y me preocupaba que tuviera fiebre.

—Hay que descansar un poco —le dije a Jerjes.

Tome el rostro de Ofir en mis manos. El intentó sonreírme, pero sabía que estaba sufriendo.

—Ponlo en esta roca, esta muy débil.

—Debemos seguir, es muy peligroso parar en este momento —espetó Jerjes.

Sus ojos se posaron en mi hermana. Estaba preocupado y con obvia razón.

—Nos queda muy poco para llegar.

—¿Qué haremos? —cuestiono Lena—. Es muy peligroso estar acá.

—¿Acaso no lo vez? —replique mientras tocaba la frente de Ofir—. Tiene demasiada fiebre y esta muy débil. No aguantará dar un paso más.

—Estoy bien —susurro Ofir, claro que eso no era verdad—. Haré un último esfuerzo…

El era muy fuerte pero su estado de salud lo superaba.

—Esta bien —concedí acariciando su rostro—. Voy a ayudarte. Intenta no hacer tanto esfuerzo y mantente despierto.

Me coloque a el otro lado de Ofir y apoye su brazo sobre mi hombro. Cada paso se hacía mas difícil, por lo accidentado del terreno y por que cada vez Ofir perdía más fuerza.

Escuche el grito de uno de los soldados que iba cerca del vicepresidente. Luego dos de los escoltas, cayeron de bruces contra el suelo. El ataque venía de todas partes y era imposible esconderse.

Los disparos no se hicieron esperar.  Esta vez fue diferente, varios misiles se dirigían a las Sloper y lograban derivarlas. Habían llegado también dos helicópteros que apoyaban a los soldados en tierra. El grupo se movió rápidamente y empezamos a quedarnos atrás.

Lena estaba muy asustada y no podía arriesgarla. Debíamos correr hacia la seguridad de Rick Vaill. Pero no podía abandonar a Ofir, eso era algo que no era capaz de hacer.

 
 
 
 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro