Capítulo 28
Me levanté por la mañana me aseé y me vestí, quería salir cuanto antes hacia casa. Estaba a punto de salir cuando vi que Draco aterrizaba en mi terraza con su forma medio humana.
- ¡Vaya! Sí que has madrugado, ¿estás lista? - me dijo.
- ¡Sí!, ¿Cuándo nos vamos? - le pregunté.
- Ahora mismo si quieres, te he traído esto - me tendió una especie de mochila.
Miré dentro, había comida y dinero, un montón de dinero, pero dinero humano, miré a Draco sin comprender.
- Me lo dio el Rey, me dijo que tú sabrías qué hacer con ello, antes de ir a tu casa me ha pedido que pare en un lugar para que compres ropa y cosas humanas.
- Qué considerado - dije.... ¡Qué bonito! Pensé. Luego recogí un par de cosas y las añadí al interior de la mochila.
- Procura no mancharme las crines cuando comas, ¿vale? - hice un ruidito al intentar no reírme - ríete pero cuando vuelvas te obligaré a lavarme una por una mis escamas si me manchas. Asentí muy seria. Lavar a un dragón tan grande como él me llevaría una eternidad, mejor hacerle caso.
Draco se transformó en dragón y yo salté desde mi terraza aterrizando en su lomo. Pusimos rumbo mar abierto. Como en otras ocasiones el castillo se empezó a ver muy pequeño así como el Reino de los Dragones pronto no se vio nada. ¡Casa! ¡Me voy a casa!!.
Seguimos volando durante todo el día increíblemente rápido, nos paramos en una cueva para pasar la noche, hicimos fuego y compartimos la comida que llevaba en la mochila, estuvimos hablando un rato y me preguntó por mi familia, le conté todo lo que se me ocurrió de ellos, él me escuchaba indulgente y se rió con mis anécdotas. Al día siguiente después de desayunar un poco nos pusimos nuevamente en marcha al caer la noche volvimos a pernoctar de nuevo. Llegamos durante la mañana del tercer día, Draco me dejó en una montaña en cuya base había un centro comercial, estaba en casa, en el mundo de los humanos.
- Nos separamos aquí, pequeña - me dijo.
- ¿No vas a venir conmigo? - le pregunté.
- No, no me acercaré a ningún humano si puedo evitarlo. El Rey me dijo que a partir de aquí podrías seguir tú sola hacia casa - asentí confirmándolo. Draco me abrazó y le devolví el abrazo - Deseo que disfrutes por lo que tanto has luchado, pequeña. Pero vuelve pronto, el Reino no será lo mismo sin ti.
- Volveré Draco, te lo prometo - le dije con lágrimas. Me besó en la frente y remontó el vuelo transformándose en dragón.
Bajé caminando la montaña, me sorprendió ver la basura en el campo, en el Reino de los Dragones no había basura tirada y aquí en mitad del monte se arremolinaban papeles, colillas y desperdicios en los laterales de las sendas.
Llegué al gigantesco centro comercial lleno de coches y gente, el ruido era excesivo para mí acostumbrada al escaso ruido en la escuela y el castillo. La gente iba y venía hablando y gesticulando, me sentía como si estuviese enfrente de un escaparate, miraba a todo el mundo y todo me resultaba extraño. Muchas cabezas se volvían a mi paso y me miraban de arriba abajo, me sentía violenta porque no sabía si era por mi ropa o por mi aspecto. Vi una sucursal de un banco y entré, me hice con una tarjeta de crédito que cargué con parte del dinero que llevaba en la mochila, mi pasaporte estaba dentro de la mochila, afortunadamente la chica que me atendió no se dio cuenta que estaba caducado pues estaba muy ocupada mirándome a la cara todo el rato. También había un hotel al lado del centro comercial y pedí una habitación, necesitaría un sitio donde pasar la noche para salir mañana en dirección a mi casa. Una vez que hice toda esta logística me fui de compras, con aquella ropa blanca parecía que iba disfrazada de jedi... Compré ropa básica, vaqueros, camisetas, botas, blazer, abrigos y luego ropa interior y pijamas y su parafernalia. Me compré también maquillaje y cosas de aseo. Hacía tanto tiempo que no compraba que me costó diferenciar los productos. Volví al hotel y me di una ducha, incluso el agua me parecía distinta... Al día siguiente estrené mi recién comprada ropa. Unos vaqueros azules y una camiseta blanca, unas botas negras y una blazer del mismo color, me apliqué maquillaje y me hice una coleta larga, el pelo me caía por toda la espalda. Metí todas las cosas en la nueva maleta y por último me puse al hombro mi nuevo bolso con mi recién adquirido móvil. Debía ser mi aspecto lo que llamaba la atención porque al llegar a la recepción el recepcionista no era capaz de articular palabra, ¡genial! Iba llamando la atención. Conseguí por fin alquilar un coche y me puse en marcha. Afortunadamente no me costó mucho recordar cómo se conducía. Estaba a 200 km de casa, puse la aplicación de navegador de mi móvil y recorrí los últimos kilómetros hasta mi casa.
Llegué al barrio residencial donde había crecido, era un barrio bonito, de clase media-alta, con casas blancas, césped bien cortado y grandes coches aparcados en la puerta. La casa de mis padres tenía el mismo aspecto de siempre, bien cuidada y con aspecto hogareño. Aparqué el coche y me bajé, estaba nerviosa, no había avisado de que llegaría, apreté el timbre y esperé.
Mi madre me abrió la puerta y las dos nos quedamos impresionadas al mismo tiempo.
- ¿Senda? - me dijo con su voz de siempre.
- ¡Mamá! - y me eché en sus brazos. Un hombre apareció detrás de mi madre.
- ¿Quién es mamá? - cuando me vio se llevó la mano al corazón y luego me abrió los brazos, pasé de los brazos de mi madre a mi padre.
Me abrazaron, me besaron, lloramos, reímos y volvimos a abrazarnos y a besarnos, estuvimos así un rato largo hasta que conseguimos serenarnos lo suficiente. Era el momento por el que había luchado todo aquel tiempo, verme de nuevo en casa, en brazos de mis padres, era feliz.
Mi madre se ofreció a hacernos café, la seguimos a la cocina mientras con manos temblorosas preparaba la cafetera. Mi padre no dejaba de tocarme la cara y de sonreírme.
- Te hemos echado de menos, hija - me dijo mi padre. Hija... ese nombre me sonaba a gloria. - Has cambiado, muchísimo, ¿verdad mamá?. - Mi madre asintió todavía en estado de shock.
- Vosotros también habéis cambiado, papá, pero estoy feliz de estar en casa por fin, parece que hace una eternidad que me fui.
- Han pasado quince años, cariño - me dijo mi madre - para nosotros ha sido una eternidad.
Me quedé petrificada en el sitio, ¿quince años?, no hacía tanto, ¿o sí?. ¿Tantos años?. Miré a mis padres, estaban mucho más viejos de lo que yo recordaba, la casa también estaba distinta, pero tantos años.... En el mundo de los humanos quince años eran muchos, en el de los dragones apenas un suspiro.
- ¡Estás guapísima! - me dijo mi padre - ¡si pareces una adolescente! Incluso creo que eres más alta, o yo más bajo, ¿no crees mamá? - me dijo asombrado.
- Es el frío del polo sur, papá, te conserva joven. - Le dije sin saber qué decir.
Yo había cambiado mucho, mi aspecto era muy extraño para una persona de la edad que me correspondía, en el mundo de los dragones seguía siendo una niña.
- ¿Cómo están todos?, ¿y mis hermanos? - pregunté ansiosa.
- Espera, les llamaré, les diré que cenamos esta noche en casa, tienes a mucha gente que conocer - me dijo mi madre animada. Se fue de la cocina a hacer llamadas para prepararlo.
- ¿Qué tal todo este tiempo entonces? - me preguntó mi padre mientras me servía el café. Di un sorbo intentando encontrar algo que decir, el café estaba amargo y sabía a tierra, ¡buf! ¡Era terrible!
- Es un trabajo interesante papi, trabajar en plataformas petrolíferas ha sido divertido y apasionante. - le mentí.
- ¡Vienen todos! - entro mi madre muy excitada - Esta noche cenaremos todos en casa!
- ¡Estupendo!, puedo ayudarte en lo que necesites - le dije - soy toooooda tuya. - Mi madre se acercó y me abrazó por detrás, olí su perfume, no había cambiado, ni sus amorosos abrazos ni sus sentimientos.
- Solo quiero que estés cerca de nosotros mientras te quedes, lo demás, no es importante.
- Mami, no sabes la de veces que he soñado con este momento - me quedé disfrutando del amor verdadero de una madre, del cariño incondicional, cuánto lo había echado de menos.
Mi madre me llevó a una habitación, la mía había sido desmantelada años atrás y sinceramente lo prefería así, me era difícil volver a ser Senda Craine por el momento.
Luego fuimos a comprar la comida de la noche, la gente seguía mirándome estupefacta...
- No sé que miran tanto, ni que tuviese sucia la nariz - le dije a mi madre.
- ¡Senda! Te miran porque eres hermosísima, hija, ¿no has visto lo guapa que estás?
- No... no suelo mirarme mucho en el espejo, la verdad - confesé.
Volvimos con las cosas, cargué todas las bolsas con una mano y mi padre me dijo.
- Sí que hacéis ejercicio en esas plataformas, debes llevar fácilmente 40 kilos en esa mano.
- Sí, jajajajajaj...., solté las cosas en la cocina - me resultaba difícil todo aquello.
Al ponerse el sol empezaron a llegar mis hermanos y mis hermanas con sus respectivas familias, habían tenido hijos y era tía de un montón de niños pequeños, pero incluso mis sobrinos mayores habían tenido hijos. Por lo que también era tía abuela, aquello era increíblemente divertido. Todos se quedaron asombrados de mi cambio físico.
- ¡Eres tú Senda!, vaya cambio, estás estupenda, eres guapísima - me reía e intentaba quitar importancia a todo.
Habíamos terminado de cenar y tomábamos el postre en el salón, había ido a la cocina por más servilletas cuando oí que llamaban a la puerta. La abrí pensando en algún vecino y me quedé parada en el sitio. Arco, mi Arco, estaba en la puerta, en la puerta de mi casa, vistiendo ropa normal y mirándome con una sonrisa.
- ¿Quién es hija?, ¿quién ha llamado?. - Mi madre salió detrás de mí, también se quedó impresionada por el aspecto imponente del hombre que estaba en la puerta - ¿Quién... quién es usted? - Arco y yo dijimos al mismo tiempo:
- Mi jefe.
- Su prometido. - Y nos miramos enfadados por la confusión. - ¿Senda? - me advirtió Arco con su mejor tono de Rey.
- Mamá, te presento a Arco.... Arco.... Arco Calem! - me inventé, los dragones no tenían apellidos y usé el nombre de su Casa - Arco es mi jefe, allí en la plataforma, la cosa... donde trabajo - estaba desvariando pero ¿qué podía decir?.
- También soy su prometido Sra. Craine, es un placer conocerla - dijo Arco y extendió su perfecta mano hacia mi madre que la cogió haciendo un ruidito de placer.
Mi padre apareció también en la puerta y se nos quedó a todos mirando, pero sobre todo se nos quedó mirándonos a nosotros, a nuestro aspecto tan parecido, altos, sin arrugas, sin marcas....
- ¿Me vais a presentar? - dijo después de unos instantes. Me puse al lado de Arco muy nerviosa.
- Papá, él es Arco Calem mi... mi.... Jefe - no sé porqué dije jefe.
- Soy su prometido Sr. Craine, es un placer - respondió con mucha calma pero me miró furibundo.
- ¿Prometido?, Senda! No nos habías dicho nada! Y mucho menos que iba a venir - se me habían acabado las ideas, me quedé parada sin decir nada.
- Lamento presentarme así Sres. Craine, quería dar una sorpresa a Senda, supuse que a estas alturas ya les habría contado quién era yo - me miró como advirtiéndome que lo pagaría.
Mi familia salió en tropel al escuchar palabras como 'jefe', 'prometido' y sorpresa. Todos se quedaron impactados al ver a Arco.
- Esto.... Familia, os presento a, a.... Arco Calem, mi... mi..... - sentí que Arco me agarraba el brazo a modo de advertencia - mi prometido.
Todos empezaron a felicitarnos y a saludar a Arco, imponía tanto que nadie pudo abrazarle e iban educadamente dándole la mano, mis hermanas me rodearon para cuchichearme que era guapísimo y mis hermanos me preguntaron si quería que le partiesen las piernas. Volvía respirar tranquila.
- Arco, estamos tomando café, ¿quieres unirte? - le invitó mi madre. Pasamos todos al comedor de nuevo y Arco se sentó conmigo en el salón.
- Decidnos, ¿cómo os conocisteis?, ¿Cuándo es la boda? - me preguntaron. Me volví a quedar parada y miré a Arco buscando ayuda, él bebía tranquilamente de la taza sin visos de echarme una mano. ¡Maldito Escamoso!
- Esto... Arco es mi.... Jefe - bueno es mi Rey así que más o menos es lo mismo, ¿no? - y... allí... en la cosa... ¡plataforma!... es decir, donde trabajo... pues es mi jefe y bueno, ya sabéis.... - ¿el qué, el qué, el qué????, ¿qué digo????
- ¿Os enamorasteis? - dijo una de mis hermanas.
- ¡Eso!, así fue - dije, la verdad es que no era tan difícil, ¿no?
- ¿Y tu anillo Senda?, ¿Dónde está? - me pregunto otra de mis hermanas. Pues sí, sí era difícil.
- ¿El anillo?, el anillo.... - miré hacia mis manos desnudas - es que, el anillo.... Pues el anillo...
- Lo he recogido de la joyería querida, ya lo he estrechado - dijo de pronto Arco, me quedé mirándole como una lela como diciendo 'de qué narices hablas???' pero sacó de su bolsillo una cajita y me lo tendió. Miré la caja y la abrí, un enorme, gigantesco y fantástico anillo de diamantes estaba dentro de la caja, se me abrió la boca de la sorpresa, ¿qué era eso?????? - creo que ahora es perfecto para ti - me dijo pomposo - ¿puedo ponértelo?
Asentí nerviosa y le di mi mano, Arco cogió mi dedo anular y puso el fabuloso anillo en el dedo, era ¡precioso!. Mi familia aplaudió y nos volvió a felicitar. Yo seguía alucinada, ¿Arco me había comprado un anillo?????
Pronto la conversación se dirigió a recordar las situaciones graciosas que nos habían pasado en nuestra niñez, los niños jugaban alrededor nuestro y mis hermanos desgranaban una tras otra trastadas que habíamos hecho, acabaron hablando incluso de mi nacimiento y mi estancia en el hospital.
- ¿Sabes Arco?, me recuerdas mucho a un hombre que conocí en el hospital, se pasaba horas mirando las cunitas de los bebés mientras dormían en la maternidad. - contó, yo me puse colorada, ¿de verdad me había ido a ver siendo bebé?, le miré de reojo pero él solo sonreía y asentía educadamente.
- ¡Qué siniestro mamá! - dijo uno de mis hermanos - un hombre mirando bebés, a ver qué querría.
- La verdad es que no me dio mala impresión, cogí a mi bebé un día porque estaba llorando y me pidió que si lo podía coger, no sé muy bien porqué pero se lo di, y cariño! - me dijo - paraste de llorar y le miraste, parecía que incluso querías tocarle la cara - mi hermano hizo una mueca de 'qué trola' - ya... ya sé que era un bebé de dos días pero parecía como si le viese de verdad y él parecía feliz por mi bebé. Le vi dos veces más y desapareció así que no creo que fuese mala persona.
- Bueno mami, deja ya de hablar de mí - le dije a mi madre - contadme novedades! - cogí mi taza de café repugnante y me dispuse a beberlo.
- Hará como unos cinco años conocimos al hermano gemelo de tu abuelo - me atraganté y escupí y mi café voló hasta la cara de unos de mis cuñados - ¡Senda! Hija ten más cuidado!! - dijo mi padre.
- Lo siento, lo siento - mi cuñado me levantó la mano para decirme que no pasaba nada - ¿hermano gemelo?, el abuelo no tenía un hermano gemelo papá.
- ¡Oh! Atham es un hombre magnífico - me llevé la mano a la boca de la sorpresa - tenemos una relación cordial con él, se conserva bastante bien para la edad que tiene, es un poco como vosotros, alto y con ese aspecto que tenéis - miré a Arco que estaba escuchando a mi padre tranquilamente.
- Vaaaaaya.... Atham..... y ¿se presentó un día buscándoos?
- Pues sí, mi sorpresa fue grande pero básicamente sí, me dijo que se acababa de enterar de que tenía un hermano gemelo y venía a buscarlo, le dio muchísima pena saber del fallecimiento del abuelo, pero ha sido una gran incorporación a la familia.
Reprimí las arcadas por respeto pero me sentía traicionada, ¡maldito viejo Morlan!. Se hizo tarde y mis hermanos se fueron con sus respectivas familias. Mi madre le preguntó a Arco dónde se alojaba y él le dijo que tenía reserva en un hotel cercano. Mi madre se opuso a eso y le insistió en anular la reserva y que se quedase con nosotros en casa, ¡en casa!, pero ¿qué locura?
- Vamos, ¡sois mayorcitos! podéis quedaros en la habitación de ella tranquilamente, anula la reserva Arco, no quiero que te muevas de aquí.
Mi padre fue con Arco hasta su coche para coger las maletas mientras que él, ¡con su propio móvil! Anulaba la reserva en el hotel. ¡Guau! ¡El Rey de los dragones con móvil!!!
- Es muy guapo cariño - me dijo mi madre mientras recogíamos la mesa - ¿estás muy enamorada? - me preguntó.
- Mucho mami - le contesté - a veces creo que demasiado.
- Eso es bueno, hija.
- ¿Tú crees?, creo que no debería quererle tanto, no creo que sea bueno depender tanto de una persona.
- El amor no solo son mariposas en el estómago, también es confianza.
- ¡Mamá! No sabes lo que te he echado de menos!!! - le dije abrazándola.
Arco y yo subimos sus cosas a mi habitación, era todo muy extraño estar con él en esa situación tan normal como subir una maleta a la planta de arriba. Mis padres nos desearon buenas noches y se metieron en su habitación, Arco y yo hicimos lo mismo. En cuanto cerramos la puerta me agarró y me besó con pasión.
- ¿Qué haces aquí? - le pregunté susurrando, por nada del mundo me gustaría que mis padres se enterasen de quien era.
- Creí que te haría ilusión - me dijo separándose.
- ¡Sí!... no! ¿por qué les has dicho que eras mi prometido????
- Senda... - dijo mirándome todo serio - soy tu prometido. En breve nos casaremos, creo que es justo que tus padres lo sepan, ¿no?. ¿Por qué quieres ocultarlo? - se dio la vuelta enfadado para abrir su maleta - otra vez con lo mismo, ¿por qué no quieres que la gente sepa que estamos juntos?
- Pues porque, porque... ¡mírate! ¡Y mírame a mí! Todos preguntarán por qué estás conmigo y luego murmuraran y no me gusta que hablen de mi como si te hubiese cazado o algo así!!! - Arco me rodeó entre sus brazos.
- Sigues sin verte, ¿verdad? - me dijo - de acuerdo, seguiré teniendo paciencia contigo sobre este tema. Pero... - modo Rey activado - no voy a permitir que ni tú ni nadie cuestione mi próximo matrimonio, ¿está claro aprendiz? - asentí nerviosa - De acuerdo, ¿vas a lavarte tú los dientes primero o lo hago yo?
Me quedé anonadada, el gran Rey de los Dragones, ¿se lavaba los dientes????. Arco se echó a reír y se metió en el baño, cuando terminó entré yo y me aseé. Él ya estaba en la cama leyendo un periódico... qué estampa tan normal... me metí a su lado con cierta vergüenza y me atrajo hacia sí hasta que apoyé mi cabeza en su pecho desnudo y puse mis piernas sobre las suyas.
- ¿Cómo es que conoces el mundo de los humanos tan bien?
- Olvidas que tengo muchos más años que tú, querida mía.
- Eso ya lo sé, pero.... ¿sabes manejar un móvil? - me besó en la frente.
- Déjalo ya querida.
- ¿Tienes cuenta bancaria?, ¿eres capaz de utilizar un ordenador? - me pellizcó el trasero con la mano que me acariciaba la espalda.
- Vale, vale.... ¿Arco? - me miró otra vez - ¿sabías que han pasado quince años?
- Sí - me dijo rotundo.
- Por favor, no dejes que vuelvan a pasar otra vez.
- Te prometo que te traeré a verles regularmente... - sonreí y le besé el pecho - ¿contenta?
- Sí....
Dormí como hacía tiempo que no lo hacía, en brazos de Arco, en casa de mis padres... creo que en ese momento no podía ser más feliz.
Al día siguiente nos levantamos, era muy extraño levantarme con él dentro de esa rutina de normalidad, quién entra al baño, cógeme eso... Una vez que nos hubimos duchado y vestido bajamos a desayunar. Arco se había puesto unos vaqueros y una camiseta y.... ¡pero cómo era posible que todo le quedase tan bien!!!. Me puso el brazo sobre los hombros y entramos así en la cocina, el aroma del café nos envolvió. Les di un beso en la mejilla a mis padres, mi madre había hecho tortitas y tostadas y nos sentamos a comer. ¿Por qué allí todo sabía mal?, no recordaba que la comida de mi madre supiese de esa manera, era como cartón. El café seguía sabiendo a tierra y el azúcar parecía que se me clavaba en el paladar.
- ¿Tenéis algo pensado para esta mañana? - nos preguntó mi padre. Arco negó con la cabeza.
- Los chicos y yo vamos a ir esta mañana a 'McArthur & Son', es una tienda de construcción que está a las afueras. Colaboramos en un proyecto de construcción de casas para personas con pocos recursos y vamos a comprar material. ¿Quieres venir? - le dijo a mi perfectísimo Rey.
- Me parece bien, les acompañaré.
- Senda cariño, para nosotras también hay planes - mi madre me miraba pero yo miraba todavía a Arco, ¿se iba a ir con mi padre a una tienda de bricolaje? - ¡Senda! - volví a la realidad.
- Perdona mami, me distraje, ¿decías?.
- Esta noche hay una fiesta, los padres de Kayla celebran su cincuenta aniversario. Te acuerdas de Kayla, ¿verdad?. Quedé con su madre en que les ayudaría a decorar el salón para esta noche, estamos todos invitados. Me gustaría que vinieses conmigo. - miraba a mi madre como si fuese marciana.
- Esta noche... fiesta de compromiso... salón decorado... Kayla... - repetí sin pensar, había palabras que no había usado en años. Dragón original, hordas de monjes durmientes, lagartijas esclavizadas, guerras milenarias... eran mis palabras cotidianas. - Claro mamá, iré contigo.
Después del desayuno Arco y yo esperamos a mis padres en el jardín para irnos con ellos.
- Gracias por esto - le dije a Arco.
- Exactamente, ¿por qué? - me preguntó mientras me rodeaba con sus brazos.
- ¿Por ir a pasar la mañana con un humano a una tienda de bricolaje? - le pregunté mientras le besaba en la boca.
- De nada entonces - y me besó él nuevamente.
- Me parece todo tan extraño - le dije mientras miraba hacia mi casa - Hay veces que esto me parece un sueño y otras que el Reino de los Dragones es el sueño. Creo que me está costando un poco.
- Senda - se separó de mí - se que puede ser un poco abrumadora la situación pero debes centrarte en que esto será una situación transitoria. Dentro de unos días deberemos volver, tú a la escuela para continuar con tu formación de aprendiz y yo a mis deberes reales. Tendremos que volver a la guerra contra las salamandras, al inminente peligro de esas hordas de monjes, tenemos que averiguar cómo liberar al Original...
- Sí... lo sé... pero... míranos! En el jardín de una casa normal, en una ciudad normal, llevando una vida normal... ¿no sería hermoso? - Arco me abrazó y me dio la vuelta para poner mi espalda contra su pecho. Acercó su boca a mi oído y me susurró.
- ¿No la sientes? - me dijo - tu esencia, recorriendo tu cuerpo, esperando para salir, quemándote por dentro - según me decía las palabras la furia que había dentro de mí se removió - ¿acaso no sientes a todos los seres vivos cerca de ti?, ¿no sientes que podrías enlazarte con cualquier animal? - tenía razón, podría decir cuántas ardillas había en el jardín o cuantas personas habitaban en la casa de enfrente... - No somos normales Senda, somos dragones, pertenecemos al Reino de los Dragones, no podemos llevar una vida humana porque nosotros mismos no lo permitiremos, no nos parecemos a ellos, estamos hechos de viento, de fuego, de lucha... de sangre. Llevamos miles de milenios protegiendo nuestro reino, el planeta, protegiendo a los humanos, somos guerreros, soldados, no somos normales Senda. - Me di la vuelta hacia él con el corazón a mil intentado que mi esencia no saliese disparada de mi cuerpo. Tenía razón, no éramos normales y esto era el sueño. Asentí suavemente.
- De acuerdo.... - depositó un besito en mi nariz - al menos dime, ¿por qué sabe tan mal toda la comida?
- Ah! eso..., los humanos envenenan todo lo que tocan, utilizan químicos para procesar su comida y nuestros cuerpos lo rechazan. No creo que mientras estés aquí puedas comer algo a tu gusto. - Me contestó.
- Pues qué fastidio, me han estropeado el gusto por la comida de mi madre... Bueno, iré a ver qué hacen, a ver por qué tardan tanto.
Entre en casa por la cocina, no quería hacerlo, pero se había convertido en parte de mí el intentar no hacer ruido al andar o al moverme para no ponerme en peligro con las lagartijas. Mis padres estaban en el salón hablando y les oí:
- Está tan cambiada... parece ella, pero al mismo tiempo no lo parece - decía mi madre.
- Es Senda mamá, al menos la hemos recuperado - decía mi padre.
- Eso sí, pero ¡su cuerpo!, sé como era el cuerpo de mi niña, está demasiado alta y ese aspecto que tiene, pero si su piel está más tersa que la de Tracey y Tracey tiene diez años!!!
- Ha vuelto y se la nota contenta - dijo mi padre - y su novio, bueno, pues es....
- ¿No te dan ganas de hacerle una reverencia cuando le ves?, tan alto, tan imponente, tan... no sé, tiene ese aspecto de magnificencia - dijo mi madre, me reí en silencio ante la descripción de Arco.
- La verdad es que impone un poco, es perfectamente educado, pero no sabes si te habla a ti o va a hacer un acuerdo internacional en la ONU. Y la llama 'querida' con ese tono de posesión... de 'es mía y no la puedes tocar' - imitó el tono de Arco.
- Ya lo he visto, está pendiente de todo lo que hace Senda. Si se levanta la mira, si se sienta la mira, si dice algo la mira... y esa extraña sensación de que le conozco...
- Me recuerdan mucho a Atham, ¿verdad?, tienen ese aspecto tan...
- ¿Gélido? Quizá debería irme yo al Polo Sur para ver si rejuvenezco - dijo mi madre y se río de su broma.
- Senda parece menos... - empezó mi padre.
- ¿Enfadada? - dijo mi madre - sí, ya no tiene ese aspecto de empezar a pegar gritos en cualquier momento como antes.
- Sí, es como si se le hubiese pasado aquel terrible carácter - admitió mi padre, me sentí un poco culpable porque me hubiesen tenido que soportar tantos años.
Fui hacia atrás e hice ruido con la puerta, escuché que mis padres dejaban de hablar y entré en el salón.
- ¿Estáis preparados?, os estamos esperando - les dije. Me sonrieron y me dijo mi madre.
- Ya vamos cariño, estaba cogiendo mi bolso.
Salimos y nos estaba esperando Arco delante de los coches, me besó posesivamente delante de mis padres y me ruboricé como una colegiala, luego él y mi padre se fueron. Me puse al volante del coche de mi madre y esta me fue dando indicaciones.
Llegamos hasta un salón donde había globos en la entrada. Mi madre y yo entramos, una de mis hermanas ya estaba allí con un montón de globos en sus manos.
- Mamá, habéis tardado mucho - nos dijo - toma Senda, ayúdame a colocar los globos.
Estuvimos poniendo globos toda la mañana, luego vinieron las mesas, las sillas, el escenario... De repente entraron la señora del aniversario y la tonta de su hija Kayla, fui con mi madre y mi hermana a saludarlas.
- ¡Senda! ¿qué haces por aquí? - me preguntó Kayla con su típica estupidez - sinceramente creí que te habría pasado algo y te avergonzaba volver... jajajajaja.
- Hola Kayla, me alegra volver a verte - ¡mentira!, ¡mentira!, so boba....
- ¡Pero si te has operado de todo!, me tienes que decir el nombre de tu cirujano - se echó a reír. Me di media vuelta y me fui dejándola con la palabra en la boca, la escuché decir 'maleducada' pero no le hice caso.
A mi madre también debió sentarle mal porque a los cinco minutos estábamos rumbo a casa, compramos el pan para comer y llegamos para ver a mis hermanos, a mis cuñados, a mi padre y a Arco en un partido de baloncesto en la cancha que hay en mi casa.
- Arco se ha integrado bien, ¿no crees? - me preguntó mi madre. Yo estaba ojiplática, ¿desde cuándo el Rey de los Dragones sabía jugar al baloncesto?. Todos estaban sudando, con el pelo sucio y despeinados, todos salvo mi perfectísimo Rey que parecía sacado de un anuncio de Nike.
- Sí, eso creo...
- Bueno chicos, venga, a la ducha todos y luego a comer, voy a preparar la comida - dijo mi madre dando por concluido el juego.
- ¿Has pasado una buena mañana? - me preguntó Arco mientras me besaba.
- ¿Desde cuándo juegas al baloncesto Escamoso???? - se echó a reír.
- Senda, tengo miles de años y ¿crees que no he tenido tiempo para aprender?.
- A lo mejor eres un poco viejo para esto, ¿no? - Arco me cogió y me lanzó al aire de repente como si fuese una niña pequeña. Reí cuando volvió a cogerme.
- Quizá debería de mostrarte que no soy tan viejo - me dijo bajando el tono.
- ¿Es una promesa? - le dije con mirada pícara.
- ¡Eh! ¡Parejita! Mamá dice que vengáis a comer - dijo mi hermano. Arco le miró enarcando una ceja - Es decir, solo si habéis acabado, claro, que si por favor podéis venir - Se corrigió avergonzado, ¡buf! Modo Rey activado.
- Voy a darme una ducha rápida y ahora bajo, ¿de acuerdo? - asentí y fui a ayudar a mi madre con la comida.
Estábamos casi todos reunidos en la mesa de nuevo comiendo, hablando riendo.... Me encantaba estar allí con ellos, había estado tanto tiempo sola y les había añorado tanto... Arco contestaba educadamente a los demás, aunque no lo hiciesen a propósito no conseguían ser naturales delante de él, eso no parecía importarle mucho, pero a mí me hacía gracia. Llevaba tanto tiempo siendo Rey que exudaba esa capa de poder que llevaba encima. Le pregunté a mi madre si esperaban la visita de Atham y me dijo que no, suspiré aliviada, si después de todo me encontraba al viejo Morlan en mi casa me pondría a gritar.
Por la noche nos preparamos para ir a la fiesta, la verdad es que no me apetecía nada pero mis padres insistieron. Cogimos el coche de Arco, era enorme y carísimo, nunca había pensado que el Rey tuviese gustos tan caros y llegamos hasta el lugar de la fiesta con mi padre sentado delante y mi madre y yo sentadas detrás.
- Senda... sé que Kayla no te cae muy bien, pero... ¿podrías no pelearte con ella esta noche? - supongo que se refería a que no perdiese los papeles.
- Claro mami, no te preocupes, últimamente dejo mi ira para otros menesteres - Arco me miró por el espejo retrovisor y me sonrió.
Mis padres entraron y les saludaron con grandes gritos, detrás entramos Arco y yo, en el salón se hizo el silencio, la gente nos miraba asombrados, empezaron a murmurar a nuestro paso.
- ¿Es Senda?, está guapísima.
- Dicen que es su novio, ¡su prometido! Es demasiado guapo.
- ¿Les habéis visto bien? Qué pareja hacen.
Yo estaba avergonzada pero a Arco la situación parecía no importarle. Mi madre sin embargo presumía muchísimo de mí. A lo lejos vi que se acercaba Kayla con su marido.
- Senda, qué bien que hayas venido a la fiesta de mis padres.... - arrastró las palabras, ¿había bebido o siempre hablaba de esa manera tan tonta?
- Kayla, Rupert, tus padres han sido muy amables por invitarnos. Os presento a Arco - me quedé un momento en suspenso.
- Soy su prometido - dijo él y extendió la mano para dársela a Rupert. Kayla sin embargo se echó encima de él y le dio dos besos en las mejillas.
- Si te cansas de ella ya sabes dónde estoy... - le dijo tras separarse de él, yo me quedé con la boca abierta, ¿estaba ligando con él delante de su marido?
- Creo que eso no ocurrirá Kayla, Senda es única y maravillosa y he tenido la suerte de que acepte casarse conmigo, ¿para qué querría reemplazarla con algo de peor calidad?.
Rupert y yo miramos a Arco sorprendidos por el insulto, Kayla se rió tontamente porque no había entendido bien lo que había dicho, realmente la chica era tonta. Le cogí del brazo y nos acercamos a mis padres que estaban saludando a los padres de la boba para hacer lo mismo.
No fue la última en insinuarse a Arco, mujeres de todas las edades babeaban literalmente por él, intentaban bailar con él a toda costa pero él se había quedado firmemente apostado en una columna junto a mis hermanos, mis cuñados y varios amigos y rechazaba una tras otras las insinuaciones de las mujeres. A mí me habían acorralado y me hacían preguntas imposibles como si me había operado el pecho o inyectado sangre de caimán. Intentaba comer y beber lo menos posible porque el sabor y el aroma eran un auténtico suplicio para mí por lo que lo atribuyeron a que estaba a dieta y me hicieron mil preguntas sobre mis hábitos alimenticios. Después de un rato estaba cansada de preguntas indiscretas y de risas tontas. Empezó a sonar una canción lenta, el dj dijo que era una canción para las parejas que estaban realmente enamoradas, todas las mujeres suspiraron. Los agasajados y dos parejas más salieron a la pista, mis hermanas intentaban sacar a bailar a sus maridos sin éxito y mis hermanos intentaban escabullirse de sus mujeres. Arco cruzó la pista hasta mí, con una perfecta reverencia me invitó a bailar, me rodeó con sus brazos y comenzamos a dar vueltas por la pista para envidia de los demás. Yo estaba extasiada en ese momento, me gustaría que el tiempo se hubiese detenido en aquel instante donde mi vida era sencillamente perfecta.
Pasada la media noche nos fuimos a casa. Al día siguiente madrugaríamos para poder colaborar en el proyecto de construcción de casas que hacía mi padre. Arco y yo llegamos a la habitación y yo no podía dejar mis manos quietas, le tocaba, le besaba, él se reía por lo bajo y terminamos haciéndolo en la cama por fin. Nos dormimos abrazados nuevamente. El sol del amanecer se filtraba por la ventana y Arco me despertó con ligeros besos, seguíamos abrazados y yo en seguida le pedí más, ya saciados nos levantamos para asearnos y vestirnos. Arco volvía a llevar unos vaqueros y zapatillas, yo me puse ropa similar y bajamos a desayunar. Mis padres ya estaban levantados y al momento vinieron mis hermanos convirtiendo la cocina en una algarabía de risas y bromas. Mis sobrinos estaban jugando en el patio trasero, vi a Arco inmerso en una conversación política con mi hermana y nuestro cuñado y le dejé tranquilo. Salí a jugar con los niños, estaban jugando a los malabares con mazas y pelotas de plástico.
- Tía Senda, ¿tú sabes hacer malabares? - me preguntó uno de los niños.
- Pues puedo probar si quieres, le dije. - cogí las mazas y las hice volar por encima de mi cabeza, luego vinieron las bolas es una danza complicada con las mazas, las pelotas rebotaban encima de las mazas haciendo piruetas imposibles. Los niños gritaban de placer al verme, era divertido...
- ¡Senda! - la voz enfadada de Arco me sacó de mi concentración. Recogí las mazas con una mano y las pelotas con la otra en un rápido movimiento, me di la vuelta para encararme con el Rey y vi que mi familia estaba en el porche trasero asombrada por mis proezas... proezas que ningún humano debería poder hacer.... Las mazas y las pelotas cayeron de mis manos al suelo.
- Senda ha sido asombroso - dijo mi madre.
- Ya... ¿eso?.... ja... ja.... Teníamos mucho tiempo en la plataforma... llevo mucho practicando... ja... ja.... - me excusé.
- Es la hora, vámonos - Arco emitió la orden con su mejor voz de Rey y todos nos apresuramos a ir hacia los coches sin hacer más preguntas. ¿Cómo conseguía que la gente le obedeciese?. Me miró serio y negó con la cabeza.
- Lo siento... tendré más cuidado... - le dije.
Llegamos hasta el lugar donde se estaban construyendo las casas, hicimos dos equipos, las chicas y los chicos, fue muy divertido, estaba con mi madres, mis hermanas, mis cuñadas... todas juntas riéndonos e intentando sabotear a los chicos. Arco se manifestó como un consumado carpintero, ¿realmente no había nada que no supiese hacer?, al final de la mañana decidimos que como habíamos perdido el concurso les mojaríamos por lo que cogimos cubos y botellas llenas de agua y se los lanzamos. Le lancé un cubo de agua a Arco y le di de lleno, ninguna se atrevía siquiera a rozarle y yo le empapé entero, la cara que puso no tuvo precio, el gran Rey de los Dragones empapado por un mero aprendiz, me empezó a perseguir mientras yo corría entre la gente, al final me cogió y me besó, yo no podía contener la risa.
- Escamoso, me estás mojando a mí también - le dije.
- Te lo mereces - me dijo mientras me abrazaba para mojarme más.
- ¡Para, para! - volvimos riéndonos hasta donde estaban todos.
Mi padre y los demás hicieron una gran barbacoa para todos, me senté junto a Arco a disfrutar de la comida, alguien sacó una guitarra y se pusieron a cantar, los niños corrían entre las mesas, se había hecho el trabajo de las casas... todo era perfecto. Los días eran perfectos, mi vida era perfecta.
Los días pasaron demasiado rápido, disfruté de mi familia y de Arco como nunca había hecho, llegó el momento en que Arco me dijo que debía irse. Se despidió de mi familia en una cena informal, yo suponía que me iría pronto. En la mañana siguiente salí con mis padres a despedirme de él.
- Sres. Craine, gracias por su hospitalidad - dijo como siempre educadamente.
- Siempre serás bienvenido Arco, vuelve pronto - le contestó mi padre mientras le extendía la mano.
- Ha sido magnífico tenerte aquí - dijo mi madre. Arco asintió y se dio la vuelta hacia mí. Mis padres se fueron dentro para dejarnos intimidad.
- Dentro de dos días aprendiz, o mis jinetes vendrán a buscarte - me dijo susurrándome.
- Te echaré de menos Escamoso - le dije abrazándole, le besé con fuerza, le vería pronto pero no quería despedirme de él.
- Mi vida no estará completa hasta tu vuelta - ¡oh cielos! ¿cómo puede decirme esas cosas que me derriten el corazón y no me puede decir que me ama????? - Querida mía, estaré esperando ansioso tu regreso. - Me hizo una perfecta reverencia y se metió en el coche. Sí que era raro verle conducir....
Los dos días siguientes fueron tranquilos disfrutando de la compañía de mis padres. Estaba jugando al ajedrez con mi padre cuando llamaron a la puerta.
- Yo iré, a ver si papá consigue ganarte Senda - me dijo y se levantó para ir a abrir - ¿Senda????, creo que debes venir.
- ¿Qué pasa mamá? - dijo mi padre mientras nos mirábamos.
Nos levantamos los dos al mismo tiempo y fuimos a la puerta, me asomé y vi a Draco en la puerta vestido con traje y corbata.
- ¡Draco!!! - me eché a sus brazos y me abrazó fuerte.
- Hola pequeña, te he echado de menos - me dijo.
- Papá, mamá este es Draco.... Draco Calem, es tío de Arco - realmente era un tío lejano pero... ¿qué podía decirles?. Mis padres seguían asombrados en la puerta mirando aquel imponente hombre.
- Sres. Craine, es un placer conocerles, mi re.... sobrino me ha hablado de su amabilidad hacia él - mire a Draco, un poco más y se le escapaba decir rey...
- Encantados, encantados... - dijo mi padre extendiendo su mano. Draco se le quedó mirando con extrañeza por lo que deslicé en su mente que debía coger la mano para saludar. Lo hizo pero por la cara de dolor de mi padre debió hacerlo con demasiada fuerza.
- ¿Quiere tomar un café Sr. Calem? - dijo mi madre. Entramos tras mis padres en casa.
- ¿Los humanos se tocan para saludarse?? - me preguntó Draco extrañado.
- Lo dice el tipo que se pasa la vida abrazándome - dije yo poniendo los ojos en blanco.
- ¿Qué le trae por aquí Sr. Calem? - le preguntó mi padre.
- He venido a escoltar a Senda, por supuesto. Su Ma... mi sobrino quiere que su prometida llegue sana y salva, vengo a acompañarla. - casi dice Majestad....
- ¡Oh vaya! - dijo mi madre - qué considerado.
- ¿Cuándo nos vamos Draco? - le pregunté con tristeza.
- El viaje ha sido dispuesto para mañana por la mañana. Cuando la primera luz de la mañana roce la montaña estaré aquí para recogerte pequeña. - Mi madre se quedó parada mirándole.
- ¿Y eso a qué hora es? - preguntó.
- Claro, lo olvidaba, a los humanos les gusta medir el tiempo con mecanismos automáticos.
- ¿Humanos? - dijo mi padre.
- Draco, son relojes... - dije yo.
- Sea, ¿estarás preparada pequeña? - me miró.
- Por supuesto Draco, estaré preparada - él se levantó.
- Entonces Sres. Craine no les robaré más tiempo - se dirigió a la puerta y les hizo una reverencia a mis padres. Luego se montó en un enorme coche conducido por un chófer.
- Es un tipo peculiar el tío de Arco, ¿no? - dijo mi padre.
- Te acostumbras a él papi, es un gran hombre - le dije.
- Se parece mucho a Arco, ¡son magníficos! - dijo mi madre suspirando.
- Sí, son magníficos.
Mis padres y yo tuvimos la última cena con toda la familia, les prometí venir a verles más a menudo y le pedí que me escribiesen todas las cartas posibles. Les habían dado un apartado de correos que supuse que alguien recogería y ellos me dijeron que me escribirían todos los días si podían. Millones de cartas, muchas visitas.... Había recuperado a mi familia.
Al amanecer del día siguiente estaba esperando en la puerta a Draco, este volvió a aparecer con el coche. Saludó a mis padres y esperó al lado del coche a que me despidiese. Una vez montada en el coche bajé la ventanilla y les di el último adiós.
- ¿Te has divertido, pequeña? - me dijo Draco sentado al lado mío.
- Mucho, me lo he pasado increíblemente bien. - le dije.
- Es bueno que vuelvas a casa, aprendiz, aquello no es lo mismo sin ti - me cogió la mano con fuerza - te hemos echado de menos. Espero que vuelvas feliz - me dijo preocupado.
- Draco, dejo a mi familia atrás pero vuelvo a casa, vuelvo a mi hogar - Apoyé mi cabeza en su hombro - vuelvo al lugar donde pertenezco.
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