Capítulo 18
Aquel día me desperté nerviosa, los días de confinamiento habían terminado, momentáneamente y era la primera vez que saldría. No había preparado la prueba como las otras, no sabía qué me iba a encontrar ni si podría ganar. La esencia surge de uno mismo pero es como un ácido capaz de quemar la carne del oponente, es capaz de cortar y rasgar como las garras de las salamandras, realmente un arma muy eficaz en manos de quien sabe utilizarla. Yo era buena luchadora, sabía que no tendría problemas con aquellos que no hubiesen desarrollado totalmente su esencia, pero con los que sí que sabían manejarla, ¿cómo iba a derrotarlos?.
Me vestí y desayuné en mi habitación, Crim me esperaba en el vestíbulo para acompañarme, me sorprendió verlo pero no le dije nada, todavía sentía vergüenza del modo que le había tratado la última vez. Fuimos hasta la arena y entramos hasta el hueco de nuestra casa como siempre.
Esta vez no contaría con armas pues el combate se celebraría cuerpo a cuerpo contra las clases superiores, veía en los otros huecos a mis amigos y a mis enemigos como los Zalta que se preparaban igual que yo. Nos llamaron como siempre ante la presencia del Rey y del Consejo, la noche anterior Arco se había despedido deseándome suerte, yo le había mandado a donde se pasean los pepinillos, seguía estando enfadada con él por haberme encerrado. Sonó mi nombre y salté a la arena, como siempre no había nadie que me animase pero sonidos de indignación surgieron de las gradas. Esto me sacó de mi ensimismamiento y miré hacia el público, todos abucheaban y emitían sonidos de indignación a mi paso, oh Señor! Se habían enterado de mi comportamiento y me estaban juzgando... miré hasta uno de los hombres del pueblo que levantaba el brazo enfadado pero no se dirigía a mí sino enfrente, por lo que seguí la mirada del hombre. En la grada que pertenecía a mi familia había gente sentada, una quincena de hombres y mujeres me miraban en silencio, por un momento trastabillé mi paso al darme cuenta de lo que pasaba. Era la primera vez que acudían a la arena pero en el fondo yo seguía siendo una descastada porque no me animaban, por una vez que había gente en las gradas de mi familia no me animaban ni me apoyaban, era eso lo que causaba indignación a las gentes del pueblo y a mí vergüenza. Me avergoncé al ver que si había sido penoso no tener a nadie que me apoyase era todavía más penoso ver que había gente de mi casa pero que no le importaba nada, y lo peor de todo, todo el mundo se había dado cuenta. Miré de nuevo hacia abajo, sentía como los colores se habían subido a mi cara y no quería ver cómo la gente se daba cuenta de mi humillación. Llegué hasta el Rey, los demás aprendices ya estaban en la arena, hice el saludo protocolario sin levantar la vista, estaba demasiado avergonzada por todo. Volví deprisa a mi hueco, no le dije nada a Crim ni él me dijo nada. Me senté abrazándome las piernas hasta que sonó mi nombre.
- Senda de la Casa Morlan y Quiran de la Casa Raise - dijo el maese.
Salté a la arena, Quiran era un chico de un curso superior, me acordaba levemente de él, solo había conseguido sacar su esencia a una mano por lo que esperaba que fuese sencillo luchar contra él. El maese dio la orden y ataqué, el entrenamiento con Arco había sido efectivo, rápida y si sin esfuerzo lo derroté, el pobre nunca llegó a enseñar su esencia. Volví a mi hueco en medio del silencio.
Me acordaba en todo momento de lo que Arco me había dicho, no podía utilizar ninguna conexión contra ninguno de los aprendices, pero la furia se elevaba dentro de mí como la lava de un volcán, estaba enfadada con Arco, con aquellos Morlan estúpidos que habían venido a ver cómo me derrotaban, con los idiotas Zalta que habían hecho que insultase a Príus y sobre todo conmigo, por ser tan débil y no poder controlarme.
El siguiente combate fue contra una chica de Incendia, rápida y con los brazos prendidos con esencia, me fue difícil derrotarla y acabé con una buena quemadura en el brazo cuando en una de las llaves consiguió cogérmelo. Al volver Crim me curó el brazo, realmente era increíble tenerlo conmigo. Me costaba respirar y se lo comenté, intentó curarme el pecho pero no sentí mejoría alguna, había algo que no estaba bien y no sabía qué era.
El siguiente combate fue contra un Zalta, uno de los estúpidos con los que me había peleado en el comedor.
- Vaya descastada, ni tu casa te aprecia para vitorearte, ¿qué eras antes?, criada o limpiadora? - se abalanzó hacia mí con la mitad de su cuerpo encendido por la esencia.
Furia, una inusitada furia salió de mi tiñéndolo todo de negro. Lo siguiente que vi fue un manojo de sangre debajo de mí, mi pecho se había parado y me separé de él no podía respirar, agarré mi peto y me lo arranqué de un golpe, manchas de sangre quedaron en mi camiseta, a mi alrededor todo era silencio, la señal de la victoria sonó detrás de mí, me di la vuelta y el juez me señaló como vencedora, ¿cómo era posible?. Volví la mirada hacia el otro estudiante y vi que le había destrozado la cara y le había roto los brazos, ¡no me acordaba!, no me acordaba de haberlo hecho, corrí hacia él para ayudarle pero unos maeses me separaron, estaba en estado de shock y me dejé llevar. Cuando llegué a mi hueco Crim se puso a curarme, tenía marcas por todas partes, quemaduras donde se veían mis músculos e incluso mis huesos. Se había defendido.... ¿cómo es que no me acordaba?.
Crim terminó de curarme, yo no dejaba de repetirme que debía controlarme, me quedé en una especie de trance repitiendo ese mantra hasta que la señal volvió a sonar.
Mi siguiente oponente era otro Zalta, uno de los primos de Príus, muy dotado para la esencia y capaz de manifestarla en casi todo su cuerpo. El anterior chico me había hecho un daño considerable, a saber cómo terminaría después de esta pelea. Sentía una furia inmensa en mi garganta, él sonreía con sorna seguro de ganar, yo por mi parte solo quería borrar esa sonrisa de su estúpida cara.
Era el último combate, aquel que obtuviese más puntos ganaría, mi furia se había vuelto tangible, casi podía masticarla. Hicimos los saludos y nos pusimos en posición, solo pensaba en que no podía utilizar mi conexión para hacerle daño, no podía fallar. Enseguida se encendió y me dio un puñetazo en el hombro, intenté moverme rápido pero él también lo era. Mis ropas se incendiaron y llegó a mi piel abrasándola. Sonrió de forma malévola, intenté darle una patada pero él me tocó el muslo y mi ropa y piel salieron ardiendo, me aparté de él y comencé a apagar las llamas con mis manos quemándome los mitones. Se reía en medio de la arena, maldito.
- Venga descastada, ¿es es todo lo que puedes hacer?, ven a por más. Jamás conseguirás la esencia, sale de uno mismo hacia el exterior y si no tienes nada que sacar nunca tendrás esencia - me dijo como provocación.
Se lanzó a por mí y supe en ese momento que iba a morir, estaba cansada de controlar mi furia y mi ira, levantó el puño para golpearme y yo hice lo mismo, se estrellaron al mismo tiempo uno contra el otro, las llamas envolvieron mi mano, me agarró de esa muñeca y e intentó abrazarme para quemarme el cuerpo con su esencia. Y por fin la dejé salir, esa furia violenta que contenía dentro de mí barbotó por cada poro de mi piel, lo sentí, lo noté y dejé qué fluyese. Algo como una explosión nos separó y caímos al suelo, miré a la mano que me había cogido y vi que estaba en llamas todavía, acerqué la otra para apagarlas y noté que mi mano no estaba consumida por el fuego solo ardía y lo supe.
- Vaya Zalta, al final incluso tendré que darte las gracias por la lección - seguía mirando mi mano hipnotizada - tenías razón en que debía tener algo que sacar hacia el exterior - le miré por primera vez - y eso es justo lo que voy a hacer.
Lo que yo había estado controlando dentro de mí desde que era pequeña, aquello que nunca había dejado que saliese, aquello que siempre me había guardado dentro de mí, aquello que siempre había llamado furia era mi esencia, tan fuerte y sólida como nunca salió de mi cuerpo. Las llamas incendiaron mi brazo y continuaron por todo mi cuerpo, pero no solo eran llamas sino una especie de alquitrán viscoso me surgía del cuerpo haciendo sólidas esas llamas, unos tentáculos llameantes me salían del cuerpo y podía dominarlos. El dolor de cabeza se había ido y por primera vez dejé que mi furia, que mi esencia saliese sin control de mi cuerpo. Los tentáculos salieron disparados hacia todos los huecos y salidas de la arena, en medio de un pequeño espacio se encontraba mi oponente, asustado e indefenso como un niño.
- Vamos Zalta - le dije henchida de poder - no te dolerá....jajajajaja.... sí te dolerá arderás bajo mi fuego y tu carne se derretirá, disfrutaré de su olor y finalmente la devoraré. Pero no te preocupes no dejaré que te desmayes del miedo....
Enlacé con el pobre chico y de paso con todos los asistentes, no sabía ni que estuviesen ahí, solo quería que él sintiese el dolor que yo había sentido los días previos mientras que se quemaba. Le vi retorcerse de dolor delante de mí. Salieron nuevos tentáculos de mi cuerpo y como lanzas se dirigieron hacia él para matarlo. Una sombra se cruzó en mi camino y vi como Arco protegía con sus alas al chico.
- ¿Qué haces??? - le grité.
- Contrólate Senda, tienes que controlarlo - me gritó a mí.
- No!!!! Nunca!!!! - no volvería a meterlo dentro de mí, estaba suelto y nunca lo controlaría. - Déjame acabar con él.
- Mira a tu alrededor Senda, mira lo que estás haciendo!! - me gritó el Rey.
Levanté la vista a las gradas, la gente estaba en sus sitios retorciéndose de dolor, también les había enlazado y sufrían igual que el chico Zalta. Nunca había hecho daño deliberadamente a nadie, jamás! Vi que Brom intentaba ponerse en pie para ayudar a los demás y por primera vez me asusté. Corté la conexión inmediatamente, la esencia volvió a mí como si fuese chicle. El joven Zalta se había desmayado por el miedo y el dolor. Marcas ardientes quedaban en las paredes de la arena de mi esencia, me di completamente la vuelta aterrorizada por lo que había hecho.
- Tu esencia es demasiado poderosa Senda - me dijo el Rey mientras se acercaba a mí - tu conexión también es poderosa y juntas forman un arma invencible, pero tienes que controlarlas, no puedes dejarlas salir sin control. - Se detuvo enfrente de mí y me abrazó rodeándonos con sus alas. - Estoy aquí cariño, lo haremos juntos, lo superaremos juntos, te lo prometo.
Se separó de mí mientras las lágrimas caían por mi cara, se oyó la señal y el Rey me señaló como vencedora.
Dorc se levantó con dificultad y dijo mi nombre como vencedora de la prueba. Había ganado!, ¿pero a qué precio?. Se llevaron al chico Zalta para curarlo y yo me dirigí hacia mi hueco. Crim me esperaba y empezó a curarme, yo no sabía si llorar o qué hacer. Mi dolor de cabeza había desaparecido y la furia que estaba en mi cuerpo también. Me miré la mano e hice que la esencia surgiese con aquel alquitrán ardiente. Crim me miró pero no vi miedo en sus ojos.
- Así que has vuelto - me dijo con normalidad.
- Lamento mi actitud del otro día - le dije por fin. Hice desaparecer mi esencia.
- Deberían haber previsto esto Senda, el Rey lo comprendió e intentó aislarte, al menos tu explosión no ha causado daños.
- Eso díselo al hijo de Zalta - dije señalando su hueco. Suspiré. Me sentía tranquila conmigo misma por primera vez desde hacía bastante. Tenía razón Crim, había vuelto - Crim - le llamé y levantó su mirada hacia mí - gracias por no abandonarme.
- No creo que ocurra nunca hija de Morlan - le miré extrañada - ¿no te lo han dicho?, pasó su mano por mi brazo y vi una tenue marca como una runa en él, luego se tocó la frente y vi que en su frente estaba la misma marca.
- ¿Qué significa? - pregunté
- Cuando un sanador marca a alguien con su mismo símbolo se compromete a servir a esa persona para siempre, lo hice la primera vez que te curé, después de la aprobación del Palacio de Sanadores. - Me quedé mirándole como una boba.
- Soy tuyo Senda, soy seré tu sanador para siempre, pase lo que pase - me sonrió y se levantó a recoger nuestras cosas. Yo me quedé mirando su espalda sin saber qué decir, Tarnan, Príus y ahora Crim, ¿qué les pasaba a todos?????
Salí del hueco y me dirigí hacia donde estaban los demás aprendices, Tarnan vino corriendo hacia mí y me abrazó con fuerza.
- La que has montado Senda!!!, todo lo tienes que hacer a lo grande! - me sorprendió que no estuviese enfadado o tuviese miedo. - Lo has conseguido! Sigues siendo la primera.
Príus me agarró por los hombros y me dio un codazo.
- Desde luego no creo que nadie vuelva a intentar meterse contigo, jefa - me dijo sonriéndome.
- ¿No estás enfadado?? - le pregunté.
- Para nada! Por fin alguien le ha puesto en su sitio - me dijo.
- Pero... pero... ¿no me tenéis miedo?, casi os mato a todos!!! - dije exasperada.
- ¿Tú??? Matarnos??? - Tarnan se rió a carcajadas y los demás sonrieron - pero si eres incapaz de hacer daño a una mosca!. La verdad es que dolió bastante pero de ahí a intentar matarnos.... Jajajajaja... vamos Senda! Esta noche nos toca disfrutar de la vida.
Dándome palmadas, abrazos y felicitándome los demás estudiantes volvieron a aceptarme dentro de su grupo. Atrás quedaron mis días horribles y parecía como si no hubiese pasado nada. Yo no estaba tan segura, pero me sentía tan bien que como siempre intenté disfrutar de esa sensación.
Nos fuimos a asearnos y nos reunimos en el comedor, cuando iba caminando hacia la escuela pensé que quizá encontraría mi mesa vacía pero cuando llegué estaba tan llena como siempre, Tarnan y Príus ya estaban allí y me senté entre ellos como siempre.
- Eh! Senda, hazlo de nuevo, muestra esa espectacular esencia que tienes - me dijo Luca. Le hice caso y mi mano se cubrió de esa especie de alquitrán ardiente.
- Guau!!! Toma ya!!! Ni en un millón de años ninguno superaremos eso! - me dijo y me golpeó la espalda con fuerza. Me reí, estaba bien volver a mi lugar.
Mi lugar, qué bien sonaba.... Miré alrededor mío aquella marabunta de estudiantes que pululaban por mi mesa y sonreí con ganas, cómo me gustaba estar allí.
- Esta noche habrá fiesta! - gritó Tubo - pero Senda! Nada de conexiones malignas! Hoy quiero divertirme. Me eché nuevamente a reír, todos se lo habían tomado bien y me gustaba.
- Oh, oh.... - escuché a Príus, me di la vuelta y vi a dos Maeses venir directamente hacia mí.
- Vale, genial... ya me parecía a mí.... Bronca al canto - le dije. Príus puso los ojos en blanco apoyándome.
- Senda hija de Morlan, acompáñanos - me dijo uno de los Maeses.
- Claro.... - me levanté con un suspiro y les seguí.
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