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Después de la reflexiva charla que tuvo con Hwasa, Jaehyun tomó las llaves de su deportivo y a toda velocidad tomó rumbo a la casa de su hermano Jaehyuk.

No estaba tan apartado así que sólo bastaron alrededor de quince minutos para llegar a su destino.

Él siempre supo la dirección de su hermano, una cosa muy diferente era visitarlo.

Pues estaba seguro que lo último que Jaehyuk querría en su casa sería a él.

Esta vez era muy necesario visitarlo, necesitaba respuestas rápidas.

Jaehyun bajó de su deportivo después de estacionarlo, guardó las llaves en su saco y tocó suavemente aquella puerta de madera.

—Aguarde un momento, ya voy. —Escuchó desde el otro lado la voz de su trillizo, el CEO suspiró observando el hogar de su hermano. Definitivamente lucía cómodo, más cálido, le recuerda al tipo de casa que su padres solían tener y que insistían en que ellos tuvieran alguna vez.

Pero claro que eso nunca sucedió.

En cuanto sus padres fallecieron, toda la responsabilidad cayó en Jaehyun, pues era el más sensato y tenía esa preocupación acerca de sus dos hermanos.

Lástima que la preocupación por darles estabilidad los separara al grado de sólo verse cuando es una emergencia.

—¿Jaehyun? ¿Qué te trae por aquí? Ya es un poco tarde. —Cuestionó Jaehyuk con una expresión de confusión en su rostro, el suéter de lana que trae puesto le hace recordar a su niñez.

Jaehyuk siempre fue el tipo de hombre que soñó con una familia, un hogar y todas esas cosas cursis.

Jaehyun a veces se lamentaba por no haberle dado esa familia a sus dos hermanos pero no le quedó alguna opción, el tiempo cada vez se hacía más limitado, las cenas juntos no existían y las charlas se extinguían como fuego lento.

—Eh, sí, lamento la hora. —Se apresuró a disculparse el empresario con una pequeña reverencia, Jaehyuk le miró extrañado pero sonrió antes de dejarlo entrar.

—¿Ha pasado algo? A juzgar por tu cara, creo que ya tuviste la cita con el joven Kim, ¿no es así?

Jaehyun asiente.

—Entonces, ¿qué te pasa, Jae?

—¿Por qué lo has hecho?—Finalmente se atrevió a preguntar el CEO, se sentó en el sofá de la sala y su hermano le copió la acción sentándose también en el sofá del otro lado. —¿Por qué me pediste que fingiera ser tú? Doyoung lo sabía pero yo no comprendo la razón de todo esto.

Jaehyuk le sonríe y alcanza la taza de café que está sobre la mesita.

—Te conozco, sé que si no hubiera hecho algo como esto entonces seguirías de obstinado respecto a tus sentimientos y una vez más perderías la oportunidad de tener tu propia felicidad.

—¿No pensaste que hubiera preferido quedarme así?

—Sabes que no quieres quedarte así, Jaehyun.

—¿Por qué lo haces?

Jaehyuk no duda en decirle su respuesta, él siempre fue directo en lo que pensaba.

—Porque eres mi hermano, no es justo que ni siquiera lo intentes.

—Si no lo intento es porque hay una razón.

—Escucha. —Habla poniéndose de pie para colocarse a un lado del CEO en el sofá, pone una de sus manos en el hombro ajeno y procede a seguir. —Sé que tienes pánico a esto del amor pero no te alejes, no dejes que te consuma.

Jaehyun niega ante sus palabras y no se atreve a mirarlo.

—Esa no es la razón por la cual lo hago.

—¿Entonces cuál es?—Él cuestiona más confundido que nunca, tiene la mirada puesta sobre el empresario que finalmente alza su cabeza para mirarle.

Eres tú. Es Jeffrey.

Y no quiero participar en algo que va a lastimarnos a todos.

—Nada importante, Jaehyuk. —Jaehyun respondió colocándose de pie, saca las llaves de su deportivo del bolsillo y camina a la puerta con urgencia. —Te veo luego, ¿está bien? Ten una linda noche, hermano.

Y abandona la casa.

ꕤ

Más tarde, por la madrugada, Jaehyun sigue en su automóvil paseando por la calles mientras escucha las suaves melodías de la radio. No deja de pensar y pensar. ¿Es correcto lo que está haciendo? ¿Alguna vez en su vida hizo algo correcto? ¿Lo fue al escoger el trabajo sobre sus hermanos? ¿Hizo bien al darles el legado que ahora tienen? Porque aunque lo niegue, la fortuna que logró con esfuerzo siempre fue para sus hermanos. Todo por ellos.

Pero, ¿estaba bien?

¿Estaba bien tocarse los labios y no dejar de pensar en el beso que le dio Kim Doyoung?

Desconocía totalmente si sus acciones estaban bien.

El sonido de su teléfono interrumpe sus pensamientos, la llamada entrante lo hace detenerse un momento en una orilla de las calles.

Es Hwasa.

—¿Sí?

—Jaehyun, ¿ya viste la hora? ¿No llegarás a tu casa?—La escucha decir somnolienta por la otra línea, probablemente acaba de despertarse. —¿Vas a pasarla en la oficina? Hombre, debes darte un respiro.

—Estoy en las calles aún.

—¡Estás demente! Vuelve a casa ahora, es de madrugada y tú por ahí solo.

Unos murmullos en el teléfono logran escucharse, parece que está discutiendo con alguien.

Cuando una risa se hace presente por la línea, Jaehyun nota que se trata de su hermano menor.

—¡Jaeee! ¿Ya vas a venir a casa? ¿Podrías traer una pizza de regreso?—Susurra Jeffrey por el teléfono como si fuera un secreto, el CEO se ríe mientras niega.

—¿Por qué rayos le pides pizza a las cuatro de la mañana? ¡No está abierto!

—¿Qué tal te fue en tu cita?—Jaehyun le cuestiona interrumpiendo la discusión de la pelirroja y su hermano menor, cerrando los ojos un momento se dispone a descansar en el asiento, está terriblemente agotado.

—¡Doie yo acordamos dejarlo para la otra semana! Tengo que planearle algo bonito.

—Me alegra, Jeffrey.

—¡A mí igual! Pero ahora ven a casa, Hwasa y yo le pintaremos cosas a Tae en el rostro.

El castaño suelta una suave risa y asiente aunque el contrario no pueda verlo.

—De acuerdo, estaré allá en unos diez minutos, ¿te parece?

Jaehyun escucha a su hermano gritar un "¡sí" Y después cuelga la llamada para poder seguir con su camino.

Cuatro de la mañana, él tan agotado y confundido por las calles solitarias.

Definitivamente tiene mucho que pensar respecto a lo que quiere o a lo que debe hacer.

Sabe que sólo podrá elegir una.

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