Hermano
Título: Hermano.
Escritor: Ivicchin.
Ilustrador: pollitosaurio.
Palabras: 1, 657.
Fandom: Boku no Hero Academia.
Nota: En el escrito se toca el tema de suicidio, pero se debe aclarar que no se alienta a la práctica de esto, se debe de leer bajo responsabilidad del lector.
—Oye, renacuajo, despierta o mamá se va a enojar.
Entre golpeteos y quejidos, Shoto se levantó de la cama, sin ganas. Estiró su cuerpo lo que más pudo y dejó soltar un bostezo tan grande que se le podía salir el alma. Se refregó los ojos antes de poder dar el primer vistazo a su habitación. Su habitación era un destrozo total, la ropa tirada, las sabanas sucias y las pareces manchadas de sustancias diferentes. En el piso se encontraban un par de six-packs de cervezas, que indudablemente ya estaban vacías. La noche anterior había bebido con su hermano hasta reventar, o dormirse al parecer.
—Por fin despiertas, mocoso.
La voz de su hermano retumbó por toda su cabeza, doliendo al instante. Se llevó las manos a la cabeza, tratando de cesar el bombeo de su cabeza, sin lograrlo.
—Siempre te pones así después de una borrachera abismal —comentó su hermano mientras le apuntaba sobre la mesita de noche al lado de la cama—. Ahí tienes un vaso de agua y una aspirina, para que se quite la cruda.
Shoto giró la cabeza hacia donde apuntaba su hermano, y ahí se encontraba lo que había dicho. Tomó la aspirina y la tragó, después agarró el vaso y beber. Revoloteó la cabeza un par de veces. Aún seguía recostado en la cama, así que se sentó a la orilla de esta.
—Cámbiate ropa luego, que vamos a salir antes de que mamá se despierte. —Shoto lo miró extrañado.
—¿A dónde vamos a ir? Toya, tengo que juntarme con Momo antes de la cena.
—No seas estúpido, ¿acaso no te acuerdas de que día es hoy?
—Eh... ¿31 de octubre?
Su hermano bufó, para luego reír del despiste. Shoto puso mala cara y se levantó para ir al baño. Dentro del baño empezó a asearse, aunque el dolor de cabeza aún no iba, su hermano estaba muy molestoso con que lo llevaría a alguna parte.
—¡Apúrate o llegaremos tarde! —Le gritó desde el pasillo.
Shoto cerró los ojos, tratando de recordar que podría ser lo que Toya quería hacer. Había llevado su celular para poner un poco de música mientras se aseaba, así que cuando la lista del reproductor terminó, él también.
—Ya estoy listo...
Cuando salió del baño al pasillo, su hermano apareció por la puerta de su habitación.
—¡Por fin! Ya nos podemos ir, acabo de ver que mamá está tranquila durmiendo aún y los demás no están. —Shoto miró la hora en su celular.
—Son las 10, ¿no debería estar despierta ya?
—Déjala descansar, hombre —dijo para luego caminar hasta la entrada, Shoto le siguió de cerca.
Cuando salieron de la casa, empezaron a andar por las calles. Shoto podía sentir como las miradas de las demás personas se posaban sobre ellos cada vez que hablaban. Era una sensación extraña el tener posado sobre él tantos ojos. No le dio tanta importancia hasta que su hermano le habló.
—Oye, ¿no tengo algo en los dientes? Siento que todos me ven... —Shoto negó, y se rió ante el comentario de su hermano. Olvidando así que la gente los miraba.
Siguieron caminando hasta que llegaron a uno de los edificios emblemáticos de la ciudad, la torre de Mashiru, un monumento visitable para todo público. Aunque a veces era criticado por la nula seguridad, las vistas desde lo alto del edificio eran de recordar. Entraron al edificio, pagando la entrada correspondiente.
—Aquí tiene su cambio, señor. —La recepcionista le entregó el dinero a Shoto; agradeció y fue donde su hermano, quien esperaba el ascensor para ir al último piso.
—Parece que se equivocó —indicó Shoto al contar el dinero—, solo me cobraron una entrada.
—Mejor para nosotros, no tenemos tanto tampoco.
Cuando el ascensor llegó, entraron junto con otras personas, ya a esas alturas a Shoto no le importaba como le miraban. Cuando llegaron al piso final, se acercaron hasta el gran ventanal que tenían para poder ver la ciudad. Shoto miraba sorprendido el sol llegando hasta el punto máximo, pronto iban a ser las 12 del medio día.
—Hace mucho que no venía —comentó su hermano mirando al horizonte—, ya un año desde la última vez.
—¿Es por eso por lo que estabas tan molestoso con que querías venir? —dijo Shoto, Toya sonrió y asintió.
—Pero la sorpresa está más arriba.
—¿Más arriba? Solo se encuentra la azotea, y no podemos ir allí.
Toya sonrió y llevó un dedo a su boca, haciendo el gesto de silencio a su hermano. Shoto lo miró curioso, hasta que él empezó a caminar cerca del ascensor, pero no directamente a él. Shoto no hizo más que verlo desaparecer por el costado del ascensor, que estaba justo al medio de la gran sala. Al poco tiempo apareció desde el mismo lado, pero no avanzó hasta él, sino que lo llamó para que fuese hasta allá. Shoto dudó, no estaba bien romper las reglas y pasar a un lugar no habilitado, pero su hermano lo llamaba.
Toya siguió llamándolo con la mano, hasta que por fin decidió por ir, tratando de que nadie lo viese yendo hasta allá. Toya sonrió y empezó a caminar hasta encontrar una puerta que llevaba hasta la azotea.
—Vine primero para saber si estaba cerrada o no, porque desde que vine la última vez que la empezaron a cerrar siempre, pero ahora está abierta. —toya abrió despacio la gran puerta, para que no hiciera ruido. Cuando la abrió lo primero que vieron fueron las escaleras.
—Aun no entiendo para que quieres venir, es lo mismo de abajo —dijo Shoto mientras iban subiendo las escaleras.
—Eres muy pesado, solo cállate y sígueme. —Llegaron hasta otra puerta que daba por fin hasta el exterior.
Cuando Toya abrió la puerta, la brisa del exterior golpeó el rostro de Shoto como si fuera un balde de agua fría. Era un día cambiable, en la mañana aparecía un sol reluciente, y ahora las nubes estaban escondiéndolo poco a poco.
—Se siente diferente, ¿no? —comentó su hermano al caminar por toda la azotea. No era muy grande el espacio, pero era lo suficiente como para despejar la mente.
—Es mucho más bonito desde aquí.
—Te dije, vale la pena al cien por ciento, y más si te pones a mirar desde aquí. —Toya caminó hasta la pared de concreto que dividía la azotea con el vacío y se sentó sobre el muro, dándole la espalda a su hermano. Shoto se acercó para poder ver las vistas que su hermano tanto anhelaba y se sentó a su lado. Era peligroso, pero también parecía un calmante para la tristeza.
El sol atacando los edificios de la ciudad, las personas caminando tan tranquilamente debajo de ellos parecían pequeñas hormigas a punto de ser pisadas. Cada uno con pensamientos diferentes, sin preocuparse de lo que otras personas pudieran hacer, como ellos.
—¿Así de libre te sentiste hace un año cuando viniste? —Toya asintió—. Hace mucho que no estábamos de esta forma, como hermanos.
Ambos, a la par, se quedaron callados mirando hacia el horizonte.
—¿Me extrañas? —preguntó su hermano sin mirarlo. Shoto dejó de mirar el paisaje para ver a su hermano.
—Mamá llora mucho desde que te fuiste.
—Ya lo sé, y me siento mal, pero estoy preguntando por ti. —Toya ahora decidió posar su vista en él—. Shoto, ¿me extrañas?
Shoto no esperó, contestó enseguida con un asentimiento de cabeza.
—Cada día desde que ya no estás con nosotros.
Toya sonrió. A Shoto le encantaba ver feliz a su hermano, siempre le dijo que esa sonrisa era lo que resaltaba de él, aunque fueran pocas veces que pudiese verlo así.
—¿Por qué no vienes conmigo? Estoy bien ahora.
—Pero, no puedo dejar a mamá sola, no está bien... —dijo con un tono de voz triste. Hace mucho tiempo Shoto pensó en irse y no volver, pero siempre tenía a su madre aferrándose a él. No quería volver a verla triste, pero él era el que cada vez estaba peor.
—Mamá es fuerte, y tiene a su novio, podrá soportarlo. Pero yo te veo y pienso en como estas cada vez más decaído, ¿por qué no terminar con todo e irte?
Shoto no contestó, se quedó pensativo ante las palabras de su hermano. Con la cabeza agachada miraba el tumulto de gente que estaba empezando a crearse alrededor, todos mirándolos otra vez, pero ya no le importaba. Su hermano se acercó más a él, y lo abrazó, sobando su espalda como expresión de cariño.
—Está bien para mí, no te juzgaré como lo hicieron conmigo. —Se separó de él y le tendió la mano, la cual Shoto tomó con fuerza. Cerró los ojos, escuchando el alboroto de las personas y las palabras de su hermano retumbando en su mente—. A la cuenta de tres, ¿ok? —Shoto aun con los ojos cerrados asintió con miedo, pero decidido—. Uno, dos...
¡tres!
—Todoroki Shoto, 18 años. Su historial está limpio, no tenía problemas con nadie. —El policía al mando asintió mientras miraba desde lejos la escena.
En el suelo debajo del gran edificio, yacía el cadáver del nombrado. El peritaje se encontraba en trabajo mientras que el tumulto de gente estaba siendo despejada por la policía
—Los testigos aseguran que estaba hablando solo todo el tiempo que estuvo en la torre de Mashiru, algunos escucharon como decía "hermano" constantemente; otros lo vieron yendo a la azotea, pero no pensaron que atentaría contra su persona.
—Si se encontraba solo a la hora del atentado, significa que fue a su voluntad. Descarte sospechosos por ahora.
—Sí, señor. —Iba a irse, pero su compañero de oficio lo detuvo—. Señor, no sé si sea de utilidad, pero también tenemos la información de que, en estas mismas fechas, el año pasado, un familiar del difunto atentó con su vida en el mismo sitio.
—¿Un familiar?
—Sí, señor. —Asintió—. Todoroki Toya, hermano del fallecido.
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