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Capitulo 6

Recuperando la libreta

Después de su pequeña plática, a la media hora Nilsa e hipo salieron de la cueva viendo como los dragones se iban llevando las ofrendas que habían dejado los Ladieyranos, al ver esto Nilsa avisó que ya tenía que irse, así que Hipo y Chimuelo la volvieron a acompañar, dejándola está vez cerca de la entrada de la aldea

Nulsa:Hipo... buena suerte -le deseo antes de caminar hacia su aldea.

Hipo suspiro y tras una señal él y su amigo regresaron a la cueva, pero antes de entrar el castaño suspiro una vez más y de miró en dirección a Berk, pensando y analizando

Hipo"Seguramente ahora todos están en el Gran salón" -fue el inicio de sus pensamientos imaginando todo- "La ronda de vigilancia empieza en una hora y en dos horas todos estarán durmiendo, si no recuerdo mal hoy le toca al papá de Patan vigilar, mañanas será el de Astrid y luego el de los gemelos" -analizó las posibilidades y suspiro- debo recuperar todo hoy -decreto decidido y miró Chimuelo, pero con cautela comenzó a hablarle- sé que no quieres, ni debes volver así que alguien más me puede llevar -sugirió pero el furia nocturna dio un bufido de negación- bien en ese caso el resto deben esperarnos aquí -acepto y miró a los otros dragones- si vamos todos nos atraparán -les indicó a los dragones y estos pareciendo comprender, dieron gruñidos de aceptación, algo que tranquilizo al castaño- muy bien vámonos.

Sin más humano y dragon aprovecharon la oscuridad de la noche y emprendieron vuelo, siendo vistos por la joven semi albina desde uno de los miradores en las montañas.

Nilsa:Ten cuidado hipo, tú igual chimuelo -susurro para evitar que alguien la escuchara- vuelvan con bien y que la diosa Eyra les haga volver con buena salud -terminó de desear mientras cerraba sus ojos.

-Nilsa hija ¿Qué haces aquí? -preguntó la voz de un hombre, al voltear vio al dueño de la voz, era un hombre de piel blanca y cabello rubio, ojos castaño claro, vistiendo un traje de piel negra con hombreras y un protector de pecho de hierro, portaba una espada y colgado en su hombro un carcaj de flechas con su arco.

Nilsa:Papá venía a darte esto, lo dejaste en casa -le respondió dándole una canasta de comida- y ya que hando por aquí aprovecho para decirte que prepararé tu comida favorita, así cuando llegues mañana de tus rondas comeremis a gusto -termina de decir sonriendo

—Gracias mi pequeña, por organizar el entrenamiento de los nuevos se me olvidó -dijo tomando la canasta con su mano derecha—mi niña ¿estás segura de no querer unirte a los demás en los entrenamientos? -le pregunto viéndola con preocupación.

Nilsa:Lo estoy papá -dijo intentando mostrarse tranquila y alegre, más al ver la expresión falsa en ella su padre suspiro con pesar.

—Si es tu decisión la respetaré mi niña -le respondió sonriéndole con ternura- al igual sabes que si quieres te puedo entrenar en casa.

Nilsa:Gracias por comprender papá -le agradeció ahora sonriendo de forma genuina- y déjame pensarlo -agrego considerando aceptar la idea de su padre.

—Eirik -se escucho el llamado de otra voz masculina, haciendo que padre e hija voltearan, viendo a un guardia acercarse, vistiendo la misma armadura que el rubio solo que el cuero de su ropa era en tonos marrón oscuro- perdón... pero el entrenamiento va a reanudarse y Ebinar quiere verte -terminó de decir sin atreverse a hacer contacto visual con Nilsa.

Eirik:Iré enseguida -dijo con frialdad al ver cómo se comportaba por la presencia de su hija, el otro hombre solo hizo una señal con la cabeza y se fue- debo irme -dijo ahora viendo a su hija con dulzura - ve a casa, con mucho cuidado- le pidió sabiendo como actuaban todos a espaldas de su hija y lo que podían hacer cuando está estaba sola- y si alguien te molesta...

Nilsa:Te lo diré -terminó por el, más ambos sabían que no siempre cumplía con eso- lo sé papá, espero que les vaya bien en sus rondas -se despidió sonriendo, dejando a su padre suspirando con preocupación, más este rápidamente fue donde lo esperaba su buen amigo y jefe.

~•~•~

Mientras por el frío pero brillante cielo y el oscuro y calmado mar, se veía la silueta de un dragón surcar las blancas nubes con agilidad, gracia, sigilo y maestría, haciendo que su amigo y compañero disfrutará del viento pese al frío, ambos manteniéndose en un agradable silencio, no era incómodo o molestó, ambos solo disfrutaban de la libertad y paz del momento.

Pero el momento se vio interrumpido hora y media después, cuando ambos empezaron a distinguir los gigantes tallados de piedra que les indicaban que habían llegado a su destino. Berk no se veia diferente salvo por la reconstrucción del muelle que apenas iba comenzando, más el progreso iba lento algo que alivio al castaño, ya que eso le indicaba que la reconstrucción de los barcos se iba a prolongar más tiempo.

Pero así como se alivio se preocupo, ya que pensaba que Estoico haría que Bocón se encargará de llevar a cabo la construcción y supervisión de los barcos, armas y el muelle. Dándole una pequeña y suave palmada en el cuello a Chimuelo le indico que se acercara, pero al hacerlo noto algo que lo alarmó

Hipo:No regresemos -le indico y Chimuelo le hizo caso, ambos regresaron a dónde estaban y observaron con más cuidado.

Al parecer Estoico planeaba atrapar un Dragón a toda costa, habían colocado pequeñas y discretas torres de vigilancia improvisadas, ya que estás estaban camuflajeadas para que los dragones no las notarán  al volar por encima o de frente, si Hipo no hubiera visto al padre de Patapez tal vez ya todos sabrían que estaban ahí.

Hipo:Por aquí no podremos pasar, bueno no es como si esperara que estuviera desprotegido este lado -hablo y su amigo dio un gruñido- vamos por otro lado amigo -le dio una señal y volaron a distancia para ir en dirección a la cala, pero nuevamente se llevaron una sorpresa, ya que en esta había un refugio armado en la cueva donde solía ocultarse chimuelo, eso solo significaba que Astrid debió contarle a Estoico que fue ahí donde lo descubrió junto a Chimuelo.

Hipo:Vigilan la cala y la parte delantera superior de la aldea -analiza una vez que volvieron a los tallados de piedra- no me sorprende la vigilancia frontal pero en la cala... seguro ella debió decirles, la pregunta es ¿Qué dijo para que nadie la tachara de cómplice? -se pregunto, pero algo en el no quería saber más del tema- bueno ya no importa, debemos saber cómo pasar -dijo pensando en las opciones, la costa sería una buena idea, pero si sabía si abría más torres de vigilancia por ahí y no se arriesgaría a averiguarlo.

Tan concentrado estaba que apenas notó a una paloma pasar por dónde estaban y pasando desapercibida de la torres al volar bajo estás, casi al raz del agua.

Hipo:Si, si pasamos lo más cerca del agua -comenzo trazando una ruta con su dedo, haciendo que chimuelo lo viera atento- podremos llegar a las rocas, ellos solo estan atentos al cielo no verán cuando nos escabullamos en las sombras de las piedras y las casas -dijo, en ese momento como su de ayuda divina recibieran, una gran nube cubrió los rayos de la luna, haciendo que el mar se viera completamente negro, sonriendo ante la oportunidad le dio suaves palmadas al dragon- bien vamos amigo, en silenció.

Tras un asentamiento de parte del dragón este cerro sus alas y dio un medio salto hacia atrás, dejándose caer en picada, justo a sentimientos del agua extendió sus alas y planeo volando sobre la superficie de esta sin tocarla. En una de las torres un hombre bostezo, lo que le hizo cerrar los ojos, pero un delicado aire pasó junto a el, lo que lo hizo estremecer, sin notar la silueta del dragón que había pasado.

Una vez pasado el mar, Chimuelo comenzó a volar pegado a las rocas, llegando a la sima del nivel sobre el mar, pero antes de subir del todo un Vikingo se asomó desde su torre, lo que orillo al dragón y a su jinete a retroceder. Al ni ver nada el vikingo regreso a su lugar y en se acomodo en la silla para dormir.

Unos segundos después Hipo se asomó y al no ver movimiento, indico a su amigo que podían avanzar, así ambos se ocultaron entre la sombra de un establo y una casa.

Hipo:Bien tuvimos mucha suerte -susurro aliviado, al bajarse notó algo en la suela de sus botas, se agachó y arranco un poco del pasto, al instante se alivio.

El pasto estaba mojado y si hacía hacia más apoyo en su pierna sentía la tierra más blanda, señal de que hacia poco había pasado un atormenta, lo que significaba que no habían ocurrido ataques de dragones.

Hipo:Bien vamos a mi... a la casa de Estoico -se corrigió negando con la cabez- recuperaré mi libreta y después iremos por los planos de tu cola y la silla de montar -terminó de decir y ambos comenzaron a escabullir por la oscuridad. Exitosamente llegaron a la casa de Estoico y teniendo la ventaja de ocultarse en el techo de esta, Chimuelo ayudo a Hipo a entrar por la ventana trasera y el se ocultaba en la oscuridad del tejado y sus alas.

Viendo la que por más de 10 años fue su habitación hipo con nostalgia recordaba que en ese mismo lugar había llorado por el rechazo de su padre y de los vikingos desde pequeño, por extrañar a su madre. Sacándose esos recuerdos fue hacia la cama y agachándose debajo de esta, levantó una tabla suelta de donde sacó un pequeño cofre y de este su libreta, ya una vez recuperada la libreta agarró un viejo bolso que había junto a la cama y la guardó, listo para salir notó algo que no había visto al entrar, en la mesa donde antes solía crear sus inventos para atrapar dragones ahora estaba desordenada así como los planos de dichos inventos estaban esparcidos en el escritorio y en letras grandes estaba la palabra "aprobado" escrito desde el puño de Estoico, al ver esto Hipo notó que ahora esos planos eran una amenaza para los dragones.
Tomando todos los planos con firmeza los metió dentro de la misma bolsa y se acercó a la ventana.

Hipo:Vamos Chimuelo -le indico a su amigo y ambos bajaron del techo, tomando rumbo a la herrería. Al estar cerca de esta, vio a Bocon que apenas iba saliendo hacia su casa, al verlo algo en el deseaba hablarle pero se contuvo, no podía arriesgarse a que alguien los descubra o que los delatara. Y aunque quisiera hablar con Bocón debía concentrarse, así que una vez se aseguró que se alejaba se encaminó al interior de la armería llendo a la habitación que Bocón había dejado para él, pero al llegar frente a la puerta se sorprende al ver que es que estaba cerrada con candado.

Por un momento se preguntó por qué estaba cerrada pero decidió pensar en eso más tarde, para su fortuna sabía dónde estaba la llave de repuesto así que no tardó en abrirla al entrar vio que a diferencia de la habitación en la casa de Estoico esta parecía ser cuidada y estar en orden. Lo que le confundió más pero rápidamente comenzó a buscar detrás de la mesa de trabajo, sacó una tabla suelta y de esta una pequeña pero alargada caja de donde sacó los planos de la prótesis de la cola de Chimuelo.
Dejando las cosas donde estaban y guardando los planos, le echó un último vistazo a la habitación y viendo varios de los artículos que Bocón le había regalado decidió tomarlos, sin embargo por haberlo visto hace poco impulsivamente tomó un lápiz y una hoja comenzando a escribir una carta, carta que dejó sobre la mesa y salió colocando el candado como estaba y ocultando la llave.
Sin más salió de ahí de la misma manera en la que había llegado, una vez pasado las casas y las torres de vigilancia y ambos se detuvieron en una de las grandes tallados de piedra e Hipo sacando los planos de las armas los fue lanzando al fuego que había en las antorchas de esta misma, viendo como eran consumidos por las llamas, dando así el cierre en su vida pasada junto a su pasado en Berk.

Hipo:Vamos amigo, ya no hay nada que hacer aquí -dijo dando un hondo suspiro, el dragón solo rugió de acuerdo con el, después ambos emprendieron vuelo llendo en dirección a Ladieyra.

~•~•~

Horas después, casi pasando ya horas después salió de esta Isla, jinete y dragón iban regresando a Ladieyra, siguiendo las instrucciones que su amiga semi albina les había dado, pasaron desapercibidos por los guardias en los miradores de piedra y llegando así a la cueva donde el resto de dragones los recibieron con alegría.

Hipo:Tranquilos, les dije que regresaría mis bien -decia para sus amigos alados, pero un bostezo hizo que los dragones se alejaran, pero rápidamente estos acercaron la almohada y manta que Nilsa le había dejado- gracias -les agradeció notando ya las horas de sueño que había perdido, pero que habían valido la pena- será mejor dormir lo que podamos, mañana debo pensar en algo para detener a la muerte roja si quiero evitar que en Berk- sigan atrapando dragones o estos sean sacrificados por los futuros Vikingos -murmuro para si, acomodando todo y se recostó, más al hacerlo Chimuelo y los otros se recostaron al rededor de el para mantener el calor. Al mismo tiempo que el Furia Nocturna le daba pequeños rígidos para calmarlo- lo sé amigo, cuento con tu apoyo -terminó de decir sonriendo, así cerro sus ojos, descansando para lo que se venía.

Hipo por la mañana se levantó ya pasando el medio día, a diferencia de los días anteriores que se reunía con su amiga semi albina, ese día se preparo para pensar en estrategias y opciones para hacer salir a la muerte roja, trazando un improvisado mapa de ataque en el piso de la cueva, hora tras hora el joven castaño se pasó pensando en su plan, solo tomando descansos para comer. Ya por la noche tras trazar un plan miro a sus amigos alados, dispuesto a explicar lo que debían hacer. Mientras en una de las casas ocultas en la vereda de las montañas, la joven Nilsa miraba desde su ventana la luna y temiendo cerro sus ojos, pidiendo que sus únicos amigos estuvieran bien y lo que fuera que planeara el castaño saliera bien.

Al día siguiente horas antes de amanecer, el joven castaño se levantó y junto a el los dragones, debían salir ahora o los guardias de la aldea verían claramente a un grupo de dragones salir de su isla. Así que preparando la silla de montar, salieron de la cueva. Dándole una última mirada en dirección en dirección a la aldea.

Hipo:Volveremos Nilsa, ya verás que volveremos todos -susurro y sin más subió en su amigo.

Tras desplegar sus alas los dragones emprendieron vuelo, dejando la isla atrás, en donde en la parte central de la aldea, en una casa dormía una joven semi albina, la cual se despertó al sentir un pinchanzo de preocupación en su pecho, viendo a la ventana, volvió a pedir por su amigo castaño y los dragones.

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