No conocí a mi familia, cuando apenas era un niño en brazos me separaron de ella. Solo conozco a aquellos que me han llevado lejos de aquella destrucción, tengo apenas dieciséis años y mi nombre o como me han llamado desde que tengo uso de razón es Gato. Me dicen así por tener los ojos amarillos con un iris negro, un rasgo muy raro entre nuestra tribu. Tomamos los nombres de los animales que conocemos para si llegase algún extraño forastero no se enteren de nuestra procedencia. La aldea o mas bien el lugar donde vivimos está entre las montañas boscosas, muy lejos del lugar donde vivía mi gente, la tribu del rayo. Somos muy pocos los que vivimos aquí, la mayoría jóvenes de mi edad o un poco mayores a mi. Los adultos ya son viejos y denotan ya canas, el viejo sabio a él le llamamos el Búho, la dama curandera a ella le decimos Águila, un hombre de mediana edad fuerte y enorme a él le llamamos Oso y su pareja que es la que nos cocina ella es Puma.

Somos unos veinte los muchachos que nos salvaron de aquel siniestro vivimos en esta pequeña comunidad en las montañas. Los entrenamientos son mas espirituales que físicos, el sabio Búho no quiere que enseñarnos aun el arte de manipular los rayos y mucho menos generarlos de nuestro ser. Él quiere que tengamos el espíritu limpio y ser consciente del poder que quiere que poseamos.

Nos contó una historia del sabio guardián que enseñó a su antecesor el cual tuvo un aprendiz que por querer ser poderoso corrompió el elemento y fue desterrado, el sabio guardián logró la habilidad de bloquear los puntos de energía interna y le quitó la capacidad de manipular el rayo. Esas técnicas solo se les enseñan a los que son puros de corazón. Los que lograban esa técnica de bloqueo se tenían que someter a pruebas, pruebas que solo el mas equilibrado en fuerza y sentimientos lograban superar.

Esas pruebas llegaban a durar años, para no causar daños en la aldea él sabio guardián mas experimentado les llevaba a lugar en las montañas donde por lo general suele haber lluvia con rayos cayendo constantemente. Y es el lugar donde nos encontramos ahora, a cientos de días a pie de nuestra entonces aldea. Con tristeza nos cuentan historias de aquel lugar, el que no habla mucho es el guardián Oso. Le duele recordar lo que perdió.

En los ejercicios espirituales son largos, llevando algo de esfuerzo físico al estar en poses incomodas. El equilibrio es necesario para lograr llevar la mente a la máxima concentración posible. Las mujeres eran mas avanzadas que los hombres. Teniendo la ventaja de su gran flexibilidad y concentración. Nosotros los hombres nos distraemos muy fácil y de cualquier bobaba caemos, cosa que al viejo Búho no le gusta y nos hace comenzar de cero o nos manda a hacer labores pesadas con el señor Oso o con Puma. Todos querían ir siempre con ella. Es la mamá de todos, nos tiene mucho amor ya que ella jamás logró tener uno propio nos adoptó a todos. El señor Oso le da gusto ver a su mujer rodeada de muchachitos abrazándola y haciéndola reír con sus ocurrencias. Aunque a los que le teníamos que ayudar con las labores pesadas con el señor Oso, no nos quedaba otra que seguirle el paso y hacerlo bien en los ejercicios espirituales y de meditación para no tener ese severo castigo.

El señor Oso no se media en las tareas y tal cual el apodo que se ganó a pulso es por lo alto, musculoso y así fuerza como agilidad de ese majestuoso animal. Las tareas que hace es desde cazar animales para alimentarnos, recolección de frutos y plantas tanto comestibles como curativas. Reparar las chozas, recolectar leña y traer agua del río mas cercano. En cambio con Puma era cultivar, limpieza o con Águila en los cuidados de enfermos, cosa que ella solo hacía por las habilidades de curación que aprendió de joven mediante la alineación de puntos de energía con la capacidad de manipulación de ella, también con la cocina y lavar los atuendos de todos. El viejo Búho hacía medicinas con las plantas que recolectamos, escribe en pergaminos todos sus conocimientos y nos enseña la mejor manera de sacar el potencial que hay en cada uno de nosotros. Los pergaminos los lleva a un túnel debajo de su choza bien escondidos y fuera de la vista de cualquier extranjero que pasa por nuestra pequeña comunidad.

Las enseñanzas son casi imperceptibles para un ojo ajeno, cada cosa que se hace en el lugar tiene un propósito. Desde humildad hasta tener la fortaleza física.

Hace unas estaciones el viejo nos contó que hace mucho tiempo todas las tribus elementales se unieron a un peligro enorme. Un volcán tuvo explosiones cerca de la tribu del Fuego, los guardianes mas poderosos de cada aldea fueron en auxilio. El viejo era muy joven, aun no era ni aprendiz, desde lo lejos fue testigo del poder de los elementos trabajando en conjunto. Los guardianes de agua e hielo junto con algunos de tierra desviaron un cause de agua para formar una barrera por si los demás guardianes fallaban al retener la furia del volcán.

El viejo fue a acompañar a su padre que fue en auxilio de aquella aldea. Él quería verle en acción y lo poderoso que era y solo en historias contadas entre las personas que llegaban a ver la magnificencia al usar su poder. El viejo estaba en la aldea y viendo desde lejos a los guardianes haciendo la barrera de roca, hielo y el ver como controlaban el agua le dejó boquiabierto. Kilómetros adentro rumbo al volcán los guardianes del aire desvían las bocanadas de humo que exhala. Los de tierra restantes fueron hacia la espalda del volcán para derrumbar parte de la caldera y que el magma se fuera a ese lugar lejos de la aldea. Los de fuego apagan los incendios y contienen el calor. El padre del viejo y los demás guardianes del rayo contienen las descargas que caen desde el cielo por la nube que formó el humo del volcán y la tormenta que se aproximaba.

El cielo se oscureció y no se veía mucho desde aquella aldea. Solo una columna de humo y rayos saliendo hacia el cielo en dirección a la nube que se aproximaba del norte. Los guardianes que están en la orilla del cráter al ver que se derrumbó aquella ladera corrieron cuesta abajo lejos de los escombros y la nube de vapores tóxicos que expede la caldera. Los últimos en salir del sitio fueron los elementos de aire ya que con sus habilidades pueden alzar vuelo con unas ventosas que llevan en sus trajes. El padre del viejo ya estaba a punto de salir pero... Al ver que la tormenta llegaba con furia a donde estaban los guardianes del aire, se regresó para bloquear los rayos que caían cerca de ellos. Los destellos eran cada vez mas intensos, se veían cual cascada de luces como las del norte frío donde esta la tribu del Hielo.

El padre del viejo fue sobrepasado por la tormenta, los maestros de aire caían uno a uno por. Como sino fuera suficiente la caldera del volcán comenzó a hacer erupción, un guardián del aire estaba con vida, espalda con espalda ese guardián y el padre del sabio guardián Búho contenían lo mejor que podían sus elementos. Uno repelía los gases y el otro los rayos. Poco a poco descendían del volcán y lograron ver a lo lejos a un par de guardianes tierra correr hacia ellos. Logrando colocar una barrera que les protegió de las rocas que caían del cielo hasta llegar a las faldas donde la primer barrera de roca e hielo y se colocan tras ella.