La noche avanza y estamos en guardia los tres, Gorrión, Tejón y yo. Llenando la olla con el agua que cae de la lluvia la ponemos cerca del fuego para tener una bebida caliente en ésta fría noche. Gorrión saca de su mochila unas yerbas aromáticas y lasete en el recipiente para hacer una infusión. Tejón saca unos panes para acompañar la liebre que cazó Gorrión en la tarde, maldito animal tardó mucho en cocinarse.

¿Quienes serán los jóvenes que vinieron con el señor Oso? Esa pregunta rondaba en nuestras cabezas durante la guardia que montamos para cuidar el descanso de ellos. La lluvia parecía estar aminorando, el viento que venía junto con ella ya solo es un pequeño soplo. Viendo de reojo la fogata y poniendo mas leña para que se mantenga viva la llama porque el frío se intensifica con el transcurso de la noche. Tejón saca un poco de la carne que nos dio Puma al salir y la vierte en la olla, también unos vegetales así cuando despierten tendrán que comer los muchachos y el señor. Gorrión busca otro recipiente para ir por agua y hacer mas infusión de frutos. Yo le acompaño al río, aun es de noche aunque ya falta un poco para el amanecer.

Sin decir nada en el camino por el agua y estando alerta a cualquier ruido extraño a nuestro alrededor. Con los sentidos agudizados por las enseñanzas del viejo Búho, le daría mucho gusto el gran avance que tenemos al pasar los años. De vez en cuando se escuchan en la oscuridad ramas quebrarse, algún venado o ciervo que camina en el bosque. Los lobos no se escuchan, es raro no escuchar sus aullidos nocturnos, tal vez la lluvia los tiene cautivos en su cubil. Aunque ya no llueve lo mejor será no bajar la guardia y estar atento a cualquier peligro.

Gorrión está mirando a los desconocidos, no celosamente sino de forma preocupada. ¿De que lugar vendrán? Sus ropas son muy similares a las nuestras y sus facciones aunque no había mucha luz se les notaba un poco de rasgos del sur. Eran muy parecidos por lo que el viejo sabio y la dama Águila en las historias que nos contaban de cuando convivían con las demás aldeas antes de la llegada de los seres oscuros. Nos hubiera encantado convivir con todas aquellas personas y ver lo fascinante de sus poderes de guardianes de los elementos. Lo mas triste es saber que ni conocimos la mayoría a nuestros padres y demás familiares.

Comienza a salir el sol, las aves y demás animales diurnos comienzan a salir de sus guaridas para buscar alimento. Tejón y yo vamos a por unas presas para tener alimento para los jóvenes que trajo el señor Oso. Gorrión cuida la cueva para estar al pendiente de la fogata. En el camino a buscar algo que cazar solo vemos presas grandes, venados solamente, aun no tenemos la destreza para lidiar con uno. Mas adelante vimos en el suelo pisadas frescas de liebres, les seguimos hasta un pequeño claro. Veo una de buen tamaño a una distancia razonable, saco una flecha, apunto, respiro profundo, exhalo y disparo. Atravieso su cabeza, ya tenemos el desayuno. Tejón ve un arbusto de frutos pequeños y llena un pequeño saco con ellos, juntamos yerba comestible y aromatica para sazonar el animal. Limpiamos a la liebre, le quitamos la piel para llevársela a Gorrión y vamos de vuelta a la cueva.

Gorrión no ve la hora que se despierten, ¿Qué habrá pasado para que estuvieran tan agotados? Prueba la comida que preparamos hace rato con la carne y vegetales. Huele delicioso al destapar la olla, eso hizo que el señor Oso despertara tras el ruido que hizo su estómago, con una sonrisa se acerca a donde Gorrión y ve que ya le tiene un plato con la sopa. De su mochila saca unas cucharas de madera que el talló ya hace tiempo en sus incursiones de cacería y comienza a comer. Los muchachos que le acompañan despiertan de la misma forma, un ruido de vacío en su estómago y el olor del alimento que expede aquella olla les hace acercarse a donde ya desayuna el señor Oso. Aun no quiere preguntarle Gorrión a él la procedencia de los jóvenes, quiere primero darles alimento y bebida caliente. El señor Oso se pone en guardia al escuchar ruidos en la cercanía del lugar, Gorrión le calma diciendo que somos nosotros que fuimos a por mas alimento, él se tranquiliza al vernos entrar y sigue comiendo aliviado de vernos. Tejón saca de su mochila el pan y lo reparte entre los muchachos y yo pongo a la liebre en el fuego.

El señor Oso nos presenta con los jóvenes, los nombres de ellos son de flores y arboles. Las chicas son hermanas, Orquídea y Tulipán, los hombres son Roble y Ciprés. Tomaron nombres así como nuestra gente tomó nombres de animales para no ser reconocidos. El señor Oso nos comenzó a decir lo ocurrido mientras los muchachos comían, él se encontraba en una base alta en un árbol sobre la colina mas al oeste de las montañas, buscaba unos carneros y lo único que encontró fue a unos jóvenes muy maltrechos, tenían en sus ropas manchas de sangre y en sus rostros corrían lágrimas. La procedencia de ellos es la tribu del Agua o mas bien ahora los únicos sobrevivientes de esa aldea. Fueron atacados por los seres que acabaron con todas las aldeas y tomando a los sobrevivientes como prisioneros.

Resulta que los estaban persiguiendo, el señor Oso vio que un poco detrás de ellos venían unos hombres con espadas y una coraza muy parecida a los que atacaron nuestra aldea cuando yo era un bebé. Eso hizo actuar de inmediato corriendo monte abajo dejando atrás la mochila con sus provisiones llevando solo su arco, flechas y sus dagas. Dejando como último recurso su poder de guardián del rayo. Dejando pasar a los chicos, esperando a tener a una distancia mejor para tirar flechas y acabar con aquellos, apunta a la cabeza del líder y tomando un tiempo para tener un buen disparo, alza su arco y lanza al viento la flecha. Casi falla el tiro, salió bajo pero da en el cuello y lo atraviesa de lado a lado. Los compañeros de este se ponen en guardia, no esperaban tener problemas.

En guardia los siete restantes no ven de llegó aquella flecha que dio muerte a su líder, en cuanto el segundo al mando cae del cielo otra flecha y lo atraviesa por la espalda saliendo la punta por el tórax pasando por su corazón. El miedo se hizo presente en el resto de la pequeña comitiva que iba detrás de los jóvenes, uno de los perseguidores va a ver al segundo caído pero no alcanzó a acercarse ya que otra flecha cayó y ésta dio en la cara, sus corazas no eran muy efectivas. Pareciera que solo eran de adorno o nunca tuvieron que estar a prueba en el campo de batalla. El señor Oso vio con gran placer que no tenían protección suficiente en contra de sus flechas, uno a uno caían con cada flecha que lazaba. Solo quedaba uno pero no tenía ya flechas, saliendo de su escondite fue a por el empuñando sus dagas y corre a por el. Gritando despavorido aquel soldado no pudo huir ya que sus atuendos le estaban para correr, viendo llegar su muerte que se acerca cada vez mas y mas a su encuentro. El señor no quería dejar a ninguno con vida, los chicos al escuchar los gritos se acercaron a ver quien los causaba y vieron a un hombre enorme dando muerte al último de sus perseguidores. Al ver eso el mayor de ellos se acerca a aquel hombre para saber sus intenciones.