EN EL NORTE
La dama Águila estuvo recostada por dos días enteros, sin saber que estaban a tiro de piedra de la tribu del Hielo. Los que están ahí cuidando de ella no se alejaron mucho, solamente para traer agua ya que tenían lo suficiente en alimentos. Ya estando recuperada, Puma no quiso arriesgarse a que fuera a recaer y decidió estar una noche mas en ese campamento. La mañana llegó, la nevada en la noche calmó al salir los primeros rayos del sol. La dama Águila ya está de pie tomando un poco de la infusión de retoños de pino y miel, Puma despierta y al verla mejor va y sin pensar le abraza con todas sus fuerzas.
La dama curandera les agradece a todos por los cuidados a ella y después de almorzar empacan todas las cosas para seguir el camino a su destino con la tribu del Hielo. Ya fuera de todo peligro el andar será calmado, tomando descansos para no agobiar a la recién mejorada dama. Puma va en la delantera para marcar el paso y las chicas que siempre estuvieron bajo el regazo y enseñanzas de la dama Águila cuidando de ella atrás junto los jóvenes de la tribu del Agua. El cielo esta despejado, los rayos del sol son reconfortantes ante el frío que hace y da el ánimo para seguir. Puma ve a lo lejos unas chozas de troncos de pinos, es extraño ya que por los conocimientos que se tenia de éste territorio no había señal de alguna civilización. En si, puede que se hayan extendido aquella tribu y que pues ya hace mas de quince años que se dejó de saber de ellos...
Al este, donde el Viejo Sabio Búho, ven con fascinación las descomunales torres de hielo. Se acercan con cautela para no ser confundidos por agresores. Les pide a los chicos que tengan sus arcos y flechas a la espalda, que caminen con las manos siempre visibles y que estén relajados al entrar a ese sitio. Todos atienden al viejo, con las armas visibles y las manos igual van entrando al sitio. No se ve alguna persona en la entrada, el silencio es incómodo y da escalofríos, el viejo suelta un silbido fuerte y en una tonada como canción de cuna. El eco del silbido se escucha por todo el lugar, cuando estaban por dar un paso, le responden de igual manera. Salen unos hombres por una puerta de madera que está en un muro gigantesco, los hombres que salen de ese sitio son enormes, tienen barba voluminosa y están cubiertos con pieles. Preguntan quienes son y de qué lugar vienen, también como saben el silbido de caza de la tribu del Hielo.
Desenfundan unas hachas de su espalda amagando atacar, antes que lo hicieran el viejo alza la mano y chispas salen de su palma chocando con sus dedos. Los hombres se quedaron atónitos, uno de ellos dijo que ya creían extinta la tribu del Rayo, los llevaron rápidamente al sabio guardián que cuida de esta ciudadela. Avanzando tras los muros de hielo ven una gran cantidad de cabañas y gente andando por todo el lugar. Llegando a una construcción de piedra parecidas a las que había en la tribu de la Tierra, ahí es donde se encuentra el sabio guardián. En el fondo del salón un viejo de vestiduras iguales a todos los residentes del lugar, sentado sobre una alfombra de oso se hallaba meditando. Al escuchar los pasos de los guardias y sus recién llegados abre los los ojos y con gran sorpresa ve un viejo amigo que creía muerto...
Mas al norte, donde están Puma, la dama Águila y los demás junto con los chicos de la tribu del Agua, están a las cercanías de una aldea que no se tenía en los mapas de todo el territorio conocido. Todos están alerta a cualquier tipo de agresión, volteando a ver todo el sitio en búsqueda de gente. Parece que no hay gente, cosa rara por las cabañas que están intactas y el olor a comida que inunda los pasillos entre cabaña y cabaña. La dama Águila silba, la misma tonada que el viejo hizo en aquella ciudadela, el eco del silbido resuena por todo el lugar. De repente, un crujir de una puerta se escucha, sale una mujer ya anciana casi de la misma edad de la dama Águila. ¿Estela? Dice la anciana, si eres tu, afirmando su pregunta al ver el rostro de la dama. Una sonrisa se dibuja en los rostros de las dos mujeres, acercándose para darse un gran abrazo.
Una escena conmovedora, los chicos ven todo aquello sin creerlo. Están ahí dos amigas felices de verse de nuevo tras largo tiempo, la anciana se llama Amatista. Los hacen pasar a la cabaña, les hacen una comida caliente y bebidas con leche de cabra. Hablan por horas las dos, casi olvidando a los jóvenes de la tribu del Agua que estaban cohibidos por estar entre tantos extraños. Estela (la dama Águila) los presenta y les hace decir lo sucedido en su aldea y el por qué de su presencia aquí. Amatista escucha muy atenta todo, de vez en cuando hace una pregunta ocasional y cuando se entera de quien era su sabio guardián suelta una lágrima de tristeza y dolor. Voltea con su amiga y se levanta para ir con ella, sabiendo del sufrimiento que lleva dentro por la perdida de su amado.
En el noreste con el viejo Búho, donde están en presencia del sabio guardián de la ciudadela. El anciano ve con gran alegría a un viejo amigo, voltea a los guardianes para pedirles que les traigan ropas abrigadoras y que preparen un banquete de bienvenida, el viejo dice que no es necesario, que con la ropa basta y les presenta a sus jóvenes. Les dice a los jóvenes que el es un gran amigo que por muchos años convivieron hasta la gran tragedia que los separó de todas las tribus. El nombre de aquel anciano es Jonas, el sabio guardián del Hielo, bueno uno de diez. Jonas le llama por su nombre al viejo, pero le dice que ya su nombre es Búho, que será así hasta que todo regrese a lo que era antes. Jonas le respeta su decisión de llamarse así y le estrecha la mano, le dice que pasó para que decidiera llegar tan lejos de su escondite y el viejo le suelta todo.
Jonas está sorprendido por la noticia de la muerte del sabio guardián de la tribu del Agua, casi toda gente muerta y tan solo unos pocos se salvaron. Menos mal que pasaron cerca de un guardián del Rayo y que vinieron al norte, dice él. Le pregunta del resto de nuestra gente, el viejo le dice que nos separamos por diferentes caminos para desviar la atención de los perseguidores y que llegarán al norte primero la dama curandera con unos cuantos de los nuestros y los jóvenes que rescatamos. Otro grupo ligero fue al noroeste para ser la carnada y darnos tiempo de llegar con ustedes. Jonas está mas tranquilo por saber que llegaran con la mujer mas poderosa en el norte y que estarán a salvo con ella, habló llamar a un mensajero para enviar un aviso de que están con bien el sabio guardián del Rayo y sus muchachos, así no estarán con el pendiente si no llegan pronto con ellos. La ciudadela está bien fortificada y están muchos guardianes para cualquier ataque, todo estará bien mientras pasa el invierno para que se trasladen con los suyos al norte donde estarán muy bien cuidados mientras aprenden los jóvenes el elemento en todo su potencial.
Las cosas allá en el norte iban bien, la tribu del hielo estaba intacta y mas que eso, creció mucho en tan pocos años. Los seres oscuros no lograron hacer daño y solo se alejaron del frío. El señor Jonas dijo que mandaron guardianes del hielo a todas las tribus para ver si lograban rescatar a los sobrevivientes ya que capturaron a un ser oscuro y lo hicieron hablar, supieron que fue un ataque general después de eso no dijo más ya que se ahorcó en su celda después de hablar. Creyeron lo peor y dejaron la búsqueda después de ver las aldeas destruidas y cadáveres por doquier. Se han estado preparando todos estos años para vengar a todos los caídos combinando el poder del hielo con armas. Cosa que le dio mucho gusto escuchar al viejo Búho, casualidad, le dijo, nosotros también estamos en eso.
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