Capítulo Final - Parte 1
— Mi amor... — Llamó Hoseok a su pareja que en la mesa del comedor se encontraba sentado trabajando mientras él se encargaba de guardar en pozuelos parte de la comida hecha y algunos platos extras de acompañamiento. — Estoy preocupado por Taehyung, incluso por Jungkook. Cada vez que los veo se me hace difícil aceptar que estén atravesando por algo así, justamente ellos dos.
— ¿Sabes qué es lo que ocurre? Ambos han consumido una de las peores drogas del infierno sin notarlo. Ego y orgullo... Hay un límite para esos dos sentimientos dentro de una relación y aunque no lo noten, ambos están arraigados a sus orgullosas mentes dejando de lado la innegable verdad que son sus sentimientos. Uno pretendiendo que nada la importa y otro pretendiendo que no lo extraña. — Mencionó el peligris separándose de la mesa para ofrecerle su regazo. — ¿Saldrás ahora?
— En cuanto termine de guardar la comida que le llevaré a Jungkook. — Le contestó sentándose sobre sus muslos, cruzando su pierna mientras miraba hacia el ordenador de Namjoon. — Aunque no lo dice, yo sé que ellos se extrañan, pero nadie puede guiarles el camino si no están dispuestos a mover sus pies. Ni siquiera Jimin ha podido hacerlo porque pese a ser una relación de tres, ellos dos tienen un problema que deben arreglar. A veces quisiera halarle las greñas a los dos.
— Somos sus amigos, podemos aconsejarlos, mas tenemos un límite en cuanto a lo que debemos hacer. Los problemas entre enamorados es entre ellos, el resto sale sobrando. Ya sea que se arreglen o separen definitivamente, nosotros acompañaremos el camino que decidan tomar.
— Creo que tienes razón, yo opino igual, pero me cuesta verlos a ambos y quedarme sin hacer nada.
— No estás sin hacer nada, les están brindando apoyo y eso a veces es todo lo que las personas precisan. — Comentó enrollando su brazo alrededor de su cintura. — Dame un beso y apresúrate, tenemos cosas que hacer esta noche. — Los dos se sonrojaron y ante esto rieron simultáneamente. Namjoon mordió su labio inferior apretándole su trasero cuando sus labios se unieron en un lánguido beso.
— Me voy, no quiero llegar tarde a la cita que tengo con tu trasero, lleva semanas extrañándome tanto como yo a él. — Namjoon elevó una ceja ante las palabras del pelirrojo y después se carcajeó negando. — Bueno ha sido una semana solamente pero lo extraño.
— Nos extrañamos, hoy se juega a dos bandas. — Un beso se posó en sus labios y casi maldijo cuando se separaron y Hoseok se levantó. — Ve u regresa, por favor.
— Pasaré a dejarle esto a Jungkook, me encontraré con Tae un rato y vengo bien rápido a casa. Seguramente para cuando regrese ya habrás terminado. — El pelirrojo regresó a la cocina para tomar las bolsas y regresó para tomar las llaves que yacían sobre la mesa. — Iré en tu auto.
— No me lo dejes sin gasolina, por favor.
— Eso ocurrió solo una vez, deja de sacármelo. — Se quejó elevando una ceja desde la puerta, lanzándole un último beso. — Nos vemos en un rato.
Mirar todas sus pertenencias esparcidas sobre una cama que no era aquella a la que se había acostumbrado, esa que solía compartir con los dos hombres que amaba, seguía pareciendo irreal. Guardaba artículos personales, pero su mente desempaquetaba solo memorias que lo envolvían y llevaban a un viaje al pasado, uno que comenzaba desde su niñez, pasaba por sus años universitarios, todo lo vivido con Taehyung hasta el momento en que Jimin volvió a entrar en sus vidas.
Su mayor miedo radicaba en la ausencia del castaño en su vida, todavía recordaba el miedo que lo recorrió cuando este le dijo que gustaba de Jimin en aquel restaurante, queriendo alejar de su mente cualquier idea donde en el final, Taehyung dejara de estar a su lado. Cuando esa misma noche le confirmó que se había enamorado del rubio, todo su cuerpo tembló, ese pavor desgarrador se apoderó de su persona ante la idea de perder al hombre que amaba.
Se sometió a sí mismo a un riguroso proceso de confianza para alejar de su cabeza todas esas ideas que amenazaban su estabilidad emocional y cotidiana. Una mañana sin su novio a su lado era siempre fría y solitaria. En aquel tiempo estaba ciego, no se atrevía a mirar más allanara no encontrarse con un paisaje incierto que le confirmaran que habían perdido el rumbo.
Con solo pensaren terminar, sentía que la relación había culminado, por eso no quería siquiera sopesar la idea de una separación entre los dos, ni siquiera para pensar, no quería dar un tiempo y que en este Taehyung confirmara que no era relevante en su vida, que el amor por él había cambiado y que su vida podía hacerla junto a alguien más.
Pensamientos válidos, ninguna persona estaba obligada a pasar toda su vida al lado de alguien, ni siquiera de sus padres porque como aves que se alejaban del nido, todos tenían derecho a volar libremente en busca de un nuevo rumbo. Ese lugar ideal debía ser cambiado cuando las estaciones pasaban y estaban obligados a emigrar.
Nada era definitivo y eterno, pero él deseaba que sus sentimientos fueran la excepción, que estos jamás se agotaran o cambiaran, no quiso perder a ese hermoso castaño que llegó a su vida para apropiarse de ella con solo una sonrisa, aún no quería perderlo.
Si miraba en retrospectiva, ellos definitivamente no cambiaron, el amor seguía estando ahí, al menos de su parte y quiso confiar que en Taehyung también estaba. Que siquiera le preocupara el hecho de que podría estar con alguien más, fue una razón para creer que temía perderlo. Sin embargo, cuando lo vio preparando sus maletas como mismo él hacía esa noche, su alma se le fue a los pies. Pudo aclarar todos los malentendidos con Jimin, desde el inicio estuvo abierto a la idea de conversar y quizás eso los dejó en una mejor posición.
Con el castaño, no esperó que las cosas fuesen tan diferentes, que se desempolvaran problemas que a su entender habían quedado resueltos, cosas del pasado que volvían a tocar a su puerta. No se imaginó escuchar de sus labios que ya no sentía lo mismo por él, no esperó verse tan lejos en el reflejo de su mirada. Se sintieron tan distantes aún frente a frente que no supo cómo reaccionar a eso. Desde un principio dejó en claro que eran los tres o ninguno, si alguien se sentía mal sin posibilidad de un arreglo, si ellos dos estaban sufriendo o dolidos, si estaban mal con esa situación, él daría un paso atrás.
No fue fácil aceptar las palabras de Taehyung, tampoco lo fue decidir cumplir con su palabra y dar un paso atrás. Lo peor fue apegarse a sus acciones y no correr en su búsqueda cada día. Jimin y él realmente no tuvieron inconvenientes, ninguno quería terminar esa relación o se sintió mal en ella. Deseaban trabajar en los problemas que siempre existirían porque, no importaba si se tenía trireja, pareja o se estaba completamente solo, siempre habría problemas.
No obstante, ellos no podían obligar a Taehyung a continuar algo en donde no se sentía bien. Si él quería hacer su vida en otro lado, con otra persona que no fuesen ellos, dolería, pero tenían que entenderlo, aceptarlo. Por eso es que no le insistían y le daban el tiempo que esta vez si era necesario. Incluso en el trabajo donde se veían casi a diario, Jimin y él mantenían la distancia. Sí dolía un poco que él y Taehyung siguieran juntos, que solo el pelinegro no estuviese en la ecuación pero debía aceptarlo.
Solamente esperaba tener esa oportunidad que constantemente se le negaba. Esa que él intentaría buscar una vez más. La última vez que se atrevió a sopesar la idea de ir a enfrentarlo permaneció estacionado en el exterior de la casa hasta que vio a Jimin salir. Pudo notar que no se encontraba bien, por eso lo siguió, porque simplemente no podía pretender que no lo vio, que su pecho no se estrujó del mismo modo que lo hacía cuando cualquiera de ellos lo estaba pasando mal.
No se trataba de la relación, solo de una persona importante en su vida que frente a él sufría. Fue algo que hubiera hecho por Namjoon, Yoongi o incluso Hoseok. Justo en ese instante en donde la plática con Taehyung era incierta y ese rostro perdido en lágrimas que salió después de que todas las luces de la casa se apagaran, optó por esta última, escuchando testimonios de situaciones que desconocía por completo.
Todos le decían que el castaño se encontraba bien, como si nada de lo ocurrido realmente hubiese sucedido. Le costó creer que realmente este no lo extrañara ni siquiera un poco, que solo él y Jimin estuvieran pasándolo mal por ese distanciamiento. Que el mayor de los tres le contara la forma en la cual el castaño se había quebrado esa noche, lo hizo tomar la decisión de que no podría seguir dándole tiempo y espacio, no si él se encontraba sufriendo de ese modo. No si lloraba cada noche como él.
Su corazón no quería respetar ninguna regla de amor, no existía un "stop" que le dijera cuándo debía detenerse. Su corazón era para amarlos y sabía que el de ellos también estaban para quererlo, amarse. No les hacía falta fingir, ellos tenían que saber cuánto se amaban. No podía dejar de lado a una persona que le hacía sentir como si todos los días fueran 14 de febrero.
Taehyung valía el cielo para él, los dos valían mucho. No podía alejarse de los hombres que incluso a la hora de desvestirse en el torrente más salvaje, lo hacían sentir que estaba tratando con pétalos de rosa.
¿Cómo podría obligar a su corazón a contenerse, a olvidarlo?
Su corazón, todo él le pertenecía a esos dos hombres. Desde el día en que lo conoció en la universidad, desde ese primer día en que lo vio, se enamoró, le prometió que lo amaría para siempre, lo cumpliría. Su corazón no quería aceptar que eran ahora menos que amigos, él no lo hacía y no lo haría jamás.
— ¿Qué haces? — La inesperada voz de Hoseok sobresaltó a pelinegro. — Lo siento, pensé que no estabas en casa porque se veían todas las luces apagadas y no vi tu auto en el estacionamiento. Si hubiera sabido que te encontrabas aquí hubiera tocado el timbre.
— No te preocupes, es el departamento de tu novio, yo solamente estuve ocupándolo por un tiempo. — Sonrió rascando su nuca.
— Te traje comida recién hecha y algunos platos extra de acompañamiento que me quedaban en casa. — Le comentó mirando hacia la maleta, interiorizando las palabras recién dichas por el menor. — ¿Te vas? Namjoonie no me dijo nada.
— No le he dicho, pensaba decirle mañana, ya que fue una decisión recién tomada hoy. Creo que ya estoy listo para irme a otro lado, igual quería estar con Namjoon hyung y él pasa más tiempo en tu casa que aquí. Oh no me mires así eso está genial, yo solo... No quería estar solo, pero me vino bien estarlo después de todo. — Rascando su nuca salió de la habitación junto al pelirrojo.
Jungkook lo miraba como una prueba viviente de lo inesperado que podía ser el futuro. Por momentos parecía imposible que Hoseok saliera de ese enamoramiento con Yoongi, de hecho, muchos esperaban que el mayor finalmente se diera cuenta de unos sentimientos que no existían realmente y estuvieran juntos. Ellos desconocían que por un tiempo Yoongi gustó mucho de Jimin, que luego Seokjin llegó para revolucionar su vida y ahora, cuando miraba, nada sucedió según lo esperaba.
Namjoon no estaba con Seokjin, Hoseok no estaba con Yoongi, hubo sin premeditarlo un intercambio de parejas y de esas, Namjoon y el pelirrojo era la más estable. Le gustaba verlos juntos, adoraba el cariño con que se miraban y esto le hacía recordar sus días junto a sus novios, otra relación que nadie se esperó o consideró, ni siquiera él.
— Yo debo irme pronto, así que no podré acompañarte a comer, pero deberías sentarte y alimentarte. ¿De acuerdo? Si necesitas algo no dudes en decirme, Namjoonie seguro viene mañana. — Comentó encaminándose hacia la puerta.
— Gracias por todo.
Hoseok solo le regaló un asentimiento y una sonrisa, no tenía mucho más que decirle en verdad. Miró su reloj al cerrar la puerta, recordando las palabras de Namjoon sobre no inmiscuirse en sus asuntos. Ver a Jungkook y luego irse a encontrar con Taehyung no era una tarea fácil.
— ¿Llevas esperando mucho tiempo? — Preguntó el pelirrojo apenas se encontró con Taehyung en la entrada de aquel Spa nocturno al que habían decidido ir. — Lo siento, tuve que pasar por casa de Nam a llevarle algo de comer a Jungkook.
Su boca a veces era demasiado grande y él demasiado sincero. Mordió sus labios en cuanto notó lo que había dicho, pero Taehyung ni siquiera parpadeó ante esto y eso le hizo sentir levemente aliviado. Juntos procedieron a registrarse envueltos en palabras y temas triviales, dejando todo rastro de incomodidad en el olvido.
Una sauna siempre era una buena opción, ambos estaban relajándose en aquel calor que se llevaba cualquier pensamiento. Sin embargo, cuando Taehyung le hizo aquella pregunta, el pelirrojo elevó sus párpados para mirarlo sin saber cómo reaccionar. El castaño seguía con sus ojos cerrados, como si aquello no fuera más que una pregunta casual.
— ¿Cómo estaba Jungkook cuando lo fuiste a ver? — Esperó varios segundos por la respuesta hasta que abrió sus ojos y notó que el contrario lo miraba fijamente. — No tienes que responder, fue solo una pregunta.
— Sí, eso pude verlo. — Negó volviendo a cerrar sus ojos. — Estaba normal, empacando sus cosas porque se mudará mañana, ya no se quedará más en casa de Namjoonie.
— ¿Dónde va a vivir?
— No lo sé, no le pregunté y él no me dijo. Siempre puedes preguntarle a Jimin o al propio Jungkook si tienes mucho interés. Ya sabes, conversar como personas civilizadas, como dos personas que se aman y han compartido tanto junto.
— Le prohibí a Jimin hablarme de él, así que no me lo diría, tampoco quiero preguntarle para que no se malinterpreten las cosas. Fue una pregunta cualquiera. — Espetó levantándose envuelto en su toalla para salir sin mirar a Hoseok. — Solo quería saber si estaba bien.
— ¿Tan bien como tú? — Taehyung se volteó para mirarlo molesto por esa pregunta llena de doble sentido sin saber por qué en el fundo estaba tan enojado consigo mismo.
+++
¿Existía una palabra que expresara correctamente "nervioso a la potencia de cien"? Porque justamente esa era la que podía encerrar el modo en que Jungkook se sentía mientras conducía a su la cosa en donde estaban supuestos a vivir los tres.
Estuvo trabajando toda esa noche, no había dormido absolutamente nada, esa o el resto de las noches que pasó esa semana en su antiguo apartamento. Fue imposible poder estar allí sin abrazar su almohada mirando a los alrededores. Un sitio cargado de tantas memorias que cualquier rincón que miraba lastimaba sus ojos, poniéndolos rojos y haciéndolo llorar.
Solo sabía la noche cómo se desvelaba un hombre que nunca ha dejado de amar. Jungkook sabía que no todas las palomas eran las que regresaban, algunas volaban para no volver jamás y eso era quizás lo que más lo atormentaba. Estaba decidido a terminar con esa tortura, pero cada vez que se acercaba a su casa, cada vez que salía en busca de Taehyung, terminaba acobardándose temiendo un final definitivo que matara todas sus ilusiones y esperanzas.
Él solamente deseaba volver a ser el norte y que la brújula en el corazón de Taehyung volviera a señalar en su dirección. Solo anhelaba una mirada, un abrazo, un beso suyo que le hiciera sentir que seguía siendo la persona con la que quería vivir, con quien deseaba compartir su vida. Deseaba que retomaran ese amor tan bonito que tenían los tres.
Por eso estaba nervioso, porque sabía que no volvería a amar a absolutamente nadie como amaba a esos dos hombres. Si no compartía su vida con ellos, si Taehyung decidía marcharse y dejar de lado todo lo hermoso construido por años, su mundo se derrumbaría, le caería encima para consumirlo por completo. No era correcto quizás decirlo, pero al menos por mucho tiempo, su ausencia le arrebataría toda su alegría.
A pesar de sus temores, esa mañana no dio marcha atrás, no regresó o se acobardó. Condujo decidido hasta estacionarse en aquel garaje que desde hacía tanto tiempo no veía. Su cuerpo trémulo le decía que estaba expuesto a que sus piernas fallaran, a llorar sin poder contenerse, mas no se detuvo. Inhaló profundamente antes de terminar de poner el código de entrada y se adentró en aquel lugar en busca del castaño.
Lo buscó por todos lados sin encontrarlo, solo cuando entró al lugar que fue su oficina que lo encontró vestido como si hubiera ido a correr, sentado en su silla, mirando los retratos que allí seguían. Había cuatro fotografías enmarcadas, una de ellos dos, otra de Jimin y Taehyung junto a una del castaño y él. Por último, pero no menos importante, una de los tres juntos por la que los largos dedos de Taehyung se desplazaban con nostalgia.
— Pensé que pasarías todo el día fuera, bebé. — Mencionó de espalda sin voltearse a verlo.
No hubo respuesta, solo un silencio que le hizo fruncir el ceño y girarse para ver si solo se imaginó escuchar que subía por la escalera. Todo él se quedó en blanco, su alma abandonó su cuerpo en el momento en que sus ojos se posaron en ese pelinegro que no veía personalmente desde aquella discusión meses atrás.
La saliva que pasó por su garganta se sintió como un nudo difícil de digerir, su corazón latió desenfrenado y, por un instante, deseo lanzarse hacia Jungkook. Eso era todo lo que su instinto le pedía, algo muy diferente a lo que verdaderamente hizo. Relamiendo sus labios lo contemplaba en silencio, notando por su aspecto que no había tocada la cama durante la noche.
— Buenos días... — Musitó Jungkook frotando su mano para entrar con parsimonia. — ¿Cómo has estado?
— Buenos días, Jungkook. — Respondió serio logrando que por un instante el contrario se detuviera. — ¿Has venido a buscar alguna de tus cosas?
— No, he venido a conversar contigo, Tae. — Con cautela buscaba aproximarse a otra de las sillas mientras el contrario se levantaba de la suya. — Creo que nos debemos una plática.
— Deberá ser en otro momento porque en este instante estaba preparándome para salir, solo vine a buscar los audífonos que necesitaba para salir a correr. Posterguemos esa conversación para otro momento. La verdad, ni siquiera sé si debamos tenerla. ¿Queda algo más por decir entre nosotros?
— Todo, queda absolutamente todo por decir.
— No quiero oírlo. — Espetó firme encaminándose a la puerta. — Sabes donde está absolutamente todo en este lugar, busca lo que necesites y al salir cierra bien la puerta.
Jungkook sintió su pecho oprimirse, su boca se entreabrió mientras lo veía partir en silencio. Había llegado tan lejos, finalmente se había decidido a verlo, no podía simplemente dejarlo todo así, no sabía si existiría una oportunidad igual. Lo pensó quizás demasiado, pero terminó levantándose para ir en su búsqueda una vez más. Ayudaba haber hablado con Jimin, saber que ese castaño seguía teniendo sentimientos por él, no importa lo que dijera o cómo actuara, ahí estaban y no se rendiría, no sin antes intentar conversar con él.
Corrió escalera abajo, encontrando al castaño que procuraba escurrirse en silencio por la terraza, casi corriendo para no ser alcanzado sin éxito. El pelinegro había sido más veloz, imposibilitándole escapar como deseaba, tirando de su brazo hasta abrazarlo. No hubo mayor resistencia que la dicha palabra "no". Taehyung no lo apartó, tampoco lo abrazó, solo permanecieron así como si fuera un típico melodrama semanal.
— No nos pongas un punto final sin darme la oportunidad de hablarte, por favor. — Pidió Jungkook con voz suave para no quebrarse, besando el costado de su cabeza mientras aspiraba después de tanto tiempo su aroma. — Todos cometemos errores, muchos. Yo no soy la excepción, pero dicen que rectificar es de sabio y aunque estoy muy lejos de poder proclamarme alguien sabio, quiero enmendar todo lo que nos ha traído a este punto. Uno donde nuestra relación, todos nuestros sentimientos, la vida que creamos juntos, todo eso está pendiendo de un puente en muy mal estado. Confío en que podemos atravesarlo, podemos todavía salir de ahí. No renunciaré, Tae.
— ¿Renunciar a qué, Jungkook?
— A esa paz que tú me das día tras día, a cambiar mis penas por tus alegrías o a ese amor que siempre me has dado con garantías.
Habló sin demorarse a pensar un solo segundo, tomando por sorpresa a un Taehyung que parpadeaba confundido mientras el pelinegro ponía pocos centímetros de distancia para apoyar una de sus manos en su mejilla. La textura de su piel suave le hizo cerrar sus ojos antes de volverlos abrir para con ellos darle una tácita súplica a quien por más de diez años fue su pareja.
— No renunciaré a ese calor que nos dábamos cada mañana al despertar sin importar las obligaciones que pudiésemos tener en el día. A vivir constantemente enamorado de dos hombres que modificaron mi manera de ver el mundo, a soñar con un futuro juntos en el que somos protagonistas. — El final de esa oración se dificultó cuando su voz se quebró y una estela de saliva relució en sus labios en medio de un sollozo que pronto le dio paso a sus lágrimas. — ¿Sabes cuántas cosas puedo tener solo contigo, con ustedes a las que no puedo renunciar tan fácilmente?
La nariz de Taehyung picaba, ese nudo en su garganta lo estaba volviendo loco. Ver a Jungkook nuevamente frente a él, tan vulnerable y recitando todo lo que en su propio pecho seguía almacenado sin poder verbalizarlo. Sus ojos se estaban cristalizando bajo la mirada que tanto extrañó. Por momentos olvidaba el motivo por el cual se molestó tanto al punto de no querer tenerlo cerca. A medida que los días fueron pasando, el vacío fue aumentando, haciéndole cuestionarse todo lo que sucedió. Todos los malos entendidos que se acumularon fueron aclarados, pero sus emociones seguían elevadas, apropiándose de su mente y accionar.
— No podría renunciar jamás a tus ojos... — Musitó limpiando la lágrima ajena que descendía por ese terso pómulo, olvidándose completamente de las suyas. — Ni a tus brazos, a tu calor, a tu sonrisa o a ese loco proceder tuyo que a veces nos pone en situaciones complicadas. Jamás podría renunciar a esta boca, a estos labios...
Su pulgar bordeaba con parsimonia cada cosa que nombraba, cerrando sus ojos al palpar sus labios, acercándose hasta sentir su respiración chocar con la suya. Solo entonces, elevó sus párpados para admirarlos y luego ir en busca de su mirada. Un contacto visual que a ambos estremeció por igual.
— ¿Cómo podría renunciar a esos besos que tan loco me vuelven? Esos que me llevan a pasear el mundo con solo rozarlos, besos que me han consolado, hecho reír e incluso jadear, mi amor. Solo debes existir para hacerme caer con fuerza, amar desesperadamente. Antes de aceptar tu idea, tus sentimientos por Jimin y todo esto que construimos los tres, temí perder todo eso, tu amor, tu persona. Porque eras capaz de con tu sola presencia darme luz si me encuentro a oscuras. Solo con ustedes dos descubrí que esas palpitaciones en mi pecho no eran debido a la adrenalina o la aventura a lo desconocido, sino un amor profundo y genuino por ambos que costó años construir y solidificar. Fue un camino lleno de temores, dudas y preocupaciones, pero logramos sobrepasar todo eso, mi amor.
Relamiendo sus labios llenos de lágrimas guardó silencio buscando compostura, una que se perdió cuando el castaño limpió su rostro y pegó sus frentes en silencio, llorando justo como él.
— Sé que aprendería dolorosamente a vivir sin ustedes, pero me quedaría como un barco a la deriva, uno más de los que van por ahí perdidos, sin rumbo y sin sentido por una vida que se modificó para ser vivida con ustedes. Ya esto no tiene marcha atrás aunque luchara por ello porque existen amores que se dejan en el pasado, pero jamás se superan por completo, no se olvidan aunque roguemos por ello. Por eso me cuesta renunciar a ustedes, por eso te digo que no renunciaré, Kim Taehyung. Te amo, te amo con todo mi corazón y aborrezco todas esas veces en que creíste lo contrario, donde sentiste que no te amaba porque yo, te amo con todo mi ser.
Su nariz fue rozada por la contraria, el contacto con la piel de Taehyung le hizo romper por completo en llanto. Fue entonces que su presentimiento se cumplió y sus piernas le fallaron por completa, tal como predijo al llegar a esa casa. Cayó de rodilla sobre el césped sin poder contenerse, llorando incluso como no se permitió hacerlo a solas. Esos brazos que lo socorrieron y resguardaron le permitieron liberar todo su dolor, todos sus penurias.
De ese mismo modo abrazó a Taehyung, dándole el confort y la confianza para que dejara salir todo aquello que por tanto guardó, mostrándole a él ese lado del que solo Jimin había sido testigo. Porque con ellos dos no tenía máscaras, porque a pesar de todo ellos eran los únicos que lograban ver a través de él por muy oscuro que se volviera el paisaje. Porque ellos eran quienes no le permitían rendirse aun cuando lo pensaba.
— Yo tampoco quiero perderte, Kook. No quiero que salgas de mi vida o yo salir de la tuya, no quiero perderlos a ninguno de los dos. — Confesó Taehyung contra su cuello. — Me enloqueció creer que tenías a alguien más en tu vida, alguien más que no fuéramos nosotros dos. Me dio miedo pensar que tendría que aceptar que te enamoraras de alguien más después de que hayas aceptado que yo me enamorara de Jimin, que por mí estuvieras en una relación de tres que nunca quisiste.
— Comprendo tus temores, me dolió que pensaran eso de mí porque me comprometí de a lleno con esta relación, con nuestros corazones juntos. Pero te comprendí, aún lo hago. Tú no me hiciste aceptar tus sentimientos, lo hice porque quise, porque para mí lo más importante era tu felicidad. Además, descubrí que yo también tenía un lugar para Jimin en mi corazón, uno que no vi y pasé por alto durante muchísimos años en los que únicamente tuve ojos para ti, alguien que me regaló hermosos momentos. Entré a esta relación de tres por mi propio pie, no porque tú hayas hecho todo intento por atraerme aquí, no fue un lavado de cabeza, tampoco una manipulación, no me obligaste. En ese entonces y ahora, estoy aquí porque los amo con todo mi corazón. No dudes de eso ni un solo segundo, por favor.
Sus manos rodearon el cuello de Taehyung terminando de sentarse sobre la hierba, atrayéndolo nuevamente hacia él. Se limpiaron una vez más sus mejillas simultáneamente, con muecas en sus rostros que amenazaban con convertirse en sonrisas.
— Te amo. — Expresó Taehyung. — Te amo, Jungkook, te amo, te amo mucho... — Repitió varias veces contra su nariz.
El pelinegro sonrió ampliamente, pero sin poder evitar su sonrojo, dejando que el contrario apretara sus cachetes antes de abrazarlo una vez más. Cuando puso distancia y sus narices se encontraron, la distancia entre sus labios era mínima, pero ninguno tenía verdadera intensión de borrarla por completo o aumentarlo. Solo estaban ahí, disfrutando de la cercanía ahora que la mayor zozobra y miedo fue puesto a un lado para ser botado a la basura.
— Te he extrañado tanto, Tae. — Musitó relamiendo sus labios en una imitación al contrario. — Te eché tanto de menos, mi amor. — Las manos del nombrado se aferraron a su cabello, repitiendo las mismas palabras dichas por él mientras acariciaba su nariz. — Me gustaría besarte, añoro volver a sentir tus labios contra los míos. ¿Crees que pueda besarte en estos momentos?
— Puedes... — El rubor subió a sus mejillas, se habían besado ya tanto durante tantos años que, escuchar esa pregunta simplemente lo volvió algo tímido, más anhelante.
Cerrando sus ojos y jugando con el cabello de Jungkook, permitió que el contrario fuera eliminado la escasa cercanía, una pequeña tortura donde se acercaba, pero no terminaba de posarse en sus labios. Casi protestó, solo que antes de poderlo hacer sintió un leve roce que le hizo quedar perdido en esa sensación tan placentera, queriendo apretar su cabeza para finalmente fundirse. No obstante, no se desesperó, dejando que el pelinegro fuese tanteando el terreno hasta que finalmente chocó sus labios sin profundizar el beso. Uno lánguido que pese a profundizarse siguió siendo inocente, sin ninguna connotación sexual de por medio. Ese era un saludo, una forma de expresarse y terminar de decir aquello que sus palabras aún no habían verbalizado. Un hola, un bienvenido de regreso, un te extrañé, un te amo...
💜💜💜
¡Bienvenidos al final de esta historia! Esta recién es la primera parte, debido a que quedó muy largo tuve que dividirlo en dos. Estaré entre hoy y mañana subiendo todo. (Hay posibilidad de epílogo) Ya les daré confirmación de esto cuando suba la segunda parte del final. Espero que les esté gustando.🥺
LORED
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro