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Capítulo 22

Durante los meses de lejanía y ausencia que nuevamente azotaron a Jungkook y Taehyung tras aquella inesperada revelación, la cercanía de este último con Jimin no mermó del todo, muy por el contrario. Si bien en un principio el rubio no quería permitir sus encuentros siquiera como amigos, el extrañarlos juntado con el estado en que se encontraba el castaño le hicieron aceptar volver a encontrarse.

Al comienzo solo conversaban, se abrazaban y se hacían compañía. A las semanas comenzaron a hacer ejercicio y otra serie de actividades juntos cuando los tiempos de ambos coincidían mientras Jungkook evitaba verlos a ambos. Finalmente tras lo que pareció una eternidad, llegó el primer beso de Taehyung que fue ignorado y evitado, llegó el segundo, el tercero pero ya al cuarto, Jimin simplemente lo aceptó y ese tal vez fue su mayor error porque de ahí, costó contenerse.

No tuvieron sexo de inmediato pero eventualmente, llegaron caricias subidas de tono, masturbaciones y por último, terminaron haciendo el amor en casa de Jimin una vez más. Contando esa mañana, fueron dos días los que llegaron hasta el final pero no por eso se volvía menos incorrecto y ambos lo supieron.

Por alguna razón, sin decir palabra esa mañana en la que terminaron saltándose el gimnasio, ambos supieron sin mediar palabras lo que estaba pasando por sus cabezas. Podían decir que era irónico que lo pensaran luego de varios comportamientos que a vista del mundo e incluso para ellos era inadecuado pero, nadie, ni siquiera Jungkook, podía entenderlos mejor que ellos mismos.

Jimin observaba al menor sintiendo el peso de sus acciones caer sobre sus hombros implacables. Aunque fuera por una vez en su vida él quería volver a sentir lo que era estar en una relación con alguien que amaba siendo correspondido. Se permitió actuar un poco egoísta aunque eso no lo dejara descansar sintiéndose una mala persona.

Nadie entendía las veces qu puso todo de él aunque no lo sentía para estar en una relación. Como todos los días mientras hacía lar actividades cotidianas a veces se perdía en la nada preguntándose qué mierda hacía con su vida. Veía a todos avanzar pero él seguía ahí, llorando de la nada, sin superar lo que debió ser a esas alturas ya un fantasma.

Le dijeron que estaba mal psicológicamente y él lo creyó, por eso acudía a Hwasa y si bien lo ayudó a percatarse de muchas cosas con sus palabras, descubrió otras tantas por su cuenta a través del camino. ¿Tiempo, espacio, nuevos aires, nuevas relaciones, nuevas metas? Nada eso funcionaba cuando el corazón seguía ahí, latiendo por quien no debía.

No era intensidad, empeño, capricho u obsesión, realmente, solo Dios su pecho y él sabían todo lo vivido con el pasar de los años desde que su relación con Jungkook acabó. Era más que un novio y supo que estuvo mal en la forma que dependió de él emocionalmente permitiéndole rellenar todos los espacios carentes de presencia o cariño en su vida.

Porque cuando su padre no estaba, cuando ese señor no se reportaba y ni siquiera sabía de la presencia de su hermano, cuando él se partía el lomo de adolescente junto con su madre, era siempre Jungkook y la señora Jeon quienes estaban ahí. Navidades, cumpleaños, años nuevos y todos los días importantes señalados en un almanaque pero también en aquellos en que las personas se olvidan de otra. Cuando faltaba aceite, cuando faltaba arroz, un abrazo, una sonrisa, una compañía... A dos puertas de su casa siempre encontraba eso y más.

Eso fue algo que le costó ver, llegándose a confundir creyendo que sus sentimientos eran solo gratitud, hermandad, familiaridad o simple cariño cuando muy bien sabía que no era nada eso.

Fueron también esas risas amplias que llegaron de la nada en su universidad cuando nada tenía sentido, mostrando a un Taehyung que pese a sus propias preocupaciones, siempre intentaba levantarle el ánimo. Aún cuando Jungkook se mantuvo distante, ahí estuvo el chico que cuando tropezó le dio la mano, cuando se hundió lo sacó a la superficie con solo su sonrisa.

Ellos fueron su sol, su oxígeno, su vida mucho antes de que se diera cuenta. Volver a verlos no solamente despertó cosas nuevas sino que removió las antiguas también y eso era algo co lo que Taehyung también podía identificarse.

Jimin siempre tenía esa dulzura e inocencia que a toda costa quería proteger pese a saber que no era indefenso. Jungkook era su caballero de firme armadura que cuando se sentía él desvalido y necesitado emocionalmente, también estaba ahí para él. Cuando este se encerraba en su mundo o desaparecía, por alta de magia estaba siempre el rubio y no como un suplente, sino como un alma nueva que alegraba la suya sin ocupar el lugar de Jungkook.

No contaba el hecho de que en la cama las cosas con ambos también eran muy diferentes porque podían quitarlo todo, y aún así, esas dos personas junto a él hacían una y a su vez eran tan diferente que era imposible emparejarlas.

Jungkook era de grandes detalles, a veces menos expresivo y callado al que solo él podía sacar de su concha. Jimin resultaba en ocasiones ser todo lo contrario, permitiéndole libre pero tampoco fácil acceso. Uno era el mar, el otro la tierra, uno era aire, el otro lluvia, uno era luna, el otro sol y él, bueno, él era como el planeta Tierra que necesitaba de todo ese para vivir.

Los amaba a los dos por igual y así como podría enumerar todas las cosas positivas o negativas que hacían a esos hombres perfectos a sus ojos, a su corazón, también existía una lista infinita con cosas que no sabía por qué también le agradaban.

Una persona puede tener un solo amigo fiel y leal, ese hermano de otra madre que no compartía sangre y podía ser mejor que cualquier familiar, pero también podía haber otro igual de importante y vital para él. Un niño podía crecer sin un padre o sin una madre, a veces tenerlos a ambos no era sinónimo de felicidad pero otras, sí era sinónimo de estabilidad, amor y armonía, sin importar que no todos los momentos fueran perfectos y color de rosa.

Se puede tener quizás más preferencia hacia los padres para algunos, hacia las madres para otros por diferentes razón pero cuando los ponen juntos, se amaban a los dos por igual. De diferente manera, eso estaba más que claro pero jamás podrías decir prefiero salvar a uno y dejar al otro morir. Siempre habían sus excepciones y Taehyung lo sabía, en el mundo de las relaciones, él era uno de esas personas.

El mundo estaba lleno de personas hipócritas que estiraban su dedo para señalar a todo a aquello diferente o que tenía la valentía de abrazar y luchar lo que querían. Señalan al que tiene muchos hijos también a aquellos que prefieren una vida sin uno.

Señalan al homosexual pecador por amar a alguien de su mismo sexo, mientras que el héterosexual, hace y deshace casado, con hijos e incluso yendo a la iglesia cada domingo para comulgar sus pecados, mismos que volvían a hacer a la semana siguiente. Porque denigrar también era pecado, señalar a otros con la mano o maltratarlo también lo era. Habían tantas formas de maltrato y pecar que cuando le dieron la espalda a él y a su familia por ser un hombre de gustos diferentes cuando veía todas las atrocidades cometidas por esos feligreses intachables, mandó todo a la mierda sin que alguien pudiera volver a señalarlo por amar diferente.

Estaba totalmente claro que si se supiera su situación actual, nuevamente medio mundo que no había experimentado nada similar o simplemente lo callaban renuentes a aceptarlo ante la sociedad actual le iban a señalar con el dedo. Personas a las que no le cabían en la cabeza la posibilidad de amar a dos personas a la vez, serían los primeros en juzgarlo y decir... "Yo en mi lugar" "En mi opinión" "Yo tú..."

Ninguno estaba en su lugar, ninguno tenía el derecho de justificar su opinión y dictaminar lo que era correcto y lo que no. Así como todo ese que él decía seguía siendo su opinión y punto de vista pero le importaba una mierda cómo las personas seguían viviendo su vida, solo esperaba que hicieran igual con él y no se metieran en lo que no les incumbía.

Es que... Era tan jodidamente puritano lo condicionado que estaba el mundo por la mentira de cómo tiene que ser el amor verdadero y la monogamia. Como si por amar de cierta forma lo hiciera más correcto o valioso que otros.

Él no difería de que una persona pudiera amar infinitamente a una sola, enamorarse de ella siempre una y otra vez porque era tan absurdo como decir que un pianista no podría tocar siempre el mismo instrumento. Pero ahí había un detalle que muchos ignoraban, podía tocar eternamente el mismo instrumento, pero no impedía que fueran diferentes pianos, uno caoba, uno clásico, uno blanco, uno moderno e incluso uno eléctrico.

Podía amar el piano con que creció y aprendió a tocar, podía también enamorarse perdidamente de aquel que tocaba siempre para sus conciertos, quien le dio su primer premio o lo acompañó a su primera actuación pública. ¿Por qué debían obligarlo a escoger entre uno y otro? No, no eran solo cosas materiales diferente a un ser humano porque para un música, su instrumento es su amado, es su alma, es otra parte de él. 

Claro que una persona podía amar a una hasta la eternidad, como habían otras que amaban intensamente una sola vez y luego en su vida volvían a sentir nada igual, ni siquiera por sus compañeros de vidas y padres de sus hijos. Asimismo, habían quienes como él, se enamoraba de dos personas que significaban cosas diferentes en su vida. No tenían que competir, no tenían que evaluar su amor.

Para él, ese era un defecto del hombre como animal que era, lo mío es mío y de nadie más, lo es todo o es nada, si yo cazo diez gorriones y tú un avestruz, yo maté un león y yo un tiburón. Comparaciones ridículas y absurdas.

¿Podrás quererlo a uno del mismo modo que quieres al otro?

Las palabras de Hoseok se repetían, sí y no, esa había sido su respuesta. No dudaba, estaba claro con ella. No porque como dos personas diferentes, estas no amaban de la misma manera ni esperaban las mismas cosas. Incluso en la cama eran diferente, hay a quien le gusta rudo, hay a quien le gusta suave y sensual. Uno era miel, otro hiel y otro melado de caña, tan parecidos y diferentes a la vez.

Sí podía amarlos del mismo modo porque aunque su corazón diera muestras diferentes en sus acciones, el sentimiento era igual de profundo. No existía amar a Jungkook 100% ni amar a Jimin 90% o viceversa, los dos eran el máximo para él pero claro estaba, no todos lo entenderían.

Jungkook no lo entendería. Ese tonto pensaba que por amar a Jimin lo que sentía por él había disminuido y nada más lejos de la realidad, al contrario. Podía tener más claro que nunca todas las razones por las que él era el ideal, por las que su corazón siempre lo escogerían sin dudar. Era como después de la tristeza en donde podías apreciar mucho mejor los momentos felices. A su vez, tenía también claro todo lo que lo unían con Jimin, todo lo que amaba de cada uno.

Sin embargo, aunque el rubio compartiera sus ideas, sabía perfectamente que no lo podía tener si Jungkook no estaba de acuerdo, ninguno podía dar un paso más si no eran los tres parejos. Quería alargar ese momento tanto como quería terminarlo, el rostro del mayor también lo demostraba.

— ¿Debemos hablar, cierto? — Preguntó Jimin observando como Tae se removía en la cama abrazándolo mientras asentía en respuesta. — Entonces es mejor que nos bañemos y comamos algo. ¿Deseas que cocine o pedimos algo?

— Mejor salgamos afuera, aquí nos deprimiremos más. — Sin decir otra palabra Jimin se levantó de la cama, dándole un corto beso en su cabeza. — Bebé... — Llamó viéndolo detenerse resplandeciente en su desnudez. — Sabes que no quiero hacer esto, no quiero terminar eso, no quiero tener que estar con uno sin el otro. Puede que estés molesto conmigo porque yo te orillé a que llegáramos a esto una vez más pero lo siento sinceramente. No me quiero separar de ti, no quiero pero...

— Entiendo que está Jungkook y como te lo dije, su único pecado es amarte como lo hace, no merece esto.

— Pero tú tampoco lo mereces, Jimin, ninguno de los tres lo merecemos.

— Tae... Pienso que es mejor que ustedes retomen sinceramente su relación de forma sana, como siempre han sido no así. Yo sobro en esta ecuación y a partir de ahora, también deseo hacer las cosas bien por eso, después de hoy espero que no me busques más, Tae. Sin visitas, sin llamadas, sin mensajes, por un buen tiempo, no tengamos más contacto.

— ¿Qué? — Taehyung se levantó exaltado yendo a buscarlo. — Espera, eso es demasiado drástico, mi amor, yo no quiero cortar todo contacto contigo. ¿Entiendes que no puedo hacerlo? No puedo dejar a Jungkook, no puedo dejarte a ti. Yo, yo...

— Tú también eres un hombre maravilloso que nos ama y justo por ese amor, debes velar por la felicidad de todos así como yo quiero velar por la de ustedes y Jungkook vela por la tuya. — Habló acomodando la cabellera castaña cuidadosamente detrás de las orejas contrarias. — Si continuamos viéndonos pasará como hoy o veces anteriores, somos felices por momentos esporádicos pero luego la culpa nos drena y carcome internamente. Así, sufre Jungkook, sufres tú, lo hago yo... Los amo, créeme que los hago pero es hora de que yo siga mi camino, haga mi vida.

— Jimin, ni siquiera pienses en estar con alguien más. Tú...

— Yo merezco ser tan libre como lo son ustedes, no puedes ser egoísta, no podemos serlo porque debemos pensar en la felicidad de todos principalmente. No puedes pedirme que siga anclado a ustedes como lo vengo haciendo por doce años. ¿Crees que es justo para mí? — Cuestionó procurando seriedad aún cuando salivaba y sus ojos lloraban. — No es justo Taehyung, no lo es. Así que no me pidas cosas que después de hoy no deberán incumbirte.

Por mucho que su corazón revoloteara en su interior creyendo que estaba siendo amado y que estaba en una relación, aquello no era más que una efímera fantasía, al final solo estaba jugando el papel de un amante y eso nunca fue lo que él quiso.

Un amante era aquello que apasionaba, ocupaba los pensamientos antes de acostarse y era también quien a veces no dejaba dormir. Los amantes eran personas que volvían a otros distraídos frente al entorno, es algo que a veces dejaba saber que la vida tenía una motivación y un sentido pero así también eran las parejas reales, lo que él aspiraba. En esos momentos, solamente era el otro que acobijaba mientras que el oficial no estaba de humor.

¿Oficial?

Era el oficialmente engañado por sí mismo. Los encuentro con Taehyung llegaban a ser tan bellos como el amanecer o atardecer que rara vez se podían ver o disfrutar. Él no quería que lo de ellos en vez de rosas fueran espinas, así no debería ser, no debería haber dolor, engaños o mentiras, no debería haber nada de esto.

Jungkook regresaba a su casa luego de regresarse por unas cosas olvidadas antes de ir a encontrarse con Namjoon, divisando como en el estacionamiento estaba el auto de Hoseok. Lo primero que pensó fue que ya Taehyung había llegado pero cuando subió a su apartamento, se percató de que el pelirrojo estaba solo. Su ceño se frunció mientras dejaba a un lado la llave de su vehículo, notando el torpe nerviosismo de un Hoseok  que solo sabía reírse.

— Ey, Kookie, pensé que estarías con Namjoon. — Mencionó guardando a su espalda un bolso que reconocía, era el mismo con el que Taehyung había salido esa mañana. Taehyung le había mandado un mensaje avisándole que Jungkook le había escrito para decirle que saldría, por eso se arriesgó.  — Le dejo algo aquí a Taehyung y ya me voy, pensé que iba estar aquí pero ya veo que no.

— ¿No estaba contigo?

— Sí, sí estaba conmigo pero Yoongi Hyung llegó a buscarme y salí con sus pertenencias y las mías, por eso vine a traérselo. Él quizás se alargó un poco más en el gimnasio como solemos hacer, debí haber pasado por allá primero. — Mencionó observando la mano estirada de Jungkook.

— Puedes darme su bolso, yo lo guardo. ¿Quieres comer algo? Namjoon y yo íbamos a encontrarnos para comer ahora, si quieres venir...

Hoseok pensó en negarse pero por alguna razón la mirada de Jungkook no se lo permitió, maldiciendo internamente a Taehyung por haberlo puesto en una situación tan incómoda y a él mismo por haber ido a su casa en vez de haber esperado a que su amigo se comunicara con él. Al final, terminó accediendo a reunirse con sus dos amigos, ¿qué tenía que perder?

Pues nada, solo su credibilidad cuando se encontraron con Taehyung y Jimin en el mismo restaurante. ¿Por qué la vida era así? Cuando menos uno quería encontrarse con alguien o alguna situación esta se daba. Era como uno de esas situaciones en donde se arreglaba para que todos lo vieran, su enamorado lo observara pero no se encontraba con nadie. Ah, pero si salía desarreglado como pordiosero, hasta al presidente de la nación le tocaba saludar. Así de jodida era la suerte para Hoseok en ese momento.

Antes de poder avanzar, Jungkook le sostuvo la mano a Hoseok para que no se moviera, haciéndole una seña a Namjoon para que se quedara en su sitio a lo que sin entender mucho simplemente acató. Con cautela, el pelinegro sacó su teléfono y le marcó a Taehyung, viendo como este le enseñaba la pantalla al rubio y luego contestaba.

— Hola, amor... — Mencionó Jungkook sin perderse detalle de sus movimientos. — ¿Qué haces, aún en el gimnasio?

Los amigo se voltearon para mirarse y fue entonces que el pelirrojo supuso que Jungkook algo sospechaba, así como Namjoon cayó en cuenta de que quizás, la persona a la que Taehyung amaba según el cuento de Jungkook, era justamente Jimin.

— No, mi amor. De hecho ya hace un ratito que salí, estaba con Hoseok y otros amigos. — Ahora estamos comiendo. — Respondió inquieto notando algo extraño en su voz.

— Oh... ¿Estás con Hoseok ahora? — Namjoon ensanchó sus ojos y el aludido quiso gritarle a su amigo para que no metiera la pata pero eso sería peor. Podía ver como los nudillos que sostenían el teléfono de Jungkook se tornaban blancos por la presión ejercida.

Jungkook nunca solía ahondar en detalles, usualmente solo hacía una pregunta como: "¿qué haces" o   "¿Dónde estás?" Eso era todo por lo que ante su sutil insistencia hizo un ruido negando con su cabeza aún cuando creía que el pelinegro no lo podía ver.

— N-No, Hoseok se fue hace un rato con Yoongi que lo vino a buscar, yo estoy en estos momentos con otro amigo. Como te dije, estaba con él pero ya no. — Agregó rápidamente y Jungkook sonrió. — ¿Por qué?

— Es que salí a comer con Namjoon y Hoseok y pasamos por un restaurante en el que me pareció verte pero no estaba seguro, no deseaba importunar por lo que te llamé para asegurarme primero. Ya te veo así que ya voy.

A Taehyung ni siquiera le dio tiempo a decirle a Jimin porque mientras hablaba, su pareja se acercaba y solo cuando vio la cara de sorpresa en el rubio, supo que Jungkook estaba a pasos de ellos o más bien, justo a su espalda.

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