capítulo 15
La idea de jugar a la botella fue algo que no le pareció sensato a nadie, a excepción de quien propuso dicho juego. Habían bebido bastante pero estaban lo suficientemente sobrios como para saber que el alcohol mezclado con ese juego nunca sería la mejor combinación.
Jimin intentó irse y Jungkook lo secundó pero al final, ninguno pudo decirle que no a Taehyung cuando literalmente les rogó tan divertido y despreocupado como el pelinegro hacía mucho no lo veía. Su cabellera castaña desordenada, su ancha ropa con la que a menudo forcejeaba como un niño, sus mejillas y nariz enrojecidas junto a esa amplia sonrisa cuadrada que los desarmó por completo.
Lo peor de todo eso era que al menos el mayor de los tres estaba cien por ciento seguro de que se arrepentiría después. Porque incluso eso que hicieron ese día, algo tan sencillo como cocinar, comer y jugar juntos significaba muchísimo para él. Con su mirada le rogó el del medio que no hiciera eso pero este hizo caso omiso de forma bastante egoísta.
Quizás en ese momento buscaba más que jugar y divertirse, estaba buscando la forma de comprobar varias de sus teorías. Ver si algunos de sus deseos eran posible y eso solamente sucederían si esos dos interactuaban de esa forma. Fueron mejores amigos una vez, no les debería costar tanto si todo lo hacían auspiciados por la bebida y el juego.
El corazón de los tres latía desenfrenado mientras veían la vacía botella de vino ser colocada sobre la alfombra. Sinceramente no era la primera vez que alguno de ellos había jugado a eso, desde niños ese juego sirvió para varios castigos tontos en los que casi siempre se incluía uno que otro beso tímido por ahí. Por supuesto, ya de adolescentes no fue tan inocente aunque preferían evitarlo.
De universitarios fue un poco diferente porque justamente esos tres hombres sentados en ese apartamento jugaron a ello varias veces y ocurrieron cosas que los afectó, al menos a la ex pareja porque tal como en ese instante, Taehyung no estaba al tanto de muchas cosas. Aún así, no existía sentimientos o emociones ocultas de todos por todos.
Porque aunque Jungkook se lo negaba, no dejaba de encontrar a Jimin atractivo, nunca lo olvidó del todo porque después de todo fue su mejor amigo por años, su primer novio y hombre. Simple y llana mente sería imposible olvidarlo completamente cuando de este solo tiene buenos recuerdos porque ni siquiera solían pelearse. Todo se acabó por él y debía admitirlo, lo que sentía dejó de ser fuerte, de tener importancia y toda su vida se centró en su actual prometido.
— ¿Quién le dará la vuelta? — Preguntó Taehyung señalando la botella. Ambos lo señalaron a él mismo y sonrió como niño chiquito dándole una mirada a Jimin primero y luego a su pareja. — Ahí va...
— E-Espera, deberíamos poner alguna reglas primeros. — Espetó un apresurado rubio poniendo su mano sobre la que sostenía aquel cristal, retirándola como si se hubiera quemado.
— Vamos a jugar a la botella, no hacer un trío, relájense los dos. — La ex pareja ensanchó sus ojos y él se carcajeó estudiando sus reacciones. — Ahora sí, vamos... Se valen preguntas y castigos siguiendo el formato de verdad o reto. Si no quieren responder la pregunta hecha tendrán que sí o sí hacer el reto. El de la boca de la botella propone o pregunta mientras que el otro cumple. ¿De acuerdo?
Oh, se iban a arrepentir mucho de eso o al menos era lo que Jimin se repetía a cada segundo. Odiaba admitirlo pero para predecir las desgracias él tenía el número uno. Podía levantarse e irse, la botella aún giraba, podía irse pero extrañamente deseaba compartir con ellos aunque sea un poco más.
Seis ojos observaban el recipiente en donde estuvo el vino que les hacía digestión en ese momento dar vueltas hasta detenerse con el fondo apuntando para Jungkook y la parte superior a Jimin. De todos los resultados, ese fue el que no se esperó que ocurriera, al menos no en primera instancia. ¿Le hacía una pregunta o lo mandaba directamente a hacer algo? ¿Qué tal darle un beso a Taehyung?
No, una puñalada certera a su corazón. ¿Volverle a preguntar por qué diablos lo dejó? ¿Preguntarle si aún sentía algo por él? No, no podía hacerle ninguna de esas preguntas que se había hecho a sí mismo durante años. Ni siquiera estaba seguro de querer escuchar las respuestas.
— ¿Qué te hizo enamorar de Taehyung? — Mierda, de todas las preguntas, esa era otra que no tenía que haber hecho porque no estaba seguro de querer escuchar la respuesta. Además, la perplejidad en los rostros contrarios le reafirmaban ese pensamiento.
Jungkook se relamió sus labios dando una sonrisa tímida, rascándose la parte posterior de su cabeza con un castaño que le sonreía como cachorro que veía a su dueño y el mayor queriendo desaparecer dentro de esa copa en la que fingía beber.
— Enamorarme como tal fue el resultado de un conjunto de factores muy variados de los que no me percaté hasta que fue demasiado tarde. — Jimin enarcó una ceja ocultando la ligera incomodidad que aquello le causó porque se sintió nada, insuficiente para él y todos. — Él no forzaba las cosas, vivía en su propio mundo. Un día podía cegarte con su resplandeciente sonrisa Colgate y al siguiente intimidarte con una mirada y aura peligrosa. Me gustó su trasero, soy un fanático de los buenos traseros. — Miró sin querer de soslayo al rubio recordando esa prominente curva en su espalda baja. — Era seguro de lo que quería e iba por ello sin dudarlo, hasta que lo tenía no se daba por vencido . Me enamoró esa determinación que me faltaba a mí en muchas cosas y por último pero no menos importante, me embrujó en la cama.
¿Él fue un mal compañero sexual? Si bien fue un tanto desastrosas las primeras veces de ambos porque ninguno tenía verdaderamente experiencia, creyó que habían logrado contrarrestar eso de manera eficiente al poco tiempo. A veces sufría inseguridades pero en el tiempo que estuvo con él fue cuando más valiente fue, tenía tanto en el pasado como en el presente la capacidad de hacerlo llenarse de valor, justo como en la reunión que tuvieron en la tarde.
— Tan bello, mi amor. — Musitó Taehyung conteniendo su impulso por darle un beso cuando vio al mayor voltear su rostro. — Bien, Jiminie, ahora te toca a ti darle la vuelta a la botella.
Esta vez le tocó a Jimin el fondo de la botella y al otro extremo al castaño. No pudo evitar removerse en su sitio porque la mirada depredadora de Kim le preocupaba, temía lo que fuera pedir o preguntar. Jungkook los miró algo más entusiasmado y risueño.
— Ustedes eran mejores amigos hasta que Jungkook se fue de Busan, ¿cierto? — Ambos asintieron. — ¿Conocían casi todo del otro, no? — Volvieron asentir. — Dime alguna preferencia en la intimidad que Jungkook te haya comentado. No sé como que le gustaba tener sexo detrás de un poste o algo así.
— Taehyung... — Musitó su pareja y esta vez el castaño sí se inclinó para dejarlo un rápido beso. Los dos miraron un poquito incómodos a Jimin pero ninguno dijo nada. — ¿Qué no vas a saber tú de mí a estas alturas?
— ¿Qué voy a saber yo esos detalles, Tae? Además, s-si me dijo no recuerdo. — Se excusó tratando de liberarse de la pregunta pero cuando el contrario le fue a dar un reto, lo detuvo guiado por su instinto. — A ver, deja hacer memoria... — El pelinegro volteó el rostro dando pequeños pellizcos en su antebrazo como señal de obvio nerviosismo. — A sí, creo que le gustaba que mordieran la parte trasera o interior de sus muslos como si de un roedor se tratase, mordidas chiquitas y rápidas.
— ¿De verdad? — Cuestionó mirándolos a ambos, estallando en una carcajada. — ¿En serio mi amor? Ay quiero hacer uso de esa información.
El castaño le dio la vuelta una vez más a la botella y así estuvieron durante varios minutos, realizando todo tipo de preguntas simple o carentes de importancia aunque cada vez que le tocaba al de la idea del juego hacía preguntas bastante incómodas.
— Bésame. — Fue la orden que le dio a su pareja cuando le volvió a tocar. Tanto Jimin como el pelinegro se esperaba que en algún momento llegaran a eso pero no pensaron que tan pronto. — No quiero un beso simple, quiero uno como los que solo tú me das, hazme gemir con tu beso.
Ante la duda de Jungkook, el rubio se giró para no ver pero el del pedido se aseguró que lo viera. Sinceramente, tenía curiosidad de ver detenidamente la reacción de Jimin, Sabía perfectamente que la otra vez cuando hablaban por teléfono y su novio lo sorprendió, él se había quedado oyendo por un buen tiempo en señal de que aquello no le había desagradado tanto. Sin embargo, todavía no habían discutido sobre eso y ahora que tenía la oportunidad, quería hacerlo.
Quería verlo mientras lo provocaba directamente y así lo hizo. Se entregó por completo al beso de Jungkook pero aprovechando que este estaba de espalda, le mantuvo la mirada. Lo vio ruborizarse, moverse pero a diferencia del comienzo, no rompió el contacto visual. ¿Cómo se sentiría poder besar ambas bocas a la misma vez, sentís ambos labios junto al suyo? Justo mientras tenía este pensamiento, gimió y Jungkook se separó habiendo alcanzado su objetivo.
Otras tres rondas pasaron antes de que le tocara una vez más al pelinegro pero esta vez, su pedido tomó por sorpresa a todos. Él llevaba planeándolo desde el comienzo pero quería relajarlos a todos antes de empezar a entrar a ese terreno. Tuvo miedo de hacer el pedido, se estaba jugando todo pero esa chispa de alcohol que chispeaba en su cabeza lo hizo aventurarse olvidándose de todos los peligros que esto podía ocasionar.
— Bésame. Justo como Kook lo hizo, hazlo tú— Le ordenó esta vez a Jimin. La empareja se miró con confusión, luego ambos miraron a Taehyung incrédulos.
Jimin quería matarlo, eso era una locura y el pelinegro también sitió el destello de su posesividad, esa que se había dormido con el tiempo de relación y su seguridad. Eran pocas las veces que esta siquiera hacía el intento por manifestarse porque bien sabía que Taehyung era suyo y todos a su alrededor lo sabían también.
— Es un juego, ¿por qué esas caras?
— ¿No crees que es un poco demasiado? No creo que debas orillar a Jimin a eso.
— Bueno, no es que sea la primera vez. — El rubio creyó ahogarse con su propia saliva y quien hablaba mordió su labio para contener una sonrisa. — Hemos jugado esto en la universidad unas, ¿dos veces? Ya Jimin y yo nos besamos frente a ti.
— Eramos universitarios, recién llevábamos meses saliendo y sobre todo, fueron picos, prácticamente nunca se han besado correctamente. — Alegó el pelinegro negando con la cabeza ignorando la tensión que por breves segundos se instaló entre los otros dos, esas miradas llenas de complicidad y tal vez, un leve deje de culpa.
— Bueno, ya, no tenemos que...
Antes de poder decir nada, Jimin había descruzado sus piernas y se inclinó hacia adelante tomando el rostro de Taehyung en sus manos. Se iba a arrepentir, mierda lo sabía pero no creía que esa oportunidad se le fuera a dar nunca más. Lo deseaba, deseaba besarlo a los dos por igual de una forma casi enfermiza. Tuvo que contener el escozor de sus ojos, una extraña necesidad de llorar se albergó en sus ojos pero la alejó en el instante que sintió los dedos del castaño en su cuerpo.
Una mano lo atrajo por la cintura y otra por su nuca, perdiendo parte de los dedos entre su cabello, quitándole completamente la dominación de su beso. Le gustaba como Jimin podía entregarse a él completamente de forma casi sumisa, cosa que con Jungkook no sucedía. Si bien le permitía liderar el beso o tomar el control, nunca se entregaba de esa forma, por alguna razón, siempre sentía que lo dominaba él.
Cuando sus lenguas se juntaron confirmó una vez más lo mucho que le gustaba besarlo, cuánto lo extrañó. Los recuerdos de aquel mes, de aquella única vez que intimaron el primer día del año. Todas esas memorias lo bañaron e incluso zarandearon, haciéndolo succionar con fuerza los labios de Jimin. No había escuchado las dos veces que su novio le habló, estaba tan entregado a esos tibios, suaves y dulces labios que no reaccionó hasta que Jungkook los separó casi bruscamente.
Tras esto los dos se quedaron casi en blanco, mirándose a la cara por varios segundos. Hubiera sido muy brusco decir que todo acababa ahí y echar a Jimin de su casa pero justo eso era lo que deseaba hacer Jungkook. De rodillas, se sentó sobre sus piernas viendo como Jimin con cierto temor volvía hacer girar la botella.
Esta vez tuvo la oportunidad de de ser él quien diera la orden, sabía que quizás estaba abusando mucho de su suerte, tirando de los hilos que podían quebrarse pero se arriesgó a pedirle a quien estaba al otro extremo de la botella lo que quería.
— Jungkook... — El aludido lo miró a la espera removiéndose un poco en su lugar por la fija y penetrante mirada. — B-Bésame.
Taehyung abrió los ojos más de lo que quería, su novio parpadeó también algo confundido, aún cuando se movía con parsimonia hacia un Jimin expectante que se deshacía internamente. Una fuerte mano se perdió en su rubia cabellera, tomándolo con fuerte y una fuerte punzada en su estómago le atacó. Más de una década volviendo a esperar ese momento porque ni siquiera en la universidad realizando esos mismos juegos tuvo la oportunidad de volver a besarlo.
Sus manos sudadas y trémulas se aferraron a la ancha camiseta que llevaba esperando a que sus labios finalmente se unieran. Todo estaba en jodida cámara lenta, desesperándolo, aniquilándolo. Podía ver los ojos del pelinegro pidiéndole permiso, diciendo algo más que no le quedaba del todo claro.
Cuando sus narices se rozaron y el tibio aliento chocó contras sus labios, sintió desfallecer. Sin embargo, cuando cerró los ojos a la espera de sentir nuevamente aquel contacto, Jungkook se frenó, lo miró confundido, haciendo lo mismo con su pareja antes de liberar sus cabellos y levantarse de la sala para irse a su dormitorio con rápidas zancadas.
Jimin primero se sobresaltó y luego se encogió en su lugar triturando su labio inferior entre sus dientes. ¡Qué estúpido había sido! ¿Por qué pidió eso, por qué fue tan codicioso?
— Bebé, mírame... — Musitó Taehyung mirando de soslayo hacia el pasillo mientras se acercaba para acariciar su mejilla. — No te preocupes por su reacción, es simplemente un juego pero Kook a veces puede ser un poco difícil. Ya estaba incómodo desde que nos vio besarnos, es algo posesivo pero estoy seguro que no está bravo contigo. No te sientas atacado personalmente.
— Como sea, Taehyung. Todo esto está jodidamente mal, tiene derecho a enojarse conmigo, contigo, con los dos. — El castaño negó volteando su rostro para que lo viera a la cara, acercándose una vez más a sus labios para besarlo, manteniéndolo en su sitio aún cuando intentó alejarse. — ¿Q-Qué haces, Tae? — Preguntó entre beso.
— Bebé, sé que está mal pero no lo digas. No puedo explicarlo pero aunque mi cerebro dice que sí puede estar mal, no puedo controlarlo. No puede ser tan malo esto que has despertado en mí, la atracción que siento por ti es demasiado fuerte.
— C-Cállate, tu novio está literalmente a pocos metros de nosotros. No digas sandeces por favor.
— Escúchame, amo a Jungkook con la vida y no va a cambiar. Sin embargo, me gustas demasiado. Me encuentro pensándote a cada momento, cuando despierto y voy a la cama lo primero que pienso es en saludarlos a ambos. Contigo tengo que hacerlo por teléfono lamentablemente pero lo necesito. Me gusta lo que tuvimos, como me haces sentir y todo lo que despiertas en mí. — Jimin no le respondió y él solo se limitó a unir us cabezas por pocos segundos. — Espera aquí, ya regreso.
Se quedó en su sitio acatando estúpidamente su orden mientras lo veía alejarse por el pasillo hasta que se perdió por la puerta que sabía pertenecía a su habitación, sintiendo la puerta cerrarse con cierta fuerza. Se sentía tan mal, no quería que discutieran, ciertamente no lo deseaba. Sí, quizás era hipócrita porque estaba enamorado de los dos pero lejos de quererlos separados, prefería verlos juntos aunque pudiera doler.
Sí, enfermizo y contradictorio pero así era como se sentía. Ellos sinceramente hacían una pareja hermosa, la que no hacía él con ninguno. Era extraño querer llorar por verlos juntos y a su vez sentir que lloraría más si ellos llegaran a separarse, mucho más si era por su causa.
— ¿Qué demonios tienes en el cerebro? ¿Qué fue todo eso? — Reclamó Jungkook levantando la cabeza para mirar a su pareja que estaba parada delante de él. — ¿Cómo se te ocurre inmiscuir toda esta cosa de los besos. Es como si hubieras estado esperando por esto y usaras el juego como una maldita excusa, ¿sabías?
— ¿Por qué le das tantas vueltas? Fue solo un juego, sí quizás me pasé un poco pero no lo hice con mala intención. Fueron unos besitos que...
— ¿Unos besitos? ¿Unos malditos besitos, Taehyung? — Se exaltó Jungkook poniéndose de pie, haciendo caso omiso a las señas de su novio para que se calmara y hablara más bajo. — Eso no fueron jodidos besitos, la forma en que ustedes se besaron fue, fue...
¿Cómo había sido? Tenía tantas cosas en su mente que se le habían ido completamente.
— No me parece que a estas alturas donde ya no somos niños me hagas besarme con alguien que no me guste o atrae en lo más mínimo. ¿Comprendes que tú y yo somos una pareja y no quiero que cualquiera venga y se meta entre nosotros? Eres mi prometido, Taehyung.
En medio de su discusión y gritos, escucharon un estruendo para pocos segundos después escuchar el sonido de la puerta cerrarse.
— Lo que me faltaba. — Murmuró Jungkook recriminándose por haber hablado tan alto en ese momento.
Ambos salieron del cuarto con rapidez mirando a su alrededor descubriendo lo que ya sabían, Jimin se había ido y seguramente había sido por la discusión que estaban teniendo. Taehyung apretó su cintura mientras pasaba el peso de una pierna a la otra. Jungkook por su parte se peinaba su cabello con los dedos de su mano derecha, ambos maldiciendo por lo bajo.
— ¿Ves? Este tipo de juegos a nuestra edad traen consecuencias. No quiero más esto, Tae. ¿De acuerdo? Sé que fue un juego, que me amas como yo te amo a ti pero no hagas más estas cosas. No me gusta verte en brazos de otro hombre.
— ¿No te gustó ni un poquito ver a dos hombres besándose frente a ti? Dos hombres que prácticamente estaban a tu merced. — Dijo un tanto en broma y un tanto serio para aligerar el ambiente. Jungkook lo miró incrédulo y serio pero ante sus ojitos, su puchero y su abrazo no pudo evitar sonreír.
— Quizás si hubieran sido otros dos hasta hubiera disfrutado el espectáculo pero ustedes dos... — Besó su frente. — Él ahora es mi jefe, tú mi prometido, no quiero que las cosas se pongan raras. ¿De acuerdo? — Taehyung asintió abrazándolo con mayor fuerza. — Eh... ¿Te gustó?
— ¿Qué cosa?
— Besarte con él. — El castaño lo miró un poco extrañado, separándose para ver si había algún truco detrás de esa pregunta pero parecía ser real.
— ¿Realmente quieres saber? — Asintió. — ¿Detalles?
— No, sin muchos detalles, es decir sin detalles.
— Me gustó, besar a Jimin fue muy diferente, sus labios, su entrega. Me gustó besarlo pero no se compara contigo, eres el mejor besado de este mundo y como si eso fuera poco, te amo.
— Quiero hacerte el amor ahora mismo.
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