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23 Un plan de acción

—Ella ha vuelto.

   —Amor necesitamos que te explayes un poco más ¿Quién ha vuelto?

   —Mi ex, con la que estuve comprometida y quiere lo que le robé, su anillo familiar.

   Ambas se miran, y saben de quién les hablo, la vieron en mis sueños. Le doy la carpeta que ella me entregó a Maddy, ella la lee mientras ambas me escuchan detenidamente todo lo que hablé con ella, les digo todo, absolutamente todo.

   —Buscaremos la manera, pero no vamos a exponerte —dice la rubia seria—. Este hombre —nos muestra la carpeta— es un carnicero, de hecho ese es su apodo en su mundo delictivo, "el carnicero", niños, ancianos, mujeres embarazadas, va contra quien sea, es un sádico narcisista y psicópata. No te voy a arriesgar, definitivamente no vas a meterte ahí.

   —Amor —tomo a Maddy—, por favor es lo más seguro, no tengo tanto tiempo, entro tomo el anillo y salgo. Lo he hecho un millón de veces.

   —Pero esas millones de veces no estabas conectadas a nosotras ¿No entiendes que si algo te pasa...? —no puede terminar la oración.

    —Matará a nuestros sobrinos, o quién sabe que les hará. La vi, y te aseguro que va a cumplir con su palabra, no puedes protegernos a todos, no quiero una tragedia, si algo les pasa jamás me lo perdonaría, ya han perdido demasiado.

   —¿Qué hay de ti? ¿Qué hay de nuestro futuro juntas las tres? ¿De tu seguridad, de lo que a ti te pase?

   Sin dejarme responder ella sale furiosa cerrando de un portazo que me hace dar un brinco en mi lugar, Aida se acerca a mí también sorprendida por la reacción de Maddy, la rubia es la más controlada siempre.

   —Lo lamento, Aida —ella se acerca y me abraza—. Voy a arreglarlo, recuperaré el anillo y no dejaré que le pase algo a nuestra familia.

   —No lo harás sola, mi amor —se separa y me acaricia el rostro—. Ella solo tiene miedo de perderte, ambas lo tenemos.

   —Yo tengo más miedo de que los niños peguen las consecuencias —seco mis lágrimas—. Sé dónde está, dónde se hospedan y todo lo que harán en las próximas dos semanas, está todo en esa carpeta, solo tengo que encontrar la oportunidad y listo.

   —Amor —Madeleine entra y vuelve a cerrar la puerta, tiene una mirada seria y el ceño fruncido —No irás sola, así que no vuelvas a sugerirlo —se sienta cruzada de brazos frente a nosotras—. Hablaré con mi gente y veremos la manera de...

   —Maddy por favor, sabes que no harán una redada, no van a meterse con ese tipo porque necesito recuperar un anillo —ella suspira—. Sabes tan bien cómo yo que es mejor si voy sola y...

   —Por favor calla —me pide y me callo mirando al suelo. Aida me abraza y tengo ganas otra vez de volver a llorar—. Pediré un equipo táctico, Gonzáles tiene rehenes de alto perfil —suspira—, lo sé porque nuestro departamento está colaborando con la CIA tienen a unos americanos secuestrados, la hija de uno de ellos está ahí. Pediré ir con el equipo táctico, técnicamente no podré estar en el campo pero puedo escabullirme, fui entrenada y...

   —No —me levanto y ella me mira—. Me pides que no me arriesgue y ¿quieres ir tú? ¿Alguna vez has tratado con ese tipo de gente? No. Estás detrás de un escritorio y una computadora con una taza de café, recopilando datos e información ¿Alguna vez has estado en un tiroteo? No, Madeleine, no lo harás —tomo la carpeta— y no te daré esta información.

   —Alba —me enfrento a ella y esta discusión me recuerda a nuestros primeros encuentros. Veo cómo aprieta la mandíbula y contrae las manos en puños.

   —Yo llegué a sus vidas, este es mi pasado, es un problema que yo cargo y ahora está poniendo en riesgo a nuestra familia. No soy solo yo, Madeleine, son los niños. Son sus vidas las que están en juego y todo por mi culpa —saco su mano de mi brazo—. Me voy.

   El pánico tiñe el rostro de ambas, y me abrazan intentando detenerme, otra vez escucho llorar a Maddy y a Aida, intento zafarme pero no me dejan ir, esto me está rompiendo el corazón y también siento su dolor.

   —No nos abandones, por favor amor, por favor no te vayas —me súplica Maddy—. Tenemos miedo de perderte, y claro que también por los niños, pero tu vida también vale, solo veamos la manera de idear una solución las tres juntas, dónde el riesgo sea mínimo. Por favor Alba no nos abandones.

   Y el llanto hace temblar mi cuerpo y mis piernas fallan y me deshago entre sus brazos, me cuesta respirar, terminamos las tres en el piso, ambas me sujetan y me envuelven. Por ellas daría mi vida, por nuestra familia y nuestras sobrinas también, pero no hay una vida para ellas si yo no estoy, y para mí tampoco, pero si ellas están bien tomaré el riesgo que sea necesario para garantizar su seguridad, solo espero no tener que llegar demasiado lejos.

   Nos vamos de la galería, antes de marcharme al lado de ellas, les pido un momento para hablar con mi amiga a solas.

   —¿Llegaron a un arreglo?

   —Sé que soy una egoísta de mierda al pedirte esto o al preguntar, y no es una prueba, ni tampoco quiero que te sientas obligada a hacerlo pero...

   —Si vas a preguntarme que tanto podría ayudarte, y si hasta arriesgaría mi vida por la causa, para salvar tu pellejo y el de los niños, la respuesta es que lo haría, pero por cenar gratis 3 días de un fin semana en el restaurant de tu prima. Tu pellejo asqueroso no vale tanto —yo río— pero el de tus sobrinos sí.

   —Deja de hacerme reír que la situación es grave y seria.

   —Te ayudaré —toma mi mano—, de verdad te quiero y eres mi amiga, pero no iré a sus espaldas, no haré nada a espaldas de ellas, porque son tus parejas y cuándo les ocultas la verdad, las cosas tienden a salir mal, lo dice la sagrada...

   —¿Biblia?

   —Okay yo leo fan fic en Wattpad, y mucha ficción, pero al menos tengo mejores gustos literarios. Lo dice la sagrada ley de Wattpad. Amén —se persigna raro.

   —No es así la señal de la cruz.

   —Claro que no, es la W, mi religión es Wattpad —Me río de nuevo.

   —Entonces —suspiro— me voy a casa —tomo mi cartera—. Yo solo quería tomarme un café.

   —Yo también, pero te olvidaste mi café.

   —Perdón.

   —Te perdono, es que soy tan misericordiosa y llena de luz. Ahora shu, vete a tu casa con tus mujeres, shu —me corre con la mano y yo me río, solo ella puede hacerme reír en un momento así.

   Al salir Aida me coloca unos anteojos de sol, cada una me toma de la mano, se despiden de Griselda y nos marchamos. Al llegar a casa se me revienta la cabeza, subo a acostarme y Aida se acurruca conmigo.

   —Saldremos de esta, amor. Deja de sentirte culpable.

   —Lo soy —me voltea para quedarse frente y abrazarme— lo lamento, de verdad lo siento.

   —Ya deja de pedir disculpas.

   —Carter va a odiarme, sus hijos están en riesgo por mi culpa —de nuevo las lágrimas salen, pero Aida me transmite paz y tranquilidad— ¿Por qué no te has enojado conmigo por la situación?, son tus sobrinos directos.

   —Nuestros sobrinos, y enojarme no cambiará la situación, culparte tampoco, así que deja de hacerlo ¿Sabes que de verdad te amamos, verdad?

   —Lo sé.

   —Yo no tengo ni idea o experiencia en esto, Maddy tampoco la tiene en el campo, pero tiene contactos, y ella es inteligente, algo se le va a ocurrir para recuperar el anillo y que todo salga bien.

   —Haré lo haga falta para proteger a nuestra familia.

    Maddy se mete en la cama y se une a nosotras, hunde su rostro en mi cuello, y se pega mucho más a mí, abrazándome, beso a la pelinegra, y corro el cabello que me tapaba el rostro.

   —Perdón por cómo te trate hoy —suspiro y las beso—. Hay algo que quiero aclararles —quedo boca arriba y las miro a ambas, sentándome—, no voy a abandonarlas, no voy a dejarlas e irme. Necesito que dejen de tener ese miedo —acaricio el rostro de ambas—. Pero si las cosas no salen bien, yo voy a elegir siempre a nuestra familia.

   —No hará falta que elijas, porque vamos a encontrar la manera de que jamás tengas que elegir.

   Con ellas abrazándome y contenidome, me calmo los suficiente para tener esperanza. Maddy se lleva la carpeta que le di con la información, sin revelar el informante, omite el detalle del anillo a sus superiores, pero se lo confía a un amigo en el equipo táctico. Al final del tercer día nos enteramos que Gonzales sabe que su mujer lo engaña y va a ejecutarla, en 4 días, entonces las cosas se complican, pero Madeleine convence a sus superiores para salvarla y que ella testifique, entonces todo es puesto en marcha.

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