Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

17 A la mañana siguiente

La mañana nos recibe juntas una vez más, me levanto para ir al baño y me coloco mi camiseta para dormir con una bragas, no es que me sienta incómoda con ellas desnudas, ni con mi desnudez, solo estoy acostumbrada a dormir así, con algo de ropa.

   —¿Qué haces con ropa puesta? —siento la voz de la pelinegra mientras me acurruco en los brazos de la rubia que por reflejo me arropan contra ella— estamos las dos desnudas y te has vestido.

   —Solo es una costumbre, no me da vergüenza.

   —¿Entonces no tienes problema si te abrazo y dejo una mano en tus pechos?

   —Son tan míos cómo suyos, deja la mano dónde quieras.

   Y así lo hizo, se acurrucó a mi espalda, metió su mano entre mi ropa y la dejó en mis pechos. Volvimos a dormir, Maddy también se levantó al baño, yo me quedé en la orilla de la cama y fue por el otro extremo para acostarse al lado de Aida y dejarla al medio, ambas volteamos y nos acomodamos a los costados de la pelinegra abrazándola.

   —¿Por qué estás con ropa? —me susurra Maddy preguntándome.

   —Es una costumbre dormir con algo puesto.

   —Ah —se acomoda y acaricia la pierna que tengo encima de Aida para volverse a dormir.

   Creo que tengo un nuevo paisaje favorito y son ellas desnudas, Aida tiene algunos lunares en su espalda y Maddy unas pecas en sus hombros, la veo lo debajo de las sábanas, grabo en mi mente sus cuerpos, mis almas gemelas, finalmente conmigo, finalmente me aceptan y las acepto.

   Acaricio el brazo de Maddy dormida y beso la mejilla de Aida, ya estoy completamente despabilada y viéndolas así me cuesta conciliar el sueño, decido levantarme para hacerles el desayuno, aún recuerdo nuestra primera mañana despertando juntas en mi casa y que ellas me dijeron que esto es algo que hacen.

   Entro a la habitación con la bandeja y las escucho reír bajito, y besarse ¿De verdad pueden ser tan lindas?

   —Sé que me han sentido, traje el desayuno.

   Ambas se destapan y Maddy tiene el cabello bastante alborotado, Aida también, pero se lo toma cómo casi siempre en un moño, me sonríen aún desnudas y yo trago de nuevo, verlas así trae los recuerdos de las últimas horas. Aida se levanta, se coloca una camiseta y se acerca tapando a Maddy con una chamarra fina que deja abierta y se le ven los pechos.

   —¿Descansaron?

   —Bastante —dice Maddy restregándose los ojos y bostezando— menos mal que hoy no trabajamos.

   —Hablen por ustedes mis amores —sonrío y me siento en la cama con la bandeja cargada.

   —Amor —me dice Maddy con la voz algo ronca aún— ¿Y nuestro beso de buenos días? —le largo un beso volador— así no, que poco afectuoso de tu parte con tus almas gemelas.

   Saco la bandeja de nuevo dejándola en la mesita de luz, para acercarme a ellas, al acercarme Maddy me toma y me tira hacía atrás con ella, no me deja ir hasta que no queda satisfecha con los besos matutinos, llegando el turno de Aida, me voltea y me besa con dulzura pero con fuerza, ambas terminan dándome besitos en las mejillas antes de dejarme ir.

   —Estuvimos pensando con Aida que si quieres matricularte en la universidad puedes hacerlo, podríamos afrontar ese gasto, queremos apoyarte en lo que decidas.

   —Y que no dejes de lado tu talento en la fotografía. Iré a ver a Liesel esta tarde, y le llevaré el álbum.

   La verdad es que odio trabajar en el restaurant, los horarios son complicados, me restan mucho tiempo, los turnos son agotadores y no me dejan pasar muchas veces tiempo con ellas, sin hablar que pocas veces tengo un fin de semana libre y es el momento que ellas descansan y cuándo yo más trabajo. Tal vez Eva se acostumbro a los horarios de mi prima porque ser doctora también tiene una agenda complicada, y tal vez no le importe a Theia porque es su pasión es ser chef, pero yo no me veo trabajando ahí mucho tiempo más.

   —Podría ver, pero aunque curse conseguiré un trabajo entre semana, para afrontar los gastos de la carrera.

   —Carter necesita niñera, paga bien y solo son unas horas al día. Tú te llevas genial con la niñas, aunque no lo creas la más complicada es Hailey, a ella no le gusta nadie y tú, tía Alba —sonrío cuándo Aida me dice así— le has caído muy bien. Siempre que he ido a cuidarlas un rato, me ha preguntado por ti.

   —Bridget es mi consentida —dice Maddy— ni siquiera yo le caigo bien a Hailey.

   —En realidad si le agradas —tomo su mano—, me preguntó preocupada la última vez si seguirías siendo su tía porque le agradas. Así que no te creas que no le agradas, solo es muy tímida.

   Madeleine sonríe y siendo la primera vez la veo ruborizada, siento la felicidad que me trasmite. Yo tengo mi familia lejos, Maddy es hija única y los sobrinos más cercanos son los de Aida, a los que las tres, porque yo también, amo por igual y los cuales nos aceptaron muy rápido.

   —Carter viene a almorzar con los niños —da un sorbo a su café—, quizás le conté anoche que nos aceptaste y has decidido quedarte. Estaba muy feliz, espero que no te importa amor —me toma la mano.

   —No me importa.

   —Yo le mandé un mensaje a Eva comentándole lo satisfactorio de nuestro encuentro sexual, que fue prolongado. Ya que me dijo que ante cualquier duda le escribiera, pero médicamente no tengo dudas, ni tampoco sexualmente, ya que si surge algún inconveniente o sugerencia, lo vamos a solucionar entre las tres. Por cierto la agenda que me regalaste, ya encontré su uso, será la bitácora de nuestros encuentros sexuales, siéntete libre de apuntar cualquier sugerencia en ella.

   —¿Amor de verdad tienes una agenda para eso?

   —Antes llevaba nuestros encuentros sexuales en una planilla en Excel y un pendrive, pero cuándo se la mandé por error a un superior cuándo estaba tomando notas, me llamó la atención y le sorprendió también, que con Aida tuviéramos tanto sexo en un día.

   —¿Cuánto es mucho sexo en un día? —pregunto sorprendida, e intrigada, para que un superior se haya sorprendido debe haber sido una buena cantidad.

   —Teniendo en cuenta nuestros trabajos, actividades diarias y alguna actividad que surge de improvisto ¿Tres o cuatro veces al día quizás? Si estamos con una buena racha quizás cinco. Nuestro rango de —toma la laptop y me muestra un gráfico— baja actividad sexual, fueron los días que te estuvimos buscando y los primeros días al llegar a casa.

   —¿Qué son esos colores?

   —Días de ovulación, del período y ese en amarillo las veces que pensamos en ti al tener relaciones.

   Me ahogo con un pedazo de tostada y comienzo a toser, me paro y tomo un vaso de agua. Ellas se levantan asustadas porque me ahogué feo y no dejaba de toser.

   —¿Estás bien?

   —Sí, si. Es solo que —respiro aclarándome la garganta— que es muy ordenado cómo lleva la cuenta de cada cosa.

   —Me gustan los gráficos y llevar las cuentas de las cosas, las estadísticas y algo que pueda medir me baja la ansiedad.

   Aida me acaricia la espalda y volvemos a sentarnos a la cama.
 
   —¿Pero en qué momento han tenido tanto sexo si yo he estado tiempo aquí y no he notado que estuvieran...?

   —Me gusta mucho dar y recibir sexo oral, a veces mientras Aida colocaba a lavar ropa con esas calzas que usa —se muerde el labio inferior y sonríe—, en la ducha y a algunas veces en el estacionamiento del centro comercial, pero no en el que aparcas afuera. Ahí estuvimos unas 14 veces creo —checa su laptop— 17 —la miro— en lo que va del año —estamos en Abril ¿Se creen conejos o qué? Da un trago al sorbete con jugo en el vaso casual—. Supongo que ahora podemos tener más relaciones las tres, cómo cada noche antes de dormir o al despertar algunas veces —sonríe, tremenda pervertida resultó ser la agente Delacroix y eso que tiene una carita que no mata una mosca.

   —Claro.

   —¿Entonces quieres ahora? —pregunta feliz y deja el vaso en la bandeja— Tu desempeño de anoche ha sido formidable, estás a la altura de Aida en el sexo oral y aparte me encantaría probarte de nuevo —relame sus labios.

   —¿Ósea ya? —ella asiente.

   —Tenemos poca ropa, recién levantadas, ya desayunamos, es el momento perfecto.

   —Está por venir Carter ¿En cuánto?

   —2 horas y media —responde Aida levantando dos dedos y suspiro.

   —Sí, nos da tiempo.

   Las dos sonríen sacamos la bandeja de la cama limpiando las migas que pudieron haber quedado sacamos directamente el acolchado, me quito mi camiseta y Maddy me ataca primero. No las culpo por tanto sexo, estar con ellas se siente demasiado bien, es mejor de lo que alguna vez me sentí con alguien.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro